Geografía futbolística de Montevideo. Tomo 1 - Pierre Arrighi - E-Book

Geografía futbolística de Montevideo. Tomo 1 E-Book

Pierre Arrighi

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Beschreibung

Este tomo 1 de la Geografía futbolística de Montevideo presenta una cartografía completa de las canchas del departamento capital del Uruguay y una base de datos con vistas satelitales y callejeras que dan un panorama excepcional de esta « ciudad del fútbol ». Ce volume 1 de la Géographie footballistique de Montévidéo présente une cartographie complète des terrains du département capitale de l'Uruguay et une base de données avec vues satellites et vues de rue qui donnent un panorama exceptionnel de cette «ville du football». This volume 1 of the Soccer Geography of Montevideo presents a complete cartography of the fields of the department capital of Uruguay and a database with satellite and street views that give an exceptional panorama of this «football city».

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Sumario

Presentación de este trabajo

Génesis

Metodología empleada

Límites de esta metodología

Cartografía introductoria

Fondos cartográficos

Recorte de Montevideo en 170 casillas

Geografía básica de Montevideo

Barrios de Montevideo

Representación múltiple de Montevideo

Cartografía de las canchas por casillas de 2 x 2 kms

¿Cómo leer los mapas?

(Mapas de 001 a 170)

Fotos satelitales y callejeras

Consideraciones previas

(Las fotos)

Algunos casos particulares

Consideraciones previas

Complejo habitacional «12 de octubre»

Complejo de juveniles de Boston River

Liceo Jubilar

1. Presentación de este trabajo

Génesis

Esta Geografía futbolística de Montevideo nació de la lectura del libro Montevideo, la ciudad del fútbol, publicado por el historiador uruguayo Luis Prats en 2008. Prats describió allí la aparición de las primeras canchas a fines del siglo XIX, la multiplicación de los estadios y los típicos aglutinamientos de escenarios pertenecientes a equipos de primera división, en el marco de un desarrollo peculiar, con un campeonato nacional limitado a la capital. Mi primera intención fue establecer una cartografía de dicho desarrollo que, desde los primeros terrenos británicos de cricket hasta la configuración actual, ilustrara dinámicamente, de manera completa y muy visual, el conjunto del proceso. La ejecución de un tal proyecto, que requiere como mínimo la consulta exhaustiva de los sucesivos cadastros y el análisis detenido de la prensa nacional, se reveló rápidamente irrealizable desde Francia, en donde me encuentro.

En el mismo libro de Prats hallé la pista que me llevó a imaginar el proyecto que presento hoy al lector. Me refiero a estas palabras del entrenador argentino Ángel Cappa, ayudante de César Menotti en el Peñarol de 1990: «Montevideo es un campo de fútbol con casas. Toda la ciudad es una excusa para jugar al fútbol, para ver fútbol, para hablar de fútbol». Gracias a esta cita vislumbré la posibilidad de pasar de la historia a la geografía, y del pasado al presente, abriendo una nueva perspectiva.

En 2014, pocas semanas antes del inicio del Campeonato del Mundo en Brasil, gracias al tenaz esfuerzo de Camille Bajot, tuve la oportunidad de conducir el webdocumental titulado Fantasma de Maracaná. Preparando los films, entrevisté a unos cuantos especialistas en Montevideo. Recuerdo que en una charla marginal, el historiador Carlos Demasi me afirmó que los uruguayos atribuían una función positiva a la pésima calidad de las canchas considerando que «el que se desempeña bien en nuestros terrenos horribles, jugará divinamente en los céspedes de Europa». Me explicó por otra parte que el desarrollo del tráfico y la densificación urbana habían ido liquidando poco a poco los campitos en donde otrora se improvisaban tantos partidos. «Todo aquello se borra y resulta cada vez más difícil cruzarse, como en otro tiempo, con grupos de muchachos que van a jugar al fútbol con la pelota bajo el brazo. Va quedando solo el collar de las canchas ramblenses, desde el Solís hasta La Estacada, más reducido y en peor estado.»

La idea de que en Montevideo ya no se podía jugar libremente al fútbol me recordó una vieja tesis, anterior a la «era Tabárez», que explicaba la mentada crisis del fútbol nacional por «la agonía del fútbol callejero». La desaparición de la escuela de la calle, fuente de la maña y de la moña, habría causado un hundimiento general e irreversible caracterizado por la baja del nivel técnico y táctico de los jugadores.

