Lectura de "La significación del falo" - Diana S. Rabinovich - E-Book

Lectura de "La significación del falo" E-Book

Diana S. Rabinovich

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Este libro es el producto de un seminario de la autora dictado con el objeto de precisar los conceptos en juego en el artículo de Lacan "La significación del falo" y hacer un análisis profundo del texto mismo que asegure una enseñanza rigurosa de un trabajo que, muchas veces, es transmitido con alguna vaguedad y falta de precisión. Esto genera confusiones acerca de los distintos momentos que experimenta el concepto de falo en la enseñanza de Lacan.

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Diana S. Rabinovich

Lectura de “La significación del falo”

Buenos Aires

Sobre este libro

Este libro es el producto de un seminario de la autora dictado con el objeto de precisar los conceptos en juego en el artículo de Lacan “La significación del falo” y hacer un análisis profundo del texto mismo que asegure una enseñanza rigurosa de un trabajo que, muchas veces, es transmitido con alguna vaguedad y falta de precisión. Esto genera confusiones acerca de los distintos momentos que experimenta el concepto de falo en la enseñanza de Lacan.

Diana S. Rabinovich

La autora es psicoanalista y profesora titular de la cátedra I de Psicoanálisis, Escuela Francesa, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Otros de sus libros publicados por Manantial son: La teoría del yo en la obra de Jacques Lacan (en colab.); Sexualidad y significante; El concepto de objeto en la teoría psicoanalista; La angustia y el deseo del Otro; Una clínica de la pulsión: las impulsiones; El deseo del psicoanalista; Modos lógicos del amor de transferencia.

Diana S. Rabinovich

Lectura de “La significación del falo”

1a edición impresa - Buenos Aires : Manantial, 1995

1a edición digital - Buenos Aires : Manantial, 2014

ISBN edición impresa: 978-950-9515-93-2

ISBN edición digital: 978-987-500-191-6

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Derechos reservados

Prohibida la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

© 1995, Ediciones Manantial SRL

Avda. de Mayo 1365, 6º piso

(1085) Buenos Aires, Argentina

Tel: (54-11) 4383-7350 / 4383-6059

[email protected]

www.emanantial.com.ar

Índice de contenidos

Introducción

Lectura

Introducción

El texto “La significación del falo” es un texto breve, denso y central en lo tocante al concepto de falo en la obra lacaniana. Algunos de los desarrollos básicos al respecto están incluidos en él. Sin duda, faltan aún muchos otros, que culminarán en la definición de la función fálica en las fórmulas de la sexuación.

El comentario que sigue resume los seminarios internos para los docentes de la cátedra de escuela Francesa I, de la Facultad de Psicología de la UBA, desarrollados entre los años 1987 y 1994. Su propósito es, por ende, fundamentalmente didáctico, dado que intenta precisar los conceptos en juego en el texto y operar un desbrozamiento del texto mismo, a fin de permitir una transmisión rigurosa.

Su función, por lo tanto, es la de acompañar la lectura completa del texto mismo. Aunque resulte obvio, creo necesario señalar que me parece imprescindible una primera lectura completa del texto de los Escritos,[1] que debe preceder, y también suceder a la lectura de este comentario. A fin de facilitar la lectura se han numerado los párrafos del escrito, y cada cita aparece con el número del párrafo y de la página correspondientes. Por ejemplo, (1, 665) significa párrafo 1, página 665. Conviene, entonces, que cada lector numere también los párrafos de su texto particular, para así poder ubicar las citas parciales en el conjunto del párrafo citado. La paginación corresponde a la edición completa del año 1985 (Siglo XXI, México, páginas 665-675), pero la anterior, de 1975, tiene la misma secuencia de párrafos, variando sólo la paginación.

Para el lector poco interiorizado de la obra de Lacan será quizá útil exponer algunos de los hitos previos de su obra que culminan en este escrito, cuya lectura recomendamos, en la medida en que facilitarán la lectura.

La temática del falo aparece tratada en forma original al final del Seminario III, Las psicosis,[2] y recibe un amplio y decisivo desarrollo en el Seminario IV, La relación de objeto,[3] recientemente publicado en castellano. “La significación del falo” retoma parcialmente los desarrollos de los Seminarios V, “Las formaciones del inconsciente”, y VI, “el deseo y su interpretación”, aún inéditos. A fin de completar este primer panorama es necesario explorar los desarrollos en torno a la metáfora paterna, también presentes en los Seminarios V y VI, que son retomados en el escrito “una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”.[4]

Por esta razón, de ningún modo se leerá en este comentario una exposición completa de la teoría del falo en Lacan, sino tan solo un intento de lectura conceptual de un texto difícil, que espero pueda servir de introducción a la problemática que éste abre.

