Narcotráfico en tiempos convulsos - Mario Antonio Padilla Torres - E-Book

Narcotráfico en tiempos convulsos E-Book

Mario Antonio Padilla Torres

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  • Herausgeber: RUTH
  • Kategorie: Fachliteratur
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2023
Beschreibung

El narcotráfico es un peligro real ara la seguridad planetaria. En este texto los autores nos toman de la mano y nos hacen viajar por el corrupto y singular mundo del tráfico de estupefacientes y la lucha que las fuerzas del orden tienen contra este flagelo que, irónicamente, está aupado y protegido por aquellos con los recursos para detenerlo.

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Edición, composición interior, diseño de cubierta y conversión a e-book: Jadier I. Martínez Rodríguez

Todos los derechos reservados

© Mario Antonio Padilla Torres,

Juan Rubén Herrera Masó, 2023

© Sobre la presente edición:

Ruth Casa Editorial,

Primera edición e-book, 2023

ISBN: 9789962740223

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de Ruth Casa Editorial. Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.

Ruth Casa Editorial Calle 38 y Ave. Cuba,

Edif. Los Cristales, Oficina no. 6

Apdo. 2235, Zona 9A, Panamá

www.ruthtienda.com

www.ruthcasaeditorial.com

[email protected]

Índice

Página legal

Sobre los autores.

Prólogo

Introducción

I. Tendencias principales del tráfico internacional de drogas1

El tráfico internacional de drogas. Tendencias principales.

1. Aumento del número de consumidores de drogas.

2. Aumento del número de consumidores de opioides y de personas que padecen trastornos por consumo de drogas en el mundo.

3. La producción de cocaína alcanzan cifras récord

4. Incremento sin precedentes de las incautaciones.

5. Aumento del consumo de cocaína en América del Norte y en Europa Occidental y Central.

6. Aumento de la preocupación por el consumo de metanfetaminas en varias regiones.

7. Aumento de los daños por consumo de metanfetamina.

8. Auge de los mercados de los opioides sintéticos y de las muertes asociadas a su consumo.

9. Aumento y expansión del tráfico de Fentanilo y sus análogos más allá de América del Norte.

10. Aumento del consumo de Tramadol en varios países

11.Rápido aumento del número de nuevas sustancias psicoactivas (opioides sintéticos) en los mercados.

12. Disminución de la producción de opio.

13. Aumento de las incautaciones de opiáceos a niveles sin precedentes.

14. Reducción de las incautaciones de Cannabis.

15. Diversificación de los productos de la planta de Cannabis y aumento de su potencia desde su legalización.

II. La narcotecnología. Aristas de su dimensión técnica

Produccion de drogas

1. Drogas naturales

Marihuana

Marihuana Transgénica16

Marihuana Hidropónica20

Cocaína26

Clorhidrato de Cocaína

Crack o “Cocaína de los pobres”

Amapola37

El opio38

Opiáceos naturales: La morfina

Opiáceos semisintéticos: La heroína

Opiáceos sintéticos: El fentanilo49-50

Amapola Transgénica64

Drogas de Diseño

Cocaína Sintética

Cocaína impregnada en textiles

Cocaína mezclada en líquidos

Cocaina impregnada en plásticos

Cocaína impregnada en virutas de madera

Cocaína Negra73

Cocaína Líquida76

Cocaína Rosada81

Marihuana Sintética83 (Cannabinoides Sintéticos)

Sales de Baño85(catinonas sintéticas)

Procesamiento de drogas

Laboratorios en zonas rurales

Laboratorios urbanos

Laboratorios móviles

Laboratorios subterráneos

Precursores químicos para la elaboración de drogas

Laboratorios clandestinos de cocaína

Laboratorios clandestinos de Drogas Sintéticas104

Laboratorios de morfina y heroína

Laboratorios de metanfetamina107

Traslado de drogas

1. Por vía terrestre

Narcotúneles108

2. Por vía marítima

Narcosubmarinos112

Lanchas Rápidas118

Contenedores

Radio Boyas

3. Por vía aérea

Narcodrones

Informática y Telecomunicaciones

Supercomputadoras

Celulares176

Criptomonedas 184

Tecnologia militar195

Armas, municiones y explosivos196

Catapultas y Cañones.

Narcotanques blindados226

Iii. El tráfico internacional de drogas y la Covid-19

Los carteles de la droga norteamericanos

Compradores mayoristas

Mimetizados

La telaraña

El papel de los mexicanos en Estados Unidos

Las drogas227 en el contexto de la Covid-19

IV. Consecuencias de las drogas ara la Salud

Millones de personas se inyectan drogas en todo el mundo

Prevalencia de la infección por el VIH entre las personas que se inyectan drogas varía considerablemente de una región a otra

Lenta contención de la epidemia de hepatitis C en las personas que se inyectan

Muertes y años de vida sana perdidos por consumo de drogas

Aumento de la demanda de tratamiento por trastornos por consumo de Cannabis en la mayoría de las regiones230

Aumento de los consumidores de cocaína solicitan tratamiento en Europa por policonsumo de drogas.

