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¿En qué consiste la técnica? ¿Es una actividad humana y puramente instrumental? ¿Qué tipo de relación establecemos con el mundo y la naturaleza, con los otros y las cosas en una era dominada por la técnica? ¿Cómo podemos contrarrestar su fuerza y su omnipresencia? Se trata de una serie de interrogantes de gran actualidad, que nos invitan a reflexionar sobre la esencia misma de la técnica. Esta articula la realidad en forma de un complejo engranaje que reduce la naturaleza a un simple fondo permanente de reservas. Todas las cosas, incluidas el ser humano, se convierten así en piezas disponibles, ordenables y reemplazables del engranaje. Este engranaje técnico no es tanto una estructura y un dispositivo como una forma de desvelamiento, la manera en que se nos manifiesta la realidad en la que vivimos. El peligro de la técnica descansa precisamente en permanecer acríticamente sometidos a su voluntad de dominio en lugar de adoptar una actitud atenta y meditativa que recupere la proximidad con las cosas. La pregunta por la técnica es el título de la conferencia que Heidegger dictó el 18 de noviembre de 1953 en el auditorio de la Academia Bávara de Bellas Artes, en el marco del ciclo Las artes en la época técnica.
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Seitenzahl: 75
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Martin Heidegger
La pregunta por la técnica
Traducción y glosario
JESÚS ADRIÁN ESCUDERO
Herder
Título original: Die Frage nach der Technik
Traducción: Jesús Adrián Escudero
Diseño de la cubierta: Ferran Fernández
Edición digital: Martín Molinero
© 1962, Klett-Cotta-J. G. Cotta’sche Buchhandlung Nachfolges GmbH gegr. 1659, Stuttgart
© 2021, Herder Editorial, S. L., Barcelona
ISBN digital: 978-84-254-4740-2
1.a edición digital, 2021
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).
Herder
www.herdereditorial.com
NOTA SOBRE LA PRESENTE EDICIÓN
LA PREGUNTA POR LA TÉCNICA
GLOSARIO TERMINOLÓGICO COMENTADO
NOTAS
INFORMACIÓN ADICIONAL
La pregunta por la técnica es el título de la conferencia que Heidegger dictó el 18 de noviembre de 1953 en el auditorio de la Academia Bávara de Bellas Artes en el marco del ciclo Las artes en la época técnica. La conferencia se publicó luego en el volumen tercero del Anuario de la Academia (Múnich, R. Oldenbourg, 1954, pp. 70 ss.) y apareció también en la conocida edición de Vorträge und Aufsätze (Pfullingen, Neske, 1954, pp. 9-40). La conferencia se repitió el 10 de febrero de 1954 en Friburgo de Brisgovia y se volvió a publicar en un pequeño volumen intitulado Die Technik und die Kehre (Pfullingen, Neske, 1962, pp. 5-36).
La presente traducción se ha realizado a partir del texto publicado en el volumen 7 de las Obras completas (Gesamtausgabe): M. Heidegger, «Die Frage nach der Technik», en Vorträge und Aufsätze (GA 7), Frankfurt del Meno, Vittorio Klostermann, 2000, pp. 5-36. Esta edición, a cargo de F.-W. von Herrmann, contiene ligeras mejoras del texto publicado inicialmente en la editorial Günther Neske. Además, incluye las notas marginales del propio Heidegger.
En la actualidad se dispone de diferentes traducciones castellanas de este texto. Aquí destacamos las de: Eustaquio Barjau, «La pregunta por la técnica» (en M. Heidegger, Conferencias y artículos, Barcelona, El Serbal, 2001, pp. 9-32); Francisco Soler Grima, «La pregunta por la técnica» (en M. Heidegger, Filosofía, ciencia y técnica, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 72019, pp. 73-94); Jorge Acevedo y Adolfo Carpio, «La pregunta por la técnica» (en Época de filosofía 1/1 [1985], pp. 7-29). Asimismo, hay una traducción catalana realizada por Manuel Carbonell, «La qüestió envers la técnica» (en M. Heidegger, Fites, Barcelona, Laia, 1989, pp. 281-318). También pueden consultarse las traducciones italiana, inglesa y francesa de: Gianni Vattimo, «La questione della técnica» (en M. Heidegger, Saggi e discorsi, Milán, Murio, 1976, pp. 5-27); David Farrell Krell, «The Question Concerning Technology» (en M. Heidegger, Basic Writings, Nueva York, San Francisco y Londres, Harper & Row, 1977, pp. 287-317); y André Préau, «La question de la technique» (en M. Heidegger, Essais et conférences, París, Gallimard, 1980, pp. 9-48).
Las cursivas, los entrecomillados y las citas textuales son del propio autor. Las notas a pie de página identificadas con letras reproducen las anotaciones marginales de Heidegger. Los números entre corchetes remiten a la paginación de la edición alemana. Finalmente, los lectores apreciarán que algunas palabras están marcadas con un asterisco. Se trata de palabras y términos clave que son aclarados en el glosario terminológico abreviado, añadido al final de la presente edición, y cuya versión completa puede encontrarse en la ficha del libro en nuestra página web www.herdereditorial.com.
