Mercenarios. Unidades Cubanas en el Ejército de Estados Unidos. 1962-1965 - José Luis Méndez Méndez - E-Book

Mercenarios. Unidades Cubanas en el Ejército de Estados Unidos. 1962-1965 E-Book

José Luis Méndez Méndez

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Beschreibung

Basada en un minucioso estudio de cientos de documentos desclasificados en Estados Unidos, la obra trata sobre quienes, al abandonar Cuba en los primeros dos años posteriores al triunfo de la Revolución, se entrenaron en campos especiales organizados por Estados Unidos, volvieron a las costas cubanas en abril de 1961,para "liberar a su patria del comunismo castrista", sufrieron una fulminante derrota y, cambiados por alimentos para niños, regresaron a su país adoptivo, donde no tuvieron otra opción que convertirse en mercenarios al servicio de este, que los envió a diferentes países de África, Asia y América Latina, para que defendieran las causas más reaccionarias y contrarias a los anhelos de los pueblos de esos países.

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Seitenzahl: 210

Veröffentlichungsjahr: 2025

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Edición: Natalia Labzovskaya

Diseño interior y de cubierta: Yisell Llanes Cuellar

Corrección: Mirtha Fuentes y María de los Ángeles Navarro Gónzález

Composición: Idalmis Valdés Herrera e Irina Borrero Kindelán

©  José Luis Méndez Méndez, 2023

© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2024

ISBN: 9789590626128

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Grupo Editorial Nuevo Milenio

Calle 14, n.o4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

www.nuevomilenio.cult.cu

Índice de contenido
Agradecimientos
Presentación
Unidades Cubanas. Fuente de mercenarismo
Génesis del mercenarismo de origen cubano
Era una concepción esencialmente mercenaria
Cambios en la CIA
Secretos hasta un día
El origen de las Unidades Cubanas
El Programa de Voluntarios Cubanos
¿Después de la crisis, qué?
El ocaso de las Unidades Cubanas
Procesos paralelos. Un análisis necesario
Las Unidades Cubanas y la guerra biológica de Estados Unidos
África: destino de los mercenarios de las Unidades Cubanas
La saga mercenaria de las Unidades Cubanas
Conclusiones
Anexos
Anexo 1 Memorando para el presidente Kennedy
Anexo 2 Memorando del asistente especial del presidente para los asuntos de Seguridad Nacional (Bundy) al presidente Kennedy
Anexo 3 Memorando para el Comité Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad
Anexo 4 Resumen de la Reunión 38 del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional
Anexo 5 Memorando de Gordon Chase, del personal del Consejo Nacional de Seguridad, al asistente especial del presidente para Asuntos de la Seguridad Nacional (Bundy)
Anexo 6 Memorando del asistente especial del secretario del Ejército (Califano), al secretario del Ejército (Vance)
Anexo 7 Memorando de Rusk, secretario de Estado, dirigido al presidente Kennedy
Anexo 8 Mercenarios cubanos en el Congo Belga 1962-1965
Pilotos cubanos en el Congo Belga 1962-1965
Personal naval y terrestre
Bibliografía
Datos de autor

A todos los que aportaron numerosos granos de arena para que esta obra pudiese ser construida con pilares sólidos apegados a la historia de las agresiones contra Cuba, con el rigor necesario como constancia de la memoria indeleble del pueblo cubano.

Agradecimientos

Al colectivo de investigadores que desmenuzaron cientos de documentos secretos desclasificados, los cuales vertieron luz sobre esta forma de mercenarismo que fue la integración de emigrados cubanos en nuevos planes de agresión contra su país de origen, por medio de las infaustas Unidades Cubanas en el Ejército de Estados Unidos.

A M. Sc. Esther Lillian Morales por sus aportes técnicos a la edición del libro.

Presentación

La formación de las llamadas Unidades Cubanas en el Ejército de Estados Unidos, integradas por emigrados cubanos, fue la génesis de fuerzas mercenarias empleadas durante décadas por sucesivas administraciones estadounidenses en conflictos bélicos donde intervinieron.

Este libro tiene como objetivo rescatar, en la memoria histórica de las agresiones contra Cuba, la concepción, el origen, el desarrollo y la disolución de esas unidades, concebidas antes del inicio de la llamada Crisis de Octubre con el fin de tener un contingente entrenado, armado, altamente motivado y listo para ser utilizado por la administración demócrata de John F. Kennedy en sus nuevos planes revanchistas contra la Revolución.

