Relaciones gramaticales y disminución de la transitividad en Chuj de San Mateo Ixtatán - Cristina Buenrostro - E-Book

Relaciones gramaticales y disminución de la transitividad en Chuj de San Mateo Ixtatán E-Book

Cristina Buenrostro

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Beschreibung

Durante muchos años el Chuj fue una de las lenguas que menor atención recibió por parte de los lingüistas. Afortunadamente, cada vez hay más gente que se interesa en su estudio. Este libro pretende ser una contribución a la discusión sobre la gramática de la lengua Chuj, en particular acerca de los procesos que involucran la disminución de la transitividad, como son los diferentes tipos de voz pasiva, de voz antipasiva y de las construcciones con foco de agente. Para poder llegar a la descripción de las diferentes voces se plantea, en primer lugar, una discusión sobre las funciones y las relaciones gramaticales, así como sobre el concepto de sujeto. Encontrará también el lector una descripción detallada sobre el comportamiento de la ergatividad en esta lengua, así como las expresiones formales que indican el grado de transitividad en las oraciones simples, no sin antes hacer un esbozo de algunos aspectos gramaticales de la lengua necesarios para entender las diferentes formas en las que un verbo se relaciona con sus argumentos nucleares.

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Seitenzahl: 321

Veröffentlichungsjahr: 2025

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AVISO LEGAL Relaciones gramaticales y disminución de la transitividad en Chuj de San Mateo Ixtatán, de Cristina Buenrostro. La obra Relaciones gramaticales y disminución de la transitividad en Chuj de San Mateo Ixtatán, de Cristina Buenrostro, fue publicada originalmente, de manera impresa, en 2021 por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. La corrección estuvo a cargo de Adriana Incháustegui y René Uribe Hernández. Josefina Larragoiti y Jaime A. Espinosa García hicieron la composición tipográfica. La edición estuvo al cuidado de Martha González Serrano. Esta edición electrónica de un ejemplar (6.3 Mb) fue preparada por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. La coordinación editorial estuvo a cargo de Camilo Ayala Ochoa. La producción y formación fueron realizadas por Hipertexto – Netizen Digital Solutions. Todos los manuscritos presentados para su publicación en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, son sometidos a un riguroso proceso de dictaminación bajo el principio de doble ciego y de acuerdo con el Reglamento del Comité Editorial: http://www.iia.unam.mx/instituto/transparencia/documentosIIA/REGLAMENTO_CE_10MAR_2021.pdf Portada: textil de corte chuj; fotografía de Cristina Buenrostro, diseño de Editorial Resistencia. Primera edición electrónica en formato epub: 9 de junio de 2025. D. R. © 2025 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Ciudad Universitaria, 04510, Ciudad de México, México. Instituto de Investigaciones Antropológicas ISBN: 978-607-587-505-7 Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio sin autorización escrita de su legítimo titular de derechos. Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Hecho en México.

ÍNDICE

ABREVIATURAS

INTRODUCCIÓN

I. LOS CHUJES

Introducción

El refugio guatemalteco

Situación actual del Chuj en México

Tziscao

Santa Rosa El Oriente

Clasificación lingüística

Antecedentes en el estudio del Chuj y los chujes

II. FUNCIONES Y RELACIONES GRAMATICALES

Introducción

Anderson (1976)

Comrie (1989 [1981])

Palmer (1994)

Dixon (1994)

Dryer (1997)

Andrews (2007)

Recapitulación

III. GENERALIDADES GRAMATICALES EN EL CHUJ

Introducción

Representación gráfica de los fonemas

Estructura de la palabra verbal

Los afijos en la palabra verbal

Prefijo de marca de persona del juego A (ergativo)

Sufijos de voz

Sufijo aspectual

Sufijos de transitividad

Los clíticos en la palabra verbal

Clítico de la persona del juego B (absolutiva)

Clítico de modalidad irrealis

Clíticos aspectuales

Las partículas en la palabra verbal

Partículas aspectuales

Los direccionales

La negación

RESUMEN DE LA PALABRA VERBAL

LOS CLASIFICADORES NOMINALES

ORDEN BÁSICO DE CONSTITUYENTES

VOA: orden básico

VAO: marcación morfosintáctica y por jerarquía de definitud

OVA: marcación pragmática

AVO: marcación pragmática

RESUMEN SOBRE EL ORDEN DE CONSTITUYENTES

ORACIONES DE COMPLEMENTO (O DE C)

