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"La única persona con la que en verdad puede contar es su hermano", escribe Hannah Arendt a su marido el 6 de junio de 1952. En efecto, Martin tenía en muy alta estima a su hermano menor Fritz, quien gozaba de dotes intelectuales semejantes y había desarrollado un pensamiento autónomo: en el plano político, Fritz fue más crítico con el nacionalsocialismo que Martin. Durante toda su vida ambos mantuvieron una estrecha unión, tanto familiar como intelectual, y prueba de ello es su intensa relación epistolar. Este libro presenta una selección de la correspondencia mantenida por los dos hermanos entre 1930 y el 1949, en la que se trata y discute el candente tema político y social de esos años críticos. Además de informar sobre la imagen que los hermanos tienen de sí mismos, este corpus ha sido cuidadosamente seleccionado para arrojar luz sobre la polémica implicación de Martin con el nazismo. Asimismo, su lectura plantea las siguientes cuestiones: ¿Qué tipo de pensamiento acierta en la política? ¿Afecta el error político en el trabajo filosófico de quien lo comete? Son cuestiones difíciles con respuestas no sencillas. Sin embargo, este texto enriquece la discusión mostrando las posiciones de ambos hermanos e induciendo a la reflexión en torno a la vida y obra de Martin Heidegger.
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Seitenzahl: 224
Veröffentlichungsjahr: 2018
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MARTIN Y FRITZ HEIDEGGER
CORRESPONDENCIA1930-1949
Editada porBRUNO PIEGERTraducción deRAÚL GABÁS
Herder
Título original: «Ausgewählte Briefe von Martin und Fritz Heidegger» (pp. 9-175), incluido en Heidegger und der Antisemitismus
Traducción: Raúl Gabás Pallás
Diseño de la cubierta: Dani Sanchis
Edición digital: José Toribio Barba
© 2016, Verlag Herder GmbH, Friburgo de Brisgovia
© 2018, Herder Editorial, S.L., Barcelona
ISBN DIGITAL: 978-84-254-3884-4
1.ª edición digital, 2018
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).
Herder
www.herdereditorial.com
ÍNDICE
PRÓLOGO, DE ARNULF HEIDEGGER
COMENTARIO SOBRE LA SELECCIÓN DE CARTAS, DE BRUNO PIEGER
RELACIÓN DE VOLÚMENES DE LA GESAMTAUSGABE CITADOS EN LAS NOTAS DE BRUNO PIEGER
CARTAS
PRÓLOGO
«La única persona con la que en verdad puede contar es su hermano», escribe Hannah Arendt a su marido el 6 de junio de 1952. Ella conoce a Martin y a Fritz Heidegger, aprecia la manera de ser bastante flexible y sin afectación del más joven, y tiene en muy alta estima su amable ironía. Cuando el hermano mayor se quejaba una vez de la escasa difusión de su pensamiento, replicó Fritz al oído del entonces joven Karl Lehmann: «Tienes que desgranarte hasta llegar al grano».1 Sin duda solo Fritz podía hablar así con Martin. El primero gozaba de dotes semejantes a las del segundo, pero este hubo de abandonar la escuela por causa de un defecto en el habla. Después de la muerte de su madre, Johanna Heidegger, en el año 1927, Fritz pasó a ser de por vida para Martin la encarnación viva de su patria, que él visitaba con tanto agrado. El profesor de filosofía de Friburgo, mundialmente conocido gracias a Ser y tiempo, durante la guerra le confió a Fritz los manuscritos, y este los copió, descubrió con acierto pasajes poco claros, oscuros, y los corrigió. El hermano mayor aceptó sin rodeos las sugerencias de mejora. Fritz, mediante un extraordinario estudio autodidacta, había conseguido un amplio saber y había desarrollado la capacidad de un pensamiento autónomo. En el plano político era más crítico con el nacionalsocialismo que su hermano, elegido Rector de la Universidad de Friburgo.
Con la publicación de las cartas del periodo de 1930 a 1949, en las que se trata de preguntas y actitudes políticas y sociales, se abrirá a un amplio público una de las últimas fuentes primarias importantes en torno a la implicación de Martin Heidegger en el Nacionalsocialismo. Todas las cartas conservadas de los hermanos, en relación con este periodo más oscuro de la historia de Alemania, pueden verse ya ahora en el Deutsches Literaturarchiv de Marbach am Neckar. Dentro de pocos años aparecerá el intercambio epistolar completo. A Bruno Piaget, editor de este texto, le agradezco el esmerado y cauteloso cuidado en la preparación de las cartas y en su comentario.