Los reclusos vulnerables al abuso de drogas no están suficientemente atendidos por los programas de tratamiento

Existencia de consumo de drogas, incluido consumo por inyección en las cárceles

Consumidores de drogas enfermos de Covid-19

V. Resultados del enfrentamiento

Convención Única sobre Estupefacientes (1961)

Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas (1971)

Convención contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotró-picas (1988)

Organismos internacionales de lucha contra el narcotráfico

Cierre de mercados virtuales de ventas de drogas en la Web Oscura

Concentración geográfica del tráfico de alucinógenos

Concentración de las incautaciones de LSD y otros alucinógenos

La mayor parte de la heroína que se trafica se origina en la misma región

Expansión del tráfico de cocaína desde la década de 1980 hasta convertirse en un fenómeno mundial

Relación entre la producción lícita y los mercados ilícitos sigue sin estar del todo clara en algunos casos

El mercado ilícito de otros fármacos opioides se abastece de fuentes lícitas e ilícitas.

Ocupación de cocaína liquida por vía aérea y marítima

En Cuba han sido detectados varios casos de cocaína líquida, entre ellos:

VI. Consecuencias del trafico internacional de drogas

Conclusiones

Referencias bibliográficas

Sobre los autores.

Mario Antonio Padilla Torres, Caibarién, Villa Clara, 1959. Dr. en Ciencias Filosóficas (2009), Máster en Ciencias Históricas (1989), está Diplomado en Cultura (2007), Licenciado en Ciencias Políticas (1980), Profesor e Investigador Titular y secretario Científico del Centro de Investigaciones de Política Internacional de la República de Cuba. (CIPI), estudia problemas como, teoría de las relaciones internacionales, problemas globales de la humanidad, los problemas del terrorismo a nivel internacional, situación de los países exsocialistas y repúblicas exsoviéticas y Rusia, ha impartido docencia en diferentes universidades del país. Es miembro permanente del Tribunal Nacional de Filosofía de la República de Cuba. Es miembro del Consejo Editorial de las Revistas “Cuadernos de nuestra América” del CIPI y “Política Internacional del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) donde es autor de varios artículos, ha publicado artículos , en medios de prensa cubanos , ecuatorianos, españoles e ingleses. Es autor del libro Juan Marinello Vidaurreta un hombre de pensamiento y acción de la Editorial de Ciencias Sociales (2017).

Juan Rubén Herrera Maso. 64 años de edad. Natural de La Habana. Graduado en, Derecho (1981). Lic. Matemática. Universidad de la Habana (1989). Máster en Ciencia, Tecnología y Sociedad. Facultad de Filosofía, Historia y Sociología. Universidad de La Habana (2001); Diplomado en Información Geográfica. Facultad de Economía (2007); Doctor en Ciencias Jurídicas (2004); Investigador Titular (2005). Profesor Titular (2007), ratificado (2016). Elegido Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba para el periodo 2018-2022. Cargo actual: Director de Ciencia e Innovación Tecnológica, Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Orden “Carlos J. Finlay” (2007). Premio Nacional de Ciencias Sociales ACC (1997).

Prólogo

Las sustancias psicotrópicas y los estupefacientes están relacionadas con culturas ancestrales y con la medicina, pero también son el eje de un comercio mundial que mueve cientos de millones de dólares, que en su segmento ilegal enfrenta a grupos al margen de la ley con autoridades y gobiernos, ocasiona pérdidas humanas, destruye comunidades y países.

Cuba ha mantenido, durante más de 60 años de Revolución, una política de tolerancia cero respecto a las drogas, actitud que ha protegido al país de este flagelo y sus ramificaciones. Nuestro archipiélago está geográficamente situado entre algunos de los principales productores y uno de los mayores consumidores, pues Colombia solo produce el 70% del volumen mundial de la cocaína, que en buena medida trata de ingresarse a los Estados Unidos de América.

Esta realidad implica un esfuerzo enorme en recursos y medios por parte de las autoridades cubanas para interceptar recorridos, intercambiar información con organismos especializados, actuar contra los comisores, mantener alerta todo el sistema de prevención, pero también educar a la ciudadanía sobre las consecuencias del consumo de dichas sustancias.

