Homenaje al Maestro Peter Deunov - Omraam Mikhaël Aïvanhov - E-Book

Homenaje al Maestro Peter Deunov E-Book

Omraam Mikhaël Aïvanhov

0,0

Beschreibung

"Lo más notable del Maestro Peter Deunov, lo que hacía de él un ser absolutamente especial, era la vida espiritual que emanaba de él y que, como rayos de luz, venía a penetrarnos. Porque el resplandor que produce un ser de una gran vida espiritual es algo vivo, un mundo habitado por entidades muy puras, que impregna a todos aquellos que se acercan a él y hace un trabajo sobre ellos.Muchos creen que lo esencial es la palabra de un Maestro, la sabiduría que transmite, y que si no dice nada, no aprenden nada. Pues bien, es un error; aunque no hable, el resplandor que emana de él os comunica algo de su luz y de su fuerza. Esto es lo que comprendí del Maestro. Lo más importante no era la Enseñanza que nos transmitía con su palabra, sino la intensa vibración de su espíritu que penetraba en nosotros.." Omraam Mikhaël Aïvanhov

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 119

Veröffentlichungsjahr: 2024

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Omraam Mikhaël Aïvanhov

Homenaje al Maestro Peter Deunov

Izvor 200-Es

ISBN 978-84-10379-17-6

Traducción del francés

Tituló original:

hommage au maître peter deunov

© Copyright reservado a Editions Prosveta, S.A. para todos los países. Prohibida cualquier reproducción, adaptación, representación o edición sin la autorización del autor y del editor. Tampoco está permitida la reproducción de copias individuales, audiovisuales o de cualquier otro tipo sin la debida autorización del autor y del editor (Ley del 11 de marzo 1957, revisada). - www.prosveta.es

PETER DEUNOV

12 julio 1864 - 27 diciembre 1944

1888: Viaje a los Estados Unidos. Estudios de teología y medicina en la ciudad universitaria de Madison (Wisconsin)

1895: Regreso a Bulgaria

1900: Primeros discípulos

1922: Apertura de la Escuela que funcionará hasta 1944.

“Un Maestro es el pájaro que viene hacia vosotros para cantaros y guiaros por el camino que lleva hacia el castillo encantado. El día en que ya no corráis el peligro de perderos, el pájaro podrá dejaros, y se irá volando”.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Si os contara mi alegría y mi asombro cuando conocí al Maestro, ¡ no me creeríais ! Yo era muy pobre entonces, solo tenía una cama, un violín y algunos libros. Pasaba semanas enteras en las montañas leyendo, meditando y, de vez en cuando, iba a trabajar un poco para ganar algo de dinero. ¡Y si hubierais visto los zapatos y la ropa que llevaba puesta !... Pero era feliz porque me sentía rico, fabulosamente rico, rico de saber que mi Maestro existía. Tenía la impresión de que mi cabeza, mi corazón contenían todos los tesoros del universo. Tener un Maestro, ¡ os dais cuenta ! Sabía que gracias a él poseería el Cielo y la tierra, que realizaría todo lo más precioso que deseaba.

Muy pocas personas, por desgracia, tienen la intuición de lo que puede representar un Maestro para la orientación de su destino, de todo lo que su presencia puede rectificar, mejorar y armonizar en sus existencias. Tener un Maestro no les dice nada, porque saben que con él ya no estarán tan tranquilos : el Maestro les mostrará sus lagunas, el peligro de los caminos en los que se internan a menudo, por lo que, obviamente, se sentirán un poco frenados, y no quieren. Y es una lástima, porque con esta actitud sufrirán y encontrarán limitaciones mucho mayores que las que tendrían que soportar siguiendo los consejos de un Maestro. Yo, desde muy joven, sentí que necesitaba un Maestro, y esto fue lo que me salvó.

Cuando conocí al Maestro Peter Deunov, tenía diecisiete años. Vivía en Varna, junto al Mar Negro. Lo conocí en ese momento porque, tras toda clase de intrigas, el clero de la Iglesia ortodoxa consiguió que el gobierno le permitiera abandonar Sofía, donde se había instalado. Fue enviado al exilio a la ciudad de Varna, cerca de la cual había nacido y donde había vivido durante mucho tiempo.