Las cartas son documentos originarios de aquella época. Muestran la estrecha unión familiar. El contenido y el estilo indican que las cartas no estaban pensadas para la posteridad. Los escritos mencionados en las cartas inducen a leer las «Reflexiones» y las «Anotaciones», que se han dado a conocer al mundo entero como Cuadernos negros, en conexión con las lecciones y los protocolos de seminarios de esta época. Sin embargo, que nadie espere grandes manifestaciones sobre el contenido del antisemitismo, pues en el intercambio epistolar este tema no desempeña ninguna función. Nuestra loable vigilancia actual, después de la Shoah, frente a la aparición de corrientes antisemitas, aunque solo sea ocultas, conducirá a examinar críticamente conceptos usados en casos aislados.
Las cartas informan sobre la imagen que los hermanos tienen de sí mismos. Cuando Martin recibe el informe de desnazificación («simpatizante sin sanciones»), él escribe a Messkirch: «La apostilla es especialmente picante. Siempre fui simpatizante del ŝer y quisiera seguir siéndolo. Por lo demás, desnazificación significa: ahora uno queda marcado como nazi, se convierte en algo que no era, en el sentido de lo que el mundo entiende bajo esa palabra» (carta del 21 de septiembre de 1949). Es cierto que no podemos obligar a nadie a comulgar con esta imagen de sí mismo, pero hoy parece que casi ha caído en el olvido el hecho de que las lecciones de Martin Heidegger, precisamente en la época tardía del nazismo, fueron calificadas por muchos testigos fidedignos como «críticas de la época hechas con valentía»; sin duda, eso viene en apoyo de la imagen propia que Martin Heidegger se había labrado.
Las cartas guardan silencio en lo relativo a la Shoah. Saber qué significa este silencio es una cuestión difícil, y la pregunta no tiene una respuesta sencilla. ¿Por qué casi todos los amigos y las amigas judíos después de 1945 reanudaron el contacto con Heidegger y no le echaron en cara su silencio? ¿Por qué él inicia de nuevo el contacto con los supervivientes de la Shoah, pero no toma la iniciativa de dejar alguna explicación a la posteridad, o por lo menos a su propia familia? ¿Acierta Paul Celan cuando escribe que Heidegger se estrangula en sus omisiones?
Esperamos que las cartas aquí presentadas arrojen luz en una disputa objetiva sobre muchas preguntas que siguen abiertas.
ARNULF HEIDEGGER
1 Literalmente: tienes que «verwesen» [descomponerte] «bis dein Wesen kommt» [hasta llegar a tu esencia]. (N. del T.)
COMENTARIO SOBRE LA SELECCIÓN DE CARTAS
Los números de las cartas corresponden a los de la amplia transcripción existente en el Legado de Heidegger que se encuentra en el Deutsches Literaturarchiv de Marbach am Neckar. Esa transcripción ha sido realizada por los descendientes de Fritz Heidegger, por los hijos Thomas y Heinrich Heidegger, y, en lo que concierne a la parte de Martin Heidegger, por Bruno Pieger. Puesto que todavía van apareciendo cartas, sobre todo de Fritz Heidegger, sigue creciendo el cuerpo epistolar. Donde, por diversas razones, en la transcripción no hay ningún número en una determinada carta, en la selección aquí ofrecida hemos añadido una a o una b. De manera parecida se procedió ya en parte durante la transcripción, e incluso antes, al coleccionar y ordenar las cartas. Así el lector puede ver de alguna manera cómo, además de las cartas numeradas de este texto, se intercambiaron muchas más. En todo caso debe pensar que el intercambio epistolar no se ha transmitido de manera completa y, sobre todo en las cartas de Fritz Heidegger, hay grandes lagunas, pues su hermano Martin no las coleccionó sistemáticamente. En la transcripción se rectificaron, sin indicarlo, las omisiones en la ortografía y la puntuación, pero se mantuvieron las peculiaridades en la forma de escribir. Las abreviaturas y los números fueron copiados en su mayor parte. Las omisiones en las cartas están señaladas con tres puntos entre corchetes. Se deben a un doble motivo: el número de páginas que teníamos a disposición y también las exigencias del proyecto editorial requerían limitar las manifestaciones políticas, históricas y filosóficas. Se ha limitado a una simple insinuación la esfera referente a personas, familias y vecinos, en la que están inmersas las cartas, sobre todo porque se tomó en consideración el derecho de las personas que todavía viven. Agradezco a Heinrich Heidegger, de Messkirch, que para mi comentario, en especial en lo que se refiere al círculo de Fritz y de Martin Heidegger en Messkirch y en Friburgo, haya podido recurrir a sus extensas anotaciones en relación con el intercambio epistolar de los hermanos. También ha tenido la amabilidad de leer algunas partes de esta selección epistolar y del comentario. Asimismo, agradezco al Dr. Hermann Heidegger, en Stegen, sus valiosas referencias. Por lo general en el comentario no hemos recurrido a los miembros de la familia de Heidegger ni a las personas de su entorno cercano. Las citas de la Gesamtausgabe [Edición completa] de las obras de Martin Heidegger, Frankfurt del Meno 1975 ss., aparecen con la abreviatura GA y el número del volumen correspondiente.
