Mahabharata. Tomo 2 - Vedavyasa - E-Book

Mahabharata. Tomo 2 E-Book

Vedavyasa

0,0

Beschreibung

El Mahabharata es la obra más extensa de la literatura hindú y un compendio de toda la sabiduría espiritual de India. Ha sido escrito en tiempos inmemoriales por el Sabio Vedavyasa que, según narra la tradición, se lo dictó al mismo Dios de la Sabiduría, el Señor Ganesha. Filosofía, arte, reglas morales, no violencia, metafísica, religión y todas las más elevadas enseñanzas que el ser humano pueda necesitar en la vida se hallan magistralmente expuestas en el Mahabharata. La presente es la primera y única versión completa en lengua española presentada cuidadosamente en doce volúmenes.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 1129

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



OM SRI GANESHAIA NAMAHA

Reverencia al Señor Ganesha

Deva de la Sabiduría Espiritual

en la Religión de la India y

Guía de los devotos de Dios

“Quien por doquiera ve a Dios y ve toda cosa en Dios, no perderá nunca en Dios el sostén ni Dios dejará jamás de sostenerle.”

Bhagavad Gîtâ, VI, 30

Vedavyasa

Mahabharata

Traducción de la versión en inglés de

Kisari Mohan Ganguli

Traducción al castellano de

Hugo Labate

Tomo II

Sabha Parva y Vana Parva

2021

EDITORIAL HASTINAPURA

BUENOS AIRES, ARGENTINA

Índice de contenidos
Portadilla
Legales
Sobre la lectura del Mahâbhârata
Meditación en Vedavyasa
Mahâbharata
SABHA PARVA
Sabha Parva
Krishna pide a Maya que construya un palacio
Krishna regresa a Dwarka
Maya construye el palacio
Narada visita a Yudhistira
Narada describe el palacio de Indra
Narada describe el palacio de Yama
Narada describe el palacio de Varuna
Narada describe el palacio de Kuvera
Narada describe el palacio de Brahma
Preparativos del Rey Yudhistira para realizar el sacrificio Rajasuya
Una advertencia de Krishna
La historia de Jarasandha
Yudhistira expresa su devoción al Señor Krishna
El Rey Jarasandha muere en una lucha con Bhima
Formación del imperio de Yudhistira
Yudhistira realiza el sacrificio Rajasuya
Sisupala insulta a Krishna
Bhishma narra la historia de Sisupala
Sisupala desafía a Krishna
Krishna da muerte a Sisupala
La envidia de Duryodhana
Sakuni aconseja a Duryodhana
Los argumentos de Duryodhana
Dhritarashtra ordena construir el salón para el juego
Yudhistira acepta el desafío del juego de dados
Comienza el juego de dados
Vidura aconseja a Yudhistira
Yudhistira pierde sus riquezas
Draupadi es humillada
Vikarna aboga por Draupadi
Intervención milagrosa de Krishna
Discurso de Vidura
Signos de mal augurio
Duryodhana convence a Dhritarashtra
Yudhistira pierde nuevamente en el juego de dados
Los Pandavas se despiden antes de marchar al exilio
La ansiedad de Dhritarashtra
VANA PARVA
Vana Parva
Los Pandavas salen de Hastinapura
Los Brahmines acompañan a Yudhistira
Enseñanzas de Saunaka sobre el Auto-Conocimiento
Los ciento ocho Nombres de Sri Surya, el Deva del Sol
Plegaria a Surya
Dhritarashtra rechaza consejos y se enoja con Vidura
Vidura se une a los Pandavas en el bosque
Dhritarashtra se arrepiente y hace la paz con Vidura
La ira de Duryodhana
Vyasa aconseja a Dhritarashtra sobre Duryodhana
El sabio Maitreya maldice a Duryodhana
Historia de la muerte del Rakshasa Kirmira
Arjuna elogia las Glorias de Krishna
El lamento de Draupadi
Krishna consuela a Draupadi
Salwa ataca la ciudad de Dwaravati
Krishna decide dar muerte al Rey Salwa
Los Pandavas se establecen en el bosque
La tristeza de Draupadi
Enseñanzas de Prahlada acerca del perdón
Enseñanzas de Yudhistira acerca de la paz y el perdón
Las palabras de Draupadi
Enseñanzas de Yudhistira acerca de la virtud
Enseñanzas de Draupadi acerca de la acción
Bhima intenta convencer a Yudhistira
Yudhistira responde a Bhima
Bhima insta nuevamente a Yudhistira
Vyasa visita a los Pandavas
Arjuna va al encuentro de Indra
Arjuna realiza austeridades
El encuentro entre el Dios Shiva y Arjuna
Shiva le entrega el Pasupata a Arjuna
Los Dioses dan sus armas a Arjuna
Arjuna asciende al Cielo de Indra
Indra entrega a Arjuna sus armas divinas
Arjuna y Urvasi
El Rishi Lomasa visita a Indra y Arjuna
El temor de Dhritarashtra
El Rishi Brihadaswa visita a los Pandavas
La historia del Rey Nala y Damayanti
El Swayamvara de Damayanti
Kali planea maldecir a Nala
El juego de dados de Nala y Pushkara
Nala pierde todo su reino y su riqueza
Nala abandona a Damayanti
Damayanti busca a Nala
Damayanti llega al reino de Chedi
Nala y la serpiente
Nala va a la ciudad de Rituparna
Un Brahmín reconoce a Damayanti
Damayanti va al reino de su padre
Un Brahmín encuentra a Nala
Rituparna va con Nala y Varshneya a Vidarbha
Kali sale del cuerpo de Nala
Rituparna, Nala y Varshneya llegan a Vidarbha
Damayanti envía a una doncella para hablar con Nala
Damayanti se encuentra con Nala
Nala transmite la ciencia ecuestre a Rituparna
Nala recupera su reino
Brihadaswa enseña a Yudhistira la ciencia de los dados
La peregrinación
Pulastya describe los Tirthas o lugares sagrados
Yudhistira pide a Dhaumya cambiar de bosque
Dhaumya describe los Tirthas del este
Dhaumya describe los Tirthas del sur
Dhaumya describe los Tirthas del oeste
Dhaumya describe los Tirthas del norte
El Rishi Lomasa visita a los Pandavas
Los Pandavas parten en peregrinación a los Tirthas
La historia del Rishi Agastya y Lopamudra
Una historia del Señor Rama
Las hazañas de Agastya
De cómo el océano volvió a ser llenado
El descendimiento del Ganges a la Tierra
La historia de Rishyasringa
Glosario
Cuadro genealógico

El Mahâbhârata

Vedavyasa

Imagen de la portada: Sri Krishna y su discípulo Arjuna

Todos aquellos que deseen profundizar sus estudios sobre los temas tratados en este libro pueden llamar o acercarse a cualquiera de las direcciones dadas al final del volumen.

Vedavyasa

Mahabharata / Vedavyasa. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Hastinapura, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga

Traducción de: Hugo Labate.

ISBN 978-987-4038-73-9

1. Espiritualidad. 2. Libros Sagrados. I. Labate, Hugo, trad. II. Título.

CDD 181.4

ISBN para la obra completa en 12 tomos: 978-987-1327-32-4

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

© by Editorial Hastinapura

Riobamba 1018 C1116ABF

Buenos Aires, República Argentina

Tel/Fax 0054-1 4811-9342

E-mail: [email protected]

Internet: www.hastinapuralibros.com

ISBN edición digital (ePub): 978-987-4038-73-9

Primera edición en formato digital: marzo de 2024

Versión 1.0

Digitalización: Proyecto451

SOBRE LA LECTURA DEL MAHÂHÂRATA

Lector amigo:

Hallarás en esta obra monumental de doce volúmenes narraciones de guerras, batallas, vidas de hombres hipócritas, malvados, y por cierto, hallarás también vidas de santos, de maestros... en resumen, desfilará ante los ojos de tu alma gran variedad de personajes, desde los malvados hasta los santos y los Dioses. El Gran Sabio Vedavyasa, que recibió en su corazón la Gracia de la Sabiduría, hizo que el universo se mostrara en todas sus coloraturas frente al lector para que éste supiera cuán desdichado es el fruto del error y cuán benemérito el de las rectas acciones.

El Mahâbhârata es uno de los Textos Sagrados más importantes de la India. Es un Libro de Filosofía Mística y Religión que conduce al Alma Humana hacia su reunificación con Dios, el cual es la Esencia más íntima de todos los seres. Él es un Libro de Templos y Monasterios, ya que Dios Mismo habita en Sus páginas. Por ello, cuando leas el Mahâbhârata debes hacerlo con un pleno sentimiento devocional, siendo consciente de que te hallas realizando en verdad una meditación en Dios. No debes olvidar que la mente serena y el corazón despierto a lo Divino deben ser tu infaltable compañero durante la lectura del Sagrado Mahâbhârata.

Que Dios, Nuestro Señor, te guíe en todo momento.

El Sabio Vedavyasa dictando el sagrado Mahâbhârata

al Dios de la Sabiduría Espiritual, Sri Ganesha

MEDITACIÓN EN VEDAVYASA

SABIO DIVINO AUTOR DEL MAHÂBHÂRATA

Om

Reverencia a Ti, Sabio Vedavyasa,

que has nacido a orillas del sagrado río Yamuna.

