Inconsistencias dispersas - Simone Malacrida - E-Book

Inconsistencias dispersas E-Book

Simone Malacrida

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Beschreibung

“Inconsistencias dispersas” es una colección de borradores, fragmentos, pensamientos y cuentos, divididos en veintiuna secciones diferentes.

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Veröffentlichungsjahr: 2023

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Tabla de Contenido

“Inconsistencias dispersas” | SIMONE MALACRIDA

ÍNDICE ANALÍTICO

I | UN AÑO

II | VISUALES

III | VIAJES DISPERSOS

IV | EN EL MUNDO

V | CADENAS

VI | ANIVERSARIOS

VII | AYER

VIII | UNA HORA

IX | ANGLOS

X | PENSAMIENTOS DISPERSOS

XI | EN EL ÚNICO

XII | CORBATAS

XIII | CALENDARIO

XIV | HOY

XV | UN DÍA

XVI | PERSPECTIVAS

XVII | SUEÑOS DISPERSOS

XVIII | ADENTRO

XIX | POSIBILIDAD'

XX | PROGRAMAS

XXI | MAÑANA

“Inconsistencias dispersas”

SIMONE MALACRIDA

“Inconsistencias dispersas”es una colección de borradores, fragmentos, pensamientos y cuentos, divididos en veintiuna secciones diferentes.

––––––––

Simone Malacrida (1977)

Ingeniero y escritor, se ha ocupado de la investigación, las finanzas, las políticas energéticas y las instalaciones industriales.

ÍNDICE ANALÍTICO

I - UN AÑO

II - VISIONES

III - VIAJES DISPERSOS

IV - EN EL MUNDO

V - CADENAS

VI - ANIVERSARIOS

VII - AYER

VIII - UNA HORA

IX - ÁNGULOS

X - PENSAMIENTOS DISPERSOS

XI - EN EL INDIVIDUAL

XII - LAZOS

XIII - CALENDARIO

XIV - HOY

XV - UN DÍA

XVI - PERSPECTIVAS

XVII - SUEÑOS DISPERSOS

XVIII - EN EL DENTRO

XIX - POSIBILIDADES

XX - PROGRAMAS

XXI - MAÑANA

I

UN AÑO

ENERO

Inicio de todo, aunque diferente según los hemisferios.

Recuerdos tangibles de intensos fríos cortantes y atardeceres bermellones.

Luz ascendente, aunque todavía limitada.

Todo está dado por nuestra experiencia y por nuestro estar anclados en la parte más poblada y menos natural de la Tierra.

Si preguntáramos a otros, australianos o argentinos, dirían lo contrario.

Una época de calor y mar, de ocio y alegría.

Aquí, sin embargo, reina el vórtice polar, su ruptura y su descenso hacia latitudes templadas.

Es una espera agotadora.

Quizás el momento dominante del segador de antaño.

No hay mucho que destacar aparte del gran resplandor del íncipit. Por lo demás, todo transcurre inexorablemente, pero lentamente.

––––––––

FEBRERO

Interludio temporal lleno de simbolismo y anticipación.

¿La Riviera de Niza o las nieblas generalizadas?

¿El fin del gran mediodía austral o el viento azotador de las estepas?

Revolucionario en sí mismo en su concepción.

El más corto e irregular.

Un cambio repentino en el cielo estrellado, que ahora pocos admiran excepto con instrumentos científicos cada vez más sofisticados.

La luz como símbolo de renacimiento, a veces incluso los primeros brotes (¡pero qué riesgo!).

Sometido a una ráfaga repentina.

Un soplo de la gran Madre que podría resultar incluso fatal.

Aún no es hora para nosotros.

¿O tal vez no queremos salir del letargo?

Una seguridad interna que aún lucha por dar sus primeros pasos.

Rápido como el anterior fue lento.

Ni siquiera parece existir.

––––––––

MARZO

¿Por qué guerra en el nombre?