Los autores del presente volumen brindan suficiente información para poder acercarnos no solo a un tema volátil y peligroso, sino también al debate político que ha generado, en especial durante el presente siglo XXI.

Si abordáramos este tema con ciudadanos que protegen culturas milenarias, escucharemos cómo sus antepasados utilizaron la hoja de coca o la amapola con fines terapéuticos y como estimulante para enfrentar las duras tareas de la agricultura. Si nos acercamos a grupos sociales que se autodefinen como progresistas, conoceremos las campañas que se organizan para legalizar el consumo de algunas de estas sustancias y despenalizar la tenencia de dichos productos en pequeñas cantidades.

Sin embargo, si se investiga sobre la cantidad de personas que se quitan la vida anualmente por no poder sobrevivir a la dependencia que crean las drogas, o si conocemos el total de vidas que se han perdido en cualquier país tanto en guerras entre bandas rivales, como entre la población civil, entonces la percepción del tema varía completamente. Aún más cuando se constata que dicho comercio ilegal ha sido la razón aparente, o la fuente de financiamiento, para derrocar gobiernos y asesinar líderes.

El comercio ilegal de estupefacientes replica en buena medida los desequilibrios que vive la Humanidad en casi todos los campos. En las prisiones usted podrá encontrar muchos más consumidores y traficantes de poca monta, que grandes capos, empresarios y banqueros beneficiados con el ingreso y blanqueo de miles de millones de dólares. Como otro producto más del gran mercado, aquellos que consumen drogas más caras con menos impurezas y mejor procesadas industrialmente, tendrán mejores opciones para sobrevivir que los adictos al crack callejero.

Incluso en el caso de las drogas lícitas existe también una brecha entre aquellos que tienen acceso y pueden pagar la alta tecnología y otros, la inmensa mayoría, que han sido utilizados como animales de laboratorio para probar en ellos medicamentos que han creado una adicción de la cual después no se pueden recuperar.

Los organismos multilaterales de las Naciones Unidas y organizaciones regionales han articulado un grupo de iniciativas importantes para hacer frente a esta realidad, pero siempre sus recursos y medios son inferiores a los que maneja el narcotráfico. Este último en conjunción con otros males sociales como la corrupción y la industria del juego, terminan reafirmando una alianza que debilita por dentro las estructuras de gobiernos y entidades judiciales, que en su estado más puro debía servir como valladar a un tema que tiene escalas de epidemia.

En poco espacio de tiempo la fabricación, comercio y consumo de las sustancias prohibidas pasó de utilizar los rudimentos más arcaicos a entrar a toda máquina en la alta tecnología. Se han localizado labo-ratorios en confortables subterráneos bien equipados, se han ocupado alijos en submarinos y aeronaves; se han interrumpido operaciones por internet y se han detenido pagos internacionales que se movieron por decenas de cuentas bancarias en pocas horas.

Pocos autores se refieren al daño ecológico del consumo de drogas, a pesar de que no es exagerado decir que es una de las causas principales para que nuestro planeta deje de ser en poco tiempo la maravillosa nave en la que hemos navegado durante siglos y en la que probablemente desaparezca la vida humana en un relativamente corto período de tiempo.

El narcotráfico genera el desmonte de importantes lotes de bosques tropicales y otros cultivos, la utilización de los químicos envenenan lechos acuíferos, los recalos contaminan zonas de pesca. Miles de seres humanos se aniquilan entre sí para ocupar territorios de influencia, robarse mutuamente las ganancias. Los consumidores que sobreviven tendrán disminuidas sus capacidades mentales y físicas hasta el final de sus vidas y sus descendientes nacerán con marcas genéticas irrecuperables.

Para el lector cubano, y también de otras latitudes, los datos y razonamientos ofrecidos deben llamar a la reflexión y a concluir el enorme peligro de probar “una sola vez” los efectos de una sustancia psicotrópica, para comprender que la pequeña ventana que se abre con el consumo no se cerrará nunca, como sucede con todas las consecuencias sociales que trae aparejadas.

Los países que sufren la mayor afectación en la producción y comercio de estupefacientes y sustancias prohibidas han visto incluso cómo se transforma el concepto de Estado: cada vez dominan menos territorio, sus fronteras de desdibujan en ciertas zonas y porcientos considerables de su población no pueden ser protegidas, o actúan al margen de la ley.

El narcotráfico reconfigura también la noción de soberanía, que usualmente vemos como independencia respecto a un poder extranjero, para sustituirlo por la incapacidad de alejar las decisiones soberanas de la influencia de cárteles, internos en algunos países, pero también transnacionales.

La drogadicción sustrae anualmente a miles de ciudadanos de la producción y de la educación, de la cultura y de la vida familiar. Limita la participación política y ciudadana.