Eres la Encarnación del mismo Señor Vishnu,

el Ser Supremo y Eterno.

Eres el Autor de los Grandes Puranas,

el Compilador de los Vedas

y del inmortal Mahâbhârata.

Reverencia a ti, Vedavyasa, Sabio de tez oscura,

y progenitor de los Reyes.

Tú eres el primero y el más resplandeciente Sol

de la galaxia de los Grandes Sabios.

Eres el padre inmortal del inmortal Sabio Sukadeva.

Reverencia a ti, Vedavyasa, hijo de Satyavati,

cuya celestial fragancia llena el espacio todo.

Tú eres la suprema autoridad en las Escrituras,

en los Dharmas y en las austeridades.

Y eres el Rey de los anacoretas y de los ermitaños

que viven y meditan

en el Sagrado Bosque Naimisa (1).

Om, Shante, Shante, Shante.

1. Naimisaranya es un bosque sagrado citado en los Puranas. En él se reúnen Sabios Divinos y anacoretas para brindar enseñanzas sagradas a sus discípulos y entregarse a disciplinas espirituales.

LIC. HUGO A. LABATE,

TRADUCTOR DE ESTA OBRA

El Lic. Hugo Alberto Labate, nacido en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, en el año 1962, ha desarrollado una amplia labor en diversas ramas de la educación. Se ha desempeñado como consultor de educación en la UNESCO y la UNICEF, llevando a cabo actividades en diversos países de América, Europa, Asia y África. También ha realizado actividad docente y de investigación en la Universidad de Buenos Aires y ha efectuado trabajos para organismos oficiales de educación en Argentina en temas relacionados con planes de estudio y capacitación docente. Es autor de múltiples trabajos acerca de Educación. En el año 1988 hizo su ingreso en la Escuela de Filosofía de la Fundación Hastinapura, en Buenos Aires, en la cual comenzó a desempeñarse como Profesor de Metafísica, Filosofía Comparada e Historia de las Religiones en el año 1992, actividad que ha continuado de forma ininterrumpida hasta la fecha. Merece una mención especial su extensa actividad como traductor de textos de la tradición sagrada de la India a la lengua castellana, entre los cuales hemos de mencionar la presente VERSIÓN COMPLETA del Mahâbhârata, única en lengua castellana, el Bhaktavijaya de Mahipati, el Upadesha Sahasri de Sri Sankaracharya, La Filosofía Yoga de Patañjali de Swami Hariharananda Aranya y diversos Upanishads entre otros.

Om Sri Ganesha Namaha

Reverencia a Sri Ganesha, Dios de la Sabiduría Espiritual

MAHABHARATA

MAHABHARATA

SABHA PARVA

SECCIÓN 1

(Sabhakriya Parva)

KRISHNA PIDE A MAYA QUE CONSTRUYA UN PALACIO

¡OM! HABIENDO REVERENCIADO A NARAYANA Y A NARA (2), el ser humano supremo, y también a la Diosa Saraswati, debe pronunciarse la palabra Jaya. (3)

Vaisampayana dijo: Entonces, en presencia de Vaasudeva, el Danava (4) Maya, con las manos unidas, reverenció repetidamente a Arjuna, y le dijo gentilmente: “Oh hijo de Kunti, he sido mil veces salvado por ti de este Krishna y de Pavaka (el fuego) que deseaba consumirme. Dime qué puedo hacer por ti”.

Arjuna (5) dijo: “Oh gran Asura (6), ya lo has hecho todo por medio de esta ofrenda. Bendito seas. Vé adonde más te plazca. ¡Sé amable conmigo y ten buena disposición hacia mí, tan amable y complaciente como nosotros lo somos contigo!”.

Maya dijo: “Oh toro entre hombres, lo que has dicho es digno de ti, noble señor. Pero me alegraría mucho hacer algo por ti, oh Bharata. Soy un gran artista, un Viswakarma (7) entre los Danavas. Oh hijo de Pandu, siendo lo que soy, deseo hacer algo por ti”.

Arjuna dijo: “Oh tú sin mancilla, te consideras salvado por mí de la muerte. Así es que no quisiera frustrar tus intenciones. Haz algo por Krishna. Eso será suficiente pago por mis servicios”.

Vaisampayana dijo: Entonces, oh toro de la raza Bharata, urgido por Maya, Vaasudeva reflexionó un momento sobre lo que debía pedirle a Maya. Krishna (8), el Señor del universo y el Creador de todo objeto, luego de haber reflexionado en su mente, le ordenó a Maya lo siguiente: “Si tú, oh hijo de Diti, que eres el más famoso de todos los artistas, deseas hacer el bien al justo Yudhishthira, construye tú mismo, con tu ingenio, un suntuoso Sabha(9). Construye un palacio tal, que las personas de este mundo humano no sean capaces de imitar, ni siquiera luego de examinarlo con cuidado mientras lo visitan. Construye una mansión, oh Maya, en la que podamos ver combinados diseños divinos, Asúricos y humanos”.

Vaisampayana continuó: Habiendo escuchado estas palabras, Maya se sintió sumamente dichoso. Y construyó más tarde un magnífico palacio para el hijo de Pandu que parecía el palacio de los mismos seres celestiales. Entonces, Krishna y Partha, después de narrarle todo al Rey Yudhishthira el justo, le presentaron a Maya. Yudhishthira recibió a Maya con respeto, ofreciéndole el honor del cual se había hecho merecedor. Y Maya aceptó dicho honor teniéndolo en gran estima, Oh Bharata. Entonces, Oh monarca de la raza de Bharata, aquel gran hijo de Diti le recitó la historia del Danava Vrishaparva (10) a los hijos de Pandu, y aquel príncipe de los artistas, luego de haber descansado un momento, se dedicó a considerar detenidamente el planeamiento para construir un palacio para los ilustres hijos de Pritha. El ilustre Danava de gran destreza, habiendo realizado los primeros ritos propiciatorios en un día auspicioso y habiendo también gratificado a miles de versados Brahmines con leche endulzada y arroz y con ricos presentes de variadas clases, midió un lote de tierra de cinco mil codos cuadrados, cuyo paisaje eran tan bello que era un placer contemplarlo, y que además era perfecto para construir un edificio que se adaptara a las exigencias de cada estación.

SECCIÓN 2

KRISHNA REGRESA A DWARAKA

VAISAMPAYANA DIJO: Janardana (11), que merece la adoración de todos, habiendo vivido felizmente en Khandavaprastha (12) por algún tiempo, y habiendo sido siempre tratado con respetuoso amor y afecto por los hijos de Pritha, se sintió un día deseoso de dejar Khandavaprastha para ver a su padre. El poseedor de grandes ojos, a quien el universo le debe obediencia, saludó entonces a Yudhishthira y a Pritha, inclinando reverentemente su cabeza ante los pies de Kunti, la hermana de su padre. Venerada de este modo por Kesava (13), ella aspiró la fragancia de sus cabellos y lo abrazó. El ilustre Hrishikesa (14) se aproximó a su hermana Subhadra amorosamente, con los ojos llenos de lágrimas, y le habló con palabras de profundo significado y honda verdad, convenientemente concisas, incuestionables y plenas de bondad. Asimismo, Subhadra, la del dulce hablar, luego de responderle el saludo y adorarlo repetidamente inclinando su cabeza, le dijo que todo lo que deseaba era ser llevada con sus familiares paternos. Y él, el de la raza Vrishni, dando su adiós y derramando bendiciones sobre su noble hermana, fue seguidamente a ver a Draupadi y Dhaumya. Aquel eminente entre los hombres ofreció las debidas reverencias a Dhaumya (15) y, habiendo consolado a Draupadi, obtuvo su permiso para partir. Luego el sabio y poderoso Krishna, acompañado por Partha, fue a ver a sus primos. Rodeado por los cinco hermanos, Krishna brillaba como Sakra (16) en medio de los seres celestiales. Aquel cuyo estandarte ostenta la figura de Garuda (17), deseoso de realizar los rituales preparatorios para el comienzo de un viaje, se purificó con un baño de ablución y engalanó su cuerpo con adornos. El toro de la raza de Yadu adoró luego a los Dioses y Brahmines (18) con guirnaldas florales, Mantras, inclinaciones de reverencia y excelentes perfumes. Habiendo finalizado todos estos rituales, el más grande entre los firmes y virtuosos, se dispuso a partir. El jefe de la raza de Yadu pasó entonces de la sala interna a la externa, y saliendo de allí le ofrendó a los Brahmines dignos de adoración vasijas colmadas de cuajada y frutos y semillas secas, y los sacerdotes agradecidos lo colmaron de bendiciones. Y dándoles también a ellos obsequios en abundancia, presentó sus respetos a cada uno. Ascendió luego a su magnífico carro de oro, que era muy veloz y estaba adornado con un estandarte que ostentaba la figura de Tarkshya (19), y estaba equipado con la maza, el disco, la espada, su arco Saranga y otras armas, y unciendo a sus caballos Saivya y Sugriva, el de ojos semejantes al loto emprendió el viaje en un momento excelente según el calendario lunar bajo una auspiciosa conjunción estelar. Y Yudhishthira, el Rey de los Kurus, por amor ascendió al carruaje después de Krishna, y haciendo que Daruka, el mejor auriga, se sentara a un lado, tomó él mismo las riendas. Y también Arjuna, de largos brazos, montó sobre ese carro, rodeó a Krishna y lo abanicó con un Chamara (20) blanco adornado con una empuñadura de oro. Y el poderoso Bhimasena, acompañado por los gemelos Nakula y Sahadeva, los sacerdotes y los ciudadanos, siguieron el carro de Krishna. Y Kesava, aquel matador de héroes hostiles, seguido por todos los hermanos, resplandecía como un preceptor al que siguen sus discípulos favoritos. Entonces Govinda arengó a Arjuna y lo abrazó con firmeza, y luego de venerar a Yudhisthira y a Bhima, abrazó a los mellizos. Y envuelto en el abrazo con que le respondieron los tres Pandavas mayores, fue reverentemente saludado por los mellizos. Después de haber recorrido cerca de media Yojana (21), el subyugador de ciudades hostiles, se dirigió respetuosamente a Yudhishthira y le pidió, ¡oh Bharata!, que no lo siguiera más lejos. Y Govinda, conocedor del deber, saludó entonces con reverencia a Yudhishthira y se aferró devotamente a sus pies. Pero Yudhishthira alzó de inmediato a Kesava y aspiró la fragancia de su cabeza. El Rey Yudhishthira, el justo, el hijo de Pandu, habiendo levantado a Krishna, el dotado de ojos iguales a pétalos de loto y el primero de la raza Yadava, lo dejó ir diciéndole: “¡Adiós!”. Entonces, el matador de Madhu contrajo con ellos un compromiso con relación a su regreso con palabras adecuadas, y evitando con dificultad que los Pandavas lo siguieran a pie, prosiguió con alegría hacia su propia ciudad, como Indra yendo hacia Amaravati. Desbordados por el amor y el afecto, los Pandavas se quedaron expectantes contemplando a Krishna mientras permanecía aún dentro del alcance de su vista, y cuando ya no fue visible, mantuvieron su imagen en la mente. Y aunque Kesava, el de agradable carácter, desapareció prontamente de su vista, sus mentes insaciables se quedaron contemplándolo. Estos toros entre hombres, los hijos de Pritha, con sus mentes fijas en Govinda, desistieron de seguirlo por más tiempo, y aunque no lo deseaban, regresaron apresuradamente a su ciudad. Y Krishna, montado en su veloz carro, llegó prestamente a Dwaraka seguido por aquel héroe, Satyaki (22). Fue así como Sauri (23), el hijo de Devaki, acompañado por su auriga Daruka, llegó a Dwaraka con la velocidad de Garuda”.