Durante mucho tiempo fue el verdadero comienzo.

El comienzo de la vida y el nuevo año.

En él se recoge una fecha significativa, considerada ya en tiempos remotos y gracias a la cual se erigieron monumentos y se escribieron poemas.

Explosión de vitalidad aquí, tiempo de preparación para dormir en otro lugar.

Inmensamente más denso que los anteriores para aniversarios, recuerdos y recuerdos.

Las experiencias flotan en el éter luminífero, temblando como las primeras flores sacudidas por el viento.

Blanco y primeros signos de verde juvenil.

Es un mundo que despierta entre violines danzantes y mujeres etéreas, pero nunca des todo por sentado.

Es un momento para volver a caer en la oscuridad.

Puñaladas traicioneras, sangre fluyendo y crímenes ahora demasiado institucionalizados.

Todo gira en torno al antiguo incipit, la fecha de las fechas, en el centro del mundo perdido encantado por los rayos de la primera edad.

Quizás esta sea la verdadera guerra.

La que tenemos cuando notamos la fugacidad del tiempo y de nuestra existencia.

––––––––

ABRIL

Despreocupación y alegría.

Explosión de colores y vida.

Todo es un zumbido y resurge gracias a la luz y al agua, dos elementos tan vitales e inseparables.

Momentos de compartir extremo.

Escapadas para dos o más.

¡Cómo giran los torbellinos!

Imagen clara de flores de cerezo ciclónicas y en espiral, gráciles sin tocar el suelo.

El río fluye en ti y en el mundo.

Reconexión con suprema armonía, como un concierto roto y ahora retomado, años después.

Una eterna búsqueda de la perfección que nunca llega a su punto máximo ya que es un fin en sí mismo.

Conmovedor y poderoso, no utilitario.

Vivimos para esto sin pensar en lo práctico.

Sin sueños, ¿qué seríamos?

Materia informe y construcción simple de la química orgánica.

Es un misterio nunca revelado, nunca verdaderamente comprendido y nunca reducible a primeros principios.

Somos nosotros, con toda nuestra carga de ambigüedad y pequeñez.

Si hubo un tiempo en el que simpatizamos con el Universo, aquí se representa y se insinúa.

Fugaz y breve, nos gustaría captarlo para siempre, pero sigue siendo sólo un toque impresionista que nos distrae.

––––––––

PUEDE

¡Qué densidad y qué perspicacia!

¡Qué grandes espacios abiertos en el horizonte!

Luz y luz había.

Había agua y agua.

Un tiempo encantado, como el de los amores y las pasiones, como el de quienes se saben transitorios y no quieren sucumbir a la lógica suprema de la fugacidad.

Somos todo y todo lo contrario.

Unidos en una danza eterna, pero en realidad tan efímera en tiempos y formas.

Canciones e himnos, fiestas y días festivos.

El verde contrasta con el azul, el amarillo con el blanco, el rojo con el rosa.

Paleta infinita de tonos.

Certeza de que la Naturaleza siempre supera lo artificial y la reconstrucción artificial y que el hombre sólo puede intentar imitar, sin llegar jamás a la perfección.

Existe la idea de intercambiar una mayor duración por una mayor calidad, pero es sólo un mero simulacro de la verdad.

A nuestro alrededor reina la doble ley de la belleza unida a la inestabilidad.

Nada dura.

Incluso una rosa que es perfecta hoy ya no lo será mañana.

¿O son suficientes unas pocas horas?

¿Dónde está el pico y comienza el declive?

Difícil de cristalizar, ya sea que se refiera a un evento único o en su totalidad.

Entonces, ¿qué queda?

El momento y (¿o será?) la gran conciencia de haberlo vivido.

––––––––

JUNIO

Los antiguos vieron este período como la gran culminación y cumplimiento.

La luz que domina (aquí, mientras en otros lugares hay oscuridad perpetua).