Quizás el peor delito asociado al narcotráfico haya sido su utilización consciente para enajenar grupos poblacionales, ciudades y financiar el ataque contra países independientes.

Los autores, desde sus respectivas áreas de especialización, nos comparten datos y ejemplos concretos, según los cuales agencias federales de los Estados Unidos canalizaron sustancias prohibidas al interior de la geografía de aquel país y utilizaron el resultante beneficio económico para armar la contrarrevolución nicaragüense, en los años 80 del siglo XX. La invasión contra Panamá en 1989 fue lanzada teóricamente para poder capturar a un solo hombre, que desde el mayor puesto ejecutivo no enfrentaba de forma adecuada el comercio ilegal. El texto muestra algunas claves de cómo la contrarrevolución cubana, y la ciudad de Miami en particular, mejoró su estatus económico a partir de ser protagonista o servir de fuerza de trabajo especializada en importantes operaciones de tráfico que se tejieron dentro del espacio estadounidense.

La supuesta guerra estadounidense contra el Terrorismo, que culminó con una desordenada carrera a través del aeropuerto de Kabul, también esconde un sucio capítulo en la interrelación entre Estados Unidos y el narcotráfico, pues durante los años de ocupación estadounidense Afganistán continuó siendo el principal productor de opio.

En la discusión del tema a nivel internacional se ha puesto mayor énfasis en la producción y el comercio, que en el mercado de destino final, aunque en las cárceles estadounidenses se pueden encontrar una buena cantidad de consumidores, en su mayoría afroamericanos. Es conocido que las dos terceras partes del bene-ficio económico de esta actividad ilícita se registran a nivel minorista en los países de destino.

La llamada industria de las drogas ilícitas genera un entorno de 300 a 500 mil millones de dólares cada año, por encima del PIB de muchos países subdesarrollados. Se trata de una cantidad de fondos que difícilmente pueda ser transportada en bolsillos o al menudeo. Es un comercio que no puede funcionar sin la complicidad de algunos actores de la gran banca internacional.

Y si este es el caso cabría preguntarse, ¿por qué al nivel de la cultura popular los peores narcotraficantes casi siempre tienen patronímicos latinos?, ¿por qué los nombres de los principales cárteles que se pueden recordar son también del Sur del Río Bravo?, ¿por qué lo que proyecta la industria del entretenimiento es una agencia antidrogas estadounidense muy fuerte y apegada a la ley, que debe viajar al Sur a “hacer el trabajo” de unos débiles e ineficaces funcionarios?

Como en tantos otros temas, es importante que la historia del comercio ilegal de estupefacientes se escriba con palabras bien ordenadas. Según las propias leyes del capitalismo “no existe mercancía que no tenga mercado”, y esa es una de las claves de esta difícil ecuación, para la que no se encontrará una solución simple.

Es un acierto de los autores investigar el impacto de este flagelo sobre la pandemia de Covid-19. Pocas informaciones han tratado a nivel global la comorbilidad asociada a la adicción, pero sin lugar a dudas un amplio segmento de los fallecidos a causa de la pandemia eran consumidores habituales de estupefacientes. De la misma manera se establece el nexo con otras enfermedades mejor conocidas, o más “tradicionales”. Incluso si tal relación directa no existiera, aún se podría calcular el beneficio que tendría para otros tratamientos y el ahorro que significaría invertir el dinero que hoy utiliza en el enfrentamiento a las adicciones en la lucha contra el cáncer, o las enfermedades cerebrovasculares.

Tanto en el plano bilateral como multilateral, Cuba ha mantenido una actitud transparente y de total cooperación en este tema. En varias ocasiones propuso a los Estados Unidos establecer mecanismos técnicos que permitieran la acción temprana contra los transgresores. Durante muchos años los servicios de Tropas Guardafronteras de Cuba y de Guardacostas norteamericanos, han mantenido un intercambio y una actuación conjunta que ha salvado la vida quizás de miles de personas. Todo ello a pesar del juego político de aquellos funcionarios estadounidenses electos que lucran con mantener enfrentados a nuestros países. En enero de 2017, estos esfuerzos se vieron coronados con la firma de un Memorando de Entendimiento bilateral para la Aplicación y el Cumplimento de la Ley, dentro del cual el combate al Narcotráfico tenía un papel principal.

De forma deplorable subsiguientes gobiernos han desconocido tal hito, no han apoyado la cooperación técnica con Cuba y han vuelto a poner sobre la mesa la pregunta de: ¿a quién beneficia que no exista el diálogo entre las autoridades a las cuales les toca poner en vigor el acuerdo?; pues la respuesta es clara: a los traficantes.