BRUNO PIEGER
RELACIÓN DE VOLÚMENES DE LAGESAMTAUSGABECITADOS EN LAS NOTAS DE BRUNO PIEGER
GA 3
Kant und das Problem der Metaphysik (1929), ed. por F.- W. von Herrmann, 1991 [trad. de G. Ibscher Roth, Kant y el problema de la metafísica, México, FCE, 21981].
GA 4
Erläuterungen zu Hölderlins Dichtung (1936-1968), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 1981 [trad. de J. M. Valverde, Interpretaciones sobre la poesía de Hölderlin, Barcelona, Ariel, 1983; trad. de H. Cortés y A. Leyte, Aclaraciones a la poesía de Hölderlin, Madrid, Alianza, 2005; trad. parcial de S. Ramos, «Hölderlin y la esencia de la poesía», en Arte y poesía, México, FCE, 1958; trad. parcial de J. D. García Bacca, Hölderlin y la esencia de la poesía, Barcelona, Anthropos, 1989].
GA 5
Holzwege (1935-1946), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 1977 [trad. de J. Rovira Armengol; Sendas perdidas, Buenos Aires, Losada, 1960; trad. de H. Cortés y A. Leyte, Caminos de bosque, Madrid, Alianza, 1995].
GA 9
Wegmarken (1919-1961), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 1976 [trad. de A. Leyte y H. Cortés, Hitos, Madrid, Alianza, 2007; trad. parciales de R. Gutiérrez Giradot, Carta sobre el humanismo, Madrid, Taurus, 1959; X. Zubiri, ¿Qué es metafísica?, México, Séneca, 1941; J. L. Molinuevo, «Hacia la pregunta del ser», en Acerca del nihilismo (incluye el texto de E. Jünger «Sobre la línea»), Barcelona, Paidós, 1994].
GA 13
Aus der Erfahrung des Denkens (1910-1976), ed. por Hermann Heidegger, 1983 [trad. de F. de Lara López, Experiencias del pensar 1910-1976, Madrid, Abada, 2014; trad. parciales de R. Barce, «De la experiencia del pensar», en Palos de la Crítica 41/2 (abril-septiembre 1981); F. Duque, Desde la experiencia del pensar, ed. bilingüe, Madrid, Abada, 2005; J. B. Llinares, Desde la experiencia del pensamiento, ed. trilingüe, Barcelona, Península, 1986; C. Rubies, Camino de campo, Barcelona, Herder, 2003; A. García Astrada, La experiencia del pensar; Hebel, el amigo de la casa, Córdoba (Argentina), Alción Editora, 2015].
GA 16
Reden und andere Zeugnisse eines Lebensweges (1910-1976), ed. por Hermann Heidegger, 2000 [trad. parcial de R. Rodríguez, La autoafirmación de la Universidad alemana, Madrid, Tecnos, 1989].
GA 26
Metaphysische Anfangsgründe der Logik im Ausgang von Leibniz (1928), ed. por Klaus Held, 1978 [trad. de J. J. García Norro, Principios metafísicos de la lógica, Madrid, Síntesis, 2009].
GA 35
Der Anfang der abendländischen Philosophie (Anaximander und Parmenides) (1932), ed. por Peter Trawny, 2012.
GA 42
Schelling: Vom Wesen der menschlichen Freiheit (1809) (1936), ed. por Ingrid Schüßler, 1988 [trad. de A. Rosales, Schelling y la libertad humana, Caracas, Monte Ávila, 1996; trad. de M. Dimópulos, El tratado de Schelling sobre la esencia de la libertad humana (1806), Buenos Aires, Waldhuter, 2015].
