¿Hay esperanza para la creación amenazada? - Leonardo Boff - E-Book

¿Hay esperanza para la creación amenazada? E-Book

Leonardo Boff

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Beschreibung

Jürgen Molmann y Leonardo Boff son seguramente dos de los teólogos vivos más importantes del cristianismo y se cuentan entre los que han ejercido la más duradera influencia tanto dentro como fuera de la Iglesia. La teología política del primero y la teología de la liberación del segundo tienen raíces comunes, y ambas son una reflexión crítica sobre las sociedades en las que se ha vuelto necesario ofrecer signos de vida en medio de los peligros de muerte. En esta pequeña obra los dos teólogos se vuelven a encontrar para anunciar una vez más su pasión por la vida y las nuevas prioridades que se plantean al cristianismo contemporáneo: en vez de dominar la Tierra, la especie humana debe ser compañera de Dios en la recreación de la vida; el ser humano no es el centro del mundo sino parte integrante de la gran comunidad de la vida, y que la fe es un acontecimiento que irrumpe en el corazón del creyente y debe tener implicaciones de amplitud cósmica.

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Titulo original: HA UM FUTURO PARA A CRIAÇÃO AMEAÇADA?

Traductora: Alma Cristina Diaz Padilla

Diseño de portada: Víctor M. Ortiz Pelayo

www.nigiro.com

Copyright de Dabar y todos los datos de la misma

© 2016 Ediciones Dabar, S.A. de C.V.

Mirador, 42

Col. El Mirador

04950, México, D.F.

Tel. (55) 5603 3630, 5673 8855

fax: 5603 3674

e-mail: [email protected]

ISBN: 978-607-612-248-8

Impreso y hecho en México

¿HAY ESPERANZA PARA LA CREACIÓN AMENAZADA?

Jürgen Moltmann y Leonardo Boff

Índice

Una andadura de fe y esperanza…

Los derechos humanos

Una pasión por la vida

Una viva esperanza

Primera parte

1. De la era de la modernidad al futuro ecológico

1.1 La nueva imagen del ser humano: del centro del mundo a la integración cósmica; o, de la arrogancia del dominio del mundo a la humildad cósmica

1.2 Dios y el mundo: de la diferenciación entre Dios y mundo a la doctrina trinitaria de la creación. De un mundo sin Dios a un mundo en Dios y un Dios en el mundo

1.3 Someter la Tierra, que es madre de todos nosotros

1.4 La teología natural ¿presupuesto o futuro de la teología de la revelación?

1.5. Espiritualidad de los sentidos: mística de una vida plena

2. ¿Cultivar y preservar la tierra?

2.1 La conversión de considerarse el centro del universo a la integración cósmica, o, dicho de otro modo, de la hybris del dominio del mundo a la humildad cósmica

2.2 El medio ambiente. Ambiente comunitario y naturaleza

2.3 Progreso y movimiento circular

2.4 La ética de la creación y la ética del sábado. La ética del sábado y la ética de la renovación de la vida

3. Una cultura de la vida contra los riesgos mortales de estos tiempos

3.1 El terror de la muerte universal, cuando la vida no es amada

3.2 El suicida programa nuclear

3.3 La trampa de la creciente miseria social

3.4 La trampa de la aniquilación ecológica mundial

3.5 La pregunta existencial: ¿debe existir o no una humanidad?

4. Una cultura de la vida en comunión. ¿Los riesgos que corremos crecen más rápido que las soluciones?

4.1 Vivir con la bomba

4.2 La justicia social crea la paz social

4.3 Un profundo respeto a la vida

4.4. La vida amada en tiempos de riesgos

Segunda parte

1. Rescatar lo que perdimos

2. La Tierra como sujeto de dignidad y de derechos

2.1 Argumentos en favor de los derechos de la Madre Tierra

2.2 Especificación de algunos derechos de la madre Tierra

3. Ante la crisis actual, cuatro principios y cuatro virtudes

Presentación

Quien asume la tarea de hacer una presentación debe estar consciente de que esta sea realmente necesaria, pues presentar es también hacer que otros conozcan a quien es desconocido. En este sentido, mi tarea de presentación es innecesaria o carece de propósito, si tenemos en cuenta el hecho de que los dos autores de este libro son personas de sobra conocidas por el público lector.