Siempre las estrellas que lo determinan todo.

Los ciclos naturales y agrícolas y por tanto biológicos.

El comienzo de una gran abundancia en términos de necesidades primarias, de ese período en el que hay que acumular y conservar para superar las dificultades que vendrán.

Gran planificación e inmensas estrategias, conocimientos del intelecto, para trabajar duro por el bien.

Hoy hemos olvidado todo esto.

Hoy todo se da por sentado.

Hoy el clímax se pospone, cuando las sombras ya se alargan.

Hoy estamos en distonía.

Es en el pasado donde se redescubren las verdaderas tradiciones del hombre, de esa especie animal que busca elevarse pero que, sin embargo, está anclada a ser terrestre.

No se deje engañar.

Sigue la luz.

La luz de los ancestros que ilumina el camino del hombre temeroso.

Ritos de sacrificio para recordarnos quiénes somos.

Deberíamos detenernos y reflexionar sobre nosotros mismos y la palabra progreso.

Regreso a los orígenes.

Ve y luego vuelve a emerger.

––––––––

JULIO

El verde se ha vuelto ahora pesado e intenso y ha perdido toda su vehemencia juvenil.

Tierra desnuda y reseca, suelo abrasador expuesto al calor intrépido.

Casi no hay refrigerio.

Se acusa a la naturaleza cuando no mucho antes se deseaba todo esto.

Ni siquiera notamos el comienzo del declive, tan embotados están nuestros sentidos.

La inercia natural hacia los cambios está ahora definitivamente vencida, al menos en su parte primaria, y se esperan con impaciencia los grandes frutos de la Madre.

¿Es posible concebir algo diferente?

Parece que no.

Las antípodas coinciden descaradamente, aunque nadie lo piense pero es exactamente lo contrario.

––––––––

AGOSTO

Esto ahora se ha establecido como la culminación.

Pero este no es el caso si seguimos la Naturaleza.

Debería ser el gran momento de las últimas vacaciones, pero a veces es sólo el comienzo.

Somos asincrónicos y distónicos.

Caminamos por caminos divergentes con diferentes relojes.

Sin embargo, todo nos recuerda una gran fugacidad.

En el gran mediodía, donde las almas más puras son liberadas y no sujetas a compromisos.

Estamos seguros de que estamos en otra parte, de que nos sumergimos en nuevas sensaciones, año tras año, siempre las mismas en el fondo, siempre nunca verdaderamente poseídas.

––––––––

SEPTIEMBRE

Sin aliento y a escondidas llegó.

La hora del mediodía y del atardecer.

El tiempo de la fugacidad.

No tienes conciencia inmediatamente porque quieres prolongar el clímax de forma extrema.

Pero empezó tarde, cuando ya se veían los primeros signos de decadencia.

Si hubiera comenzado antes, habríamos disfrutado de los momentos y de todos los grandes descubrimientos del largo parón juvenil, cuando todavía es fácil correr por los campos sin pensar en el mundo y sus problemas.

¿Qué se necesita para hacernos realidad nuestra ilusión?

A veces basta con un soplo de viento.

Otras veces agua descendente.

Y aquí la verdad se revela con toda su crueldad.

Se acabó todo, pero queremos seguir disfrutando de momentos y sensaciones.

Tarde o temprano tendremos que ceder.

Ojalá sea entonces.

––––––––

OCTUBRE

El verde casi ya no existe.

Es todo un florecimiento de tonos cálidos.

Amarillo y rojo, sobre todo.

Es un espectáculo digno de contemplar.

Llamativos atardeceres que aparecen no en el cielo, sino en la tierra y de forma infinita y repetida.

Cada árbol es, en sí mismo, una puesta de sol.

Una montaña de emociones y recuerdos, de sonidos perdidos y olvidados.

¿Cómo no amar todo esto?

¿Cómo no sentirnos atraídos a resistir hasta que se demuestre lo contrario?

