La familia. ¿Cómo asumir eventos inesperados? - Clara Pérez Cárdenas - E-Book

La familia. ¿Cómo asumir eventos inesperados? E-Book

Clara Pérez Cárdenas

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Beschreibung

El divorcio de los padres; la infertilidad en la pareja; hijos con Síndrome de Down, tendencias homosexuales o con el diagnóstico de alguna enfermedad crónica; la pérdida de familiares; el dilema económico… ¿Cómo asumir la ocurrencia de alguno de estos eventos en la vida del grupo familiar? Si tenemos en cuenta que la familia es el elemento más importante en la red de apoyo social con que contamos, esta lectura nos acercará a encontrar modos y maneras de afrontarlos, para poder alcanzar un mayor bienestar, un justo equilibrio y una mejor salud para nuestras familias.

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Seitenzahl: 127

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Edición de base: Ana R. Gort Wong

Edición para e-book: Diley Milián López

Diseño de la colección: Enrique Mayol Amador

Diseño y composición: Roberto A. Moroño Vena

Diseño y composición para e-book: Enrique Mayol Amador

© Clara Pérez Cárdenas, 2015

© Ediciones Liber, 2015

ISBN 9789590906947

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Ediciones Liber

Calzada No. 259 e/ J e I, Vedado

La Habana, Cuba

E-mail: [email protected]

http://www.cubaliteraria.cu/editorial/editora_marti/index.php

A mis padres y a mi hermano, ausentes físicamente por distintas razones, porque a pesar de mil batallas supimos mantenernos unidos.

A la familia que he creado en compañía de mi esposo por muchos años y que ha sido siempre la razón de nuestros esfuerzos.

A todas las familias que accedan a leer este libro, para que les sirva de ayuda en la reflexión a la hora de tomar decisiones que garanticen mayor salud familiar

.

La familia como grupo social y su evolución

Para comenzar este epígrafe nos gustaría compartir con el lector una fábula que aparece en el primer volumen de Reflexiones para la vida, el cual se titula «Los gansos», y en el que se nos invita a observar cómo estas aves emigran volando en forma de V y se dirigen a un lugar alto para pasar el invierno. ¿Por qué lo hacen en esa disposición? Actúan así porque, al batir sus alas, cada uno produce un movimiento en el aire que ayuda al que va detrás. Volando así la bandada incrementa su poder de vuelo en un alto porciento en comparación con el ave que vuela sola.

Cuando el líder de la bandada se cansa, se pasa a uno de los últimos lugares y otro toma su lugar. Los de atrás graznan para alentar a los que van delante a mantener la velocidad. Finalmente, cuando una de esas aves se enferma o es herida por un disparo, dos de los restantes salen del grupo para apoyarlo y protegerlo.1

En el comportamiento de estas aves están implícitos algunos elementos claves para la vida de ese grupo social que se denomina familia. Analicemos que las personas que comparten una dirección común —como debe ser el caso de las familias— pueden llegar a cumplir su objetivo más fácil y rápidamente a partir de la ayuda entre sus integrantes.

«…Si nos unimos y nos mantenemos junto a aquellos que van en nuestra misma dirección, el esfuerzo será menor, será más sencillo y más placentero alcanzar las metas».

En síntesis, esos pequeños animalitos desde su convivencia nos dan valiosos ejemplos: metas comunes, unidad del grupo para alcanzarlas, apoyo y protección entre los integrantes del grupo.

Lo antes descrito nos sitúa en condiciones de reconocer qué es una familia.

Para identificarla utilizamos la definición de un colectivo de autoras cubanas que consideran que la familia es un «grupo de personas que comparten vínculos de convivencia, consanguinidad, parentesco y afecto y que está condicionado por los valores socioculturales en los cuales se desarrolla».2

En este concepto, como vemos, se incluye la necesidad de vínculos sanguíneos entre los miembros de ese grupo, el hecho de vivir juntos y la consecuente relación que se establece entre sus miembros en términos del apego o cariño que sean capaces de demostrarse entre sí.

Para estas especialistas que investigan sobre el funcionamiento y evolución de ese grupo social, la convivencia resulta indispensable. Sin embargo, un análisis genérico pudiera indicar que este elemento no es el determinante en dicho concepto, pues podemos encontrar grupos de personas que conviven —dígase becados o albergados— y no son considerados grupo familiar; mientras que un tío, un primo, un descendiente del mismo tronco generacional que viva geográficamente alejado, por ejemplo en otra provincia e incluso en otro país, es considerado parte de la familia a partir del nivel de relaciones que hayan sido establecidas y se mantengan con ellos.

Este grupo social debe estar integrado al menos por dos personas y funciona como un sistema, pues todo lo que le suceda a uno de los integrantes afecta en alguna medida (positiva o negativamente) al resto del grupo. Por otra parte, ese funcionamiento está condicionado por el régimen económico y el período histórico-social y cultural en el cual se desarrolla la familia.

