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"¡El clásico de las antologías de mitos y leyendas colombianas, ahora en tapa dura! En esta completa colección revisada y ampliada de tradición oral, encontrarás los relatos de la Llorona, el Mohán, el Patetarro, entre muchos otros, narrados a través de la pluma del escritor Fabio Silva. También podrás leer una juiciosa introducción, actualizada para esta edición totalmente reilustrada, en la que podrás saber más acerca de los mitos y las leyendas, y cómo se construyen en nuestras comunidades indígenas y pueblos colombianos."
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Seitenzahl: 104
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Silva, Fabio
Mitos y leyendas colombianos / Fabio Silva ; ilustracionesJairo Linares. -- Edición Julián Acosta Riveros. -- Bogotá : Panamericana Editorial, 2022.
144 páginas : ilustraciones ; 23 cm. -- (Mitos y leyendas)
ISBN 978-958-30-6540-8
1. Mitología colombiana 2. Leyendas colombianas 3. Leyendas indígenas 4. Tradición oral 5. Cuentos colombianos. I. Linares, Jairo, ilustrador II. Acosta Riveros, Julián, editor III. Tít. IV. Serie.
398.209861 cd 22 ed.
Segunda edición, agosto de 2022
Primera edición en Panamericana Editorial Ltda., marzo de 1999
© Panamericana Editorial Ltda., Calle 12 No. 34-30
Tel.: (57) 6013649000
www.panamericanaeditorial.com
Tienda virtual: www.panamericana.com.co
Bogotá D.C., Colombia
Editor
Panamericana Editorial Ltda.
Selección y adaptación
Fabio Silva Vallejo
Ilustraciones
Jairo Linares
Diagramación
Rafael Rueda Ávila
Diseño de carátula
Martha Cadena y Luz Tobar
ISBN DIGITAL 978-958-30-6618-4
Prohibida su reproducción total o parcial
por cualquier medio sin permiso del Editor.
Selección y adaptación Fabio Silva
IlustracionesJairo Linares
Contenido
Introducción 13
Presentación a la segunda edición 17
Mitos yleyendas de lazona andina 26
El origen de los chibchas 29
Historia de las esmeraldas 31
Fura Tena 32
Nacimiento del salto del Tequendama 33
Los primeros yukpas 35
El canto de las aves 38
El cacique Tundama 40
Madre de agua 42
La mula de tres patas 44
La Colmillona y la Muelona 46
El Patetarro 48
El Comegente 50
El Hojarasquín del monte 51
La Matraca 52
El farol de las Nieves 53
La Llorona 55
La Patasola 57
Mitos yleyendas de lazona atlántica 60
Kaashará 63
La tentación de Kimaku 67
El hijo de Pushaina 68
Worunka 71
Namaku, el hombre tigre 72
El guardián de la semilla 74
El hombre caimán 76
La Mojana 78
La historia de la morrocoya 80
Mitos yleyendas de losLlanos y laAmazonía 86
Historia del Sol y la Luna 89
El niño y los truenos 91
Historia del arco iris 94
Namón, el hombre que robó el fuego al Sol 96
El origen de las lluvias 99
Historia de Momobi 100
Yuruparí 102
Munuani, el rey de los pescados 105
Dinari 108
Yrapuru 109
Bengatu 111
Mitos yleyendas de lazona pacífica 114
Pilcuán, el guerrero valiente 117
Talag y Almag 121
Cambutes, el joven que dominó las nubes 123
El secreto del fuego 125
La historia de Llivan 127
Chautec y la lluvia 129
El origen del oro 131
Historia de los ríos 133
El origen de las razas 136
El último yhaberara 137
La Tunda 139
Marcia y el mulato 141
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que al fundir el corazón
con el alma popular,
lo que se pierde de nombre,
se gana de eternidad.
Manuel Machado
Introducción
A quién que hayaestado al calor de una hoguera, en medio del campo, no le han contado que por allá donde da la vuelta el río se le apareció a alguien la mismísima Patasola o el Poiras o el Patetarro. O quién no ha sufrido un pequeño escalofrío cuando le cuentan las historias de la Llorona o de la Colmillona. Quién no ha oído hablar de leyendas o de mitos en alguna parte de nuestra Colombia.
