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«Se percibía una atmósfera pesada y caliente en el aire, pero no podía explicarse nada más. Entonces olfateó mejor y enseguida supo qué era. Olía a sexo.» Jennifer no sabe cómo reaccionar cuando Harry le hace una propuesta indecorosa. ¿Un club de sexo? Los desconocidos tienen total libertad para explorar sus cuerpos en la oscuridad. La propuesta hace que se cuestione su relación y se llena de ira al pensar en los comentarios sarcásticos de Harry sobre su comportamiento, su aspecto y su forma de vestir. Decide dar un paseo para calmarse. Entra en un bar, donde llega a la conclusión de que todo ha terminado con Harry. Pero al mismo tiempo se siente llena de una nueva confianza en sí misma y ganas de descubrirse. El bar cierra, pero ella no tiene ganas de que termine la noche, así que saca la tarjeta de visita del club de sexo y coge un taxi con la intención de visitarlo.
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Seitenzahl: 35
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Laura Love
Translated by Osvaldo Rocha
Lust
La Habitación Oscura de Jennifer - un relato corto erótico
Translated by Osvaldo Rocha
Original title: Jennifers mörka rum
Original language: Swedish
Copyright © 2020, 2021 Laura Love and LUST
All rights reserved
ISBN: 9788726619874
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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Jennifer no sabía qué pensar. Le sonaba tan extraño, como si no fuera real. Harry había llegado a casa después de ir al pub con los chicos, feliz como una perdiz, con una propuesta indecorosa para Jennifer.
—¡Es una pasada! Te metes en una habitación oscura y dejas que los demás te hagan lo que quieran, sin llegar a saber quién o qué son. Es todo muy seguro, ¡todo el mundo se somete a pruebas de ETS antes de recibir la contraseña! —le había contado Harry, mientras agitaba una pequeña tarjeta de visita en color negro.
Mientras le contaba todo esto, Harry la había mirado con una cara de excitación que no le había visto en mucho tiempo. Dejar que dedos extraños se colaran entre sus piernas, sobre sus muslos y hasta su sexo. Le hacía sentir asco. Es verdad que su vida sexual iba a medio gas últimamente, pero involucrar a otros en ella era algo completamente nuevo.
—Fue Johan quien me contó sobre esto. Él y Lisa ya han estado allí y dicen que es increíble. El hecho de no poder ver nada añade una dimensión extra a todo esto. ¿No te parece que suena estupendo?
Jennifer había protestado, había apartado su mano y le había dicho que sentía que quería sustituirla por otras. Harry, por su parte, había dicho que ella simplemente estaba malinterpretando todo lo que decía, como siempre. Y el suspiro que se le había escapado después de eso le había dejado más que claro lo estúpida que él la consideraba.
—¡Siempre eres tan mojigata! ¿No puedes soltarte por una vez en la vida? —dijo Harry de manera cortante, antes de dejarla sola en el sofá.
Oyó que Harry se cepillaba los dientes dentro del baño. Luego entró en el dormitorio sin decir nada y cerró la puerta de golpe. Jennifer se quedó sentada allí, sola, preguntándose qué debería hacer. ¿Debería seguirlo e intentar hablar con él? ¿Disculparse? Pero, ¿para qué? No tenía nada por lo que disculparse. No quería ir allí con él, y ya le había dicho que no. Debería escuchar y respetar su opinión, pensó. No, no iba a ir a buscarlo y hacer las paces para que no se enfadara con ella. ¡Un «no» era un «no»!
Tomó un sorbo de vino. Se había puesto tibio debido a la discusión con Harry. Cuando él salía con sus amigos, ella disfrutaba de acurrucarse en casa sola y tomarse una buena copa de vino blanco, ver una película y relajarse. La irritación crecía en su interior a medida que pensaba en la forma en que Harry había reaccionado a su respuesta. ¡Joder, es que acaso nunca podría escucharla y tomarla en serio!
Harry siempre tenía que opinar sobre su comportamiento. Cómo se vestía, cómo se veía, con quién salía, cómo era en la cama. Opinaba acerca de todo, y normalmente no tenía nada positivo que decir. Jennifer se había acostumbrado a ello. Cada vez que sus amistades se daban cuenta de esto y lo comentaban, ella lo pasaba por alto diciendo que era su forma de ser. Qué no tenía importancia y que Harry no lo decía por mal.