Debo aclarar que en el caso en que no existan vínculos consanguíneos y de parentesco, se considera familia a aquellos convivientes con relaciones de afinidad que reproduzcan el nexo afectivo natural entre familiares consanguíneos y parientes.3 Este es el caso de personas que no son realmente familias, es decir, no tienen vínculos de sangre, pero son muy afines y han establecido relaciones tan estrechas y satisfactorias que llegan a expresar que «ella es como si fuera mi abuela» o «él es como si fuera mi hermano», entre múltiples relaciones posibles.

Otro elemento importante a tener en cuenta es que se consideran grupos familiares aquellos en los que existen hijos adoptados o hijos de anteriores uniones matrimoniales de uno de los miembros de la pareja.

Este grupo tiene que verse como algo vivo, que se inicia o nace con el matrimonio, o sea, con la unión de dos personas, y va desarrollándose hasta que termina con el fallecimiento de ambos. En la literatura especializada se habla de ciclo vital de la familia de la misma manera en que se hace referencia al ciclo de vida de un individuo desde que nace hasta que muere.

En el caso de la familia, el ciclo de vida es un «proceso continuo de evolución y desarrollo que transcurre desde la unión de la pareja para una vida en común, hasta su muerte».4 Durante ese transcurso se dan diferentes momentos que aparecen explicados de manera detallada en el libro El reto de vivir en familia.5

Etapas del Desarrollo Familiar

Momento de Inicio

Momento de Culminación

Formación

Matrimonio o unión de la pareja

Nacimiento del primer hijo

Extensión

Nacimiento del primer hijo

Independencia de uno de los hijos

Contracción

Independencia de uno de los hijos

Muerte del primer cónyuge

Disolución

Muerte del primer cónyuge

Muerte del segundo cónyuge

Esos momentos o etapas del desarrollo familiar han recibido diferentes nombres por parte de los investigadores del tema. En este libro utilizaré siempre la evaluación que hace el colectivo de autoras cubanas ya mencionado,6 que tiene entre sus funciones profesionales la asesoría de estudios sobre familia en el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de Cuba. Ellas destacan los siguientes momentos: etapa de formación, etapa de extensión, etapa de contracción y etapa de disolución familiar.

1T. Sánchez Morales.Reflexiones para la vida, La Habana, Sitrans, no.1, 2009.

2Colectivo de autores. Manual para la intervención en la salud familiar, Editorial de Ciencias Médicas, La Habana, 2007.

3Ibídem.

4C. Pérez Cárdenas. «Perspectivas evolutivas de las familias en formación»,Revista Cubana de Medicina General Integral, 18 (4), La Habana, 2002.

5C. Pérez Cárdenas.El reto de vivir en familia, Ediciones Liber, La Habana, 2012.

6Colectivo de autores.Ob. cit.

Eventos importantes en la vida de la familia

Como el lector puede observar en el cuadro anterior, a diferencia de lo que popularmente se considera, se afirma que estamos formando una familia desde el momento mismo en que los miembros de la pareja comienzan su convivencia, al margen de que haya sido un acontecimiento socialmente legalizado o solamente hayan decidido comenzar a compartir sus vidas juntos. Se tiene en cuenta todo ese tiempo en que estas personas comprometidas aún sin descendencia empiezan a pensar o deben empezar a pensar como dos. Sus vidas cambian porque deben hacer planes conjuntamente y organizarse de manera diferente a como venían haciéndolo hasta ese momento. Este es el primer acontecimiento de la vida familiar, es decir, un hecho que resulta ser altamente significativo para la vida de ambos. Pasado un tiempo y cumplidas en alguna medida tareas propias de ese período, generalmente es diagnosticado el embarazo del primer descendiente, lo que se convierte en el segundo acontecimiento de la vida de esa nueva familia, el cual es vivido intensamente por los dos.

Hasta ese momento, la pareja está sola. Es una familia de dos personas. El contexto comienza a ser diferente cuando nace el esperado bebé. La familia se extiende, pasa a ser un grupo mayor, generalmente de tres (si es embarazo de un solo feto). A partir de entonces los esposos, que han pasado a asumir el papel de esposos-padres, viven realidades de gran valor emocional para ellos que los obligan a ir estableciendo modificaciones en sus formas de vivir. El niño exige ser alimentado, cuidado, querido y educado y para ello los papás no han recibido instrucción; lo hacen y lo viven profundamente, con resultados excelentes, regulares o negativos (en el caso de aquellos que cometen errores importantes).7

Esos niños crecen, van a la escuela y surge otro momento importantísimo en la vida del grupo como un todo. Las cosas cambian porque ese bebé que han aprendido a querer y cuidar en sentido general, ahora está iniciando su aprendizaje como persona en una institución social, y tal actividad exige a la familia nuevas tareas para llevar a cabo, por lo tanto deben volver a transformar sus modos de vivir para poder asumir las exigencias que les impone el ser papás de un escolar.

