Treinta y seis mentiras de Jules Rimet - Pierre Arrighi - E-Book

Treinta y seis mentiras de Jules Rimet E-Book

Pierre Arrighi

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Beschreibung

Jules Rimet fue presidente de la FIFA de 1921 a 1954. La primera parte de su libro "Historia maravillosa de la Copa del Mundo" sirve de base a la historia oficial de la FIFA y alimenta hasta hoy muchas creencias populares. Es en realidad una sucesión ininterrumpida de falsedades. Esta crítica restablece la verdad y abre la vía a una historia documentada de los orígenes del fútbol mundial. Jules Rimet a été président de la FIFA de 1921 à 1954. La première partie de son livre "Histoire merveilleuse de la Coupe du Monde" sert de base à l'histoire officielle de la FIFA et nourrit toujours de nombreuses croyances populaires. C'est en réalité une succession ininterrompue de mensonges. Cette critique rétablit la vérité et ouvre la voie à une histoire documentée des origines du football mondial. Jules Rimet was President of FIFA from 1921 to 1954. The first part of his book "The Wonderful History of the World Cup" serves as the basis for the official FIFA history and feeds many popular beliefs. It is in fact an unbroken succession of lies. This criticism restores the truth and opens the way to a documented history of the origins of world football.

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Para mi hijo Pablo.

Sumario

Abreviaciones de organizaciones deportivas

Introducción

El libro de Rimet fue la culminación de un largo y dudoso proceso de autoculto

Con la «Creación de la Copa del Mundo» Rimet apuntó a obtener el Premio Nobel de la Paz

Havelange recuperó ciertos episodios del libro de Rimet para crear un relato evangélico al servicio del flamante aparato de la

FIFA

La «Creación de la Copa del Mundo» es una sucesión ininterrumpida de mentiras

1. Debate fundacional

La cita mentirosa y su significado

En el

Handbook 1929

, Hirschman describió el fracaso de sus gestiones y evidenció la ausencia de debate con los dirigentes ingleses

En 1929, Guérin reapareció para denunciar los «errores históricos» de Inglaterra

En un artículo publicado en

La Presse

en enero de 1904, Guérin expuso los incidentes que jalonaron el proceso fundacional

El proceso fundacional se desarrolló sin los ingleses y duró once meses, de junio de 1903 a mayo de 1904

El «punto de vista inglés» sobre el proceso fundacional de la

FIFA

también tiene su historia

La verdad

2. Deseo común

La cita mentirosa y su significado

La idea de un deseo común a todos los dirigentes continentales debe ser relativizada

La declaración de Clegg en la conferencia de Londres de 1905 significó el primer rechazo oficial de la

FA

La

FA

expresó su segundo rechazo de la Copa Internacional con el voto torcido aprobado en la Conferencia de Londres

Al abrirse el tercer congreso de la

FIFA

, en 1906, Woolfall volvió a teorizar el rechazo de la Copa Internacional

La verdad

3. Documento de época

La cita mentirosa y su significado

Hirschman se limitó a proponer disposiciones reglamentarias para los partidos amistosos

El proyecto de Copa Internacional fue una producción colectiva

El «documento de época» presentado por Rimet contiene burdas incongruencias

El verdadero proyecto es de fácil acceso: se halla registrado en las actas del congreso de 1905

Entre el texto original y la versión falsificada por Rimet hay diferencias flagrantes de forma y de contenido

La verdad

4. Campeonato interclubes

La cita mentirosa y su significado

Ya existían competiciones entre clubes europeos que daban plena satisfacción

El concepto de seleccionado manejado por los fundadores de la

FIFA

puede ser considerado visionario

La verdad

5. Inglaterra aunada

La cita mentirosa y su significado

Las actas de los congresos de la

FIFA

discuerdan con la contabilidad de Rimet

Un autor inglés allegado a la

FIFA

especula en vez de investigar

Según el Comité Ejecutivo, en septiembre de 1905 la

FA

no se había afiliado

En septiembre de 1905, la

FIFA

confirmó la no afiliación de la

FA

La

FA

adhirió a la

FIFA

en 1906 «de manera especial»

La verdad

6. Antecedente mundialista

La cita mentirosa y su significado

El mundialismo de la

FIFA

fue más atrasado que avanzado

El término «internacional, vago y elástico, no especificaba la dimensión geográfica del campeonato

Guérin y Mühlinghaus concibieron la Copa Internacional como una Copa de Europa, no como un Mundial

La

FIFA

nació como organización continental, limitada a las federaciones europeas

Los ingleses promovieron el antimundialismo olímpico y la división del fútbol en zonas de influencia

La

FIFA

se mundializó a fines de 1912 gracias a las protestas alemanas

La verdad

7. Apatía unánime

La cita mentirosa y su significado

Los adversarios de la Copa fueron recompensados por los ingleses

El boletín de la

FIFA

de septiembre de 1905 evidenció la propaganda opositora de la presidencia belga

Guérin se implicó personalmente tratando de salvar la Copa Internacional

La verdad

8. Esfuerzos excesivos

La cita mentirosa y su significado

El programa de las eliminatorias de la Copa de 1905 no implicaba sobrecarga

La actividad real de los seleccionados de las asociaciones continentales era muy superior a la actividad oficial

También los franceses desplegaron una actividad internacional oficiosa desbordante

La verdad

9. Bases inestables

La cita mentirosa y su significado

En el tercer Congreso de la

FIFA

organizado en 1906 en Berna, ciertos dirigentes continentales resistieron a los argumentos de Woolfall

El tema de una sola asociación rectora por país culminó en ataque contra la asociación fundadora, Francia

Los cismas eran falta grave solo si se producían en el Continente

Los británicos pretendieron imponer a las asociaciones del Continente la unidad nacional estructural que nunca se aplicaron a sí mismos

Los británicos exigieron del Continente una unidad legislativa que ellos fueron los últimos en alcanzar

La verdad

10. Fútbol en pañales

La cita mentirosa y su significado

Es posible determinar el nivel de desarrollo de un fútbol nacional motivado

Los fútboles de Dinamarca y Holanda cumplían los requisitos necesarios para ser considerados «mayores»

Suiza y Bélgica también poseían asociaciones importantes con gran capacidad organizativa

La

USFSA

francesa, olímpica y experta en campeonatos tentaculares, estaba pronta para la Copa Internacional

La verdad

11. Tantos obstáculos

La cita mentirosa y su significado

En 1914, las teorizaciones inglesas destinadas a frenar el desarrollo de la

FIFA

habían perdido todo crédito

En el Continente, los campeonatos nacionales alcanzaron un desarrollo y una solidez fuera de dudas

La presidencia Woolfall impidió que la

FIFA

hiciera sus experiencias y se desarrollara materialmente

Los ingleses estimaron que la Copa Internacional proyectada por la

FIFA

amenazaba mortalmente al BHC

La verdad

12. Mirlo olímpico

La cita mentirosa y su significado

Hirschman propuso organizar un verdadero torneo internacional de la

FIFA

en el marco olímpico

En 1914, los poderes deportivos olímpicos, incluyendo los criterios de admisión, pasaron a manos de las federaciones internacionales

La reforma de los poderes olímpicos chocó frontalmente con la política de rebaja que la

FA

imponía a la

FIFA

desde 1908

La verdad

13. Organización inacabada

La cita mentirosa y su significado

El

BHC

británico nació y se desarrolló sin conducción organizada

Los torneos internacionales de 1908 y 1912 fueron organizados por asociaciones nacionales

El torneo sudamericano nació antes de que se creara la Confederación Sudamericana

La

FIFA

renació en 1923 y se convirtió en «organización acabada» después de la «era Rimet»