No caben dudas de que, al finalizar la lectura de este volumen, el lector estará en mejores condiciones para formarse una idea más clara sobre el peligro que se cierne sobre la humanidad, con el comercio ilegal de sustancias prohibidas y para actuar en su entorno con el objetivo de que, tanto su familia como la sociedad cubana en su conjunto puedan mantenerse alejadas de sus efectos nocivos.

Dr. C. José Ramón Cabañas Rodríguez.

Director del Centro Investigaciones de Política Internacional.(CIPI)

Introducción

El tema de la droga ha sido abordado desde diferentes disciplinas y enfoques; en este trabajo será abordado esencialmente, desde una perspectiva sociopolítica y científico-tecnológica, argumentando cómo, a pesar del azote mundial de la pandemia de Covid19 y sus notables impactos en la economía, los problemas del tráfico, distribución y consumo de la droga no se detienen; recobran vigencia como flagelo universal.

El narcotráfico es el comercio de drogas ilegales, estupefacientes, adictivos o no, potencialmente dañinos para la salud (conocidos comúnmente como drogas), La mayoría de las leyes internacionales prohíben o limitan el narcotráfico, con penas que incluyen la ejecución por diversos medios.

Grupos ilegales, mafias o también denominados carteles o cárteles en América del Sur, gestionan la cadena de suministro. Los cárteles varían en tamaño, longevidad y organización, dependiendo de la sustancia, rentabilidad y volumen de cada proceso. En la parte superior de la jerarquía de estas organizaciones se encuentra el jefe del cartel, que controla la producción y distribución de la sustancia. Junto con los intermediarios financieros, blan-quean los capitales obtenidos de actividades ilegales graves. En la parte inferior de la jerarquía se encuentran los traficantes callejeros de bajo rango, distribuidores que suelen ser también consumidores dependientes.

La mayor parte de las sustancias estupefacientes producidas en el mundo se cultiva o produce en países de Sudamérica, Sureste Asiático y Oriente Medio, y después se introduce de contrabando en los países consumidores.

La Primera Guerra del Opio se supone fue el primer conflicto internacional relacionado con el narco-tráfico. Inglaterra protegió con su armada el tráfico de opio entre la población general de China, algo que era ilegal por decreto imperial.

Los chinos llevaron el opio a México por el puerto de Mazatlán y se dieron cuenta rápidamente de que las condiciones climáticas de Sinaloa permitían el cultivo de esta planta. Así fue como se iniciaron las primeras rutas de narcotráfico hacia los Estados Unidos por territorio mexicano.

El negocio del narcotráfico alcanza tales dimensiones desde hace tiempo, porque es capaz de involucrar a centenares de miles de personas en sus diversos eslabones, a cientos de Estados y reporta miles de millones de dólares en ganancias; para ello corrompe a las altas esferas de gobierno de países de naciones ricas y pobres, abasteciendo un enorme mercado que satisface la demanda de millones de consumidores en todas las regiones del mundo.

El narcotráfico se ha acentuado en las últimas décadas como una actividad delictiva transnacional que genera astronómicas ganancias y capacidades tecnológicas suficientes para desplegar sus negocios ilícitos y a la vez enfrentar a las agencias antinarcóticos y de inteligencia de los organismos globales, nacionales y territoriales.

Muchos traficantes individuales y organizaciones ilegales que se dedican a él han conseguido acumular enormes cantidades de dinero y medios materiales, lo que le ha posibilitado desde una posición de fuerza influir en regiones y gobiernos específicos.

El fenómeno más interesante y dañino internacionalmente es que, desde su origen hasta su recepción por el consumidor final, en ocasiones su valor se multiplica hasta por 100.000, cuestión que repercute en la estabilidad regional e internacional.

En efecto, las dimensiones colosales del negocio de la droga son refrendadas por cifras como los más de 50 millones de consumidores existentes de heroína, cocaína y drogas sintéticas (entre un 3% y un 4% de la población mundial), así como los 400.000 millones de dólares estadounidenses en beneficios que genera anualmente esa industria, cantidad que supera la obtenida por el sector turístico internacional en su conjunto. También se trata de una actividad de la cual dependen decenas de miles de personas, ya sea en los procesos productivos, transporte y distribución, o en el blanqueo de los beneficios.1

Los carteles de la droga u otras organizaciones que se dedican al tráfico, no respetan la inmensa cantidad de personas infestadas en el mundo y los millones de decesos; las tácticas empleadas para que lleguen distintos tipos de drogas a los diferentes escenarios, son disímiles.