¿De qué sirve resistir si tu destino es caer?

¿Quién ordena a una hoja que se quede ahí?

Es su vida y no puede escapar de ella.

Es su trabajo.

Aquí está la gran enseñanza de la Naturaleza y sus ciclos, si supiéramos escuchar.

No digo aprender, pero bastaría con escuchar y escuchar.

––––––––

NOVIEMBRE

A muchos no les gusta. Es la antesala del inminente parón y del frío y comienza de forma inquietante.

Sin embargo, es un paso necesario.

Un momento de transición (pero, en definitiva, todo es transición y nada es lo que es ni siquiera lo que parece).

Si tan solo pudiéramos disfrutar cada momento sin pensar en lo que sigue.

En cambio, siempre existe esta preocupación subyacente.

¿Y luego?

Resistimos, un poco como la Naturaleza. No querrás entregárselo al Tiempo pensando que la fuerza de voluntad y la inercia son suficientes para contrarrestar la ley inexorable.

Todo es en vano y lo sabemos.

Pero lo hacemos, siempre, cada vez.

¿Por qué?

Está en nuestra naturaleza.

No querer cambiar sino seguir la corriente.

Y cuando nos damos cuenta de cuánto ha cambiado afuera, ya es demasiado tarde.

La luz casi se ha apagado y es hora de envolver la oscuridad.

––––––––

DICIEMBRE

Sólo ahora nos damos cuenta del gran giro, sólo al final.

Es como si el hombre necesitara un principio y un final para darse cuenta del paso del Tiempo.

Sin la idea de ciclo y retorno, concebiríamos todo de forma lineal, sin reflexionar jamás.

Por eso construimos artificios y artefactos para recordarnos que todo viene y regresa.

¿No lo supimos desde el principio?

Claro, pero lo olvidamos.

¿Y ahora qué queda?

Un recuerdo fugaz, algo que nos transporta a ámbitos completamente distintos.

Todo parece tan rápido que ni siquiera he probado nada.

¿Al menos ayudó a aprender?

No.

Pronto comenzará un nuevo ciclo, pero es como si borráramos cada recuerdo.

Creemos que podemos empezar de nuevo, cuando no hemos entendido que cada momento es el comienzo.

Todo parece tan dulce y encantador que nos hace olvidar el significado de todo.

Mi fin es mi comienzo.

––––––––

¿Pero es ésta la única manera de clasificar? Ciertamente no, pero sí el más común.

Otros habrían escaneado el tiempo circular de un eterno retorno (pero no de lo idéntico, sino de lo parecido) con nombres diferentes.

Pratile o termidor o brumario o ventoso, por ejemplo.

¿Pero es tan importante el nombre?

Un paseo en el carrusel es siempre igual, independientemente del nombre.

Apunta a la esencia.

––––––––

El ciclo continuo

Rueda en la dirección

De cumbres sublimes.

Vuelve a conectarte y regresa.

II

VISUALES

Hay puntos encantados en la memoria de todos, entendidos como coordenadas espaciales específicas.

Basta un metro de diferencia para generar algo completamente antitético, por eso el conocimiento y la memoria son fundamentales.

Sin embargo, muchas veces no entendemos cómo un espacio se relaciona necesariamente con un tiempo.

Es una experiencia que nos llega, no un lugar inanimado.

Es una mezcla de colores y sonidos, de olores y acciones, de pensamientos y sueños.

Un toque de azul diferente en el cielo le da al mismo lugar una apariencia totalmente opuesta.

Y desde aquí descienden infinitas facetas.

¿Dónde reside el cofre del tesoro de los recuerdos?

¿Dónde se puede poner la memoria de todos como ejemplo universal?

Siempre de una única experiencia, del individuo que extrae sensaciones, es la partida, pero al final la llegada.

Dos almas, aunque similares y asonantes, no tendrán respuestas idénticas, ni siquiera de la misma persona, en comparación con el paso del tiempo, ante la lenta evolución de la marcha de la vida.