La verdad

14. Confusa discusión

La cita mentirosa y su significado

En Cristiania, la estrategia del torneo abierto dirigido por la

FIFA

se opuso a la estrategia del torneo amateur dominado por la

FA

Rimet votó sin objeciones la moción que criticó severamente cuarenta años después

El amateurismo no era una prescripción olímpica sino una orden de la

FA

La verdad

15. Prueba facultativa

La cita mentirosa y su significado

A partir de 1921 no hubo más pruebas olímpicas facultativas

En 1908, el fútbol olímpico se volvió oficial y definitivo

El fútbol fue una de las disciplinas más estables de toda la historia de los Juegos

La verdad

16. Subordinación indigna

La cita mentirosa y su significado

No pudo haber subordinación indigna antes de 1930 porque hasta esa fecha no hubo prescripciones olímpicas

En 1908 y 1912, la

FIFA

se subordinó a la prescripción amateurista que le impuso la tutela inglesa

En 1921, los votos de Rimet y Seeldrayers en Lausana anularon los aspectos retrógrados de la resolución de Cristiania

Siguiendo lo definido por el congreso de la

FIFA

de Ginebra, Rimet reglamentó el torneo olímpico de 1924 como un abierto

En 1928, la

FIFA

impuso sus estatutos profesionalistas como reglamento del torneo olímpico de fútbol

La verdad

17. Una sola categoría

La cita mentirosa y su significado

Entre 1896 y 1928, un solo deportista fue excluido de los Juegos, y no por el

COI

sino por los dirigentes del atletismo estadounidense

El proceso de selección de los jugadores franceses para los Juegos de Amberes fue totalmente libre

El proceso de selección de los jugadores franceses para los Juegos de París fue totalmente libre

En 1928, Francia seleccionó libremente a sus players pero en el marco de un proceso futbolísticamente desanimado

En 1924, la

FIFA

oficializó la presencia de profesionales en los equipos olímpicos

La verdad

18. Falta de acuerdo

La cita mentirosa y su significado

Los historiadores franceses insinuaron la complicidad de Francia con la «intransigencia inglesa»

Inglaterra dirigió la ofensiva destinada a liquidar la

FIFA

En diciembre de 1919, Rimet votó el acuerdo para la liquidación de la

FIFA

Existen dos versiones del texto suicida

La verdad

19. Idea abandonada

La cita mentirosa y su significado

La opinión futbolística europea vio en el torneo olímpico de fútbol de Amberes la respuesta a su expectativa mundialista

En 1923, el congreso de la

FIFA

reunido en Ginebra decidió conducir el torneo olímpico

Rimet calificó oficialmente el torneo olímpico de 1924 como «

Tournoi Mondial de Football

»

En 1924, la opinión futbolística se constituyó como opinión mundial irreversiblemente mundialista

La verdad

20. Mundial todo pago

La cita mentirosa y su significado

La supuesta «objeción financiera» se apoya en un cálculo presupuestal que no es el de los eventos de envergadura mundial

La

FIFA

no dispuso jamás el supuesto principio de «Mundial todo pago»

La

FIFA

no fue tan solidaria con sus asociaciones como lo da a entender Rimet

La verdad:

21. Argumento decisivo

La cita mentirosa y su significado

Múltiples incongruencias delatan las dificultades de Rimet para armar el episodio

La demostración de Rimet carece totalmente de lógica

El contrasentido que significa responder a la objeción financiera con el campeonato en Sudamérica muestra la impostura del «episodio de Colombes»

La idea de un Mundial en Montevideo surgió en febrero de 1929 en el Club Nacional de Football

La verdad

22. Plan secreto

La cita mentirosa y su significado

En 1925, Buero no era la persona indicada para entablar gestiones complicadas ante la

AUF

En 1925 resultaba absurdo imaginar que la

AUF

aceptaría organizar un Mundial «todo pago» en Uruguay

Nada en la correspondencia entre Rimet y Buero indica la existencia de un plan de acción común

Las reticencias de Buero a las propuestas de la

AUF

demuestran el carácter falacioso del «episodio de Ginebra»

La verdad

23. Sin dificultades

La cita mentirosa y su significado

Rimet creó la Comisión Bonnet para impedir el surgimiento de una confederación continental

Las propuestas de la comisión violaban las obligaciones de la

FIFA

y eran inaceptables para el congreso

En Helsinki, fue Holanda que solicitó postergar las discusiones

Austria e Italia denunciaron la prohibición de la Copa de Europa como contraria a los intereses del fútbol

Delaunay denunció el no envío de las propuestas por el Comité Ejecutivo pero cedió al sabotaje de la Copa de Europa

La verdad

24. Debates nuevamente confusos

La cita mentirosa y su significado

Rimet eliminó sistemáticamente a Sudamérica de los preparativos al Mundial de 1930

La limitada propuesta financiera de la

FIFA

fue derrotada por la propuesta uruguaya

Buero explicó lo debates de Barcelona como un choque frontal entre el europeísmo de Rimet y el mundialismo de Uruguay

La verdad

25. Todo un éxito

La cita mentirosa y su significado

Las actas del Congreso de Barcelona revelan una serie de silencios significativos

En Barcelona, Rimet cobijaba la candidatura oficiosa de París

El veto al reglamento financiero italiano precipitó la inesperada reacción de Mauro

Desistiéndose en favor de Uruguay, Italia se vengó de la prohibición de la Copa de Europa

El tema económico es una de las claves para entender qué pasó en Barcelona

La verdad

26. Regreso en tren

La cita mentirosa y su significado

El mundo deportivo cruzó el Atlántico desde la creación de los Juegos Olímpicos modernos

En el tren de París viajaron la dirección de la

FIFA

y las asociaciones oficialistas

El boicot promovido por Rimet tuvo un carácter oculto, ilegal, y se encaró por tiempo indeterminado

Diez días después del Congreso de Barcelona, Hirschman empezó a trabar la tarea de los organizadores uruguayos

El 28 de julio, el comité organizador europeo comunicó un panorama desalentador del Mundial en Montevideo

Entre agosto y diciembre de 1929, las exigencias presentadas por la

FIFA

no pararon de crecer

En marzo de 1930, las solicitaciones de Hirschman y Fisher alcanzaron niveles delirantes

A Buero le costó mucho obtener la participación de cuatro asociaciones europeas

La verdad

27. Ruegos encarecidos

La cita mentirosa y su significado

La directiva francesa adoptó la abstención por unanimidad, fuera de sus reuniones oficiales, ocultándola a sus bases

Rimet asumió oficialmente la abstención

Ocho semanas antes del inicio del Campeonato del Mundo, la asociación francesa se vio forzada a participar

Buero impuso la participación francesa activando sus contactos políticos

La verdad

28. Peregrino apasionado

La cita mentirosa y su significado

Diferentes documentos de la federación francesa desmienten el cuento del peregrinaje

Francia mandó a Montevideo el seleccionado habitual

La verdad

29. Bajo la bota

La cita mentirosa y su significado

Las posiciones de Italia obedecían a decisiones que provenían a la vez de la cima del Estado y de acuerdos con el bloque central

El bloque central lanzó la propaganda contra el Mundial e Italia la propaganda en favor de la Copa Paneuropea

Rimet se plegó a la estrategia italiana y el 10 de marzo propuso a Buero la liquidación del Mundial

La

AUF

se opuso a la liquidación del Mundial y siguiendo su proyecto inicial, asumió plenamente la creación del evento

El artículo de Gambardella fija la fecha del «plan de Marsella»

La verdad

30-36. Siete conjuntos

Conjunto 1: Rimet ocultó la liquidación de la Copa Internacional de 1906

Conjunto 2: Rimet ocultó la liquidación del proyecto de Copa Internacional de 1914

Conjunto 3: Rimet liquidó retroactivamente los Mundiales olímpicos de 1924 y 1928

Conjunto 4: Rimet ocultó la tentativa de liquidar la

FIFA

aprobada por Francia, Bélgica e Inglaterra en 1919-1920

Conjunto 5: Rimet fabricó la leyenda en la cual se presenta como el «inventor absoluto» del campeonato del mundo de fútbol

Conjunto 6: Rimet ocultó la liquidación de la Copa de Europa en 1927

Conjunto 7: Rimet ocultó la tentativa de liquidación del Campeonato del Mundo de 1930 por la

FIFA

Breve cronología del período estudiado

Reseñas biográficas

Bibliografía sucinta

Mentir, y un poco menos terquear, son vicios cuya aparición y progreso habría que combatir absolutamente y que en los niños van creciendo con la edad. Es que, cuando la lengua se ha habituado a torcerse, sorprende constatar después lo mucho que cuesta enderezarla. Hay hombres, por lo demás honrados, que se atan como esclavos a estos vicios. Tengo un sastre, que es un buen muchacho, al que nunca le escuché decir una verdad ni siquiera cuando esta podía serle personalmente útil.

