La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA - José Luis Méndez Méndez - E-Book

La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA E-Book

José Luis Méndez Méndez

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Beschreibung

Historia inédita sobre Luis Posada Carriles. Revelaciones de sus relaciones antagónicas con la CIA, de cómo se registran sus numerosos crímenes alejados de toda posible motivación política. Delitos comunes de un malhechor nato, aparecen asesinatos por contrato, relaciones con la mafia estadounidense y colombiana, el empleo de sustancias como el curare para sus experimentos en tortura y para dominar la voluntad humana, falsificaciones de monedas de Venezuela y de los Estados Unidos. El texto está lleno de testimonios y datos que dan fe de la valía de la obra.

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Seitenzahl: 429

Veröffentlichungsjahr: 2018

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Edición: Ricardo Barnet Freixas

Diseño de cubierta: Carlos Javier Solis Méndez

Diseño de interior: Elvira Corzo Alonso

Corrección: Cristina Pérez Viada

Emplane digital: Madeline Martí del Sol

Emplane e-book: Amarelis González La O

© José Luis Méndez Méndez, 2017

© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2017

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras publicaciones.

ISBN 978-959-06-1945-8

 

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

 

Distribuidores para esta edición:

 

EDHASA

Avda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España

E-mail:[email protected] 

En nuestra página web: http://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado

 

RUTH CASA EDITORIAL

Calle 38 y ave. Cuba, Edif. Los Cristales, oficina no. 6 Apartado 2235, zona 9A, Panamá

[email protected]

www.ruthcasaeditorial.org

Índice de contenido
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
AL LECTOR
I Parte
ORÍGENES
EL CAZADOR DE LA CIA
LA FUNDACIÓN NACIONAL CUBANO-AMERICANA. ¿TIBURONES VEGETARIANOS?
DIRECTIVOS DE LA FNCA. ¿TERRORISTAS CONVERSOS?
LOS AGENTES CUBANOS DE FACHADA PROFUNDA DE LA CIA
EL OBJETIVO: CENTROAMÉRICA
EL PROTEGIDO DE LA CIA EN HONDURAS
NUEVA MISIÓN: LA CONTRA
OPERACIÓN EN GUATEMALA
EN AUXILIO DE SU AGENTE
MÁS DE LO MISMO
LOS ANEXIONISTAS EN MIAMI
EL PARTIDO NACIONALISTA DEMOCRÁTICO CUBANO EN ACCIÓN
SE ANIMAN LOS TERRORISTAS ANTICUBANOS
EL MIMÉTICO TERRORISTA
POLÍTICOS Y TERRORISTAS ANTICUBANOS EN APUROS
LA FUNDACIÓN FINANCIA EL TERRORISMO
II Parte
POSADA CARRILES EN LA CIA: HISTORIA INSÓLITA E INÉDITA
OPERACIÓN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
TERRORISTAS EN ACCIÓN
DE REGRESO A MIAMI
OPERACIÓN GUATEMALA II
UN PUPILO DESCARRIADO
FUGA EN VENEZUELA: NUEVA MISIÓN
AMCLEVE/15: SUS MISIONES
CRISIS DE AMCLEVE/15
EL DERRIBO DEL AVIÓN CUBANO
IMPUNIDAD PARA LOS AGENTES CUBANOS
ANIVERSARIO
MIAMI
LAS PRUEBAS
LA CIA PRESENTE
EL JUICIO
LA CIA OCUPA SU LUGAR
CONSPIRACIÓN EN LA CORTE
¿LEY O POLÍTICA?
EL VEREDICTO
EL CONFIDENTE
ELIMINAR HUELLAS
PARADIGMA DEL MÉTODO FRACASADO
EPÍLOGO
BIBLIOGRAFÍA
Testimonios
Documentos secretos desclasificados de la CIA y el FBI consultados
ANEXOS
ANEXO 1
Movimientos de Luis Posada Carriles desde y hacia Miami
ANEXO 2
Agencia Central de Inteligencia
ANEXO 3
Entrevista del FBI con Luis Posada Carriles en Honduras
ANEXO 4
ANEXO 5
DATOS DE AUTOR

DEDICATORIA

A los mártires del terrorismo; a las memorias de José Acosta, español; Fabio di Celmo, italiano; a las hermanas Brenda y Marlene Esquivel,venezolanas, todos víctimas de Luis Posada Carriles.

AGRADECIMIENTOS

A todos los que hacen posible que la verdad, la justicia, la memoria y el compromiso prevalezcan contra el terrorismo; a quienes permitieron que esta historia fuese revelada y transmitida.

PRÓLOGO

La vasta obra del Doctor en Ciencias José Luis Méndez Méndez, jurista e investigador destacado por su perseverancia en el seguimiento del terrorismo que agobió a Cuba, América Latina, el Caribe y a otros países en el siglo xx y lo que va del xxi, se ha constituido en una de las bases más documentadas para entender cómo la larga mano del crimen se extendió por el mundo, desde su verdadera escuela del terror en los nichos donde anidan, bajo la protección de los gobiernos de turno en los Estados Unidos, en este caso, las organizaciones terroristas de cubanos radicados en Miami.

Siguiendo sus rutas en “la guerra por los caminos del mundo” —que tan bien describió en libros anteriores— Méndez Méndez en sus investigaciones sobre las distintas operaciones de estos grupos terroristas nos lleva hacia los laberintos de una historia de horror ocultada bajo siete llaves y de uno de sus ejecutores, Luis Posada Carriles.

Este terrorista confeso, como se puede ver en el libro, ha sido protagonista de atentados, asesinatos, torturas, en distintos lugares del mundo, interviniendo en crueles guerras imperialistas, sirviendo con todas las dictaduras de la región y también de África. No solo llevó a cabo los planes más siniestros de sus mandantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), donde ya estaba registrado desde 1965, sino que incluso realizó acciones tan temibles y desmedidas por su cuenta, que enfrentó a sus propios jefes. No hay lugar del mundo donde el terrorismo haya asolado a los pueblos en que no hayan estado presentes estos grupos terroristas de la CIA y en estos tiempos de la utilización de mercenarios por partede la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en las genocidas guerras coloniales que seescenifican en el norte de África y el Medio Oriente, también se han convertido “en el apoyo americano” de aquellos criminales de lesa humanidad.

No obstante que el autor nos informa sistematizadamente sobre los lugares por donde pasó Posada Carriles y las redes del terror de esos grupos, con una prosa característica de un libro de investigaciones con abundantes citas y fuentes, la lectura nos lleva a comparar este texto con una intensa y aterradora novela negra.

Quedan expuestas, además, ante el mundo, la hipocresía y la doble moral de los gobiernos de los Estados Unidos, que utilizan mercenarios y terroristas en sus propias instituciones de Inteligencia, en la aplicación de los esquemas de guerras de invasiones y ocupaciones y en las múltiples matanzas cometidas en nombre de “la democracia, la libertad, los derechos humanos” que asolaron a la humanidad en el sigloxxy lo siguen haciendo en este siglo.