El consumo de la droga no se detiene en el territorio estadounidense, su distribución es una telaraña que abarca prácticamente toda la nación, los contagiados por la Covid-19 suman 83 118 074 personas hasta mediados de 2022, con 1 020 945 fallecidos; esta enfermedad, aunque no discrimina clase social, si se sabe que los que más sufren son aquellos con menos recursos, casi 40 millones de personas en los Estados Unidos de América (EUA).2El 11% de los niños blancos en EUA viven en la pobreza, en los niños negros, la tasa llega al 32% y en los niños latinos al 26%, según estudios del Centro de Datos Kids Count, vinculado a estadísticas de la oficina del censo.3

A pesar de la situación complicada que existe en la actualidad, el gobierno de los E.U.A, se entretiene más en la lucha partidista por el poder en las elecciones, que por la vida de los que cada día se enferman o mueren por el nuevo coronavirus.

Las drogas y la pandemia azotan el país, el gobierno se niega a cooperar con otras naciones, se retiró de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los laboratorios farmacéuticos, junto a científicos, luchan por vacunas que les den gananciasy no precisamente para los que más las necesitan.

En este país el diapasón etno-poblacional es amplio, siendo los menos favorecidos los inmigrantes, la lucha es por la sobrevivencia de cada persona. Los gobiernos estaduales se encuentran prácticamente en secesión, la ayuda federal se ausenta y más aún cuando se trata del partido opositor.

El mundo se encuentra convulso, no solo por la pandemia, sino porque existen naciones que alientan, las tensiones entre naciones, avivan los conflictos, bloquean países pequeños, desarrollan prácticamente guerras comerciales con otras potencias mundiales, apoyan el terrorismo y lo practican, sancionan a grupos de países que cooperan para vencer la pandemia e irrespetan el llamado de la Organización de las Naciones Unidas. En fin, las relaciones internacionales se encuentran en tensiones permanentes, llevando al mundo a realidades insospechables, que ponen en peligro la existencia humana.

Y ese es el objetivo general de este libro: Caracterizar el narcotráfico como flagelo global en el contexto de las actuales relaciones internacionales.

1https://www.monografias.com/trabajos27/narcotrafico/narcotrafico.shtml

2 Redacción MARCA Claro; https://us.marca.com/claro/mas-trending/2020/08/12/ 5f33c7 db2 68e3ee6298b4...

3 Gerardo Lissardy BBC News Mundo, Nueva York; https://www.bbc.com/mundo/ noticias-internacional-53440439

I. Tendencias principales del tráfico internacional de drogas1

El tráfico internacional de drogas. Tendencias principales.4

1. Aumento del número de consumidores de drogas.

Alrededor de 284 millones de personas entre 15 y 64 años usaron drogas en todo el mundo durante el 2021 lo que representa un aumento de un 28% con respecto a la decada anterior, mientras que más de 35 millones de personas sufren trastornos por el uso de drogas, de acuerdo con el más reciente Informe Mundial sobre las Drogas, lanzado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) alrededor del 5,5% de la población mundial de 15 a 64 años de edad, había consumido drogas en el año anterior.(UNODC, 2020) La droga más consumida en el mundo sigue siendo el Cannabis (se estima que 188 millones de personas la consumieron en el año 2018). En los últimos diez años la prevalencia del consumo del Cannabis se ha mantenido mayormente estable a nivel mundial, pese a la tendencia al alza registrada en América y en Asia.

2. Aumento del número de consumidores de opioides y de personas que padecen trastornos por consumo de drogas en el mundo.

Estudios realizados en India y Nigeria revelan que el número de personas que se cree padecen trastornos por consumo de drogas se estima en la actualidad en 35,3 millones, 15% mayor que las estimaciones anteriores de 30,5 millones.

3. La producción de cocaína alcanzan cifras récord

La fabricación ilícita mundial de cocaína alcanzó un máximo histórico en el 2020 de 1,982 toneladas, un 11% más que en el año anterior, con 1.976 toneladas (estimación basada en un grado de pureza del 100%), lo cual supuso un aumento del 25% con respecto al año anterior. Esto se debió principalmente al aumento de la fabricación de cocaína en Colombia, donde, según las estimaciones, se produjo el 70% de la cocaína mundial. En 2017 Colombia experimentó una expansión del 17% de la superficie dedicada al cultivo de coca y un aumento del 31% de la producción, lo cual obedeció principalmente al pronunciado aumento de las zonas productivas y su cultivo.

4. Incremento sin precedentes de las incautaciones.

La cantidad de cocaína incautada en todo el mundo aumentó a 1.275 toneladas en 2017, que es la mayor cantidad que se haya registrado nunca y que supone un aumento del 13% con respecto al año anterior. En el último decenio las incautaciones de cocaína aumentaron en un 74%, pero la pro-ducción solo lo ha hecho en un 50%.

