Fenomenología y filosofía trascendental de los valores - Martin Heidegger - E-Book

Fenomenología y filosofía trascendental de los valores E-Book

Martin Heidegger

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Beschreibung

Martin Heidegger impartió el curso Fenomenología y filosofía trascendental de los valores durante el semestre de verano de 1919 en Friburgo. Se trata de su primerísimo intento de llevar a cabo una crítica de la entonces dominante filosofía neokantiana utilizando las herramientas de la fenomenología. Esta nueva forma de asumir la actividad filosófica que Heidegger descubre en la obra de Husserl le sirve para desmontar las tesis centrales de la filosofía alemana de finales del siglo XIX y su tratamiento característico de los problemas del valor y de la razón práctica, de la cultura y de la historia, del juicio y de la teoría del conocimiento. Este volumen contiene también dos textos importantes de los inicios del itinerario intelectual del filósofo: Sobre la esencia de la universidad y de los estudios académicos y la conclusión al curso La idea de la filosofía y el problema de la concepción del mundo.

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MARTIN HEIDEGGER

Fenomenología y filosofía trascendental de los valores

Semestre de verano de 1919

Traducción de FRANÇOIS JARAN Y STEFANO CAZZANELLI

Título original: Gesamtausgabe. II. Abteilung: Vorlesungen, Band 56/57, Zur Bestimmung der Philosophie, 2. Phänomenologie und transzendentale Wertphilosophie

Traducción: François Jaran y Stefano Cazzanelli

Diseño de la cubierta: Stefano Vuga

Edición digital: Martín Molinero

© 1987, Vittorio Klostermann GmbH, Fráncfort del Meno

© 2023, Herder Editorial, S. L., Barcelona

Segunda edición 1999, corregida y ampliada

ISBN: 978-84-254-5029-7

1.ª edición digital

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).

Índice

NOTA SOBRE LA PRESENTE EDICIÓN

FENOMENOLOGÍA Y FILOSOFÍA TRASCENDENTAL DE LOS VALORES

INTRODUCCIÓN

a) Principios directivos del curso

b) Sobre la intención del curso

PRIMERA PARTE

Exposiciones histórico-problemáticas

CAPÍTULO PRIMERO

La génesis de la filosofía de los valores en cuanto actual filosofía de la cultura

§ 1. El concepto de cultura en la filosofía de finales del siglo XIX

a) El concepto histórico de cultura. Ilustración y conciencia histórica

b) La cultura en cuanto logro y rendimiento

§ 2. El planteamiento del problema del valor. La superación del naturalismo por Lotze

CAPÍTULO SEGUNDO

La fundación por Windelband de la moderna filosofía trascendental de los valores

§ 3. Renovación de la filosofía kantiana. El carácter de valor de la verdad

a) El redescubrimiento del método trascendental por Cohen

b) La razón práctica como principio de todos los principios

c) La filosofía de los valores como filosofía crítica de la cultura

§ 4. Juicio y evaluación

a) La fundamentación de la distinción entre juicio y evaluación por Brentano

b) Juicio y validez (Windelband)

c) El tratado de Windelband sobre el juicio negativo: determinación científica de las formas del juicio

§ 5. La contribución a la teoría de las categorías. La lógica como teoría de la relación. Categorías reflexivas y constitutivas

§ 6. La incorporación del problema de la historia en la filosofía de los valores

a) Ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. La fundamentación de Dilthey de una psicología descriptiva

b) La distinción de Windelband entre ciencias de leyes y ciencias de acontecimientos. Pensamiento nomotético y pensamiento idiográfico

CAPÍTULO TERCERO

La continuación de la filosofía de los valores por Rickert

§ 7. La formación de conceptos histórica y el conocimiento científico. La realidad como continuo heterogéneo

§ 8. La pregunta por la posibilidad de la ciencia histórica

SEGUNDA PARTE

Consideraciones críticas

§ 9. La influencia de la fenomenología sobre Rickert

§ 10. Principios rectores de la crítica

§ 11. La concepción de Rickert del problema gnoseológico fundamental. El camino subjetivo

a) Juicio y valor

b) Evidencia y validez

c) La trascendencia del deber

§ 12. El camino lógico-trascendental (objetivo) como el método de fundamentación de los presupuestos presentes en el camino subjetivo

§ 13. Consideración sobre la negación

ANEXO I

Sobre la esencia de la universidad y de los estudios académicos. Semestre de verano de 1919