Michel de Montaigne, Ensayos, Libro I capítulo 9, Sobre los mentirosos, 1595.

Abreviaciones de organizaciones deportivas

FIFA

Federación Internacional de Fútbol Asociación

COI

Comité Olímpico Internacional

FFFA

Federación Francesa de Fútbol Asociación (1919 a 1966)

FFF

Federación Francesa de Fútbol (desde 1966)

AUF

Asociación Uruguaya de Fútbol

USFSA

Unión de Sociedades Francesas de Deportes Atléticos

FA

Football Association (Inglaterra)

CSF

Confederación Sudamericana de Fútbol

AFA

Amateur Football Association (Inglaterra)

IFAB

International Football Association Board (Gran Bretaña)

CFI

Comité Francés Interfederal (Francia)

SFA

Scottish Football Association (Escocia)

UBSSA

Unión Belga de Sociedades de Deportes Atléticos (1895 a 1920)

URBSSA

Unión Real Belga de Sociedades de Deportes Atléticos (desde 1920)

CNS

Comité Nacional de Deportes (Francia)

COF

Comité Olímpico Francés

COB

Comité Olímpico Británico

COS

Comité Olímpico Sueco

FINA

Federación Internacional de Natación Amateur

FIGC

Federación Italiana de Fútbol (Giuoco Calcio)

UEFA

Union of European Football Associations (Europa)

Introducción

El libro de Rimet fue la culminación de un largo y dudoso proceso de autoculto

Jules Rimet fue presidente de la Federación Francesa de Fútbol Asociación (FFFA) de 1919 —fecha de la creación del organismo— a 1949, y presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) de 1921 a 1954. Es considerado por algunos como el máximo dirigente del fútbol internacional de todos los tiempos. Durante su mandato a la cabeza de la federación internacional se organizaron dos primeros Torneos Mundiales en el marco olímpico —en 1924 y 1928— y cinco Campeonatos del Mundo convocados por la FIFA —en 1930, 1934, 1938, 1950 y 1954—.

En las historias del fútbol de los años sesenta, Rimet es presentado como «el creador de la Copa del Mundo». Esto quiere decir que se le atribuye la invención del Campeonato Mundial, considerando que se inició en 1930 en Montevideo. Pero sobre todo, quiere decir que se adhiere al relato que el propio Rimet publicó poco antes de morir, en el cual se presenta a sí mismo como el infalible conceptor, promotor y salvador de dicho evento. En otros términos, se atribuye a Rimet el rol «visionario» que él mismo se atribuyó, partiendo de esa auto-atribución, de ese autoensalzamiento.

Dos meses antes de dejar la presidencia de la FIFA, Rimet publicó un libro de memorias titulado Historia maravillosa de la Copa del Mundo. La primera parte, denominada «Creación de la Copa del Mundo», es la más importante, la que motiva esta crítica. Abarca el período que va de los primeros intentos para fundar la FIFA en 1901-1902 hasta la partida del Conte Verde del puerto de Villefranche-sur-Mer (Niza) hacia Montevideo, el 21 de junio de 1930. Es en esta parte que el autor se presenta como el creador total del Campeonato del Mundo de fútbol, exponiendo un encadenamiento de hechos supuestos que no aparecen en ningún otro documento y que ningún dirigente internacional de la época habría corroborado.

La «Creación de la Copa del Mundo» aparece como el punto culminante de un proceso de autoculto que se evidenció inmediatamente después de terminada la Segunda Guerra Mundial y que pudo realizarse sin obstáculos pese a la dudosa actuación política del presidente de la FIFA antes y a lo largo del conflicto: pacto con los dirigentes fascistas del fútbol italiano durante la década del treinta; aceptación de la dirección personal de Mussolini y del saludo fascista durante el Mundial de 1934; cordial invitación de los dirigentes nazis al congreso de la FIFA organizado en el marco de los Juegos de Berlín de 1936 y consecuente aceptación de la exclusión de los futbolistas judíos; aquiescencia sin objeción de la absorción del Wunderteam (el «Maravilloso equipo» austríaco) por Alemania en 1938 como consecuencia del «Anschluss»; y durante el régimen de la Colaboración (1940-1944), bajo las órdenes del mariscal Philippe Pétain, presidencia del Comité Nacional de Deportes (Comité National des Sports, CNS) y fomento de la ideología del «Nuevo orden moral».

El 25 de julio de 1946, el Comité Ejecutivo de la FIFA propuso al congreso reunido en Luxemburgo rebautizar el Campeonato del Mundo como «Copa Jules Rimet». Aunque no se homenajeaba otra cosa que un cuarto de siglo de presidencia, se adivina el origen de la iniciativa y la confusión que generaba la propuesta, favorable a la idea que Rimet se estaba haciendo de su propia obra. El nuevo nombre fue «votado por aclamación» pero generó mucho descontento, sobre todo en filas de la federación francesa. Para el secretario general, Henri Delaunay, fue una usurpación: el primero en proponer la idea de un Campeonato, etiquetado Mundial, y «desde la FIFA», había sido él, a principios de 1927, en el seno de la Comisión Bonnet. En cuanto a las asociaciones afiliadas que organizaron las ediciones posteriores, siguieron considerando el Campeonato del Mundo como un puro producto de su propio mérito —mérito deportivo, esfuerzo viajero y sacrificio financiero—, en la continuidad de una histotia vieja, iniciada en el marco olímpico, y rechazando la tesis de un invento absoluto, introducido «desde afuera» por una federación internacional superior o por obra de un jefe providencial.

En Brasil en 1950 y en Suiza en 1954, los organizadores locales continuaron designando la prueba como «Campeonato del Mundo» o «Campeonato Mundial», desechando la nueva apelación. En el prefacio de su Historia maravillosa… Rimet se vio obligado a explicar que, ante la constancia de las resistencias, poco antes del Mundial de Berna, el Comité Ejecutivo dio cierta marcha atrás. Estableció entonces «de modo definitivo» que el torneo mundial se llamaría «Campeonato del Mundo» y que la expresión «Copa Jules Rimet» se utilizaría solo como subtítulo. Pero el arreglo tampoco funcionó. Las asociaciones continuaron denominando la prueba a su manera, marcando la fuerza propia del fútbol, independiente de la modesta y cuestionable acción desarrollada por la FIFA, en la continuidad de lo iniciado por los franceses en el «Tournoi Mondial» de 1924.