El menor sigue su desarrollo individual, va pasando de grados, arriba a la adolescencia y entra a la secundaria básica. Sigue estudiando, pero su edad es bien complicada. Ahora quiere hacer lo que desea, quiere estar en grupo y salir a toda hora, hace resistencia a los señalamientos de los padres y la vida en la familia debe tener modificaciones otra vez para poder llevar con éxito la educación de quien trata de ser adulto también. Todas estas razones hacen sentir a los padres esa adolescencia como algo fuerte y que los mueve; se erige en otro acontecimiento en la vida de la familia: el (la) niño(a) ha crecido y se «enfrenta» a ellos.8

No se asusten; si establecen adecuadamente las reglas del juego desde las etapas anteriores a la adolescencia, ese acontecimiento pasa sin rastros o huellas negativas.

El hijo se hace adulto joven y un día decide formar su propia pareja. Puede que se vaya a vivir a otro lugar y entonces los padres viven intensamente esa falta; o por el contrario, continúan conviviendo, pero ahora ya es adulto, es independiente, ha creado su familia (unión de pareja) y las cosas en casa se complican. Es una familia dentro de otra, pero todos en el mismo hogar; por tanto hay que establecer nuevas reglas de juego, jugarlas y adaptarse todos y lo más rápido posible para poder lograr un grupo con un funcionamiento sano. En cualquiera de los dos casos, ya el hijo se ha independizado y los padres han de desempeñar su papel de otra manera. El control sobre los hijos ha cesado, a partir de entonces los padres deben ser personas que sugieren un modo de actuar, pero no lo dictaminan pues sus hijos han creado sus propias familias. En ese momento se habla de contracción familiar.9

Ya los padres están un tanto más viejos, aparecen algunas alteraciones en la salud, pueden llegar incluso a jubilarse. Estos son hechos que se esperan tanto en la vida individual como familiar, aunque muchos encuestados han declarado que no están preparados para ninguno de estos eventos (enfermedad y cese de la vida laboral, entre otras).

En una investigación que realicé en el área de salud del policlínico Dr. Mario Escalona Reguera de Alamar, en La Habana, corroboré que incluso son sucesos que no se tienen en cuenta en las parejas que recién forman sus familias. En la mayoría de ellas, cuando se les preguntó cómo imaginaban a su familia, se situaron hasta el momento en que los hijos son grandes, tienen sus novias, pero pocos se ubicaron en situaciones posteriores, lo que pudiera ser una evasión en tanto son percibidas de manera negativa.10

Lo visto hasta aquí son eventos que se esperan vivir en el período de vida de la familia. Cuando dos personas se casan esperan ser padres, que los hijos crezcan, vayan a la escuela e incluso que lleguen a formar sus propias familias paralelamente al envejecimiento de ellos; y todos constituyen acontecimientos vitales en este grupo social.

Antes de comentar otros hechos que vive la familia, deseo enfatizar algunas consideraciones indispensables para la adecuada educación de este grupo social tan importante.

7Colectivo de autores.Ob. cit.

Colectivo de autores. Psicología y práctica profesional en enfermería, ECIMED, La Habana, 2011.

8N. Carmona Guerra. «Eventos vitales. Su importancia y consecuencias desde óptica familiar en población del consultorio 39-02», tesis para optar por el título de licenciada en Psicología, Sede Provincial de Psicología, La Habana, 2010. Tutora:MSc. Clara Pérez Cárdenas.

9M. T. López Mejías y C. Pérez Cárdenas. «Familia e independencia de los hijos»,Revista Cubana de Medicina General Integral, 16 (4), La Habana, 2000.

10C. Pérez Cárdenas. «Perspectivas evolutivas de las familias en formación», ed. cit.

Aspectos generales e imprescindibles en la educación de los hijos

La práctica profesional me ha permitido distinguir algunos errores frecuentes en las familias y que pretendo comentar aquí para que los padres los reconozcan en sus modos de actuar y analicen las consecuencias que tienen en la vida de sus hijos. Por supuesto, generalmente los padres se preocupan por lograr conductas apropiadas en los menores; sin embargo, no siempre consiguen educar correctamente porque se desconocen las reglas básicas de este «juego de la vida familiar».

Entre nuestras familias, muchas sobrepasan los límites de los grupos nucleares, es decir, aquellos que entre sus variantes están compuestos por los esposos que se convierten en padres, o uno de ellos con uno o más hijos. Es muy común también encontrar en la convivencia a padres con sus hijos y los abuelos maternos o paternos de los menores. En un caso u otro (aunque en el segundo ejemplo la familia es más vulnerable) la ambivalencia educativa es fácilmente distinguible.

¿A qué llamamos ambivalencia educativa? En la práctica, este es el fenómeno que se observa en las familias en las que un adulto hace un planteamiento a un menor o le da una orden y otro lo desmiente o sencillamente orienta algo contrario. Se ve frecuentemente que un adulto regaña por alguna razón al o a los hijos, y otro, en ese momento o cuando se da la misma situación, lo protege o le permite mantener la conducta inadecuada.