Vaisampayana continuó: Mientras tanto el Rey Yudhishthira, de imperecedera gloria, acompañado por sus hermanos y rodeado de amigos, entró en su espléndida capital. Y aquel tigre entre hombres, despidiendo a todos sus familiares, hermanos e hijos, procuró sentirse feliz en compañía de Draupadi. Y también Kesava, venerado por los más importantes Yadavas incluyendo a Ugrasena (24), entró con el corazón dichoso en su magnífica ciudad. Y tras venerar a su anciano padre y a su ilustre madre, y saludando a su hermano Baladeva, el de ojos cual pétalos de loto, tomó asiento. Abrazando a Pradyumna, Shamva, Nishatha, Charudeshna, Gada, Aniruddha y Bhanu, y luego de obtener el permiso de todos los mayores, Janardana entró a los aposentos de Rukmini.

SECCIÓN 3

MAYA CONSTRUYE EL PALACIO

Vaisampayana dijo: El Danava Maya se dirigió luego a Arjuna, el más grande de los guerreros triunfantes, diciendo: “Ahora, con tu permiso me iré, pero regresaré pronto. Al norte del monte Kailasa, cerca de las montañas de Mainaka, mientras los Danavas se hallaban realizando un sacrificio sobre las orillas del lago Vindu (25), recogí una cantidad enorme de un Vanda(26) encantador y colorido hecho de piedras preciosas y gemas. Quedó guardado en la residencia de Vrishaparva, consagrado siempre a la verdad. Si es que aún existe, oh Bharata, lo traeré. Comenzaré entonces la construcción del hermoso palacio de los Pandavas, que estará decorado con toda clase de gemas y será mundialmente famoso. También hay, según creo, oh vástago de la raza de Kuru, una tremenda maza que depositó en el lago Vindu el Rey de los Danavas, después de matar con ella en batalla a todos sus enemigos. Además de ser pesada y fuerte y con vetas doradas en su empuñadura, es capaz de soportar grandes embates y de vencer a cualquier enemigo, y es tan poderosa como cientos de miles de mazas. Es el arma adecuada para Bhima, como para ti lo es el Gandiva. Hay también en aquel lago una gran caracola marina llamada Devadatta, de poderoso sonido, que era de Varuna. No dudaré en darte todo esto”. Tras haberle hablado a Partha de este modo, el Asura partió en dirección norte. Al norte del Kailasa, en las montañas de Mainaka, hay un inmenso monte de gemas y piedras preciosas llamado Hiranya-sringa. Cerca de ese monte se halla el maravilloso lago de nombre Vindu. Allí, a sus orillas, residió anteriormente el Rey Bhagiratha (27) durante muchos años, con el deseo de contemplar a la Diosa Ganga, desde entonces llamada Bhagirathi por el nombre de este Rey. Y allí, a sus orillas, oh excelente entre los Bharatas, Indra, el noble Señor de todo lo creado, realizó cien grandes sacrificios. Allí, por respeto a la belleza, aunque contrariamente a los mandatos de la ley, fueron instaladas piras sacrificiales hechas de gemas y altares de oro. Allí, luego de realizar estos sacrificios, el Señor de Sachi, el Dios de mil ojos fue coronado con éxito. Allí, el grandioso Mahadeva, Señor eterno de toda criatura, alzó su morada después de crear todos los mundos, y allí vivió, adorado con reverencia por miles de espíritus. Allí, Nara y Narayana, Brahmâ y Yama, y en quinto lugar Sthanu (28), realizan sus sacrificios al expirar el período de mil Yugas(29). Allí, para establecer la virtud y la religión, Vaasudeva, con piadosa devoción, realizó sus sacrificios durante muchos, muchos años. Allí fueron instaladas por Keshava miles y decenas de miles de piras sacrificiales adornadas con guirnaldas doradas y altares de gran esplendor. Yendo hasta allí, oh Bharata, Maya trajo de vuelta la maza y la caracola marina y los diversos objetos de cristal que habían pertenecido al Rey Vrishaparva. Y el gran Asura Maya, habiendo ido hasta allí, tomó posesión de todo el grandioso tesoro que era custodiado por Yakshas y Rakshasas. Luego de traerlo, el Asura construyó con él un palacio sin igual, de gran belleza y forma celestial, compuesto enteramente de gemas y piedras preciosas, y célebre en los tres mundos. Le entregó a Bhimasena aquella óptima maza, y a Arjuna la más excelente de las caracolas marinas ante cuyo sonido todas las criaturas temblaban despavoridas. Y el palacio que Maya construyó tenía columnas de oro, y ocupaba, oh monarca, un área de cinco mil codos. El palacio, que poseía una forma supremamente hermosa, como la de Agni o Surya, o Soma, brillaba con gran esplendor, y su fulgor parecía oscurecer incluso a los luminosos rayos del Sol. Y por el resplandor que emitía, que era una mezcla tanto de luz celestial como terrenal, daba la impresión de estar en llamas. Así como se hace visible en el cielo una formación de nubes nuevas, el palacio se elevaba quedando al alcance de la vista de todos. Sin duda, el palacio que el hábil Maya construyó era tan amplio, maravilloso, y vivificante, y hecho con materiales de tal excelencia, y decorado con tales paredes y arcadas doradas, y adornado con tanta variedad de pinturas, y además estaba tan exquisitamente bien construido, que su belleza sobrepasaba por lejos al de Sudharma (30) el de la raza de Dasarha, o a la mansión del mismo Brahmâ. Y ocho mil Rakshasas(31) llamados Kinkaras, tremendos, de enormes cuerpos y dotados de gran fuerza, de ojos rojos cobrizos y orejas puntiagudas, bien armados y capaces de volar por el aire, servían para vigilar y proteger aquel palacio. Dentro de aquel palacio Maya colocó un incomparable estanque, y en aquel estanque había lotos con hojas de gemas de oscuros colores y tallos de resplandecientes brillantes, y también otras flores de hojas doradas. Aves acuáticas de varias especies jugueteaban en su seno. Abigarrado de lotos en flor y con abundancia de peces y tortugas de dorados colores, su fondo estaba libre de lodo y sus aguas eran transparentes. Había un tramo de escalera de cristal que conducía desde la orilla al borde del agua. Las tranquilas brisas que soplaban desde su interior golpeaban suavemente las flores que lo rodeaban. Las orillas de aquel estanque estaban alzadas con ladrillos de costoso mármol engastado con perlas. Y contemplando aquel estanque así decorado todo su perímetro con diamantes y piedras preciosas, muchos reyes que llegaron allí lo tomaron por tierra y cayeron en él con los ojos abiertos. Muchos árboles altos de varias clases fueron plantados alrededor del palacio. De verde follaje y fresca sombra, y siempre floridos, eran todos muy agradables de contemplar. Maderas artificiales que emitían siempre una deliciosa fragancia fueron puestas en derredor. Y había también muchos estanques adornados con cisnes y Karandavas(32) y Chakravakas(33) en las tierras adyacentes a la mansión. Y la brisa, transportando la fragancia de los lotos que crecían en el agua y de los que crecían en la tierra, contribuía al placer y felicidad de los Pandavas. Y Maya luego de construida la sala palaciega en catorce meses, reportó su terminación a Yudhishthira.

SECCIÓN 4

Vaisampayana dijo: Entonces, el más grande de los hombres, el Rey Yudhishthira, entró en aquella Sabha palaciega habiendo alimentado primero a diez mil Brahmines con preparaciones de leche y arroz mezclado con manteca clarificada y miel, con frutas y raíces, y con cerdo y carne de venado. El Rey gratificó a estos supremos Brahmines, que provenían de varios países, con alimentos sazonados con sésamo y preparados con vegetales llamados Jibanti, con arroz mezclado con manteca clarificada, con diferentes preparaciones de carne, y con varias clases de otros alimentos, como así también, incontables platos de alimentos líquidos e innumerables clases de bebidas, con originales túnicas y originales vestidos, y con espléndidas guirnaldas florales. El Rey también les dio unas mil vacas a cada uno de estos Brahmines. Y las voces de estos agradecidos Brahmines que decían: “¡Qué auspicioso día es éste!”, se alzaron tanto, oh Bharata, que parecían llegar al mismo cielo. Y cuando el Rey Kuru entró en la palaciega Sabha, luego de haber adorado también a los Dioses (Devas(34))con varios tipos de música y numerosas especies de espléndidos y costosos perfumes, los atletas y bufones y pugilistas y poetas y encomiastas comenzaron a gratificar a aquel hijo de Dharma(35) con sus destrezas. Y celebrando así su entrada al palacio, Yudhishthira con sus hermanos lucía dentro de aquel palacio como el mismo Sakra en el Cielo. En los sillones de aquel palacio se sentaron, junto a los Pandavas, los Rishis y reyes llegados de varios países, a saber: Asita y Devala, Satya, Sarpamali y Mahasira; Arvavasu, Sumitra, Maitreya, Sunaka y Vali; Vaka, Dalvya, Sthulasira, Krishna-Dwaipayana, y Suka Sumanta, Jaimini, Paila, y los discípulos de Vyasa, a saber, nosotros; Tittiri, Yajanavalkya, (36) y Lomaharshana con su hijo; Apsuhomya, Dhaumya, Animandavya; y Kausika; Damoshnisha y Traivali, Parnada, y Varayanuka, Maunjayana, Vayubhaksha, Parasarya, y Sarika; Valivaka, Silivaka, Satyapala, y Krita-srama; Jatukarna, y Sikhavat, Alamva y Parijataka; el glorioso Parvata, y el gran Muni Markandeya; Pavitrapani, Savarna, Bhaluki, y Galava (37). Janghabandhu, Raibhya, Kopavega, y Bhrigu; Harivabhru, Kaundinya, Vabhrumali, y Sanatana, Kakshivat, y Ashija, Nachiketa, y Aushija, Nachiketa, y Gautama (38); Painga, Varaha, Sunaka, y Sandilya de gran mérito ascético; Kukkura, Venujangha, Kalapa y Katha; estos virtuosos y eruditos Munis, de sentidos y almas bajo completo control, y muchos otros en gran número, todos versados en los Vedas(39) y Vedangas(40) y expertos en las reglas de la moral y de comportamiento puro e inmaculado, acompañaban al ilustre Yudhishtihira, y lo alababan con sus discursos sagrados. Y así también, muchos de los más grandes Kshatryas, tales como los nobles y virtuosos Munjaketu, Vivarddhana, Sangramjit, Durmukha, el poderoso Ugrasena; Kakshasena, el Señor de la Tierra, Kshemaka el invencible; Kamatha, Rey de Kamvoja, y el poderoso Kampana, que por sí sólo logró que los Yavanas temblaran siempre al oír su nombre, como el Dios que gobierna el rayo hace que aquellos Asuras, los Kalakeyas, tiemblen ante él, y el Rey de los Madrakas, Kunti, Pulinda, Rey de los Kiratas, y los reyes de Anga y Vanga, y Pandrya, y el Rey de Udhara, y Andhaka; Sumitra, y Saivya, aquel matador de enemigos; Sumanas, el Rey de los Kiratas, y Chanur, Rey de los Yavanas, Devarata, Bhija, y el así llamado Bhimaratha, Srutayudha, Rey de Kalinga, Jayasena, Rey de Magadha; y Sukarman, y Chekitana, y Puru, matador de enemigos; Ketumata, Vasudana, y Vaideha y Kritakshana; Sudharman, Aniruddha, Srutayu, dotado con gran fuerza; el invencible Anuparaja, el distinguido Karmajit; Sisupala con su hijo, el Rey de Karusha; y los invencibles jóvenes de la raza Vrishni, todos ellos comparables en belleza a los seres celestiales, a saber, Ahuka, Viprithu, Sada, Sarana, Akrura, Kritavarman, y Satyaki, hijo de Sini; y Bhismaka, Ankritu, y el poderoso Dyumatsena; aquellos más grandes entre los arqueros, a saber, los Kaikeyas y Yajnasena de la raza Somaka; estos Kshatryas dotados de gran poder, todos ellos armados y exuberantes, y muchos otros considerados también como los más grandes, acompañaban a Yudhishthira, el hijo de Kunti, en aquella Sabha, deseosos de contribuir a su felicidad. Y también aquellos príncipes, dotados con gran fuerza, que vistiéndose con pieles de antílope aprendieron la ciencia de la guerra bajo el mando de Arjuna, acompañaban a Yudhishthira. Y también los príncipes de la raza Vrishni, oh Rey, a saber, Pradyumna el hijo de Rukmini y Samva, y Yuyudhana, el hijo de Satyaki, y Sudharman y Aniruddha y Saivya, el más grande de los hombres que habían aprendido la ciencia de la guerra bajo el mando de Arjuna, estos y muchos otros reyes, oh señor de la Tierra, disfrutaban de acompañar a Yudhishthira en aquella ocasión. Y el amigo de Dhananjaya, Tumvuru, y el Gandharva Chitrasena con sus ministros, y muchos otros Gandharvas(41) y Apsaras(42), expertos en música vocal e instrumental y en la danza, y Kinnaras(43) también expertos en ritmos musicales y movimientos, cantando melodías celestiales con afinadas y encantadoras voces, acompañaban y regocijaban a los hijos de Pandu y a los Rishis sentados en aquella Sabha. Y sentados en aquella Sabha, esos toros entre hombres, de rígidos votos y consagrados a la verdad, acompañaban a Yudhishthira como los seres celestiales acompañan a Brahmâ en el Cielo.

SECCIÓN 5

(Lokapala Sabhakhayana Parva)

NARADA VISITA A YUHISTHIRA

VAISAMPAYANA DIJO: Mientras los nobles Pandavas se sentaban en aquella Sabha junto a los más grandes Gandharvas, se hizo presente, oh Bharata, en aquella asamblea, el divino Rishi(44)Narada(45), erudito en los Vedas y Upanishads, venerado por los seres celestiales, familiarizado con historias y Puranas, conocedor experto de todo lo ocurrido durante antiguos Kalpas(46), versado en el Nyaya (lógica) y la verdad de la ciencia moral, poseedor del conocimiento completo de los seis Angas(47) (o sea: pronunciación, gramática, prosodia, explicación de términos básicos, descripción de rituales religiosos y astronomía). Era un perfecto maestro en reconciliar textos contradictorios y en la aplicación de principios generales a casos particulares, como así también, en interpretar los opuestos explicándolos por diferencias de situación; y era elocuente, resuelto, inteligente, poseedor de una memoria poderosa. Estaba familiarizado con las ciencias morales y políticas, erudito, experto en discernir las cosas inferiores de las superiores, hábil en separar la inferencia de la evidencia, competente en juzgar sobre lo correcto o incorrecto de una sentencia silogística compuesta por cinco proposiciones. Era capaz de dar sucesivas respuestas, aun al mismo Brihaspati (48), mientras argumentaba con conclusiones definitivas correctamente formuladas, acerca de religión, riqueza, placer y salvación, con gran substancia y contemplando todo este universo, arriba, abajo y en derredor, como si estuviera presente ante sus ojos. Dominaba por igual los sistemas filosóficos Sankhya(49) y Yoga(50), y gustaba de humillar a los seres celestiales y Asuras fomentando disputas entre ellos; versado en las ciencias de la guerra y la alianza, experto en extraer conclusiones por medio de juicios con una clara perspectiva, y experto también en las seis ciencias: alianza, guerra, campañas militares, mantenimiento de posiciones contra el enemigo, estratagemas por medio de emboscadas y fuerzas de reserva. Era maestro consumado de cada rama del aprendizaje, amigo de la guerra y de la música; no era posible resistirse a él por medio de ningún conocimiento ni curso de acción. Poseía estos y otros innumerables talentos. El Rishi, luego de recorrer los diferentes mundos, entró en aquella Sabha. Y el Rishi celestial de inconmensurable esplendor, dotado con gran energía, se hallaba acompañado, oh monarca, por Parijata y el inteligente Raivata, y por Saumya y Samukha. Poseedor de la velocidad de la mente, el Rishi se hizo presente y se sintió pletórico de dicha al contemplar a los Pandavas. Al llegar, el Brahmin rindió homenaje a Yudhishthira bendiciéndolo y deseándole victoria. Al contemplar el arribo del sabio Rishi, el mayor de los Pandavas, versado en todas las reglas del deber, se puso rápidamente de pie junto con los Pandavas más jóvenes. Inclinándose con humildad, el monarca saludó al Rishi con alegría, y le ofreció, con las debidas ceremonias, un asiento digno a su lado. El Rey también le ofreció vacas y las habituales ofrendas del Arghya(51), incluyendo miel y demás ingredientes. Experto en todo deber, el Rey con corazón pleno, también ofreció al Rishi piedras preciosas y joyas. Recibiendo de Yudhishthira esta adoración tan correcta, el Rishi se sintió agradecido. Venerado de este modo por los Pandavas y los grandes Rishis, Narada, poseedor de un completo dominio de los Vedas, pronunció ante Yudhishthira las siguientes palabras concernientes a religión, riquezas, placeres y salvación.

Narada dijo: “¿La riqueza que has obtenido está siendo gastada en objetos apropiados? ¿Satisfaces tu mente con virtud? ¿Disfrutas de los placeres de la vida? ¿No se hunde tu mente bajo sus cargas? Oh magno entre los hombres, ¿perseveras en la conducta noble de la religión y la prosperidad, practicada por tus ancestros, respecto a las tres clases de asuntos, a saber: lo bueno, lo indiferente y lo malo? ¿Jamás deshonras a tu religión por anhelo de riquezas, o a la religión y a las riquezas por el anhelo de placer que tan fácilmente seduce? Oh tú, máximo entre los hombres victoriosos, consagrado siempre al bien de todos, al ser un experto, como lo eres, en la oportunidad de las cosas, ¿te dedicas a la religión, riquezas, placer y salvación, dividiendo tu tiempo con prudencia? Oh exento de pecado, ¿empleas los seis atributos de los reyes, a saber: capacidad de palabra, aptitud para proveer recursos, inteligencia en el trato con el enemigo, memoria, y conocimiento de moral y política, para servirte de los siete recursos, a saber: siembra de discordia, castigos, conciliación, obsequios, encantamientos, medicina y magia? ¿Examinas también, luego de estudiar tus propias fortalezas y debilidades, las catorce posesiones de tus enemigos? Estas son: el país, fortificaciones, carros, elefantes, caballería, infantería, los principales funcionarios del estado, el harén, el abastecimiento de alimentos, las cuentas e ingresos económicos del ejército, los tratados religiosos en vigor, la economía del estado, los impuestos, los comercios de vino y demás enemigos secretos. ¿Prestas atención a las ocho actividades de la agricultura, comercio, etc., oh magno entre los victoriosos monarcas, luego de haber examinado tus recursos y los ajenos, y de haber hecho la paz con tus enemigos? Oh toro de la raza de Bharata, los siete funcionarios principales de tu estado, a saber: el administrador de la ciudadela, el comandante de las fuerzas, el jefe de la corte de justicia, el general en jefe del gobierno interior, el sumo sacerdote, el médico mayor, el astrólogo en jefe, ¿supongo que no han sucumbido a la influencia de tus enemigos, ni se han, espero, enfermado como consecuencia de las riquezas que han ganado? Espero que sean en todo obedientes a ti. ¿Supongo que tus planes nunca son divulgados por tus espías de confianza, ni por ti mismo o por tus ministros? ¿Averiguas, supongo, qué están haciendo tus amigos, tus enemigos y forasteros? ¿Haces la paz y la guerra en momentos oportunos? ¿Te mantienes neutral con los extranjeros y personas que son neutrales contigo? ¿Y haces, oh héroe, que las personas gusten de ti, personas ancianas, de conducta noble, capaces de comprender lo que debe y no debe hacerse, puras por nacimiento y de corazón, y leales a tus ministros? Oh Bharata, las victorias de los reyes pueden ser atribuidas a los buenos consejos. Hijo mío, ¿está tu reino protegido por ministros versados en los Shastras(52), que siguen de cerca sus mandamientos? ¿Son tus enemigos incapaces de causarte daño? ¿No te has vuelto esclavo del sueño? ¿Te despiertas a la hora apropiada? Preocupado por emprendimientos que produzcan beneficios, ¿piensas, durante unas pocas horas de la noche, lo que deberías hacer y lo que no deberías hacer al día siguiente? ¿No decides nada solo, ni deliberas con muchos? Los temas confidenciales sobre los que has decidido, ¿no llegan a ser conocidos en todo el reino? ¿Comienzas pronto a ejecutar medidas de gran utilidad que sean fáciles de terminar? ¿Nunca son obstaculizadas dichas medidas? ¿Mantienes a los campesinos dentro de tu vista? ¿No tienen temor de acercarse a ti? ¿Ejecutas tus medidas por medio de personas que sean probadamente incorruptibles, y poseedoras de experiencia práctica? Y, oh valiente Rey, ¿supongo que el pueblo sólo conoce las medidas que ya han sido ejecutadas por ti y aquellas que han sido parcialmente ejecutadas y que esperan ser finalizadas, pero no aquellas que están siendo meditadas y no han sido iniciadas? ¿Tienes maestros experimentados capaces de explicar las causas de las cosas y versados en la ciencia moral y en cada rama del conocimiento, para asignar a la instrucción de los príncipes y de los jefes del ejército? ¿Compras a un solo erudito dando a cambio miles de individuos ignorantes? El hombre que sabe confiere el más grande de los beneficios en época de zozobra. ¿Están tus fuertes siempre repletos de dinero, comida, armas, agua, máquinas e instrumentos, y también de ingenieros y arqueros? Sólo un simple ministro que sea inteligente, valiente, con sus pasiones bajo completo control, y poseedor de sabiduría y prudencia, es capaz de conferir la más alta prosperidad a un Rey o a un hijo de Rey. Por lo tanto, te pregunto: ¿tienes siquiera uno de tales ministros contigo? ¿Procuras conocerlo todo acerca de los dieciocho Tirthas(53) del enemigo y de los quince propios, por medio de tres y tres espías respectivamente, sin que ninguno de ellos sepa del otro? Oh matador de todos los enemigos, ¿vigilas a todos tus enemigos con cuidado y atención, y sin que ellos sepan? ¿Es el sacerdote tu hombre más recto, dotado de humildad, y pureza de sangre, y renombre, y carente de celos y avaricia? ¿Te sirves de algún Brahmin de buena conducta, inteligente y cándido, observador de los mandamientos, para la realización de los rituales diarios ante el fuego sagrado, y haces que te recuerde los momentos propicios como en el que debería realizarse tu Homa(54)? El astrólogo que empleas, ¿es experto en la lectura fisionómica, capaz de interpretar presagios, y competente para neutralizar los efectos de las perturbaciones naturales? ¿Has empleado a colaboradores nobles en tareas nobles, a los mediocres en tareas mediocres, y a los viles en tareas viles? ¿Has asignado en los altos puestos a ministros que sean puros y de buena conducta, y en los puestos bajos a los de inclinaciones vulgares? ¿No oprimes a tu pueblo con castigos crueles y severos? Y, oh toro de la raza de Bharata, ¿haces que tus ministros gobiernen tu reino siguiendo tus órdenes? ¿Nunca te desprecian tus ministros como hacen los sacerdotes de los sacrificios que desprecian a los que han fallado y no son capaces de realizar ningún otro sacrificio, o como las esposas que desprecian a los esposos que son presumidos y desenfrenados en su conducta? El comandante de tus fuerzas, ¿es poseedor de suficiente confianza, valiente, inteligente, paciente, de buena conducta, de buena cuna, fiel a ti, y competente? ¿Tratas, con consideración y respeto, que los principales oficiales de tus fuerzas sean diestros en toda clase de combate, sean audaces, de buena conducta, y dotados de heroísmo? ¿Le das a tus tropas las raciones autorizadas y los sueldos en el momento acordado? ¿No los fustigas negándoles estas cosas? ¿Sabes tú, que la miseria causada por atrasos en los pagos e irregularidades en la distribución de raciones conduce a la insubordinación de las tropas, y que el experto considera esto uno de los más grandes perjuicios? ¿Son todos los hombres de alta alcurnia fieles a ti, y están prestos a perder con ganas sus vidas en combate por amor a ti? Supongo que a ninguno de los individuos de pasiones descontroladas le permites jamás manejar a su gusto y simultáneamente una cantidad de problemas concernientes al ejército. ¿Alguno de tus servidores, que ha ejecutado correctamente un determinado asunto haciendo uso de una habilidad especial, se siente frustrado al esperar obtener de ti un poco más de consideración, y un aumento en la comida y la paga? Espero que recompenses a las personas expertas y humildes y diestras en toda clase de conocimientos con obsequios de riquezas y honores proporcionales a sus aptitudes. ¿Mantienes, oh toro de la raza de Bharata, a las esposas e hijos de quienes han dado sus vidas por ti y han caído en desgracia por tu causa? ¿Cuidas, oh hijo de Pritha, con afecto paternal al enemigo que se ha debilitado, o al que ha buscado tu protección, luego de haberlo derrotado en combate? Oh señor de la Tierra, ¿eres justo con todos los hombres, y pueden todos acercarse a ti sin temor, como si fueras su madre y su padre? Y, oh toro de la raza de Bharata, ¿marchas contra tu enemigo, sin perder tiempo y reflexionando correctamente sobre las tres clases de fuerzas, cuando te enteras que está en desgracia? Oh subyugador de todos los enemigos, cuando llega el momento, ¿inicias tu marcha habiendo considerado todos los presagios que puedas ver, las resoluciones que has tomado, y que la victoria final depende de los doce Mandalas(55) tales como fuerzas de reserva, emboscadas, etc., y el pago anticipado de sueldos a las tropas? ¿Y les das, a los principales oficiales del enemigo diamantes y joyas, tantas como deseen, oh hostigador de todo enemigo, sin que lo sepa tu adversario? Oh hijo de Pritha, ¿buscas conquistar a tus insensatos enemigos, esclavos de sus pasiones, habiendo primero conquistado tu propia alma y obtenido el dominio sobre tus propios sentidos? Antes de marchar contra tus enemigos, ¿empleas adecuadamente las cuatro artes de la reconciliación: obsequios de riquezas, conciliación, producción de discordia, y empleo de la fuerza? Oh monarca, ¿vas contra tu enemigo habiendo fortalecido tu propio reino primero? Y habiendo marchado contra ellos, realizas tus máximos esfuerzos para obtener la victoria sobre ellos? Y luego de haberlos conquistado, ¿te esfuerzas en cuidar de ellos con esmero? ¿Posee tu ejército los cuatro tipos de fuerzas, a saber: las tropas regulares, los aliados, los mercenarios, y las tropas irregulares, cada cual dotada con los ocho componentes, o sea: carros, elefantes, caballos, oficiales, infantería, campamentos, espías que posean un acabado conocimiento del país y subtenientes, para enviar contra tus enemigos después de haber sido bien entrenados por oficiales superiores? Oh sojuzgador de todos los enemigos, oh gran Rey, supongo que destruyes a tus enemigos sin considerar sus épocas de cosecha o de hambre. Oh Rey, espero que tus servidores y agentes, en tu propio reino y en los reinos de tus enemigos, permanezcan atendiendo sus respectivas obligaciones y protegiéndose unos a otros. Oh monarca, espero que hayas empleado a sirvientes de probada confianza para cuidar de tu comida, de la ropa que vistes y de los perfumes que usas. Espero, oh Rey, que todos tus tesoros, graneros, establos, arsenales, y aposentos de mujeres, estén protegidos por sirvientes que son fieles a ti y que siempre buscan tu bienestar. Espero, oh monarca, que primero te protejas de tus sirvientes domésticos y públicos, luego de los sirvientes de tus familiares y luego de los demás. ¿No dejas nunca que tus asistentes, oh Rey, te hablen durante la mañana de tus extravagantes gastos en bebidas, deportes y mujeres? ¿Siempre cubres tu egreso con un cuarto, un tercio o la mitad de tu ingreso? ¿Siempre cuidas, con alimentos y dinero, a familiares, nobles, comerciantes, a los ancianos y protegidos, y a los carenciados? ¿Haces que los contadores y notarios que empleas para cuidar de tus ingresos y egresos, te informen tus cuentas de ingresos y egresos todos los días y por la mañana? ¿Tratas adecuadamente a funcionarios que cumplieron con los negocios y el pueblo y fueron devotos de tu bienestar? Oh Bharata, ¿empleas a hombres superiores, comunes, e incultos en las tareas que les competen luego de examinarlos bien? ¿Empleas para tus negocios a personas que son ladronas o accesibles a la tentación, u hostiles, o ruines? ¿Condenas tu reino con la ayuda de hombres rapaces o mezquinos, o viles, o doncellas? ¿Están contentos los campesinos de tu reino? ¿Has construido grandes tanques y lagos por todo tu reino, distribuidos a distancias adecuadas, para que la agricultura de tus dominios no sea por entero dependiente de la lluvia del cielo? ¿Están los campesinos de tu reino necesitados de semillas o alimentos? ¿Otorgas generosos créditos en semilla y granos a los labradores, tomando sólo un cuatro por ciento por sobre cada medida? Oh hijo, ¿son las cuatro profesiones, la agricultura, comercio, ganadería, y préstamos a interés, realizadas por hombres honestos? De ellos, oh monarca, depende la felicidad de tu pueblo. Oh Rey, ¿has empleado a cinco hombres valientes y sabios en las cinco funciones de proteger la ciudad, las murallas, a los comerciantes, y a los campesinos, y de castigar a los criminales, para que trabajen siempre unidos unos con otros para beneficio de tu reino? Para la protección de tu ciudad, ¿han sido los pueblos construidos como municipios, y los caseríos y suburbios de los pueblos como barrios? ¿Se encuentran todos ellos bajo tu absoluta supervisión y control? Los ladrones y bandidos que saquean tu ciudad, ¿son perseguidos por la policía cruzando las llanuras y montañas de tu reino? ¿Reconfortas a tus mujeres y se encuentran ellas protegidas dentro de tus dominios? Supongo que no depositas confianza alguna en ellas, y que no les revelas ningún secreto a ninguna de ellas. Oh monarca, ¿descansas en los aposentos internos disfrutando de todo objeto, luego de haber sido notificado sobre cualquier peligro y de haber también reflexionado sobre él? Luego de haber dormido durante la segunda y tercera fracción de la noche, ¿reflexionas sobre religión y aprovechas despierto la cuarta parte de la noche? Oh hijo de Pandu, levantándote de la cama a la hora apropiada y vistiéndote correctamente, ¿te muestras al pueblo, acompañado por tus ministros expertos, en los momentos de bienestar o en los otros? Oh sojuzgador de todo enemigo, ¿haces que hombres vestidos de rojo y armados con espadas y luciendo ornamentos, se paren a tu lado para proteger tu persona? Oh monarca, ¿te comportas como el mismo Dios de la justicia con los que merecen castigo y los que merecen veneración, con los que aprecias y los que no estimas? Oh hijo de Pritha, ¿procuras curar las enfermedades del cuerpo con medicinas y ayunos, y las dolencias de la mente con el consejo del anciano? Espero que los médicos encargados del cuidado de tu cuerpo estén perfectamente familiarizados con los ocho tipos de tratamientos, y que todos sean leales y sinceros contigo. ¿Nunca sucede, oh monarca, que, por ambición o insensatez u orgullo, falles al decidir entre el demandante y el defensor que comparecen ante ti? ¿Privas de sus pensiones, por causa de ambición o insensatez, a los necesitados que han buscado la protección de tu confianza plena o amor? ¿Se unen unas con otras las personas que habitan tus dominios, compradas por tus enemigos, siempre dispuestos a originar altercados contigo? Aquellos que son débiles entre tus enemigos, ¿son siempre reprimidos con la ayuda de tropas fuertes, con el auxilio tanto de consejeros como de tropas? Los principales caudillos de tu imperio, ¿son todos leales a ti? ¿Están todos ellos dispuestos a perder sus vidas por amor a ti, bajo tu comando? ¿Veneras a los Brahmines y hombres sabios según sus méritos respecto a distintas ramas de conocimiento? Te digo: dicha veneración es sin duda, sumamente beneficiosa para ti. ¿Tienes fe en la religión basada en los tres Vedas y practicada por los hombres que se han ido (que han muerto) antes que tú? ¿Sigues cuidadosamente las prácticas que fueron seguidas por ellos? ¿Son los excelsos Brahmines agasajados en tu casa y en presencia tuya con alimentos nutritivos y excelentes, y haces también que reciban obsequios monetarios al concluir tales festejos? ¿Te esfuerzas, con las pasiones bajo completo control y con intención sincera, por llevar a cabo los sacrificios llamados Vajapeya(56) y Pundarika(57) con todos sus rituales accesorios? ¿Te prosternas ante tus parientes y los superiores, los ancianos, los Dioses, los ascetas, los Brahmines, y los árboles altos (higueras de Bengala) de las aldeas, que son de tanto beneficio para el pueblo? Oh ser sin mancilla, ¿jamás le causas a nadie dolor o resentimiento? ¿Haces que los sacerdotes, capaces de otorgarte frutos auspiciosos, estén siempre a tu lado? Oh exento de pecado, ¿son tus inclinaciones y prácticas como las que he descripto, y que siempre engrandecen el lapso de vida y esparcen el buen nombre de uno y que sostienen siempre los principios de religión, placer y ganancia económica? El que se conduce siguiendo este camino, jamás ve a su reino en desgracia o apenado; y tal monarca, subyugando la tierra entera, goza un alto grado de felicidad. Oh monarca, supongo que jamás ninguna persona honrada, de alma pura, y respetada, es arruinada y ejecutada por cargos falsos o calumniosos por tus ministros ignorantes de los Shastras que actúan por codicia. Y, oh toro entre hombres, supongo que, por ambición, tus ministros nunca dejan en libertad a un verdadero ladrón, a sabiendas y habiéndolo apresado llevando el botín consigo. Oh Bharata, supongo que tus ministros nunca aceptan sobornos, y tampoco deciden equivocadamente las disputas que surgen entre el rico y el pobre. ¿Te mantienes libre de los catorce vicios de los reyes, a saber: ateísmo, falta de lealtad, ira, falta de cautela, falta de resolución, no visitar a los sabios, ociosidad, inquietud mental, pedir consejos a un sólo hombre, consultar a personas inexpertas en la ciencia de la ganancia económica, abandono de los planes fijados, divulgación de los consejos, no ejecución de proyectos útiles, y emprender todo sin reflexión? Por ellos, oh Rey, hasta los monarcas firmemente establecidos en sus tronos son arruinados. ¿Han sido fructíferos: tu estudio de los Vedas, tu riqueza y conocimiento de los Shastras y tu matrimonio?”.

Vaisampayana continuó: Luego de que el Rishi hubo terminado, Yudhishthira preguntó: “¿Cómo fructifican los Vedas, oh Rishi, las riquezas, la esposa, y el conocimiento de los Shastras?”.

El Rishi respondió: “Se dice que los Vedas fructifican cuando el que los ha estudiado realiza el Agnihotra(58) y otros sacrificios. Se dice que la riqueza fructifica cuando el que la tiene la ha disfrutado y entregado para obras de caridad. Se dice que una esposa produce frutos cuando es servicial y te ha dado hijos. Se dice que el conocimiento de los Shastras da frutos cuando produce humildad y buena conducta”.

Vaisampayana continuó: El gran asceta Narada, habiendo respondido de este modo a Yudhisthira, preguntó nuevamente al justo gobernante: “¿Haces que los funcionarios de tu gobierno, oh Rey, a quienes se les paga con los impuestos aplicados sobre la comunidad, cobren a los comerciantes que llegan a tu territorio desde tierras distantes impelidos por el deseo de ganancias, solamente tributos lícitos? Oh Rey, ¿son los comerciantes capaces de traer mercancías de todas partes del mundo, tratados con consideración en tu capital y tu reino, sin que sean engañados con falsos pretextos, ni por los compradores ni por los funcionarios del gobierno? ¿Siempre escuchas, oh monarca, las palabras saturadas en religión y riquezas, de ancianos expertos en doctrinas económicas? ¿Son las ofrendas de miel y manteca clarificada ofrecidas a los Brahmines, hechas con intención de incrementar la producción agrícola, ganadera, de frutas y flores, y por amor a la virtud? ¿Siempre les entregas, oh Rey, a los artesanos y artistas empleados por ti, los materiales para sus obras y sus jornales, por períodos no mayores a cuatro meses? ¿Examinas las obras ejecutadas por los que has empleado, y los alabas frente a buenos hombres, y los premias, demostrándoles un justo respeto? Oh toro de la raza de Bharata, ¿sigues los aforismos del sabio con respecto a todos los temas, particularmente aquellos relativos a elefantes, caballos, y carros? Oh toro de la raza de Bharata, ¿se estudian en tu corte los aforismos relativos a la ciencia de las armas, y así también, aquellos que se refieren al empleo de artefactos en combate, tan útiles para las ciudades y lugares fortificados? Oh ser sin mancilla, ¿estás familiarizado con todos los misteriosos encantamientos, y con los secretos de los venenos destructores de todos los enemigos? ¿Proteges tu reino, por seguridad, contra el fuego, serpientes y demás animales destructores de la vida, contra la enfermedad, y los Rakshasas? Conocedor como eres de todo deber, ¿cuidas como un padre al ciego, al sordo, al lisiado, al deformado, al desamparado, y a los ascetas, que no tiene hogar? ¿Has derrotado a estos cinco males, oh monarca, a saber: sueño, desidia, miedo, ira, debilidad mental y falta de resolución?”.

Vaisampayana continuó: El virtuoso toro entre los Kurus, habiendo escuchado estas palabras del mejor de los Brahmines, se prosternó ante él y reverenció sus pies. Y complacido con todo lo que había oído, el monarca le dijo a Narada de celestial figura: “¡Haré todo lo que has señalado, pues mi conocimiento se ha expandido por tu consejo!”. Habiendo expresado esto, el Rey obró siguiendo dicho consejo y obtuvo a su debido tiempo la Tierra entera que se extiende hasta los límites de su cinto de océanos. Narada habló de nuevo, diciendo: “Que el Rey que se consagre de este modo a la protección de las cuatro órdenes, Brahmines,Kshatryas,Vaishyas, y Sudras, pase sus días aquí en felicidad y que obtenga luego la región de Sakra”.

SECCIÓN 6

VAISAMPAYANA DIJO: Al concluir las palabras de Narada, el Rey Yudhishthira el justo, lo adoró con el debido respeto; y exhortado por éste, el monarca comenzó a responder sucintamente las preguntas que el Rishi le había hecho.

Yudhishthira dijo: “Oh santo, las verdades religiosas y morales que has señalado una tras otra son justas y correctas. En lo que a mí se refiere, observo correctamente esos mandamientos con todas mis fuerzas. Por cierto, los actos que fueron correctamente ejecutados por monarcas de antaño, deben, sin duda, ser considerados como otorgadores de frutos rectos, y realizados con argumentos sólidos para el logro de objetivos rectos. Oh maestro, deseo recorrer el virtuoso sendero de aquellos gobernantes que tenían, además, sus almas bajo completo control”.

Vaisampayana continuó: Yudhishthira, el hijo de Pandu, poseedor de gran gloria, tras haber recibido con reverencia las palabras de Narada y luego también de responder al Rishi de este manera, reflexionó por un momento. Y al advertir que era una circunstancia oportuna, el monarca, ubicado al lado del Rishi, le preguntó a Narada, que estaba cómodamente sentado y capaz de ingresar en todos los mundos a voluntad, en presencia de aquel auditorio de reyes, diciendo: “Poseedor de la velocidad de la mente, tú recorres los variados y numerosos mundos creados por Brahmâ en los días de antaño, contemplándolo todo. ¡Dime, te pregunto, si has observado, oh Brahmin, antes o en algún sitio una sala de asambleas como la mía o superior a ella!”. Al escuchar estas palabras de Yudhishthira el justo, Narada respondió sonriente al hijo de Pandu en estos dulces términos.

Narada dijo: “Oh hijo, oh Rey, nunca antes, entre los hombres, he visto ni tenido noticias de ninguna sala de asambleas construida con gemas y piedras preciosas como esta tuya, oh Bharata. Sin embargo, te describiré las salas del Rey de la muerte, Yama (59), de Varuna (60), el Señor de las Aguas, de gran inteligencia, de Indra, el Rey de los Dioses, y también la de aquél que tiene su hogar en Kailasa: Kuvera (61). Te describiré también, la Sabha celestial de Brahmâ que disipa toda clase de inquietud. Todas estas salas de asambleas exhiben en sus estructuras diseños tanto celestiales como humanos, y reúnen todas las clases de formas que existen en el universo. Y ellas son adoradas permanentemente por los Dioses y los Pitris, los Sadhyas(62), por ascetas al ofrecer sacrificios con las almas bajo completo control, por Munis(63) dedicados sin descanso a los sacrificios védicos en los que hay obsequios para los Brahmines. ¡Te describiré todo esto, si tú, oh toro de la raza de Bharata, tienes la disposición de escucharme!”.

Vaisampayana continuó: Requerido de este modo por Narada, el Rey de alma magna, Yudhishthira el justo, con sus hermanos y los más importantes Brahmines sentados alrededor suyo, juntaron sus manos en súplica. Y el monarca le preguntó entonces a Narada, diciendo: “Descríbenos todas esas salas de asambleas. Deseamos escucharte, oh Brahmin. ¿De qué materiales están hechas cada una de tales Sabhas? ¿Cuál es la superficie de cada una, y cuál es el largo y ancho de cada una? ¿Quién asiste al Abuelo en la sala de asambleas? ¿Y quién a Vasava (64), el Señor de los seres celestiales, y a Yama, el hijo de Vivaswan (65)? ¿Quién asiste a Varuna y a Kuvera en sus respectivas salas de asambleas? Oh RishiBrahmin, cuéntanos todo acerca de estas salas. Todos deseamos escucharte describirlas. Verdaderamente, grande es nuestra curiosidad”. Requerido de este modo por el hijo de Pandu, Narada respondió, diciendo: “Oh monarca, escuchen ustedes todo lo concerniente a aquellas salas de asambleas celestiales, una por una”.

SECCIÓN 7

NARADA DESCRI

EL PALACIO DE INDRA

NARADA DIJO: “La sala de asambleas de Sakra está llena de luz. La obtuvo como fruto de sus propias acciones. Poseedora del esplendor del Sol, fue construida, oh descendiente de la raza de Kuru, por el mismo Sakra. Capaz de ir adonde quiera a voluntad, este celestial palacio de asambleas ocupa ciento cincuenta Yojanas de largo, y cien Yojanas de ancho, y cinco Yojanas de alto. Disipador de los decaimientos de la edad, penas, fatiga y temor, auspicioso y otorgador de buena fortuna, equipado con aposentos y tronos, y ornamentado con árboles celestiales, es exquisito en extremo. Sentado en aquel palacio, oh hijo de Pritha, sobre un excelente trono se encuentra el Señor de los seres celestiales, con su esposa Sachi dotada de belleza y riqueza. Asumiendo una forma imposible de describir por su variedad, lleva una corona sobre su cabeza y brillantes brazaletes en sus manos superiores, y ataviado con túnicas de color blanco puro y engalanado con guirnaldas florales de múltiples y fuertes colores, está sentado allí, con la belleza, la fama y la gloria a su lado. Y la ilustre Deidad de los cien sacrificios, oh monarca, es diariamente servida en aquella asamblea, por los Maruts(66) en persona, cada uno de los cuales lleva vida de padre de familia en el seno de su hogar. Y los Siddhyas, Rishis celestiales, todos los Sadhyas, los Dioses, y los Maruts de tez brillante y adornados con túnicas doradas, todos ellos con forma celestial y ataviados con ornamentos, sirven y adoran permanentemente al ilustre Jefe de los inmortales, poderoso apaciguador de todos los enemigos. Y, oh hijo de Pritha, también los Rishis celestiales, todos de almas puras, completamente limpios de pecado y resplandecientes como el fuego, y poseedores de energía, y sin dolores de ninguna clase, y libres de la fiebre de la ansiedad, y realizadores todos ellos del sacrificio a Soma, también sirven y adoran a Indra. Y Parasara y Parvata y Savarni y Galava; y Sankha, y el Muni, Gaursiras, y Durvasa (67), y Krodhana y Swena, y el Muni Dhirghatamas; y Pavitrapani, Sarvani, Yaknavalkya y Bhaluki; y Udyalaka, Swetaketu, y Tandya, y también Bhandayani; y Havishmat, y Garishta, y el Rey Harischandra; y Hridya, Udarshandilya, Parasarya, Krishivala; Vataskandha, Visakha, Vidhatas y Kala; Karaladanta, Tastri, y Vishwakarman, y Tumvuru; y otros Rishis, algunos nacidos de mujeres y otros que viven en el aire, y también otros que viven en el fuego, todos estos adoran a Indra, el portador del rayo, el Señor de todos los mundos. Y Sahadeva, y Sunitha, y Valmiki (68) de gran mérito ascético; y Samika de palabra sincera, y Prachetas que siempre cumple sus promesas, y Medhatithi, y Vamadeva, y Pulastya, y Pulaha y Kratu; y Maruta y Marichi, y Sthanu de gran mérito ascético; y Kakshivat, y Gautama, y Tarkshya, y también el Muni Vaishwanara; y el Muni Kalakavrikhiya y Asravya, y también Hiranmaya, y Samvartta, y Dehavya, y Viswaksena de gran energía; y Kanwa, y Katyayana, oh Rey, y Gargya, y Kaushika; todos ellos se encuentran allí presentes junto a las aguas y plantas celestiales; y la fe, y la inteligencia, y la Diosa del aprendizaje, y la riqueza, religión, y placer; y el relámpago. Oh hijo de Pandu, las nubes cargadas de lluvia, y los vientos, y todas las fuerzas sonoras del cielo; el punto del este, los veintisiete fuegos portadores de la manteca sacrificial, Agni y Soma, y el fuego de Indra, y Mitra, y Savitri, y Aryaman; Bhaga, Viswa el Sadhya, el preceptor Brihaspati, y también Sukra (69); y Vishwavasu y Chitrasena, y Sumanas, y también Taruna; los Sacrificios, los obsequios para los Brahmines, los planetas y las estrellas, oh Bharata, y los Mantras que se pronuncian en los sacrificios, todos ellos están presentes allí. Y muchas Apsaras y Gandharvas, oh Rey, con varios tipos de danzas y música tanto instrumental como vocal, y con la práctica de auspiciosos rituales, y con la exhibición de muchos actos de destreza, gratifican al Señor de los seres celestiales, Satakratu, el ilustre matador de Vala y Vritra. Además de estos, muchos otros Brahmines y Rishis reyes y celestiales, todos resplandecientes como el fuego, engalanados con guirnaldas florales y ornamentos, llegan y parten con frecuencia de aquel palacio de asambleas montados sobre carruajes celestiales de varias clases. Y Brihaspati y Sukra están allí presentes en toda ocasión. Todos estos y muchos otros ilustres ascetas de estrictos votos, y Bhrigu y los siete Rishis que son iguales, oh Rey, ante el mismo Brahmâ, llegan y parten de aquel palacio de asambleas montando carruajes hermosos como el carruaje de Soma, y lucen tan luminosos como el mismo Soma. Este, oh poderoso monarca armado, es el palacio de asambleas llamado Pushkaramalini perteneciente a Indra el de los cien sacrificios, que yo he visto. Ahora escucha la descripción de la mansión de asambleas de Yama”.

SECCIÓN 8

NARADA DESCRIBE EL PALACIO DE YAMA

NARADA DIJO: “Oh Yudhisthira, ahora describiré el palacio de asambleas de Yama, el hijo de Vivaswat, el cual fue construido por Viswakarma, oh hijo de Pritha. Ahora escúchame. Brillante cual oro pulido, aquel palacio de asambleas, oh monarca, cubre un área mucho más grande que cien Yojanas. Poseedor del esplendor del Sol, brinda todo lo que uno pueda desear. Ni muy frío ni muy caluroso, deleita el corazón. En aquel palacio de asambleas no hay ni penas ni flaquezas de la edad, ni hambre ni sed. Nada desagradable encuentra sitio allí, ni se sufre ninguna clase de mal. Todo objeto deseado, celestial o humano, es encontrado en aquella mansión. Y hay allí toda clase de artículos agradables, como así también dulces, jugosos, agradables, y deliciosos comestibles en abundancia para morder, sorber y beber, oh conquistador de todo enemigo. Los arreglos florales de aquella mansión son de la más deliciosa fragancia, y los árboles que se encuentran a su alrededor dan los frutos deseados. Hay manantiales tanto fríos como calientes y son dulces y agradables. En aquella mansión, hay muchos reyes sabios de gran santidad y Brahmines sabios de gran pureza, sirviendo con alegría, oh hijo, y adorando a Yama, el hijo de Vivaswat. Y también están allí Yayati, Nahusha, Puru, Mandhari, Somaka, Nriga; el Rey sabio Trasadasyu, Kritavirya, Sautasravas; Arishtanemi, Siddha, Kritavega, Kriti, Nimi, Pratarddana, Sivi, Matsya, Prithulaksha, Vrihadratha, Vartta, Maruta, Kusika, Sankasya, Sankriti, Dhruva, Chaturaswa, Sadaswormi y el Rey Kartavirya; Bharata y Suratha, Sunitha, Nisatha, Nala, Divodasa, y Sumanas, Amvarisha, Bhagiratha; Vyaswa, Vadhraswa, Prithuvega, Prithusravas, Prishadaswa, Vasumanas, Kshupa, y Sumahavala, Vrishadgu, y Vrishasena, Purukutsa, Dhwajin y Rathin; Arshtisena, Dwilipa, y la gran alma Ushinara; Ausinari, Pundarika, Saryati, Sarava, y Suchi; Anga, Rishta, Vena, Dushmanta, Srinjaya y Jaya; Bhangasuri, Sunitha, y Nishada, y Bahinara; Karandhama, Valhika, Sudymna, y el poderoso Madhu; Aila y el poderoso Rey de la tierra Marita; Kapota, Trinaka, y Shadeva, y también Arjuna. Vyswa; Saswa y Krishaswa, y el Rey Sasavindu; Rama el hijo de Dasaratha, y Lakshmana, y Pratarddana; Alarka, y Kakshasena, Gaya, y Gauraswa; Rama el hijo de Jamadagnya, Nabhaga, y Sagara; Bhuridyumna y Mahaswa, Prithaswa, y también Janaka; el Rey Vainya, Varisena, Purujit, y Janamejaya; Brahmadatta, y Trigarta, y también el Rey Uparichara; Indradyumna, Bhimajanu, Gauraprishta, Nala, Gaya; Padma y Machukunda, Bhuridyumna, Prasenajit; Aristanemi, Sudymna, Prithulauswa, y también Ashtaka; cien reyes de la raza Matsya y cien de las raza Vipa y cien de la raza Haya; cien reyes con el nombre de Dhritarashtra, ochenta reyes con el nombre de Janamejaya; cien monarcas llamados Brahmadatta, y cien reyes con el nombre de Iri; más de doscientos Bhishmas, y también cientos de Bhimas; cien Prativindhyas, cien Nagas, y cien Palasas, y cien llamados Kasa y Kusa; aquel Rey de reyes Santanu, y tu padre Pandu, Usangava, Sata-ratha, Devaraja, Jayadratha y el inteligente Rey sabio Vrishadarva con sus ministros”.

SECCIÓN 9