Con la «Creación de la Copa del Mundo» Rimet apuntó a obtener el Premio Nobel de la Paz

El texto «Creación de la Copa del Mundo» es breve, apenas treinta páginas, y toca gran cantidad de temas importantes, complejos y polémicos. La primera impresión es la de un testimonio sensato. La segunda es la de un serio malestar por los ajustes de cuentas permanentes que el autor desliza en sus comentarios laterales, notas al pie de la página o descripciones falsamente ingenuas que desacreditan o ridiculizan a los colegas dirigentes. Son víctimas del veneno de Rimet todos los que le hicieron sombra, o sea los mismos que contribuyeron a su gloria: Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, dirigente de la USFSA —creadora de la FIFA— y promotor del Torneo Mundial de París de 1924; Carl Hirschman, fundador de la FIFA y secretario histórico de 1906 a 1931; Henri Delaunay, verdadero patrón de la federación francesa, creador de la Copa de Francia y organizador del Torneo Mundial de 1924; y más allá de individualidades, el movimiento olímpico en su conjunto, «los delegados» de las asociaciones nacionales en general, el Comité de selección de la FFFA, los dirigentes del fútbol de Europa Central, «los administradores» de la FIFA, etcétera. Por el perjuicio que Rimet les ocasionó y les sigue ocasionando, ocupan un lugar especial en la nómina de los usurpados la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), la selección celeste, y el delegado internacional y diplomático oriental, Enrique Buero.

Como no podía ser de otra manera, las incriminaciones de Rimet llevaron a que los contemporáneos, directamente atacados, ignoraran su libro. Pese a ello, con el paso del tiempo, muchos de los cuentos hilvanados por Rimet resucitaron como por milagro, alcanzando un éxito rotundo que se mantiene hasta hoy. La imagen del «cardinal untuoso», «hábil maniobrero» y «eterno pedigüeño» que guardaban de él quienes lo habían conocido personalmente dio paso a la del pastor humanista y evangelizador que ofreció generosamente el Campeonato del Mundo a los bicampeones olímpicos sudamericanos.

Rimet sabía muy bien que sus múltiples venganzas y usurpaciones impedirían el éxito de un libro cuya difusión dependía en gran medida del beneplácito de los dirigentes franceses. En realidad, la intención del presidente de la FIFA no era, como podría pensarse, erigirse en creador de la Copa del Mundo ante la opinión futbolística o aparecer como el primer instigador de una improbable historia oficial de la federación. Como lo reveló su hagiógrafo Jean-Yves Guillain, el objetivo real y concreto era nada menos que obtener el Premio Nobel de la Paz. Fue apuntando a esa meta que escribió la «Creación de la Copa del Mundo». El texto sirvió de base al informe que sustentó las gestiones ante las autoridades noruegas, sin resultado. Rimet falleció poco después de aquél intento, en octubre de 1956, y el libro, que no había circulado mucho, desapareció por completo del mercado.

Havelange recuperó ciertos episodios del libro de Rimet para crear un relato evangélico al servicio del flamante aparato de la FIFA

De 1955 a 1974, los ingleses volvieron a presidir la FIFA. Durante los mandatos de Arthur Drewry y Stanley Rous, los relatos de Rimet cayeron en el más completo olvido. Fue el brasileño João Havelange, presidente de 1974 a 1998, que los resucitó incluyéndolos en los primeros esbozos de historias oficiales, acreditando la imagen de Rimet como padre de la iglesia futbolística, tan inventor del Campeonato del Mundo como Pierre de Coubertin lo había sido de los Juegos Olímpicos modernos. Se trató entonces de comunicar a gran escala una serie de leyendas simples y luminosas que daban fuerza y eficiencia al vasto proyecto de desarrollo del aparato de la FIFA en su conquista del Tercer Mundo.

Ciertas tesis presentes en la «Creación de la Copa del Mundo» no convenían a Havelange. La trayectoria olímpica del brasileño, como nadador y waterpolista primero, como dirigente de alto nivel después, lo llevó a considerar inaceptable la denigración sistemática de los Juegos teorizada por Rimet. Por esa razón, Historia maravillosa… no fue reeditada ni mencionada explícitamente como fuente bibliográfica. Operando indirecta y selectivamente, Havelange retomó en los textos oficiales solo aquellos relatos «maravillosos» susceptibles de generar creencias y contribuir a la evangelización futbolística. No era difícil elegir. Con extraodinaria sagacidad, Rimet ya había marcado los episodios más «maravillosos» con expresiones que correspondían perfectamente a esa perspectiva: «Dios del fútbol», «apóstol», «revelación», «encuentro providencial», «infatigable peregrino», etcétera. Los cuentos de Rimet conocieron así una resurrección, como armas del Papa brasileño, y el mediocre maquinador francés fue erigido en profeta fundador de la congregación mundial del balompié.

La utilización lateral de las narraciones de Rimet tuvo la ventaja de evacuar las bajezas y la megalomanía del texto original. Sucedió entonces que los episodios imaginarios que resultaban de un maníaco autobombo se trastocaron, apareciendo a los ojos de la opinión como un reconocimiento póstumo y tardío que los colmados herederos debían a un hombrecito simple y ejemplarmente modesto. No leído, fundamentalmente desconocido, el libro alcanzó entonces, como por infusión, su máximo esplendor. En 2014, a poco del Mundial de Brasil, la película United Passions patrocinada por Sepp Blatter, marcó la cima del cuento de hadas.

La «Creación de la Copa del Mundo» es una sucesión ininterrumpida de mentiras

El texto «Creación de la Copa del Mundo» recorre cantidad de acontecimientos mayores de la historia del fútbol internacional: la fundación de la FIFA, el fracaso de la Copa Internacional de 1906, la adopción de la resolución mundialista en el congreso de Cristiania de 1914, la crisis de la posguerra, los torneos olímpicos de la década del veinte, el fracaso del proyecto de Copa de Europa propuesto en 1926 por Italia y los países centrales, el Congreso de Barcelona, las dificultades que precedieron a la realización de la Copa del Mundo de Montevideo. La crítica que se propone aquí parte de una constatación que se fue gestando paulatinamente: el texto en cuestión es una sucesión ininterrumpida de mentiras, y en su conjunto, una elaborada impostura.

Casi todo es falso. «Mentiras elementales» de muy diversa naturaleza—ocultamientos, omisiones voluntarias, ambigüedades, contrasentidos, inventos, confusiones deliberadas con el objetivo de hacer diversión, puras ficciones, etcétera— se hilvanan dando lugar a «mentiras significativas». Estas convergen a su vez formando «conjuntos mentirosos fundamentales» que responden a los objetivos mayores que se fijó Rimet con vistas al maquillaje de su vida y de la historia de la FIFA. Las «mentiras significativas» estudiadas aquí son veintinueve. Algunas corresponden a episodios que relatan tal o cual acontecimiento, por ejemplo el encuentro de Ginebra entre Rimet y Buero en 1925, otras a conceptos o afirmaciones que constituyen interpretaciones orientadas de un período más o menos vasto, por ejemplo la idea de que la FIFA no reglamentó nunca los torneos olímpicos de fútbol. Estas veintinueve mentiras se presentan bajo la forma de citas relativamente cortas, compuestas de una o varias frases. Los «conjuntos mentirosos fundamentales» son siete. Los veintinueve primeros capítulos de este trabajo corresponden a la crítica de las veintinueve «mentiras significativas» detectadas. El capítulo 30 presenta y comenta cada uno de los siete «conjuntos» destacando su relación con el objetivo que se asignan. La suma de las veintinueve «mentiras significativas» y de los siete «conjuntos» justifica la cifra utilizada en el título de este libro.

La metodología utilizada para realizar este trabajo consistió en confrontar cada pasaje sospechoso con las fuentes documentales. El trabajo de archivos duró varios años. Los capítulos 1 a 29 siguen todos un mismo desarrollo. Se presenta primero la cita mentirosa, subrayada, con el núcleo de la mentira en negrita. Se destacan luego las inverosimilitudes que aparecen en el texto mismo, para cuya observación bastan el sentido común y cierto conocimiento básico del mundo del fútbol. Sigue la confrontación con los archivos, y finalmente, el restablecimiento de la verdad.