A comienzos de los años sesenta, todo Pocitos era un campo de juego. Yo vivía en Lázaro Gadea y Avenida Brasil, al lado de La Castellana, y jugaba todas las tardes en la vereda de abajo o en la más ancha y tranquila de la vuelta, sobre la calle Cavia. Más tarde, con los compañeros del Liceo Francés que vivían en la zona, disfrutábamos hasta cansarnos de los canteros de Trouville, de las canchas y campos de Punta Carretas, o de nuestro lugar preferido, los terrenos situados en la entrada del Faro. Y si bien es cierto que hoy, buena parte de aquél pasado pocitense se ha esfumado, no se justificaría metodológicamente que de la limitada observación de lo visible en una sola zona particularmente construida, se dedujera la retracción del conjunto del espacio futbolístico de la capital.

Fue manejando este tipo de especulaciones que se me ocurrió un día difundir la siguiente pregunta: «Ya que se afirma que Montevideo tiene cada vez menos canchas y que dejó de ser aquél espacio futbolero que había sorprendido a Cappa, ¿quién sabría decir a ciencia cierta, cuántas canchas quedan, y accesoriamente, describir su repartición?» Nadie supo.

Este trabajo tiene por lo menos el mérito de responder a esa pregunta inicial. Dice cuántas canchas hay hoy en Montevideo y establece muy precisamente dónde están. Los resultados cosechados permiten afirmar por otra parte que, como el de antes, aunque de otra manera, el Montevideo de ahora sigue siendo «una cancha de fútbol con casas». El cómputo efectuado varias veces durante los cuatro años que duró este trabajo, corrobora además que entre 2015 y 2020 el número de canchas creció de manera constante y a un ritmo considerable.

Subrayemos desde ya que, como en las observaciones que hicieron en diferentes momentos y con diferentes conclusiones Cappa y Demasi, se consideran aquí todas las canchas, todos los espacios donde se juega al fútbol, los oficiales y los oficiosos, los grandes y los chicos. El fútbol es uno. Sin fútbol infantil no hay fútbol mayor. Sin fútbol de veteranos no hay transmisión. Y sin fútbol entre pocos no hay fútbol entre muchos. La indispensable diversidad de las situaciones de juego determina pues la indispensable diversidad de los espacios de juego.

En las vistas satelitales, el hecho de que las canchas más diversas se hallan imbricadas formando una misma red futbolística inseparable se destaca con evidencia. Las imágenes nivelan las canchas como una vista del cielo nivela las estrellas. Chicas, grandes, malas o buenas, canchas de patios, de clubes, grandes estadios o modestos escenarios de tierra, arcos de una plaza, de una escuela o de una cárcel, todo se dispone siguiendo un mismo movimiento y configurando una misma geografía constelar.

Así pues, enlazando razonamientos y haciendo eco a viejas impresiones, se forjó el proyecto de contabilizar, registrar y dibujar todas las canchas montevideanas, sea cual fuera su nivel y tamaño, llevando al plano gráfico los conceptos democráticos de nuestra cultura futbolística.

Metodología empleada

Este trabajo parte del relevamiento metódico y ordenado de todo el departamento-capital de Montevideo mediante el uso de las tecnologías Google Maps©, Google Earth© y StreetView© de Google Maps©. El estudio de las imágenes satelitales a máxima escala, privilegiando las vistas de mayor resolución y completando con las vistas más recientes, permitió detectar prácticamente todas las canchas de cinco metros para arriba. Cada detección dio lugar a capturas de pantalla que, posicionadas debidamente en los fondos cartográficos, permitieron realizar los dibujos esquemáticos de las canchas. Estos comprenden el plano a escala de la cancha propiamente dicha y el esquema de su entorno inmediato. Se entiende por «entorno inmediato», el contexto arquitectural donde se inscribe la cancha: la escuela si la cancha pertenece a una escuela, el hipódromo si la cancha se halla en el recinto de un hipódromo. Para las canchas que se encuentran dentro de una extensa empresa agrícola o industrial, solo se consideró el entorno inmediato (casco, casa o planta), no toda la propiedad.

Las herramientas de Google Maps© y de Google Earth© posibilitaron la toma de medidas bastante precisas detalladas en el Tomo 2: largo y ancho de la cancha, ancho de lo arcos. Ciertas vistas satelitales plantearon dudas en cuanto a la existencia de una cancha o a la naturaleza futbolística de la misma. En la inmensa mayoría de los casos, las dudas fueron resueltas gracias a las vistas callejeras de StreetView©. Dichas vistas aportan datos sobre las características concretas de la cancha. El resultado es que, en lo posible, cada cancha detectada tiene aquí su dibujo cartográfico, su vista satelital, su o sus vistas callejeras (Tomo 1).

