Gobierno Revolucionario Cubano. Primeros pasos - Luis M. Buch Rodríguez - E-Book

Gobierno Revolucionario Cubano. Primeros pasos E-Book

Luis M. Buch Rodríguez

0,0

Beschreibung

Los autores retoman la narración de una nueva y convulsa época, pletórica de triunfos a la vez que de obstáculos, asedios, dificultades y agresiones, en ese decursar heroico que fueron los dos primeros años del poder revolucionario en Cuba. Nos retrotrae a momentos trascendentales en la actuación del gobierno revolucionario y a sucesos tan relevantes como los primeros enfrentamientos en varios y diversos campos con el Gobierno de los Estados Unidos y sus agentes internos: las conjuras anticomunistas; el proceso de nacionalización de las riquezas del país; la desaparición física del inolvidable comandante Camilo Cienfuegos; las figuras de Osvaldo Dorticós, del comandante Ernesto Guevara y del Canciller de la Dignidad, Raúl Roa, y otros sucesos que no por distantes han logrado borrarse de la memoria popular. Es, en fin, como asistir a un largo, complejo y hermoso documental histórico.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 934

Veröffentlichungsjahr: 2024

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Edición: Ricardo Barnet Freixas

Diseño de cubierta: Carmen Padilla González

Composición computarizada: Teresa Bernabeu Castrisano

Conversión a ebook: Grupo Creativo Ruth Casa Editorial

 

© Sobre la primera edición:Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y primeros pasos

© Luis M. Buch Rodríguez, 1999

Editorial de Ciencias Sociales, 1999

Sobre la primera edición:Otros pasos del Gobierno Revolucionario Cubano

© Luis M. Buch Rodríguez, 2002

© Reinaldo Suárez Suárez, 2002

Editorial de Ciencias Sociales, 2002

Sobre la presente edición:

© Herederos de Luis M. Buch Rodríguez, 2004

© Reinaldo Suárez Suárez, 2004

Editorial de Ciencias Sociales, 2024

 

ISBN 9789590625886

 

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

 

 

Instituto Cubano del Libro

Editorial de Ciencias Sociales

Calle 14 no. 4104, Playa, La Habana

[email protected]

www.nuevomilenio.cult.cu

  

 

 

Tabla de contenido
Agradecimientos
Sobre esta edición
Gobierno Revolucionario Cubano. Génesis y primeros pasos
Prólogo
Presentación
Surge la idea de formar un Gobierno Revolucionario en Armas
Pacto de Miami
Propuesto Manuel Urrutia Lleó
como presidente provisional del Gobierno Revolucionario
El Movimiento 26 de Julio denuncia el Pacto de Miami
1958: último año de la lucha insurreccional
Fracaso de las gestiones pacificadoras
Reunión decisiva
Cumplimiento de los acuerdos de El Alto de Mompié
Pasos para lograr la unidad revolucionaria
Ofensiva final del Ejército Rebelde
Llegan a Cuba, procedentes de Venezuela, Manuel Urrutia Lleó y el cargamento de armas
Reunión en La Rinconada
Preludio al triunfo
Triunfa la Revolución
Repercusión del triunfo en el exterior
Llega Fidel a Santiago de Cuba
Primeros días de enero de 1959
Camilo y Che marchan hacia La Habana
Constitución del Gobierno Provisional Revolucionario
El Gobierno Revolucionario traslada su sede para La Habana
Nuevos nombramientos para completar el gabinete
Llega Fidel a La Habana
Algunos acuerdos del Gobierno Revolucionario
Conflicto de los salvoconductos
Una intervención oportuna y necesaria
Desavenencias entre Miró y Urrutia
Un caso excepcional
Muchas reuniones, pero pocos acuerdos
Renuncia Miró Cardona
Fidel asume el cargo de primer ministro
El primer ministro impulsa la marcha de la legislación revolucionaria
Breve referencia sobre el problema agrario cubano
Ley de Reforma Agraria
Primer Fórum sobre la Reforma Agraria
Reestructuración del Consejo de Ministros
Cuba rompe relaciones con la República Dominicana
Crisis en el Gobierno Revolucionario
Renuncia Fidel al cargo de primer ministro
Manuel Urrutia Lleó renuncia a la presidencia
Designado Osvaldo Dorticós Torrado como presidente provisional de la República
El presidente no acepta la renuncia de Fidel
Fidel se reintegra al cargo de primer ministro
ANEXO 1
Voto particular del Presidente de la Sala Tercera, doctor Manuel Urrutia Lleó, en la Causa No. 67 de 1956158
ANEXO 2
Respuesta del Movimiento 26 de Julio a la Junta de Liberación de Cuba (Pacto de Miami)
ANEXO 3
Informe enviado por Mejías [Luis Buch] a la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio
ANEXO 4
Primera Orden Militar dictada por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, después del triunfo de la Revolución
ANEXO 5
Acta de constitución del Gobierno Revolucionario
ANEXO 6
Acta de la segunda sesión del Consejo de Ministros
Personas entrevistadas
Fuentes consultadas
Fuentes bibliográficas
Gobierno Revolucionario Cubano. Otros pasos
Otros pasos
Notas del otro
El fin de la luna de miel
Un gobierno de abogados
Fidel Castro al Gobierno
El ecuador de la Revolución Cubana
Traición de Pedro Luis Díaz Lanz
Crisis con el Presidente de la República
El anticomunista Manuel Urrutia Lleó
El Presidente de la República hace las maletas
Informado Fidel
Renuncia del Primer Ministro
Renuncia del Presidente de la República
Osvaldo Dorticós Torrado
Un papel romántico muy sugerente
Involucrado con el Vanguardismo
Doctor en Derecho Civil
En revolución
Expulsado de Cuba
Sorprendido para ministro
Sorprendido para Presidente de la República
Entrega total
Fidel reasume como Primer Ministro
Que Fidel reasuma
Sesión del Consejo de Ministros en Santiago de Cuba
En La Habana
Concentración popular en la Plaza Cívica
Otra vez en Santiago de Cuba
Productiva reunión del Consejo de Ministros
Inestabilidad en el ritmo del Consejo de Ministros
El ridículo de una conspiración internacional
Santiago de Chile
Nuevas medidas revolucionarias
¿Renuncia? No. Conspiración
Raúl Castro, ministro
El comandante Hubert Matos Benítez
Anticomunismo en marcha
¿Renuncia?
Reacción revolucionaria
El traidor inocente
Díaz Lanz ataca
Fidel y Camilo explican y denuncian los hechos
Concentración popular
Tribunales Revolucionarios
La desaparición de Camilo
El juicio contra Hubert Matos
Sustituciones en el Gobierno Revolucionario
Crisis en el Gobierno Revolucionario
Manuel Ray Rivero
Faustino Pérez Hernández
Los nuevos ministros
Che Guevara, Presidente del Banco Nacional de Cuba
Carácter
Íbamos a escribir en común parte de esta historia
Medidas y nuevas sustituciones
Petróleo I
Trabajo y seguridad social
Mil novecientos sesenta
La banca I
¿El otro Estado?
El último conservador en el Gobierno Revolucionario
Machado Ventura por Ruiz de Zárate Ruiz
La sustitución de Enrique Oltuski Ozacki
Una valoración
Nombramiento de Raúl Curbelo Morales
David contra Goliat
El canciller, Raúl Roa
Con cara destemplada
Canciller en acción
Respuesta legislativa
Petróleo II
Evitando la ruptura total
Goliat en defensa de los derechos de propiedad
Agredidos
El incidente con el marqués de Vellisca
Quemar la riqueza de Cuba
La Coubre
Relaciones con todos
Con los pobres de la tierra
Aproximación a los países socialistas
Primeros contactos con la Unión Soviética
Anastas Mikoyán a Cuba
Convenio soviético-cubano
Relaciones diplomáticas
Con China
Misiones de Gobierno
Gira por América Latina
Encontronazo epistolar
Lo inédito
22 de mayo
Argentina
El semental de la Corte
Inesperadamente
Uruguay
Brasil
Perú
Venezuela
México
Elecciones generales
Provocación
En La Habana
Golpe por golpe
Motivos de conflicto
United Fruit Company
Petróleo III
Reducen aquello de lo que Cuba vive
Profundidad máxima en el conflicto
La ciudad al campo
La espina dorsal
Cumplido el programa histórico
Asamblea General Nacional
A la banca estadounidense
En el hotel Theresa
Petardos en el Palacio Presidencial
Ley 890
Fin de la banca privada cubana
Ley de Reforma Urbana
La finca de la calle Villegas
Conchita
El programa histórico quedó cumplido
Lo que les quedaba a los yanquis
Bibliografía
Libros
Conferencias de prensa y discursos
Otros libros y documentos
Periódicos
Revistas
Personas entrevistadas
Datos de los autores