El Maestro era hijo de un pope de la Iglesia ortodoxa búlgara. Su padre deseaba evidentemente que siguiera el mismo camino y se hiciera pope a su vez. Pero el Maestro se negó. Conocía bien este ambiente del clero, su mentalidad, sus preocupaciones y no le fascinaba. También podría haber sido pastor porque, desde su juventud, estudió en una escuela protestante en Bulgaria y se fue para proseguir sus estudios de teología – así como de medicina – a los Estados Unidos. A su regreso, cuando se esperaba que aceptara una función en la Iglesia evangélica, también se negó. Sentía que tenía una vocación totalmente diferente.

Cuando comenzó a dar conferencias y a reunir a algunos discípulos, el clero de la Iglesia ortodoxa se alzó inmediatamente contra el Maestro. ¿ Por qué ? ¡ Es muy simple ! En todos los tiempos y en todas las religiones, el clero ha considerado que nada bueno puede hacerse fuera de las Iglesias establecidas. Estoy de acuerdo : si las Iglesias cumplieran correctamente su papel, no habría nada que reprocharles ; pero a menudo, no hacen más que mantener a los fieles en concepciones estrechas y limitadas. En efecto, ¿ qué se les pide ? Tener fe, asistir regularmente a los oficios, rezar algunas oraciones, cantar algunos cánticos, escuchar algunos sermones, ¡eso es todo! ¿ Cómo puede la Iglesia pensar que esto basta para transformarlos y acercarlos a Dios ? Pero, ¿ quiere realmente transformarlos y acercarlos a Dios ? E incluso, entre el clero, ¿ cuántos dan ejemplo de una vida realmente acorde con los principios más sagrados de su religión ?

Poco a poco, la persona del Maestro y su actividad se convirtieron para los obispos en un verdadero reproche vivo. Parecía decirles : “ ¡ Qué lejos estáis de las verdades de los Evangelios ! ¡ Cuán diferente es vuestra vida de lo que Jesús ha enseñado ! Debéis corregiros...” Pero en lugar de aceptar, acusaron al Maestro de ser un hereje, un falso profeta. Si hubiera llevado una vida totalmente mediocre, le habrían dejado en paz, pero quería seguir las huellas de Cristo, y lo persiguieron. Después de un tiempo, los obispos se pusieron de acuerdo con algunos miembros del gobierno para enviarlo al exilio. Este proceder de los obispos era la prueba de su debilidad. El Maestro tuvo que irse de Sofía. Y tranquilamente se fue a Varna con algunos discípulos. Fue en 1917.

En aquella época, yo vivía en una casa de mis padres que se encontraba, sin que yo lo supiera, a pocos metros de la que el mismo Maestro había habitado una vez, antes de partir para instalarse en Sofía. Recuerdo que era la calle verdaderamente más extraordinaria de la ciudad por su inclinación. Todas las mañanas, para ir a la escuela, me veía obligado a subir por esta empinada pendiente, y en invierno, debía tomar grandes precauciones porque con el hielo, se resbalaba fácilmente. En esta calle, que también era muy larga, se encontraba la iglesia a la que el padre del Maestro había sido agregado como pope ; por eso tomó una casa al lado en la que el Maestro vivió varios años.

El exilio del Maestro a Varna, fue para mí un acontecimiento feliz: gracias a ello lo conocí, y mi vida fue definitivamente orientada.

En cuanto lo vi, quedé deslumbrado. Su rostro, su esplendor, la paz que emanaba de él, su compostura, la ligereza de sus gestos, su forma de andar, su modo de hablar, su mirada, su sonrisa, todo provenía de otro mundo. En todo su ser se sentía ese largo trabajo de las Iniciaciones y de los Maestros, trabajo de paciencia, tenacidad, nobleza y desinterés. Un mundo inmenso por su profundidad, su riqueza y su belleza, eso es lo que aportaba el Maestro.

