La memoria está ahí - Jaime Masó Torres - E-Book

La memoria está ahí E-Book

Jaime Masó Torres

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Beschreibung

La memoria está ahí, este libro de Jaime Masó Torres, se sustenta, precisamente, en ese propósito de dejar constancia, a través de las voces de sus protagonistas, de esas historias de vida que, por su interés, enriquecen la memoria presente y futura de la cultura cubana. En cuatro secciones, el lector encontrará en estas páginas una veintena de entrevistas, en que hombres y mujeres de la cultura insular de entre siglos —actores, locutores, cantantes, periodistas...— cuentan, con sincero desenfado, de sus vidas y obras. Con La memoria está ahí, su autor demuestra cómo es posible, también desde la entrevista como un acto de amor, salvar la memoria.

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Seitenzahl: 137

Veröffentlichungsjahr: 2025

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La memoria está ahí

Jaime Masó Torres

La Habana, 2024

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España. Este y otros libros puede encontrarlos en ruthtienda.com

Título: La memoria está ahí

© Jaime Masó Torres, 2024

© Sobre la presente edición:

Ediciones enVivo, 2024

ISBN: 9789597276821

Tomado del libro impreso en 2020 – Edición: Yoel Manuel L. Vázquez / Diagramación y diseño interior: Erick Ávila Rodríguez / Diseño de cubierta: Lisvette Monnar Bolaños

Fotos de Alexis Rodríguez (Corina Mestre, Aurora Basnuevo, Mirtha Ibarra, Ángel Ferrera, Argelia Pera, Mareylis Plasencia, Olguita Sanz, Clara Castillo, Mundito, Ilse Bulit y Magda Resik) / Foto de MayReguera (Vernónica Lynn) / Foto de CéCé Monteagudo para Revista Garbos (Marino Luzardo) / Foto de Denys San Jorge (Idania Betancourt)

E-Book – Edición: Yoel Manuel L.Vázquez / Diagramación pdf interactivo y conversión a ePub: Damaris Rodríguez Cárdenas / Diseño interior: DamarisRC

Ediciones enVivo

Instituto Cubano de Radio y Televisión

Edificio N, Calle N, entre 23 y 21, Vedado,

Plaza de la Revolución, La Habana

CP 10400

Teléfono: +53 78384070

Correo electrónico: envivo@icrt.cu

www.envivo.icrt.cu

Jaime Masó Torres es Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana y locutor radial. Laboró como Redactor-Reportero en el Telecentro provincial Artemisa Visión (ArTv) y el Canal Educativo 2. Sus trabajos aparecen publicados en sitios como: Cubarte, el Diario del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Arte por Excelencias, La Demajagua, revista La Diana, entre otros. Actualmente labora en el Comité provincial de la UNEAC de Artemisa y colabora con la emisora Habana Radio.

La memoria está ahí, este libro de Jaime Masó Torres, se sustenta, precisamente, en ese propósito de dejar constancia, a través de las voces de sus protagonistas, de esas historias de vida que, por su interés, enriquecen la memoria presente y futura de la cultura cubana.

En cuatro secciones, el lector encontrará en estas páginas una veintena de entrevistas, en que hombres y mujeres de la cultura insular de entre siglos —actores, locutores, cantantes, periodistas...— cuentan, con sincero desenfado, de sus vidas y obras.

Con La memoria está ahí, su autor demuestra cómo es posible, también desde la entrevista como un acto de amor, salvar la memoria.

