Tesis de abril - Vladimir Ilich Lenin - E-Book

Tesis de abril E-Book

Vladimir Ilich Lenin

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Tras regresar del exilio, Lenin pronunció el 4 de abril en Petrogrado el discurso que dio el pistoletazo de salida a lo que sería la Revolución de Octubre. El objetivo estaba claro, conseguir todo el poder para los soviets de obreros y campesinos, y Lenin ofreció las herramientas para conquistarlo. Las famosas Tesis de abril suponen el análisis más lúcido y contundente que se haya hecho sobre los desposeídos rusos. Son, también, un programa de acción para una tarea revolucionaria concreta: el paso de la primera etapa de la revolución, en la que la burguesía detentaba el poder, a la segunda, en la que, una vez de­senmascarados los pequeñoburgueses y señalados como traidores a la clase trabajadora, el proletariado y el campesinado tomarían el poder.

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Akal / Básica de Bolsillo / 371

V. I. Lenin

TESIS DE ABRIL

Tras regresar del exilio, Lenin pronunció el 4 de abril en Petrogrado el discurso que dio el pistoletazo de salida a lo que sería la Revolución de Octubre. El objetivo estaba claro, conseguir todo el poder para los soviets de obreros y campesinos, y Lenin ofreció las herramientas para conquistarlo.

Las famosas Tesis de abril suponen el análisis más lúcido y contundente que se haya hecho sobre los desposeídos rusos. Son, también, un programa de acción para una tarea revolucionaria concreta: el paso de la primera etapa de la revolución, en la que la burguesía detentaba el poder, a la segunda, en la que, una vez de­senmascarados los pequeñoburgueses y señalados como traidores a la clase trabajadora, el proletariado y el campesinado tomarían el poder.

Diseño de cubierta

RAG

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Nota editorial:

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Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

1.ª edición 19762.ª edición, 2024

© Ediciones Akal, S. A., 1976, 2024

Sector Foresta, 128760 Tres CantosMadrid - España

Tel.: 918 061 996Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-5464-1

Las tareas del proletariado en la actual revolución[1]

Como no llegué a Petrogrado hasta el 3 de abril por la noche, en la reunión del 4 de abril pude, naturalmente, intervenir con un informe acerca de las tareas del proletariado revolucionario sólo en mi nombre yhaciendo constar mi preparación insuficiente.

Lo único que podía hacer, para facilitarme la labor a mí mismo y también a los oponentes de buena fe, era preparar las tesis por escrito. Las leí y entregué el texto al camarada Tsereteli. Las leí dos veces muy despacio: primero, en una reunión de los bolcheviques y, luego, en una de bolcheviques y mencheviques[2].

Publico estas tesis personales mías sólo con notas explicativas muy breves, que en mi informe desarrollé mucho más ampliamente.

Tesis

1. En nuestra actitud hacia la guerra –que por parte Rusia, bajo el nuevo gobierno de Lvov y Cía., sigue siendo indudablemente una guerra imperialista de rapiña, debido al carácter capitalista de ese gobierno–, no es posible tolerar concesión alguna, por pequeña que sea, al «defensismo revolucionario».

El proletariado con conciencia de clase puede dar su asentimiento a una guerra revolucionaria que justifique realmente el defensismo revolucionario sólo bajo las siguientes condiciones: a) que el poder pase a manos del proletariado y de los sectores más pobres de los campesinos, aliados al proletariado; b) que se renuncie de hecho, y no sólo de palabra, a todas las anexiones; c) que se rompa realmente y de modo absoluto con todos los intereses de los capitalistas.

Dada la indudable buena fe de grandes sectores de la masa que creen en el defensismo revolucionario, que admiten la guerra únicamente como una necesidad y no como guerra de conquista –dado que han sido engañados por la burguesía–, es preciso explicarles su error de un modo particularmente minucioso, paciente y perseverante, explicarles la ligazón indisoluble que existe entre el capital y la guerra imperialista, y demostrarles que sin abatir el capital, es imposible poner fin a la guerra con una paz verdaderamente democrática, una paz no impuesta por la fuerza.

Debe organizarse la propaganda más amplia de estas ideas en el ejército combatiente.

Confraternización.

2. La peculiaridad del momento actual en Rusia es el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia de clase y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de los sectores pobres de los campesinos.

Este paso se caracteriza, por una parte, por un máximo de legalidad (Rusia es actualmente de todos los países beligerantes el más libre del mundo); por otra parte, por la falta de violencia contra las masas; y, finalmente, por la confianza irreflexiva de estas en el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y del socialismo.

Esta situación peculiar exige de nosotros capacidad para adaptarnos a las condiciones especiales de la labor del partido entre grandes masas del proletariado, nunca vistas hasta ahora, que acaban de despertar a la vida política.

3. Ni el menor apoyo al Gobierno Provisional; demostrar la falsedad absoluta de todas sus promesas, especialmente las que se refieren a la renuncia a las anexiones. Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de «exigir» que deje de ser imperialista, cosa inadmisible y que no hace más que despertar ilusiones.

4. Reconocer que en la mayor parte de los soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría, y, por el momento, una minoría pequeña, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses oportunistas, sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al proletariado, elementos que abarcan desde los socialistas populares[3] y los socialistas revolucionarios[4] hasta el Comité de Organización[5] (Chjeídze, Tsereteli, etc.), Steklov, etcétera.

Explicar a las masas que los soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario, por cuya razón, mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra tarea es explicar de manera paciente, persistente y sistemática, los errores de su táctica, dar una explicación adaptada especialmente a las necesidades prácticas de las masas.

Mientras estemos en minoría, realizaremos la tarea de criticar y señalar los errores, propugnando, al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los soviets de diputados obreros para que, sobre la base de la experiencia, las masas superen sus errores.

5. No una república parlamentaria –volver a ella desde los soviets de diputados obreros sería un paso atrás–, sino una república de los soviets de diputados obreros, peones rurales y campesinos, en todo el país, de abajo a arriba.

Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia[6].

Los salarios de los funcionarios, todos los cuales son elegibles y amovibles en cualquier momento, no deberán nunca exceder del salario medio de un obrero calificado.

6. En el programa agrario, trasladar toda la atención a los soviets de diputados peones rurales.

Confiscación de todas las tierras de los terratenientes. Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los soviets locales de diputados peones rurales y campesinos. Creación de soviets especiales de diputados cam­pesinos pobres. Establecimiento en todas las grandes fincas (con una extensión de 100 a 300 desiatinas, según, el lugar y demás condiciones, y conforme determinen los organismos locales) de haciendas modelo bajo el control de los soviets de diputados peones rurales y por cuenta de la comunidad.

7. Fusión inmediata de todos los bancos del país en un banco nacional único, sometido al control de los soviets de diputados obreros.

8. Nuestra tarea inmediata no es la «introducción» del socialismo, sino sólo poner enseguida la producción social y la distribución de productos bajo el control de los soviets de diputados obreros.

9. Tareas del partido:

a) celebración inmediata de un congreso del partido;

b) modificación del programa del partido, principalmente:

1) sobre el imperialismo y la guerra imperialista;

2) sobre la actitud hacia el Estado y nuestra reivindicación de un «Estado-comuna»[7];

3) modificación del programa mínimo, que ha envejecido;

c) cambiar el nombre del partido[8].

10. Renovar la Internacional.

Iniciativa para crear una Internacional revolucionaria, una Internacional contra los socialchovinistas y contra el «centro»[9].

* * *

Para que el lector pueda darse cuenta de por qué he tenido que resaltar de manera especial, como una rara excepción, el «caso» de oponentes de buena fe, lo invito a comparar las tesis antepuestas, con la siguiente objeción formulada por el señor Goldenberg: «Lenin –dice– ha enarbolado la bandera de la guerra civil en el seno de la democracia revolucionaria» (cfr. número 5 de Edinstvo[10],del señor Plejánov).

Una perla, ¿no es verdad?

Escribo, anuncio y explico detalladamente: «dada la indudable buena fe de grandes sectores de la masa que creen en el defensismo revolucionario… dado que han sido engañados por la burguesía, es preciso explicarles su error de un modo particularmente minucioso, paciente y perseverante…».

Y esos caballeros burgueses, que se llaman socialdemócratas y que nopertenecen ni a los grandes sectores ni a la masa que creen en el defensismo, tienen el descaro de reproducir e interpretar en los términos siguientes mis ideas: «Ha enarbolado [¡!] la bandera [¡!] de la guerra civil» (¡ni en las tesis ni en mi informe se habla para nada de la guerra civil!) «en el seno [¡¡!!] de la democracia revolucionaria…».

¿Qué quiere decir eso? ¿En qué se distingue de la agitación pogromista de Rússkaia Volia?[11].

Escribo, anuncio y explico detalladamente: «Los soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario, por cuya razón nuestra tarea es explicar de manera paciente, persistente y sistemática los errores de su táctica, una explicación adaptada especialmente a las necesidades prácticas de las masas…».

Pero cierta clase de opositores presenta mis ideas como un llamamiento a la ¡guerra civil «en el seno de la democracia revolucionaria»!

He atacado al Gobierno Provisional por no haber señalado una fecha próxima, o fecha alguna, para la convocatoria de la Asamblea Constituyente, limitándose a simples promesas. Y he demostrado que sin los soviets de diputados obreros y soldados no está garantizada la convocatoria de la Asamblea Constituyente ni suéxitoes posible.

¡¡¡Y seme imputa sercontrario a la convocatoria inmediata de la Asamblea Constituyente!!!

De buen grado calificaría todo esode «delirio» si decenas de años de lucha política no me hubiesen enseñado a considerar como una rara excepción la buena fe en el contrincante.

El señor Plejánov dice en su periódico que mi discurso constituye un «delirio». ¡Perfectamente, señor Plejánov! Pero ¡cuán torpe, cuán poco ágil y cuán poco perspicaz se nos revela usted en su polémica! Si me pasé dos horas enteras delirando, ¿por qué cientos de oyentes toleraron esos «delirios»? Más aun: ¿y para qué dedica usted en su periódico toda una columna a reseñar un «delirio»? ¡Las cosas no resultan, señor!

Naturalmente, es mucho más fácil gritar, injuriar y vociferar que procurar exponer, explicar, recordar qué dijeron Marx y Engels en 1871, en 1872 y en 1875, sobre las experiencias de la Comuna de París[12] y sobre el tipo de Estado que el proletariado necesita.

Por lo visto, al exmarxista señor Plejánov no le gusta recordar el marxismo.

Citaba yo las palabras de Rosa Luxemburg, que el 4 de agosto de 1914[13] calificó a la socialdemocracia alemana de «cadáver pestilente». Y los señores Plejánov, Goldenberg y Cía. se sienten «ofendidos». ¿En nombre de quién? ¡En nombre de los chovinistas alemanes, porque fueron llamados chovinistas!

Los pobres socialchovinistas rusos, socialistas de palabra y chovinistas de hecho, se han armado un lío.

[1] El artículo «Las tareas del proletariado en la actual revolución», publicado en el número 26 de Pravda, del 7 de abril de 1917 con la firma de N. Lenin contiene las célebres Tesis de abril, que probablemente escribió durante el viaje, antes de llegar a Petrogrado. Lenin leyó las Tesis en dos reuniones el 4 (17) de abril: en la reunión de los bolcheviques y en la reunión conjunta de bolcheviques y mencheviques delegados a la conferencia de soviets de diputados obreros y soldados de toda Rusia, realizada en el Palacio de Táuride.

Durante las deliberaciones Lenin entregó las Tesis a uno de los miembros de la redacción de Pravda insistiendo en que había que publicarlas al día siguiente e íntegramente. No obstante, debido a dificultades de imprenta, las Tesis no fueron publicadas el día 5, sino el 7 de abril, habiendo hecho la redacción de Pravda una advertencia sobre ella a sus lectores el día 6 en el número 25.

El artículo fue reproducido por los periódicos bolcheviques Sotsial-Demokrat (Moscú), Proletari (Járkov), KrasnoiarskiRabochi (Krasnoiarsk), Vperiod (Ufá), BakinskiRabochi, KavkaskiRabochi (Tiflis) y otros [N. del Ed.].

[2] Mencheviques: partidarios de la corriente oportunista pequeñoburguesa en la socialdemocracia rusa, vehículos de la influencia burguesa entre la clase obrera. Los mencheviques recibieron esta denominación a partir del II Congreso del POSDR, celebrado en agosto de 1903, cuando al final del mismo, al ser elegidos los organismos centrales del partido, quedaron en minoría («menshinstvó» en ruso), en tanto que los socialdemócratas revolucionarios, encabezados por Lenin, lograron la mayoría («bolshinstvó»). Tal es el origen de las denominaciones de «bolcheviques» (mayoritarios) y «mencheviques» (minoritarios). Los mencheviques trataban de conseguir un acuerdo del proletariado con la burguesía, aplicaban una línea oportunista en el movimiento obrero. Después de la Revolución democrática burguesa de febrero de 1917, que inició en Rusia el periodo de la dualidad de poderes –entrelazamiento de dos dictaduras, la de la burguesía, personificada por el Gobierno Provisional burgués, y la del proletariado y el campesinado, personificada por los soviets–, los mencheviques y los socialistas revolucionarios (eseristas) formaron parte del Gobierno Provisional, apoyaron su política imperialista y lucharon contra la creciente revolución proletaria. Los mencheviques siguieron en los soviets esta misma política de apoyo al Gobierno Provisional y de apartamiento de las masas del movimiento revolucionario. Triunfante la Revolución de Octubre, los mencheviques se convirtieron en un partido abiertamente contrarrevolucionario, organizador y partícipe de complots y levantamientos que tenían por fin derrocar el poder soviético.

[3]Socialistas populares («enesistas»): miembros del Partido Socialista Popular del Trabajo que se separaron en 1906 del ala derecha del partido de los socialistas revolucionarios (eseristas). Reflejaban los intereses de los kulaks; eran partidarios de la nacionalización parcial de la tierra con indemnización a los terratenientes y de la distribución de la tierra entre los campesinos de acuerdo con la llamada norma laboral. Se manifestaban en favor de un bloque con los kadetes. Lenin los calificó de «socialkadetes», «oportunistas pequeñoburgueses», «mencheviques eseristas» vacilantes entre kadetes y eseristas, y señaló que ese partido «difiere muy poco del partido kadete, pues ha suprimido de su programa la exigencia de un régimen republicano y la nacionalización de toda la tierra». Dirigían el partido A. Peshejónov, N. Annenski, V. Miákotin y otros. Después de la Revolución de Febrero (1917), el partido se fusionó con los trudoviquesy respaldó activamente al provisional, del que formaron parte algunos de sus representantes. Luego de la victoria de la Revolución de Octubre, los socialistas populares intervinieron en conspiraciones contrarrevolucionarias y en acciones armadas contra el poder soviético. El partido se disolvió durante la guerra civil [N. del Ed.].

[4]Socialistas revolucionarios («eseristas»): partido pequeñoburgués de Rusia que surgió a finales de 1901 ycomienzos de 1902 como resultado de la unión de diversos grupos y círculos populistas (la Unión de los socialistas revolucionarios, el partido de los socialistas revolucionarios yotros). Los puntos de vista de los eseristas constituían un conjunto ecléctico de las ideas del populismo ydel revisionismo. En los años de la Guerra Mundial imperialista la mayoría de los eseristas sostuvo posiciones socialchovinistas. Después del triunfo de la revolución democraticoburguesa de febrero de 1917, los eseristas, junto con los mencheviques ylos kadetes, fueron el apoyo fundamental del contrarrevolucionario Gobierno Provisional burgués terrateniente, gobierno del que formaban parte los dirigentes del partido socialista revolucionario (Kérenski, Avxéntiev, Chernov). Este partido se negó a apoyar las exigencias campesinas de liquidar la propiedad terrateniente sobre la tierra yse pronunció por su conservación. Los ministros eseristas del Gobierno Provisional enviaron cuerpos de represión contra los campesinos que se apoderaban de las tierras de los terratenientes. En vísperas de la insurrección armada de octubre, el partido socialista revolucionario se colocó abiertamente del lado de la burguesía contrarrevolucionaria, defendió el régimen capitalista yse aisló de las masas del pueblo revolucionario.

A finales de noviembre de 1917 el ala izquierda de los eseristas formó el partido independiente de los eseristas de izquierda. Tratando de mantener su influencia entre las masas campesinas, los eseristas de izquierda reconocieron formalmente el poder soviético y