ANEXO II

La idea de la filosofía y el problema de la cosmovisión. Semestre extraordinario de guerra de 1919

EPÍLOGO DEL EDITOR ALEMÁN (1987)

EPÍLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN ALEMANA (1999)

NOTAS

INFORMACIÓN ADICIONAL

Nota sobre la presente edición

El libro que presentamos contiene el curso impartido por Martin Heidegger durante el semestre de verano de 1919, Fenomenología y filosofía trascendental de los valores, junto con dos textos importantes de los inicios de su itinerario intelectual, el curso Sobre la esencia de la universidad y de los estudios académicos, también del verano de 1919, y la conclusión al curso anterior, que no se había incluido en la primera edición del tomo 56/57 de las Obras completas [Gesamtausgabe] publicada en 1987. Todos estos textos provienen del primer período docente de Heidegger en Friburgo, que inició en 1915 y terminó en 1923. Gracias a esta publicación y la del curso del semestre de emergencia bélica en esa misma editorial,1 los inicios del pensar heideggeriano en forma de cursos magistrales (que tanta relevancia tienen para entender al filósofo) están por fin disponibles para el lector hispanohablante.

El curso Fenomenología y filosofía trascendental de los valores constituye una directa confrontación entre la fenomenología, que Heidegger descubrió una década antes, y la filosofía de los valores, es decir, la filosofía tal como la practicaban los filósofos neokantianos que fueron sus primeros maestros. Aparece de forma perfectamente clara en este curso la voluntad de Heidegger de tomar distancia con el neokantismo dominante gracias a una reformulación y una reforma de la fenomenología husserliana.

Heidegger obtiene la habilitación en 1915 y empieza a impartir clases en Friburgo en el invierno de 1915-1916. Compartiendo su actividad docente durante algún tiempo con obligaciones militares, termina siendo llamado para su instrucción e instalado en una estación meteorológica del frente de Verdún. Al terminar la guerra, Heidegger reanuda su docencia en Friburgo y se convierte en el asistente de Husserl, cargo que desempeñará hasta 1923, cuando se marcha a Marburgo. Heidegger imparte un primer curso a la vuelta del frente durante el semestre de emergencia bélica (de febrero a abril de 1919) y después de un muy breve descanso, otros dos en el semestre de verano (de mayo a julio).

*

Indicamos entre corchetes, cuando lo hemos considerado necesario, los términos alemanes cuya traducción no es evidente. En los casos donde el texto es especialmente complicado, siempre hemos consultado las soluciones que nuestros colegas (Sophie-Jan Arrien, Sylvain Camilleri, Ted Sadler y Gennauro Auletta) emplearon en sus respectivas traducciones. Los números entre corchetes indican la paginación del original alemán. Las palabras entre corchetes son añadidos del editor alemán y las que aparecen entre llaves son de los traductores.

Queremos agradecer a Ramón Rodríguez García por su revisión del texto y sus sugerencias y a los participantes del taller de lectura en la Universidad Complutense de Madrid que nos ayudaron a formular con mayor precisión el pensamiento de Heidegger en lengua española.

François Jaran y Stefano Cazzanelli

Fenomenología y filosofía trascendental de los valores

Semestre de verano de 1919

[121] Introducción

a) Principios directivos del curso

Carácter general del curso: no se trata de una comparación sistemática, exhaustiva y solamente descriptiva de dos puntos de vista y sistemas. (Eso daría como resultado o bien una mera copia, en comparación con la cual el original sería mucho mejor, o una imagen parcial sin valor que se añadiría a las muchas que ya hay).

Objetivo: problemas concretos que surgen de la tendencia central del planteamiento del problema y que se articulan en torno a un problema básico concreto. El juicio como reconocimiento. (En general: ¡la intencionalidad, la tendencia de la vivencia y la cuestión de en qué medida los valores pueden reducirse a las tendencias interpretadas teleológicamente!).

Empezar con investigaciones de principio que tendrán que preceder a cualquier debate serio sobre «puntos de vista» (es decir, superarlo y mostrarlo como superfluo).

Tres grupos de problemas:

I.

II.

III.

El problema del valor

El problema de la forma1

El problema del sistema

}

Sistema (III.) del

idealismo (II.)

teleológico (I.)

}

Reconducción al

fenómeno

de la motivación

En primer lugar, es importante obtener una determinación de estos problemas, es decir, reconducirlos hasta su auténtico estrato fenomenológico originario (vida en y para sí). Introducción histórica: motivación histórico-espiritual y tendencia de las tres ideas problemáticas.