EL SUFIJO -AN

RECAPITULACIÓN

IV. TRANSITIVIDAD

INTRODUCCIÓN

CODIFICACIÓN DE LOS ARGUMENTOS EN LA PALABRA VERBAL

SUFIJOS DE TRANSITIVIDAD

NOMINALIZACIONES

FORMACIÓN DE IMPERATIVOS

RECAPITULACIÓN

V. ERGATIVIDAD

INTRODUCCIÓN

ERGATIVIDAD MORFOLÓGICA

ERGATIVIDAD SINTÁCTICA

ESCISIÓN DE LA ERGATIVIDAD

Escisión de la ergatividad por jerarquía de persona

Escisión de la ergatividad por presencia de adverbio preverbal

Escisión de la ergatividad por jerarquía de cláusulas

Escisión de la ergatividad por aspectos no perfectivos

Construcciones sin marca de aspecto en Chuj

RECAPITULACIÓN

VI. DISMINUCIÓN DE TRANSITIVIDAD

INTRODUCCIÓN

LA CATEGORÍA GRAMATICAL DE VOZ

Voz y marcación

Voz y tipo de alineamiento

LA VOZ PASIVA

Funciones

La voz pasiva en lenguas mayas

Voz pasiva en Chuj

Pasiva básica (P.BAS): -ji

Pasiva completiva (P.CP): -b’il

Pasiva de resistencia (P.RST): -nax

Pasiva general (P.GEN): -chaj

Voz pasiva y escisión de la ergatividad en Chuj

Voz pasiva y obviación en Chuj

RESUMEN DE LA VOZ PASIVA

LA VOZ ANTIPASIVA

Funciones

Voz antipasiva en las lenguas mayas

Voz antipasiva absolutiva en lenguas mayas

Voz antipasiva de incorporación en lenguas mayas

Voz antipasiva de foco en lenguas mayas

Voz antipasiva en Chuj

Voz antipasiva absolutiva en Chuj

Voz antipasiva de incorporación en Chuj

Voz antipasiva y escisión de la ergatividad

Resumen de la voz antipasiva

EL FOCO DE AGENTE

El foco de agente en lenguas mayas

Foco de agente en Chuj

Focalización de argumentos absolutivos (S y O)

Focalización de argumentos ergativos (A)

A focalizado 3: O 3

A focalizado 3: O 1/2

A focalizado 1/2: O 3

A focalizado 1/2: O 1/2

Resumen de foco de agente

RECAPITULACIÓN

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

NOTAS AL PIE

ABREVIATURAS

INTRODUCCIÓN

El objetivo principal de esta investigación es exponer los procesos que implica la disminución de la transitividad en Chuj.1 Para ello voy a presentar primero algunos de los aspectos gramaticales del idioma y luego expondré los conceptos necesarios para entender como se dan las relaciones gramaticales entre el verbo y los argumentos en una lengua de tipo ergativo/ absolutivo. Se trata de una investigación de carácter descriptivo que busca explicaciones a partir del análisis en la descripción misma.

Los aspectos de la gramática que me interesa destacar son el funcionamiento de la ergatividad y los procesos con los que cuenta el Chuj para alternar la transitividad de las construcciones verbales, sobre todo los que tienen que ver con la disminución de la transitividad.2

El primer capítulo tiene como objetivo hablar de los chujes, dónde se ubican, cuántos hablantes hay aproximadamente y qué lugar ocupa su lengua en la clasificación de la familia lingüística maya. En este mismo capítulo abordo las situaciones por las que han tenido que pasar los chujes como resultado de las condiciones sociopolíticas de sus principales lugares de asentamiento, me refiero al conflicto armado en Guatemala y a la consecuente condición de refugiados en territorio mexicano. Por último, presento una aproximación a las principales investigaciones que se han hecho sobre el Chuj y los chujes.

El objetivo del capítulo 2 es presentar algunas de las principales propuestas en las que se plantean las dificultades en relación con el marco conceptual que voy a usar. Con el fin de esclarecer los conceptos de sujeto, función y relación gramatical, se revisarán las propuestas de algunos investigadores, como Anderson (1976), Comrie (1989 [1981]), Palmer (1994), Dixon (1994), Dryer (1997) y Andrews (2007). Dicha revisión nos permitirá observar la diversidad terminológica que hay para tratar estos conceptos.

Veremos que los conceptos de función y relación gramatical son fundamentales para explicar los diferentes tipos de alineamiento y los cambios que ocurren cuando hay disminución de la transitividad. Seguiré las propuestas de Dixon (1994) para hablar de funciones gramaticales universales en términos de A (sujeto de verbo transitivo), S (sujeto de verbo intransitivo) y O (objeto directo de verbo transitivo). Para hablar de las relaciones gramaticales seguiré la propuesta de Andrews (2007) en el sentido de que cada tipo de lengua va a establecer diferentes clases de relación entre el verbo y sus argumentos nucleares.