¡Qué día aquél! En el aire los capturamos, cuando dieron el salto en el vacío queriendo imponer su golpe de Estado para ver si escamoteaban la victoria de la Revolución. Ése fue un día extraordinario, el Primero de Enero, aquella mañana, al recibir la noticia del golpe militar y la creación de un gobierno provisional.

He estado leyendo un proyecto de libro que está escribiendo un compañero, Buch, recordando algunas de las cosas de aquel momento, cómo fue, dónde se reunieron. Fue a Palacio, incluso, aquel señor llamado Piedra a tomar posesión del gobierno como fruto del golpe de Estado que había dado en Columbia, cuando ya no tenían ni ejército. Fíjate la rapidez.

FIDEL CASTRO RUZ

Periódico Granma, 5 de marzo de 1998

 

A Conchita Acosta, mi esposa, quien desde los años treintas compartió conmigo los riesgos de la lucha revolucionaria.

A mi bisnieto, Marcos Javier Nieto Buch.

Agradecimientos1

1 En la primera edición, 1999.

Deseo hacer llegar mi sincero agradecimiento a todos los que, de una forma u otra, han colaborado en la realización de este libro. Especialmente a José M. Fernández Retamar y Reinaldo Suárez Suárez, por sus valiosas y oportunas sugerencias; a Maritza Mosqueda Rodríguez, por el rigor profesional en su trabajo de edición, y a Sommy Salcedo Alfonso y Juliana Venero Bon por las interminables horas en el trabajo desempeñado con gran amor y desinterés absoluto.

Sobre esta edición

Agotadas inmediatamente las ediciones de los libros Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y primeros pasos (1999) y Otros pasos del Gobierno Revolucionario Cubano (2002 y 2003), se hacía imprescindible entregar al lector cubano nuevas ediciones que cubrieran la amplia demanda originada.

En realidad, ambos libros fueron pensados como un proyecto común, como volúmenes consecutivos de una trilogía que contuviera las memorias del doctor Luis María Buch Rodríguez, ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministro entre 1959 y 1962, pero la enfermedad y muerte del doctor Buch, en noviembre de 2002, impidieron no sólo que se completara el proyecto sino que las partes logradas, una vez incorporado al proyecto el profesor Reinaldo Suárez Suárez, fueran independientes, en atención a las diferencias de métodos de investigación y estilo narrativo y al hecho de que muchos lectores del segundo libro no iban a acceder al primero, lo que obligó a reincidir ligeramente sobre algunos contenidos.

Ésta ha sido la gran dificultad que se ha encontrado para poder reunir ambos textos en un solo volumen: éste.

Al ser virtualmente imposible fundir en un solo texto ambos libros, ahora bajo el título Gobierno Revolucionario Cubano. Primeros años, se ha decidido reunirlos, de tal suerte que cada uno se conserve íntegro.

El Editor

 

GOBIERNO REVOLUCIONARIO CUBANO

Génesis y primeros pasos

Prólogo

Hay ocasiones en que la vida coloca a los hombres en un lugar privilegiado para describir y revelar lo que ha sucedido en momentos de trascendencia histórica. Algunos pasan por alto o no descubren las esencias de la trama, mezclan superficialmente los hechos y se pierden en lo simplemente anecdótico o circunstancial y sin gran relevancia. Otros husmean en lo histórico para presentar lo sucedido de forma parcial, distorsionada o, si se quiere, folclórica. Para disfrutar del privilegio que supone brindar, desde la historia misma, una información que se acerque a sus esencias, hay que haberla asumido como propia, ya sea porque la vivimos o por la cultura que hemos heredado.

Ése es el caso de Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y primeros pasos. Su autor fue secretario del Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario, desde enero de 1959 hasta marzo de 1962. Él nos ofrece en esta narración lo ocurrido durante los siete primeros meses después del triunfo de la Revolución. Expone también algunos antecedentes que se remontan a los años finales de la lucha contra la tiranía batistiana. Pudo llevar a cabo esa tarea y dar a conocer los hechos de la manera que lo hace, porque tenía los méritos políticos insoslayables de haber vivido dentro de la Revolución de los años treintas y, procedente de las canteras antimperialistas, de unirse luego a la Generación del Centenario.

Siempre sintió gran devoción por el pensamiento y la acción de Antonio Guiteras, pues había estado junto al líder de Joven Cuba. Durante los años cuarentas y principios de los cincuentas mantuvo en su corazón los sentimientos de aquella revolución que, como dijera Raúl Roa, “se fue a bolina”.

Fue, dentro de los revolucionarios de los años treintas, uno de los que más se destacó en el Movimiento 26 de Julio. Se convirtió en un miembro de la Generación del Centenario. Pero esta Revolución —la de Fidel, heredera del pensamiento de Martí, de las ideas de Mella y del mártir de El Morrillo— no se fue a bolina; por el contrario, ha encarnado profundamente en la historia. Luis Buch ha podido narrar una etapa de ésta que constituye un elemento importante para cualquiera que desee estudiar con amor y rigor aquella época, e incluso para los que se interesen en conocer los fundamentos de la historia posterior.

Como es lógico, todo participante en una gran historia la narra a partir de su propia experiencia. ¿De qué otra manera puede ser? El problema consiste en determinar si se acerca o no a lo que se puede llamar, con mayúsculas, HISTORIA.

La llamada “historia verdadera”, es decir, la que corresponde en todos sus detalles exactamente a lo ocurrido, no existe, porque los hombres siempre ven las cosas desde ángulos diferentes. Lo que sí tiene existencia real y objetiva son los hilos invisibles que determinan los hechos capitales a los que se refirió Martí al tratar temas de esta naturaleza. No hay más alternativa; ya es bastante con descifrar las tendencias fundamentales de una época e iluminar con sus lecciones los acontecimientos sometidos a nuestra observación y análisis. Por eso, quienes posean un conocimiento de tales tendencias y las hayan asumido desde sus esencias, podrán describir mejor aquellos momentos históricos. Ellos serán quienes más se aproximen a la “verdadera historia “ o, al menos, a lo que pueda ser más útil para encontrar los posibles caminos del futuro.

En la entrevista sostenida con Tomás Borge, publicada en el libro titulado Un grano de maíz, Fidel Castro Ruz dijo:

 

A veces me pregunto si realmente la verdadera historia existe, porque la historia es de tal forma objeto de tantas y tan diversas interpretaciones y puntos de vista, que a veces resulta difícil tener la seguridad de que esa historia verdadera exista. Me parece que lo más que puede producirse son aproximaciones a los acontecimientos de la vida del hombre y de los hombres, no una historia realmente objetiva de cualquier hombre o cualquier pueblo.