Fernando Rodríguez Sosa

Índice de contenido
PÓRTICO
Salvar la memoria desde un acto de amor
PRIMERA PARTE
EL ARTE ES UN HECHO COLECTIVO
«Este es el único lugar donde me interesa morir»
(La Habana, 1954)
«Mis minutos de suerte»
(Pinar del Río, 1931)
«Para mí el arte es un hecho colectivo»
(Camagüey, 1938 / La Habana, 2015)
«Soy actor de casualidad»
(La Habana, 1945)
«No soy una mujer sola»
(Candelaria, 1938)
«Me sobrepongo al llanto»
(Matanzas, 1938)
«Hay que ser honesto para criticar»
(San José de las Lajas, 1948)
«La Bella del Alhambra no me sintetiza»
(La Habana, 1933)
SEGUNDA PARTE
Voz, imagen y palabra
«Creo que he sido útil»
(La Habana, 1950)
«Soy locutora porque me gusta, porque siento lo que hago»
(Santiago de Cuba, 1951)
«Locutora del optimismo»
(Güines, 1959)
«Soy respetado por quienes me interesan»
(La Habana, 1969)
«El locutor debe ser un líder natural»
(Bayamo, 1962)
«Hay en mi obra un sentido optimista»
(Artemisa, 1960)
«Mi bastón para volver a empezar ha sido la televisión»
(Santiago de Cuba, 1948)
TERCERA PARTE
Música y escena
«Mundito»
(Bayamo, 1945)
«La creación tiene una etapa de carpintería fina»
(La Habana, 1961)
CUARTA PARTE
La memoria
«No reniego de mi obra periodística»
(La Habana, 1941)
«Trabajar en los medios de comunicación tiene un sentido de sacerdocio»
(Holguín, 1954)
«La radio será un fenómeno como el teatro»
(La Habana, 1968)
«La memoria es la atalaya del presente»
(Santiago de Cuba, 1968)

(...) la memoria es como la sombra del hombre,

a ratos se pierde, y a ratos está ahí, y a

ratos uno la recuerda para reconstruir

momentos quizás felices o dramáticos,

pero la memoria está ahí.

ARTURO ALAPE

Siento pesadumbre por la imposibilidad de mostrar

en toda su magnitud las virtudes ocultas

en la modestia de estas vidas…

JOSEFA BRACERO TORRES

PÓRTICO

Salvar la memoria desde un acto de amor

…memorias hermosas que no empañan la vanidad

ni la soberbia, que viven vida tranquila de sinceridad

y de virtud…

JOSÉ MARTÍ

«Fiesta en Tulepec»

Revista Universal

México, 7 de mayo de 1875

Es práctica habitual en el mundo contemporáneo, reflexionar sobre la urgente e impostergable necesidad de proteger la memoria. Solo así, sin olvidar lo vivido, podrá entenderse la vida de hoy y construir la vida del mañana.

Toda acción, por ello, que se proponga tan noble empeño merece ser conocida, y reconocida, en su real alcance y trascendencia, por contribuir al rescate, conservación y salvaguarda de aquello que nunca debe ser olvidado.

La memoria está ahí, este libro de Jaime Masó Torres, se sustenta, precisamente, en ese propósito de dejar constancia, a través de las voces de sus protagonistas, de esas historias de vida que, por su interés, enriquecen la memoria presente y futura de la cultura cubana.

En cuatro secciones, el lector encontrará en estas páginas una veintena de entrevistas, en que hombres y mujeres de la cultura insular de entre siglos —actores, locutores, cantantes, periodistas…— cuentan, con sincero desenfado, de sus vidas y obras.

Quizás sea ese sincero desenfado uno de los elementos que singulariza esta colección, en que los entrevistados no solo rememoran sobre su ejercicio profesional, sino también reflexionan acerca del mundo y de la propia condición humana.

A Masó Torres no le preocupa recrear el entorno en que conversó con sus entrevistados, tampoco ofrecer un amplio retrato de sus interlocutores; su interés es permitir que el diálogo posibilite descubrir a los seres humanos en su auténtica dimensión.

No es sorprendente, por ello, que, para lograr tal fin haya seleccionado, fundamentalmente, el tradicional método de preguntas y respuestas, que le permite, a través de un preciso e inteligente cuestionario, obtener información no solo interesante sino también novedosa.

Otro valor presente en La memoria está ahí es que, quizás sin proponérselo, su autor contribuye a enriquecer la historia de la radio y la televisión en Cuba, esa que merece ser contada por quienes, a lo largo del tiempo, la han hecho posible.

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana en el año 2014, Jaime Masó Torres (Bayamo, 1989) ha logrado, en poco tiempo, insertarse en varios programas de la radio y la televisión nacional y provincial, y colaborar con publicaciones periódicas y digitales.

La memoria está ahí es su primer libro que, como no es difícil de imaginar, ha nacido gracias a las herramientas de la práctica periodística que ya ha logrado, con paciente tesón, aprender, dominar y ejercer con evidente profesionalidad.

En un artículo publicado en 1981, en el diario colombiano El Espectador, el narrador y periodista Gabriel García Márquez aseguraba que «las entrevistas son como el amor: se necesitan por lo menos dos personas para hacerlas, y solo salen bien si esas dos personas se quieren».