Decía algún campesino que un pueblo sin relatos es como una sopa sin sustancia. Refiriéndose a lo mismo, el investigador francés Roland Barthes decía que las narra-ciones populares son tan antiguas como la humanidad y que no hay pueblo que no haya inventado un sistema de narraciones que de una u otra manera expliquen y den sentido a su idiosincrasia.
Como narraciones populares, los mitos y las leyendas han existido a lo largo de la historia de la humanidad. El hombre, desde el mismo momento en que tuvo capacidad de comunicar, comenzó a contar relatos. En muchos casos
estos relatos dieron origen a la literatura, a la ciencia, a la cultura y son mucho más que formas del folclor local. In-vestigadores y antropólogos especialistas en el tema han terminado por incluir la leyenda, el mito, el cuento y la poe-sía tradicionales, entre otros, en el género de las narrativas populares.
Pero es necesario aclarar que la función que cumplen el mito y la leyenda está determinada por la diferencia que existe entre los dos; si bien forman parte de un mismo género, difieren en su propósito.
En palabras del profesor Guillermo Abadía, las leyen-das «son narraciones que tienen un principio en recuerdos históricos o en hazañas, pero a las que se les agregan fan-tasías y habladurías populares». Así, la leyenda siempre ha surgido del saber popular, de la cultura popular. Lo po-pular, dice el historiador Mauricio Archila, «… es lo que corresponde al elemento demográfico mayoritario en toda sociedad». La leyenda, como parte de dichas expresiones, tiene su origen o bien en la simple necesidad del hombre de crear constantemente, o en la necesidad de mantener vivos ciertos acontecimientos en la memoria colectiva. Las dife-rentes leyendas que existen en el país son el producto de su mismo desarrollo histórico. Procesos como la colonización española dieron origen a leyendas como la Madre de agua y El farol de las Nieves, entre otras; el sincretismo religioso produjo leyendas como la Tunda y el fraile; el pensamiento campesino creó leyendas como el hombre caimán, la Ma-dremonte, la Matraca, la mula de tres patas, el Patetarro y la Patasola; la formación de las ciudades generó leyendas como Marcia y el mulato, entre otras.
Si bien la leyenda es el producto de la necesidad del hombre de registrar constantemente sus acciones, carece, culturalmente hablando, del carácter fundacional del mi-to. Mientras la leyenda forma parte de un elemento de la cultura, el mito es la cultura misma, es el que la rige. Dice el antropólogo Mircea Eliade: «El mito cuenta una historia sagrada, relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comien-zos. El mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los se-res sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea esta la realidad total, el cosmos o solamente una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano o una institución».
Como se puede apreciar, el mito no es el producto de un proceso sincrético o casual. El mito es el saber de la cul-tura que mantiene en armonía las fuerzas naturales con la comunidad. La leyenda, por su parte, es un elemento más de la cultura popular, del cual se puede prescindir en un momento dado sin que la cultura en general sufra algún cambio que altere sus estructuras más importantes. Por el contrario, sin el mito, muchos grupos desaparecerían históricamente hablando. Es el caso de muchas culturas prehispánicas, que perdieron su sistema mitológico.
Al respecto, dice el antropólogo B. Malinowsky: «El mito, tal como existe en una comunidad indígena, no es únicamente una narración que se cuenta, sino una rea-lidad que se vive. No es de la naturaleza de la ficción, del modo como podemos leer hoy una novela, sino que es una realidad viva que se sabe aconteció una vez en los tiempos más remotos y que desde entonces ha venido influyendo en el mundo y en los destinos humanos».
Así, mito y leyenda se presentan como dos caras com-plementarias de una forma cultural presente en la realidad cotidiana de los pueblos. La selección que se presenta a continuación pretende brindar un panorama que ayude a comprender y disfrutar de la complejidad de parte de nuestra historia.
