Blanca de Borbón - José de Espronceda - E-Book

Blanca de Borbón E-Book

José de Espronceda

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Beschreibung

La reina Blanca de Borbón era hija de Isabel de Valois y Pedro de Borbón. Se casó con Pedro I de Castilla en Valladolid el 3 de junio de 1353 para propiciar una alianza entre Castilla y Francia.Más tarde fue repudiada y encerrada tras saber Pedro I que la familia de Blanca no pagaría la dote pactada. Blanca murió en la soledad de una celda mientras el rey de Castilla tenía varias amantes. Esta pieza romántica de José de Espronceda relata las vicisitudes de Blanca de Borbón en medio de las intrigas políticas y los caprichos de los monarcas de la época.

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José de Espronceda

Blanca de Borbón

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Blanca de Borbón.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-132-6.

ISBN rústica: 978-84-96290-22-8.

ISBN ebook: 978-84-9816-931-7.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

La trama 7

Personajes 8

Acto I 9

Escena I 9

Escena II 11

Escena III 14

Escena IV 15

Escena V 20

Escena VI 20

Escena VII 20

Escena VIII 29

Escena IX 29

Acto II 31

Escena I 31

Escena II 35

Escena III 38

Escena IV 39

Escena V 40

Escena VI 42

Escena VII 45

Escena VIII 48

Escena IX 51

Escena X 51

Acto III 55

Escena I 55

Escena II 58

Escena III 59

Escena IV 63

Escena V 64

Escena VI 67

Escena VII 71

Acto IV 81

Escena I 81

Escena II 81

Escena III 83

Escena IV 83

Escena V 88

Escena VI 91

Escena VII 93

Escena VIII 95

Escena IX 96

Acto V 97

Escena I 97

Escena II 98

Escena III 100

Escena IV 101

Escena V 104

Escena VI 104

Escena VII 106

Libros a la carta 109

Brevísima presentación

La vida

José de Espronceda (Almendralejo, Badajoz, 1808-Madrid, 1842). España.

Hijo de militar, estudió en el colegio San Mateo de Madrid. Muy joven fundó la sociedad secreta Los numantinos, y por ello fue recluido en el convento de San Francisco de Guadalajara. En 1826 huyó a Lisboa y allí se enamoró de Teresa Mancha, hija de un liberal, a la que siguió a Londres y luego raptó en París, poco después de que ella se casase con un comerciante español.

Intervino en la revolución francesa de 1830 y en la expedición fracasada de Joaquín de Pablo contra el régimen absolutista de Fernando VII. De regreso a España (1832) fundó el periódico El Siglo y fue diputado republicano. Durante su destierro conoció a los autores románticos ingleses, franceses y alemanes, en quienes encontró un estilo más cercano a sus ideas.

La trama

Hija de Isabel de Valois y Pedro de Borbón, la reina Blanca de Borbón se casó con Pedro I de Castilla para propiciar una alianza entre Castilla y Francia. Más tarde fue repudiada y encerrada tras saber Pedro I que la familia de Blanca no pagaría la dote pactada.

Blanca murió en la soledad de una celda mientras el rey de Castilla tenía varias amantes.

Esta pieza romántica relata las vicisitudes de Blanca de Borbón en medio de las intrigas políticas y los caprichos de los monarcas de la época.

Personajes

Don Pedro el Cruel

Enrique de Trastamara, su hermano bastardo

García de Padilla. Consejero del rey

Castro. Caballero

Don Hernando. Viejo

Primer caballero que habla

Segundo caballero

Tercer caballero

Don Tello. Alcaide de la prisión de Blanca

Abenfarax, asesino. Su carácter marcado: la estupidez y la ferocidad

Blanca, esposa de don Pedro el Cruel

La Padilla, su manceba

La Maga, madre del asesino

Leonor, hija del alcaide

Acto I

Escena I

El teatro representa un cuarto de la prisión de Blanca, con dos rejas de hierro en el fondo y dos puertas, una a la derecha y otra a la izquierda de los espectadores.

(Blanca y don Tello. Varios soldados requisan las rejas y se oye a lo lejos música y el siguiente coro.)

Honor al valiente,

Loor a las bellas,

Volad, caballeros,

La lid os espera.

Los fieros encuentros

Las damas recelan,

Y allá entre sí mismas

El triunfo os desean.

Honor al valiente.

Loor a las bellas.

(Siguen vivas y ruidos del pueblo que van poco a poco alejándose.)

Don Tello Las voces suenan en la alegre fiesta

Del nuevo infante, que la gloria aviva

Y el contento del rey, cual nueva joya

De la rica corona de Castilla.

Todos festejan hoy, todos gozosos

Al rey proclaman en ardientes vivas.

Soldados, pronto, requerid las rejas;

Nos aguarda el placer.

Blanca ¡Fatal desdicha!

En medio el gozo, que decís que reina,

Cuando mi esposo entre placeres brilla,

Yo sola gimo y para siempre cubre

Negra noche de horror el alma mía.

¿Un infante, decís?

Don Tello Un noble infante,

Hijo feliz de la feliz Padilla.

Blanca ¡Ah, para siempre me olvidó el impío!

Siempre esclavo feliz de sus caricias,

En brazos, ¡ay!, de esa mujer perversa

Él vivirá, mientras que yo afligida

En perpetua prisión yaceré siempre,

Entregada al horror que aquí me inspira.

Hasta mi vida misma. Y ella en tanto

Feliz será: cuando gozosa ría,

Verá corresponderla al mismo tiempo

En los labios de Pedro la sonrisa;

Si ella derrama lágrimas... ¡Dios mío!

¡Nunca su mano enjugará las mías!

Don Tello (Con aspereza.)

Nunca castiga Dios sin que el delito

Haga el rayo brillar de su justicia.

Blanca Dios mirará piadoso mi inocencia:

Que yo, infeliz, no provoqué su ira.

Don Tello Vos blasfemáis de Dios.

Blanca Tened, Don Tello:

Mostrad respeto a la desgracia mía:

Ya que la triste que tu lengua ultraja,

Que fue tu reina desleal olvidas,

Al menos, ¡ah!, cual castellano noble,

Con una dama usad de cortesía.

Don Tello ¡Cortesía! ¿Y con quién...? Callaré y basta

(A los soldados.) ¿Están las barras dobles? La alegría

Salgamos a gozar que en tanta fiesta

Del pueblo entero el corazón anima.

(Vase con los soldados por la derecha y entra Leonor por la izquierda.)

Escena II

(Blanca, Leonor.)

Leonor Mi padre se alejó; ya en fin respiro

Y la reina llorando... ¡Qué abatida

La desdichada está!

(A Blanca.) ¡Triste señora,

Ni un momento de paz!

Blanca Dulce hija mía,

¿Eres tú mi Leonor, tú, mí consuelo

En mi amargo pesar? Sola tú alivias

De mi suerte el rigor. ¿Lloras? Tu llanto,

Dulce Leonor, mi corazón reanima.

Yo perdono a tu padre: no es culpable

El que obedece, no.

Leonor Mas, ¿qué os agita?

Nunca cual hoy os vi tan angustiada,

Nunca en tan cruda y mísera agonía.

La crueldad de mi padre, la insolencia,

Ese cuidado eterno que le excita

A cerrar, a observar, que le arrebata

El sueño y la quietud, tan abatida

No os pusieron jamás: noble firmeza,

Noble resignación os sostenía.

Blanca Secas las fuentes ya de la amargura

Y colmado el rigor de mi desdicha,

Yo, querida Leonor, necia pensaba

Que el vaso amargo de la suerte impía

Había agotado ya: que tantas penas,

Tanta crueldad, a fuerza de sufrirlas,

Eran ya para mí leves pesares,

Que ni arrancarme lágrimas podrían.

Mas hoy renuevan su fatal martirio,

Hoy renacen en mí, mi pecho agitan

Con la misma violencia, el mismo imperio

Con que me atormentaron aquel día,

Cuando lejos del rey, ya para siempre,

Hallé mi dicha y mi quietud perdida.

¿Iba con ella, di, Leonor, le has visto?

Leonor Sí, yo he visto hoy al rey; su frente altiva,

Coronada de plumas ondeantes,

Al leve soplo de la blanda brisa

Sobre otros mil guerreros se elevaba

En medio del palenque, allí blandía

El asta formidable, y a los rayos

Del Sol naciente deslumbrando, ardían

Sus relucientes armas. Los relinchos

De cien caballos, los ardientes vivas,

El rumor del concurso, enajenaron

Mis ojos un momento. Entristecida

Yo los volví después a vuestra cárcel,

Y en medio de la pública alegría

Se cubrieron de lágrimas. ¡Dios mío!

Bizarro estaba el rey, pero a su vista,

no sé por qué me estremecí; sus ojos

Yo no sé qué terror, qué espanto inspiran,

Que tiemblo siempre al verlos.

Blanca ¿Y ella, dime?

Leonor Ella también allí, la de Padilla,

Orgullosa, arrogante se mostraba

Coronada de perlas; elegida

Reina de la hermosura y los amores

Por vuestro esposo infiel, ella ceñía

La sien del rey con orlas de laureles,

Recibiendo gozosa sus caricias.

Blanca Calla, calla por Dios; dulce me fuera,

Más que vivir así, la muerte misma;

Leonor, dime: ¿después...?

Leonor Yo suspirando

Volví luego a llorar vuestra desdicha,

Sin querer ya ver más.

Blanca ¿Y qué? ¿Ninguno

Ya se acuerda de mí? ¿No se lastima

Ninguno de mi suerte? ¡Desgraciada!

El que adoraste más, ese te olvida.

Leonor No todos, no, que acaso el descontento

También en medio a los placeres brilla

Y algunos hay que, con atentos ojos,

Las rejas de esta fortaleza miran,

Y os nombran suspirando. Oculto un joven

En derredor de este castillo gira

En la noche callada: yo, mil veces,

Extático le he hallado, con la vista

Fija en estas murallas, contemplando

Siempre este sitio en ansia pensativa.

Él me ha hablado tal vez; mi mano entonces

Por vos al preguntarme retenía,

Y alguna ardiente lágrima brillaba

Acaso de sus ojos desprendida.

Blanca ¡Inútil compasión! Tal vez la muerte,

Si le observan aquí, sus pasos siga.

No, mi amada Leonor; si a verle vuelves,

Dile que huya.

Leonor El infeliz decía

Que si estimaba yo vuestra ventura

Le diese entrada en vuestra cárcel misma

Un momento no mas, y yo he ofrecido

Hacerle entrar hoy mismo.

Blanca ¿Tú, hija mía,

Te has de exponer también, tú has de arriesgarte?

No, mi dulce Leonor, mi única amiga,

Si te apartan de mí... Tu padre acaso...

Leonor Mi padre allá en la fiesta se confía.

De sus guardias no más, que entre el bullicio

Entretenidos, su deber descuidan,

Vuelvo a buscarle, sí.

(Vase.)

Escena III

Blanca, sola ¿Leonor, qué haces?

¿Y quién sabe quién es, ni quién podría

Acordarse de mí, cuando encerrada

Hace ya tanto tiempo, en mi desdicha

Nunca en esta prisión ha penetrado

Ni un rayo de esperanza fugitiva?

¡Cielos! Si Enrique... Es imposible, Enrique

Desterrado, infeliz, incierto gira,

Devorando su amor en el silencio,

Errante acaso en extranjero clima.

¡Y si él fuera, tal vez! Si arrebatado

De su loca pasión... Si se imagina

Valerse, oh Dios, de mi infelice suerte...

¡Ah! No, nunca, jamás, la suerte impía

No cambiará mi corazón. Su hermano,

Solo a su hermano adoraré rendida,

Ya sepultada en negros calabozos,

Ya víctima infeliz de su injusticia.

Es mi fatalidad: siempre he de amarle.

Amarle a mi pesar.

Escena IV

(Blanca, Leonor, Enrique, embozado.)

Leonor Entrad, propicia

Nos es la suerte: si mi padre llega,

Yo al punto advertiré.

(Vase.)