Tabarnia: La historia no perdona mitos - Ares Van Jaag - E-Book

Tabarnia: La historia no perdona mitos E-Book

Ares Van Jaag

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Beschreibung

Una Tabarnia cosmopolita, urbana, española, europea, bilíngüe y plural es un proyecto mucho más atractivo que la Cataluña independiente que proponen los separatistas: cateta, rural, aislacionista, monolíngüe, liberticida y en la que los políticos te impongan como debes ser para ser aceptado en una sociedad que recuerda a la de la Alemania Nazi. ¿Y que ha hecho Cataluña para seducir a Tabarnia? Echar a nuestras empresas más importantes, cortar nuestras carreteras e impedirnos nuestra libertad de movimientos, discriminar nuestro voto con un sistema electoral que solo les beneficia a ellos, expoliar nuestras arcas y enemistarnos con el resto de España... En Tabarnia podrás estudiar también en español, rotular tu negocio en el idioma de tu preferencia o en la de tus clientes, ser atendido en la sanidad o administraciones públicas indistintamente en español o catalán, ver las banderas españolas ondear en los ayuntamientos tal y como dispone la actual ley de banderas y que tu gobierno autonómico, sea del polo político que sea, no malgaste tu dinero en embajadas, propaganda independentista y otras ocurrencias absurdas. Yo me autodeterminaría, ¿y tú?

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Veröffentlichungsjahr: 2024

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Tabarnia
La historia no perdona mitos
Ares Van Jaag
EDITORIAL  ALVI  Books, LTD.
Realización Gráfica:
©José Antonio Alías García Copyright Registry: 1801025254886
Created in United States of America.
©Ares Van Jaag, Badalona (Barcelona) España, 2018
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del Editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Código Penal Español).
Editorial Alvi Books agradece cualquier sugerencia por parte de sus lectores para mejorar sus publicaciones en la dirección [email protected]
Maquetado en Tabarnia, España (CE)
para marcas distribuidoras registradas.
www.alvibooks.com
Cualquier catalán nacido en los '80 ha crecido con el Club Super 3, el Tomàtic, la Bola de Drac, la Arare, Sopa de Cabra, Els Pets, Els Caçafantasmes…
Veíamos la predicción del tiempo en la TV3, con los dibujos de soles y nubes sobre un mapa de los "Països Catalans".
En la escuela nos explicaban la historia de las cuatro barras de nuestra bandera, pintadas por el emperador franco Luis el Piadoso con la sangre de Wifredo el Velloso sobre un escudo de color dorado: así nació nuestra bandera (la Senyera).
Los domingos por la mañana bailábamos sardanas en la plaza de la Iglesia , y daba gozo ver en un mismo círculo a los abuelos y los nietos, cogidos de la mano.
En Navidad hacíamos cagar al “Tió”, y poníamos un “Caganer” con barretina en el Belén. Así, disfrutábamos de una auténtica Navidad catalana, como Dios manda.
Celebrábamos la “Diada”, con ánimo de no olvidarnos de la derrota del pueblo catalán contra Felipe V y los españoles que ocuparon Cataluña.
En la primavera cogíamos las Xirucas (Chirucas, marca de calzado), y nos íbamos al Montseny o a nuestros Pirineos a disfrutar de nuestras montañas y sierras, en nuestra tierra, lejos del extranjero invasor.
Somos un pueblo trabajador, con carácter, distinto del resto. Hablamos catalán, teníamos la Caixa, el RACC, los “Mossos d'Escuadra” y los Ferrocarriles Catalanes. ¿Qué más queremos? Pues queremos la independencia…
Pero la verdad no se puede ocultar siempre. Te vas de Erasmus a Londres y descubres que existe vida fuera de nuestro pequeño planeta catalán. Que también hay trabajadores con carácter en otros territorios, incluido el español.
Que la Caixa no es tan importante si se la compara con el Comercial Bank of China.
Que solamente una ciudad como Shanghái tiene más de 20 millones de habitantes (tres veces toda Cataluña).
Descubres la verdad: que lo de las cuatro barras de Wifredo el Velloso sólo era una leyenda, un mito, sin fundamento histórico. Ni Wifredo fue contemporáneo del emperador, ni se usaba la heráldica en ese siglo. Que la bandera estelada tiene un origen muy reciente, que fue creada en Cuba por Vicenç Albert Ballester en 1908 y que ni siquiera une a los independentistas, puesto que existen varias variantes: La del triángulo amarillo y estrella roja, que es usada por los partidos socialistas, la del triángulo rojo y estrella amarilla, que es usada por los partidos marxistas y la del triángulo azul con estrella blanca usada por partidos de la derecha independentista.
Además, hasta la unión del condado de Barcelona, que abarcaba solamente una parte de la actual Cataluña, con el reino de Aragón, el emblema de los condes de Barcelona fue la cruz de San Jorge, la misma que aparece en la bandera de Tabarnia (una cruz de gules sobre campo de plata). Que las cuatro barras las aporta al reino de Aragón Ramón Berenguer IV, pero que su origen es incierto. Además lera un símbolo familiar y no territorial. Y por si fuera poco, estos feudos surgen como consecuencia de la invasión islámica de la península ibérica y que, antes de que esto sucediera, ya existía una de las naciones más antiguas de Europa, de la que Cataluña formaba parte y que se llamaba Hispania, España en latín, que es como entonces se hablaba. Y que la larga lista de reyes visigodos que gobernaron la península dejaron muestras de su existencia en las monedas que aprendieron a acuñar de los romanos y en las que hoy todavía se puede leer, también en latín, HR que significa Hispania Rex (Rey de España).
También descubres que Cataluña por si sola nunca fue un reino como si lo fueron Castilla, Aragón, Navarra, Mallorca o Valencia entre otros reinos cristianos surgidos durante la guerra de la Reconquista y que aunque tuvo el gobierno propio de un feudo de su época, este fue propio del condado de Barcelona, que nunca tuvo señas de identidad nacional.
Descubres que lo que conocemos hoy en día como Cataluña, tan sólo llegó a ser un principado y que lo de la Corona catalanoaragonesa es otro mito. Que aunque la corte aragonesa estuvo establecida de forma intermitente en Barcelona y puntualmente en otros lugares del reino, desde el matrimonio de la reina Petronila de Aragón con Ramón Berenguer IV y hasta la muerte de Fernando II el católico en 1516, el reino se llamaba Aragón, a secas. Que en aquella época de oscurantismo medieval, la aspiración política más importante entonces era vencer y expulsar al invasor moro y anexionarse los territorios reconquistados. Que la única excepción en el proceso de reconquista y reunificación la constituye el Reino de Portugal, único territorio del precursor reino hispánico que, participando de la reconquista y quizá por que no se dieran las circunstancias idóneas para ello, quedó fuera de esta reunificación, con la única excepción de los 60 años que van desde 1580 a 1640, que finalizaron con la entronización de Juan IV de la casa de Braganza, desarrollando así y durante siglos una incipiente identidad nacional e historia propias, pero con muchas semejanzas a la Española.
Los defensores de la corriente de pensamiento político articulado sobre el principio de que Cataluña es una nación se basan en los supuestos derechos históricos de Cataluña, en su historia, en su lengua y en el derecho civil catalán, considerando que las instituciones del Principado de Cataluña fueron sustituidas por nuevas instituciones, de inspiración castellana, con el Decreto de Nueva Planta promulgado por Felipe V de España el 16 de enero de 1716, implicando la derogación de las instituciones catalanas y la extinción de este principado como un estado dentro del «estado compuesto» de la Monarquía Hispánica.
Pero el argumento no tiene fundamento histórico o jurídico. En primer lugar, el Decreto de Nueva Planta se aplicó tanto al reino de Aragón, del que Cataluña tan solo era una parte, como al reino de Castilla, sin que ello se interprete por castellanos y/o aragoneses como una venganza del rey hacia ellos. La verdad de todo ello es que lo que pretendía Felipe V con el Decreto de Nueva Planta era homogeneizar la gestión del estado y ello supuso cambios también para el reino de Castilla.
Así, más tarde, y de conformidad con el Real Decreto de 30 de noviembre de 1833, que establece la división provincial de España de Javier de Burgos, el único principado que sobrevive como tal es el Principado de Asturias y nadie en su sano juicio se le ha ocurrido decir que por este mismo motivo Asturias sea una nación independiente de la nación española.
Después descubres que el creador de la sardana moderna fue José María Ventura Casas (Alcalá la Real, Jaén, 2 de febrero de 1817 - Figueres, Girona, 24 de marzo de 1875), músico conocido popularmente como Pep Ventura, hijo de un comandante y músico militar catalán del ejército español que estuvo destinado en Jaén. Que tras el regreso de la familia a Cataluña, estudió y consideró la extensión melódica de la sardana demasiado limitada, siempre de 96 compases y de apenas 2 minutos de duración. Por eso se implicó en la renovación de la sardana, con obras de un número ilimitado de compases (sardana larga) frente a la tradicional (la corta). Añadió a la cobla (agrupación musical tradicional catalana) los instrumentos de viento y en sus inicios como compositor de sardanas, se inspiró en la zarzuela española y óperas de éxito de la época.
Y la hicieron catalana durante la época conocida como la Restauración (1874-1931), donde tuvieron su verdadero origen los nacionalismos vasco y catalán, porque no podía ser que la jota de Lérida o del Campo de Tarragona fuese el baile regional . Y menos aún podía serlo el baile denominado "El Españolito".
Por eso la sardana, a finales del siglo XIX sirvió para alimentar una identidad nacional inexistente hasta entonces. La sardana, exclusivamente catalana, otro mito.
Descubres que en 1714 no hubo ninguna guerra catalano-española, que Cataluña no participó en ninguna derrota bélica. Que fue una guerra civil entre los partidarios de los dos candidatos a la Corona de España, vacante desde la muerte de Carlos II que no dejó descendencia: entre un candidato de la dinastía de los Borbones (de Francia) y otro de la de Austria (de tierras germánicas), ambos emparentados con Carlos II. En todos los territorios de la Corona de España hubo austracistas y borbónicos: por ejemplo, Madrid, Alcalá o Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona, a favor de los Austrias. No fue, como intentan venderlo. No fue una guerra de secesión sino de sucesión, aunque ambas palabras se parezcan: ningún bando aspiró nunca a romper la unidad dinástica entre Castilla, León, Navarra o Aragón y mucho menos la separación de Cataluña ni de ningún otro territorio del reino de España. La Diada, otro mito.
Descubres que el “Caganet” del belén es una “tradición” que no se generaliza hasta el siglo XIX, como la sardana. Y que el “Tió” es otra milonga identitaria del siglo XX que, aunque bonita para los niños, es absurda. La Navidad catalana, otro mito.
Te das cuenta que los nacionalistas nos han tomado el pelo. No nos han educado, sino adoctrinado tal y como hicieran otros nacionalistas europeos en Alemania o en los Balcanes. Que nos han alimentado, sin darnos cuenta, de una “ideología radical” que se encuentra por encima de todo y de todos. Lo abarca todo: permite pisar el derecho de las personas, modelar la Historia a su gusto, y determinar qué está bien o mal en cualquier ámbito social o de la intimidad.
Te das cuenta que los independentistas nos han adoctrinado a través de mitos, leyendas y mentiras. Que han construido o falseado una realidad, con tal de fundamentar una ideología.