Fabio Silva
El mito y la leyenda, más que relatos fantásticos
Dice Roland Barthes que la narración es tan antigua como la historia de la humanidad. De igual forma, señala que no hay pueblo que no haya inventado un sistema de relatos que de una u otra manera se identifiquen con su idiosin-crasia. A partir de esta «coincidencia» universal, podemos iniciar nuestra introducción afirmando que, si bien existe en todos los pueblos una serie de narraciones clasificadas por cuentos, leyendas, mitos y fábulas, de la misma mane-ra cada pueblo establece una relación singular entre sí mismo y dichas narraciones, razón por la cual es conve-niente caracterizar puntualmente las diferencias de cada una, determinadas por la función especial que desem-peñan en su cultura de origen, así todas todas se conside-ren populares.
Cuando hablamos de «implicación cultural» nos re-ferimos a la funcionalidad o explicación que tienen las
Presentación a la segunda edición
narrativas populares (leyenda, mito, fábula, cuento, etc.) dentro de un sistema cultural. Por ejemplo, si miramos la definición de leyendas que da el profesor Abadía («son narraciones que tienen principio en recuerdos históricos o en hazañas, pero a los que se agregan fantasías y habla-durías populares»), encontramos que la mayoría de las de-finiciones de «leyenda, mito, fábula, etc.» están asociadas con lo popular; la pregunta que surge es si estas manifes-taciones solamente se dan en lo popular, es decir, si son un elemento cultural exclusivo de este ámbito.
Para responder esta inquietud tomemos los concep-tos de lo populary cultura popularque da el profesor Mauricio Arcila en su libro Aquí nadie es forastero. «Lo popular es lo que corresponde al elemento demográfico mayoritario en toda la sociedad; pero esta mayoría no es estática, sino que ha creado unas formas de resisten-cia, que son definidas como todas aquellas expresiones de oposición conscientes o inconscientes, de las clases subordinadas a las distintas formas de dominación en las diversas sociedades». El conjunto de estas expresiones forma la cultura popular, de las que son parte las narra-tivas populares.
Dentro de dichas expresiones, dos de las más im-portantes son laleyenday el mito. Usualmente se les ha considerado como partes pasivas del folclor y de la cultura popular en general, es decir, que la leyenda y el mito están ahí, en la cultura, y no pasan de ser unos elementos estáti-cos del conocimiento popular.
En el caso de la leyenda, su dinámica debe buscarse en sus orígenes y en cómo, a partir de estos, se va integran-do de una manera sistemática al desarrollo de la cultura
popular. El origen de la leyenda se puede determinar a par-tir de tres niveles.
• El nivel de la transcreación del mito.
• El nivel del sincretismo cultural.
• El nivel del origen propio.
El nivel de la transcreación del mito.Si bien el mito y la leyenda se ubican en un mismo contexto, el de la cul-tura popular, no son iguales, ya que el primero se encuen-tra en un nivel superior. Esta afirmación se basa en el todo que es el mito para las comunidades indígenas. El mito es el generador de la cultura. El niño indígena se educa en y para el mito; cuando no es educado bajo esos parámetros es porque la comunidad se ha desintegrado y el mito ha perdido todo su sentido.
La leyenda, por el contrario, no cumple esa función ordenadora e integral; su aspecto moralizante, incluso en las mismas comunidades indígenas, se presenta como una consecuencia de las actividades de sus personajes, inde-pendiente de las actuaciones de la cultura. Cuando se di-ce que la leyenda tiene su origen en una transcreación del mito, es porque este ha perdido su connotación cultural en dicho proceso y se queda en el nivel de la leyenda, un elemento de importancia menor. Esto se da por la destruc-ción de la cultura indígena, producto de la colonización o de su simple exterminio.
Un ejemplo de este proceso es el del Mohán. ¿Có-mo era el Mohán en el tiempo del Mito? Para los coyai-mas y natagaimas (indígenas que habitaron lo que hoy es la región del Tolima), como para tantos otros pueblos
amerindios, el cosmos está formado por capas. En la capa seca viven los humanos, las plantas y los animales. En la capa profunda viven dos gigantes del principio del mun-do. La segunda capa acuática se encuentra poblada por los «indios viejos» con sus curanderos: el Mohán, el Poiras y la Mohana. El Mohán y el Poiras eran seres muy peludos que poseían genitales muy grandes. En el tiempo del mito el Mohán es un chamán, un ordenador, al cual sus particu-laridades físicas no lo marginaban de la cultura, sino que más bien lo integraban, así que él terminaba siendo parte esencial