Navidad en Nueva York - un relato corto erótico - Alicia Heart - E-Book

Navidad en Nueva York - un relato corto erótico E-Book

Alicia Heart

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Beschreibung

Lisa y Anna han decidido celebrar Navidad en Nueva York con todo lujo. El día antes de Nochebuena asisten al evento de karaoke del hotel, donde conocen a Max y Tom, dos hombres musculosos que saben lo que quieren. Después de la primera noche en la ciudad, están más que encantadas con su viaje, pero no saben que será aún más excitante luego de la aventura a la que les llevarán sus nuevos amigos ... Navidad en Nueva York es una historia que trata sobre romper con lo tradicional y seguir tus impulsos, sin importar las festividades.

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Seitenzahl: 33

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Alicia Heart

Navidad en Nueva York - un relato corto erótico

Translated by Osvaldo Rocha

Lust

Navidad en Nueva York - un relato corto erótico

 

Translated by Osvaldo Rocha

 

Original title: Jul i New York

 

Original language: Swedish

 

Copyright © 2020, 2021 Alicia Heart and LUST

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726669800

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

Día 1

23 de diciembre

Lisa apenas pudo creer lo que estaba viendo. Parpadeó varias veces para asegurarse de que no era algo en su vista. Afuera de la puerta del avión había grandes copos de nieve que se mecían y terminaban posándose en su pelo castaño oscuro mientras bajaba las escaleras. El avión había aterrizado en el aeropuerto John. F Kennedy y estaba a punto de pasar cuatro largos y maravillosos días con Anna en el fabuloso Nueva York.

Luego de recoger las maletas, cogieron un taxi amarillo en la calle del terminar de llegadas.

—Queremos ir a 461 West 34th Street —dijo Lisa con una risita, frotándose las manos frías para calentarse un poco.

Se sientan y se acomodan en el taxi, mientras las luces de la calle iluminan la oscura noche de invierno. Lisa ve los rascacielos pasar, intentando asimilar la magnitud de esta ciudad tan enorme. Anna, por su parte, va pegada a la ventana, fascinada por la vista de Manhattan.

Son casi las siete y media cuando se registran en el Hotel Courtyard New York Manhattan/Midtown West, donde cada una recibe su propia habitación y la respectiva llave de tarjeta. En el lobby abierto del hotel hay un gigantesco árbol de Navidad iluminado de todos ángulos con grandes adornos coloridos y guirnaldas doradas. Nunca antes habían visto un árbol de Navidad tan decorado.

Entonces la mirada de Lisa se encuentra con el itinerario de entretenimiento del hotel, y lee que hay una noche de karaoke prevista para las nueve. Anna también lee el mismo letrero.

—¡Perfecto! Tenemos tiempo para ducharnos, cambiarnos de ropa y cenar antes de que empiece el karaoke —dice Anna.

—Sí que suena divertido. Espero que hayan algunos americanos guapos para deleitarse los ojos —responde Lisa mientras rueda su maleta hacia el ascensor.

A las ocho y cuarto, Lisa y Anna ya están listas, hojeando el menú en el restaurante del hotel. Anna se ha puesto un vestido negro a juego con su pelo rubio. Lisa, por su parte, ha elegido un vestido rojo a juego con su pelo castaño oscuro. Las dos se sienten guapas esa noche del 23 de diciembre.

—Podemos celebrar con una botella de vino para la cena —dice Lisa, cerrando el menú. Se ha decidido por un jugoso trozo de carne. Anna asiente con la cabeza.

—Por supuesto que sí. Estamos de vacaciones, ¿no?

Piden la comida y una botella de vino tinto al camarero que se había apresurado por ir a su mesa.

El primero en salir al escenario es un hombre musculoso de unos cuarenta años que parece un obrero de la construcción.

—¿Crees que ese bombón sepa cantar? —pregunta Anna con curiosidad, levantando su copa de vino.

—Ya veremos, pero es una delicia solo mirarlo. Imagina tenerlo entre tus piernas. Apuesto a que es bueno con la lengua —contesta Lisa.

—Pero qué imaginación tan descarada tienes —Anna se ríe y luego da un sorbo a su vino.