 

Resulta inevitable que los hombres tengan una interpretación propia de la historia. Por eso es necesario que quienes hayan asumido las tendencias determinantes de los grandes procesos narren lo sucedido y extraigan lecciones útiles para la presente y también las futuras generaciones: El libro que tienen en sus manos constituye un ejemplo de lo dicho anteriormente. Éste ha sido uno de los factores que me motivó a prologar el presente trabajo de Luis Buch, señalando los hechos y las líneas esenciales que sirvieron de antecedentes al triunfo de la Revolución, a los siete primeros meses de Gobierno Provisional Revolucionario y a lo que vino después.

La cuestión es importante, porque se trata de la génesis de la Revolución triunfante el primero de enero de 1959, el acontecimiento político y social de mayor connotación en la historia de América Latina, en la segunda mitad del siglo xx.

Debo señalar seis asuntos que, como telón de fondo de la historia que en estas páginas se describe, condicionaron políticamente el proceso vivido por el país durante la década de los años cincuentas. Éstos son:

Primero: la personalidad política de Fidel Castro, entonces en ascenso, que comenzó a influir, cada vez con mayor fuerza, en las más diversas capas, clases y grupos sociales de la sociedad cubana en la década mencionada.

Segundo: la lucha contra un gobierno espurio, que había quebrantado el orden legal en la república neocolonial, establecido por medio de la Constitución de 1940, la cual, para su tiempo, era una de las más avanzadas en América Latina.

Tercero: el régimen de Fulgencio Batista, apoyado por los Estados Unidos, cometió los mayores crímenes que se recuerda en la historia de nuestro país. De igual forma, el dictador había cerrado todas las posibilidades para resolver la crisis política por vías pacíficas.

Cuarto: la tradición profundamente democrática y antimperialista del pueblo cubano, basada en las ideas del más importante pensador revolucionario de América Latina: José Martí.

Quinto: la impotencia de la dirigencia de los partidos políticos burgueses para encontrarle una salida pacífica a la situación creada con el golpe de Estado de 1952, nos revela que en Cuba no existía una burguesía nacional con la fuerza social, política y cultural necesaria para interpretar aquel momento histórico y levantar las banderas de las reivindicaciones patrióticas de la nación. Se impuso la tradición patriótica, popular y antimperialista del siglo xix, retomada en el asalto al cuartel Moncada y en La historia me absolverá.

Sexto: la insurrección popular se convirtió en una necesidad política insoslayable. Sólo faltaba una vanguardia catalizadora del descontento y la indignación generales. Con la acción del cuartel Moncada, Fidel Castro gestó el nacimiento de esa vanguardia y con la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra hizo posible que todas las fuerzas populares y oposicionistas giraran alrededor del Movimiento 26 de Julio, así como de una estrategia y táctica encaminadas a la conquista del poder y a los objetivos de transformación política, social y económica que requería el país.

Aquí tiene el lector la obra de Luis Buch, que brinda una información de valor histórico significativo. Ésta seguro traerá muchos recuerdos a quienes vivieron aquellos años, y a los que no, les puede sugerir preguntas e inquietudes interesantes de por qué las cosas ocurrieron como ocurrieron, y cómo en ese período el Gobierno Revolucionario libró las primeras grandes batallas contra el imperialismo. Desde este ángulo la narración adquiere gran relieve.

Felicito al autor e insto a los que hayan participado en la historia de estos últimos cuarenta años para que sigan su ejemplo y el de otros compañeros y escriban sus vivencias, porque se está haciendo cada vez mayor la necesidad de preservar los testimonios que permitan un conocimiento más amplio de la historia de la Revolución Cubana.

Introdúzcase el lector en esta narración que se ofrece de forma amena y profunda, como sólo la puede hacer quien la vivió, sintió y amó desde dentro de la Revolución.

Armando Hart Dávalos

Presentación

No caeré en hablar mayormente sobre lo tratado en este libro, sino sobre su autor. Máxime cuando se trata de quien, por haberse mantenido siempre fiel a sus primeros, puros y legítimos ideales, ha conservado una juventud eterna y se ha convertido en historia viviente.

Recién salido de la adolescencia, Luis Buch se incorporó a la lucha contra la tiranía machadista y, posteriormente, integró las filas de Joven Cuba, esa organización liberadora y antimperialista creada por Antonio Guiteras, asesinado por el hombre de quien Fidel Castro liberó a Cuba.

Frustrada la Revolución del 33, la corrupción imperante —y en ascenso posteriormente a ese fracaso—, no hizo que Luis Buch renunciara a sus ideales y su honradez. Y así, el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 significó para él una clarinada, un llamado a la lucha. Ni su edad, ni la posición relativamente acomodada a la cual había llegado en la práctica de su profesión le impidieron que lo dejara todo y se incorporara de lleno a la revolución.

Su labor como militante del Movimiento 26 de Julio y como coordinador en el exterior del Movimiento durante la insurrección, unida a su formación académica y vital, lo llevaron a desempeñar funciones claves tras la huida del tirano Batista y en los primeros tiempos del Gobierno Revolucionario.

De esas vivencias, de esos tiempos que ahora vemos como lo fueron, tormentosos y fructíferos, puesto que de éstos surgió la definitiva independencia de Cuba, la ratificación de la dignidad plena de los cubanos y el paso hacia una sociedad justa, brota este libro, que recoge, por experiencia de primer plano, los meses inmediatos anteriores al triunfo revolucionario y los primeros de la Revolución en el poder.

En su lectura, directamente y entre líneas, se percibe las enormes dificultades a que se enfrentó la dirección de la Revolución desde el inicio de la ingente tarea de transformar al país: lucha de intereses y caracteres, asechanzas de los enemigos. Todo se tuvo que sortear con habilidad, prestigio y valentía. En sus páginas también se puede apreciar cómo a las vanguardias representadas por las organizaciones y los partidos políticos más progresistas, a los que habían librado la lucha armada hasta su triunfo, se fue uniendo masivamente el pueblo en la construcción de la nueva sociedad.

Antes de concluir, sólo deseo invitar al lector a que se sumerja en la lectura de este libro, para que reviva o conozca hechos y situaciones que definieron el futuro de nuestro país.

José M. Fernández Retamar

Surge la idea de formar un Gobierno Revolucionario en Armas

En su estrategia de lucha contra el tirano Fulgencio Batista Zaldívar, que detentaba el poder político en Cuba a raíz del artero golpe militar del 10 de marzo de 1952, el Movimiento 26 de Julio siempre estimó conveniente constituir, en la oportunidad que se requiriese, un gobierno provisional con el apoyo de los sectores revolucionarios, políticos y sociales opuestos a la dictadura, para devolver al país la legalidad quebrantada y restablecer la Constitución de 1940.

El 24 de diciembre de 1956, a los veintidós días del arribo a costas cubanas de la expedición armada a bordo del yateGranma, Faustino Pérez Hernández, que seguía instrucciones del comandante Fidel Castro Ruz, partió de la Sierra Maestra para dar a conocer al pueblo cubano y al mundo la existencia, en la región oriental de la Isla, de una fuerza armada que combatía al régimen del dictador Fulgencio Batista.

En sus gestiones, Faustino Pérez no pudo lograr que un periodista nacional fuese a la Sierra Maestra para entrevistar a Fidel Castro,ya que la censura a la prensa impediría su publicación. Entonces tramitó la presencia de un periodista extranjero, y el 17 de febrero de 1957, a los setenta y ocho días del desembarco, Herbert Matthews, editorialista del periódico norteamericanoThe New YorkTimes, entrevistó a Fidel Castro en la finca de Epifanio Díaz, en las estribaciones de la vertiente norte de la Sierra Maestra.

Al publicar su encuentro con el líder revolucionario, Matthews se refirió, entre otros puntos, a la organización de un gobierno revolucionario:

Le pregunté sobre las informaciones en que se aseguraba que proclamaría un gobierno revolucionario en la Sierra Maestra. “Aún no”, replicó. “Aún no es el momento. Lo haré en su oportunidad. Tendrá más impacto por la demora, ahora todo el mundo habla de nosotros. No hay prisa”.1

1 “Famoso corresponsal americano entrevista a Fidel Castro”.Versión publicada por la revista Bohemia (La Habana, 3 de marzo de 1957, pp. 2-4), sobre el reportaje realizado por Herbert Matthews al líder de la Revolución en la Sierra Maestra y que fuera publicado en The New York Times, en los Estados Unidos.