Es un desafío, eternamente inconcluso y decididamente perdido.

No hay certezas al respecto.

El símbolo mismo de la fugacidad.

Entonces inventamos varias formas de arte.

De la pintura a la fotografía.

Todo para capturar momentos.

Imposible.

Lo que realmente hacemos es transponer.

Imaginar e interpretar.

El resultado puede ser incluso mejor.

A veces realmente lo es, especialmente si pasa por manos expertas y sinapsis creativas.

Pero sigue siendo un filtro, no la realidad.

¿Existe siquiera la realidad?

¿Qué es?

¿Es ficción o simplemente interpretación?

Es nuestro mundo de relacionarnos, de afirmar que existimos, en un lugar y tiempo concretos.

Un vistazo a la eternidad, un pequeño pedazo de nosotros que nos parece tan apical que el Universo entero gira en torno a él.

Polvo de la nada, pero tan vital.

––––––––

Una gran ensenada, apenas visible como muchas otras, frente al mar abierto expuesta al mistral, que cuando sopla genera olas poderosas y traicioneras.

Arena no especialmente fina, al menos no como a pocos kilómetros de distancia, donde casi parece cristal roto por el paso del tiempo.

Una profundidad que se menciona casi de inmediato y no es una bahía protegida, ni una piscina natural.

Delgada franja de tierra que separa la parte salvaje de una gran bahía, donde en cambio todo está casi en calma incluso en los días de tormenta.

Los antiguos sabios, expertos e intrépidos navegantes de aguas desconocidas y grandes comerciantes, habían establecido allí una base.

Una ciudad que aún hoy brilla entre las ruinas, aunque no podamos comprender del todo su vida cotidiana, menos aún llevada a cabo entre los colores opacos de las piedras.

¿A dónde se fueron el rojo decorativo y el verde auspicioso?

¿Dónde está el azul del lapislázuli y el amarillo del ocre?

Desaparecido bajo la marcha del tiempo, del gran tirano a quien todo vuelve.

Hay un camino que sube lentamente, de espaldas a todo.

Es como si en la lenta subida la vista debiera quedar oculta.

Un repentino giro hacia el oeste, donde el gran Sol se duerme, anuncia los últimos pasos, mucho más agotadores.

Una vez que llegas a la cima, al lado de la torre, cada sensación se apacigua.

No se puede oír tu respiración, dominada por el viento que sopla constante y fuerte, incluso cuando allá abajo, en el suelo, a no más de un kilómetro de distancia, la gente disfruta del calor sin importar las fuerzas naturales.

Vista total y esférica.

Distorsión como del globo ocular de un pez, el deseo de reunirlo todo en sí mismo, con un abrazo cósmico entre el cielo y el agua.

Estamos aquí, esperando.

De la luz que se desvanece, del rayo largamente buscado, del momento y del instante.

Sabemos que hay algo más cerca. Ajetreo y fiesta, comida y faros, otro promontorio más al sur.

Vislumbramos el mundo bullicioso del avión que regresa a sus hogares seguros.

Pronto la oscuridad llegará a esta tierra ancestral.

Déjalos ir. Ellos no entienden.

No son una extensión de esta tierra, ni siquiera los nativos.

Hay algo que hace que los pocos elegidos, donde quiera que hayan crecido, se parezcan a la sensación de este lugar, casi inalterable en las distintas estaciones del año y de la vida.

De niño, de joven, de adulto y de anciano.

La certeza del gran ciclo de la Naturaleza, una salpicadura superpuesta de almas perdidas y encontradas.

El lector astuto tiene la tarea de investigar el lugar. No es difícil, es especial.

Pista: un hombre frente a la infinidad cósmica de la Vida.

––––––––

Pasear por ciudades conocidas o recientemente visitadas es una experiencia casi mística.