Lo que también me impresionó mucho del Maestro, fue su dignidad. Pero quizás os resulte difícil entender lo que quiero decir con esto, porque para muchos, la dignidad no es una noción clara, se tiende a confundirla con la altivez o el orgullo. La dignidad del Maestro, era una conciencia de los tesoros que Dios había puesto en él y la voluntad de mantenerlos intactos. Sí, la verdadera dignidad es el respeto de todo lo que Dios nos ha dado, empezando por nuestro cuerpo físico, pero también nuestro corazón, nuestro intelecto, nuestra alma, nuestra mente. Cuántas veces observé en el Maestro esta preocupación de protegerse de cualquier mancha física o psíquica. Se sentía que velaba constantemente por salvaguardar las riquezas que estaban en él, para poder devolverlas un día al Creador aún más abundantes y brillantes. Y es también esta dignidad, este respeto hacia sí mismo que quería enseñar a sus discípulos, haciéndoles tomar conciencia de que eran templos, tabernáculos del Eterno en los que solo deben entrar y salir el alimento puro, pensamientos, palabras, sentimientos puros. Aquellos que no vigilan lo que entra o sale de ellos, que se dejan llevar por cualquier cosa, se ocupan de cualquier cosa, dicen o piensan cualquier cosa, no pueden tener conciencia de su verdadera dignidad de hombres.

Lo que os voy a contar ahora, ocurrió en Varna, los primeros días en que conocí al Maestro y le iba a visitar. Fue durante la guerra de los Balcanes. Esa noche, hablamos mucho y llegué tarde, ya había pasado ampliamente la hora del toque de queda. De repente, en la esquina de una calle, me encontré con dos guardias a caballo que me detuvieron diciendo : “¿Adónde va a esta hora ? – Me voy a mi casa. – Bien, venga primero con nosotros...” Y tuve que seguirlos. Caminaba pensando en el Maestro, y estaba tan feliz con nuestra conversación que no me importaba pasar la noche en la cárcel... De repente, sin ninguna razón, los guardias cambiaron de actitud y me dijeron : “ ¡Váyase ! Váyase a su casa. Le acompañaremos un tramo de camino para que no sea detenido por otros guardias, pero no vuelva a salir a esta hora...” Me alegré mucho de este cambio de actitud, y al día siguiente ya había olvidado el incidente.

Unos días después, volví a casa del Maestro. Me recibió sonriendo y me dijo : “ ¿ Cómo fue la otra noche ? Los guardias fueron amables, ¿verdad ? – ¿ Cómo, Maestro, sabe lo que pasó ? ¿ Qué hizo ? – Les dije a los guardias: déjenlo volver a casa tranquilamente, es un buen discípulo...” Después de este incidente, comprendí lo fácil que era para el Maestro, que era clarividente, hablar así en lo invisible. Aquellos que se preguntan sobre la realidad del pensamiento : si puede viajar al espacio, si los cerebros humanos están preparados para recibirlo, reflexionarán sobre estos hechos. El Maestro dijo a los guardias : “ Es un buen discípulo, dejadle ” y su alma obedeció, porque las llamadas de un Maestro son órdenes.

A veces, cuando hablábamos, el Maestro miraba al cielo y observaba las figuras dibujadas por las nubes. “ Mikhaël, me decía, esta tarde tres personas vendrán de Sofía para verme. – ¿ Cómo podéis saberlo Maestro ? – Son las nubes que lo anuncian, me respondía, vienen a advertirme...” No sé en qué lenguaje, pero gracias al Maestro he aprendido muchas cosas sobre este tema. También me explicó que, según las nubes que se ven sobre una ciudad, se puede conocer la calidad de sus habitantes.

Durante un cierto tiempo viví con un amigo. Un día, cuando volvía a casa, este amigo me dijo que un ladrón se había introducido en nuestra casa durante nuestra ausencia y se había llevado muchos objetos, entre ellos un equipo de radio y un reloj que me pertenecían. Había oído decir por el Maestro que cuando un ladrón viene a robarnos objetos, a menudo es porque, por ciertas razones, no nos pertenecen realmente. Así pues le respondí a mi amigo : “ Si estos objetos son realmente nuestros, los encontraremos ; si no los encontramos, es porque no nos pertenecen ; no hay pues que lamentarse...” Mi amigo era muy inteligente, pero sobre todo tenía mucho sentido práctico : encontró mis bromas un poco fuera de lugar y prefirió ir a presentar una denuncia en la comisaría, donde dio su nombre y el mío.