Cuatro fuentes documentales de primer orden sirvieron a la realización de esta crítica: las actas de los congresos de la FIFA; las actas de la directiva de la FFFA; la prensa oficial (Handbook 1929, boletines de la FIFA publicados en 1905 y semanarios de la FFFA) así como los artículos publicados en la prensa por el primer presidente de la FIFA, Robert Guérin; y finalmente, el libro clave, Negociaciones internacionales, publicado en 1932 en Ginebra por Enrique Buero, en el cual se reproducen, sin alteración ni comentarios, correspondencias e informes que revelan «las interioridades» del verdadero proceso de creación del Campeonato del Mundo de 1930.

No está de más recordar que el libro Negociaciones internacionales, ejemplo de transparencia por su contenido, fue ampliamente difundido, desde el día de su salida, a nivel de la FIFA y de los dirigentes del fútbol internacional. Los documentos allí impresos, que sobre una serie de episodios fundamentales inducen versiones totalmente opuestas a las de Rimet, nunca fueron desmentidos. En su «Creación de la Copa del Mundo», el dirigente francés finge ignorar la obra publicada por su supuesto cómplice. Todo indica sin embargo que la estudió detenidamente, para darla vuelta. Resulta interesante destacar, por contraste, que como lo hemos podido verificar en los archivos del diplomático uruguayo cuidadosamente conservados y clasificados en la casa familiar, Rimet nunca envió a Buero su Historia maravillosa…

Con el objetivo de evaluar la actualidad de las tesis de Rimet, este trabajo hace referencia con frecuencia a versiones que, sobre tal o cual episodio, se expresaron en dos libros publicados bajo el patrocinio la FIFA: 1904-2004, el siglo del fútbol, redactado para los 100 años de la federación por un grupo de investigadores europeos a pedido de Sepp Blatter; Historia oficial de la Copa del mundo de la FIFA, impreso en octubre de 2017 por el Museo del Fútbol Mundial de la FIFA, cuyo texto introductorio, obra del analista inglés Guy Oliver, abarca el mismo período de 1902 a 1930.

La crítica aquí expuesta no utiliza el sistema de notas propio de los textos académicos. Las referencias a las fuentes se hallan en el texto mismo de manera suficientemente clara. Casi todos los archivos mencionados son accesibles al público que los puede solicitar, descargar o consultar, siguiendo las instrucciones brindadas en la «Bibliografía sucinta».

Varios puntos decisivos no habrían podido resolverse sin la cooperación de Pierre Cazal. El investigador francés me comunicó generosamente, acompañando sus envíos con comentarios siempre perspicaces, muchos documentos claves relacionados con los siguientes temas: el nacimiento de la FIFA; el rol de Eugène Jourdain; la liquidación de la Copa proyectada por la FIFA en 1905; la renuncia de Robert Guérin; la crisis de la posguerra; el reconocimiento en 1920 de los belgas como Campeones del Mundo; las hesitaciones de Rimet con respecto al Mundial de Montevideo y sus diferencias con el resto de los miembros de la directiva de la federación francesa.

1. Debate fundacional

La mentira: el debate iniciado en 1902 entre los dirigentes continentales europeos y la Football Association inglesa (FA) condujo a la creación de la FIFA dos años más tarde.

La cita mentirosa y su significado

El 8 de mayo de 1902, Hirschman transmitió su proyecto a Sir Frederick Wall, secretario general de la Football Association, decana de las asociaciones nacionales, cuya fundación remonta a 1863 y que reina sobre un pueblo impresionante de jugadores. Sir Frederick Wall respondió que la propuesta sería estudiada en la próxima sesión del consejo de la FA. Se inició entonces el debate que condujo a la fundación de la Federación Internacional de Fútbol Asociación el 21 de mayo de 1904.

(p. 14)

Esta primera mentira trata del «proceso fundacional de la FIFA». Rimet entiende que duró dos años, de mayo de 1902 a mayo de 1904, que fue iniciado por el holandés Hirschman, y que su motor fue el debate que mantuvieron los dirigentes continentales europeos con los dirigentes ingleses. Este último enunciado no es desmentido ni relativizado posteriormente sino confirmado y ampliado por una serie de otras mentiras que participan de lo que algunos denominan como «punto de vista inglés».

La palabra «debate» supone evidentemente que hubo un intercambio constructivo de propuestas y opiniones, y el verbo «condujo», que a lo largo de dicho intercambio se prepararon efectivamente por lo menos algunos de los aspectos de la mencionada fundación: la redacción del Tratado, el establecimiento de los objetivos fundamentales, la definición de los principios organizativos, la fijación de cierto funcionamiento, y finalmente, la convocatoria del primer congreso. Solo si se verifica que se cumplieron estas dos condiciones podrá decirse, con Rimet, que el «debate» entre dirigentes continentales e ingleses «condujo» al nacimiento de la FIFA.

En el Handbook 1929, Hirschman describió el fracaso de sus gestiones y evidenció la ausencia de debate con los dirigentes ingleses

El Handbook 1929 fue publicado por la FIFA en ocasión de sus 25 años de existencia. Hirschman, que había fundado la federación internacional y era su secretario general desde 1906, publicó allí una larga colaboración titulada «Notas sobre la fundación de la FIFA» en la cual reprodujo una serie de correspondencias que tuvo con la FA y con el otro fundador, el francés Robert Guérin. El texto ilustra y aclara el inicio de las gestiones encaradas por los dirigentes continentales. Comienza así: «Ignorando otras tentativas que pudieron existir para formar una Unión internacional del fútbol asociación, no puedo sino limitarme a describir los esfuerzos que conozco. Y por lo que sé, la primera tentativa emprendida fue la mía.»

Hirschman prosigue recordando que en 1902 ejercía como secretario del club VV de La Haya (Haagse Voetbal Vereniging) y que a ese título le tocó organizar varios encuentros con equipos de otros países. Justificando el hecho de haber privilegiado los contactos con Inglaterra, explica que, aunque el fútbol continental contaba con dos viejas asociaciones creadas en 1889 —Dinamarca y Holanda— y otras dos más recientes —Bélgica y Suiza— nacidas en 1895 e igualmente robustas, «en aquél tiempo, la Football Association, fundada en 1863, era de lejos la federación nacional más importante».

Pasadas las consideraciones previas, Hirschman expone en detalle los trámites que recapitulamos a continuación.

El 8 de mayo de 1902 —como lo señala correctamente Rimet—, el dirigente holandés escribió al secretario de la FA evocando el desarrollo de las relaciones entre clubes de diferentes países continentales y solicitando su apoyo para la creación de una organización internacional. Diez días después, Wall respondió que transmitiría la carta al Consejo de la FA, cuya sesión tendría lugar el día 30. El 4 de junio, un nuevo correo del inglés confirmó que la propuesta había sido sometida al Consejo y que «sus delegados se aprestaban a comunicarla a la International Football Association Board (IFAB)».

Durante diez meses, los ingleses no dieron más noticias, hasta que el 8 de abril de 1903 Wall volvió a comunicarse con Hirschman, no para darle una respuesta, sino para informarle que «la International Board había decidido enviar una copia completa (sic) de la carta holandesa a cada una de las asociaciones británicas para que estas la consideraran en junio próximo». El capítulo de las gestiones ante los dirigentes ingleses se cierra de esta manera:

Mi carta fue enviada nuevamente a la International Board de modo que la esperanza de que Inglaterra aceptara finalmente ocuparse del tema no se perdía completamente. El hecho es que mientras se esperaba el resultado de las discusiones de la IFAB, una invitación fue enviada por la USFSA (Unión de Sociedades Francesas de Deportes Atléticos) a las federaciones nacionales del Continente para una reunión en París en agosto de 1903. Como muchas de las asociaciones invitadas no podían presentarse, la reunión fue postergada.