[122] AdI. Después del idealismo especulativo,2 cuyo decaimiento era cada vez más acentuado, apareció, como reacción, el peligro de la cosificación absoluta del espíritu en cosas, cuerpos, movimientos y procesos. Toda metafísica del ser fue considerada una recaída. Al mismo tiempo, se reconoció, en parte aún bajo el efecto del idealismo alemán, la imposibilidad de cualquier orientación metafísica, no-cósica y no-sensible.

Lask descubrió en el deber y en el valor, como última vivencia, el mundo: algo metafísicamente no-cósico [nicht-sachlich], no-sensible sin ser por ello acósico [unsachlich] o exageradamente especulativo. El mundo sería más bien algo factual [tatsächlich].

Esta convicción fundamental (lo que es se funda en el deber) hizo posible una cosmovisión, una armonización de la ciencia (ciencia de la naturaleza) y la vida del espíritu; al mismo tiempo, introdujo un nuevo punto de vista en la consideración de los problemas científico-filosóficos, que permite comprender la renovación incipiente de Kant y llevarla a una interpretación unitaria cosmovisional (normatividad – método teleológico).

El desarrollo de la filosofía moderna de los valores se distribuye entonces en dos corrientes principales: en el sentido de una implantación cada vez más aguda de la idea de valor en lo trascendental y, por otra parte, en el de una formulación trascendental cada vez más consciente de los problemas vinculados al valor. Ambas corrientes principales surgen de la idea de valor y, como tales, son decididamente históricas: 1. por medio de los problemas teoréticos renovados (ensayo de Windelband sobre el juicio negativo, en Preludios; Rickert, Definición y Objeto),3 2. por medio [123] de la introducción de la «historia» como problema filosófico en la conciencia filosófica (Dilthey: investigación decisiva que influye en el discurso de rectorado de Windelband,4 Rickert, Lask, Fichte).5 Lo teorético como valor en Rickert, categorías como valor y forma en Lask, mientras que Windelband no concibe lo teorético en términos de valor.

AdII. En el curso de una comprensión cada vez más precisa del problema del valor y bajo la influencia del neokantismo de los de Marburgo y de las Investigaciones lógicas de Husserl,6 el problema del valor experimentó una inclusión paulatina en lo trascendental. Este carácter cada vez más destacado del problema de la forma (Lask, Lógica y Juicio a los que hay que comparar las diferentes ediciones de El objeto del conocimiento de Rickert),7 la consideración trascendental de la forma, conduce al problema de las divisiones categoriales en ámbitos. Los esfuerzos histórico-filosóficos que culminan en la filosofía de la cultura sugieren la necesidad de un todo cultural y su posible interpretación global. La interpretación resultó ser posible solo en y a través del conjunto de los valores culturales; su conexión, su clasificación se vuelve problemática.

AdIII. El problema teorético-trascendental e histórico-filosófico desemboca en el de la sistemática, del sistema de los valores (Lask, Lógica, conclusión;8 el artículo en Logos de Rickert y Límites;9 Münsterberg allanó el camino). La sistemática misma se acerca a la heterotesis hegeliana que también es vista en la esfera del objeto teorético: forma – contenido – duplicidad. [124] La necesidad filosófica de un sistema —típica de esta época en general—, el creciente neohegelianismo, el querer salir de la «fragmentación y de las ciencias particulares» (véase también el acercamiento al sistema por medio de los tipos en Simmel), todo esto empuja hacia la sistemática, aunque solo hacia una sistemática ensamblada a partir de fragmentaciones.

La influencia histórica de la filosofía de los valores tuvo como consecuencia un fuerte énfasis en la idea de valor en todas las esferas de la vida, una expansión de lo axiológico análoga a la de lo teorético, en parte también un dominio de ambos en una compenetración de varios tipos.

Estas motivaciones históricas de las tres ideas problemáticas nos permiten comprender la filosofía de los valores en su fuerte condicionamiento a lo largo del siglo XIX. La convicción fundamental de la primacía del valor es tan general que se mantiene frente a la integración de diferentes influencias y planteamientos de problemas, de modo que aparentemente desaparece todo carácter sincrético de la filosofía de los valores.