Al no producirse la planeada invasión, como consecuencia del fracaso de la Operación Mangosta y la solución dada a la mencionada crisis, los cubanos entrenados en diferentes campamentos militares estadounidenses, dentro y fuera de su territorio nacional, fueron utilizados como mercenarios en los conflictos bélicos que Estados Unidos desarrollaba en esos años. Dentro del contingente, de casi seis mil hombres, se procedió a seleccionar a los más diestros para entrenarlos en misiones especiales. La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) los empleó en sus incursiones terrestres, aéreas y marítimas en el entonces Congo Belga; también preparó en Fort Benning, Georgia, a más de doscientos mercenarios, quienes tras un año de intenso entrenamiento egresaron con el grado militar de segundos tenientes y estaban aptos para cumplir diversas misiones.

El campamento de Fort Benning es en la actualidad una instalación del Ejército de Estados Unidos situada en la ciudad de Columbus, entre los condados de Muscogee y Chattahoochee en Georgia y el condado de Rusell en Alabama. Fort Benning es principalmente una comunidad militar, la mayor parte de su población son los 120 000 militares en activo, también residen sus familiares, militares en la reserva y retirados y empleados civiles. Fort Benning es la casa de la Escuela de Infantería del Ejército de Estados Unidos, de la Escuela de las Américas, de elementos del 75.º Regimiento Ranger y de la 3.ª Brigada de Combate Pesado de la 3.ª División de Infantería.

Toma su nombre en honor del general de brigada Henry L. Benning, un general del ejército Confederado. La base se estableció en octubre de 1918 con el nombre de Camp Benning. Tiene una superficie de 737 km². Fort Benning se encuentra en un 9 % de su superficie en el estado de Georgia y en un 7 % en el de Alabama.

Los integrantes de las Unidades derivaron en soldados de fortuna, lo cual demuestra la esencia mercenaria de la contrarrevolución cubana, fuente de mercenarismo dentro de los diversos programas de contrainsurgencia aprobados y puestos en práctica en la década de los sesenta por Estados Unidos para enfrentar a los movimientos de liberación nacional en África, Asia y América Latina. Se insertaron en los servicios represivos de Venezuela, como experimento efectivo de contrainsurgencia para imponerse por la fuerza de la represión a los intentos por derrocar el sistema político en ese país.

Esa época fue la más intensa, pero no la única; en sucesivos años los mercenarios de origen cubano siguieron al servicio de sus amos, cumplieron misiones en el Cono Sur en el marco de la Operación Cóndor, de la cual fueron sus sicarios, sin abandonar la sistemática agresión contra su país de origen. Se destacaron, además, en Centroamérica, en la guerra sucia de la CIA contra la Revolución sandinista, durante una década.

En 1962, el Comandante en Jefe denunció esta forma de preparar mercenarios de origen cubano para agredir a Cuba y a otros países:

Cuba ha vivido tres años de Revolución bajo incesante hostigamiento de intervención yanki en nuestros asuntos internos. Aviones piratas, procedentes de Estados Unidos, lanzando materias inflamables, han quemado millones de arrobas de caña; actos de sabotaje internacional perpetrados por agentes yankis, como la explosión del vapor La Coubre, han costado decenas de vidas cubanas; miles de armas norteamericanas de todo tipo han sido lanzadas en paracaídas por los servicios militares de Estados Unidos sobre nuestro territorio para promover la subversión; cientos de toneladas de materiales explosivos y máquinas infernales han sido desembarcados subrepticiamente en nuestras costas por lanchas norteamericanas para promover el sabotaje y el terrorismo; un obrero cubano fue torturado en la base naval de Guantánamo y privado de la vida sin proceso previo ni explicación posterior alguna (ABUCHEOS); nuestra cuota azucarera fue suprimida abruptamente, y proclamado el embargo de piezas y materias primas para fábricas y maquinarias de construcción norteamericana para arruinar nuestra economía; barcos artillados y aviones de bombardeo, procedentes de bases preparadas por el Gobierno de Estados Unidos, han atacado sorpresivamente puertos e instalaciones cubanas; tropas mercenarias, organizadas y entrenadas en países de América Central por el propio Gobierno, han invadido en son de guerra nuestro territorio, escoltadas por barcos de la flota yanki y con apoyo aéreo desde bases exteriores, provocando la pérdida de numerosas vidas y la destrucción de bienes materiales; contrarrevolucionarios cubanos son instruidos en el ejército de Estados Unidos y nuevos planes de agresión se realizan contra Cuba.1