[7] En estas páginas nos preguntamos por la técnica. El preguntar abre un camino. Por ello resulta aconsejable prestar atención al camino y no quedar presos de frases y tópicos aislados. El camino es un camino del pensar. De una manera más o menos perceptible y poco habitual, todos los caminos del pensar discurren a través del lenguaje. Preguntamos por la técnica y con ello quisiéramos preparar una relación libre con ella. La relación es libre cuando abre nuestra existencia a la esencia de la técnica. Si somos capaces de corresponder a esta esencia, entonces podremos experimentar la técnica en sus propios límites.
La técnica no es lo mismo que la esencia* de la técnica. Cuando buscamos la esencia del árbol tenemos que darnos cuenta de que aquello que persiste en todo árbol en cuanto árbol no es, a su vez, un árbol que pueda encontrarse entre los restantes árboles.
Así pues, la esencia de la técnica no es nada técnico. Por eso nunca experimentaremos nuestra relación con la esencia de la técnica mientras nos limitemos solo a representar y practicar lo técnico, sea para acomodarnos a ella o sea para eludirla. En todas partes permanecemos encadenados a la técnica sin libertad, tanto si la afirmamos con pasión como si la negamos. Sin embargo, la peor manera de quedar entregados al poder de la técnica es cuando la consideramos como algo neutral; de hecho, esta concepción* [de la técnica], que hoy en día goza de gran aceptación, nos vuelve completamente ciegos ante la esencia de la técnica.
De acuerdo con la antigua doctrina, la esencia de algo es lo que algo es. Preguntamos por la técnica cuando preguntamos por lo que ella es. Todo el mundo conoce las dos afirmaciones con las que se responde a nuestra pregunta. Una dice: la técnica es un medio para un fin. La otra dice: la técnica es una actividad humana. Ambas formas de determinar la técnica se pertenecen mutuamente. Porque establecer fines, procurarse medios y utilizarlos para los fines es una actividad humana. La elaboración y la utilización de equipamientos, instrumentos y máquinas forman parte de lo que es la técnica; las mismas cosas elaboradas y utilizadas, así como las necesidadesa [8] y los fines a los que sirven, también forman parte de lo que es la técnica. El conjunto de estos dispositivos es la técnica. Ella misma es un dispositivo* o, como se dice en latín, un instrumentum.
La concepción corriente de la técnica, según la cual ella es un medio y una actividad humana, puede llamarse, por tanto, la determinación instrumental y antropológica de la técnica.
¿Quién negaría que esta concepción es correcta? Es evidente que se ajusta a la idea que uno tiene en la cabeza cuando se habla de técnica. La determinación instrumental de la técnica es tan inquietantemente correcta que incluso puede aplicarse a la técnica moderna. Se suele afirmar, con cierta razón, que frente a la antigua técnica artesanal la técnica moderna es algo completamente distinto y, por tanto, nuevo. La central eléctrica, con sus turbinas y generadores, es un medio fabricado por el hombre para un fin establecido por el hombre. También el avión a reacción y la máquina de alta frecuencia son medios para fines. Por supuesto que una estación de radar es más compleja que una veleta. Por supuesto que la fabricación de una máquina de alta frecuencia precisa de la combinación de diferentes procesos de producción técnico-industrial. Por supuesto que un aserradero en un valle perdido de la Selva Negra es un medio primitivo en comparación con una central eléctrica del Rin.
Así pues, sigue siendo correcto afirmar que la técnica moderna es un medio para un fin. Por eso, la concepción instrumental de la técnica determina todos los esfuerzos por llevar al hombre a una relación adecuada con la técnica. Todo depende de que manejemos adecuadamente la técnica como un medio. Se quiere, como suele decirse, «tenerla espiritualmente en nuestras manos». Se quiere dominarla. Esta voluntad de dominio se hace tanto más urgente cuanto más amenaza la técnica con escapar al control humano.
Supongamos que la técnica no sea un simple medio, ¿qué pasa entonces con la voluntad de dominarla? Sin embargo, dijimos, que la determinación instrumental de la técnica es correcta. Ciertamente. [9] Lo correcto se establece a partir de lo que tenemos delante de nosotros y que de alguna manera nos concierne. Para ser correcta, no es necesario que la constatación desvele la esencia de lo que está delante de nosotros. Solo allí donde se produce este desvelamiento acontece lo verdadero. He ahí por qué lo meramente correcto no es todavía lo verdadero. Solo lo verdadero nos lleva a una relación libre con aquello que nos concierne desde su esencia. Por consiguiente, la correcta determinación instrumental de la técnica no nos muestra todavía su esencia. Para llegar a esta esencia, o por lo menos para aproximarnos a ella, tenemos que buscar lo verdadero a través de lo correcto. Tenemos que preguntar: ¿qué es lo instrumental mismo? ¿A qué pertenecen cosas tales como un medio y un fin? Un medio es aquello con ayuda de lo cual algo es realizado y, así, obtenido. Se llama causa a lo que tiene como consecuencia un efecto. Sin embargo, no solamente es causa aquello por medio de lo cual se efectúa algo distinto. También el fin, con arreglo al cual se determina la naturaleza de los medios, vale como causa. Donde se persiguen fines y se aplican medios, donde domina el carácter instrumental, allí impera la causalidad.
Hace siglos que la filosofía nos enseña que hay cuatro causas: 1. la causa materialis, el material, la materia con la que se fabrica, por ejemplo, una copa de plata; 2. la