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Descubre un universo donde el erotismo se entrelaza con la mitología, y los tabúes se rompen en cada página. Tantrik Lady nos sumerge en relatos donde el deseo no conoce límites, explorando la sensualidad a través de seres míticos y maestrías amatorias. Cada historia ocurre en varios niveles, desde lo corporal hasta lo arquetípico, donde suceden cosas que no se ven a primera vista pero que están presentes cuando se observan en profundidad las relaciones sexuales y el erotismo. Un viaje intenso que desafía la convención, invitando a los lectores a experimentar el placer en su expresión más pura y salvaje y encontrar su propio recorrido.
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Seitenzahl: 111
Veröffentlichungsjahr: 2024
SHEELA VANIR
Sheila VanirTantrik Lady : relatos eróticos / Sheila Vanir. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-4912-9
1. Relatos. I. Título.CDD A860
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
TANTRIK LADY Patreon: www.patreon.com/tantriklady Instagram: @ladytantrika Facebook: Tantrik Lady. Relatos eróticos
Descubre un universo donde el erotismo se entrelaza con la mitología y los tabúes se rompen en cada página. Tantrik Lady nos sumerge en relatos donde el deseo no conoce límites, explorando la sensualidad a través de seres míticos y maestrías amatorias.
Un viaje intenso que desafía la convención, invitando a los lectores a encontrar su propio recorrido y experimentar el placer en su expresión más pura y salvaje.
He vivido muchas vidas,
he recorrido muchos lugares.
He dedicado mi cuerpo al placer erótico.
He trascendido lo aparente.
Soy un fractal del Deseo.
Quizá me conozcas desde siempre.
“El que desarrolla la verdad del cuerpo puede comenzar a comprender y experimentar la verdad de la manifestación entera. “
Ratnasara Tantra
Para los maestros tántricos de varias tradiciones, la Pasión es un elemento indispensable para la búsqueda espiritual de la vida. No se trata solamente de relatar la actividad sexual, sino comprender que los momentos de gozo y placer disfrutados en plenitud y conciencia, se reflejan en una vida feliz y plena.
En un mundo donde todo es cada vez más virtual, necesitamos reconectar con nuestros sentidos, tomar contacto con el “otro”. Estar presentes en nuestro cuerpo y el del otro es una forma de llegar al conocimiento de quienes realmente somos.
Sheela Vanir
NOTA DE LA AUTORA
I. INICIACIONES
SER VIRGO
ENSAYO
TANTRA MASSAGE
EL LOBO
II. SERES MÍTICOS
EL MINOTAURO
EL FAUNO
LA BESTIA
TÁNATOS DEL MAR
III. TABÚ
UNA NOCHE EN ESTAMBUL
SÚPER
SABOTAJE
EQUINOCCIO VIRAL
IV. SEX MASTERS
PONYTAILS
TAKE AWAY
MARES DEL SUR
TERCER TIEMPO
NOTAS AL PASO
EPÍLOGO
Podría definirse la iniciación como “ Un rito de paso que marca la entrada o la aceptación en un grupo o sociedad... Puede ser la primera vez en cualquier aspecto o actividad, o puede ser una nueva visión o perspectiva de algo que ya conocemos.”
Las iniciaciones ayudan a nuestro crecimiento, evolución y madurez.
Habíamos llegado la noche anterior para pasar unos días de descanso en la ciudad balnearia, que estaba desierta al comienzo del invierno.
La casa estaba oscura y fría, no había nadie en los alrededores y tuvimos que armarnos de coraje para poder dormir a pesar del temor que teníamos de que alguien pudiera entrar a robarnos.
En la mañana, decidimos ir a caminar por la playa, aunque el viento no era muy alentador.
Salimos de la casa vestidas sencillamente y sin maquillaje, éramos dos mujeres de casi treinta años con cierto aspecto adolescente. Estábamos charlando tranquilamente cuando a las pocas cuadras una camioneta 4x4 blanca, nos alcanzó disminuyendo la velocidad. Al acercarse, cuatro chicos muy jóvenes nos hablaron amigablemente desde el interior del vehículo entre sorprendidos y entusiasmados, dijeron que estaban en casa de su tía pasando unos días,
Seguimos nuestra caminata y poco después dos de ellos volvieron a pie para acompañarnos por un rato. Eran encantadores, la charla fluía alegremente.
Preguntaron si teníamos planes para después. Les comenté que tenía un jeep y propusieron hacer una travesía por la costa en la tarde, quedamos para las tres.
Les comenté que tenía un jeep y propusieron hacer una travesía por la costa en la tarde, quedamos para las tres.
Pasamos a buscarlos y los muchachos se acomodaron atrás.
Salimos en dirección Sur por la costa, charlando y riendo todo el trayecto, el vehículo se deslizaba suavemente por la arena y era un placer manejar a orillas del mar. Cuando llegamos a la ciudad, quise salir de la playa por un médano, y al hacer una maniobra, quedamos atascados en la arena, ¡casi volcamos! Por suerte el vehículo no era pesado, bajamos todos riendo por aquella travesura, Fede me explicó cómo girar el volante y empujando desde afuera, pudimos sacarlo.