1 Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, primer secretario de la Dirección Nacional de las ORI y primer ministro del Gobierno Revolucionario, en la Segunda Asamblea Nacional del pueblo de Cuba, celebrada en la Plaza de la Revolución, el 4 de febrero de 1962, www.cuba.cu

Unidades Cubanas. Fuente de mercenarismo

Toda Revolución se abría paso enfrentando a una contrarrevolución que ella misma había generado (…) una contrarrevolución cerrada y potente, engendrando un adversario (…).

Carlos Marx2

Hay mucho mercenarismo en los contrarrevolucionarios; defienden intereses, no ideas. Afortunadamente no teníamos que luchar contra fanáticos de ideas o de causas. Tuvimos el privilegio de luchar contra gente que estaba movida principalmente por ambiciones de tipo material, de tipo económico y de tipo social.

Fidel Castro Ruz3

Esta definición de contrarrevolución mercenaria y su valoración realizada por el líder histórico de la Revolución cubana se gesta y desarrolla en la madrugada del 1.º de enero de 1959, cuando el tirano Fulgencio Batista Zaldívar, acompañado de sus más cercanos colaboradores, abandonó el país, cientos de asesinos pertenecientes a los cuerpos armados y policíacos del régimen junto a testaferros, delincuentes, y gánsteres escaparon de la justicia revolucionaria y viajaron a Estados Unidos, donde recibieron refugio seguro e inmunidad por los crímenes cometidos.

Allí se fecunda, con el apoyo de sucesivas administraciones estadounidenses, una república clonada, similar a la que existió en Cuba hasta el triunfo de la Revolución, con todos sus vicios, que se hicieron más repulsivos con los aportes de los ya existentes, en el país al que arribaron. Estos asesinos y corruptos delincuentes se llevaron parte del erario, esquilmado durante años, dejando las arcas del Estado vacías, pero también llevaron las mañas mafiosas que habían aprendido y utilizado cuando servían a los sindicatos del crimen, marcadamente presentes en la Isla prerrevolucionaria.

Los primeros en llegar fueron los batistianos y, poco tiempo después, los grandes capitalistas ligados a la depuesta dictadura y a las compañías estadounidenses, dueños de grandes empresas, poderosos hacendados, latifundistas y ganaderos, casatenientes, todos afectados por leyes revolucionarias de amplio beneficio popular. La mayoría de los emigrantes de los primeros años de la Revolución pertenecieron a las clases ricas, que poseían grandes capitales en el extranjero, acostumbradas al buen vivir lleno de placeres, privilegios, desigualdades y vicios que se eliminaron y que ellos deseaban mantener a toda costa. También junto con ellos emigraron los vinculados a la mafia, las drogas, la prostitución, los juegos de azar, los gánsteres criollos y afines a otras lacras.

Tenían como perspectiva, a corto plazo, el regreso a Cuba y la recuperación de sus bienes y estatus con el apoyo de la administración estadounidense de turno, que había sostenido a la dictadura durante años y sentía sus intereses amenazados ante los cambios radicales en curso. Estos nuevos emigrantes eran probados anticomunistas, defensores a ultranza del sistema capitalista y de los intereses del país al que llegaron huyendo de un Gobierno Revolucionario que desde entonces tiene el propósito de transformar la situación imperante en Cuba.

A ese primer grupo de emigrados se le unieron la oligarquía nacional y los sectores más privilegiados y corruptos de la burguesía, que incluían a profesionales y técnicos de mejor calificación, quienes veían en Estados Unidos un país de mayores oportunidades y beneficios. En otro trabajo lo hemos valorado así:

Entre 1959 y octubre de 1962 llegaron alrededor de doscientos mil cubanos a los Estados Unidos, lo que es considerado como la primera generación de inmigrantes, que tuvo características determinadas en su composición social (…), ya que fueron desplazados del poder afectados por las leyes revolucionarias.4

Comienza, en sentido general, a constituirse una emigración cubana muy distinta a las anteriores, hostil a su país de origen, convirtiéndose en fiel instrumento de los planes del Gobierno de Estados Unidos, enemigo de todo cambio que transformara la situación de dependencia económica de Cuba. Para ello, el Gobierno estadounidense, dentro de su política de enfrentamiento, diseñó una política migratoria especial para los cubanos que buscaba, en su esencia, subvertir a su nación, dándole visa y entrada libre a Estados Unidos a todo aquel que desertara o llevase a cabo actos delictivos o de violencia en Cuba.