Me refiero a caminar no para ir a algún lugar o ir a un museo o monumento, sino simplemente pasear, tomando grandes senderos circulares o autónomos.

Déjate llevar por el azar y el momento.

Elige en base a sensaciones efímeras, un balcón o una calle, un jardín o un chapitel, una fachada o un color.

Hay infinitas historias en cada paso, en cada número de casa que se pasa.

Historias pasadas y presentes, reales o posibles.

Engaños y alegrías, traiciones y uniones, dolor y exaltación.

De piedras inanimadas, de materia informe e inorgánica, se levanta el entorno y el fondo sobre el que dejar la huella de infinitas generaciones.

Un viaje al pasado, una mínima intuición de lo que fue.

Simplemente reemplaza, en tu mente, los autos por carruajes y cámbiate de ropa.

Disminuyendo las alturas, eliminando los adornos y accesorios de la vida.

Volviendo a un principio que nunca existió, pero que siempre ha sido elogiado y tomado como referencia.

Aquí está la máquina del tiempo. Nuestros ojos y nuestra mente.

––––––––

¿Quién supo retratar mejor los paisajes?

¿Deberían ser realistas o imaginarios?

¿La doble reversión de cada visión restaurará alguna vez la esencia?

No hay respuestas únicas para todos. De hecho, cambian constantemente según el tiempo, el espacio y los sentimientos.

La frontera entre cambio e ilusión es fugaz.

––––––––

La explicación científica también sería sencilla en sí misma.

Onda electromagnética de determinada frecuencia, cuya composición, en un espectro considerado "visible" o perceptible por el ojo humano, forma lo que llamamos luz y cuyos reflejos, apantallados por absorciones individuales, se catalogan como colores mediante una adecuada modificación en los impulsos eléctricos. por receptores intraoculares y el posterior procesamiento de dichos impulsos por parte del cerebro humano.

Sin embargo, la sensibilidad y la inmensidad, el más mínimo cambio y la inmanencia son imposibles de codificar.

Incluso la sutil diferencia entre artificial y natural.

Después de todo, ¿qué es natural?

Nada, todavía lo notamos.

Este encanto, que ha perdurado durante milenios y generaciones, nunca ha dejado indiferente a nadie.

Es como si las palabras y las notas, los escritos y las pinturas, los cantos y las alabanzas, las oraciones y toda forma de captura tecnológica no fueran suficientes.

Todos piensan que están generando nuevos conocimientos.

Nuevas emociones y nuevos referentes.

Es una búsqueda sin fin, una búsqueda continua e imparable de algo sublime inalcanzable.

––––––––

Cuando estamos frente a otra persona, ¿en qué nos concentramos?

¿En la apariencia externa?

Se trata sin duda del primer simulacro.

¿Y luego?

¿Qué dice, cómo se mueve?

Segundo paso.

¿El significado y el pensamiento?

Tercer paso.

Pero al final no llegas allí con frecuencia.

Encontrar y profundizar más allá de estos primeros acercamientos no es fácil, por falta de tiempo y voluntad propia y de otros.

Echa un vistazo al interior una vez que hayas tirado todo lo demás.

Ve a la esencia del alma y a lo que realmente piensas, ya que puedes decir o hacer exactamente lo contrario.

Entrar en la cabeza de la persona que tenemos delante, comprender su punto de vista, estar entre sus sinapsis, buscar en sus recuerdos.

Es la exploración de una nueva biblioteca escrita con alfabetos diferentes y casi codificados.

Sin la clave criptográfica es imposible entenderlo: sólo queda un río de información aparentemente sin sentido.

¿Por qué esa palabra y no el silencio?

¿Por qué apariencia en lugar de apertura total?

Sólo en casos extremos se llega al punto central, el único decisivo y digno de ser captado.

––––––––

En la gran mayoría de los casos estamos anclados a nuestro ser terrestre, es decir, a nuestra conexión absoluta con la tierra y no con el agua o el aire.