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La rosa de papel es una obra de teatro de Ramón María del Valle-Inclán incluida en la recopilación Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte. Trata de la muerte tras una larga agonía de una mujer conocida como la Encamada, quien ha ido amasando una gran fortuna durante su vida. Tras su muerte, su viudo busca con desesperación el dinero guardado por la difunta, aunque terminará sucumbiendo a ansias más bajas.
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Seitenzahl: 22
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Ramón María del Valle-Inclán
Saga
La rosa de papelCover image: Shutterstock Copyright © 1924, 2020 Ramón María del Valle-Inclán and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726485837
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
MELODRAMA PARA MARIONETAS
[56]
LA ENCAMADA
SIMEON JULEPE
LA MUSA
LA DISA
LA COMADRE
LUDOVINA LA MESONERA
PEPE EL TENDERO
UNA VIEJA
LA PINGONA
CORO DE CRIOS
VOCES DE LA CALLE
[57]
(LIVIDAS luces de la mañana. Frío, lluvia, ventisquero. En una encrucijada de caminos, la fragua de Simeón Julepe. Simeón alterna su oficio del yunque con los menesteres de orfeonista y barbero de difuntos: Pálido, tiznado, con tos de alcohólico y pelambre de anarquista, es orador en la taberna y el más fanático sectario del aguardiente de anís. Simeón Julepe, aire extraño, melancolía de enterrador [58] o de verdugo, tiene a bordo cuatro copas. Bate el hierro. Una mujer deshecha, incorporándose en el camastro, gime con las manos en los oídos:)
LA ENCAMADA.- ¡Que me matas, renegado! ¡Que la cabeza se me parte! ¡Deja ese martillar del infierno!
JULEPE.- ¡El trabajo regenera al hombre!
LA ENCAMADA.- ¡Borrachón! Hoy te dió la de trabajar porque me ves a morir, que de no, estarías en la taberna.
JULEPE.- A mí la calumnia no me mancha.
LA ENCAMADA.- ¡Mi Dios, sácame de este mundo!
[59]
JULEPE.- ¡No caerá esa breva!
LA ENCAMADA.- ¡Criminal!
JULEPE.- ¡Muy criminal, pero bien me has buscado!
LA ENCAMADA.- ¡Sólo vales para engañar!
JULEPE.- Florianita, atente a las consecuencias.
LA ENCAMADA.- ¡Mal cristiano!
JULEPE.- Ni malo ni bueno.
LA ENCAMADA.- ¡Mala casta!
[60]
JULEPE.- Tendré que ausentarme por no zurrarte la pandereta.
LA ENCAMADA.- ¡Espera!
JULEPE.- ¡No seas pelma!
LA ENCAMADA.- ¡Oye!
JULEPE.- Me quedé sordo de un aire.
(JULEPE, ladeándose la gorra, se dirige a la puerta. El viento frío arrebuja la cortina cenicienta de la lluvia, que rebota en el umbral. La Encamada se incorpora con un gemido:)
[61]
LA ENCAMADA.- ¡Escucha!
JULEPE.- ¿Qué pasa en Cádiz?
LA ENCAMADA.- Lleva aviso por los Divinos. Espera. En este burujo de trapos tengo cosidos siete mil reales.
JULEPE.- No sería malo.