Jürgen Moltmann y Leonardo Boff son seguramente dos de los teólogos vivos más importantes del cristianismo y se cuentan entre los que, a mi juicio, han ejercido la más duradera influencia tanto dentro como fuera del ámbito de la Iglesia. Con Leonardo Boff y Jürgen Moltmann ocurre algo inusitado en un mundo cada vez más plural, y en el cual el cristianismo pierde relevancia de forma creciente: un público que ya no se siente totalmente identificado con las enseñanzas de la Iglesia o que ya no desea formar parte de ella, lee las obras de estos teólogos y reconoce en la coherencia de ambos una señal fascinante que termina conectando a estas personas, por otra vía que no es la institucional eclesial, con la causa de Cristo, que no es otra que la causa de la vida y de su redención.

Mi presentación, aunque así se llame, no debe ser entendida como tal. Se trata más bien de la expresión agradecida de una profunda admiración que he cultivado por ambos autores, por su vitalidad intelectual y su coherencia ética. Me “encontré” con Leonardo Boff y Jürgen Moltmann desde mis años de estudiante de teología. Tuve la satisfacción de ser formado en el hervidero de la teología latinoamericana de la liberación. Y, como esta es a la teología política lo que Boff es para Moltmann, recibí simultáneamente el saludable impacto de la enseñanza teológica de ambos. En aquella época, nuestros debates del salón de clases continuaban en los pasillos y versaban predominantemente sobre alguna afirmación hecha por alguno de estos dos teólogos.

Pasó el tiempo, y la providencia divina me permitió conocer a ambos personalmente. Fui alumno de Moltmann en la Universidad de Tubinga, durante los últimos años que antecedieron a su jubilación. Su sencillez, mezclada con una forma peculiar de erudición clásica, llenaba los auditorios donde enseñaba teología sistemática.

A Leonardo Boff lo conocí en los encuentros ecuménicos. Siempre me fascinó ver cómo el “padre” de la teología de la liberación se transmutaba de profesor de teología, en aquella persona sencilla y solícita, siempre abierta al diálogo. Ahí pude ver de cerca a un teólogo que sabía articular teológicamente temas de alta complejidad teórica con las cosas simples de la vida. En Leonardo Boff y Jürgen Moltmann se ha hecho realidad la simetría entre la enseñanza y la vida. Coherencia de vida como un valor moral imprescindible. De ahí la razón del título de este libro: un signo, un hermoso signo, diría yo, de esperanza.

Toda obra tiene una historia que la antecede, y este libro no es una excepción. A decir verdad, nació de una gran y duradera amistad entre Leonardo Boff y Jürgen Moltmann. Los amigos desearon encontrarse una vez más, y este encuentro tenía que ser en la ciudad maravillosa1 y en el Instituto Metodista Bennett, con el que ambos siempre se sintieron identificados. Tuve el placer de organizar las conferencias de ambos en el unibennet2, además de mediar los acuerdos precedentes que harían posible la presencia de Moltmann en la puc-Río3, que amablemente lo invitó a participar como conferencista del Congreso Internacional de Teología en 2011. Este libro es, por tanto, la edición (con ligeras adaptaciones) de lo que fue el encuentro de los dos grandes amigos: Leonardo Boff y Jürgen Moltmann. Esto explica la forma sintética, aunque profunda, de muchas de las sentencias en él contenidas.

La teología política y la teología latinoamericana de la liberación tienen raíces comunes: ambas son una reflexión crítica sobre las sociedades en las cuales se ha vuelto necesario ofrecer signos de vida en medio de los peligros de muerte.

Jürgen Moltmann es oriundo del viejo continente, concretamente de Alemania, donde vivió en carne propia los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Fue hecho prisionero y, como tal, encontró consuelo en Cristo, que en su cruz se hermanó con todos los desesperados de este mundo. En su grito por el sentido de la vida en medio de la muerte, Moltmann pudo reconocer en el Cristo de Dios a aquel que solidariamente lo tomaba de la mano, dando un nuevo significado a su vida.

En medio de los escombros de una nación devastada por la guerra, la gracia de Dios hizo nacer un corazón confiado en la fuerza de la vida, que hace que irrumpa la esperanza creativa y apasionada. Por eso, Moltmann se hizo teólogo y asumió la tarea de proclamar la solidaridad de Dios con todos los desesperados del mundo. Esto tuvo como resultado, en los años sesenta, su tan conocida teología de la esperanza, cuya sustancia se tradujo en el libro del mismo título.