Aunque la originalidad de esta filosofía fuera nula, ciertamente no perderíamos nada en la medida en que nos plantea problemas auténticos y los resuelve con medios auténticos. Muchos todavía consideran la originalidad como el criterio para establecer la importancia o la insignificancia de una filosofía: la supuesta consideración histórica de los diversos sistemas, su breve duración, su carácter como forma típica de expresión de una personalidad, de una época. Las actitudes no científicas hacia la historia fomentan tales valoraciones. Lo decisivo, sin embargo, no es la originalidad de la cosmovisión y del sistema, sino la originalidad de los problemas científicos. ¡La una no excluye ni incluye a la otra! Lo decisivo no es la novedad de la composición del problema y el orden de los puntos de vista rectores, sino la originariedad de los problemas mismos a raíz de su sentido inmanente.

Entonces podría suceder que, en lo que respecta a la filosofía de los valores, no solo desapareciera la originalidad (en la medida en que no es sino una hábil recepción y una combinación astuta y aprovechable [125] de opiniones parcialmente auténticas: Dilthey, Brentano), sino que su originalidad se revelara del todo inexistente, es decir —y es lo único que es científicamente decisivo—, no solo factualmente ausente, sino imposible. Es preciso entender el porqué de esta imposibilidad, la razón de la falta de una problemática auténticamente científica, y esto puede llevarse a cabo solo por medio del análisis concreto de los problemas como tales.

¡Lo general, lo metódico al principio! Fenomenología y método histórico; su unidad absoluta en la pureza de la comprensión de la vida en y para sí (véase en cambio la concepción histórico-filosófica de los de Marburgo o La filosofía de la antigüedad de Hönigswald).10

La confrontación científico-fenomenológica con una filosofía que ya ha obtenido su configuración histórica en el seno de la historia del espíritu debe, para asegurar una comprensión auténtica, abarcar dos tareas: por un lado, obtener la comprensión de la motivación histórica —histórico-espiritual— de cara a la configuración histórico-factual del tipo {de filosofía}; por el otro, intentar comprender este tipo en la autenticidad de su problemática.

Es un engaño pensar que las dos modalidades de consideración sean diferentes, es decir, que una sea histórica y la otra sistemática. No existe, de hecho, una comprensión histórica auténtica sin un regreso a las motivaciones originarias, como tampoco es en general científicamente posible un sistema en cuanto tal. Dicho de otra manera, dado que la distinción entre histórico y sistemático, que hoy en día domina por doquier en la filosofía, es completamente inauténtica, se puede mostrar positivamente cómo la discusión histórico-fenomenológica presenta un método originario, unitario y uniforme de investigación fenomenológica.

Consideraciones generales sobre la crítica filosófica: es propio de la esencia de la crítica fenomenológica que nunca puede ser negativa, es decir, una [126] puesta en evidencia de inconsistencias e incongruencias, de contradicciones y falacias. Un contrasentido, de hecho, no es una discriminación lógico-teorética, una oposición entre una cosa y otra: toda dialéctica teoretizante es más bien contraria, opuesta al sentido de lo pre-dado y de lo que puede darse.

Criterio fenomenológico: todos los predicados mencionados arriba no pertenecen al ámbito de los criterios fenomenológicos. El único criterio fenomenológico es la evidencia comprensora y la comprensión evidente de las vivencias, de la vida en y para sí en el eidos. La crítica fenomenológica de una tesis no es contra-poner, presentar contra-pruebas, sino comprender la tesis a partir del lugar desde donde recibe su sentido. La crítica es la escucha positiva de las motivaciones auténticas. Las motivaciones inauténticas no son motivaciones en absoluto y pueden ser entendidas como inauténticas solo a partir de las auténticas. Lo fenomenológicamente auténtico se acredita a sí mismo como tal, no necesita otro criterio (teorético).

Absoluto acostumbramiento a las exigencias y expectativas científicas. La calidad y la intensidad de la comprensión son decisivas. La cantidad, la complejidad, la completitud y el orden de los párrafos son irrelevantes. No son de ninguna ayuda; solo inhiben la movilidad de las vivencias comprensoras.

Traslado a la sensibilidad para el carácter absoluto de las evidencias originarias. Sumergirse en la falta de necesidad de demostraciones, razones y explicaciones teoréticas a partir de un sistema completo. Reconfiguración y nuevo reparto de las cargas probatorias. No pasar por alto ni desatender el acople de las evidencias. En fenomenología, todo argumentar que recarga y retrasa con objeciones no solo es inútil, sino que va en contra de su espíritu.