GA 44
Nietzsches metaphysiche Grundstellung im abendländischen Denken: Die ewige Wiederkehr des Gleichen (1937), ed. por Marion Heinz, 1986.
GA 45
Grundfragen der Philosophie. Ausgewählte «Probleme» der «Logik» (1937-1938), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 1984 [trad. de Á. Xolocotzi, Preguntas fundamentales de la filosofía. «Problemas» escogidos de «Lógica», Granada, Comares, 2008; trad. de P. Sandoval Villarroel, ed. de J. Acevedo Guerra, Preguntas fundamentales de la filosofía. «Problemas» escogidos de la «Lógica», Santiago de Chile, Departamento de Filosofía de la Universidad de Chile (Colección Publicaciones Especiales), 22006].
GA 46
Nietzsches ii. Unzeitgemässe Betrachtung (1938-1939), ed. por Hans-Joachim Friedrich, 2003.
GA 47
Nietzsches Lehre vom Willen zur Macht als Erkenntnis (1939), ed. por Eberhard Hanser, 1989.
GA 48
Nietzsche: Der europäische Nihilismus (2.º trimestre 1940), ed. por Petra Jaeger, 1986.
GA 50
Nietzsches Metaphysik (1941-1942) / Einleitung in die Philosophie – Denken und Dichten (1944-1945), ed. por Petra Jaeger, 1990.
GA 52
Hölderlins Hymne «Andenken» (1941-1942), ed. por Curd Ochwadt, 1982.
GA 53
Hölderlins Hymne «Der Ister» (1942), ed. por Walter Biemel, 1984.
GA 54
Parmenides (1942-1943), ed. por Manfred S. Frings, 1982 [trad. de C. Másmela, Parménides, Madrid, Akal, 2005].
GA 55
Heraklit: 1. Der Anfang des abendländischen Denkens (1943); 2. Logik. Heraklits Lehre vom Logos (1944), ed. por Manfred S. Frings, 1979 [trad. de C. Másmela, Heráclito: 1. El inicio del pensamiento occidental; 2. Lógica. La doctrina heracliteana del logos, Buenos Aires, El Hilo de Ariadna, 2012].
GA 65
Beiträge zur Philosophie (Vom Ereignis) (1936-1938), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 1989 [trad. de D. V. Picotti, Aportes a la filosofía. Acerca del evento, Buenos Aires, Biblos, 2003].
GA 66
Besinnung (1938-1939), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 1997 [trad. de D. V. Picotti, Meditación, Buenos Aires, Biblos, 2006].
GA 69
Die Geschichte des Seyns, ed. por Peter Trawny, 1998 [trad. de D. V. Picotti, La historia del ser, Buenos Aires, El Hilo de Ariadna, 2011].
GA 70
Über den Anfang (1941), ed. por Paola-Ludovika Coriando, 2005 [trad. de D. V. Picotti, Sobre el comienzo, Buenos Aires, Biblos, 2008].
GA 71
Das Ereignis (1941-1942), ed. por Friedrich-Wilhelm von Herrmann, 2009.
GA 75
Zu Hölderlin – Griechenlandreisen, ed. por Curd Ochwadt, 2000.
GA 78
Der Spruch des Anaximander (1946), ed. por Ingeborg Schüssler, 2010.
GA 90
Zu Ernst Jünger, ed. por Peter Trawny, 2004 [trad. de Dina V. Picotti, Acerca de Ernst Jünger, Buenos Aires, El Hilo de Ariadna, 2014].
GA 94
Überlegungen ii-vi (Schwarze Hefte 1931-1938), ed. por Peter Trawny, 2014 [trad. de A. Ciria, Reflexiones ii-vi. Cuadernos negros (1931-1938), Madrid, Trotta, 2015].
GA 95
Überlegungen vii-xi (Schwarze Hefte 1938-1939), ed. por Peter Trawny, 2014 [trad. de A. Ciria, Reflexiones vii-xi. Cuadernos negros (1938-1939), Madrid, Trotta, 2017].
GA 96
Überlegungen xii-xv (Schwarze Hefte 1939-1941), ed. por Peter Trawny, 2014.
GA 97
Anmerkungen i-v (Schwarze Hefte 1942-1948), ed. por Peter Trawny, 2015.