Con esa misma doble moral, sembraron y siembran dictaduras en el mundo y América Latina para derrocar gobiernos “no convenientes” a sus intereses ejecutando las brutales prácticas represivas y contrainsurgentes contra nuestros pueblos. En todas y en cada una de estas acciones encontramos la mano ensangrentada de personajes como Posada Carriles, el ya fallecido Orlando Bosch y tantos otros que se menciona en este libro y que están inmunes y seguros en territorio estadounidense.

Con la misma impunidad con que actuaron en el siglo pasado, continúan haciéndolo en las guerras sucias actuales, colaborando para desestabilizar y destruir a los gobiernos que han tomado la decisión de emanciparse definitivamente en estos tiempos. En cada esquema agresivo de “Baja Intensidad”, en cada maniobra contrainsurgente, ahí están los “mercenarios estrellas” cumpliendo su parte.

Méndez describe cada episodio en la vida de este criminal sin ningún rasgo de humanidad, que continúa libre, caminando por las calles de Miami, con tantas víctimas archivadas en el oscuro baúl de su conciencia. Entre los años 2006 y 2011 se pudo seguir en los medios de difusión la parodia de un juicio contra Luis Posada Carriles que se desarrolló en El Paso, Texas. No se lo juzgaba por los crímenes cometidos durante medio siglo, incluyendo el intento de asesinar al entonces presidente de Cuba, Comandante Fidel Castro Ruz, en el transcurso de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá, en el año 2000, años más tarde del atentado que este terrorista fraguó contra un avión civil de la línea aérea Cubana de Aviación, que estalló al salir de Barbados, dejando73 víctimas, sino que se lo juzgaba por un delito de “migración” y otros hechos menores.

La crónica del juicio que fuimos conociendo día a día reveló los nudos de esa impunidad de viejo cuño y la degradación de la justicia estadounidense. Nada se dijo allí de que Posada había sido detenido juntocon otros cuatro de sus asociados en las “rutas del terror”, nada menos que con explosivos C4 destinados al asesinato de Castro y posiblemente del entonces presidente venezolano, Hugo Chávez Frías.

Detenidos en Panamá, el gobierno norteamericano movilizó todo su poder para impedir juzgarlos, como en los años 80 la CIA ayudó a “fugarse” a Posada de una cárcel de Venezuela donde iba ser juzgado por el acto de terror en Barbados. En 2004 fueron dejados en libertad por la intervención directa estadounidense ante la presidenta Mireya Moscoso, quien días antes de dejar el gobierno en su país los amnistió. Una vez más los Estados Unidos habían salvado a sus “terroristas estrellas” todos ellos responsables de atentados y crímenes, no solo en Cuba sino también en América Latina, como se comprobó en su participación en la Operación Cóndor, una coordinadora criminal del Cono Sur en los años 70.

José Luis nos ofrece una historia inédita sobre este redomado criminal; por primera vez salen a la luz, y eso le da un valor agregado adicional a esta obra, revelaciones sobre las relaciones antagónicas del terrorista con la CIA, de cómo se registran sus numerosos crímenes alejados de toda posible motivación política. Delitos comunes de un malhechor nato, aparecen asesinatos por contrato, relaciones con la mafia estadounidense, el uso de sustancias como el curarepara sus experimentos en tortura y para dominar la voluntad humana, falsificaciones de monedas de Venezuela y de los Estados Unidos...

Además de nexos con narcotraficantes colombianos y hasta del robo a la Agencia de equipos y armas que le fueron entregados cuando integró el equipo que dentro del programa de contrainsurgencia la CIA lo envió a Venezuela para combatir a la llamada “subversión”, Posada, en su actuación, abarca tal universo de criminalidad que causó el estupor de sus propios creadores y patrones. En anexos la obra sustenta, con documentos de la CIA, la trayectoria del rufián en su expediente, expone los enfrentamientos entre sus operadores, analistas y directivos por preservarlo por sus valiosos servicios a pesar de su extenso prontuario criminal. Describe cómo mutó deAMCLEVE/15 a otros nombres en clave según lo destinaban a distintas misiones en Centroamérica y en otras regiones del mundo.

Si en otros libros y testimonios sobre este delincuente internacional conocimos el reclamo de los pueblos y la denuncia de las víctimas por sus desmanes para que se hiciera justicia, ahora son sus jefes en la Agencia tenebrosa quienes narran y se quejan de su práctica perversa que lesionaba las normas internas de esa organización de espionaje de ejecutoria tan sórdida. Posada desborda todo lo imaginable.

Citas escalofriantes, tomadas de su abultadodossieren la CIA, aseveran esta conclusión: “7/6/68 Memo IRD 72501 asociación no informada con elementos gansteriles; robos a la CIA más otros temas…”. También: “IN 08516 10/5/68, donde Posada es señalado como muy productivo. “Esto nosignifica que no semezcle en actividades propias. Se solicita prueba para sacarlo de la lista de “hostiles”, y en otros textos y documentos desclasificados, algunosde los cuales se publicaron precisamente en octubre de 2009, en ocasión del aniversario 33 del acto terrorista contra el avión civil cubano en Barbados, por el que los gobiernos de Cuba y Venezuela acusaron a Posada como su principal responsable e instigador.

Entre 1998 y 2003 los documentos fueron desclasificados por la CIA y presentados porNational Security Archives(NSA) bajo el amparo de la Ley de Libertad de Información. Los propios documentos de la CIA y el FBI lo identifican (a Posada) como el artífice organizador del mayor acto de terrorismo en América Latina, usando los recursos que le proporcionó la propia Agencia en los años 60, como lo sostiene el investigador de estos documentos, el estadounidense Peter Kornbluh, refiriéndose precisamente al caso de Barbados.

Su carrera mortífera continuó y en 2010 fue acusado por un mercenario salvadoreño como quien lo contratara para asesinar al presidente Hugo Chávez en Venezuela y cometer otros actos terroristas en ese país.

Pudiéramos escribir miles de páginas sobre estos personajes siniestros, pero eso está en este libro imprescindible, porque a través de la figura de este terrorista confeso, que se ufana de su “obra mortal”, se hace un viaje al infinito del mundo donde mafia y crimen son sustentos de políticas de dominación, imperiales, coloniales, mediante el sacrificio de los pueblos del mundo.

Lo que sucede es que si se juzga a Posada y al resto, ¿van a ser juzgados los Estados Unidos a símismoscomo un Estado eternamente terrorista? Esa es la cuestión. ¿Hasta dónde podrán seguir “escondiendo los esqueletos en los armarios” de Washington?, como se preguntaba el abogado José Pertierra, representante del gobierno de Venezuela, quien solicita, sin lograrlo, la extradición de Posada, que preparó y pagó el atentado contra el avión de Barbados estando en Caracas donde también dejó muchas víctimas que, como en Cuba y toda Nuestra América, necesitan romper la muralla de la impunidad.