Esto es todo en cuanto a los intercambios entre Hirschman y Wall: un trámite que se eternizó, y ninguna respuesta efectiva ni de la FA ni de la IFAB. Wall puso supuestamente en marcha un proceso de debates pero todo indica que su objetivo fue desalentar al solicitante. A ese respecto, el tema de «las consultas a la IFAB», que los ingleses manejarán de modo recurrente como si se tratara de un imperativo, merece un comentario. El organismo «internacional» —en realidad «intranacional»— se reunía una vez por año. Durante el período de los intercambios entre Hirschman y Wall, sesionó en dos oportunidades, el 16 de junio de 1902 y el 15 de junio de 1903. Las actas de la primera reunión registraron lo siguiente:

Se leyó una carta proveniente de la asociación neerlandesa (enviada a la Football Association) sugiriendo la disputa de encuentros con equipos representativos de esta asociación, y proponiendo también fundar una Asociación Internacional destinada a promover el fútbol en Europa, a organizar un Campeonato Internacional y a asegurar la uniformidad en la aplicación de las leyes de juego en los diferentes países. La Oficina decide enviar una copia de la carta a las asociaciones de Escocia, Gales e Irlanda para consideración del proyecto y establecimiento de un informe.

(p. 4)

Así, la IFAB no discutió el tema, limitándose a leer el correo y a anunciar su transmisión —una operación que la FA bien pudo haber efectuado sola desde el primer día—. Se observa la vaguedad y la pesadez de «lo decidido»: el establecimiento de un informe sin que se sepa por quién, cuándo y para qué. Si consideramos que «el informe» debía ser redactado por la IFAB, habrían pasado entonces tres años más entre la recepción de las diferentes posiciones, la síntesis y la aprobación. Pero nos quedaríamos cortos: las actas de la sesión de 1903 ya no mencionan el asunto.

Es que, en realidad, no era incumbencia de la mencionada Oficina tratar un proyecto como el de Hirschman. El organismo había sido creado con una sola misión: administrar las leyes del juego. No estaba en sus prerrogativas sustituirse a las decisiones que, en todos los otros planos, correspondían soberanamente a las directivas de las asociaciones británicas. Dicho de otra manera, la asociación inglesa no tenía porqué solicitar el acuerdo de Escocia o de Gales para establecer relaciones con asociaciones extrabritánicas, jugar partidos fuera del Reino, o adherir, al menos en principio, a una organización exterior. De hecho, la FA empezó a establecer acuerdos internacionales en América y en Oceanía desde fines del siglo xix sin pedirle autorización a nadie, y cuando en 1906, se dignó a afiliarse a la FIFA —de una manera, como se verá, «especial»—, lo hizo individualmente, sin pasar por la mentada IFAB. Así, la transmisión de la carta al organismo interbritánico fue sobre todo una manera de manifestar desinterés, de cansar a Hirschman y de extinguir progresivamente el intercambio. Obedecía además a una sinuosa voluntad de aleccionar: ¿para qué crear un organismo internacional si este ya existía? ¿acaso la Oficina, que desde 1886 reunía a las cuatro asociaciones británicas, no se llamaba «International» Board? Se insinuaba así la intención de hacer notar a los continentales que estaban un poco desubicados.

Hirschman no habla más de los ingleses y pasa a narrar sus intercambios con Guérin. Este había entablado contactos con la FA sin estar al tanto de la acción de Holanda. La comunicación entre Hirschman y Guérin se produjo más tarde, cuando el dirigente francés constató, sino el fracaso definitivo, la pérdida de un tiempo precioso. Aparece entonces como fecha importante del proceso fundacional ese día 13 de junio de 1903 en que Guérin, actuando en calidad de presidente de la Comisión de Fútbol Asociación de la USFSA, envió una carta a ocho asociaciones continentales afirmando que existía «en principio un acuerdo para adoptar el Tratado internacional que sometí a vuestra aprobación».

Siempre según las «Notas…» de Hirschman, Guérin propuso un encuentro «que podría realizarse en Bruselas al margen de la Copa Van der Straeten-Ponthoz (Copa Ponthoz), o si no, en París, los días 3 y 4 de abril». La invitación se acompañaba del proyecto de Tratado y de las observaciones formuladas al respecto por el alemán Karding. Las asociaciones convocadas eran: la Unión belga de Sociedades de Deportes Atléticos (UBSSA), la Neederlandsche Voetbal Bond holandesa, la Deutscher Fussball Bund alemana, la Asociación Suiza de Fútbol, la Œsterreische Fussball Union austríaca, la Asociación Sueca de Fútbol, la llamada «asociación madrileña de clubes de fútbol» (Real Madrid FC), la Asociación Italiana de Fútbol y, claro está, la USFSA francesa, cuyo líder no era otro que el barón Pierre de Coubertin, creador de los Juegos Olímpicos modernos. Nótese que en la lista de las organizaciones que daban su «acuerdo de principio» no figuraba la asociación inglesa.

El 19 de enero de 1904, Guérin escribió personalmente a Hirschman comunicándole una nueva versión del proyecto de Tratado y evocando la organización del torneo internacional. Siguieron otras cartas los días 3 y 19 de febrero, 12 y 26 de abril. En la del día 12, Guérin confirmó que «el congreso tendrá lugar del 21 al 23 de mayo en París» y que se discutirían dos temas: el Tratado, en base a una nueva redacción que integraba las observaciones alemanas, y la creación de una «Federación Internacional de Fútbol Asociación». Enunció entonces, por primera vez, el nombre que habría de adoptar la entidad.

El 16 de mayo, en un nuevo correo, Guérin aseguró que asistirían ocho delegaciones: Holanda, Bélgica, Francia, Dinamarca, Suiza, Alemania, Italia y Suecia. Las «Notas…» de Hirschman culminan de este modo: «El Congreso tuvo efectivamente lugar los días 21, 22 y 23 de mayo de 1904. Se adoptó la Constitución firmada por siete países: Francia, Bélgica, Suiza, Holanda, Dinamarca, Suecia y España, que Alemania también aprobó por telegrama.» La ausencia de cualquier referencia al caso inglés confirma que, en mayo de 1904, en el momento de la fundación de la FIFA, no se había recibido la menor respuesta ni se había producido un esbozo de «debate».

En 1929, Guérin reapareció para denunciar los «errores históricos» de Inglaterra

El 2 de noviembre de 1905, Guérin renunció a sus funciones de secretario de la comisión de la USFSA, y en consecuencia, a las de presidente de la FIFA. Se retiró entonces definitivamente del fútbol. Dejó de dirigir, de entrenar y de escribir artículos sobre este deporte, siendo la única excepción el texto breve publicado en el Handbook 1929. Bajo el título elocuente de «La creación de la FIFA y el error de Inglaterra», Guérin, que tenía entonces 53 años, abrió su exposición apuntando directamente a las responsabilidades de la FA:

Por esa época, en 1903, resolví fundar la FIFA con la colaboración de excelentes amigos como André Espir [Francia], caw Hirschman y Louis Mühlinghaus [Bélgica]. Yo estaba un poco sorprendido de que Inglaterra, en donde 25 años antes el fútbol triunfaba, no adoptara esta iniciativa, ya que en 1903 no era difícil prever que este deporte se transformaría en el juego más popular del globo.