Desde ese momento, toda emigración cubana se convierte esencialmente en política. Este proceder fue causa también de salidas masivas de cubanos de manera ilegal, desordenada e insegura, inspiradas en la propaganda imperial.

Se produce una modificación del patrón migratorio tradicional de Cuba; Estados Unidos se convierte en el principal país receptor de la emigración cubana y en un aspecto importante de la política de ese país hacia Cuba, que motiva incidentes frecuentes. Desde el primer momento, Estados Unidos asume una posición opuesta al proceso revolucionario cubano, implementa una política migratoria agresiva, caracterizada por la recepción, el estímulo y la restricción selectiva, en dependencia de la situación interna en la Isla y sus prioridades en política exterior. Vale destacar que este tema ha sido y es utilizado por las administraciones estadounidenses como parte de una estrategia desestabilizadora que propicie la caída de la Revolución Cubana. Administraciones de Estados Unidos han convertido esta situación en una amenaza para su seguridad nacional y potencial pretexto para intervenir en Cuba.

El tratamiento inicial recibido, sumado a los beneficios promovidos en términos económicos y políticos por parte del gobierno estadounidense, facilitó la integración de este primer grupo de emigrados cubanos en condiciones de gran ventaja. De esta forma, el territorio estadounidense se convierte en un refugio seguro para los esbirros, torturadores, asesinos y ladrones de la derrotada tiranía. En 1960 se crea en Miami el centro para los llamados refugiados cubanos, que durante varios años fue una entidad que los asistió facilitándoles dinero y bonos de alimentos;además, les proporcionó empleos locales y, por medio del sistema de reubicación, dispersó a miles de inmigrantes de la Isla por diversos estados del país. Dicho centro se denominó Programa de Relocalización para los Emigrados Cubanos.5 Este trato diferencial tuvo un carácter eminentemente político y permitió a los cubanos insertarse en la vida y la sociedad estadounidenses, pero tuvo un impacto cultural negativo de consideración por el desarraigo, al estar dirigido a la asimilación.

En 1962, a raíz de la llamada Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles, el presidente estadounidense John F. Kennedy suspendió los vuelos directos entre Estados Unidos y Cuba, lo cual causó un freno al flujo migratorio legal existente entre ambos países, y, unido a la aceptación de los inmigrantes indocumentados cubanos, creó un incentivo para la emigración ilegal en ese período. La incoherencia de Estados Unidos en los temas migratorios se puso de manifiesto con claridad al concebirse la “Operación Peter Pan” de guerra psicológica, que sembró pavor entre padres debido a los rumores sobre una falsa ley que supuestamente los haría perder la patria potestad sobre sus hijos, de los que se apropiaría el Estado cubano. Más de catorce mil niños fueron separados de sus progenitores al ser enviados a Estados Unidos, sin acompañantes, para estar al cuidado de los organizadores de esta criminal operación. Esta acción terrorista dividió a miles de familias durante años, al verse los padres impedidos de poder reencontrar a sus hijos debido a la suspensión de los vuelos y del otorgamiento de visas, todo ello con el deliberado propósito de crear malestar y rechazo a la Revolución.

Después vendría la criminal Ley de Ajuste Cubano que tantas vidas ha costado, por ser causa de crímenes y delitos; incita a la fabricaciónde historias de falsos disidentes, que presentan un historial de oposiciónal Gobierno cubano, hechos que son empleados para engañar al pueblo estadounidense y que han sido ampliamente utilizados para la difamación.

Algunos emigrados aprendieron a vivir del negocio de la contrarrevolución poniéndose al servicio de la CIA. Con ella firmaron jugosos contratos, con vistas a realizar los más sucios trabajos contra su país de origen.

Pronto la extorsión y el chantaje irrumpieron con fuerza en el medio emigrado cubano, para procurar fondos que supuestamente serían empleados en derrocar a la Revolución, pero que con frecuencia se quedaron en las alforjas de los recolectores y fueron invertidos en negocios particulares etiquetados como legítimos. Fue un próspero negocio que abarcó el juego ilícito, la droga y la prostitución para redondear este ambiente delictivo.