Frank País García le había propuesto a Fidel Castro la conveniencia de que personalidades políticas que aún conservaban algún prestigio, como el presidente del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), Raúl Chibás Ribas, el ex-presidente del Banco Nacional de Cuba, Felipe Pazos Roque, y el ex-presidente del Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC), Justo Carrillo Hernández, subieran a la Sierra Maestra y trataran acerca de la problemática política nacional, el futuro de la oposición y la lucha contra la dictadura. Entre uno de los puntos que se iba a abordar estaba la posibilidad de constituir un gobierno provisional, que podría radicar en el exilio o en la Sierra Maestra. Al estar conforme el Jefe de la Revolución, se les encargó a Haydée Santamaría Cuadrado y a Faustino Pérez Hernández que se entrevistaran con Chibás y Pazos. Éstos accedieron a subir a la Sierra Maestra para la entrevista. En carta dirigida a Fidel, Carrillo expresó sus objeciones para aceptar la invitación.

Celia Sánchez Manduley recibió, el 5 de julio de 1957, una misiva de Fidel Castro relacionada con la constitución de un gobierno en armas, en la Sierra Maestra, donde le comentaba:

Considero que sería altamente positivo constituir un gobierno revolucionario presidido por Raúl Chibás, pero después de los primeros tanteos, considero muy difícil vencer sus escrúpulos personales, ante el temor de que en ese caso interpretasen su viaje a la Sierra como movido por un interés personal. Los mejores argumentos se estrellan contra ese sentimiento suyo. Sólo el tiempo dirá lo que podemos hacer en ese sentido.2

2 Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Fidel Castro Ruz.

Fidel, Chibás y Pazos estuvieron dos días reunidos, enfrascados en amplias discusiones. Pazos, en más de una ocasión, dejó entrever su aspiración a una presidencia provisional de la República. Finalmente, los tres acordaron suscribir el Manifiesto “Al pueblo de Cuba”, fechado en la Sierra Maestra, el 12 de julio de 1957. En ese documento se hizo varios pronunciamientos referentes a la constitución del Gobierno Provisional Revolucionario en Armas. Entre éstos:

Declarar al país que dada la gravedad de los acontecimientos no hay otra solución posible que la renuncia del Dictador y la entrega del poder a la figura que cuente con la confianza y el respaldo mayoritario de la nación.

El Frente Cívico Revolucionario no invoca, no acepta la mediación e intervención alguna de otra nación en los asuntos internos de Cuba. Que, en cambio, respalda las denuncias que por violación de los derechos humanos han hecho los emigrados cubanos ante los organismos internacionales y pide al gobierno de los Estados Unidos que en tanto persista el actual régimen de terror y dictadura, suspenda todos los envíos de armas a Cuba

El Frente Cívico Revolucionario, por tradición republicana e independentista, no aceptaría que gobernara provisionalmente la República ningún tipo de junta militar.

Para integrar este frente no es necesario que los partidos políticos y las instituciones cívicas se declaren insurreccionales y vengan a la Sierra Maestra. Basta con que le nieguen todo respaldo a la componenda electorera del régimen

No es necesario venir a la Sierra Maestra a discutir, nosotros podemos estar representados en La Habana, en México o donde sea necesario.3

3Ibidem.

Es importante recordar que Armando Hart Dávalos,4 en un informe dirigido a Fidel y fechado el 6 de octubre de 1957 —antes de que conociera el apócrifo Pacto de Miami— recogió la intención del Movimiento 26 de Julio en la formación del Gobierno Revolucionario:

4Armando Hart Dávalos: fundador del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) dirigido por Rafael García Bárcena. Más tarde fue miembro fundador del Movimiento 26 de Julio.

Las Instituciones Cívicas parecen ya estar dispuestas a dar el paso que se señala en el Manifiesto de la Sierra. ¡Al fin! Nos mandaron un memorándum proponiendo la integración de un gobierno en el exilio, respaldado fundamentalmente por la Organización Auténtica y el Movimiento 26 de Julio y fiscalizado por ellas...

[Les contestamos que] no teníamos ningún inconveniente en que ese gobierno se organizara en el exilio y que hasta nos parecía mejor, pero que él no debería surgir de la integración de varios partidarismos, sino del espíritu de independencia y equidistancia política. Que todos los partidos u organizaciones políticas y revolucionarias, grupos militares, sectores sociales, etc., deben comprometerse con ese gobierno:

a) a considerarlo como representación legítima del Estado, cumplir y hacer cumplir los acuerdos que de él dimanen;

b) a realizar coordinadamente cualquier hecho concreto que ese gobierno entienda pueda llevarse a cabo en la lucha contra Batista;

c) a designar un delegado suyo ante ese gobierno que tendrá voz pero no voto en sus decisiones.

Yo creo también que esa unidad o ese gobierno de equilibrio es un contrasentido necesario para la sin lógica realidad circunstancial cubana. Por lo tanto, ese gobierno o esa unidad útil por el momento está destinada más tarde o más temprano a fracasar. Ahí será el momento soñado de la Revolución. Por esta razón, en lugar de colocarlos a ellos como fiscales de la unidad nos colocamos nosotros, pues será la masa popular la que en definitiva va a juzgar las actitudes de todo este proceso. A nosotros, a mi juicio, no nos debe interesar más que integrar un gobierno con personas que no están a su vez integradas en la Revolución. Ello pondría en peligro los planes futuros del Movimiento. Caído Batista nuestra fuerza, a mi juicio, no va a estar en Palacio sino en la calle y ésa nadie nos la puede quitar.5

5 Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Fidel Castro Ruz.

El Manifiesto de la Sierra Maestra se firmó. Raúl Chibás se negó a pedir asilo en una embajada y contactó conmigo. Con la ayuda de Diego Vicente Tejera y Lomberto Díaz —ex-senadores por el Partido Auténtico desplazados por el golpe militar del 10 de marzo de 1952—, se preparó la salida ilegal para las costas floridanas. Lomberto Díaz era propietario de un yate, que puso a disposición de Tejera, y éste, como hábil patrón, lo conduciría.

En el Havana Biltmore Yacht and Country Club —del cual yo era socio junto con el compañero miembro del Movimiento 26 de Julio, William Sánchez Linares—, preparamos las condiciones para la partida, pero el día señalado se desató un fuerte viento del norte que impedía la navegación. Se lo comuniqué a Chibás, quien, contrariado, se opuso a la suspensión del viaje, pero ante mis argumentos no tuvo más remedio que aceptar. Serían las diez de la noche cuando salí de su escondite en el reparto Casino Deportivo; media hora después la policía lo detuvo y fue torturado brutalmente. Por la presión del pueblo y del estudiantado quedó en libertad, con la condición de que saliera hacia el extranjero.

Pacto de Miami

A diferencia de Chibás, Pazos había salido de Cuba anteriormente bajo la protección de una embajada extranjera, y al llegar a los Estados Unidos comenzó a maniobrar con organizaciones revolucionarias y partidos políticos no electoralistas para la constitución de un organismo de unidad, porque, según él, esa tarea le correspondía como firmante del Manifiesto de la Sierra Maestra en el que se hacía ese llamamiento. En sus gestiones malintencionadas logró convencer a Léster Rodríguez Pérez, responsable de asuntos bélicos en el Exterior del Movimiento 26 de Julio, y al capitán Jorge Sotús Somero, recién llegado de la Sierra Maestra, quien auxiliaría a Léster en el envío de armas al Ejército Rebelde.