Guérin prosigue con la aclaración de que, en aquél comienzo, «no tenía ningún deseo personal de tomar la dirección de la FIFA y concebía perfectamente que el derecho de presidencia recayera sobre la FA inglesa.» Recuerda luego sus diferentes contactos con los dirigentes londinenses de esta manera:

Hice por lo tanto el trámite en esa dirección y mi estupefacción fue grande cuando, recibido en el Holborn por el excelente secretario inglés, M. F. J. Wall, me di cuenta de que este ignoraba completamente lo que pasaba en el continente europeo. La cabeza hundida entre las manos, me escuchó predicar la idea de que Inglaterra debía liderar el movimiento. Wall me dijo solamente que lo iba a referir al consejo de la FA. Esperé algunos meses, luego de los cuales reiteré mi pedido. Solicitado por el secretario inglés, fui otra vez a Londres y me entrevisté con ese hombre amable, Lord Kinnaird. Pero fue como arar en el mar. Agotado y viendo que los ingleses querían wait and see [esperar y ver], asumí entonces la iniciativa de convocar a los delegados de las asociaciones que, como yo, habían entendido la necesidad de fundar la FIFA».

La conclusión de Guérin es por lo menos drástica:

De hecho la federación vivió, y vivió libremente hasta el día de hoy, sin el concurso activo de los ingleses, que perdieron así la mejor ocasión de jugar un rol deportivo preponderante. Yo pasé 25 años sin comprender, y hasta el día de mi último suspiro, no lo entenderé.

Como puede verse, el duro juicio de Guérin no se limita al período del proceso fundacional. Abarca la totalidad de los 25 años de existencia de la federación, y cubre en consecuencia, el largo período de la presidencia de Daniel Woolfall (1906-1918) que aparece denunciado por su inutilidad. Esto significa que si seguimos las posiciones del fundador de la federación, los dirigentes ingleses no solo no contribuyeron («condujeron») al nacimiento de la FIFA, sino que tampoco contribuyeron («condujeron») a su desarrollo posterior.

En un artículo publicado en La Presse en enero de 1904, Guérin expuso los incidentes que jalonaron el proceso fundacional

Cuando creó la FIFA en 1904, Guérin era un joven brillante y fogoso de 28 años. Ejercía como ingeniero, poseía un diploma de altos estudios comerciales y una licenciatura de derecho. Era también periodista deportivo en La Presse, L’Auto y Le Matin, y asumía al mismo tiempo las funciones de seleccionador del flamante equipo de Francia. En todas sus actividades, demostraba capacidades excepcionales de organizador y un afán metódico en la búsqueda de la mayor eficiencia. Fue Guérin quien dio una forma precisa a la propuesta originalmente holandesa de crear una federación internacional. Fue él quien trabajó para garantizar la redacción colectiva del Tratado. Él quien se hizo cargo de organizar reuniones preparatorias y convocar a los dos primeros congresos. Él quien defendió, sin fallar, la idea de una Copa de Europa (o Copa Internacional) expresada por Hirschman en la primera carta enviada a los ingleses. Él quien la convirtió en proyecto concreto y realizable, encaminando así el trabajo de la flamante FIFA en la perspectiva de ambiciones verdaderamente deportivas.

Cuatro meses antes del nacimiento de la federación, el 25 de enero de 1904, Guérin publicó en el importante diario La Presse una larga crónica titulada «El Tratado internacional», en la cual recordó pormenorizadamente los hechos ocurridos desde 1901. El texto permite establecer una cronología clara y cerrar definitivamente el capítulo de las relaciones entre continentales e ingleses durante el período fundacional. Comienza así:

Causó sorpresa en algunas federaciones extranjeras ver que la USFSA encabezaba el movimiento cuando, tres años atrás, y más recientemente en febrero pasado, la Football Association convocó a algunas asociaciones a un congreso del que nadie supo jamás cuál sería el tenor. Admiremos de paso la lógica de la FA Co Limited que en dos ocasiones hizo ciertos esfuerzos — que sin embargo no fueron más allá del envío de circulares— para reunir un congreso de federaciones de fútbol y que en el momento en que se le pide su colaboración en vistas a adherir a un tratado que ya está definido, dividido en artículos, constitutivo de una base de discusión clara, ni vago ni indeciso, no ve qué es lo que ese texto puede aportar. Se produce entonces un curioso efecto oftálmico: dotada de una excelente vista en febrero, la Football Association se vuelve súbitamente ciega en agosto.

De esta manera frontal y directa, con una transparencia muy moderna —se verá cómo en otras circunstancias, el dirigente uruguayo Enrique Buero dio muestras de cualidades similares—, Guérin no dudó en comunicar ciertas verdades a la afición.

La primera es que los tejemanejes de la FA habían comenzado en 1901 («tres años atrás»), antes de las iniciativas de Hirschman, dando lugar desde ese entonces al anuncio de una conferencia que quedó en la nada. La segunda es que en febrero de 1903, la FA repitió el amague, con la misma inconsecuencia. La tercera es que, en agosto de 1903, cuando la USFSA envió su primera invitación, ya estaba pronto un proyecto «definido, dividido en artículos». La reacción de Wall, según la cual «el texto no aportaba nada», evidenció entonces, no una voluntad de debate constructivo, sino la profunda irritación de la dirección inglesa ante la acción soberana de los continentales.

Llama la atención el hecho de que en sus «Notas…» Hirschman no se refirió ni a las circulares inglesas ni a su aviso en la prensa. Sin duda el holandés no quiso revolver demasiado aquellos malos recuerdos ni insistir más de la cuenta sobre las tácticas del señor Wall. Al mismo tiempo, resulta interesante ver que desde aquellas fechas, los dirigentes londinenses combinaban dos estratagemas: por un lado, trámites dilatorios; por otro, llamados ilusorios. Generaban así fuertes expectativas que paralizaban la toma de iniciativas del Continente. Prosigue Guérin:

Al último llamado de la Football Association [el de febrero de 1903] todo el mundo había respondido positivamente y esperábamos recibir — siempre bajo la forma de una circular— una convocatoria en regla. Estábamos entonces en abril de 1903. Varios meses pasaron y pese a las insistentes reclamaciones de las federaciones interesadas, el silencio se mantuvo, un silencio irritante. Pese a las cartas recomendadas de la USFSA, pese al aviso publicado en un diario inglés por el secretario de la Neederlandsche Voetbal Bond (NVB) preguntando cómo había que hacer para recibir una respuesta de la FA Co Ltd, la federación inglesa no dio más señas de vida. Así, en el mes de julio, la USFSA se puso de acuerdo con la UBSSA belga para retomar la idea que Inglaterra no había querido concretar.

El artículo permite inferir dos conclusiones. La primera es que al fracasar las gestiones de Guérin, la USFSA estableció una alianza con el experimentado dirigente belga Louis Mühlinghaus, iniciándose entonces, con la primera redacción de un Tratado, el proceso fundacional efectivo. La segunda es que, consecuentemente, el proceso fundacional propiamente dicho empezó en junio de 1903 cuando, después de tres meses de vana expectativa, el dirigente francés decidió trabajar sin los ingleses.

De la crónica de Guérin se desprende la siguiente cronología:

Principios de 1901: primera circular inglesa anunciando un encuentro. Año 1901: expectativa vana de los dirigentes continentales. Entre 1902 y principios de 1903: correspondencias y viajes de los dirigentes continentales que solicitan sin resultado la adhesión de la FA a la idea de crear una unión internacional y su correspondiente copa. Febrero de 1903: nueva circular de la FA anunciando un próximo encuentro. Abril de 1903: respuesta positiva de las asociaciones continentales y nuevamente vanas expectativas. De mayo a julio de 1903: solicitaciones de las asociaciones continentales que en vez de obtener la convocatoria para el encuentro anunciado, chocan con el silencio irritante de Wall. Junio de 1903: la USFSA (Guérin) y la UBSSA (Mühlinghaus) deciden actuar. Iniciando el proceso fundacional, redactan un texto constitucional y lo envían a varias asociaciones continentales. Agosto de 1903: Guérin envía el proyecto a la FA. Diciembre de 1903: la FA rechaza el proyecto que considera «sin interés». Enero de 1904: el dirigente francés publica su artículo en La Presse.