Dos días después, me llamaron de la comisaría. Fui y el comisario al verme me dijo : “ Usted es un discípulo del señor Deunov, ¿verdad ? Sí, ¿ cómo lo sabe ? – Por su cara. ¿ Conoce al Maestro ? – Sí, lo conozco y os contaré cómo...” Y, olvidando al ladrón, comenzó : “ ¡ Qué afortunado es usted por tener un Maestro así ! ¿ Por qué pienso esto ? He aquí el porqué. Durante la guerra, yo estaba en el frente de Macedonia. Mi padre era entonces gobernador de Varna. En ese momento, era muy difícil enviar cartas al frente o recibirlas, y mi padre, sin noticias mías, estaba muy preocupado. Cuando supo que su Maestro estaba en Varna, fue a verle para preguntarle si podía decirle dónde estaba. El Maestro cerró los ojos por un momento para buscarme, y luego le dijo : “ En este momento, su hijo está en un bosque con camaradas, están escondidos, porque aviones sobrevuelan el bosque lanzando bombas y tienen miedo porque este lugar es muy expuesto. También hay agua fluyendo cerca de ellos... Ahora una bomba acaba de caer donde se esconden... Su hijo está herido, pero no mortalmente. Se salvará, tranquilo, puedo asegurarle que no morirá y que pronto volverá a Varna. Vaya a esperarlo a la estación en tal fecha (el Maestro precisó el día y la hora), llegará ese día trayendo un pescado. Mi padre estaba muy emocionado y volvió a casa tranquilizado. El día indicado por vuestro Maestro, fue a esperarme a la estación con unos amigos ¡ y tuvo la alegría de verme llegar con un pez ! Más tarde, mi padre, que sabía también que el Maestro era frenólogo, me llevó a su casa para que estudiara mi cabeza ; no recuerdo muy bien lo que dijo al respecto, porque en aquella época era despreocupado e incapaz de comprender lo que vuestro Maestro podía decir...”

Después de este relato, el comisario me pidió detalles sobre el robo del que mi amigo y yo fuimos víctimas. Me prometió que haría todo lo posible para encontrar al ladrón y me fui a casa. Sobre todo, deseaba recuperar mi reloj qué era un reloj de plata que tenía por lo menos cincuenta años, había pertenecido a mi padre, pero tenía tanto más valor porque a cada hora indicaba la influencia planetaria activa. Yo mismo había preparado este mapa astrológico con la ayuda de cálculos adecuados y bastaba con echar un vistazo para conocer la influencia planetaria. Por eso quería recuperar mi reloj. Y lo encontré. El ladrón era un joven pobre. Intenté hablar con él para tocar su corazón, y luego le pedí al comisario que no lo maltratara, diciéndole que era víctima de las condiciones sociales, que era pobre, hambriento... Mis argumentos no le parecieron convincentes en absoluto, pero, quizás por su simpatía hacia mí, porque era discípulo del Maestro, me prometió que no lo maltrataría. Cuando llegué a casa, le dije a mi amigo : “Ya ves, la policía invisible hace bien su trabajo : ha descubierto que estos objetos nos pertenecían y que este robo fue un error...” Me saltó al cuello de la alegría. Hay que decir que fue él quien perdió más objetos...

Unos años después, conocí a un escritor extraordinario que me dijo : “ Hábleme de su Maestro. Lo conozco, debe ser muy viejo ahora, cuénteme qué hace. Cuando estaba en el instituto, con un compañero fuimos a visitarle porque nos enteramos de que era un gran frenólogo y queríamos conocer nuestro futuro. Nos miró sonriendo y me dijo : ‘ Usted tiene una salud frágil, pero se convertirá en un gran escritor...’ Me quedé muy sorprendido porque, en esa época, yo quería ser negociante y no tenía el menor deseo de escribir. Y a mi compañero que, por el contrario, deseaba ser escritor, le dijo que más tarde haría negocios, lo que evidentemente le deprimió un poco. Todas las predicciones que nos hizo se han cumplido. Presentad mis respetos a vuestro Maestro, porque tengo gran estima por él...”

Y es cierto que el Maestro era un frenólogo único. Durante años, antes de dedicarse a su función de instructor, recorrió las ciudades y aldeas de Bulgaria para estudiar y medir los cráneos de toda clase de personas. ¡