Un recorrido, que intentará ser más abarcativo, formará parte del segundo tomo del libro El concepto de objeto en psicoanálisis, que será publicado próximamente.

[1] J. Lacan, “La significación del falo”, Escritos, Tomo II, Siglo XXI, Buenos Aires, 1985.

[2] J. Lacan, El Seminario, Libro III, Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 1984.

[3] J. Lacan, El Seminario, Libro IV, La relación de objeto, Paidós, Barcelona, 1995.

[4] J. Lacan, “Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, Escritos, Tomo II, Siglo XXI, Buenos Aires.

Lectura

El texto “La significación del falo”[1] comienza de la siguiente manera:

Es sabido que el complejo de castración inconsciente tiene una función de nudo. (1, 665)

Primera frase del texto a la que hay que prestarle suma atención. No se trata de pensar que la presencia de la palabra “nudo”; indica que Lacan ya pensaba en el nudo borromeo. Sí, en cambio, de indicar que esta presencia marca uno de los problemas principales de la función fálica, en tanto el falo se caracteriza por ser un punto de encrucijada –término, en este contexto, perfectamente equivalente al de nudo–; un punto en el que distintos caminos convergen, y en el que se produce, asimismo, la convergencia de los diferentes órdenes que Lacan definió como sus tres: lo simbólico, lo imaginario y lo real.[*]

En esta época, 1958, la significación –en la enseñanza de Lacan– es producida por la metáfora y la metonimia, nombre retórico que da, respectivamente, a la condensación y al desplazamiento freudianos, los dos mecanismos propios del proceso primario inconsciente para Freud. En este contexto, la significación es definida como un producto, un efecto de la metáfora y de la metonimia, de la condensación y el desplazamiento, es decir, de la legalidad propia del proceso primario en el inconsciente. Desde esta perspectiva, la significación, como producto de la metáfora y la metonimia, remite siempre a otra significación, tal cual lo formulaba el Seminario I, formulación que mantiene aquí toda su validez.

Paradójicamente, sin embargo, este texto, que se titula “La significación del falo”, tiene como tema central al significante fálico. Este texto precisa la diferencia entre la significación fálica y el significante fálico.

El ordenamiento de los textos en los Escritos sufre cierta alteración de su orden cronológico, tanto en la edición francesa como en la última versión castellana. El texto “La significación del falo” supone ya la producción de la significación fálica por acción de la metáfora paterna. De modo tal que la significación del falo no es idéntica a la significación fálica, primer punto que exige una reflexión de nuestra parte.

Este nudo que es el complejo de castración, es un nudo relacionado con dos puntos que serán retomados después en su articulación con la sexuación femenina. En “La significación del falo” se refiere a ello, aunque sin remitir específicamente al tema, dándolo por supuesto. Dice:

[tiene una función de nudo] 1º. en la estructuración dinámica de los síntomas en el sentido analítico del término, queremos decir de lo que es analizable en las neurosis, las perversiones y las psicosis; (2, 665)

Esta es una formulación coherente con lo que Lacan repite muchas veces en el Seminario X, “La angustia” –al igual que en otros Seminarios–: el síntoma, como significación del otro, s(a) en el grafo, tiene una relación particular con el falo.

Agrega, luego:

[la segunda función yace] en una regulación del desarrollo que da su ratio [en el sentido de razón, de proporción] a este primer papel: [...]. (3, 665)

El falo, entonces, es situado como regulador del desarrollo; función ésta que se funda en la idea de una proporción, de una común medida, de una razón en sentido matemático, que brinda un patrón de medida que le permite operar en la estructuración dinámica de los síntomas; el falo, en tanto que cumple una función de regulación del desarrollo, brinda la ratio –la común medida–, clave para el desempeño de su papel en la “estructuración dinámica de los síntomas”.

La frase concluye:

[...] a saber la instalación en el sujeto de una posición inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo, ni siquiera responder sin graves vicisitudes a las necesidades de su partenaire en la relación sexual, e incluso acoger con justeza las del niño que es procreado en ellas. (3, 665)

El primer punto no sufre cambios; el segundo es lo elaborado al respecto por Lacan hasta el momento en que escribe este texto, en el cual surgen elementos que van más allá de esta formulación, pues el punto implícitamente cuestionado es la instalación en el sujeto de una posición inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo. Esta formulación ya es un cambio respecto a la formulación del Seminario III, por ejemplo, donde plantea a la palabra en su vertiente de palabra de reconocimiento en relación con el sexo, mediante ejemplos tales como “tú eres mi mujer” o “tú eres mi discípulo”.