Guérin prosigue su crónica tanteando explicaciones y manejando argumentos en defensa de su acción. Interpreta que la FA «quedó descontenta con esa manera de actuar que la relegaba a un segundo plano, y que este fue uno de los motivos —quizá el más importante— de su rechazo de adherir al Tratado». Llega así a la siguiente conclusión:

Los ingleses vieron en el Tratado un perjuicio a su reinado sobre el fútbol y a su prestigio, sobre todo si se considera que el objetivo de las federaciones europeas no es solamente reconocerse mutuamente, sino constituir una vasta Liga Internacional que discutirá sobre las reglas del fútbol y organizar el campeonato de las federaciones de fútbol. […] Se negaron a relacionarse de igual a igual con las federaciones continentales, muchas de las cuales son, sin embargo, de considerable importancia, como lo demostraré en otra oportunidad.

La expresión «se negaron a relacionarse de igual a igual» no se refiere, como podría creerse, a la conocida arrogancia de los dirigentes del fútbol inglés. Guérin alude muy precisamente a los argumentos «teóricos» que le insinuaban Wall y Kinnaird —la falta de desarrollo de las asociaciones continentales, su escasa proyección nacional, etcétera—, y que apuntaban a quebrar la confianza que se tenían los dirigentes continentales. De ahí el anuncio de próximos artículos destinados a demostrar concretamente «la considerable importancia» de ciertas asociaciones continentales.

El proceso fundacional se desarrolló sin los ingleses y duró once meses, de junio de 1903 a mayo de 1904

Recapitulemos.

El 8 de mayo de 1902, según lo que afirma Hirschman, se iniciaron las gestiones de los dirigentes holandeses en vistas a obtener el apoyo de la FA para la creación de una unión internacional. A principios de 1903, Guérin entabló idénticas iniciativas. Viajó a Londres dos veces, habló con Wall y con Kinnaird. Al igual que Hirschman, no obtuvo respuestas a los temas planteados. En abril de 1903, las solicitudes de Hirschman y Guérin se encontraron en el mismo impasse, bloqueadas por el mismo «silencio terco». Se cerró entonces la primera fase de un proceso de acciones que, por su total ineficiencia, no puede ser considerada como parte del proceso fundacional propiamente dicho.

Dicen los autores de 1904-2004 El siglo del fútbol que Guérin comprendió entonces que chocaba contra un muro, que las gestiones ante Inglaterra eran una pérdida de tiempo, y «se decidió a actuar sin los ingleses». Ese cambio marcó el inicio verdadero del proceso fundacional. En junio de 1903, se dieron los primeros pasos que «condujeron» efectivamente a la creación de la FIFA. El carácter radical de las posiciones de Guérin y la multiplicación de disposiciones adoptadas soberanamente por los continentales acentuaron el rechazo de Londres. La FA dejó de prometer el estudio del asunto y opuso un silencio que se mantuvo hasta el primer congreso de la FIFA. Los ingleses fueron invitados pese a todo, pero no se presentaron ni adhirieron al Tratado. Por el contrario: hicieron llegar, a la par de unas breves líneas de excusa, la invitación a un congreso paralelo en Londres en 1905. Puede decirse entonces, concluyendo, que el comportamiento de los dirigentes ingleses no correspondió a la idea que uno puede hacerse de una colaboración constructiva y conductora.

El «punto de vista inglés» sobre el proceso fundacional de la FIFA también tiene su historia

Rimet no fue el primero en sostener la tesis de un aporte positivo de la FA en el proceso de creación de la FIFA. Aunque de manera diferente, dicha tesis aparece expuesta en el mencionado Handbook 1929, en una nota titulada «En los tiempos heroicos de la FIFA», firmada por el dirigente belga barón Édouard De Laveley.

Para De Laveley, el proceso fundacional, tal cual se lo define habitualmente, entre 1902 y 1904, sencillamente no existió. El Barón ignora igualmente la existencia del presidente Guérin. Y aunque no se refiere claramente a ninguna reunión ni brinda al lector la menor fecha, se atreve a afirmar que la gestión continental ante los ingleses con vistas a la creación de la FIFA fue una sola, que fue obra exclusivamente suya, y que la federación internacional nació entonces, gracias a él, 36 horas después, sobre la base del acuerdo que «él» obtuvo. Así, según esta penosa versión, que el propio autor califica de rejunte de recuerdos flojos y forzadas elucubraciones, la FIFA habría surgido en algún punto del tiempo, entre 1905 y 1906, y su primer presidente cierto habría sido Daniel Woolfall.

De algún modo, las aberraciones seniles del Barón dan razón a quienes afirman que, entre 1902 y 1904, la FA no jugó ningún rol. El belga se identifica tanto con la indiferencia que manifestaron los ingleses durante aquél período que termina borrando completamente la acción decisiva de su propia asociación nacional. Su exposición traiciona el gran aporte de la Unión Belga que, gracias a Louis Mühlinghaus, trabajó desde mediados de 1903 para crear la federación internacional y su correspondiente Copa. De Laveley choca también con las posiciones de Rimet, que no niegan las gestiones de Hirschman y de Guérin, y aceptan la cronología fundamental que fija el nacimiento de la FIFA en 1904.

Se entenderá entonces que sorprenda la versión que sobre este punto presenta la Historia oficial de la Copa del Mundo, libro que, aunque sea por coherencia con el título, debería manifestar cierto respeto por los hechos mayores del pasado. En la «Introducción» denominada «Las fundaciones», el analista inglés Guy Oliver retoma la caótica crónica de De Laveley como si fuera un documento probatorio, y sobre esa base, niega la presidencia de Guérin, descalifica el congreso de 1904 y define aquella primera FIFA sin ingleses como una «FIFA de papel». Intentando dar alguna consistencia a su supuesta fuente, Oliver sitúa la verdadera fundación de la federación en abril de 1905, como si en su nota De Laveley se refiriera inequívocamente a la denominada «Conferencia de Londres».

La FIFA nació en mayo de 1904, y eso aquí no se niega. Dicho nacimiento se debió a la acción tenaz de quien fue el presidente más franco de su historia. Guérin preparó, reunió, redactó, consultó y convocó. Fue el conceptor encarnizado de una FIFA deportiva, la primera FIFA, que duró, hasta su renuncia en noviembre de 1905, dieciocho meses.

La verdad: De 1901 a 1903, los dirigentes del fútbol inglés maniobraron con el objetivo de frenar el nacimiento de la FIFA. Lo hicieron de dos maneras: anunciando reuniones que no se produjeron y prometiendo respuestas que no se formularon. Cuando los dirigentes continentales empezaron a tomar iniciativas propias, la FA se encerró en un silencio irritante. Hartos de vanas expectativas, los dirigentes continentales, liderados por Guérin y Mühlinghaus iniciaron, en junio de 1903, el proceso fundacional de la federación internacional. Desde esa fecha y por lo menos hasta el primer congreso de mayo de 1904, la FA mantuvo su actitud negativa. La creación de la FIFA se dio sin los ingleses. El proceso fundacional comenzó justamente cuando los continentales entendieron que la relación con los ingleses no conducía ni a debate ni a actos positivos.

2. Deseo común

La mentira: desde el principio, los dirigentes europeos —ingleses y continentales— manifestaron el deseo común de organizar una competición internacional.

La cita mentirosa y su significado