Les invito a confirmar la certeza de tan categórica afirmación con la lectura de La memoria está ahí, este libro con que Jaime Masó Torres demuestra cómo es posible, también desde la entrevista como un acto de amor, salvar la memoria.

FERNANDO RODRÍGUEZ SOSA

La Habana, en enero 11 del año 2020

PRIMERA PARTE

EL ARTE ES UN HECHO COLECTIVO

«Este es el único lugar donde me interesa morir»

Corina Mestre

(La Habana, 1954)

Actriz y profesora; maestra de generaciones. Su presencia en nuestros medios es significativa. Sorprende cuando se le ve en la televisión, el cine o cuando su voz llega a través de la radio. Educadora y fiel a sus principios, Corina Mestre aborrece todo tipo de pose ficticia; es una cubana de a pie, aun cuando todos a su alrededor admiren el talento que posee. Conversamos en un estudio de Habana Radio y en más de una hora evoca pasajes y personas queridas. Se detiene en la Cuba de hoy y los retos que tiene el arte. Ella es una artista más que actriz.

¿Cómo le lleva la cotidianidad?

A mí la cotidianidad nunca me ha aplastado. Es fuerte pero no me aplasta, porque la mayor parte de las cosas las hago por amor y entonces eso te alimenta otras zonas que creo son más importantes. No es un secreto para nadie que yo trabajo en las escuelas y no cobro ni un centavo por eso. Y en Habana Radio por ser actriz, es el sitio donde con regularidad gano un salario. Pero la cotidianidad me lleva como a cualquier cubano de a pie; eso es lo que soy: una cubana de a pie.

Quien revisa su biografía descubre que usted domina tres lenguas…

No, no las domino, sino que «tiro con la cara».

Las conoce…

Yo creo que los actores debemos tener una gran capacidad para escuchar. Por esta razón es vital no solo conocer sino imitar la musicalidad de distintos idiomas.

Los idiomas, una vida militar, ¿cómo mezclar todo eso?

Para mí nada ha sido contradictorio. Cuando triunfa la Revolución yo estaba exiliada en Venezuela, porque a mi papá lo había torturado Ventura, uno de los sicarios de Batista. A mi mamá la estaban buscando para matarla también y meses después el Movimiento 26 de Julio nos envió para Venezuela en un barco. Yo tenía cuatro años. En ese momento me doy cuenta, aparte de que era una niña muy avispada, que uno estaba metido en una vorágine muy particular, viendo cosas alrededor muy fuertes y eso hace que uno madure mucho más rápido.

Llegamos a La Habana justamente el 8 de enero, cuando Fidel entra a la capital. Mis padres estaban consagrados a la Revolución y eso fue lo que aprendí, en mi casa, en la cuna. Yo era una muchacha que me gustaba mucho leer y las cosas las aprendía muy fácil.

¿Cuándo entra al Ministerio del Interior?

Soy captada para el Ministerio del Interior (MININT) en el año 69; no había cumplido 15 años todavía y entro definitivamente en el año 72. Al principio pensé que había entrado por esa supuesta alma de aventurera y decía: voy a vivir otras vidas.

¿Era un compromiso más político que familiar?

Después de los años veo las cosas diferentes. No era un compromiso familiar, porque mis padres querían que yo estudiara. Pero me sentía obligada, comprometida. También andaba con la gente de la Nueva Trova porque Noel Nicola era mi mejor amigo. Sus padres tenían excelentes relaciones con los míos. Con Noel me dejaban salir hasta las once de la noche, era mi hermano. De hecho, no he superado su pérdida.

Y como todo el mundo, yo estaba viviendo una epopeya, porque era la época de la heroicidad cotidiana y tenía que formar parte de todo aquello.

A nosotros no nos había tocado luchar en la Sierra Maestra para hacer la Revolución; entonces sentíamos la necesidad de hacer, hacer y hacer y aprender, aprender. Teníamos muy claro que en ese momento lo más importante era la cultura del saber, que no es la cultura del tener de hoy.

Cuando entro a trabajar en el MININT conozco a Humberto Rodríguez, el director de teatro; nos hacemos amigos y por casualidad me encaramo al escenario a hacer una obra con él.

¿Por qué lo hizo?

Porque una niña que trabajaba con él se había enfermado con varicela antes de ir al Festival de Aficionados. Entonces estaba en la Nueva Trova, en el MININT… era como un tren, no paraba.