Felipe Pazos también obtuvo el apoyo de diferentes organizaciones, como el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), la Organización Auténtica (OA), la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), y el Directorio Obrero Revolucionario, para suscribir, en octubre de 1957, un documento por el que se pretendía llevar a cabo una supuesta unidad de los sectores revolucionarios. El documento fue denominado “Acuerdo de la Junta de Liberación de Cuba”, conocido también como “Pacto de Miami”.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebraba en esos días en Washington su reunión anual, oportunidad que los firmantes del Pacto aprovecharon para darle publicidad y resonancia internacional.

El supuesto pacto se había fraguado a espaldas del Movimiento 26 de Julio. Léster Rodríguez y Felipe Pazos se habían arrogado facultades que no tenían y habían alterado, en lo fundamental, los planteamientos suscritos en el Manifiesto de la Sierra Maestra. En el Pacto de Miami los firmantes señalaban la forma en que se debía conducir la revolución y el programa político que se pondría en práctica después del triunfo.

En relación con la constitución de un Gobierno Revolucionario, expresaba: “Reiterar que se aspira a un gobierno constitucional, legal y democrático, en el que el pueblo de Cuba pueda expresar sus aspiraciones, y declarar que la tiranía nunca ha sido capaz, ni lo será nunca, de ofrecer algo que no sea anarquía, recesión y pillaje”.6

6Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, FondoOtras Instituciones.

El Movimiento 26 dejulio conoció el documento por una copia mimeografeada, que le fue enviada desde los Estados Unidos a una maestra de la Organización Auténtica, en La Habana. Ella nos la hizo llegar.

Faustino Pérez convocó a los dirigentes del Movimiento 26 de Julio que residían en La Habana para una reunión a la que concurrimos Marcelo Fernández Font, Arnol Rodríguez Camps, “Manolito” Suzarte Paz, Enrique Oltuski Ozacki y yo. En representación de la Resistencia Cívica asistió Manuel Ray. La reunión se efectuó en mi casa, en Avenida Primera, 1606, en el reparto Miramar.

Allí se tomó el acuerdo de no aceptar, por espurio, el supuesto pacto. Éste debía ser sometido a la consideración del resto de la Dirección Nacional en Santiago de Cuba y, cuanto antes, a la de Fidel. Además, se dispuso que Armando Hart le informara personalmente al líder del Movimiento 26 de Julio sobre el pacto y el acuerdo que habíamos tomado, con el fin de evitar que la Junta de Miami designara un presidente provisional y la situación se volviese más engorrosa. A mí me encomendaron la tarea de proponerle ese cargo al doctor Raúl de Velazco Guzmán, presidente del Conjunto de Instituciones Cívicas y del Colegio Médico Nacional.

Cité a Velazco a mi casa para comunicarle la propuesta de la dirección del Movimiento 26 de Julio, pero él no aceptó. Viajé a Santiago de Cuba con el propósito de entrevistarme con Armando Hart. Tenía que entregarle una copia del Pacto de Miami, informarle sobre los resultados de la reunión del Movimiento 26 de Julio en La Habana y comunicarle la negativa del doctor Raúl de Velazco de ocupar la presidencia.

Propuesto Manuel Urrutia Lleó

como presidente provisional del Gobierno Revolucionario

En Santiago de Cuba, Hart convocó a una reunión en la cual se ratificó lo acordado en La Habana: desautorizar a los firmantes del Pacto de Miami y no reconocer a la llamada Junta de Liberación.

En la reunión también se trató la negativa de Raúl de Velazco para ocupar la presidencia provisional de la República y la necesidad, por las razones antes expuestas, de cubrir el cargo. Se sugirió nombres de distintas personas, pero todos coincidimos en el doctor Manuel Urrutia Lleó, presidente de la Sala Tercera de lo Penal de la Audiencia de Santiago de Cuba, quien había emitido un voto particular absolutorio a los acusados en la Causa 67 de 1956, por haber participado en la expedición armada del yate Granma. Su voto se apoyaba, esencialmente, en el artículo 40 de la Constitución de la República de Cuba de 1940, y que se detalla a continuación:

Artículo 40: Las disposiciones legales, gubernativas o de cualquier otro orden que regulen el ejercicio de los derechos que esta Constitución garantiza, serán nulas si los disminuyen, restringen o adulteran.

Es legítima la resistencia adecuada para la protección de los derechos individuales garantizados anteriormente.7

7 Mario Sánchez Roca: Leyes civiles de Cuba y su jurisprudencia, Editorial Lex, La Habana, 1951, vol. 1, p. 12.

Al asumir esa posición, el doctor Manuel Urrutia Lleó hizo una denuncia valiente a las violaciones de los derechos individuales reconocidos a la ciudadanía en la Constitución de 1940. En tal sentido, argumentó que no estaban avalados los artículos que reconocían el derecho de integridad personal, los que garantizaban la libre emisión del pensamiento, la inviolabilidad del domicilio, así como los derechos de reunión, desfile, sufragio y asilo.

Planteó también que después de haber fracasado toda gestión pacífica encaminada a restablecer aquellos derechos, no podía negarse que era legítima y estaba amparada por lo establecido en el inciso 1 del artículo 36 del Código de Defensa Social y en el artículo 40 de la Constitución, la acción armada que habían llevado a cabo los acusados en la Causa 67 de 1956.

En fin, en ese juicio Urrutia legitimó la oposición armada al gobierno de Fulgencio Batista, un régimen inconstitucional, instaurado por un golpe militar, que pisoteaba los derechos humanos más elementales del pueblo cubano.8

8Véase en el Anexo 1 lo expresado por el doctor Manuel Urrutia Lleó en su voto particular en la Causa 67 de 1956.

A Hart y a mí se nos encomendó que exploráramos la opinión del doctor Urrutia y después de ser localizado éste en su residencia de Santiago de Cuba fue citado para la casa del doctor Jesús Buch Portuondo, situada en la Avenida Manduley, 109, en el reparto Vista Alegre, donde lo esperábamos. No lo conocíamos personalmente. Luego de la presentación de rigor, nos reunimos en el departamento de rayos X de la consulta médica que había en la casa, de pie, pues en el local sólo había una mesa para tirar placas radiográficas. Hart, apoyándose en ésta, le comunicó al doctor Urrutia el motivo de la citación: proponerlo como candidato del Movimiento 26 de Julio a la presidencia provisional del Gobierno Revolucionario en Armas.

El doctor Urrutia se mantuvo sereno, sin dar muestras de asombro; nos dio la impresión de que esperaba ese momento. Al terminar Hart sus palabras, él dijo:

No tengo ningún inconveniente en aceptar con toda responsabilidad el cargo que me proponen. Díganme lo que tengo que hacer. Yo estoy a la entera disposición de la Revolución. Si tengo que partir de inmediato para la Sierra Maestra, estoy en disposición de hacerlo. Lo mismo digo si debo permanecer en la clandestinidad o partir hacia el extranjero. No importa el lugar.

Hart le planteó que analizara con más detenimiento la propuesta. En caso de considerarlo necesario debía consultar con su familia y amigos más allegados, a lo que contestó: “No tengo que consultar con nadie”.9

9Armando Hart Dávalos:Aldabonazo, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1997, p. 143.

En la práctica, nada más que fui testigo de la reunión, pues Armando Hart mantuvo casi todo el tiempo la palabra. Se analizó pareceres distintos y prevaleció el criterio de que el doctor Urrutia solicitara su jubilación, cuya documentación él ya tenía preparada y, cuando le fuese concedida, partiera con su familia hacia los Estados Unidos. Se le informó que Hart continuaría en contacto con él.

El Movimiento 26 de Julio denuncia el Pacto de Miami

Hart subió a la Sierra Maestra. Llevaba el documento de la Junta de Liberación y la propuesta hecha a Manuel Urrutia para ocupar la presidencia provisional de la República, que fue aceptada.