En general, las incautaciones indican que la cantidad de cocaína disponible para el consumo ha aumentado más lentamente que la fabricación. De esto se desprende que, a nivel mundial, la actuación de las fuerzas del orden y la cooperación internacional se han vuelto probablemente más eficaces y que se está incautando una proporción de productos de la cocaína mayor que en años anteriores.

Gráfico: Producción de Opio Fabricación de Cocaína Tendencia del Opio

Fuentes: UNODC, estudios sobre la coca y la adormidera en varios países; respuestas al cuestionario para los informes anuales; y Departamento de Estado, EE.UU. International Narcotics Control Strategy Report.

5. Aumento del consumo de cocaína en América del Norte y en Europa Occidental y Central.

Según las estimaciones, 18,1 millones de personas consumieron cocaína en el último año; los mayores índices se registraron en América del Norte (2,1%) y Oceanía (1,6%). Entre 2006 y 2012 se produjo una disminución del consumo de cocaína en América del Norte, pero todo parece indicar que ha vuelto a incrementar, al igual que en Europa Occidental y Central, Oceanía y algunos países de América del Sur. En algunas partes de Asia y África Occidental se han comunicado incautaciones de cantidades de cocaína cada vez mayores, lo que indica que podría aumentar el consumo de cocaína, especialmente entre los habitantes adinerados de las ciudades en algunas subregiones en las que anteriormente el consumo era bajo.

6. Aumento de la preocupación por el consumo de metanfetaminas en varias regiones.

Asia Sudoriental despunta como el mercado de la metanfetaminas con más rápido crecimiento en el mundo Las cantidades de metanfetaminas incautadas en Asia Oriental y Sudoriental se octuplicaron entre 2007 y 2017, hasta alcanzar la cifra de 82 toneladas, el 45% de las incautaciones mundiales. Los datos preliminares de 2018 apuntan a un nuevo aumento, que sitúa las incautaciones en unas 116 toneladas. A juzgar por las cifras de 2018, Tailandia podría haber superado a China en las incautaciones de metanfetaminas, especialmente en forma de comprimidos. En 2018 se comunicó la incautación de unos 745 millones de comprimidos de metanfetaminas en Asia Oriental y Sudoriental, de los cuales 515 millones se incautaron en Tailandia. La fabricación y el tráfico de metanfetaminas han experimentado recientemente un desplazamiento geográfico, de China a otros países de la subregión.En los países de la subregión sobre los que se dispone de datos recientes, la prevalencia anual del consumo de metanfetaminas oscila entre el 0,5% y el 1,1%, porcentaje bastante elevado en comparación con el promedio mundial. También hay indicios de un aumento del consumo de metanfetamina cris-talina en Asia Sudoriental.

7. Aumento de los daños por consumo de metanfetamina.

En América del Norte se concentra la mayor prevalencia del consumo de anfetaminas (anfetamina y metanfetamina), el 2,1 % de la población de 15 a 64 años. Si bien el consumo con fines no médicos de fármacos estimulantes es más prevalente en América del Norte, un número considerable de personas también consume metanfetaminas.Las personas que consumen metanfetaminas tienden a hacerlo con más frecuencia e intensidad que quienes hacen un uso indebido de los fármacos estimulantes, y las consecuencias que sufren pueden llegar a ser más graves. Por ejemplo, el número de muertes por sobredosis que se atribuyen al consumo de psico-estimulantes, incluida las metanfetaminas, se ha incrementado notablemente en los Estados Unidos: de 1.300 casos en 2007 a más de 10.000 en 2017; el principal factor que ha dado lugar a ese aumento ha sido la presencia de los opioides sintéticos (Fentanilo y sus análogos).

8. Auge de los mercados de los opioides sintéticos y de las muertes asociadas a su consumo.

La crisis de las sobredosis por opioides sintéticos en América del Norte se incrementó en 2017. En 2021 se registraron en los Estados Unidos más de 75.600 muertes por sobredosis de opioides, lo que constituye un aumento del 13% con respecto al año anterior. Esas muertes se atribuyeron principalmente a los opioides sintéticos, como el Fentanilo y sus análogos, que intervinieron en un 50% más de las muertes con respecto a 2016.En Canadá se registraron casi 4.000 muertes relacionadas con los opioides en 2017, un aumento del 33% con respecto a las 3.000 muertes por sobredosis comunicadas en 2016. El Fentanilo o sus análogos intervinieron en el 69% de las muertes registradas en 2017, frente al 50% en 2016.