Bajamos al centro comercial para comer unos panqueques y comenzó a fluir la química entre nosotros. De pronto surgió una inusitada atracción, lo miré con más detenimiento; sus hermosos ojos casi transparentes, su cuerpo bien torneado, su voz agradable, sus labios carnosos, su modo correcto y educado me seducían. También dijo que jugaba rugby en uno de los equipos de la liga que formaban los colegios más prestigiosos de la ciudad; algo que por entonces me atraía bastante, porque los rugbistas eran mis preferidos y conocía algo de aquel mundillo...
Luego volvimos a la playa, buscamos un lugar reparado entre los médanos y nos tiramos a descansar.
Preparamos unos mates y reímos bastante. Los chicos nos contaron que estaban estudiando para los exámenes en la Universidad y que vivían en un acomodado barrio de Buenos Aires. Nosotras, que en aquella época de apogeo del New Age, estábamos interesadas en la Astrología, preguntamos acerca de sus signos astrológicos y les dimos algunos detalles sobre ellos. F era Virgo y M, Libra. Nos divertía jugar a combinarlos con los nuestros acertando en muchas de las características. Tierra con Tierra, no era de mis combinaciones favoritas, pero sabía que un hombre de Virgo puede ser muy masculino, inteligente y tener mucha fuerza espiritual en sus grados más evolucionados, si logra trascender la mente. No quise profundizar en temas esotéricos, aunque ambos estaban fascinados por nuestras explicaciones y preguntaban a su vez sobre nosotras.
La luz del atardecer estaba desapareciendo y a pesar del frío, la arena se sentía suave y la vista del mar era de un azul profundo. Sentía una comunión con todo lo que me rodeaba, inmersa en el momento, degustando ese Presente.
Mi amiga y su amigo continuaron la conversación. F y yo nos quedamos en silencio, muy juntos acostados en la arena, la cercanía de su cuerpo hacía que mi corazón latiera fuertemente y en varias oportunidades trataba de evitar mirarlo porque mi respiración comenzaba a agitarse y la temperatura subía. Ya no sabía de qué iba la charla, luchaba internamente para que no se diera cuenta, porque pensaba que en realidad, no era apropiado.
En un momento nuestras miradas se cruzaron y un tímido beso surgió. Un poco avergonzada, trataba de disimular que me gustaba mucho, seguimos conversando un rato más pero ya estaba oscureciendo y decidimos regresar.
Volvimos por la ruta y quedamos en vernos esa noche para ayudarnos a encender el hogar a leña y tomar unos tragos.
Habíamos colocado velas y sahumerios en el living y los esperamos recién bañadas, arregladas y maquilladas, casi nerviosas por la expectativa de lo que podría suceder.
La aventura de la tarde había desembocado en una cita... Entrada la noche, llegaron en un auto nuevo y trajeron una botella de champagne. Estaban bien vestidos y perfumados, F llevaba una camisa escocesa, sweater azul escote en V y pantalón de jean celeste, su pelo castaño ondulado semi largo y húmedo lo hacía ver aún más joven y guapo, actuaba como un caballero. Algo en mí se estremeció.
Pusimos algo de música, ellos comenzaron a encender el hogar y yo me encargué de servir las copas, mi amiga no bebía alcohol. Al rato dijo que estaba cansada y se acurrucó en el sillón. M se sentó cerca de ella y conversaban en voz baja.
En un momento, F fue al baño y yo, que estaba aburrida de hablar, me retiré para buscar algo en el dormitorio con ganas de un poco de acción. En ese momento, él salió y nos cruzamos en el pasillo.
Sin decir nada me tomó de la cintura y me rodeó en un abrazo apretado, mirándonos a los ojos, obnubilados. Mientras girábamos bailando lentamente, todo alrededor se desvaneció, entré de pronto en ellos y pude ver tantas cosas...Vi la pulsión de la vida que brotaba desde dentro con una pureza infinita, me sumergí en un océano transparente de deseo absoluto e inocente.
Estrechó su cuerpo contra el mío, empujándome lentamente hacia la pared, un fulgor recorrió mis venas... me besó plenamente con sus labios generosos, con sus dientes y con su lengua llenó toda mi boca. Estremecida y excitada, me sentía casi como una niña. Dejé que aquel adolescente con alma de potro manejara la situación. Me alzó cruzando los dos brazos por debajo de mi cola y me llevó así hasta el último cuarto.
Cerró la puerta, descendí en la habitación helada, con la luz prendida, acaricié su cuello por dentro de la camisa, luego se la desprendí muy despacio. Él me sentó sobre la cama, yo acaricié su pelvis por encima del pantalón, él sacó mi vestido ajustado, descubriendo mis pechos. Quedé casi desnuda con una tanga que había elegido con premeditación; respirando rápidamente con ansiedad por no saber si seguir o parar. Pensaba en nuestros amigos esperando en la sala, en la diferencia de edad, en el futuro... éso me frenaba, pero a su vez sentía que nuestra atracción era ineludible.
Continué a pesar de todo razonamiento; aflojé su cinturón, abrí su bragueta y descubrí su bóxer de marca con dibujos; deslicé mis dedos por la abertura para tocar su miembro. Palpé su sólido contorno, rodeado de vello claro y suave.
—Ya vuelvo, dijo.
(En pocos minutos regresó con los condones; me agradó que viniera preparado, no era infantil ni atropellado).
Descubrí y abracé su torso desnudo, su lomo adolescente tenía granitos; notando que lo avergonzaban, lo acaricié complaciente como algo natural.
Besó mis pechos, era tal el deseo que sentía por él que gotas de leche materna brotaban de mis pezones al tiempo que él los sorbía con avidez.
Estaba asombrado y agradecido, su verga rosada y caliente, firme y embebida en semen, me apuntaba; la tomé con dulzura y voluptuosidad y me arrodillé para introducirla en mi boca.
El aire frío contrastaba con el calor que emanaba de nuestros cuerpos y todo se hacía más crudo, limpio, descarnado.
Él acariciaba mi pelo y tomaba mi cabeza entre sus manos, se colocó el preservativo, me recostó sobre la cama y me besó la vulva suavemente, sin pudor, al tiempo que lo miraba extasiada. Luego me colocó en posición de perra sobre la cama y me penetró con con firmeza; sabía dominar su impulso de acabar, exclamaba cortas palabras; yo lo dejaba hacer jadeando ahogadamente, entregada, sintiendo que nunca lo había hecho,
Él controlaba, controlaba con toda su fuerza y empujaba fervientemente hasta el fondo; en pleno orgasmo me aparté y giré hacia él para ver su expresión, sacó el condón y devino, inundandome por completo. Nos miramos perplejos, felices.
Era la primera vez que estaba con un hombre tantos años menor. En ése momento no sabía que él sólo tenía diecisiete años.
En un estado casi beatífico, nos vestimos y salimos de la habitación para volver con nuestros amigos. Había pasado poco tiempo, a lo sumo media hora, ellos charlaban tranquilamente cada uno en un sillón; al vernos, su amigo lanzó una mirada inquisidora, lo miramos sonriendo y caminamos de la mano hacia el jardín.
La noche era oscura y diáfana, plagada de estrellas y polvo sideral. Volvimos a besarnos, sólo nos mirábamos a los ojos sin hablar.
La frialdad del invierno no me tocaba, sólo su ancha mano cobijando mi cadera y su hermoso rostro, abriendo una brecha en mi corazón, reviviendo mi sangre, drenando mis penas, otra vez, inocente, blanca, redimida.
Virgen él. Virgen yo. Virgo en su máxima expresión.
Tocó el timbre de la calle Bravard y esperó.
Abrió la puerta un chico muy joven, pensó que sería alguno de los encargados de la sala de ensayos y preguntó por su hija. Él dijo que no había llegado todavía y la invitó a pasar. Se sintió un poco intimidada por la expresión de sorpresa y agrado del chico y dijo que esperaría en la vereda.
A los pocos minutos volvió a abrir la puerta, la miró con evidente interés y admiración, salió y le preguntó si conocía algún kiosko.
Entre seria y curiosa, respondió que no, pero quedaron mirándose directamente a los ojos.
Era muy alto, delgado, de tez blanca, el pelo semi ondulado y sus grandes ojos oscuros destacaban en su bello rostro varonil de quijada cuadrada. Se mostraba seguro y decidido.
Ella caminó hacia un costado y se apoyó en el alféizar de una ventana. Él la siguió, se sentó a su lado y soltó lo que pensaba:
—Sos una mujer muy hermosa, disculpa no pude dejar de hablarte.
—Gracias, ¿trabajás en la sala?
—No, vengo a un ensayo.
Intercambiaron una breve conversación sobre teatro y él le pidió su teléfono, ella trató de frenar al chico con algunas frases elusivas, pensando en su edad, el lugar donde estaban...
—Ah, soy la mamá de...
Trataba de desanimarlo; su yerno era el director y habían tenido un bebé unos meses antes, venía a buscarlo para cuidarlo. La situación era confusa, le chocaba pero a su vez se sentía atraída por él.
A pesar de todo, él siguió insistiendo.
—Es un poco complicado, dijo ella, ¿cuántos años tenés?
—¿Cuántos me das?
—Veinte
—¡Sí!
Oh, eso era demasiado!, pensó. De todos modos le dio el teléfono y dijo:
—Mmmm no te prometo nada, pero me caes bien...
—Bueno, te mando un mensaje y seguimos hablando porque tengo que entrar.
Se saludaron con un beso en la mejilla, el contacto de su cara le agradó pero rápidamente se alejó porque temía que llegara su hija. Al regresar a su casa sentía una linda sensación con matices contradictorios, entusiasmo, sorpresa, halago, candidez y una adrenalina en el cuerpo que le produjo ilusión.
Él le escribió por la mañana para darle los buenos días y ella le comentó que era su cumpleaños. Le deseó felicidades y la acompañó hasta la noche a través del chat, compartiendo sus experiencias en teatro y música.