Las organizaciones contrarrevolucionarias asimilaron los estilos gansteriles del medio mafioso para alcanzar sus propósitos y hacer prevalecer su voluntad por medio del terror; algunos que “traicionaron” la fe de la contrarrevolución recibieron severos castigos, unos murieron víctimas de atentados, otros corrieron mejor suerte, aunque con secuelas.

Esta investigación abre una ventana al conocimiento del empleo mercenario dado por gobiernos estadounidenses a la contrarrevolución cubana, por más de medio siglo, en su sostenida política hostil dirigida contra su país de origen. Se conjuraron para invadirlo, lo hicieron y fueron derrotados. Después, sirvieron a sus empleadores en escenarios bélicos internacionales.

2 Tomado de Carlos Marx: “Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850”, Obras esco­gidas, t. I, p. 124, Editorial Progreso, Moscú, 1955.

3 Tomado de Ignacio Ramonet: Cien horas con Fidel, capítulo 18, pp. 8-9, versión tabloide, La Habana, noviembre de 2006.

4 Las principales leyes que afectaron a esta primera generación de emigrantes fueron la rebaja de los alquileres de las viviendas a 50 %, la confiscación de bienes y dinero mal habidos, la Ley de Reforma Agraria, en la que se nacionalizan los latifundios, entre otras. Ver en José Buajasán Marrawi y José Luis Méndez Méndez: La república de Miami, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2003.

5 Entre 1961 y 1962, 48 361 emigrantes fueron trasladados a diferentes estados, principalmente a Nueva York, Nueva Jersey, California e Illinois, logrando alejar de Miami a casi un tercio de los cubanos emigrados, a fin de no contaminar Florida con cubanos. Años más tarde se produjo un proceso voluntario inverso con el regreso de miles de emigrados a ese estado sureño.

Génesis del mercenarismo de origen cubano

Tras la derrota en Playa Girón, John A. McCone, director de la CIA, ordenó realizar una investigación que explicaría, desde el origen, la preparación y el fracaso, todo el proyecto de invadir a Cuba para revertir en ella los cambios políticos ocurridos desde 1959 y restablecer la democracia según la visión estadounidense. Para ello fue designado Lyman B. Kirkpatrick, inspector general de la Agencia, quien comenzóla revisión en octubre de 1961. Del informe final solo se distribuyeron 10 ejemplares de los 20 confeccionados.

El estudio, en esencia, trata de explicar la fallida tentativa de promover el derrocamiento de la Revolución cubana por medio de una operación paramilitar encubierta y, en particular, evaluar el desempeño de la Agencia en esta misión, describir las debilidades identificadas en el análisis y hacer recomendaciones para que estas fuesen subsanadas y no se repitieran en el futuro. Se centró en la preparación y la toma de decisiones preliminares, sin adentrarse en la fase puramente militar; por lo tanto, los elementos que se exponen sirven de base a lo que después sería el empleo del contingente ampliado de los mercenarios en otras operaciones en distintos escenarios donde Estados Unidos intervino. Es una reflexión que permite, desde la visión estadounidense, reconstruir y conocer el origen del plan mercenario. El informe es ilustrativo de la política oficial de la administración del presidente Eisenhower plasmada en las medidas del 17 de marzo de 1960, cuando se enunció el conocido Programa de Acciones Encubiertas contra Cuba, que perduraría por años como guía de la agresión sistematizada.

La fiabilidad del documento se sustenta en las encuestas y entrevistas, así como en consultas a más de 125 empleados de la CIA de todos los niveles y en la revisión de documentos preparatorios, toma de decisiones y debates. Según plantea el estudio, lo esencial es el origen, la concepción y la constitución de la cantera mercenaria que derivó en la derrotada brigada y en el uso posterior de sus miembros y de otros reclutados.

Su límite temporal comienza en 1959 y concluye con la invasión a Cuba llevada a cabo por la brigada cubana apoyada por la Agencia el 17 de abril de 1961, así como su derrota y la captura de la mayoría de sus integrantes, dos días después. La aprobación oficial del proyecto por el Gobierno de Estados Unidos tuvo lugar después de los preparativos de la Agencia. Una de las decisiones era la formación de una organización de emigrados cubanos para atraer a seguidores con el objetivo de dirigir actividades de oposición y ofrecer cobertura a las operaciones de la Agencia. Es decir, organizar la contrarrevolución. Se le adicionaba una ofensiva en la propaganda en nombre de la oposición y la creación, dentro de Cuba, de un aparato clandestino de acción y recopilación de información de inteligencia que respondiera a la dirección de la organización de emigrados.