9. Aumento y expansión del tráfico de Fentanilo y sus análogos más allá de América del Norte.

América del Norte es el principal mercado del Fentanilo y sus análogos, pero los datos relativos a las incautaciones indican que el tráfico de esas sustancias se ha expandido por todo el mundo. Si bien solo cuatro países comunicaron incautaciones de esa sustancia a la UNODC en 2013, en 2016 lo hicieron 12 y 16 en 2017. El mercado europeo del Fentanilo y sus análogos es pequeño, pero va en aumento. La mayoría de los países europeos han comunicado incautaciones o consumo. En Europa Occidental y Central, las incautaciones han aumentado de 1 kg en 2013 a 5 kg en 2016 y a 17 kg en 2017. Esas sustancias suelen venderse por Internet, a veces como sustitutos “legales” de los opioides fiscalizados.

10. Aumento del consumo de Tramadol en varios países

África Occidental, Central y Septentrional experimenta una crisis provocada el Tramadol opioide sintético, que durante décadas fue utilizado como analgésico.

La escasa información de que se dispone sobre su oferta con fines no médicos apunta a que este se fabrica (ilícitamente) en Asia Meridional y desde allí se introduce en los países africanos y en zonas del Oriente Medio.

Las incautaciones mundiales de esta sustancia pasaron de menos de 10 kg en 2010 a casi 9 toneladas en 2013, y en 2017 alcanzaron un máximo histórico de 125 toneladas. Los datos procedentes de Nigeria parecen indicar que el problema es mayor de lo que se suponía. El estudio nacional sobre drogas realizado en ese país en 2017 muestra que el 4,7% de la población de 15 a 64 años comunicó haber consumido opioides sujetos a prescripción médica con fines no médicos en el año anterior y el Tramadol era, el opioide del que más comúnmente se hacía un uso indebido.

11.Rápido aumento del número de nuevas sustancias psicoactivas (opioides sintéticos) en los mercados.

El número de Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP) que son opioides sintéticos, mayormente análogos del Fentanilo, ha venido aumentando a un ritmo sin precedentes: de una sustancia en 2009, pasó a 15 en 2015 y a 46 en 2017, mientras que el número total de NSP presentes en el mercado se estabilizó en torno a 500 sustancias por año en el período 2015-2017.

De las NSP que se comunican por primera vez, los opioides sintéticos se han convertido en el segundo grupo más importante después de los estimulantes. El 29% de las nuevas sustancias psicoactivas que se identificaron por primera vez en 2017 pertenecía a ese grupo.

12. Disminución de la producción de opio.

Una sequía provoca una reducción del cultivo y la producción de opio en Afganistán en 2018, aunque este país continúa siendo el responsable de la ma-yoría del cultivo ilícito mundial de adormidera y la producción mundial de opio en 2018. Las 263.000 hectáreas cultivadas en el Afganistánen 2018 eclipsan el cultivo en los países que le siguen más de cerca: Myanmar (37.300 ha en 2018) y México (30.600 ha en 2016/17).En general, la superficie total cultivada se redujo en aproximadamente el 17% en 2018 a 346.000 hectá-reas, mayormente a consecuencia de la sequía que afectó al Afganistán. Asimismo, los precios del opio se desplomaron rápidamente en ese país entre 2016 y 2018, probablemente a causa de la sobreproducción de los años anteriores, lo que hizo que ese cultivo fuese menos lucrativo para los campesinos. No obstante, la extensión actual de la superficie cultivada es más de un 60% mayor de lo que era hace diez años y la estimación de la superficie de cultivo en el Afganistán correspondiente a 2018 es la segunda mayor de la historia.La producción mundial de opio se vio aún más afectada que el cultivo por la sequía del Afganistán, donde se produjo el 82% del opio mundial en 2018. Tras registrarse una tendencia al alza en los dos últimos decenios, la producción mundial disminuyó en un 25% de 2017 a 2018 hasta situarse en unas 7.790 toneladas. Pese a esa caída, la cantidad de opio producida fue la tercera más grande registrada desde que la UNODC comen-zara a vigilar sistemáticamente la producción de opio en la década de 1990.

13. Aumento de las incautaciones de opiáceos a niveles sin precedentes.

Las cantidades de opiáceos incautados en todo el mundo volvieron a alcanzar un máximo histórico en 2017. Se incautaron unas 693 toneladas de opio, un 5 % más que en el año anterior. Se incautaron, además, 103 toneladas de heroína y 87 toneladas de morfina, un 13 % y un 33 % más que en 2016, respectivamente. Si esas incautaciones se expresaran en la cantidad equivalente común de heroína, las incautaciones de heroína superarían a las de morfina y opio.Aproximadamente el 86% de todos los opiáceos incautados en 2017 se incautaron en Asia, que es la región en la que se concentra el 90 % de la producción ilícita mundial de opio.