Nuestros pueblos demandan justicia ya y procesos a los jueces que bajo presiones políticas protegen a criminales de lesa humanidad como Posada Carriles, mientras castigaron a cinco hombres luchadores cubanos, solo por intentar detener esa mano del crimen.

La injusticia es tan brutal en el caso de estos héroes de Cuba y América Latina, que junto a las verdades que comienzan a surgir como pequeños manantiales, que se harán ríos y mares ante el terrorismo global que se nos quiere imponer tardía pero violentamente.

Este libro es más que un desafío a los silencios. Es la verdad contada sin artilugios, la que nos muestra una figura que simboliza el entramado del terror, que nunca más deberá ser. Gracias, José Luis.

Stella Calloni

Buenos Aires, 15 de diciembre de 2016

AL LECTOR

Esta es la historia conflictiva, íntima y verdadera del terrorista Luis Clemente Faustino Posada Carriles en la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA, un criminal consagrado a servirle desde que lo reclutó, lo convirtió en su agente pagado el 15 de marzo de 1965 y etiquetó con el nombre clave de AMCLEVE/15.1 Este no sería el último que llevaría y lo registró en el expediente personal con el número de serie 201-300985. Desde entonces y para siempre, ha servido a los intereses más ominosos de sus patrones, no solo para agredir a Cuba, su paísde origen, sino para cumplir sus misiones en contra de numerosos pueblos. Ha sido y es una amenaza para los pueblos cubano y estadounidense, por ser un terrorista para todos los tiempos.

Libros especializados o de ficción, películas, documentales, artículos, denuncias sobre este criminal han mostrado una referencia lineal sobre sus nexos con las agencias especiales estadounidenses encargadas de llevar a cabo las órdenes agresivas de administraciones sucesivas en relación con el ataque sistemático contra Cuba; sin embargo, los resultados de esta investigación permiten mostrar una imagen más integral de esta relación criminal donde, además del acatamiento debido por el mercenario hacia sus superiores, se revela su carácter díscolo, una relación, que en momentos se torna “amor-odio” y llega hasta propuestas de ruptura motivadas por su conducta delictiva. La denuncia de la historia criminal de Posada Carriles por más de medio siglo ha sido realizada por autores cubanos y extranjeros, pero solo se ha escudriñado el apoyo cómplice de la CIA, su mentora y protectora.

Esta investigación le añade a su historial, esencialmente perverso y conocido, un aspecto poco tratado, que está referido a las críticas de la Agencia a su pupilo mimado, que en momentos se comportó como una “oveja negra”, en ocasiones descarriada, impredecible, hasta rayar con la condición de renegado. Estas características no hacen menos malhechor a Posada Carriles: por el contrario, acentúan esa condición y lo exponen en toda su dimensión multidelincuencial y siniestra. Estas revelaciones se ramifican más allá de su trayectoria terrorista y contrarrevolucionaria habitual y lo descienden a su más baja catadura criminal. Este es uno de los aspectos reveladores de esta entrega, que la hace diferente a las anteriores, de ahí su perfil novedoso.

Sus orígenes proporcionan el hilo conductor de sus actividades contrarrevolucionarias desde fecha temprana. Mercenario por convicción y práctica, recibió entrenamiento militar para formar parte en la invasión, que fue derrotada en Playa Girón el 19 de abril de 1961, en menos de 66 horas con la participación decidida del pueblo de Cuba. El criminal no integró el contingente que salió de Puerto Cabezas, Nicaragua para invadir las costas cubanas.

Este pasaje lo narró así:

La invasión a Cuba por fuerzas cubanas era inminente. Junto con Syla Cuervo, Feliciano Foyo, Raúl y Gustavo Lora, Alfredo Cepero, López Franco y otros, nos enrolamos en las fuerzas expedicionarias. Un avión C 41 nos trasladó del aeropuerto de Opa-Locka, en Miami, al campamento de Guatemala. Cuando llegamos la Brigada ya había salido, en Cuba se estaba combatiendo. Rápidamente nos entregaron el armamento y nos enseñaron a utilizarlo. Estando apertrechados y listos para salir, nos llegaron noticias desastrosas. La Brigada, sin apoyo aéreo, sucumbía y nuestros aviones B-26 eran derribados por los rápidos aviones de combate del régimen. Las fuerzas expedicionarias, al quedarse sin municiones, optaron por rendirse.2

Algunos agentes de la CIA de origen cubano alcanzaron, sin llegar a formar parte de su plantilla, reservada entonces solo para los estadounidenses de nacimiento, posiciones elevadas o disfrutaron de la estima de sus jefes, como es el caso de Rafael “Chichi” Quintero Ibarbía, quien llegó incluso a elaborar propuestas de planes agresivos contra Cuba y tuvo la posibilidad y el acceso a elevarlos a la consideración de funcionarios de alto rango de la Administración de John F. Kennedy, utilizando canales de inteligencia (Véase documento anexo sobre uno de sus proyectos tramitado por Richard Helms cuando era jefe de operaciones de la CIA).

Los agentes, de origen cubano, cuando se oficializaba su colaboración, eran bautizados con criptónimos dentro de la CIA, utilizados para proteger sus identidades y así aparecían en la documentación sobre sus actividades, informaciones que aportaban o situaciones en las que estaban involucrados. Así, por ejemplo, Carlos Tepedino, expropietario de varias joyerías en La Habana y dedicado al mismo giro en Nueva York, quien fue utilizado como acceso y controlador del comandante Rolando Cubela Secades, le fue asignado el de AM/WHIP, mientras el propio Cubela era AM/LASH y Posada Carriles AMCLEVE/15. Las dos primeras letras significaban América y en el caso del connotado terrorista la siguiente letra es decir la C, indica Cuba, que fue una manera de particularizar a sus agentes de origen cubano.

También se utilizó para encubrir proyectos más abarcadores y especializados como el que se diseñó, para captar y lograr la colaboración de oficiales de las fuerzas armadas de Cuba, que recibió la denominación de AM/TRUNK.

¿Qué hacer con los mercenarios derrotados? Después de la aplastante derrota de la CIA en Playa Girón, la Agencia se empeñó en revivir la agonizante estructura creada para llevar a efecto el vasto plan de acciones encubiertas contra Cuba. Hizo de esto “una cuestión de honor”. Se aprobó muchos proyectos y se impuso metas ambiciosas, casi quiméricas. En varios documentos secretos estadounidenses desclasificados se explica hasta dónde y cuánto fue el impacto negativo dejado por el fracaso de la invasión.