En carta fechada el 15 de diciembre de 1957, desde la Sierra Maestra, le comunicó al doctor Urrutia lo siguiente, en nombre de los combatientes revolucionarios: “Desde hoy le tendremos por nuestro candidato a presidir la provisionalidad y, consiguientemente, le consideramos el candidato del pueblo”.

Entretanto, yo me trasladé a Miami con cartas de Hart y Faustino Pérez dirigidas a Léster Rodríguez y a Pazos en las que se enjuiciaba con serenidad las falsas atribuciones asumidas y se llamaba a los miembros del Movimiento al orden, la disciplina, el respeto y la obediencia que debían a la organización.

Me reuní con otros miembros del Comité en el Exilio del Movimiento 26 de Julio, que no habían sido consultados sobre el pacto y entregué las cartas a sus destinatarios. Notifiqué oficialmente a la Junta de Liberación que los firmantes del pacto en representación del Movimiento 26 de Julio no estaban autorizados para hacerlo. En lo adelante, Mario Llerena Rodríguez, presidente del Comité en el Exilio del Movimiento 26 de Julio y Raúl Chibás, su tesorero, sólo quedaban como observadores sin potestad para entrar en cualquier tipo de compromiso.

Armando Hart comunicó a Fidel todo lo relacionado con el pacto y las gestiones que se había realizado, y el Jefe de la Revolución citó con urgencia a los otros miembros de la Dirección Nacional que les fuera posible concurrir a una reunión en la Sierra Maestra. Era necesario enjuiciar la situación en la cual se quiso comprometer a la organización.

Además, Fidel expresó su inconformidad por la forma en que entonces actuamos Hart y yo, pues opinaba que debimos haber denunciado el pacto de inmediato, sin trámites mayores. En aquella reunión se tomó el acuerdo unánime de repudiar los planteamientos formulados por la Junta de Liberación, pues se había puesto en juego no sólo el prestigio del Movimiento 26 de Julio, sino incluso, la razón histórica de la organización.

Como líder máximo, a Fidel le correspondió dar cumplimiento a los acuerdos tomados. Por tal motivo, en carta fechada el 14 de diciembre de 1957, comunicó á los firmantes del pacto la posición del Movimiento 26 de Julio. En ésta les expresaba que para la Revolución Cubana lo importante no era la unidad en sí, sino la base sobre la cual se sustentaba esa unidad, la forma en que se viabilizara y las intenciones patrióticas que la animaran.

Señaló que mientras los dirigentes de las demás organizaciones que suscribieron ese pacto se encontraban en el extranjero haciendo una revolución imaginaria, a los dirigentes del Movimiento 26 de Julio les cabía el mérito de estar en Cuba, haciendo una revolución real.

Afirmó que el Movimiento 26 de Julio jamás aceptaría el sacrificio de ciertos principios que eran cardinales en el modo de concebir la Revolución Cubana. Esos principios estaban contenidos en el Manifesto de la Sierra Maestra y declaraban el rechazo enérgico a cualquier tipo de intervención extranjera en los asuntos internos de Cuba. No incluir esa cuestión tan importante era muestra de una tibieza patriótica evidente y de una cobardía que se denunciaba por sí sola.

Fidel expresaba que el Movimiento 26 de Julio era contrario a laintervención, porque esto iría en menoscabo de nuestra soberanía. En el documento pedía, incluso, que no se interviniera en favor de la dictadura con el envio de aviones, bombas, tanques y armas modernas con las cuales Batista se sostenía en el poder.10

10Véase Anexo 2. Respuesta del Movimiento 26 de Julio a la Junta de Liberación de Cuba (Pacto de Miami).

Armando Hart, desde la Sierra Maestra, me envió la carta que copio a continuación:

19 de diciembre de 1957.

Mi querido Mejías [Luis Buch]:

Ahí va esa bomba de profundidad. Fidel coincidía plenamente con la tesis más radical. Estaba, sin embargo, de acuerdo en plantear lo de Urrutia y toda una serie de proposiciones tendientes a llevarnos al Gobierno equidistante.

Queremos hables con Urrutia y le expliques todo. Dile en nuestro nombre que Fidel y el Movimiento desean que él acepte aunque las demás organizaciones se opongan. Que en todo caso él siempre debe quedar como nuestro candidato a la Presidencia Provisional de la República. Este documento se hará público el día 26 de diciembre. Es por esto necesario que Urrutia salga antes de Cuba. Creo ya salió.

¿No?

Por aquí se está muy bien, hemos ganado grandes batallas y hay zonas completamente dirigidas en todo sentido por nuestras fuerzas. Esperando que pronto hablemos de nuevo... Te aprecia, Alfredo. [Armando Hart]11

11 Armando Hart Dávalos: Op. cit., pp. 144-145.

El 25 de diciembre, parte de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio se reunió en La Habana —antes lo habían hecho los miembros que residían en Santiago de Cuba— para conocer el documento denuncia que, en nombre de la organización, tenía la firma de Fidel.

Viajé de nuevo a Miami acompañado por mi primo Antonio Buch, Tony,12 quien había traído el documento desde la Sierra Maestra, y por mi esposa, Concepción Acosta Hechavarría, Conchita, quien para su traslado al exterior lo envolvió en papel carbón y lo ocultó en el peinado.

12 Médico, miembro activo del Movimiento 26 de Julio en la ciudad de Santiago de Cuba.

Debo señalar que el informe enviado por mí se lo ocuparon a Armando Hart cuando fue detenido al bajar de la Sierra Maestra. Batista aprovechó la oportunidad para difundirlo por la prensa y la radio, con el objetivo de demostrar las discrepancias que había entre el Movimiento 26 de Julio y las demás organizaciones revolucionarias, así como para poner en entredicho al periodista Jules Dubois.13

13 Véase Anexo 3. Informe enviado por Mejías (Luis Buch) a la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio. En éste se ofrece detalles sobre el cumplimiento de esta misión.

El 31 de diciembre de 1957 se les entregó a todas las organizaciones firmantes una copia fotostática de la carta que produjo la disolución de la Junta de Liberación de Cuba.

 

1958: último año de la lucha insurreccional

En el transcurso de la guerra de liberación, el Movimiento 26 de Julio recibió el apoyo de los emigrados cubanos residentes en diversos países. Fueron importantes, sin lugar a dudas, las labores que desarrollaron los exiliados radicados en Venezuela.

En el mes de enero de 1958, un grupo de emigrados cubanos se reunió en Caracas y recaudó quinientos dólares como contribución a la causa de la Revolución Cubana. Esa cantidad fue entregada en La Habana al coordinador nacional del Movimiento 26 de Julio, Marcelo Fernández Font, quien, a su vez, la hizo llegar a Faustino Pérez, responsable de Acción.

Éste supo que era posible obtener ayuda, en cuanto a material bélico, desde el territorio de esa nación latinoamericana. El asunto se había tratado previamente con Fabricio Ojeda, presidente de la Junta Patriótica,14 y tenía el consentimiento de Wolfgang Larrazábal, presidente de la Junta de Gobierno de Venezuela. Para materializar los envíos, Ojeda solicitaba la presencia de un representante del Movimiento 26 de Julio.

14 Organización que había convocado a la huelga general que produjo el derrocamiento del dictador venezolano, Marcos Pérez Jiménez.

El 2 de febrero de 1958, según instrucciones de Faustino Pérez, me trasladé hacia Caracas para formalizar el ofrecimiento.

La Sección Venezuela del Movimiento 26 de Julio, con el objetivo de conmemorar la fecha patria del alzamiento cubano contra el colonialismo español, el 24 de febrero de 1895, y, además, recaudar fondos para la Revolución, organizó la Cena de Confraternidad Cubano-Venezolana. Estuvieron presentes figuras revolucionarias y políticas que habían luchado contra la dictadura perezjimenista, exiliados haitianos, dominicanos y puertorriqueños. El doctor Manuel Urrutia Lleó, candidato propuesto por el Movimiento 26 de Julio para el cargo de presidente provisional de la República de Cuba, fue invitado de honor. La ocasión propiciaba que las agencias internacionales de prensa difundieran la noticia.