Todo el día me la pasaba trabajando, participaba en los conciertos, también en Teatro Estudio… era como la necesidad de estar en todas partes y de aprender.

Como dice la mayoría: desde chiquitica tenía ese «bichito por la actuación»…

No, ningún chiquitica. Ese cuento de que yo me disfrazaba, no. Yo desde niña recité poesías, estuve en la Nueva Trova, viví que es lo más importante. Mi casa estaba al lado de Teatro Estudio; mi mamá hacía guardia con Raquel Revuelta.

A veces me permitían hacer la guardia con ellas, buscar ladrones; en esa época se hacían muchas cosas y yo metida en todos esos «shows». Luego me presenté en el Instituto Superior de Arte, en el curso para trabajadores.

Cuando vi que estaba aprobada empecé a pedir la baja en el MININT y salí definitivamente en diciembre del 80. Te repito, yo siempre estuve en Teatro Estudio, era como la mascotica de allí, viendo los ensayos…

¿Totalmente aceptada esa decisión en la casa?

Recuerdo que un día mi mamá le pide a Raquel Revuelta ver una de las obras donde yo participaba para que le dijera que no tenía ninguna condición para ser actriz. Ese día fueron a ver la obra Berta Martínez, Vicente y Raquel Revuelta. Quería morirme, ni salir del camerino. Pero bueno, al final hice la obra y cuando se terminó me fui para el camerino hasta que se fueran. Cuando bajo todos estaban allí y Raquel Revuelta me dice: «tú vas a ser actriz». Vicente y Berta me felicitaron y cuando llego a la casa mi mamá me dijo un montón de cosas y hasta se peleó con Raquel. Nada, después se le pasó.

Cuando dejé el MININT donde ganaba cerca de 300 pesos y empiezo en Teatro Estudio con cerca de ciento y tantos pesos, mi mamá se disgustó mucho porque decía que ser actriz era la última carta de la baraja.

¿Superó todo aquello?

Sí, mi madre es una mujer brillante, con una capacidad increíble. Yo la admiro mucho y te das cuenta que cuando hablo de ella se me iluminan los ojos.

Algo me lleva a decir: esta mujer es de armas tomar…

Debe estar en los genes. Las mujeres de mi familia son muy fuertes, creo que la menos fuerte soy yo (Se ríe). Mi mamá es una fortaleza hasta sobrehumana. Aparte de la rebeldía, yo lo que tengo es un sentido muy amplio de la justicia. No soporto una bofetada en la mejilla de nadie. Puede parecer una pose, pero no lo es.

Te repito: no soporto las injusticias, me saca de mis casillas y me pone en un estado temperamental muy fuerte, porque no lo resisto. Y de hecho, a veces me meto en lo que no me importa. De pronto está pasando algo con una persona y me meto, pero sí.

¿Fue un propósito desde el inicio llevar todo eso a la pantalla o alguien tuvo el tino de vislumbrar esa cualidad?

Sinceramente, no sé. En el fondo soy una artista más que actriz, por eso estoy aquí. Pero si mañana me diera cuenta que todo lo que quiero hacer está en otra zona, a lo mejor dejaría eso por esto.

¿Ha pensado retirarse de la actuación y de las clases?

No. Jamás. Ni en los momentos más difíciles.

¿Nadie intentó persuadirla para que se fuera de Cuba?

No solamente eso. Yo he tenido propuestas de trabajo para no estar en Cuba. Lo que pasa es que yo tengo muy bien definidos qué cosa es Patria, Identidad, la Revolución. Hay una obra de teatro que se llama Puerto de coral, de Maikel Chávez, que me dio la posibilidad de decir lo que pienso con respecto a las generaciones. Estoy aquí porque este es el único lugar donde me interesa morir.

¿Es posible, desde la actuación, resolver algunos problemas que vive la sociedad cubana?

Es muy complejo desde la actuación, mejor desde el arte. Siempre he pensado en esto: la política nos divide, la religión, los idiomas… Pero cuando tú te paras frente a una obra de arte, empiezas a sentir una serie de sensaciones que te llevan a las emociones. Cuando tú sientes y te emocionas, eres capaz de cambiar.

No es solo lo que yo hago, sino todo lo que puede hacer el arte en función de modificar al individuo, de tocar las zonas más sensibles para hacerlo reflexionar. Si existe una pérdida de valores se debe, entre otras cosas, a que la gente ha sacado de su vida el arte.



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