En uno de estos se dice:

El Grupo Especial (aumentado) permitió a la CIA realizar acciones encubiertas, siempre que no estuvieran diseñadas específicamente para inspirar una rebelión en Cuba. Esto dejó mucho espacio para moverse. Los consejeros de Kennedy querían a Castro fuera del poder, pero no estaban dispuestos a comprometerse en un esfuerzo total. Y el grupo aprobó el altamente optimista plan de Lansdale3de enviar para Cuba a dos grupos de agentes cada dos semanas durante mediados de mayo, en cuyo punto, el programa enviaría a cuatro grupos cada otra semana. Lansdale fijó cuotas exageradas para la Agencia: 105 agentes reclutados y 50 entrenados hacia marzo 31; otros 50 escogidos y 35 más entrenados hacia fines de mayo. Dos meses después de esto, se esperaba que la Agencia hubiera encontrado otros 100 agentes adicionales y haber preparado 70 más para su infiltración. Dicho todo, dentro de medio año, la CIA iba a reclutar 255 espías cubanos —una cifra asombrosamente irreal.4

Desde entonces, y sin llegar todavía a oficializarsu pertenencia como agente a la CIA, Posada Carriles comienza a colaborar con la Agencia suministrando de manera espontánea y no solicitada primero y después siguiendo los requerimientos informativos de funcionarios de esta, que lo estudiaban, informaciones sobre lo que hacían y pensaban sus cercanos socios dentro de la contrarrevolución. Con dedicación y astucia suma méritos ante sus jefes, que lo valoran como un incondicional colaborador identificado con el sistema estadounidense; así lo registran en sus reportes sobre este criminal quien, contrario a otros, en el mismo medio, no tiene escrúpulos en contar las interioridades más recónditas de sus amigos, compañeros y conocidos. Posada descubrió en esa actitud una vía para ganarse la confianza rápida de sus mentores, además de un lucrativomodus vivendieconómico.

La investigación permite describir en detalles su trayectoria astuta y así se expone en toda su extensión. Sobre el tiempo de servicio dado por Posada Carriles a la CIA se ha establecido el comienzo pero no su término. En el vocabulario de la Agencia se dice que de esta nunca se sale. Según consta en documentos oficiales de la CIA, Posada Carriles es reconocido como agente pagado desde el 15 de marzo de 1965; a partir de entonces su misión se prolonga por varias décadas. La decisión judicial de 8 de abril de 2011, cuando un jurado y un juez estadounidenses lo declararon inocente de los cargos menores que se le imputaba es una prueba de que sus lazos con la Agencia, aún no se habían extinguido.

Documentos secretos desclasificados y otras indagaciones permitieron establecer, con sólido fundamento, que el delincuente en su diseño para servir a la CIA, concibió e intentó establecer relacionesutilitarias con esta, que le permitieran dar y recibir beneficios derivados de ese nexo. En ocasiones hizo solicitudes, que variaron desde pedir documentación falsa para sus compinches vinculados al crimen organizado estadounidense hasta adquirir un veneno altamente letal, para no se sabe qué uso mortífero.

La CIA no accedió a tales peticiones, no por ética ni escrúpulos. La historia registra que la Agencia ha cometido delitos peores en su larga y vasta hoja de acciones en todo el mundo, en la cual han estado las operaciones ejecutivas contra mandatarios y dirigentes políticos, así como prácticas extrajudiciales, secuestros y establecido centros clandestinos de tortura y exterminio, además de haber creado y experimentado diversas drogas incluso en sus ciudadanos. Se le negó para disciplinarlo, para hacerle distinguir quién tenía la parte dominante en la relación y a quiénes debía Posada Carriles obediencia. Ejemplos diversos de este tipo se insertan en los resultados expuestos en este libro.

Mientras que grupos de mercenarios cubanos fueron destinados a las intervenciones militares que llevaban a cabo los Estados Unidos en el antiguo Congo Belga y Vietnam, él fue escogido y entrenado para integrar el grupo selecto de agentes que llevarían a cabo en América Latina el programa de contrainsurgencia aprobado por la Administración de John F. Kennedy el 18 de febrero de 1962. Por ello Posada Carriles fue destinado a Venezuela en el primer semestre de 1967, donde alcanzó notoriedad como represor contra los movimientos revolucionarios en ese país y al mismo tiempo informaba a la CIA sobre lo que ocurría en la represión venezolana y en su cuerpo élite, la DISIP, proceso que él describe con lujo de detalles en su libro autobiográfico ya mencionado.

También alcanzó una gran visibilidad como terrorista al participar en la conjura para hacer estallar, en pleno vuelo, un avión civil cubano en octubre de 1976, cuyo acto de terror asesinó a 73 personas, incluidos 57 cubanos, además de coreanos y jóvenes guyaneses. De hecho su desempeño secreto como operativo de la CIA hasta ese momento era ignoto y su identidad fue descubierta, así como un grupo de operaciones represivas en Venezuela en las que participó trascendieron en medio de las investigaciones que siguieron a su detención.

Operativo de la CIA entrenado y acostumbrado a moverse en las sombras, parte de las misiones cumplidas fueron conocidas durante el proceso judicial que se le siguió en Venezuela hasta lograr, el 18 de agosto de 1985, en su tercer intento, evadirse de la cárcel donde esperaba ser sentenciado, mediante una fuga premeditada y financiada.

Entonces, la CIA lo reubicó en El Salvador dentro del marco de la operación encubierta, que la Agencia concibió para derrocar a la revolución sandinista y combatir a los movimientos de liberación nacional en Honduras, Guatemala y El Salvador. Hacia esos países destinó a otros mercenarios de origen cubano, que se habían integrado al ejército estadounidense, además de a otros agentes inorgánicos de la misma nacionalidad y a su servicio. Sus superiores, el teniente coronel Oliver North y toda la cadena de mando de esa operación, aprobaron su incorporación al equipo asignado por la CIA en el terreno y le ordenaron otras misiones. Por cuenta propia y a su beneficio realizó numerosos crímenes en la región centroamericana inspirados, unos, en intereses políticos, otros con intención de lucro. El tráfico de drogas y armas fue una de sus prácticas, que fueron reveladas al ser derribado un avión que se encargaba de abastecer de medios y armas a la contrarrevolución nicaragüense.

Esta investigación revela la íntima y verdadera historia, hasta ahora ignorada, de este criminal dentro de la CIA, con aciertos y errores. Demuestra su esencia letal y notoriamente delictiva. Ha sido y es un terrorista para todos los tiempos.

El Autor

La Habana, 1 de julio de 2016

11 Primer criptónimo con el cual la CIA “bautizó” a su agente.
2Tomado del prefacio al libro autobiográfico de Luis Posada Carriles,Los Caminos del Guerrero, Honduras, 1994.
3El coronel Edward Lansdale.
4Tomado del capítulo cuatro: “Miami: Vaqueros, pistolas y espías” del libroThe Blond Ghost(El Fantasma Rubio), David Corn.