Este material fundamental se completa con otros datos y otras imágenes consultadas, provenientes de la base de Google Maps© o de los sitios web de los espacios tratados. Con todo esto, fue posible establecer la descripción de cada una de las canchas (Tomo 2) de acuerdo con el siguiente orden: propiedad o nombre de la cancha, dirección, naturaleza general de la cancha, dimensiones de la cancha, dimensiones y características de los arcos, tipo y calidad del suelo, nivel de marcaje, instalaciones para suplentes y público, alumbrado, locales, cerco, entorno. Cada descripción se cierra con una «notación» muy aproximada que toma en cuenta dos aspectos: el tamaño de la cancha y la calidad. En materia de tamaño se consideran cuatro escalas: menos de 25 metros de largo; entre 25 y menos de 50; entre 50 y menos de 75; 75 y más. En cuanto a la calidad, se manejan cuatro niveles muy amplios: canchas pésimas; canchas malas o mediocres; canchas correctas, que cumplen su función; canchas excelentes que traducen esfuerzos particulares y constituyen un gran logro.

La notación en materia de calidad es doblemente relativa. Primero porque no se consideran estándares ni ideales sino principalmente la función que la cancha se propone cumplir en un medio determinado y su lugar dentro de dicho medio. Segundo porque se relativiza la buena o mala calidad de una cancha en función de las posibilidades y las pretensiones que se supone que tiene o debe tener dicho medio. Una cancha mala perteneciente a un club de primera división, una cancha sucia en el seno de una escuela o en un barrio privilgiado como Pocitos, son casos juzgados con especial severidad. Una cancha mediocre, construida a costa de esfuerzos personales por los jóvenes de un barrio modesto, un complejo multideportivo implantado en una zona marginal, una excelente cancha en una cárcel, son casos evaluados de manera particularmente positiva.

Importa señalar ciertos problemas tecnológicos que complicaron mucho la tarea. Google Maps© y Google Earth© brindan imágenes satelitales de Montevideo cada tantos meses desde comienzos del siglo. Pero solo las vistas del año 2015 están en alta resolución y permiten ubicar las canchas chicas. Las vistas callejeras de Montevideo (StreetView©) fueron tomadas en 2017 y por consiguiente, no están al día. Se completan, en lo posible, con imágenes más recientes provenientes de otras fuentes. Las vistas satelitales del año 2020, aunque malas, permiten observar correctamente los cambios importantes ocurridos en los últimos años (aparición o desaparición de canchas, obras, creación de complejos). Completando con las vistas callejeras y apoyándose en vistas satelitales anteriores, se puede confirmar plenamente la existencia de nuevas canchas, e incluso el mantenimiento o no de las canchas más chicas. El relevamiento, para ser exhaustivo y completo, requirió arduas, largas y múltiples verificaciones, en un continuo ir y venir entre las vistas satelitales de 2015 y las de 2020, las vistas callejeras y los datos de los sitios. Google Maps© no quiso explicar porqué, después de la serie del 21 de enero de 2015, dejó de producir vistas satelitales de Montevideo en alta resolución.

La ventaja de estas limitaciones técnicas fue que, como obligó a comparar los datos brindados por las diferentes series de vistas satelitales disponibles entre 2015 y 2020, aportó al trabajo un espesor histórico que no estaba previsto. Se constató así una sólida tendencia general al aumento de la cantidad de canchas. Si bien es cierto que ciertas canchas precarias desaparecen porque se construyen viviendas, esas mismas obras engendran nuevos espacios deportivos, más estructurados. Se asiste, por otra parte, al desarrollo de conjuntos de canchas de fútbol 5, a la creación y ampliación de los complejos en la franja media de Montevideo, al crecimiento de los clubes, a la estructuración de canchas en las escuelas, al desarrollo de clubes de baby fútbol, a la creación de canchas en las plazas, etcétera. Entre 2015 y 2020 se observó una diferencia de más de 300 canchas, o sea, un crecimiento medio y sostenido de 60 canchas por año.

Después de un tiempo de tanteos, el relevamiento de las canchas siguió ordenadamente la división de la superficie de Montevideo en casillas de 2 kilómetros por 2. Las casillas fueron numeradas de 001 a 170, de oeste a este, y de norte a sur. Dentro de cada casilla, las canchas figuran numeradas siguiendo el mismo sentido de lectura, de la primera situada en la casilla 005, a la última en la zona inferior derecha de la 168. Cuando las canchas forman parte de un conjunto (complejo, escuela, club, etcétera), su numeración sigue lógicamente un orden dentro de dicho conjunto aunque se perturbe entonces el orden de lectura general.

Los resultados cartográficos, fotográficos y textuales que se presentan en este trabajo siguen el orden de una lista que se organiza así: dentro de las casillas de 1 a 170 se ordenan las canchas a partir de la cancha 0001;