CARTAS
29a. Fritz Heidegger a Martin y Elfride Heidegger
Messkirch, 30 de marzo de 1930
Querido Martin, querida Elfride:
Os agradezco cordialmente vuestra postal desde Holanda, y a ti, querido Martin, la postal de hoy;1 dudábamos de si habías vuelto ya de Holanda. Ayer por la mañana leí en la primera página del Frankfurter Zeitung, escrita en negrita, la sensacional noticia; en un primer momento me dije: seguro que Martin lo rechazará, y tampoco a Elfride le agradará establecerse en Berlín. Pero cuando hoy pronto por la mañana he leído la Bädische Presse, que traía la noticia oficial con gran escenificación, mientras que la oferta a Brüning quedaba en la sombra, y sobre todo citaba ya un determinado número de voces de la prensa berlinesa, que delataban todas ellas alegría y entusiasmo, de pronto noté que va en serio el hecho de que tú debes aceptar la invitación. Te has convertido en un valor estándar en la bolsa mundial de la opinión pública; la prensa escribe simplemente Heidegger, y con ello expresa que tú te has convertido en una figura famosa. El Dr. Hauser me encarga saludos y me ruega que te recomiende con celosa solicitud la aceptación de la plaza, sin ningún lugar a dudas; podríais pasar en el sur todas las vacaciones. Desde su punto de vista, Friburgo no puede compararse con Berlín en poder, influencia y repercusión. Sin duda debe ser así; no obstante, la decisión os resultará muy difícil a ti y a Elfride. Quizás el Berlín imperial y el actual se contraponen como el día y la noche; la república es todavía demasiado joven, las consecuencias de sus defectos de nacimiento pesan aún sórdidamente sobre la nación como una peste secreta. Quizás me muevo entre simples fantasías. Y también es posible que tú sientas el deseo de aceptar en principio, pero con la posibilidad de permanecer todavía algunos años en Friburgo. A nivel del sentimiento me agradaría aconsejarte a ti y a tu familia: permaneced en el bello, luminoso y entrañable Friburgo. Pero cuando pienso en tu profesión y en tu cien por cien de humanismo, te ruego con insistencia: ¡Acepta! Caliéntales el infierno a los señores del norte, no el dogmático; creo que clama al cielo el aplanamiento y la confusión en las grandes ciudades; ya la fuerza y salud de tu naturaleza y estructura espiritual tiene que ejercer un efecto fortalecedor y curativo en el carácter sensitivo de los hombres de la gran ciudad. Llevo de nuevo en el alma, con mayor viveza que otros días, la imagen de nuestros difuntos padres: el carácter silencioso, taciturno, cavilante de papá; la energía natural, la alegría vital y el intenso espíritu de sacrificio de mamá; pienso en los dos difuntos casi con aquel sentimiento con que se piensa en guerreros caídos que han sacrificado la vida por la patria.
De hecho, en el cuaderno de abril de Stimmen1 P. Przywara2 comenta tu libro sobre Kant,3 junto con una crítica del nuevo libro de Husserl; en la forma él es moderado, pero su «intencionalidad» (!) es rústica y tosca; simplifica la tarea. Aquí está el Dios del cristianismo, allí tu «nada». Es fácil suponer cómo el entendimiento mecanizado de un joven teólogo o de otros estudiantes de una determinada dirección reacciona a esto. El buen Pater no sabe que en ti el concepto de nada a la edad de diez años no era ninguna evidencia meridiana (me refiero a la pregunta a mamá: «¿quién es el nadie?»). Mientras tú hablas de nada, yo tengo o se tiene siempre el sentimiento de seguridad y confianza de que ese es el camino más libre de ilusiones hacia el ser absoluto, hacia Dios. Le produce a uno el efecto contrario todo el vocabulario en boca de la metafísica, donde a veces no se desprende de uno la sospecha de que en el alma de quien habla así mora la nada. Creo que he constatado un cierto parentesco contigo en la corriente dialéctica de la teología protestante, cuya diferencia esencial de la línea liberal y ortodoxa se me puso en cierto modo de manifiesto hace muy poco. En Nietzsche, con quien estoy terminando estos días, he creído muchas veces encontrar un punto de apoyo que apunta hacia ti; sin embargo, al volver a reflexionar me he dado cuenta de que eso era un engaño. De alguna manera hay puntos de contacto, pero no los capto intelectualmente. La biografía que escribió la hermana de Nietzsche no me satisface por completo. Las bajas adulaciones perturban la necesaria objetividad. En el baile de carnaval de la asociación coral he tenido de nuevo un gran éxito con mis discursos humorísticos.1 Un par de veces no he podido menos de interrumpir el discurso durante un buen minuto —que no es un tiempo muy corto— hasta que cesó el estruendoso aplauso (con manos y pies). Me resistí a decir que sí; de hecho las mejores ocurrencias me llegan durante un estado de ánimo sombrío, melancólico, cuando este va unido con el sentimiento de lo trágico o lo sublime en un determinado asunto; al final también tuve compasión con el público; así la gente pudo reír de nuevo a sus anchas; y también quería demostrarme de nuevo a mí mismo que propiamente no tengo ningún defecto lingüístico. Entonces el sentimiento negativo de mí mismo se transformó en una conciencia de sano orgullo, en un grandioso sentimiento de poder sobre el gran montón de gente; antepongo a mis producciones como divisa la Oda de Nietzsche a la media noche en Así habló Zaratustra. Termino con mi expresión de grandísima alegría por la honrosa oferta; es de esperar que todo saldrá bien.
