¿¡Por las dudas…!? - Alicia María Zorrilla - E-Book

¿¡Por las dudas…!? E-Book

Alicia María Zorrilla

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Titulamos nuestro libro ¡¿Por las dudas…?!, con signos de exclamación y de interrogación al mismo tiempo, para expresar enfáticamente que lo escribimos «por las dudas» que nos acosan día a día cuando usamos nuestra lengua (la transgresión del significado de las palabras, la puntuación, los gerundios, los desdoblamientos léxicos, los tiempos verbales, los desaciertos gramaticales, los géneros femenino y masculino, etcétera) y «por las dudas» de que algunos hablantes no se sientan aún afligidos por aquellas, ya que, vacíos de cultura idiomática, viven anclados en el oscuro desinterés que genera sus graves errores lingüísticos. Los puntos suspensivos dejan abiertas las dos posibilidades.

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Alicia María Zorrilla

¿¡Por las dudas...!?

Zorrilla, Alicia María

¿¡Por las dudas...!? / Alicia María Zorrilla. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-599-897-1

1. Lingüística. 2. Escritura. I. Título.

CDD 410.2

Diseño de portada: Osvaldo Gallese

Diseño de colección: Enric Jardí Soler

Imagen de tapa: Roman Milert / EyeEm vía Getty Images

© 2022. Libros del Zorzal

Buenos Aires, Argentina

<www.delzorzal.com>

ISBN 978-987-599-897-1

Comentarios y sugerencias: [email protected]

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa de la editorial o de los titulares de los derechos.

Impreso en Argentina / Printed in Argentina

Hecho el depósito que marca la Ley 11723

La lengua, como el león, puede domarse y amaestrarse, y salta por el aro de fuego, sí, pero se niega a que no se la tome en serio.

Alonso Zamora Vicente

Índice

Prólogo | 7

Las palabras en tiempos pandémicos | 9

¿Sos un primate o un homo sapiens? | 33

Las palabras, ¿dicen siempre lo que significan? | 35

La coma, en coma | 39

La «cosa» es el «tema» Palabras baúl o comodín | 53

Las muletas verbales | 63

Otra vez, los zócalos televisivos | 71

¿Empezamos por el final? | 76

La tediosa práctica de los desdoblamientos léxicos o circunloquios | 82

El sexo de los animales | 90

La transgresión de los significados | 92

Superprefijo | 130

¡Siempre «mismo»! | 134

El gerundio de los abogados | 141

«Como» y «un poco» | 146

Algunos desaciertos gramaticales | 148

Cuento, no comento | 162

Sobre almóndigas, murciégalos, alverjas, porros y frijoles | 166

Cuando faltan las palabras y las letras se sublevan… | 169

Corrección intuitiva ¿Un ejemplo de posverdad? | 172

La corrección en los servicios de corrección de textos de la Internet | 195

Bibliografía | 217

Prólogo

Titulamos nuestro libro ¡¿Por las dudas…?!, con signos de exclamación y de interrogación al mismo tiempo, para expresar enfáticamente que lo escribimos «por las dudas» que nos acosan día a día cuando usamos nuestra lengua y «por las dudas» de que algunos hablantes no se sientan aún afligidos por aquellas, ya que, vacíos de cultura idiomática, viven anclados en el oscuro desinterés que genera sus graves errores lingüísticos. Los puntos suspensivos dejan abiertas las dos posibilidades.

Afirma Fernando Lázaro Carreter que escribe «contra el uso ignorante de nuestro idioma, porque el español pertenece a muchos millones de seres que no son españoles, porque es nuestro patrimonio común más consistente y porque, si se rompe, todos quedaremos rotos y sin la fuerza que algún día podemos tener juntos»1.

Perseguimos, pues, un objetivo: que nos libremos de esa ignorancia (del latín ‘no saber algo’), que implica desidia, pereza, descuido y hasta mediocridad. ¿Por qué no puede un hablante enamorarse de su lengua, agradecer que la posee y esforzarse por expresarla bien y escribirla mejor? Dicen que es doblemente ignorante quien no reconoce que lo es y, por ende, quien no se propone dejar de serlo. Ese despojamiento del no saber, ese darse cuenta de lo que falta conocer son necesarios para hallar la palabra precisa en el contexto adecuado, para que dialogue el hombre con la verdad.

Lamentablemente los errores que padecemos con estoicismo despiertan nuestro humor. Nos reímos de lo que dicen o escriben mal porque alteran las denotaciones de los enunciados, pero esa risa también duele porque advertimos que las palabras no han alcanzado su cumbre, no han logrado desplegar la multiplicidad de sus significados, no han cumplido con su misión de comunicar.

El aprendizaje de nuestra lengua ensancha nuestra existencia; propicia ese diálogo esencial entre nosotros y los demás; ilumina la posibilidad de entendernos bien, que significa respetarnos más.

Por supuesto, en este libro, solo abordamos algunos temas, los que escuecen, los que prodigan dudas, pero deseamos que su análisis inquiete hasta el tuétano y produzca interrogantes, que invite a la reflexión, al difícil trabajo de pensar las palabras, que, en realidad, son pensamiento.

Alicia María Zorrilla

Las palabras en tiempos pandémicos

En estos aciagos tiempos de la COVID-19 y de sus variantes, todos padecemos el encierro voluntario o involuntario, menos las palabras. Estas salen libres de bocas no siempre muy calificadas. Para ellas no hay cuarentena posible. La ansiedad, la impaciencia, la búsqueda fallida de templanza obligan a hablar o a escribir con cierto nervioso atropello (*Es muy importante los tiemposen esta enfermedad2; Según las fuentes, dentro de un bolso color azul la policía encontró dos revólveres calibre .32, uno de ellos, con manchas de sangre en el caño que podrían ser de sangre3; Tres de los cuatromarineros fallecidos ya han sido dados de alta del hospital4). Diría el escritor español don Francisco de Quevedo y Villegas que hablan de hilván o a cántaros5. Tal vez, sea este el único cable a tierra para que no venza la desesperación. Sea como fuere, hay que hablar. Entonces, arrolladoramente, los errores se suceden unos detrás de otros para conseguir la libertad de la que carecen los cuerpos humanos. ¡Al fin, libres! A veces, se tropiezan, no respetan el lugar que le corresponde a cada uno. Entonces, se juntan y, huérfanos de conciencia, se hermanan, pero con una mala salud de hierro, y crecen no en olor de multitud o de santidad, sino en olor de inopia, y se los padece en olor de lastimosa pesadumbre. Así lo demuestran los errores de concordancia que descalabran la sintaxis:

Con respecto a si las personas que esperan la segunda dosis tiene que llamar a algún lugar para recibirla, desde el ministerio de Salud explicaron que éstas va a ser contactadas por la autoridad sanitaria local6.

Si alude a «las personas», la perífrasis verbal de obligación debe ser tienen que llamar, y la incoativa (‘implica el principio de una acción progresiva’), van a ser contactadas. El sintagma «ministerio de Salud» está mal escrito, pues falta la mayúscula institucional: Ministerio de Salud. Después de esta última palabra, debe colocarse una coma. Los pronombres demostrativos no llevan tilde, pues son palabras graves terminadas en -s o vocal (esta, este, estas, estos). La oración corregida es la siguiente:

Con respecto a si las personas que esperan la segunda dosis tienen que llamar a algún lugar para recibirla, desde el Ministerio de Salud, explicaron que estas van a ser contactadas por la autoridad sanitaria local.

Hace falta, a veces, varias aulas.

Si son varias las aulas, el verbo hacer debe escribirse en tercera persona plural:

Hacen falta, a veces, varias aulas.

En otros casos, el plural es impropio, innecesario. Por ejemplo:

Los pacientes tienen la libertad de contarle al médico lo que pasa en sus vidas.

Las panzas de los gatos son muy sensibles.

¿Cuántas vidas tiene cada paciente? ¿Cuántas panzas tiene un gato? Estas oraciones rayan en la ambigüedad. Por lo tanto, basta decir lo siguiente:

Los pacientes tienen la libertad de contarle al médico lo que les pasa.

La panza de los gatos es muy sensible.

A veces, el periodismo policial confunde el género de las palabras con el sexo de las personas a las que se refiere y altera la concordancia; leemos lo siguiente:

La víctima, que viajaba sola, fue identificado como Miguel Ángel Sabino, de unos 40 años, quien vivía en nuestra ciudad7.

Debió escribir identificada, pues víctima es un sustantivo femenino.

Sin duda, la cuarentena ha logrado sus estragos lingüísticos en nuestro país y en el exterior.

El Faro de Vigo publica lo siguiente:

Calcula el Instituto Nacional de Estadística (INE) que este año va a morir gente que no había muertonunca, pero en mucha mayor cantidad8.

y despliega este titular con gran ímpetu:

El rural ourensano registra un mayor número deentierros que de muertes9

Este periodista, ¿nos comunica con intrepidez que la vida y la muerte van turnándose?: algunos, que no habían muerto nunca, morirán. ¿Y los que habían muerto alguna vez? El pretérito pluscuamperfecto de indicativo (había muerto) nos proyecta, sin duda, a otra dimensión refrendada por el categórico adverbio de negación nunca. Suponemos que este buen señor sabe que hay quienes viven y mueren; otros ya murieron, pero, según sus elucubraciones, ¿vivirán otra vez en este mundo? Y agrega: «… pero en mayor cantidad». Esta afirmación asegura que ya ha sucedido el hecho, pero en menor cantidad. Después, como para enfatizar la noticia, dice inesperadamente que hay más entierros que muertes. ¡Buen negocio para las empresas funerarias que venden cajones sin descanso y sin muertos!

En la Internet, una mala traducción del gallego comunica lo que no se quiso decir:

Además, en el municipio de Ourense están prohibidas las reuniones de personas sin vida10 en cualquier espacio (interior y exterior), y se mantienen en el barrio Ourense de O Couto restricciones al consumo dentro de bares y cafeterías11.

Difícilmente, puedan reunirse los muertos debajo de la tierra o sobre esta, y menos aún consumir bebidas o cafés. Incluso, en este contexto, la aclaración de los espacios es inútil. El sintagma «personas sin vida» debió traducirse «personas no convivientes», es decir, ‘cada una de las personas con quienes comúnmente no se vive’, que no son «burbuja».

Estas reflexiones se asemejan a otras que no tienen antídoto y que parecen corroborar las palabras de algún periodista poco espabilado y avezado economizador verbal: Nos hemos puesto de acuerdo en ponernos de acuerdo y no logramos lograr el logro.

Tiene poca capacidad de no realizar lo que piensa12.

Sin duda, las ideas se precipitan en la mente del periodista, y no concreta su mensaje. Creemos que ha querido decir lo siguiente, pero no estamos muy seguros:

Tiene poca capacidad para realizar lo que piensa.

Otro ejemplo:

El bebé falleció muerto13.

¡Ah, la muerte! ¡Cuántos la esquivan o la maltratan! En esa oración inútil, sobra una palabra: debe decirse el bebé falleció, el bebé murió o el bebé nació muerto, pues no existe un muerto que pueda fallecer después de muerto como si hubiera un «estado vital» de la muerte antes del deceso. Alguien podría considerar una muerte «al cuadrado».

El Diario de Pontevedra:

Fallece por segundo día consecutivo una mujer de 103 años14

¿Cuántas veces puede morirse una persona? ¿O no quería morir, se afanó para que no sucediera, volvió a la vida, pero la COVID fue más poderosa? Si se desambigua la oración, puede interpretarse de esta manera: Un día había muerto una mujer de 103 años y, al día siguiente, otra de la misma edad.

Del mismo linaje, es este ejemplo:

Los días viernes se realizaran exclusivamente trámites de DNI para recién nacidos por primera vez. Sepa disculpar las molestias ocasionadas15.

Dejando a un lado el visible pleonasmo días viernes16 y la ausencia de la tilde en se *realizaran, llama la atención el sintagma por primera vez, sin duda, fuera de lugar (Por primera vez, los viernes se realizarán exclusivamente trámites de DNI para recién nacidos). El cartel, ¿dice que no vayamos si queremos tramitar el DNI de los nacidos por segunda vez? Luego se disculpan por las molestias ocasionadas, ¿al no aceptarlos? Esto demuestra que, para escribir, hay que pensar, pero a algunas personas les cuesta tanto… 

Las cámaras televisivas intimidan, más aún cuando un estado de acezante incertidumbre se apodera de todos. Hay reflexiones para desentrañar y detenidamente:

Nos tenemos que plantear si queremos tener diez millones de personas vacunas…17 (por vacunadas).

¿«Queremos tener»? ¿Qué significa que haya personas pertenecientes al ganado bovino? ¡Y esto se dijo oralmente!

La presencia policial disuade al delito, lo frena, lamentablemente18.

La personificación del delito es intensa, casi enfática, pero luego el periodista se lamenta de lo que ha dicho. Ese modificador de modalidad19lamentablemente invalida su mensaje. ¿No está de acuerdo con que la policía cumpla con su misión?

Tenemos un material humanoinexplicablementebueno20.

El sustantivo material no es muy feliz en este texto, pues desespiritualiza al ser humano. Debería usarse personas. Además, el adverbio inexplicablemente retrata la falta de confianza que los argentinos se tienen mutuamente. Es necesario tomar conciencia de que no todos pasean su «elegante ignorancia» en el país. ¿Habrá querido decir que Tenemos personas bien formadas, criteriosas, cultas?

Los adultos mayores que entran a respirador se mueren menos21.

Realmente, no «se entra a respirador» como si este fuera una cámara, sino que el paciente es conectado a un respirador artificial. Si se mueren menos, entendemos que los que «no entran» se mueren más. La pandemia da sorpresas que no se esperan: existen dos estadios de muerte. La oración correcta es Mueren menos adultos asistidos con respirador. Debería dejar de usarse el eufemismo poco acertado y discriminatorio adultos mayores. ¿Por qué no se usa, entonces, adultos menores? Muchos prefieren que les digan viejos, ancianos o, simplemente, adultos; no abuelos, pues no todos tienen nietos ni la obligación de tenerlos. Pero los que gozan de sus nietos le piden a la Real Academia Española que registre la palabra abuelidad, ya que se refiere a su cualidad de ser abuelos. Otro eufemismo devastador y ambiguo es residencias de larga estadía, ya que no se sabe si alude a los geriátricos o a los cementerios. Y los de última generación: los barrios vulnerables, en lugar de villas miseria; camascríticas, por camas de terapia intensiva; tapabocas intervenidos, por tapabocas decorados, adaptados a las exigencias de la moda.

Otras personas sacuden su nublado cerebral con sesudas reflexiones vacuas:

La pospandemia será con los que están con vida.

Y, entonces, ¿con qué otras personas? ¡Una verdad de Perogrullo22! El verbo ser no se ajusta al contexto. Sin duda, ha querido referirse a los sobrevivientes a la COVID-19, pero, si sobreviven, ya se sabe que experimentarán qué es la pospandemia.

Tenemos que sobrevivir este virus de la vacuna23 (por Tenemos que eliminar este virus con la vacuna).

El verbo sobrevivir (‘permanecer en el tiempo, perdurar’) no encontró su espacio adecuado. Es intransitivo, por lo tanto, no admite complemento directo. Así expresado, ¿qué significa este virus de la vacuna? Hasta alguien puede interpretar que hay que salvar al virus de la vacuna, para que esta no lo mate o no impida que penetre en nuestra pobre humanidad.

Un hablante «prudente» asegura:

No quiero contagiarme el coronavirus, por lo menos, en este momento24.

Entonces, ¿querrá contagiarse en otro momento? ¿Cuándo? Con buena voluntad, se logra todo.

Normalidad bastante normal25

¡Un soberano pleonasmo! ¿Hay, acaso, una normalidad «bastante anormal»? La normalidad se refiere a lo habitual, al estado natural. La palabra lo dice todo. El adverbio bastante es un cuantificador evaluativo y denota ‘en grado suficiente’. ¿Existe la normalidad poco normal aunque, a veces, se hable de la poco normalnormalidad de algún personaje político? Debería haberse dicho de otra manera: Pronto volveremos a lanormalidad o Nos acercamos a la normalidad,sin bastante ni poco, que están de más. De acuerdo con lo explicado, tampoco cabe decir Hay un ambiente de mucha normalidad26. Desde nuestro punto de vista, es más un deseo que una certeza, pero...

¿Hemos abandonado la pandemia?27.

Tanto se habla de pandemia y de cuarentena que, finalmente, como en el ejemplo, se confunden los significados. La cuarentena puede abandonarse; la pandemia no nos abandona aún, ni podemos abandonarla.

Un periodista va a un gimnasio y le pregunta al dueño lo siguiente:

—¿Cómo habilitás las máquinas donde se hacenbrazos y piernas?28.

La pregunta, expresada sin paliativos, parece inocente porque suele usarse esa expresión en los gimnasios, pero es descarnada, digna de Frankenstein. Sería mejor preguntar lo siguiente: ¿Cómo habilitás las máquinas donde se ejercitan brazos y piernas o donde se hacen ejercicios con brazos y piernas?

Una periodista, un tanto desconcertada, dice titubeante ante la cámara:

No queda mucho otra29.

De acuerdo con su discurso, quiso decir que no había otra posibilidad o que no quedaba mucho para elegir. Recurrió a la economía verbal, pero la traicionó y enredó la sintaxis.

El egocentrismo no siempre puede disimularse, y las palabras se adelantan y lo traicionan con un insipiente30 anacoluto o ‘inconsecuencia en la construcción del discurso’:

Eso yo no lo dije yo (por No dije eso o Yo no dije eso).

Ese yo no tengo qué fecha fue31 (por No sé en qué fecha ocurrió ese cambio).

Lo que yo me llama la atención… (por Lo que me llama la atención…).

Yo a mí me da esa sensación (por A mí me da esa sensación).

Yo lata de tomate me costó encontrar (por Me costó encontrar una lata de tomate).

Yo mi primer cargo fue de secretaria (por Mi primer cargo fue secretaria).

A veces, sucede algo semejante con los pronombres personales átonos:

Me entré a fijarme en la Internet32 (por Me fijé en la Internet)

Hay más:

Están siendo dialogados los de Provincia y los de Nación33.

¿Qué significado tiene esa perífrasis pasiva de gerundio? El verbo dialogar denota como intransitivo ‘hablar en diálogo’ y no admite complemento directo ni voz pasiva porque no es transitivo: Los de Provincia y los de Nación dialogan. Consideramos que la periodista no quiso decir eso, sino lo siguiente: Están entrevistando a los representantes de la Provincia y a los de la Nación.

Lo mismo sucede en el siguiente ejemplo:

En el Brasil, el Ministro de Salud fue renunciado ayer34 (por Ayer, en el Brasil, se le pidió la renuncia al Ministro de Salud o En el Brasil, ayer depusieron al Ministro de Salud).

No se salvan del disfraz ni los adjetivos:

… un crucero proviniente de Brasil…35 (por proveniente).

Los médicos, verdaderamente apasionados con el tema de la COVID-19, lo demuestran sin inhibiciones y hasta convierten al virus en un colega más:

Los médicos trabajamos codo a codo con el virus36.

Gracias a todos los que están ayudando durante el coronavirus37.

La preposición durante no acompaña bien al sustantivo coronavirus; debería decirse durante la pandemia. Tampoco está bien usada en el siguiente texto con la preposición en:

Los abogados del estudio nos mantuvieron informados durante en todo el trámite.

La corrección es esta:

Los abogados del estudio nos mantuvieron informados durante todo el trámite.

Más ejemplos:

Íbamos a un paro cardiorrespiratorio.

Por economía verbal, los médicos convierten una afección en un lugar. Podría corregirse de esta manera: Íbamos a atender un paro cardiorrespiratorio.

Hay certezas muy fuertes.

Las certezas no pueden ser fuertes ni débiles; sencillamente, son certezas o ‘conocimiento seguro y claro de algo’.

Otro maltratado es el verbo intransitivo transcurrir, es decir, dicho del tiempo, ‘pasar, correr’ (Muchas personas dejan transcurrir el tiempo estérilmente), pues se lo usa con múltiples significados:

Este brote que estamos transcurriendo…38 (por padeciendo).

El virus encuentra una forma de poder transcurrir39 (por difundirse).

Los lugares donde transcurre la gente para hacer las compras (por pasa).

Hay gente que transcurre sin barbijo (por camina).

En mi época de joven, cuando yo transcurría... (por caminaba).

Esta es una noticia que va a transcurrir durante nuestro programa40 (por va a analizarse).

Ya hemos transcurrido dos puentes (por hemos atravesado).

Va a haber una enseñanza que va a transcurrir41 (solo el periodista sabe lo que ha querido decir, tal vez, dará sus frutos).

Hay verbos que se deforman:

A esta hora, los borrachos pululean… (por pululan).

Muchos preveen42de43 que va a ser mucho peor (por prevén).

¿Qué pena le cabería?44 (por cabría)

¿Cómo lo receberá? (por recibirá)

Algunos no concuerdan con su sujeto:

Lo que no podemos es mantener que el equilibrio nuevo estén en 11.800 casos (por esté).

Según precisó, los días claves para ver si el aumento de contagios es preocupante o no es entre el martes y miércoles próximo45 (por son).

Esta última oración sufre otros padecimientos: no es adecuado usar el infinitivo ver en lugar de saber; los días claves no pueden ser entre el martes y el miércoles, pues, entre esos dos días, no hay otros días; debería haber dicho son el martes o el miércoles próximos.

Otros son heridos de muerte por lenguas poco diestras para la conjugación:

Las prepagas reducieron los servicios46.

No sé quién47 se le pudió ocurrir…

El verbo reducir es irregular. Se conjuga como conducir. El pretérito perfecto simple (3.ª persona plural) del modo indicativo de este verbo es redujeron. El pretérito perfecto simple (3.ª persona singular) del modo indicativo del verbo poder es pudo.

De la mano de nuestro conductor, hemos supido vencer todas y cada una de las vicisitudes que se nos han presentado48.

¡Interesante este inexistente verbo *supir tan enfáticamente erróneo para reemplazar al legítimo saber49! ¿Habrá querido referirse el hablante al pretérito perfecto simple (modo indicativo) supimos,y se le atravesó el pretérito perfecto compuesto? ¡Un híbrido vergonzoso!

El perro fue atropellado por dos autos, y el veterinario dijo que había que eutanasiarlo.

El hablante se animó a crear un verbo del sustantivo eutanasia (del griego ‘muerte dulce’), tal vez, porque le pareció más culto que sacrificar o matar, adecuados a este contexto. El Diccionario académico solo registra eutanasia50.

Si habría una segunda ola…51 (por si hubiera una segunda ola…).

Todo esto se hubiese morigerado si tendríamos más vacunas52 (por … si hubiéramos tenido…).

El condicional simple de haber suplanta —no reemplaza— muy a menudo al pretérito imperfecto de subjuntivo hubiera o hubiese en la oración condicional. En el segundo ejemplo, el condicional simple de tener usurpa el lugar que le corresponde al pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo hubiera o hubiese tenido. Los que aún los emplean con total desinhibición han guardado celosamente el error en el cerebro.

Algunos infinitivos se resisten a ser transformados en formas conjugadas. El periodismo los usa como si, con ellos, lograra elegantear la expresión:

Bueno, contarles que era impresionante la cantidad de gente (por … les cuento que...).

Antes que nada, decir que soy muy feliz (por … quiero decirles...).

Sí, contarte que estamos en el Cerro San Bernardo (por … deseo contarte…).

Ministra, preguntarle primero por las vacunas y consultarle si se están planeando terceras dosis (por … le pregunto… y le consulto…).

Por último, recordarles que envíen, por favor, sus trabajos (por … les recuerdo…).

Otro error muy común es la falta de correlación verbal entre formas del modo indicativo y del modo subjuntivo:

Antes, las plantas de tomates se separaban del resto para que no contraigan pestes, por eso siempre estaban alejadas.

El pretérito imperfecto de indicativo se correlaciona con el pretérito imperfecto de subjuntivo, no con el presente de subjuntivo. Entonces, la oración correcta es la siguiente:

Antes, las plantas de tomates se separaban del resto para que no contrajeran pestes, por eso, siempre estaban alejadas.

¿Qué está pasando con los verbos irregulares? Hoy la mayoría *apreta, pero no aprieta; *frega, pero no friega. Estos verbos deben conjugarse como acertar. Y los verbos que son regulares se convierten en irregulares. Entonces, se oye ¡Cómo se *enriedan las cosas!, en lugar de enredan, pues se conjuga como amar.

No te sobreembarbijes53.

Los entrevistados sorprenden al espectador con creaciones que desconciertan porque se oponen a lo que aconsejan diariamente los infectólogos.

Tuvimos que endeudarse el año pasado.

¿Nosotros o él? La perífrasis verbal de obligación es un híbrido, pues se mezclan los dos pronombres: el verbo auxiliar (tuvimos) responde a la primera persona del plural, y el verbo auxiliado (endeudarse), a la tercera persona del singular. Lo correcto es tuvimos que endeudarnos.

Cambio de titularidad - Por motus propio54

También torturan las locuciones latinas con deformaciones que no corresponden a su origen. La locución adverbial es motu proprio55. Etimológicamente, denota ‘con movimiento propio’, es decir, ‘libre y voluntariamente, por iniciativa propia’. Sus variantes, también incorrectas, son *de motu propio y *por propio motus. Por las dudas, algunos intensifican la pronunciación de esa s final. ¿Por qué será?

Otra alteración lamentable: *a prima facio. La locución adverbial latina correcta es prima facie (‘a primera vista’), muy usada en el ámbito jurídico.

Más problemas: Recrudecieron durante la pandemia los errores ortográficos. Decía el poeta francés Eugène Guillevic (1907-1997): «Hay palabras / que deben sufrir / su ortografía»: *apollar (por apoyar); *ascesos (por accesos); aislamiento *agoviante (por agobiante); *arsovispo (por arzobispo); *captus (por cactus); *cocreta (por croqueta); *concensuado (por consensuado); *conscientización (por concientización); *derriva (por derriba); tomar *desiciones (por decisiones); me *deshasno (por me desasno); *desbastador56 incendio (por devastador57); *disgresión (por digresión); las *dósis (por dosis); *elije (*por elige); *embaza (por envasa); *esenciabilidad (por esencialidad); municipales *escenciales (por esenciales); *estresor (por estrés); *expecialista (por especialista); controles *extrictos (por estrictos); *gracitud (por grasitud58); *estadíos de la enfermedad (por estadios); *excento de IVA (por exento); *galgero (por galguero59); *ha medida quelos use… (por a medida que losuse…); profesor de *ingles *extra-escolar (por profesor de inglésextraescolar); *felíz (por feliz); fuego *intensional60 (por intencional61); *hacerque (por acerque); *haz echo (por has hecho); *himpertensión (por hipertensión); *inextrincable (por inextricable); una *lucesita (por lucecita); *muchicima ayuda (por muchísima); hisopado *nasofaringéo (por nasofaríngeo); *obsenidad (por obscenidad); *palisa (por paliza); *precencia (por presencia); *presenciabilidad (por presencialidad); *profecionalismo (por profesionalismo); *prohíbido (por prohibido); *reever y *reveer (por rever); *respecto (por respeto); *sindrome de las piernasinquietas (por síndrome); *sólamentelos delitos no graves (por solamente); *suspención (por suspensión); *tragiversar (por tergiversar); *urgar (por hurgar).

Aparece el siguiente texto en el cartel de una escuela de nivel inicial: Estamos mejórando esta escuela. Y la ortografía, ¿cuándo la mejorarán? La pregunta se engrandece cuando leemos en un cartel textos como el siguiente:

En la compra de un *ataud se le *presta gratis 25 sillas, 2 candeleros, 2 floreros, 2 ventiladores, 1 crucifijo, 1 biombo. Servicio las 24 horas. Los mejores precios. *Funeraría El *Descanzo.

Con estos errores, ¿quién le encargaría un servicio a esta empresa fúnebre? Los obsesivos, ¡nunca! Además del error de concordancia (*presta por prestan), la tilde que falta en el sustantivo ataúd sobra en el sustantivo funeraria. La z intrusa de descanso, ¿habrá inducido al que la escribió a recordar que repetida se refiere a la onomatopeya del sueño (zzz) —en este caso, a la profundidad del sueño eterno— o que, por ser la última letra del alfabeto, significaba el fin de la vida, la quietud y el reposo definitivos? Es improbable que la persona que hizo el cartel haya hecho estás disquisiciones, este examen riguroso de la letra, pero, tal vez, en su mundo de ignorancia supina, consideraba que escribir la palabra con la suavidad de la z disminuía el dolor que significaba la muerte. ¡¿Quién lo sabe?!

Entonces, el texto correcto es el siguiente:

Con la compra de un ataúd, se le prestan gratis 25 sillas, 2 candeleros, 2 floreros, 2 ventiladores, 1 crucifijo, 1 biombo. Servicio las 24 horas. Los mejores precios. Funeraria El Descanso.

Cuando se está hablando de las vacunas que faltan, y un periodista dice «Ese es el génesis que se está comentando»62, los oyentes, siempre atentos a los pecados verbales, nos preguntamos qué habrá querido expresar. Se sabe que el Génesis, de género masculino, es el primer libro de la Torá o Pentateuco y, por lo tanto, el primero del Tanaj judío y del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana. ¿Qué relación podría tener con las vacunas? La génesis, de género femenino, denota ‘origen o principio de algo’; ‘serie encadenada de hechos y de causas que conducen a un resultado’. ¡Qué mensaje enigmático!

No queremos dejar en el tintero el sintagma sendero descendiente porque nos dejó absortos. Nos preguntamos si quien lo dijo aspiraba a elaborar la genealogía del sendero. ¿Descendiente de quién? ¿Descenderá de otro sendero? El adjetivo y sustantivo (masculino y femenino) descendiente denota ‘que procede de una persona o de un animal’ (Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada es la descendiente del General José de San Martín; ¿Dejaron algún descendiente los dinosaurios?). Con el sintagma expuesto, debió usarse descendente (‘que baja’).

Es tal la ansiedad por reunirse que el esqueleto de la sintaxis pierde el equilibrio y se derrumba:

Se van a permitir reuniones en oficinas y departamentos siempre que sean al aire libre63.

¿Qué quiso decir el periodista con tanta satisfacción? Así expresado, se entiende que oficinas y departamentos deben carecer de techo para que las reuniones se celebren al aire libre. Si faltan los techos y, por ende, los pisos, ¿no se desmoronarán los edificios? ¿Quedará algo de aquellos? ¿O se pretende que todas las oficinas y los departamentos tengan un patio grande o un balcón muy ancho para que quepan todos? El salvoconducto, en su segunda acepción64, será la calle.

Me pareció interesante compartirles el precio de las zapatillas en Miami65.

El pronombre personal les en función de complemento indirecto es erróneo en esta oración con el verbo compartir. Esta periodista habrá quedado prendada de alguna serie colombiana, donde este uso se repite hasta el cansancio. La corrección es la siguiente: Me pareció interesante compartir con ustedes el precio de las zapatillas en Miami. Pero ¿se comparte un precio o se informa?: Me pareció interesante informarles el precio de las zapatillas en Miami. Otra posibilidad menos frecuente: Me pareció interesante anoticiarles66 el precio de las zapatillas en Miami.

El mismo error se repite y ya se oye hasta el hartazgo en la oración que sigue:

Todas las semanas te compartimos los mejores contenidos para que puedas disfrutar del cine argentino67.

Se corrige de esta manera:

Todas las semanas, compartimos con vos los mejores contenidos para que puedas disfrutar del cine argentino.

No escapa el fútbol de deslices lingüísticos:

… contó algunos detalles que hasta ahora no había expuesto y también habló en cuentagotas sobre lo que puede deparar el futuro inmediato68.

ni el coronavirus:

La vacunación de docentes en la Ciudad comenzó a cuentagotas…69.

La locución adverbial coloquial es con cuentagotas.

Decía el poeta francés Eugène Guillevic que «hay páginas / que podrían tener / ese letrero: “Cuidado con la palabra”», pues, a veces, muerden y dejan heridas profundas en quienes las oyen. Así lo corrobora este texto periodístico:

El hombre de 43 años falleció el jueves de la semana pasada como consecuencia de las gravísimas heridas que le provocaron los tres delincuentes que intentaron asaltarlo cuando llegaba a su casa en el barrio San Carlos, murió anoche, según confirmaron fuentes cercanas a la víctima70.