El capítulo 3, de generalidades gramaticales, tiene por finalidad explicar la manera como se organiza la lengua Chuj en relación con la palabra verbal y con la oración simple; en él expongo la representación gráfica de los fonemas de la lengua y presento un análisis muy escueto del sistema fonológico. Se describe la estructura de la palabra verbal a partir de los morfemas que se ubican en diferentes niveles formales, como el afijal (persona, voz, aspecto y sufijos de final de palabra), el de clíticos (persona, irrealis y aspectos) y el de partículas (aspecto, direccionales y negación). Se presentan también las características de los clasificadores nominales por la importancia que tienen en tanto pronombres y el papel que juegan en la definitud. Se desarrolla un análisis del orden básico de los constituyentes que conforman una oración simple, se muestran los órdenes posibles y su marcación y se presenta uno de los órdenes que implica un cambio en las relaciones gramaticales. También expongo una descripción de las oraciones de complemento que van a servir como antecedente para hablar de la escisión de la ergatividad. Por último, se incluye una pequeña nota sobre las funciones del sufijo -an que también es importante para entender algunos procesos en los que se encuentra disminución de la transitividad.

El cuarto capítulo presenta las principales marcas formales que hacen posible la distinción entre construcciones transitivas y construcciones intransitivas: sufijos de final de palabra, marcación pronominal, nominalizaciones y formación de imperativos. La finalidad de este capítulo es que el lector tenga claras las diferencias formales para poder asociarlas a los procesos de disminución de transitividad que se verán en el sexto capítulo.

En el capítulo quinto se presenta la manera en la que funciona el tipo de alineamiento ergativo/absolutivo en la lengua Chuj. Se explica la ergatividad en el nivel morfológico por medio de las funciones y las relaciones gramaticales dentro de la palabra verbal. Se argumenta que hay ergatividad sintáctica por las restricciones que presentan los argumentos ergativos al acceder a ciertas funciones pragmáticas. Por último, se da cuenta de los contextos en los que hay escisión de la ergatividad.

En el sexto y último capítulo se exponen a detalle los diferentes procesos que hacen que una construcción transitiva se intransitivice: voz pasiva, voz antipasiva y foco de agente.

Se expone el concepto de voz que se va a usar y su relación con la transitividad. Con respecto a la voz pasiva, se plantea el concepto y sus implicaciones en cuanto a marcas formales; se hace un repaso de su funcionamiento en algunas lenguas mayas y se presentan los diferentes tipos de voz pasiva que se han encontrado en el Chuj y cuáles son sus principales funciones.

Se describen los diferentes tipos de voz antipasiva que se han registrado en las lenguas mayas; se presentan los dos tipos de voz antipasiva que tiene el Chuj. Se explica también por qué las construcciones de foco de agente no se consideran como un tipo de voz antipasiva.

Por último, se analizan las construcciones de foco de agente en general en las lenguas mayas y en particular en el Chuj. Se presentan los elementos necesarios para considerar que este tipo de construcciones sólo ocurren en Chuj cuando el argumento enfocado es de tercera persona y que la concordancia de la marca de persona absolutiva es con el objeto.

El corpus con el que cuento para hacer esta descripción consta de diez textos narrativos que previamente fueron transcritos y separados en oraciones y con datos obtenidos por medio de elicitación directa para presentar tanto evidencia positiva como evidencia negativa. Tanto los textos como los datos de elicitación fueron obtenidos en las comunidades de San Mateo Ixtatán, en Guatemala, y Tziscao y Santa Rosa El Oriente, en el municipio de La Trinitaria, Chiapas, México.

En el apartado “Antecedentes en el estudio del Chuj y los chujes” del primer capítulo hago un recorrido sobre las principales investigaciones que se han hecho sobre el Chuj desde la década de 1960. Espero con este trabajo dar cuenta de algunas de las principales características gramaticales asociadas al verbo en esta lengua y que contribuya e invite de alguna forma a la discusión con otros investigadores.

Agradezco infinitamente a todas las personas que han hecho posible que este trabajo salga a la luz. En primer lugar a mis colaboradores chujes, en San Mateo Ixtatán a la familia de Mateo Carmelo (†), en El Quetzal a la familia de Xapin Mat, especialmente a Don Pascual Tadeo (†) quien fue mi primer maestro de Chuj, en Santa Rosa el Oriente a la familia Paiz García y en Tziscao a la familia de Pascual Hernández. A Samuel Herrera por su apoyo en los últimos años de trabajo de campo. A Leopoldo Valiñas por su generosa lectura que hacía en el metro cuando encontraba lugar. A los dictaminadores por sus atinadas observaciones. Al Departamento de Publicaciones del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México por su labor editorial. Y que no quede de más decir que los errores que pueda haber en esta investigación son de mi absoluta responsabilidad.

ILOS CHUJES

INTRODUCCIÓN

El Chuj es una lengua maya que se habla en la frontera entre Chiapas y Guatemala, concretamente en la zona de los lagos de Montebello, en el municipio de La Trinitaria del estado de Chiapas, y en el noroeste del departamento de Huehuetenango, en la sierra de los Cuchumatanes en Guatemala. Los municipios de habla chuj en Guatemala son: San Mateo Ixtatán, San Sebastián Coatán y San Benito Nentón. Se reconocen dos variantes dialectales, la de San Sebastián Coatán y la de San Mateo Ixtatán, esta última es la que se habla tanto en el municipio de Nentón como en territorio mexicano.