En la fenomenología ningún preguntar es constructivo, conceptualmente deductivo y dialéctico, sino que surge del qué [Was], del quale de los fenómenos, y a él se dirige; ¡ningún preguntar conceptual sin fundamento y flotante en el aire!

[127] b) Sobre la intención del curso

La yuxtaposición de la fenomenología y de la filosofía de los valores que aparece en el título, indiferente y sin relevancia de cara a una toma de posición, solo expresa de forma imprecisa la intención real del curso: este, en términos concretos, consiste en una crítica fenomenológica de la filosofía trascendental de los valores.

De modo que no se trata de meros y quizá interesantes contrastes entre un «punto de vista» filosófico y otro, de poner en juego una «dirección» frente a otra. Más bien, toda filosofía de los puntos de vista, sea cual sea su procedencia y competencia, deberá revelársenos como pseudofilosofía por medio de un radicalismo intransigente en el planteamiento de la cuestión; de tal manera que con esta demostración penetramos en el auténtico estrato originario de la problemática y de la metodología auténticamente filosóficas. La crítica auténtica es siempre positiva, y justamente la crítica fenomenológica, si es fenomenológica, solo puede ser en general positiva. Ella supera y rechaza problemáticas falsas, confusas y a medio resolver solo mostrando la auténtica esfera problemática. Renuncia al rastreo diligente de los desequilibrios lógicos en sistemas específicos, al sondeo a tientas de las supuestas contradicciones internas y al rechazo de las discrepancias particulares entre las teorías.

Se trata de los principios de toda vida espiritual y de indagar en la esencia misma de toda principialidad. Eso significa, al mismo tiempo, que la crítica fenomenológica, cuyo objetivo positivo es ver y traer-a-la-vista los orígenes auténticos y verdaderos de la vida espiritual en general, solo se pondrá en marcha respecto de aquellas intuiciones filosóficas que, por medio de una investigación crítico-fenomenológica, son capaces de conducir a campos de problemas auténticos.

[128] Un debate como este se convierte enseguida en una obligación científica frente a una filosofía que se basa en un trabajo serio y pretende ser científica y que, al mismo tiempo, tiene la convicción de prolongar las grandes e imperecederas tradiciones de Kant y del idealismo alemán en sus firmes tendencias. Un debate con estas tradiciones se convierte en un debate con el siglo XIX en general. Junto a la escuela de Marburgo, la filosofía trascendental de los valores es una de las corrientes filosóficas actuales más importantes. También se la conoce como la escuela de Baden o de Friburgo, denominación que era correcta antes de 1916, cuando Windelband era docente en Heidelberg y Rickert, su discípulo y fundador sistemático de la filosofía de los valores, impartía clases aquí.11

Debido a que es de crucial importancia para cualquier investigación fenomenológica comprender los motivos auténticos y significativos de un problema, una toma de posición crítica frente a la filosofía trascendental de los valores no puede sino poner en evidencia sus problemas en sus motivaciones histórico-espirituales inmanentes. No se trata de tener en cuenta y recopilar las llamadas «influencias históricas», sino de un comprensor…12

[129] PRIMERA PARTE

EXPOSICIONES HISTÓRICO-PROBLEMÁTICAS

CAPÍTULO PRIMERO

LA GÉNESIS DE LA FILOSOFÍA DE LOS VALORES EN CUANTO ACTUAL FILOSOFÍA DE LA CULTURA

§ 1. El concepto de cultura en la filosofía de finales del siglo XIX

El contenido espiritual típico del siglo XIX, así como su estructura, llegaron a su expresión conceptual entre 1890 y principios de este siglo, es decir, el siglo XIX elaboró su típica filosofía de las concepciones del mundo. «Las filosofías se comportan de la misma forma que los sistemas culturales de los cuales proceden».1 El núcleo de esa conceptualidad típica se encontró en el concepto de cultura.

Pero este concepto ni siquiera alcanzó su determinación científica y aún menos su evidencia filosófica; si bien el concepto de cultura guía cada reflexión universal hacia la totalidad de ámbitos determinados de vida y de la vida en general, solamente lo hace en cuanto fermento irisado, equívoco e intelectual. Si el concepto de cultura posee este destacado significado funcional es porque ha brotado de las exigencias intelectuales propias del siglo XIX y porque se consideró que podía satisfacerlas.

Los dos momentos de su significado intrínseco, que explican a la vez de forma inmediata su uso corriente actual, caracterizan también su origen auténtico. El concepto actual [130] de cultura contiene en sí ante todo el momento significativo de lo «histórico»