I Parte

La CIA nos enseñó de todo. Nos enseñó sobre

explosivos, asesinatos, bombas, sabotajes,. Cuando los cubanos trabajaban para la CIA,

se les llamaba patriotas

Luis Posada Carriles

The New York Times,12 de julio de 1998

ORÍGENES

Uno de los aspectos cardinales investigados es el raro estatus migratorio de Luis Posada Carriles en los Estados Unidos, que siempre ha sido un enigma y que ha concitado el interés de investigadores. Su aparente irregular estatus sugiere que la complicidad de las autoridades estadounidenses de migración ha estado presente en este, por determinación propia o a solicitud de la CIA, que además de proporcionar documentación falsa a su agente para cumplir sus misiones en el mundo, lo habilitó con pasaportes de igual nacionalidad para que tuviese libertad de movimiento y protección.

Se conoce que Posada Carriles, nació en la ciudad de Cienfuegos, que entonces era parte de la provincia de Las Villas, en la zona central de Cuba, el 15 de febrero de 1928; por lo tanto, es ciudadano cubano por nacimiento. Salió del país el 25 de febrero de 1961, según lo acredita la nota oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba emitida el 2 de marzo siguiente, con registro de salida 768 de su Oficina de Confidencialidades con fecha de un día después.

Para ello obtuvo asilo en la embajada de la República Argentina en La Habana. Debió haber salido con destino a ese país, pero ya a mediados de abril de 1961 se encontraba en Guatemala incorporado a los entrenamientos de los mercenarios que el día 17 de ese mes agredirían a su patria y fueron derrotados en Playa Girón. Como explicó, él no llegó a embarcarse por “llegar después de la partida” de los agresores hacia Nicaragua, según su relato en el sombrío libro autobiográficoLosCaminos del Guerrero, donde narra parte de sus fechorías. Al salir de Cuba portaba su pasaporte cubano, según copia fotostática que exhibe el sitio deNational Security Archives, en el cual el investigador Peter Kornbluh ha desclasificado numerosos documentos secretos de la CIA y el FBI sobre este criminal.

Entre marzo de 1963 y el mismo mes del año siguiente pasó entrenamiento militar del ejército estadounidense en Fort Benning, junto a otros muchos terroristas de origen cubano, egresó con el grado de segundo teniente y una foto lo registró con uniforme de gala de ese cuerpo armado. Cifras estimadas indican que 143 mercenarios de origen cubano recibieron formación especializada en esa base, mientras que 47 lo recibieron en Fort Jackson habían sido escogidos dentro de una cantera selecta de emigrados cubanos, que en su mayoría estaban identificados con el sistema político estadounidense e ideológicamente consideraban que los Estados Unidos debían resolver el llamado “problema cubano” como amenaza para la democracia en el continente. Muchos de ellos habían sido empleados o eran funcionarios de empresas estadounidenses radicadas en Cuba antes del triunfo de la Revolución, habían emigrado y de inmediato fueron captados y formalizaron su colaboración con la CIA.

Aunque Posada Carriles siempre ha sido un mercenario al servicio de la CIA, para la cual ha cumplido numerosas misiones, se pudiera preguntar: ¿es posible ser segundo teniente del ejército de los Estados Unidos, sin ser ciudadano estadounidense? Estudiosos del tema afirman, que no pareciera una política pública, salvo que por conveniencia del empleo que se le daría, fuese recomendable mantenerlo en un limbo migratorio.

En diciembre de 1964 es destinado a la República Dominicana para incorporarse al barco Venus perteneciente a la CIA y cuyo capitán era el agente de origen cubano José Ricardo Rabel Núñez, quien al ser capturado en Cuba meses después, en extensas declaraciones, sobre la estancia del terrorista en su tripulación dijo: “El día 8 de enero, aproximadamente, llegó Manuel Ray a Calderas de nuevo con una serie de problemas y diciendo que lo estábamos forzando a que se suicidase, pues aún no lo tenía todo listo; finalmente dijo que él no podía dar una fecha exacta, quienes quisiesen lo esperasen y los que no que se fuesen. Por avión se había ido a Miami, Luis Posada, quien tenía residencia y permiso de re-entrada”.1 Sobre su estancia en República Dominicana se retomará más adelante.

Si el agente pudo regresar por vía aérea a Miami, se asume que utilizó un pasaporte estadounidense, dehaber sido uno cubano no hubiese podido usarlo, ya que desde el 3 de enero de 1961, las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba se habían interrumpido y los cubanos antes y después de esa fecha requerían de una visa para ingresar al territorio de aquel país. Al menos, tenía que haber poseído el llamadore-entry permit, documento migratorio utilizado con profusión por emigrados cubanos radicados en los Estados Unidos para viajar fuera de su territorio y que se otorgaba a quienes todavía no habían obtenido la ciudadanía estadounidense (citizenship). Se habilitaba no a los llamadosparolees, estatus que se les daba a los emigrados cubanos, quienes aún no poseían la condición de “residentes”. Para aspirar a este reconocimiento migratorio debía transcurrir al menos un año y un día.

Documentos secretos desclasificados de la CIA,constituyen una muestra del empleo de Posada Carriles como agente informante dentro de los grupos terroristas de Miami. Uno de estos indica que la Agencia apeló al método clásico de enfrentar agentes entre sí para confirmar su lealtad. Este asalariado fuecontratado en 1965 por Jorge Lincoln Mas Canosa,otro de sus servidores para dinamitar buques mercantes soviéticos en el puerto mexicano de Veracruz.

En medio de la efervescente Guerra Fría, la organización Representación de Cuba en el Exilio, RECE, creada por la CIA con Mas Canosa, su agente principal al frente, se conjuró para realizar actos de terror contra buques del “enemigo” soviético. Esto pudiera añadir un roce internacional adicional y puntualmente deciden no detener esos planes, solo observarlos, y esa misión se la ordenan a uno de sus mimados: Luis Posada Carriles. Así de esa manera premeditada ha actuado la agencia estadounidense cuando ha tratado de mantener a salvo sus intereses. El documento que ahora se conoce es una muestra de esta verdad, que puede ser admitida sin pruebas.

Tampoco es nuevo este proceder. En la revisión de archivos en busca de ejemplos similares, se halla una copia descodificada de un documento secreto del FBI, donde, por medio de un cablegrama titulado SD-10 y con carácter urgente dirigido a su Director por el funcionario a cargo en Ciudad de México y numerado 409, referido a Luis Posada Carriles, se informa que la CIA en México emitió un memorando secreto, fechado en 2 de julio de 1965, con la observación de que no debía ser distribuido, sin la aprobación previa de la oficina que lo emitía, y titulado: “Intención de la Representación Cubana en el Exilio (RECE) de volar una nave cubana o soviética en Veracruz, México”, cuyo texto decía que un refugiado cubano, que está asociado a los activistas cubanos en la zona de Miami y quien ha entregado información confiable en el pasado,2informó que Luis PosadaCarriles planteó el 25 de junio pasado, que Jorge Mas Canosa del RECE le había pagado 5 000 dólares para cubrir los gastos de una operación de demolición en México. Posada dijo que estaba planeando colocar minas magnéticas en una nave cubana o soviética en la bahía de Veracruz, y tenía 100 libras de explosivos C-4 y detonadores. Posada dijo que estaba preparando ciertos documentos para mostrarse como puertorriqueño y obtener visa de entrada a ese país. Finalmente, se hace la observación de que se enviaría copia de la información al FBI en Miami y está estampada larúbrica del funcionario actuante, Henry C. Johnson.