El centro preparatorio de la invasión fue el desarrollo fuera de Cuba deuna pequeña fuerza paramilitar que se introduciría en Cuba para organizar, entrenar y dirigir a los grupos de resistencia. Todavía el tipo de acción no estaba definido: si se trataría de infiltrar grupos para crear el caos por medio del terror dentro del país o de realizar un desembarco, como en realidad se ejecutó, para posesionarse de una parte del territorio cubano y desde allí pedir el apoyo de fuerzas militares que consolidaran el éxito y provocaran el derrocamiento de la Revolución. El financiamiento se estimó en cerca de cuatro y medio millones de dólares.

El programa aprobado el 17 de marzo de 1960 fue el documento básico y realmente el único emitido por el Gobierno de Estados Unidos durante la vigencia del proyecto. Su concepto era clásico, incluía un poderoso programa de resistencia interna mediante la asistencia externa clandestina de la CIA; el consejo de emigrados cubanos serviría de fachada pública para la acción. El personal de la Agencia, en contacto con los emigrados cubanos, fungiría como representante de un grupo de hombres de negocio estadounidenses. La mano del Gobierno de Estados Unidos no aparecería.6

Varios meses de preparativos habían precedido la presentación de este plan al presidente. En agosto de 1959, el jefe del Grupo Paramilitar de la Agencia participó en una reunión para debatir la creación de una capacidad que se utilizaría en las situaciones de crisis en América Latina. Sería el embrión de las acciones de contrainsurgencia promovidas y desarrolladas durante las siguientes décadas por administraciones estadounidenses.7

En esos momentos, Cuba era solamente uno entre una serie de objetivos posibles, todos los cuales parecían igualmente explosivos. El jefe del Grupo Paramilitar elaboró una serie de estudios de personal para la División del Hemisferio Occidental (WH) sobre los diferentes aspectos de la guerra encubierta limitada e instó a la creación de un personal paramilitar de la división. Asimismo, creó una línea aérea privada para ser utilizada a manera de respaldo eventual.

En septiembre de 1959, la División WH no tenía definido dónde podría ser la primera “explosión política”, no había suficiente información entonces se convocó a la comunidad de la inteligencia para que buscara y aportara el sustento de la propuesta. La búsqueda trajo como resultado un estudio resumido en tres volúmenes. Desde entonces, la disponibilidad de emigrados hizo que se les considerara una cantera para integrar la fuerza “disuasiva” a utilizar en países de contingencia por parte de Estados Unidos.

Era una concepción esencialmente mercenaria

En diciembre de 1959 estos estudios culminaron en un plan para el entrenamiento de un pequeño cuerpo de emigrados cubanos como instructores paramilitares que, a su vez, serían utilizados para entrenar a otros reclutas cubanos, en un país latinoamericano, para su infiltración clandestina en Cuba. El 18 de enero de 1960, la División WH organizó la Subdivisión 4 (WH/4) como fuerza de tarea ampliable para dirigir la operación cubana propuesta. Su estructura inicial contaba con un total de 40 personas, 18 en la jefatura, 20 en la estación8 de la CIA en La Habana y dos en la base de Santiago de Cuba.9 Otras locaciones para entrenamiento se instalaron en Panamá y en áreas de la ciudad sureña de Miami, Florida, donde instalar el soporte principal del proyecto, que incluía oficinas administrativas, almacenes, lugares seguros, centros de reclutamiento, comunicaciones y base para los traslados de personas, material y propaganda hacia y desde Cuba. Entiéndase operaciones marítimas.

En paralelo la CIA en Cuba estudiaba a contrarrevolucionarios para seleccionar a quienes podrían integrar un frente político que sirviera de pantalla a las operaciones clandestinas. También buscaron un sitio para establecer una poderosa estación de radio de onda corta y onda media, con fines de propaganda y orientación de los planes en curso y por venir. Con todos estos adelantos la Agencia pudo sustentar la viabilidad del proyecto cuando este fue sometido a la aprobación presidencial. En la argumentación, la CIA aseguraba estar estrechamente relacionada con dirigentes de los tres grupos principales de mayor reputación contrarrevolucionaria cuyos representantes, junto a otros, formarían un consejo unificado de la oposición en un período de 30 días. Pantalla política esencial para la imagen pública del proyecto.10