La mayor parte de los chujes de Chiapas se localizan en el municipio de La Trinitaria y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) (2005), también hay hablantes de Chuj en los municipios de Frontera Comalapa, La Independencia, Las Margaritas y Maravilla Tenejapa, y fuera de Chiapas en los estados de Campeche y Quintana Roo.3

En la figura 1 podemos ver algunas de las principales localidades en las que se registran hablantes de Chuj tanto en México como en Guatemala (las comunidades se encuentran dentro del área delimitada por líneas rectas y puntos). En Guatemala los chujes tienen vecindad con hablantes de Q’anjob’al, Akateko y Popti’,4 mientras que en México son más cercanos a los hablantes de tojolabal. Hay que mencionar que cada uno de los puntos registrados tiene realidades distintas en cuanto a la productividad y vitalidad de la lengua.

Figura 1. Ubicación de la zona chuj.5

Dentro de las lenguas mayas, el Chuj es de las minoritarias. De acuerdo con el XII Censo Nacional de Población y VII de Vivienda de Guatemala de 2018, hay 91 391 hablantes de Chuj en toda Guatemala (88 663 en el departamento de Huehuetenango).6 En el lado mexicano la población es significativamente menor. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2000 se registaron 1 796 hablantes, para el 2010 había 2 632 y el conteo intercensal de 2015 reportó 2 890 chujes en territorio mexicano. Dadas las condiciones, geográficas y sociales en las que los chujes se han establecido en México, resulta difícil cuantificar con exactitud el número de hablantes de la lengua; Fernando Limón (2008), haciendo recorridos en las localidades, estima que en México hay alrededor de 6 000 personas hablantes de Chuj.

Los chujes llegaron a territorio mexicano a finales del siglo XIX, casi al mismo tiempo que se establecieron las fronteras oficiales entre México y Guatemala (1882); el territorio que ocupa actualmente el estado de Chiapas ha sido objeto de grandes disputas entre los gobiernos de ambos países. La frontera física es una brecha de unos 20 metros con unas mojoneras en las que de un lado se lee “Guatemala” y del otro lado, “México”. Se trata de una línea impuesta que no tomó en cuenta a las personas que vivían en uno y otro lado de la misma y, como menciona Limón, “la frontera entre México y Guatemala fijó límites, pero no se fijó en las relaciones” (2008: 90), de tal manera que sus habitantes tuvieron que ir aprendiendo la manera como iban a convivir con una división de por medio.

La demarcación del linde trajo como consecuencia la fragmentación de los pueblos indígenas que habitaban la zona, entre ellos los chujes. Hoy en día, a más de un siglo de la existencia de las fronteras oficiales, la línea en la zona chuj sigue siendo muy difusa en el sentido de que los habitantes transitan con relativa facilidad de un lado a otro y, como bien lo describe Limón, “lo que existe es una frontera porosa, rebasada por la convivencia cotidiana” (2008: 90). Y sí, es una frontera porosa, pero ha logrado la división: ahora más que hablar de chujes se habla de mexicanos y de guatemaltecos; en términos oficiales es más importante la nacionalidad que tienen que su identidad como chujes (Valiñas,1987); son diferentes porque pertenecen a naciones distintas aunque hablen la misma lengua y tengan una visión del mundo común: “Es la misma tierra, es el mismo clima, sólo la linya está en medio” (don Pascual, comunicación personal, l986).

De acuerdo con lo presentado arriba, podemos hablar de una presencia de los chujes en México desde finales del siglo XIX; sin embargo, no es sino hasta finales del siglo XX que empiezan a reconocerse como mexicanos y a figurar en los conteos oficiales. Uno de los hechos que más ha impactado en el reconocimiento del Chuj como lengua mexicana fue el conflicto armado en Guatemala que provocó la migración de miles de indígenas a México. Se trató de un hecho de gran resonancia y una de las respuestas del gobierno mexicano fue el ofrecimiento de tierras y el otorgamiento de la nacionalidad mexicana a los refugiados que decidieran quedarse en nuestro país. En lo que sigue quiero exponer, a grandes rasgos, la situación de los refugiados guatemaltecos para, posteriormente, centrarme en la realidad de dos comunidades actuales con las que he trabajado el Chuj en el lado mexicano.

EL REFUGIO GUATEMALTECO

En la década de 1960 surge un conflicto armado en Guatemala a causa de la marginación de los sectores más desprotegidos y de la represión a la población guatemalteca. Para la década de 1980 este conflicto alcanzó uno de sus niveles más altos de violencia. El gobierno encabezado por el presidente Ríos Montt y su política de “Tierra arrasada” desencadenaron un verdadero ejercicio de terror en el que hubo detenciones, secuestros, ejecuciones, masacres, cateos y mayor acumulación de poder en manos del ejército. Esta política obligó a los ciudadanos guatemaltecos, sobre todo a los indígenas, a buscar refugio en territorio mexicano.

Los chujes fueron uno de los grupos más reprimidos. Hubo una masacre en la comunidad de San Francisco Petalcal, “donde encerraron a todos los habitantes en la iglesia y luego les arrojaron granadas de mano, después de cometer atrocidades con los niños y las mujeres” (Navarrete 1988: 205). Se habla incluso de pueblos que desaparecieron del mapa. Estos hechos, junto con otras infamias, tuvieron un gran impacto entre las comunidades chujes de San Mateo Ixtatán, por lo que muchos de ellos decidieron abandonar sus tierras, casas y animales y emprender el camino para salvar su vida en territorio mexicano. También hubo desplazamientos internos, muchos quedaron atrapados por los cercos militares en territorio guatemalteco y algunos de ellos formaron nuevas comunidades en resistencia.

México se ha caracterizado por ser un país con tradición de asilo político con ciertas libertades y derechos (como con los refugiados latinoamericanos y europeos), sin embargo, en el caso de los guatemaltecos la situación ha sido un poco diferente: si bien se les dio el asilo, se presentaron muchas dificultades dada la cercanía del conflicto y también por tratarse de población indígena; incluso durante los primeros años del refugio hubo muchas incursiones por parte del ejército guatemalteco en la zona fronteriza. Los refugiados tuvieron que estar en constante movimiento, estableciendo campamentos temporales.

Después de casi 40 años de la llegada de los primeros refugiados a México, la situación se ha ido regularizando. En la década de 1990 y como consecuencia de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala, se iniciaron los trabajos de repatriación con ayuda del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Muchos chujes regresaron a sus lugares de origen, pero no todos quisieron hacerlo. El gobierno mexicano dio algunas facilidades para obtener la nacionalidad mexicana a quienes decidieran quedarse. Hubo también cesión de terrenos para formar nuevas comunidades tanto en Chiapas como en los estados de Quintana Roo y Campeche.

Bajo estas condiciones, el número de chujes aumentó en territorio mexicano, pero su establecimiento no ocurrió de manera concentrada: se ubicaron en comunidades de no más de 500 habitantes alrededor de los lagos de Montebello, más los que fueron reubicados en la península de Yucatán. Esta presencia provocó que los chujes fueran reconocidos en los censos y que el Chuj se empezara a contar como lengua mexicana, ya que había permanecido ignorada por las autoridades desde su establecimiento a finales del siglo XIX y casi todo el siglo XX.

Antes de la llegada de los refugiados se sabía de la existencia de hablantes de Chuj en la zona de los lagos de Montebello; sin embargo, tras la migración se creó un estigma en torno al uso de la lengua. Yo llegué con los chujes de Chiapas en 1986 y me fue muy difícil encontrar hablantes de Chuj que no fueran refugiados. En ese entonces, ser chuj era igual a ser refugiado y, por tanto, las personas negaban hablar la lengua por temor a ser confundidas con guatemaltecos: “yo no soy chuj, yo soy mexicano, los refugiados son los que hablan”, afirmaba la gente de la zona. Ya mencioné que durante esa época hubo incursiones por parte del ejército guatemalteco a territorio mexicano, por lo que la preocupación principal de la gente de la zona era la supervivencia, y una de las maneras de garantizarla era distinguirse de los refugiados guatemaltecos.

SITUACIÓN ACTUAL DEL CHUJ EN MÉXICO

En este apartado describo la situación de dos comunidades que me parecen muy representativas de lo que sucede actualmente con la lengua Chuj en el lado mexicano, me refiero a Tziscao y Santa Rosa El Oriente, ambas en el municipio de La Trinitaria, y que son las comunidades en donde he llevado a cabo mi trabajo de campo.

Tziscao

La comunidad de Tziscao se fundó a finales del siglo XIX con familias provenientes de Guatemala, es el lugar a donde llegaron los primeros chujes a México: “venían en busca de tierras y mejores opciones de vida, abandonando sus lugares de origen como resultado de los procesos de explotación que provocó la Reforma Liberal en Guatemala y que afectó fundamentalmente a la comunidades indígenas” (Tavira 1988: 44). Después de diez años de asentamiento, los habitantes de Tziscao tuvieron la oportunidad de acceder a títulos de propiedad de las tierras y optar por la nacionalidad mexicana, todo ello se documenta en un museo que es una de las atracciones turísticas de la comunidad (figura 2).

Figura 2. Cédula de información en el museo comunitario, Tziscao.

Tenemos entonces que la población original de Tziscao hablaba Chuj; sin embargo, las condiciones para la transmisión de la lengua se fueron perdiendo. Considero que hay dos momentos importantes que debilitaron el uso de la lengua Chuj en la frontera: a) la prohibición del uso de la lengua y del traje tradicional en la década de 1940 en toda la zona fronteriza (Otto Schumann, comunicación personal, 1986) y b) la presencia de los refugiados guatemaltecos en la década de 1980.

La integración de los refugiados guatemaltecos a la sociedad mexicana no fue fácil: en un principio la población mexicana se mostró solidaria con sus vecinos del sur que venían huyendo de las matanzas, contratándolos como jornaleros o estableciendo acuerdos de trabajo a cambio de un porcentaje de la producción, pero poco a poco el huésped empezó a resultar incómodo y comenzó el deambular de los grupos de refugiados por distintas comunidades hasta que se formalizó la reubicación y la repatriación. La presencia de los refugiados reactivó el uso de la lengua en Chiapas, pero también se creó una situación de desprestigio y surgió una actitud negativa por parte de los descendientes de los primeros chujes que habitaron la zona, se abrió así una brecha entre los chujes mexicanos y los chujes guatemaltecos.

Con la reubicación y repatriación de los refugiados guatemaltecos y ya sin el estigma de ser confundidos con refugiados, más mexicanos empezaron a reconocerse hablantes de Chuj, o al menos era más gente interesada en su aprendizaje y en tratar de rescatar de alguna manera la lengua. No obstante, hoy en día el Chuj no es un rasgo que identifique a los habitantes de Tziscao. Don Alfonso era un habitante de Tziscao y uno de los grandes promotores de la enseñanza del Chuj en la década de 1990, él no era hablante nativo pero por necesidades comerciales, en un principio, aprendió algunas palabras y le interesaba la vitalidad de la lengua; fue durante su vida una autoridad de la lengua frente al resto de la comunidad.

Otro ejemplo de ello es Pascual Hernández, uno de los pocos adultos de mediana edad que habla el Chuj. Su padre, don José, lo hablaba, pero no se lo enseñó a su hijo, él lo aprendió por iniciativa propia y motivado por la religión. Su esposa, Eva, es de El Quetzal (comunidad guatemalteca vecina de Tziscao) y ella muestra más competencia lingüística, pero en casa no hablan Chuj. Su interés por hablarlo tiene que ver con transmitir la palabra de Dios en el idioma que les permita acercarse a las personas de otras comunidades. Pero en Tziscao, el Chuj no es una lengua que se escuche.

Tziscao se ubica en el límite fronterizo entre Chiapas, México, y Huehuetenango, Guatemala, de hecho comparten un lago, el Internacional. En la figura 3 se puede observar una de las mojoneras que dividen México y Guatemala, del lado izquierdo se encuentra Tziscao y del lado derecho, la aldea El Quetzal.

Figura 3. Frontera entre México y Guatemala.

Es uno de los atractivos turísticos dentro de la zona de los lagos de Montebello. Tanto Tziscao, del lado mexicano, como El Quetzal, del lado guatemalteco, han desarrollado una economía que depende del turismo. Esto ha creado conflictos entre ambas comunidades ya que se disputan la exclusividad del turismo, situación que también ha provocado diferencias entre una y otra comunidad. Una de las principales es el uso de la lengua: mientras en Tziscao ya no se escucha el Chuj en las calles, en El Quetzal todavía es posible escucharlo.

Santa Rosa El Oriente

Santa Rosa El Oriente, también en el municipio de La Trinitaria, es un asentamiento de formación relativamente reciente: se conformó a finales del siglo pasado. Se encuentra aproximadamente a ocho kilómetros de Tziscao, en la misma zona de los lagos de Montebello. Es una comunidad (entre otras más de chujes y kanjobales) que eligió la opción que el gobierno mexicano les dio para nacionalizarse y establecerse en el estado de Chiapas.

Santa Rosa está conformada por un grupo de chujes que ha luchado unido desde la década del conflicto en 1980. Tiene menos de 500 habitantes cuyo origen se encuentra en la aldea Yalamb’ojoch en Guatemala, de la que salieron huyendo. En este lugar se establecieron a finales de la década de 1990 (figura 4), cuentan con los servicios mínimos, como luz, agua, escuela primaria, incluso desde 2020 cuentan con servicio de internet pero desafortunadamente no cuentan con ningún tipo de servicio sanitario.

Figura 4. Señalización de la comunidad.

El hecho de que sea una comunidad que se haya mantenido unida y que hayan conservado su lengua no les ha garantizado un mejor nivel de vida. Si bien tienen tierras que trabajar, siguen estando sometidos a las políticas nacionales que viven el campesinado y las comunidades indígenas en nuestro país. No son autosuficientes por lo que tienen que recurrir al trabajo como jornaleros por salarios muy bajos o emigrar, ya sea a la ciudad de México, Cancún o Estados Unidos. A pesar de que han conseguido algunas cosas, todavía falta mucho para que lleven una vida digna: no hay centros de salud y la escuela es aún muy precaria. Por otra parte, a pesar de que ya tienen la nacionalidad mexicana, siguen siendo tratados de alguna manera como refugiados en sentido peyorativo (Limón 2008).

La integración de las comunidades después de la repatriación no fue homogénea: se pueden encontrar comunidades en donde están integrados tanto hablantes de Chuj con hablantes de Q’anjob’al, pero Santa Rosa es una de las que están conformadas exclusivamente con hablantes de Chuj.

Lingüísticamente tiene una realidad muy distinta a la de Tziscao; en Santa Rosa, el Chuj se oye en todos lados: en las casas, en las calles, en los anuncios que se hacen a la comunidad por medio del megáfono y, sobre todo, hablada por los niños. El Chuj en Santa Rosa es una lengua que se siente viva.

Desde el punto de vista de actitudes hacia la lengua, hace algunos años hice un ejercicio de grabaciones y transcripción de textos. Elegí el texto de un hablante de Tziscao y lo transcribí con un hablante de Santa Rosa. De la misma manera, elegí un texto de Santa Rosa lo transcribí con un habitante de Tziscao. Resultó un ejercicio de lo más interesante porque pude apreciar los juicios lingüísticos por parte de los participantes.

Por una parte, la impresión que tuve, al transcribir el texto de Tziscao con los hablantes de Santa Rosa, fue de una constante corrección en algunos detalles gramaticales. Como mencioné, los habitantes de Tziscao están dejando de hablar el Chuj, sólo algunos tratan de retomarlo y lo están aprendiendo por cuenta propia. Por otra parte, la impresión lingüística que tuvieron los hablantes de Tziscao cuando me ayudaron a transcribir el texto de Santa Rosa fue de admiración total por considerar que se trataba de un Chuj “más completo”, “más auténtico”. En ambos casos, cuando no entendían alguna expresión, coincidían en que eran términos de la lengua Q’anjob’al.

Lo que me interesa destacar con este ejemplo es que los mismos hablantes perciben diferencias claras entre el Chuj que se habla en una comunidad y en otra. Es evidente también que el Chuj que se habla en Tziscao, al no ser muy productivo, está resultando en una variante distinta, que de llegar a rescatarse, se diferenciará de los otros dialectos de la misma lengua.

En esta situación se puede observar que en Tziscao el Chuj es una lengua que se está perdiendo a pesar de los esfuerzos que hacen algunos de sus habitantes por mantenerla viva. Una serie de factores extralingüísticos ha provocado la inestabilidad de la lengua en la comunidad. Hoy en día, cierto sector de la población está retomando el interés por el Chuj, pero esto tiene consecuencias: al no haber necesidad de una interacción en la lengua originaria, los pocos hablantes que hay lo hacen de manera aislada. En todo caso, se trata de intereses individuales que no han tenido el impacto que requeriría un verdadero proceso de revitalización lingüística.

El caso de Santa Rosa es un ejemplo de resistencia tanto social como lingüística, se trata de una comunidad que ha luchado unida por su lengua como signo de identidad y cohesión y que ha logrado mantenerse durante todo el tiempo del refugio, hasta establecerse en el lugar donde están ahora. Pero comunidades como Santa Rosa, donde la totalidad de sus habitantes hablan Chuj, son muy pocas; la mayoría de los grupos que se reubicaron están mezclados con hablantes de otras lenguas indígenas o de español.

El paso y la permanencia de los chujes en México nunca ha sido estable. Su centro ceremonial y parte de su identidad se quedaron en Guatemala, en San Mateo Ixtatán. Se vieron forzados a abandonar su lugar de origen en busca de mejores condiciones y para salvar su vida misma. Sin embargo, en México la situación no ha sido fácil, han sido objeto de constantes prohibiciones, movilizaciones, represiones, discriminaciones, dispersiones, etcétera. A pesar de tener más de 100 años de haber llegado los primeros chujes a México, no hay un lugar que se reconozca como su centro de identidad. Con este panorama, y a pesar de los esfuerzos por parte de los hablantes de Chuj, parece ser una lengua condenada a la extinción en México.

CLASIFICACIÓN LINGÁÍSTICA

La clasificación de las lenguas mayas tiene una larga historia. Desde finales del siglo XIX, las clasificaciones se han hecho sobre todo a partir de vocabularios, con base en los cuales se han formado los grupos lingüísticos y los parentescos genéticos entre una lengua y otra y se han calculado los siglos que tienen de separación. Particularmente me interesa la clasificación lingüística del Chuj, la cual ha sido motivo también de algunas discusiones y discrepancias. Voy a retomar las propuestas de Kaufman (1974) y Robertson (1977).

Cuadro 1

. Clasificación del Chuj (Kaufman 1974)

En el cuadro 1 tenemos la clasificación de Kaufman, la cual es resultado de la comparación de vocabularios al tomar en cuenta innovaciones fonológicas con el fin de proponer siglos de separación entre una lengua y otra. Con estos criterios ubica al Chuj dentro del Gran q’anjob’aleano, formando el grupo chujeano junto con el tojolabal. Dentro de la misma rama gran q’anjob’aleana, en un grupo aparte, ubica al Q’anjob’al, al Akateko y al Popti’, los cuales forman el complejo q’anjob’aleano.

Cuadro 2

. Clasificación del Chuj según Robertson (1977)

En la clasificación de Robertson (cuadro 2), la rama q’anjob’aleana tiene dos subramas, en una de las cuales se ubica el Chuj y en la otra agrupa al Q’anjob’al, Akateko y Popti’. Es de resaltar la ubicación del tojolabal dentro de la rama tseltalana de la cual se derivan también, como un grupo aparte, el tseltal y el tsotsil. Los criterios de Robertson para su propuesta de clasificación se basan sobre todo en comparaciones morfosintácticas entre los dos grupos de lenguas. Como resultado de esa metodología, Robertson observa más similitudes entre el tojolabal y las lenguas tseltalanas, por una parte, y entre el Chuj y las lenguas q’anjob’aleanas, por la otra.

La relación entre el Chuj y el tojolabal ha sido documentada por Otto Schumann (1981) y es resultado de la convivencia que hubo entre chujes y tojolabales en época prehispánica. La separación territorial entre estos dos grupos tuvo su origen en las disputas por las minas de sal ubicadas en San Mateo Ixtatán (Limón 2008). A partir de entonces los chujes tienen más contacto con los q’anjob’ales.

Desde el punto de vista lingüístico coincido con la hipótesis de Robertson que se basa en los criterios morfosintácticos que comparten las lenguas q’anjob’aleanas. Un rasgo importante de este grupo de lenguas –dentro del cual ubica al Chuj– es el de los clasificadores nominales que, si bien el tojolabal también los presenta, no tienen el mismo comportamiento ni la misma productividad que se encuentran en las lenguas q’anjob’aleanas. Además, es importante mencionar que actualmente el contacto entre chujes y q’anjob’ales es más estrecho que entre chujes y tojolabales. Por otra parte, hay que destacar que hay un grado mayor de inteligibilidad entre chujes y q’anjob’ales.

En cualquiera de las dos clasificaciones, esquemáticamente el Chuj se coloca más cerca de las lenguas q’anjob’aleanas; en todo caso, las discusiones se han dado en torno a la afiliación lingüística del tojolabal. Gómez Cruz (2017), en su tesis de doctorado, llega a la conclusión de que el tojolabal es una lengua mixta que presenta rasgos tanto de las lenguas tseltalanas como de las lenguas q’anjob’aleanas.

ANTECEDENTES EN EL ESTUDIO DEL CHUJ Y LOS CHUJES

Si bien es cierto que el Chuj ha sido una de las lenguas que han recibido menor atención por parte de la comunidad académica, no ha sido descuidada del todo y podemos encontrar trabajos muy importantes en diferentes campos de la antropología y la lingüística.

Uno de los pioneros en los estudios sobre el Chuj es Nicholas Hopkins, quien en su tesis de doctorado, “The Chuj Language” (1967), hace una descripción estructural de la gramática del Chuj; sin duda, uno de los trabajos de consulta obligada para aquel que quiera introducirse en el análisis lingüístico de esta lengua. Tiene contribuciones importantes con enfoques comparativos acerca de la clasificación nominal (2012), la clasificación numeral (1970), la toponimia (1972) y la clasificación de nombres de plantas (1970-1971) y animales (1980a). También ha contribuido con análisis de textos (1980b) y la publicación de un diccionario Chuj-inglés (2012).

A partir de la década de 1970, Judith Maxwell también hizo grandes contribuciones al análisis gramatical (1976, 1978) y del discurso (1981, 1990) en las dos variantes del Chuj. También contribuyó con la publicación de un diccionario (1998) y de textos chujes traducidos al inglés (2001). Sus trabajos siguen siendo referencia debido a su análisis innovador acerca de ciertos aspectos gramaticales de la lengua, como la incorporación y los predicados compuestos.

En mi caso, el interés sobre el Chuj se ha centrado sobre todo en la descripción y el análisis morfosintáctico de la lengua. He incursionado en la descripción de la clasificación nominal (1989), la negación (1995), la posesión (1996), el orden de palabras (1998a), algunos fenómenos de interferencia (1998b), el refugio guatemalteco (2001), la voz (2002, 2004, 2014), la comparación con el tojolabal (2005, 2010b), las oraciones de complemento (2007), contribuí también con un volumen para el Archivo de Lenguas Indígenas de México (2009), la estructura de la palabra verbal (2010a), las marcas de persona (2011), la modalidad irrealis (2015a), los verbos de movimiento (2015b). En los últimos años me he centrado en la descripción semántica de la definitud (2017) y de la expresión del número nominal (en prensa). Este libro es producto de la investigación acerca de las alternancias de voz que hice para mi tesis de doctorado (2013).

Hay otros trabajos importantes que han llamado la atención sobre diferentes aspectos de la gramática del Chuj desde una perspectiva de la lingüística maya. Tenemos sobre todo los trabajos sobre la clasificación lingüística de Robertson (1980) y de Kaufman (1974) y el estudio de voz y ergatividad en las lenguas mayas de Dayley (1981).7