En su estrategia acertada para el desarrollo de la guerra, Fidel Castro había previsto la apertura de otros frentes guerrilleros. Primero en el norte, este y sudeste de la Sierra Maestra y, una vez consolidados éstos, en el resto de los macizos montañosos de la Isla hasta el extremo occidental (Pinar del Río). Todos estarían bajo el mando directo de la Comandancia General que radicaba en la Sierra Maestra.

Las columnas que se dirigirían a los nuevos frentes estarían integradas por combatientes experimentados de la Columna 1 “José Martí”, veteranos que habían participado durante un año en combates victoriosos bajo la jefatura de Fidel y le habían arrebatado al enemigo armas y municiones. Esas armas, junto con las enviadas por el movimiento clandestino de las ciudades y las recibidas del exterior —en cuyo traslado las mujeres tuvieron una participación destacada— completaban las condiciones previstas por el líder de la Revolución para la apertura de los nuevos frentes.

El 27 de febrero de 1958 se crearon la Columna 3 y la Columna 6. La primera, bajo el mando del comandante Juan Almeida Bosque, y la segunda a las órdenes del comandante Raúl Castro Ruz. A la Columna 6 se le ordenó abrir el Segundo Frente Oriental “Frank País”, que abarcaría el territorio montañoso en el norte de la provincia de Oriente, desde Mayarí hasta Baracoa. La Columna 3 abriría el Tercer Frente Oriental “Mario Muñoz Monroy”, que accionaría en el territorio de la Sierra Maestra, al este del poblado María Tomasa y se extendería hasta llegar a las inmediaciones de Santiago de Cuba.

El mes de marzo de 1958 se caracterizó por la gran ofensiva política que el Movimiento 26 de Julio desencadenó tanto en el territorio nacional como en el extranjero. Se trabajaba con gran interés en la organización de la huelga general, convocada por el Manifiesto de la Sierra Maestra de 12 de marzo de 1958. Este documento llevaba las firmas de Fidel Castro y Faustino Pérez.

En lo militar, lograban triunfos trascendentales sobre el enemigo las columnas 1 y 4, comandadas por Fidel y Che Guevara, respectivamente. En los llanos del Cauto, Camilo Cienfuegos también daba golpes contundentes que iban socavando al régimen tiránico.

Por otro lado, para que en el extranjero se tuviera la impresión de que Batista controlaba la situación en Cuba, el régimen suspendió la censura de prensa, excepto en la provincia de Oriente.

Fracaso de las gestiones pacificadoras

El 28 de febrero de 1958, el Episcopado cubano hizo declaraciones públicas que exhortaban a todos los que hacían la guerra en campos antagónicos, así:

Cese el uso de la violencia, y mirar (...) exclusivamente por el bienestar común, y encontrar tan pronto como sea posible una eficaz solución que pueda devolver a nuestra patria la paz material y moral que tanto le hace falta (...) sin rehusar ningún sacrificio para conseguir el establecimiento de un gobierno de unidad que pueda preparar el retorno de nuestra patria a una vida política normal y de paz.15

15 Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Otras Instituciones.

Por último, en esas declaraciones el Episcopado propuso la creación de una comisión de conciliación.

La opinión de Fidel no se hizo esperar. En carta fechada el 9 de marzo de 1958, en la Sierra Maestra, se dirigió al director del noticiero de la CMKC, emisora radial de Santiago de Cuba, para declarar por ese medio al pueblo de Cuba que rehusaba todo contacto con la referida comisión. En síntesis, éstos fueron sus pronunciamientos: el Episcopado cubano debía definir qué era lo que entendía por “gobierno de unidad nacional”; la jerarquía eclesiástica debía aclarar al país si consideraba posible que cualquier cubano digno y respetado estuviera dispuesto a sentarse en un consejo de ministros presidido por Fulgencio Batista; la falta de definición por parte del Episcopado capacitaba a la dictadura para llevar a cabo medidas hacia una negociación colaboracionista y contrarrevolucionaria; en consecuencia, el Movimiento 26 de Julio rehusaba terminantemente todo contacto con esa comisión de conciliación. También manifestó que la organizaciòn únicamente estaba interesada en exponer su pensamiento al pueblo de Cuba y, por tanto, reiteraba su deseo de hacerlo ante una representación de la prensa nacional.16

16 Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Fidel Castro Ruz.

Estos planteamientos contundentes tuvieron la callada por respuesta del Episcopado, cuyas gestiones en busca de una fórmula conciliatoria para la formación de un gobierno de unidad nacional habían fracasado.

El 15 de marzo de 1958, el Conjunto de Instituciones Cubanas expresó públicamente su opinión en torno a las posibilidades de que se resolviera de manera pacífica la grave crisis que afectaba al país, y le pidió al gobierno lo que el momento exigía: un último y desesperado esfuerzo, si quería evitar el desplome inminente de las instituciones fundamentales del Estado. Consciente de que la nación estaba en un trance difícil, demandó el cese del régimen batistiano, porque había sido incapaz de ejercer normalmente las funciones de gobierno. Al solicitar la renuncia de los que ejercían el Poder Ejecutivo y la disolución del Congreso, intentaba contribuir al restablecimiento de la paz.

La solicitud implicaba la formación de un gobierno provisional integrado por ciudadanos de prestigio relevante que, en función de la unión nacional, fueran designados con la conformidad de todas las fuerzas vitales de la nación y posibilitaran la pacificación del país. Para el cumplimiento de ese objetivo, el gobierno provisional debería desempeñar sus gestiones sujeto a un programa mínimo, que cumpliera fundamentalmente las orientaciones siguientes:

1. Dicho gobierno respetará la propiedad privada y se obligará a cumplir los convenios y los acuerdos bilaterales o multilaterales o emanados de acuerdos con las Naciones Unidas, así como los compromisos y las obligaciones contraídos por la República.

2. Deberá declarar nulas todas las sentencias dictadas por los Tribunales de Urgencia de la República y por los Consejos de Guerra en los juicios celebrados a partir del 10 de marzo de 1952, con motivo de delitos políticos encaminados a derrocar al régimen instaurado en la fecha citada.

3. El gobierno provisional de tránsito deberá regirse, en cuanto lo permita su peculiar naturaleza, por la Constitución de 1940, que prevalecerá fundamentalmente en lo que se refiere a los derechos individuales.

4. El poder legislativo deberá ejercerse por el gobierno, el cual se limitará a promulgar las leyes estrictamente necesarias para su buena marcha y para facilitar el retorno a un régimen constitucional de elección popular.

5. Entre las leyes que se aprobaren deberá darse preferencia a las que promuevan el inicio y desenvolvimiento del proceso electoral que ha de culminar en la designación de los mandatarios constitucionales.17

17 Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Otras Instituciones.

El documento fue firmado por cuarenta y tres asociaciones religiosas, fraternales, profesionales, cívicas y culturales. El tirano Batista no se dio por enterado y las persecuciones contra los dirigentes de esas asociaciones se recrudecieron.

Las condiciones objetivas y subjetivas maduraron de forma ostensible durante el primer trimestre de 1958. El 12 de marzo, Fidel y Faustino Pérez suscribieron un manifiesto en el que se analizaba la situación revolucionaria del país y se llamaba al pueblo a la acción. Esto posibilitó la convocatoria para una huelga general, que fue organizada y apoyada por la estructura político-militar del Movimiento 26 de Julio.

La huelga general —convocada por fin para el 9 de abril— fue reprimida sangrientamente por los órganos represivos de la tiranía. Con su fracaso, el movimiento revolucionario vivió días amargos y la dictadura estimó que había llegado el momento de acabar con la guerrilla de la Sierra Maestra.