Luis Posada Carriles, siempre se ha sentido seguro de sus actos, confiado en sus superiores en la CIA, con la protección necesaria y con libertad para decidir y actuar. También ha protegido a sus patronos y espera de ellos reciprocidad. Ha administrado el secreto con habilidad profesional. En una ocasión, un grupo operativo del FBI, despistado, incursionó en un campamento de la llamada Junta Revolucionaria, JURE, que era entonces una fachada de la CIA, para sus agresiones contra Cuba. Con tal fin, esta organización creó campamentos diseminados por el estado de Florida. Uno de estos fue denunciado y allanado por las autoridades del FBI. Entonces, Posada Carriles, que se encontraba como entrenador allí, escribió en su declaración: “Nunca se me ha dicho, que teníamos el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, pero pienso quecontamos con su tolerancia por el mismo hecho quenos han permitido entrenar sin ser molestados”.3

Estos documentos desclasificados de la agencia norteamericana, han coincidido con el afán, ya no tan disimulado, de la desacreditada Fundación Nacional Cubano-Americana, FNCA por recuperar, si en algún momento lo tuvo, su liderazgo dentro de la emigración cubana radicada en los Estados Unidos. Lo han probado todo o casi todo, pero el inobjetable pasado terrorista de sus “padres fundadores” es una herencia imposible de borrar. Son tiburones que pretenden aparentar haberse convertido en vegetarianos.

Antes del 23 de octubre de 1967, fecha en que ingresó a Venezuela, Posada Carriles portando su pasaporte estadounidense No. 123255 expedido el 25 de julio de ese propio año por el Departamento de Inmigración y Naturalización de Miami, ya Posada Carriles había estado en ese país en varias ocasiones y del cual salió el 27 de agosto de 1967 con destino a Miami (Véase Movimientos de Posada Carriles, en Anexo de este libro).

Para haber ocupado Posada Carriles, el sanguinario “Comisario Basilio”, tan elevados cargos ejecutivos dentro de los cuerpos represivos de Venezuela, primero en la DIGEPOL y después en la DISIP, debió haberse nacionalizado como ciudadano de ese país; sin embargo, viajaba a los Estados Unidos con pasaporte estadounidense. Sus movimientos con este pasaporte estadounidense, indudablemente real y legal, o de haber sido falso, burló a todos los controles migratorios del Aeropuerto Internacional de Miami, ya que el terrorista lo utilizó entre el mencionado 27 de agosto y el 22 de marzo de 1970 en 14 ocasiones para entrar y salir de esa ciudad. (Véase Movimientos de Posada Carriles, en Anexo de este libro).

Años más tarde, Posada Carriles fue entrevistado en la embajada de los Estados Unidos en Honduras por los agentes especiales del Buró Federal de Investigaciones Michael S. Foster y George R. Kiszynski, el 6 de febrero de 1992. La entrevista tuvo lugar desde las 9:00 a.m. hasta las 3:30 p.m., en el salón 426, de esa sede diplomática en Tegucigalpa (Véase texto íntegro de la reunión en Anexo de este libro). Exclusivamente le fueron formuladas preguntas sobre su participación ysu conocimiento de la operación ilegal de suministro a los “contras” nicaragüenses que tuvo lugar en El Salvador en 1985 y 1986.

A los funcionarios estadounidenses no les interesó que Posada Carriles fuera desde 1985 prófugo de la justicia de Venezuela, ni que se le acusara de estar involucrado en la explosión en pleno vuelo de un avión civil cubano ocurrida en octubre de 1976,además de ser el autor de otros numerosos crímenes. ¿Con cuálpasaporte admitieron los oficiales del FBI, que el terrorista se identificara para entrar a la embajada de los Estados Unidos? En anexos se inserta el texto de la entrevista íntegra del encuentro y donde se constata la conversación fluida y amistosa, que devino recomendaciones que los funcionarios del FBI insertaron en el cuerpo de su informe sobre el encuentro, referentes a los anhelos del terrorista.

Al comienzo de la entrevista Posada Carriles dijo que después de evadirse de la justicia de Venezuela viajó a Aruba en un avión privado. Estuvo allí durante una semana y después voló a El Salvador de la misma forma. Allí lo habilitaron con documentación a nombre de Ramón Medina Rodríguez. Esta identificación incluía una licencia de conducción y diferentes identificaciones militares salvadoreñas. A partir de ese día vivió sin que nadie lo molestara usando el nombre “Ramón Medina”.

El 9 de junio de 1997, Posada Carriles le comentó a su amigo Francisco Pimentel, a quien llamó por teléfono a Caracas, que había viajado con un pasaporte estadounidense a Europa y a África, especificándole que había estado en Freetown, Sierra Leona, en el momento de producirse el golpe de Estado, pudiendo salir del país al ingresar en la embajada de los Estados Unidos.

El 26 de agosto de 2004, Posada Carriles, fue indultado por la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso. Salió de ese país trasvertido en empresario estadounidense con el sugerente nombre de Melvin C. Thompson en su pasaporte. Si, este criminal ingresó a Panamá con un pasaporte salvadoreño a nombre de Franco Rodríguez Mena obtenido fraudulentamente, ¿quién lo habilitó con ese pasaporte estadounidense? ¿Por qué las autoridades panameñas le permitieron salir del país con otra identidad falsa distinta a la suya?

Posada Carriles había estado cuatro años detenido en Panamá, a donde entró con el mencionado pasaporte salvadoreño, el cual le fue incautado cuando fue detenido en noviembre del año 2000 en la capital istmeña, en el momento que fraguaba un plan magnicida contra el mandatario cubano Fidel Castro Ruz. Para las autoridades norteamericanas resultó irrelevante que Posada hubiese utilizado un pasaporte estadounidense falso para salir de Panamá antes de concluir el proceso jurídico, por decisión presidencial y a exigencia del embajador de los Estados Unidos en el país istmeño. El criminal llegó a San Pedro Sula, Honduras, al día siguiente, y las autoridades hondureñas dijeron “tener información de un vuelo que ingresó irregularmente al país con cuatro personas, las cuales entraron con pasaportes y nombres falsos” y se acreditaron como “hombres de negocios”.