A pesar de que estuvo marcada por la opresión multisecular, América Latina se convirtió, a mediados de la década de 1960, en un ambiente fecundo de ideas y prácticas pastorales transformadoras que se debieron al Concilio Vaticano II, una verdadera primavera para la Iglesia católica. El viento renovador del Espíritu de Dios inspiró la gestación de una nueva reflexión teológica, la primera en el subcontinente, que combinaba el fervor religioso del pueblo latinoamericano con una acción histórica revolucionaria. Los cristianos y cristianas de América Latina comenzaron a preguntarse por la conexión entre su fe inquebrantable y su vida marcada por la miseria y la explotación socioeconómica. La pregunta que el pueblo creyente latinoamericano se hacía era: ¿en qué medida una espiritualidad tan genuina podría inspirar la acción transformadora de una realidad que negaba la voluntad de Dios?

En este contexto surge una generación de jóvenes teólogos con una densa formación académica, en gran parte adquirida en Europa, pero con un compromiso invencible con los pobres y los desheredados de América Latina. Leonardo Boff fue, entre los teólogos brasileños, quien desencadenó esta nueva forma de hacer teología que tiene su centro nucleador en los pobres y en su liberación. Su libro Jesucristo el liberador fue una especie de despertador de las consciencias adormecidas, que después sería seguido por centenas de publicaciones de igual tenor.

Una andadura de fe y esperanza…

El itinerario teológico de Jürgen Moltmann fue adquiriendo mayor densidad liberadora a medida que la sociedad alemana (por no decir europea) se veía desafiada por nuevas y angustiantes cuestiones: el temor a una guerra nuclear y la inminente devastación del ambiente vital humano, que lo llevaron a asumir también la tarea de reflexionar teológicamente sobre lo “propio” de la fe cristiana ante las cuestiones de la creación, de la naturaleza y de la ecología. De ahí surgió su Ecoteología, que no quiso ser otra cosa que la reubicación de la creación de Dios en el centro de la fe cristiana. Con su forma tan peculiar de hacer teología, Moltmann estableció nuevas prioridades para el cristianismo contemporáneo: en vez de dominar la Tierra, la especie humana debe ser compañera de Dios en la recreación de la vida. El hombre no es el centro del mundo, sino parte integrante de la gran comunidad de la vida. Más allá de una experiencia subjetiva desconectada del mundo externo, la fe cristiana es, para el teólogo reformado alemán, un acontecimiento que irrumpe en el corazón creyente, pero que debe alcanzar implicaciones de amplitud cósmica.

Los derechos humanos

Leonardo Boff sintió el llamado de Dios a hacer teología en un momento en el que todos gemíamos bajo el yugo de las dictaduras. Casi sin excepción, en la década de 1970, el continente latinoamericano estaba bajo la égida de regímenes dictatoriales. Eran tiempos de plomo. La sociedad civil estaba sofocada por el terror constante de la violación de los derechos humanos, que son derechos divinos. En estos momentos, la teología latinoamericana encontró en Leonardo Boff a uno de sus más fecundos profetas. Había llegado a su fin el tiempo del silencio. Dios está siempre al lado de los que luchan por la justicia; es el campeón de los pobres y lucha por su liberación plena, por eso entró en la historia humana. El éxodo de Israel es el éxodo de todos nosotros, en camino hacia la gran redención. Boff dio a la fe cristiana su sedimento más real y auténtico, puesto que la anunció desde la perspectiva de los excluidos.

Una pasión por la vida

Boff y Moltmann se encontraron una vez más en 2011 para anunciar su pasión por la vida. Una pasión que se expresó de modo pleno en la vida y muerte de Jesucristo. Su pasión nos recuerda que la vida solo vale la pena cuando es vivida con plenitud. Quien ama la vida, es porque le encontró su verdadero significado. Sin embargo, Boff y Moltmann nos recuerdan que Cristo aún sigue siendo crucificado, y vive su prolongada pasión en aquellos que sufren, en aquellos y aquellas que padecen muerte prematura, en los muchos para los cuales, como para el niño de Nazareth, todavía no hay lugar en este mundo. El mal y el sufrimiento en el mundo no son para ambos teólogos un hecho inexorable, una sentencia condenatoria para la humanidad. La pasión del mundo es una invitación que Dios nos hace hoy y siempre para que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y para que hagamos de sus dolores, nuestro propio dolor. Solo así podrá romperse el ciclo de muerte y opresión.

Una viva esperanza