El 25 de abril de 1958, o sea, antes de la reunión de la dirección del Movimiento 26 de Julio en El Alto de Mompié, en carta a Mario Llerena y Raúl Chibás, presidente y tesorero, respectivamente, del Comité en el Exilio del Movimiento 26 de Julio, Fidel les decía en relación con la constitución de un gobierno provisional revolucionario:

Consideramos que éste es un momento adecuado para constituir un gobierno provisional revolucionario. Lo que en otro instante pudiera parecer ineficaz, hoy es un magnífico golpe psicológico ante la opinión nacional e internacional, porque precisamente es una reafirmación de fe ante el revés que levantaría los ánimos de lucha. Cuando la dictadura dice que estamos vencidos nosotros responderemos anunciando al mundo la constitución del gobierno provisional en el territorio libre de Cuba. Hoy día ese gobierno tendría una gran tarea que realizar. Hoy hay territorios dominados que requieren organización administrativa e importantes disposiciones locales.

Después de constituir el gobierno habría que gestionar poco apoco el apoyo de otros sectores y entonces tendríamos la unidad en la forma ideal y combativa: a través del gobierno provisional revolucionario de la República de Cuba. Pero eso no se puede plantear previamente, porque quedaríamos a merced de las eternas discrepancias. Hay que lograrla sobre la marcha.

El doctor Urrutia podría arribar directamente a nuestro territorio; ser proclamado presidente, constituir un Consejo de Ministros y proceder a designar representantes legales para el exterior...

Nosotros podemos garantizar una sede fija y segura al gobierno con facilidades, que tal vez no esperen en estas montañas para desempeñar su función. Este planteamiento cuenta con el respaldo de todos los compañeros de la Dirección y sólo del doctor Urrutia depende el resto. Es algo que él debe meditar y resolver, con absoluta seguridad de que su decisión, sí es contraria, no alteraría en nada nuestra consideración y nuestro respaldo. Es cuestión tan delicada que yo aconsejaría tantear su criterio antes de hacerle el planteamiento, y si no sustentara este punto de vista dejar en suspenso la cuestión.18

18 Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Fidel Castro Ruz.

También con fecha 25 de abril, Fidel escribía a Faustino Pérez. En esa comunicación el jefe de la Revolución citaba con urgencia —en la Comandancia General— a todos los que tuvimos responsabilidad directa en la huelga.19 Se haría un análisis crítico, para sacar experiencias y examinar casuísticamente las actuaciones individuales y colectivas. Arnol Rodríguez, responsable de Propaganda, fue el único que no concurrió, pues tuvo que quedarse en la capital al frente del Movimiento 26 de Julio.

19 Faustino Pérez recibió la carta el 27 de abril. Consejo de Estado de la República de Cuba. Oficina de Asuntos Históricos, Fondo Fidel Castro Ruz.

Reunión decisiva

En El Alto de Mompié conocí personalmente a Fidel, al Che y a Celia. Me sentí feliz por encontrarme en el firme de la Sierra Maestra, conversar con ellos y, en particular, convivir, aunque por algunos días, con el líder de la Revolución.

En las dos etapas más importantes del proceso revolucionario cubano de este siglo —en las décadas de los años treintas y cincuentas— tuve el privilegio de estrechar las manos e intercambiar ideas con sus figuras representativas: Antonio Guiteras Holmes y Fidel Castro Ruz. Vivo orgulloso de esos recuerdos imperecederos.

La reunión de los dirigentes del Movimiento 26 de Julio, a la cual Che denominó “reunión decisiva”, comenzó a las 6:00 a.m. del 3 de mayo y terminó a las 2:00 a.m. del día siguiente. A pesar de esto, mientras todos buscábamos un lugar para descansar y guarecernos del frío, Fidel continuó despierto, no sé por cuánto tiempo más, leyendo. Lo vi colgar su hamaca; había un hueco en ésta, en el que colocó un candil cuya base eran dos tirantes cruzados para evitar el derrame del keroseno.

Una decisión importante adoptada en El Alto de Mompié se refirió a la futura organización del Movimiento 26 de Julio. Allí se acordó aplicar una política de mando único, centralizado en la figura de Fidel, que fue nombrado secretario general del Ejecutivo del Movimiento 26 de Julio y Comandante en Jefe de todas las fuerzas revolucionarias, que incluía a las milicias de las ciudades y comunidades urbanas que hasta entonces habían estado bajo la jefatura de René Ramos Latour, Daniel. Como resultado de esa centralización, se creó un Secretariado, con sede en la Sierra Maestra, integrado por Fidel Castro, René Ramos Latour, Faustino Pérez, David Salvador y Carlos Franqui. Además, se creó una Delegación Nacional, que estaría integrada por Marcelo Fernández Font, como coordinador nacional; Delio Gómez Ochoa, delegado nacional de Acción; Antonio Ñico Torres, delegado nacional de Asuntos Obreros; Manuel Suzarte, delegado nacional de Finanzas, y Arnol Rodríguez, delegado nacional de Propaganda. A Faustino Pérez, René Ramos Latour y David Salvador se les indicó que subieran a la Sierra Maestra.

También se trató la situación del doctor Urrutia, quien quedó una vez más ratificado como candidato presidencial por el Movimiento 26 de Julio.

Informé sobre la salida de Urrutia hacia los Estados Unidos y sobre las noticias recibidas en relación con sus actuaciones. También señalé las contradicciones que ya él había afrontado con Mario Llerena, presidente del Comité en el Exilio del Movimiento 26 de Julio, quien aspiraba a asumir la presidencia provisional de la República.

Se acordó que el citado Comité en el Exilio quedaría constituido por Haydée Santamaría Cuadrado, quien sería enviada a la ciudad de Miami, en los Estados Unidos, como delegada personal del Comandante en Jefe y responsable de Finanzas; Antonio Buch Santos, quien también radicaría en Miami, fue nombrado responsable de Propaganda; mientras que José Llanura Gobel sería el responsable de Organización y se establecería en Nueva York. Yo fui nombrado coordinador general y responsable de Relaciones Públicas y tendría que establecerme en Caracas, Venezuela.

Allí me encargaría de atender al doctor Urrutia, viabilizaría con urgencia el envío a la Sierra Maestra de los armamentos gestionados por Fabricio Ojeda con el presidente de Venezuela, Wolfgang Larrazábal, sin interferir en el trabajo de Ricardo Lorié, quien continuaría las gestiones de abastecimiento al Ejército Rebelde y debería rendir cuenta directamente al Comandante en Jefe.

Además, como coordinador general, me ocuparía de los cifrados, cuyo código había sido confeccionado por Che y más tarde fue variado utilizando diccionarios bilingües italiano-español, alemán-español y portugués-español.20

20 Luis M. Buch Rodríguez: Más allá de los códigos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1995.

Mientras estábamos reunidos en El Alto de Mompié, los informes del servicio de inteligencia campesino y las avanzadas del Ejército Rebelde coincidían en cuanto a las concentraciones de tropas enemigas, que se trasladaban con equipos bélicos modernos de todo tipo. También se recibió informaciones de que por el sur se había incrementado el movimiento de barcos de guerra, que navegaban cerca de la costa en zafarrancho de combate.

Con estos augurios terminó la reunión de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra. Fidel sentenció con palabras acertadas: “La ofensiva comenzará más rápido de lo que ustedes se puedan imaginar”.

Cumplimiento de los acuerdos de El Alto de Mompié

El 6 de mayo comenzó la salida de los participantes en la reunión. Haydée Santamaría y yo seríamos los primeros en bajar al llano, ya que viajaríamos al extranjero y debíamos correr el menor riesgo posible.

Fidel, inquieto, nos observaba desde uno de los secaderos de café, y aunque ya nos habíamos despedido de él, de momento se acercó al mulo que yo montaba y me dijo: “Desmóntate, ven acá”. Fuimos al extremo de un secadero y él, con un pie puesto en el borde, señaló con su mano derecha hacia lo lejos: