Abiertos a la esperanza. Retazos bíblicos - Nuria Calduch-Benages - E-Book

Abiertos a la esperanza. Retazos bíblicos E-Book

Nuria Calduch-Benages

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Beschreibung

Todo lo que nos pueda ayudar a conocer más y mejor la palabra de Dios, y todo lo que facilite su penetración en lo más profundo de nuestra vida, habrá que aprovecharlo al máximo. Por eso son importantes libros como este, en el que se explican con sencillez y profundidad temas diversos sobre la Biblia. En la linea del que recientemente publicó la misma autora, en esta misma colección, con el título de Nacidos para la alegría. Las mujeres seguidoras de Jesús es el tema más repetido entre los siete escritos que reúne este libro. Sin duda, una buena invitación a adentrarnos en este camino para acercarnos y vivir plenamente las páginas bíblicas, punto de referencia de nuestra fe. Nuria Calduch-Benages (Barcelona 1957), licenciada en Filología anglo-germánica (Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra) y doctora en Sagrada Escritura (Pontifi cio Instituto Bíblico, Roma), actualmente es profesora de Antiguo Testamento en la Pontifi cia Universidad Gregoriana de Roma y desde el año 2014 miembro de la Pontifi cia Comisión Bíblica. En el Centre de Pastoral Litúrgica ha publicado, además de Nacidos para la alegría (2016), Los profetas, mensajeros de Dios (2013) y La Palabra Celebrada (2014).

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La colección Emaús ofrece libros de lectura

asequible para ayudar a vivir el camino cristiano

en el momento actual.

Por eso lleva el nombre de aquella aldea hacia

la que se dirigían dos discípulos desesperanzados

cuando se encontraron con Jesús,

que se puso a caminar junto a ellos,

y les hizo entender y vivir

la novedad de su Evangelio.

Nuria Calduch-Benages

Abiertos a la esperanza

Retazos bíblicos

Colección Emaús 133

Centre de Pastoral Litúrgica

Director de la colección Emaús: Josep Lligadas

Diseño de la cubierta: Mercè Solé

© Edita: CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA

Nàpols 346, 1 – 08025 Barcelona

Tel. (+34) 933 022 235 – Fax (+34) 933 184 218

[email protected] – www.cpl.es

Edición digital septiembre 2016

ISBN: 978-84-9805-515-3

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Prefacio

Seguimos con los retazos. Esperando que la primera colección, Nacidos para la alegría, les haya gustado, ahora les quiero presentar la segunda. Igual que la primera, esta contiene siete artículos que se han publicado en diversos números del Butlletí de la Asociación Bíblica de Cataluña a lo largo de los años 1995-2015.

Los tres primeros son de corte antropológico. El primero afronta el tema de la familia en la Biblia a partir de la aportación de la antropología cultural y, en particular, de los estudios de Santiago Guijarro sobre la institución familiar en los evangelios. El segundo ofrece una presentación breve de algunos conceptos básicos de la antropología bíblica (alma, cuerpo, corazón, espíritu) para facilitar la lectura y la comprensión de los textos de la Escritura. El tercero está dedicado al Cantar de los Cantares, una composición poética que, a diferencia de otros libros de la Biblia, se distingue por sus descripciones del cuerpo humano, especialmente del cuerpo femenino. Míriam, la hermana de Moisés y Aarón, es la protagonista del cuarto artículo, basado en Éxodo 2,1-10, o sea, el nacimiento de Moisés. El estudio de este pasaje nos permite concluir que Míriam era una mujer de esperanza. Y de ahí el título de esta segunda colección de retazos: Abiertos a la esperanza.

Pasemos al Nuevo Testamento. Los tres últimos artículos desarrollan un mismo tema, es decir, los encuentros de Jesús con las mujeres y, en particular, el aspecto del seguimiento. Después de ofrecer una panorámica sobre la actitud de Jesús para con las mujeres a lo largo de los cuatro evangelios, pasamos a analizar con detenimiento Lc 8,1-3, un texto fundamental para poder establecer el rol de las mujeres en el movimiento de Jesús. En último lugar, nuestra atención se centra en la figura de Marta, la hermana de María de Betania, en el episodio que narra la resurrección de su hermano Lázaro (Juan 11,1-44). El cuarto evangelista la describe como una verdadera discípula de Jesús.

Reitero mi agradecimiento a Joan Ferrer, el director del Butlletí de la Asociación Bíblica de Cataluña, que me ha concedido el permiso para publicar de nuevo estos artículos, y a Josep Lligadas, del Centre de Pastoral Litúrgica de Barcelona, que ha aceptado incluirlo en la colección Emaús, de la que es director.

Deseo que una vez más disfruten con la lectura de estos retazos bíblicos.

Nuria Calduch-Benages

Roma, 30 de enero de 2016

La familia, una institución bíblica1

1 Esta ponencia fue presentada en Barcelona el 5 de mayo del 2000 en el «Encuentro de las familias Nazaret en Cataluña», organizada por las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret.

Introducción

En el año 1993, la Pontificia Comisión Bíblica2 publicó el documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia,punto de referencia obligado para todos los exegetas, en el que presentan y evalúan todos los métodos exegéticos actuales. Entre estos destaca la aportación de las ciencias humanas (sociología, antropología, psicología) al estudio de la Biblia. A nosotros nos interesa especialmente la aportación de la antropología cultural, una ciencia que abarca un abanico más amplio que la sociología. Si esta se preocupa sobre todo de aspectos económicos e institucionales, la antropología cultural se interesa por todo aquello que es manifestación humana: arte, mitos y leyendas, lenguaje, costumbres, etc. Se ocupa de distinguir los diferentes contextos (por ejemplo: urbano, rural), aspectos relativos al mundo de la familia (casa, parentesco, situación de la mujer) y la vida cotidiana de la gente. Así evita tanto el anacronismo como el etnocentrismo.3

2 Fundada por el papa León XIII el año 1902 para promover el progreso de los estudios bíblicos y proteger su inmunidad ante los posibles errores, fue completamente reestructurada por el papa Pablo VI el año 1971. Este organismo es una comisión de expertos en Sagrada Escritura (20 biblistas de todo el mundo), presidida por el Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe. No es un órgano del Magisterio de la Iglesia pero, lógicamente, goza de su confianza.

3 El etnocentrismo implica imponer al resto de la gente las propias interpretaciones culturales relativas a personas, cosas y acontecimientos. Cuando es aplicado a la historia, este etnocentrismo se denomina anacronismo: imponer a un pueblo del pasado los instrumentos culturales, significados y conducta del propio período. Algunos anacronismos etnocéntricos infantiles son muy graciosos: la familia de Jesús tomó un avión para ir a Egipto; o, Pablo se compró la Biblia de Jerusalén para citar en el castellano original cuando predicaba; pero pueden causar daños irreparables cuando se aplican a la conducta humana. Cf. B.J. Malina, El Mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultural, Estella,Verbo Divino 1995, p. 25.

La antropología cultural y la Biblia

Los estudios comparativos de culturas anteriores a la era industrial han contribuido a la comprensión de algunos rasgos de la cultura bíblica. Se ha detectado que muchas sociedades preindustriales se caracterizan por una alta contextualización, es decir, las relaciones sociales y los valores son estables y se dan por supuestas muchas cosas que los autores pertenecientes a este tipo de sociedad no se sienten obligados a explicar. En cambio, las sociedades postindustriales –pensemos, por ejemplo, en la cultura norteamericana y la norteeuropea– se caracterizan por una baja contextualización. Es decir, todo hay que explicarlo con detenimiento, y así los autores producen una literatura que tiende a explicar todos los detalles posibles, sin dejar mucho espacio a la imaginación. En consecuencia, en las sociedades preindustriales, sociedades que poseen un alto sentido de grupo, los códigos del honor tienen una fuerza enorme, y por esto funcionan sin necesidad de una legislación escrita. Las sociedades postindustriales, más individualistas, han perdido el sentido de grupo. Así se entiende mejor, por ejemplo, lo que implicaban los ritos de pureza en el contexto judío, y el alto grado de subversión que suponía la conducta de Jesús de comer con pecadores. El estudio de las sociedades mediterráneas en que nació el movimiento de Jesús y las primitivas comunidades cristianas es el mejor servicio que la antropología cultural ofrece al estudio de la Biblia.

Dos obras significativas

Este método de acercamiento a la Biblia, que acabamos de resumir en pocas palabras, es el que utiliza un grupo de investigadores norteamericanos y sus colegas de Australia, Noruega, Sudáfrica y Alemania desde hace relativamente pocos años. Reciben el nombre de The Context Group (El Grupo del Contexto), y se dedican al estudio de la antropología cultural del Mediterráneo en el siglo I, para poder entender así mejor el mensaje del Nuevo Testamento (también se dedican al Antiguo Testamento, pero en menor grado). Su escuela ya tiene seguidores en Italia y también en España. Podemos citar a Rafael Aguirre y a Carmen Bernabé (Universidad de Deusto, Bilbao) y Santiago Guijarro (Universidad Pontificia de Salamanca) entre otros.

Es precisamente una obra de este último profesor, exactamente su tesis doctoral,4 la que quiero citar a continuación por dos motivos: por un lado, porque es un hermoso ejemplo, nacido dentro de nuestras fronteras, de cómo aplicar el método de la antropología cultural al Evangelio, y, por otro, porque en parte me ha servido como fuente de inspiración para esta ponencia. Santiago Guijarro optó por este tema porque le llamó la atención que los dichos más conflictivos y difíciles de Jesús, sobre todo aquellos en los que la ruptura con la familia se relaciona con el seguimiento, hubiesen sido tan poco estudiados (Mc 1,16-20; 10,28-30; 13,12; Lc 9,57-62; 12,51-53; Lc 14,26 y paralelos). El principal objetivo de su investigación era llegar a conocer mejor un aspecto concreto del cristianismo naciente que, a la vez, podría contribuir a una mejor comprensión del problema vocacional. Así pues, antes de proceder al análisis de los textos bíblicos en cuestión, el autor tuvo que estudiar con detenimiento la familia, que era la principal institución del mundo helenístico-romano, y lo hizo con la ayuda del método antes citado.

4S. Guijarro, Fidelidades en conflicto. La ruptura con la familia por causa del discipulado y de la misión en la tradición sinóptica, Plenitudo Temporis: Estudios sobre los orígenes y la antigüedad cristiana 4, Salamanca, Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca 1998.

Ahora bien, cuando los organizadores de este encuentro me propusieron el título de esta ponencia: «La familia, una institución bíblica», automáticamente me vino a la mente otra obra, la que el padre dominico Roland de Vaux escribió en 1957 en Jerusalén (en la Escuela Bíblica y Arqueológica francesa de Jerusalén) y que constituye un clásico para todos los que de una u otra manera nos dedicamos a la Biblia. Me refiero a Las instituciones del Antiguo Testamento, libro compuesto de cinco partes dedicadas al nomadismo, las instituciones familiares, civiles, militares y religiosas respectivamente. Cito, a continuación, las primeras palabras de su introducción:5

5 R. de Vaux, Las instituciones del Antiguo Testamento, Sección Sagrada Escritura 63, Barcelona, Herder 1975, p. 17. Original francés: Les institutions de l’Ancien Testament, Paris, Cerf 1957.

Instituciones de un pueblo son las formas de vida social que un pueblo acepta por costumbre, escoge libremente o recibe de una autoridad. Los individuos se someten a las instituciones, pero estas, a su vez, no existen sino de acuerdo con la sociedad que dirigen, bien se trate de una sociedad familiar, política o religiosa. Varían con el tiempo y los lugares y dependen, hasta cierto punto, de las condiciones naturales: geografía, clima, etc; pero se distinguen esencialmente de las formas de asociación de las plantas o de los animales y de sus cambios por una intervención, colectiva o individual, de la voluntad humana.

Las instituciones de un pueblo antiguo están, por esto mismo, íntimamente ligadas no solo al lugar donde habita, sino también a su historia. Hechas a su medida llevan la marca de su psicología, de sus ideas sobre el ser humano, sobre el mundo y sobre Dios. Como la literatura, las artes, las ciencias, la religión, las instituciones son también un elemento y una expresión de la civilización de un pueblo. Para describir y comprender estas formas antiguas, el historiador ha de tener en cuenta todos los vestigios del pasado. En primer lugar, los textos, que siempre son más explícitos, pero también los monumentos, incluso los más humildes restos del trabajo humano, todo aquello que permita reconstruir las condiciones y el cuadro de vida de aquel pueblo.

Hemos aludido a dos obras muy valiosas y muy diferentes al mismo tiempo, una antigua y otra contemporánea, una clásica y la otra innovadora, una de tipo manual o introducción y la otra una tesis doctoral. Las dos nos ayudarán en nuestro estudio, ya que pasado y presente, tradición e innovación no se excluyen mutuamente sino todo lo contrario. Conocer nuestro pasado, es decir, nuestras raíces, no solo ilumina nuestro presente, sino que nos abre las puertas al futuro. Nuestra tradición familiar hunde sus raíces –a pesar de las notables diferencias existentes– en la tradición familiar atestiguada en la Biblia. Y esto no es nada extraño, porque nosotros somos hijos e hijas del Mediterráneo (el Mare Nostrum), el mismo mar que baña las costas de Palestina y de tantos otros pueblos. Lo que quiero decir es que el mundo de la Biblia, el mundo de Jesús que tan lejano nos parece, a veces, de nuestra realidad, visto desde la perspectiva de la antropología cultural está mucho más cerca de nosotros que, por ejemplo, la cultura de los Estados Unidos de América que, en cambio, nuestra sociedad intenta imitar a cualquier precio.

El parentesco

En el Mediterráneo actual, y sobre todo en el pasado, la institución clave de las diferentes sociedades ha sido y continúa siendo el parentesco. Para el hombre y la mujer mediterráneos la familia lo es todo. Cito, a continuación, unas palabras de Bruce J. Malina, el promotor del «Grupo del Contexto».

Cuando la familia es la suprema institución de intereses, el principio organizativo de la vida es la pertenencia. El éxito consiste en tener y hacer contactos interpersonales, en relacionarse con buena gente. En otras palabras, dada la pertenencia como principio organizativo, el éxito en la vida significa mantener vínculos con otras personas en camarillas de grupos importantes. El grupo central de esta serie es el propio grupo de parentesco. La identidad de una persona depende de su pertenencia y de su aceptación en la familia. Ahora bien, esta pertenencia y aceptación dependen de la adhesión de una persona a las normas tradicionales de orden con las cuales se organizaban y se mantenían las familias mediterráneas. Y estas normas tradicionales de orden hundían sus raíces en códigos complementarios que giraban alrededor de los valores básicos del honor y la vergüenza.6

6 Cf. B.J. Malina, El mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultural, Estella, Verbo Divino 1995, p. 48.

Pues bien, el honor, que puede definirse como una reivindicación del propio valor socialmente reconocido, está íntimamente unido a los tres rasgos o líneas fundamentales que caracterizan a las personas del Mediterráneo: el poder, el estatus basado en el género y la religión. Me detengo brevemente en estos tres rasgos. El poder significa la habilidad para ejercer el control de la conducta de los demás. Se trata de una realidad simbólica que no ha de confundirse con la fuerza física. El estatus (o funciones) basado en el género hace referencia a los deberes y derechos de hombres y mujeres reconocidos en el grupo social. ¿Se identifican los deberes masculinos y los femeninos? ¿Hay que tratar igual a un hombre y una mujer? La religión es la actitud que una persona ha de adoptar y la conducta que se espera de ella respecto a los que controlan su existencia. La Biblia habla de piedad, de justicia, derecho, temor de Dios. ¿Quién mantiene el control de nuestra existencia, de los poderosos, de la historia, del mundo? En la confluencia de estas líneas fundamentales aparece el honor.

Ahora bien, no quisiera reducir mi exposición al tema, ciertamente importante, del honor en la familia, y por esto presentaré, con la ayuda de la antropología cultural, una especie de visión general sobre la familia en la sociedad helenístico-romana (siglo I), orientada a iluminar nuestra comprensión de los textos bíblicos. Lo haré siguiendo estos pasos: el lugar que ocupaba la familia en el conjunto de la sociedad, los diversos tipos de familias, los tres elementos básicos de la familia (propiedad, religión y honor) y, finalmente, las relaciones entre los miembros de la casa.7

7 En estos cuatro apartados seguimos el primer capítulo de la obra de Santiago Guijarro.

La familia en la sociedad helenístico-romana