En 2005 se dice que ingresó “ilegalmente” desde México a los Estados Unidos. ¿Por qué con ese estatus, si desde la década de los años setenta él es portador de pasaporte legal estadounidense, que se presupone lo acredita como ciudadano de los EstadosUnidos?. Si se asume que Posada Carriles no es ciudadano estadounidense y ha utilizado ilegalmente ese tipo de documentación, pudiera preguntarse: ¿No es delito en los Estados Unidos portar, durante varias décadas, diversos pasaportes falsos de ese país o suplantar la identidad estadounidense?

Posada alegó, en su favor, durante el dilatado proceso judicial que se le seguía en los Estados Unidos, por más de cinco años, “por haber mentido a las autoridades de Inmigración al entrar al país”, que durante su trayectoria de empleo con la CIA, usó varias identidades falsas y pasaportes para facilitar su trabajo clandestino contra Cuba, Venezuela y otros países en América Latina. “Tantas mentiras lo confunden ahora”,argumentó su equipo legal en un documento presentado a la jueza Kathleen Cardone, quien estaba a cargo de su causa.

Es evidente que este terrorista, además de ser un servidor fiel de agencias del gobierno de los Estados Unidos durante décadas, ha sido además un transgresor de sus leyes migratorias. Ahora resulta raro que quien ha sido un inveterado violador histórico de delitos de ese tipo haya estado casi seis años en espera de ser benignamente requerido e instado a no hacerlo más por el sistema judicial estadounidense. Finalmente fue declarado “inocente” de todo. ¿Cuál es este raro estatus migratorio que disfruta Posada Carriles en los Estados Unidos?; ¿cuál es el verdadero?; ¿es ciudadano estadounidense, venezolano o se le reconoce todavía la ciudadanía cubana?; ¿quiénes lo protegen y amparan, que no han encontrado, si la buscan, la fórmula para sancionarlo?

EL CAZADOR DE LA CIA

El 12 de noviembre de 2003 se inició el juicio contra los terroristas anticubanos detenidos en Panamá convocado para esa fecha por el juez panameño Enrique Paniza el 5 de septiembre del mismo año, durante la vista preliminar del proceso.

Hubo gran expectativa sobre el desenlace de este proceso, que había conmocionado a la opinión pública panameña e internacional durante tres años, por la trascendencia que hubiese tenido el éxito del atentado terrorista urdido por estos criminales encabezados por el delincuente internacional Luis Posada Carriles.

Durante la audiencia preliminar se dio a conocer evidencias interesantes sobre el proceso de gestación y los preparativos del plan magnicida, particularmente llamó la atención de las autoridades las declaraciones registradas en el sumario hechas por el terrorista José Valladares Acosta, mejor conocido como “Pepe el Cubano”,4 quien residía en Panamá hasta su fallecimiento y había facilitado su finca cercana a la frontera con Costa Rica para que los conjurados coordinaran sus acciones. En una de las sesiones de trabajo de los criminales Valladares sugirió que si iban a matar al presidente de Cuba, lo hicieran no con explosivos, sino con un fusil de mira telescópicacomo había sido asesinado el presidente John F. Kennedy, hacía casi 40 años atrás, lo cual demostraba la real intención de llevar a cabo, sin límites, sus propósitos magnicidas.

Durante años investigadores han seguido pistas sólidas sobre el nexo de los anticubanos en el asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy en Dallas, Texas. Se menciona en los resultados encontrados a Luis Posada Carriles, quien por sospechosa coincidencia según el documento de 1965 de la CIA, aparece tratado en esos escritos oficiales con el seudónimo de “Cazador”. El documento desclasificado en cuestión dice: “Documento 97-405-23 CIA, Carta de Washington DC al Director del 6-9-61. Referencia: Actividades de la Unidad Revolucionaria, grupo anti-Castro. Lista de 18 miembros de Halcones Negros, sus direcciones y nombres códigos asignados a ellos por UR. Esta lista refleja la siguiente referencia: Luis Posada Carriles. Seudónimo; ‘Cazador’; criptónimo: 10-8”.

Desde su infancia en la ciudad de Cienfuegos, se recuerda a Posada Carriles como un amante de las armas y tirador certero, que se dedicaba a exterminar animales domésticos con su fusil. Se registra decenas de anécdotas sobre este proceder del terrorista, una de estas es: “En una oportunidad, en 1954, iba Posada con su fusil calibre 22 y un carretonero que se cruzó en su camino le preguntó: «¿Muchacho, y eso mata?». Posada se paró frente al carretón, que era tirado por un mulo, y como respuesta le dio un tiro en la frente que mató al animal”.5

Posada, perfeccionó su habilidad durante los entrenamientos en tiro recibidos en Fort Benning donde fue certificado de experto en el curso deranger. Para avalar este entrenamiento, Posada redactó y entregó voluntariamente al FBI un informe donde en una de sus partes decía: “Soy un ciudadano cubano de 36 años de edad y serví en el Ejército de ESTADOS UNIDOS un año con el número de serie #C2 312 445, habiendo sido desmovilizado en marzo de 1964, en el Fuerte Benning, Georgia, como segundo teniente”.6

Como se explicó, Posada fue asignado por la CIA para entrenar a miembros de la organización terrorista Junta Revolucionaria, JURE, dirigió el adiestramiento en tiro y explosivos en los campamentos ubicados en el condado Polk, en el estado de Florida.

Este nexo con la CIA, que se inició en 1961 y se oficializó en 1965, se ha mantenido y se mantiene vigente por décadas. Se ha explicado que en 1992 entró y estuvo durante seis horas en la embajada de los Estados Unidos en Honduras y salió sin ser molestado; los funcionarios solo querían asesorarse, con él, sobre el escándalo Irán-contras. En 1998, Posadadeclaró aThe New York Timesque siempre que podíaayudaba a la CIA y al FBI, que no era perturbado por esas agencias. ¿Qué ha hecho a Posada Carriles intocable para la justicia norteamericana?

El terrorista, en su libroLos Caminos del Guerrero, se refiere en más de 20 ocasiones a su afición por la caza. Durante su estancia en El Salvador, cazaba con sus amigos entre ellos el corrupto expresidente de ese país, Francisco Flores,7el piropeado por el expresidente estadounidense George W. Bush al calificarlo “como aire fresco” para la región centroamericana; Guillermo “Billy” Sol, empresario salvadoreño allegado e influyente en las esferas gubernamentales de su país; José Ramón Sanfeliú, dueño de un emporio dedicado al transporte y la reparación de vehículos, y Mario Acosta Oertel, exministro del Interior salvadoreño, a quienes enseñó sus habilidades para matar. También en un campo de tiro se conocieron los delincuentes salvadoreños y guatemaltecos que Posada Carriles contrató como mercenarios para que colocaran las bombas en varios hoteles y restaurantes en Cuba.