Pero la frase dice: “[se trata de] la instalación en el sujeto de una posición inconsciente”. En primer término, esta frase implica que, para Lacan, se trata de la instalación, de la instauración, de una posición subjetiva. El falo, por ende, permite la instalación del sujeto en una determinada posición como sujeto del inconsciente, o sea, como $, que posibilita su identificación, a partir de dicha posición subjetiva, con “el tipo ideal de su sexo”.

Vale la pena, al respecto, subrayar algo que no queda claro en otras formulaciones de Lacan. El sujeto del inconsciente, desde esta perspectiva, carece de sexo; se le abre el camino, en cambio, para identificarse con el tipo ideal de su sexo, lo cual no significa que la posición inconsciente sea sexuada sino que abre la posibilidad de la identificación, pero aún no la define.

En suma, encontramos tres puntuaciones: primero, identificarse con el tipo ideal de su sexo. Segundo, responder sin serias perturbaciones “a las necesidades de su partenaire en la relación sexual”; cabe indicar que el término “necesidades” del partenaire será luego sustituido por el de “deseo” del partenaire. Pues una cosa es suponer que se puede responder en un nivel “biológico” a las necesidades del partenaire y otra que se pueda responder al partenaire en tanto sujeto deseante. La tercera se refiere a la paternidad o la maternidad, no ya en el sentido de si alguien puede biológicamente ser padre o madre, sino tomando en consideración si el sujeto podrá responder al niño que es el producto de esa relación.

Diferencia, pues: 1) la identificación con el tipo ideal de su sexo; 2) la respuesta a la sexualidad en términos de relación “genital”, y 3) la respuesta del sujeto en el nivel de la maternidad y la paternidad. Separa, diferencia, estos tres puntos, que no considera homogéneos –pese a que dependen del falo– y que están incluidos en un conjunto que el falo designa; por ende, un sujeto puede funcionar en alguno de ellos y no en otro. Un sujeto puede asumir de manera adecuada su relación con el tipo ideal o con la relación sexual, entendida en sentido “genital” o en relación con la paternidad o la maternidad, o en dos de ellos, en todos o en ninguno, pero el buen o mal funcionamiento de los tres no está asociado necesariamente. Si Lacan los desglosa de esta manera es para desarticular, desde el primer párrafo, desde el inicio mismo del artículo, la concepción de una madurez genital que entrañaría necesariamente, en el sentido de la necesidad lógica, un desarrollo adecuado, solidario de los tres puntos. Un sujeto, por lo tanto, puede asumir la paternidad o la maternidad; puede asumir alternativamente el tipo ideal o su papel en la relación sexual, pero los tres componentes no son solidarios, no implican de manera necesaria, sino contingente, la supuesta unificación de la fase genital.

Estas dos funciones nodales del falo entrañan un cuestionamiento radical de la existencia de la genitalidad, de la maduración genital, como concepto psicoanalítico. Por eso Lacan prosigue:

Hay aquí una antinomia interna a la asunción por el hombre (Mensch) de su sexo: ¿por qué debe asumir sus atributos sólo a través de una amenaza, incluso bajo el aspecto de una privación? (4, 665)[**]

Cabe recordar que la privación está relacionada con la posición femenina, en la medida en que la mujer aparece privada del falo, pero no castrada en sentido estricto, dado que no podría hablarse de una castración en lo real en la mujer, a la cual, en ese nivel, nada le falta, sino de una privación de algo inscripto en el orden de lo simbólico.

Menciona El malestar en la cultura, señalando que Freud “[...] llegó hasta sugerir un desarreglo no contingente”, sino que funda lo que calificará luego, en términos más fáciles de entender, el carácter estructural del malentendido entre los sexos, el cual no se debe a un accidente traumático o a una educación errada. Agrega entonces:

[...] uno de sus últimos artículos se refiere a la irreductibilidad a todo análisis finito (endliche) de las secuelas que resultan del complejo de castración en el inconsciente masculino, del penisneid en el inconsciente de la mujer. (4, 665)

Esta es una tesis que Lacan considera ya como discutible, dado que no lo convence que la roca del final de análisis sea la roca de la castración.

Luego leemos: