Misteriosa Europa - Alejandro Eduardo Perdomo - E-Book

Misteriosa Europa E-Book

Alejandro Eduardo Perdomo

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Beschreibung

¿Qué esconden las sombras de la historia europea? En Misteriosa Europa, explora cuatro enigmas fascinantes que han dejado perplejos a historiadores y curiosos durante siglos. Desde la supuesta maldición que persigue a la dinastía Habsburgo hasta la misteriosa tragedia de Mayerling, este libro te llevará a un recorrido intrigante a través de eventos inexplicables y personajes enigmáticos. Con una narrativa cautivadora y una rigurosa investigación, descubre las piezas faltantes de los rompecabezas históricos más oscuros de Europa. Acompaña al autor en esta búsqueda incansable de la verdad que desafía el paso del tiempo y la lógica.

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Seitenzahl: 117

Veröffentlichungsjahr: 2024

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ALEJANDRO EDUARDO PERDOMO

Misteriosa Europa

Cuatro increíbles enigmas sin resolver de la historia del viejo continente

Perdomo, Alejandro Eduardo Misteriosa Europa : cuatro increíbles enigmas sin resolver de la historia del viejo continente / Alejandro Eduardo Perdomo. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5432-1

1. Historia. I. Título. CDD 940

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

Prólogo del autor

CAPÍTULO UNO

La ¿Maldición? de los Habsburgo

Dos posibles comienzos para una maldición

Las primeras muertes trágicas

María de Borgoña y su estirpe desgraciada

Felipe el Hermoso

El infante Don Carlos, el primogénito desgraciado

La rama austríaca

El bastardo Julio César, asesino inmisericorde

María Teresa, la madre de la desgracia

Matilde de Austria, muerta entre las llamas

Francisco José, el Emperador de las desdichas

Francisco Fernando y la muerte que cambió la historia de Europa

El fantasma de los Habsburgo: ¿un presagio funesto?

Una conclusión: ¿Existe la maldición o es una fantasía deshilachada?

CAPÍTULO DOS

La tragedia de Mayerling: amor y muerte en los bosques

CAPÍTULO TRES

El Mary Celeste: misterio y desaparición en alta mar.

Las seis teorías sobre la desaparición de los tripulantes

La opinión de los especialistas

CAPÍTULO CUATRO

Kaspar Hauser: el “huérfano de Europa”

Dedico este libro a mi perra Catalina, que se acostaba a mis pies cuando yo, en enero de 2023, comenzaba a escribirlo, en la computadora de la casa de mis padres, haciéndome compañía mientras yo la cuidaba.

Ella falleció algunos días después.

Haber terminado eso que empecé junto a ella es un regalo para su fidelidad y amistad. Como digo siempre que me preguntan, elijo celebrar su vida y su dulzura.

Prólogo del autor

Tengo en mi casa 6 rompecabezas armados. Se trata de esos puzzles grandes, de 500 piezas. Son paisajes de lugares del mundo que amo o he visitado (Notre Dame de París, Río de Janeiro), o de lugares que anhelo visitar (Madrid, Austria, entre otros).

Lo que me gusta de los rompecabezas es el ejercicio de cuidado y paciencia que conllevan. Si nos esforzamos lo suficiente, la imagen oculta va surgiendo frente a nuestros ojos, lentamente: aquí una torre del castillo, allí una calle céntrica, allá una ola del mar. De esa manera se va formando una imagen global, pieza a pieza, revelando colores, patrones y formas que antes estaban ocultos.

Se necesita cuidado y esmero. Si lo hicimos bien, cuando ubiquemos la última pieza, todo cobrará forma, casi mágicamente, ante nuestros ojos.

En la Historia de los hombres también existen rompecabezas.

En este caso, en nuestra ciencia, se trata de enigmas sin solución de todos los tiempos. Son misterios sin resolver que están velados a los ojos de los historiadores por falta de algún dato pequeño, que suele ser, casualmente, el más significativo, el que responde todas las preguntas.

También esos rompecabezas, esos enigmas históricos, aún sin respuesta, me han fascinado siempre. Son hechos puntuales: personajes aparecidos en medio de una plaza, sin recordar nada de su pasado, barcos flotando a la deriva en medio de la nada, con su tripulación esfumada en el aire, una pareja fallecida en extrañas circunstancias en una habitación cerrada con evidencias contradictorias.

De eso -de enigmas históricos- se trata este libro.

Llegó la hora de contarles a ustedes, queridos lectores, acerca de cuatro historias que tienen en vilo a los historiadores desde hace siglos.

Todas ellas tienen algo en común; nadie, después de años de investigación, puede jactarse de saber lo que verdaderamente sucedió en ellas. A todos estos relatos les falta una pieza clave, la última. No contamos con una respuesta certera y precisa que venga a mostrarnos todos sus colores, sus tonos y matices.

Y eso es lo fascinante, lo atractivo. Indagar, buscar, intentar de todas las maneras responder todas las preguntas, rastrear la pieza faltante, seguir pistas, evidencias posibles, correr atrás del dato que pueda cambiarlo todo. El enigma sobrevolará cada página de este libro. Espero dejarles a ustedes ese agridulce sabor; el del misterio.

Por eso quise escribir “Misteriosa Europa”: para sumarme, yo también, a esa larga lista de investigadores que van, con paciencia, buscando la verdad, detrás de ese momento que tanto anhelamos, en el que encajan todas las piezas y comprendemos algo que hasta entonces no sabíamos.

Fue difícil y desafiante: en todos los casos, me he encontrado con desesperantes puntos ciegos, con preguntas que abrían más preguntas, con fuentes imposibles de chequear, con datos que nadie pudo corroborarme.

Por eso he recurrido a muchos especialistas, periodistas, investigadores y profesores.

Todos ellos han contribuido a que no me sienta solo al armar la investigación. Agradezco su colaboración ya que sin ellos el camino hubiera quedado trunco. Todos me han brindado datos, me han sugerido teorías, han corregido incluso mis bocetos.

Entre todos buscamos colocar las piezas en su lugar, para formar el tapiz, la imagen final, iluminando puntos oscuros para mostrar la certeza o al menos la posibilidad.

El camino fue intrigante, y lo más disfrutable de un viaje es, muchas veces, eso mismo: el camino recorrido.

Ojalá les guste este libro. Vamos juntos, a asomarnos imaginariamente a esta misteriosa Europa que pocos conocen.

CAPÍTULO UNO

La ¿Maldición? de los Habsburgo

Francisco José. Como casi todo lo que amo en mi vida, la fascinación por ese extraño nombre comenzó en la infancia.

Mi infancia, siempre entre libros, que me abrieron un mar de colores.

Recuerdo, por caso, aquellos libros rojos de la colección de la Editorial Billiken –aún tengo muchos conservados ya que son los primeros que leí- que guardaban para mí un incesante desfile de historias, de destinos, de personajes fascinantes y de magias variadas, como un cofre mágico al cuál recurrir.

Gracias a esa colección conocí por primera vez la mayoría de los autores que me acompañarían después: Julio Verne, Herman Melville, Robert Louis Stevenson, todos ellos me enseñaron, casi, a leer. De esa colección tan querida, que tantas tardes me acompañó, recuerdo, especialmente, la saga de “Sissi, la princesa”.

Esos libros narraban, con candor entrañable, la vida de una princesa austríaca etérea, rebelde y soñadora, cuyas vicisitudes se plasmaban con inocencia en esa colección, hecha para jovencitas y niñas. Mi hermana era, de hecho, la propietaria de esos bellos volúmenes pequeños, que yo leía también.

Y “Sissi”, lo supe más adelante, era un personaje real.

Recuerdo que en esas historias el pensamiento de la princesa giraba permanentemente alrededor de otra persona. Era su eterno enamorado, llamado Francisco José. Cuando pasados los años empecé a conocer un poco más, supe que aquella pareja había sido real.

Esa protagonista dulce y melancólica, ese personaje conmovedor, había existido realmente. Y Francisco José, su amor eterno, también. Sissi fue una Emperatriz, un personaje de carne y hueso del siglo XIX, la esposa del Emperador de Austria-Hungría, aquel Francisco José a quien ella tanto amaba en esas historias.

Un día volví a encontrarme con esos personajes, ya desde otro lugar. Al ahondar en mis estudios de historia aprendí que el Emperador Francisco José de Austria-Hungría fue en verdad una figura tristísima, solemne y majestuosa, el canto de cisne de su familia y de su dinastía, último gobernante de un imperio centenario que se borró de golpe tras la Primera Guerra Mundial, ese conflicto que enlutó al mundo entre 1914 y 1918. Él simbolizó, con su propia existencia, la transición entre dos épocas históricas.

Y aquí salimos de los libros de la colección Billiken para entrar, de a poco, en el misterio de la vida real.

A lo largo de su extensa vida Francisco José, observó, impávido y resignado, como una maldición funesta caía sobre su familia y sobre él mismo, trayendo una lista casi interminable de desgracias sobre los Habsburgo, su dinastía.

Podemos imaginar al viejo Emperador, sentado en su palacio una tarde del año 1900, leyendo los libros con la historia de su familia, contemplando como desde el albor mismo de su origen, allá por el siglo XII, innumerable cantidad de sus ancestros caían, uno tras otro, bajo una cadena de fatalidades que fue azotándolos como una lluvia inmisericorde.

Porque Francisco José, dijimos, era un Habsburgo.

Y la leyenda contaba que sobre esa familia -la suya- pendía una mala suerte que rozaba la maldición, una extraña y terrible cadena de catástrofes personales, que aniquiló destinos, sueños y vidas con crueldad casi sobrehumana durante siglos y siglos.

Los Habsburgo fueron siempre una familia infausta y afortunada a la vez.

A tal punto que muchos, ya en su época (y aún hoy) mencionan una supuesta “Maldición de los Habsburgo”. Y ese es el misterio que vamos a explorar en estas páginas. ¿Existió una “maldición Habsburgo”? ¿Hay algo más que casualidades en la increíble cantidad de destinos funestos, y muertes trágicas que azotaron a la familia, en una cantidad tal que quita el aliento?

Al comenzar mi investigación, noté, con asombro -y algo que se parecía al espanto- que esas sospechas en una “maldición asesina”, pese a que sonara descabellado, no son del todo infundadas, si nos ceñimos a los hechos concretos.

Y es que los Habsburgo tienen, en efecto, una cantidad de muertes trágicas en su familia que a simple vista excede lo normal, que espanta, que dibuja un tapiz de muerte, sufrimiento y horror que cruza océanos de tiempo, destinos, lugares y ciudades. Es como si el destino se hubiera ensañado con esta familia. En algún momento incluso sentí que este capítulo no iba a terminarse nunca, porque los hechos funestos sufridos por integrantes de esta familia se sucedían uno tras otro ante mis ojos, como esas muñecas rusas, que ocultan siempre otra en su interior.

Al ver mis notas, me espanté: la lista era incesante.

Cuando investigué los hechos para este libro encontré más de veinte muertes terribles, destinos truncos y aterradores de integrantes de la familia en cuestión. Cada tragedia me llevaba a otra, casi sin solución de continuidad. Comencé a sentir entonces compasión por esa Casa de Habsburgo, y que esta historia ocultaba algo extraño e inquietante.

Releí mis notas varias veces. Ocupaban varias hojas de tragedias, crímenes, delirios, accidentes, casualidades funestas y destinos borrados por una fuerza oscura.

Aquello no podía ser casual. ¿O lo era?

Intentemos comprender los hechos y enumeremos las muertes extrañas o trágicas de los Habsburgo, para que ustedes, lectores, saquen sus propias conclusiones. Tomemos aire, nos esperan páginas terribles, historias infaustas y violentas, curiosas y malsanas, vidas cercenadas en un azar insólito o un destino injusto. Al final del capítulo, como cierre, intentaremos probar o refutar la existencia de la supuesta maldición de la familia, y si es científicamente posible hablar de ella.

Dos posibles comienzos para una maldición

Los orígenes de la leyenda acerca de una supuesta maldición de la familia Habsburgo se remontan al origen mismo de la dinastía, a su propio creador.

Rodolfo I, el fundador de la Casa Habsburgo, el patriarca de la familia, fue, según se cuenta, y de acuerdo a varias fuentes, víctima de una maldición que afectaría a sus sucesores por 900 años. Aquel suceso está repleto de enigmas, rumores y pocas certezas documentales.

Me ha costado mucho encontrar evidencias o documentos, ya que la maldición suele pasar por una leyenda poco seria para los historiadores, como veremos más adelante.

De todos modos, en mi investigación alcancé a detectar dos versiones del comienzo de la supuesta “maldición Habsburgo”. En la familia cuentan que Rodolfo, en su ansia conquistadora, buscando afianzar y consolidar su poder durante esos años del siglo XIII, en aquellas tierras pequeñas donde se levantaba el castillo de Havichsburg, (que da nombre a la familia), tenía un terrible deseo de consolidar una dinastía duradera.

Para ello no se fijó en nada ni nadie.

Aquí aparece la primera versión del surgimiento de la maldición: una de las víctimas de su despotismo y de sus atropellos fue, según parece, el príncipe de Argovia, que era padre de una doncella.

Aparentemente un hijo de Rodolfo violó a una de las hijas de este príncipe que, naturalmente indignado por eso, le soltó a su rival una maldición contra él y su familia; una maldición tan poderosa que traspasó los siglos, como una ola de muerte, desgracia y fatalidad.

La otra versión, un poco más fidedigna, habla también de Rodolfo y del príncipe de Argavia. En esta otra versión de la historia, no se menciona una violación, sino la derrota y posterior decapitación del príncipe en cuestión, quien antes de perder la cabeza a manos de Rodolfo le dijo las siguientes palabras:

“Dios te ha dejado llegar al poder, pero ni tú ni los hijos de tus hijos gozaran en paz del fruto de tus asesinatos y robos. Tú y todos tus hijos sufrirán mi maldición mientras el mundo exista”.

Esta segunda versión, decíamos, es más fidedigna, ya que fue mencionada por varios historiadores. Por caso, citaré al escritor español Melchor de Almagro San Martín, que durante el siglo XX fue funcionario en Viena, y tuvo acceso a las entrañas del palacio de la familia en esa ciudad, Hofburg.

Allí, parece, un cortesano o mayordomo indiscreto contó el supuesto origen de esa maldición, que era un secreto a voces entre esas paredes. Sea cual sea la versión certera, los que leemos la historia de la familia veremos que, a partir de ese momento, un crescendo de muertes misteriosas y trágicas afectó a la familia, comenzando de forma lenta y pausada, hasta llegar al terrible siglo XIX, el más espantoso de todos para los Habsburgo.

La lista es inquietante y turbulenta. Tomemos aire.

Las primeras muertes trágicas

La letanía de muertes comienza con el mismísimo hijo de Rodolfo, el príncipe Alberto I Habsburgo, que había nacido en 1250, siendo el primogénito del Emperador. A la muerte de su padre, en 1291, no pudo gozar de su herencia ya que debió disputarla con parientes ávidos de poder que le hicieron la vida imposible.

Cuando parecía que había consolidado su poder, y se había afianzado, cientos de luchas intestinas y rebeliones le negaron la paz que tanto buscaba. En la cima del poder le llegó la desgracia: su propio sobrino, llamado Juan, lo asesinó a traición cuando cruzaban un río una tarde de 1308.

El primer eslabón de la cadena se había enlazado.