Cuando asesoraba a los salvadoreños, junto a su amigo el comisario venezolano, Hermes Rojas Ramírez, quien ahora se opone al gobierno venezolano, relató así uno de los pasajes: “Dos veces por semana vamos al polígono de tiro, donde practicamos con pistola y subametralladoras... Cuando voy de cacería procuro ir con Hermes y con José Miguel Fritez, ambos entusiastas de este deporte”.8

Durante el proceso en Panamá, las autoridades estadounidenses solo aportaron a las panameñas documentos desclasificados de antigua data sobre los enjuiciados y no estuvieron presentes en las indagaciones, las reiteradas denuncias al vínculo Posada con la CIA; no motivaron su participación, que se limitó solo a tratar de sacarlo del problema.

El inicio del juicio contra Posada Carriles comenzó y terminó con el bochornoso indulto de la colaboradora presidenta Mireya Moscoso y no se conoció cuán intocable es este “cazador” de la CIA. Esta historia no terminó ahí. El 13 de enero de 2012 el Segundo Tribunal de Panamá, confirmó la sentencia del Juzgado Quinto Penal contra los terroristas Luis Posada Carriles, Gaspar Jiménez, Guillermo Novo, Pedro Remón, César Matamoros, y el panameño José Hurtado, por delitos contra la seguridad colectiva. Mediante un edicto fijado ese día, por cinco días, el Juzgado Quinto Penal comenzó a notificar a las partes sobre el fallo del Segundo Tribunal, que confirmaba en todas sus partes las condenas y quefueron: Ocho años para Posada Carriles y Jiménez; siete años para Novo Sampol, Remón y Matamoros, y cuatro años para Hurtado.

El fallo del tribunal, con ponencia del magistrado suplente Secundino Mendieta, fechado en 31 de octubre de 2011, resolvió la apelación presentada por abogados defensores y querellantes. En 2008, el pleno de la Corte Suprema de Justicia de Panamá declaró inconstitucionales dichos indultos. En agosto de 2015, aún las autoridades estadounidenses no habían respondido a los requerimientos de extradición de Venezuela ni el de Panamá, para que los criminales cumplieran sus sanciones.

LA FUNDACIÓN NACIONAL CUBANO-AMERICANA. ¿TIBURONES VEGETARIANOS?

Es casi un postulado, de esos que no necesitan ser demostrados para ser aceptados, el comportamiento histórico tolerante de las autoridades estadounidenses cuando se trata de los actos de terror efectuados por sus terroristas, en particular los de origen cubano, pero también es una verdad que no necesita pruebas que cuando sus intereses han sido amenazados inmediatamente los han disciplinado, adecuando el rumbo de sus acciones.

En agosto de 2001, cuando los llamados “peores” se separaron de los “malos” de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), para fundar el recalcitrante Consejo para la Libertad de Cuba, se fueron parte de los batistianos y de los terroristas “cabezas calientes”, frase del vocabulario de ese medio para destacar a los más beligerantes; pero en la FNCA se quedaron, y todavía están, otros con un prontuario superior o igual que los purgados; sin embargo, con más “inteligencia” y métodos novedosos.

El 22 de septiembre de 2001 un cable de la agencia alemana de noticias DPA divulgó las declaracionesde la embajadora de los Estados Unidos en El Salvador, Rose Likins, quien aseguró que su país lucharía contra todo tipo de terrorismo, incluyendo “hermandades blancas o cubanos en el exilio”.

En declaraciones exclusivas aLa Prensa Gráfica, uno de los tres matutinos locales, Likins aseveró que “los terroristas son terroristas; en uno de los puntos donde sí hemos coincidido con el Gobierno de Cuba ha sido en la lucha contra el terrorismo”.

Después vendría el fracaso de la Fundación en el caso del niño cubano Elián González Brotons, secuestrado en Miami, y donde el heredero del clan,Jorge Mas Santos, devino chofer de la parentela apropiadora y protagonizó más de un conato de celos con Mario Miranda, otro de los acólitos, para acaparar la atención sentimental de Marisleysis González, prima segunda de Elián, y por haber intentado Miranda capitalizar el legado del finado Mas Canosa y apropiarse del nombre de la organización. Le sucedieron los cambios cosméticos para dulcificar la maltrecha imagen de la Fundación, colocaron en cargos claves del Ejecutivo rector a estadounidenses o demócratas comoJoeGarcía, para atraer a simpatizantes del engendro élite, que nunca ha tenido miembros, solo directores y fideicomisarios.

La FNCA se ha empeñado en una campaña mediática para captar incautos; sus diseñadores y relacionistas públicos concibieron un guión donde veteranos terroristas por convicción y práctica se hiciesen actos de contrición donde reconocieran su pasado militante dentro de la CIA o el FBI y abogasen y prometiesen solemnemente no hacerlo más. Tal fue el caso de Francisco José “Pepe” Hernández Calvo, quien el 12 de septiembre de 2009 declaró a la agencia de prensa norteamericanaAssociated Presssu extenso historial de violencia y convocó al llamado “exilio cubano” a dejar de lado el pasado.

Quien no conozca a este exoficial de la infantería de marina de los Estados Unidos, hijo de un connotado represor de la tiranía de Fulgencio Batista, firmante del campo pagado de la FNCA, publicado en agosto de 1997 y en el cual un grupo de sus directivos apoyó abiertamente los actos de terror realizados en Cuba; que organizó en ese mismo año un atentado magnicida en Venezuela contra el presidente de Cuba, y es dueño de uno de los fusiles potentes que serían utilizados en este hecho; que posteriormente se conjuró para asesinarlo en la República Dominicana al año siguiente y durante la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Panamá en 2000, en un proceso que se convirtió enuna verdadera cacería humana, pensaría, que en el ocaso de su vida como terrorista se habría convertido en un pacifista, que clama por un “borrón y cuenta nueva” en su larga saga de violencia.

Debe recordarse que la FNCA envió sus asalariados a Cuba con modernos equipos de posicionamiento satelital para recopilar información y “marcar” objetivos, que serían destruidos por las “bombas inteligentes”, sin importarle los daños colaterales que ocasionaran; que enviaron mercenarios con decenas de kilogramos de explosivos plásticos para colocar bombas en hoteles y atemorizar a turistas; que financiaron a Luis Posada Carriles para que reclutara mercenarios centroamericanos; que asesinaron e hirieron a personas en una ola de actos de terror en el verano de 1997 en Cuba; que antes, en la década anterior había financiado las fugas de Luis Posada Carriles de cárceles venezolanas, y que preparó la llegada del terrorista internacional Orlando Bosch Ávila a Miami en 19899 y cabildeó en favor de su admisión en los Estados Unidos.

Mientras Bosch estuvo preso en Venezuela, Alberto Marcelino Hernández, alto ejecutivo de la FNCA, dio consuelo personalizado y pasó regularmente mesadas a Adriana Delgado Sepúlveda, la esposa chilena del terrorista, y la colocó en la nómina delPan American Hospital, donde el criminal Gaspar Eugenio Jiménez Escobedo, tenía un cargo en Seguridad.