Saludos cordiales a toda la familia.
Vuestro, Fritz
1 El 27 de marzo de 1930 Martin Heidegger comunicó a su hermano y a su mujer: «Hoy he recibido de Berlín la invitación a ocupar el puesto docente de Hr. Troeltsch, vacante desde su muerte» (MH/FH). Después de algunas negociaciones con el Ministerio de Berlín, Heidegger comunica en una carta del 10 de mayo de 1930 al ministro competente en el asunto, Dr. Adolf Grimme, que él «no puede aceptar la invitación» por la razón de que: «Hoy, cuando precisamente he llegado a iniciar un trabajo seguro, no me encuentro preparado en grado suficiente para llenar las exigencias del puesto de profesor en Berlín en la medida que he de exigir de mí mismo y de cualquier otro. Una filosofía que permanezca real solo puede ser aquella que es verdaderamente filosofía de su tiempo, es decir, que esté impuesta en el poder de su tiempo. [...] El hecho de que yo ahora no asuma todo esto no es ninguna huida a la aparente comodidad de una pequeña universidad alejada» (GA 16, pp. 61 s.)
1Stimmen der Zeit, originariamente Stimmen aus Maria Laach, revista de los jesuitas fundada en 1871.
2 Erich Przyzwara (1889-1972), jesuita, filósofo y teólogo.
3 Martin Heidegger, Kant und das Problem der Metaphysik [Kant y el problema de la metafísica] (1929), cf. GA 3.
1 Sobre las comparecencias de Fritz Heidegger en la noche de carnaval en Messkirch, cf. Hans Dieter Zimmermann, el capítulo «El bufón», en Martin y Fritz Heidegger, Barcelona, Herder, 2007, pp. 35-39.
33. Martin Heidegger a Fritz y Elisabeth Heidegger
Friburgo, 17 de diciembre de 1930
¡Querido Fritz, querida Liesel!
Este año os enviamos el saludo de Navidad por medio de Konrad. En medio de las limitaciones de la época actual lo más oportuno es que utilicéis nuestros pequeños obsequios según vuestras necesidades para vosotros y vuestros hijos.
Os deseamos a todos una gozosa fiesta de Navidad; la cordialidad y franqueza de los sentimientos es lo más importante y permanente. Cuando recuerdo las fiestas navideñas en la casa paterna, he de reconocer que estas eran lo más sencillo que se pueda imaginar, y, sin embargo, se ha mantenido el recuerdo agradecido y la conciencia de que entonces como niños sentíamos una alegría desbordante con lo poco y sencillo que teníamos.
Nos habríamos alegrado mucho si hubiese venido también Fritz a la fiesta local de Conradin Kreutzer. Por supuesto, no tenía ni idea de que vendría tanta gente de Messkirch. Por otro lado, entiendo por qué Fritz se ha ahorrado el viaje, que además no carece por completo de riesgos. Espero que pronto se tercie una ocasión en la que podáis visitarnos aquí.
Entre los obsequios para poner bajo el árbol de Navidad os envío además un libro sobre la guerra,1 que descuella en gran medida por encima de la masiva literatura bélica que hoy aparece, sobre todo porque nos hace pensar mucho. Va a llegar todavía el tiempo de las limitaciones, del sacrificio, de la sencillez de nuestra vida actual, y eso significa para nosotros los padres que hemos de dar una educación rigurosa a los hijos, si queremos educarlos realmente para nuestra nación.
Aquí en el campo, y en la unión inmediata con el suelo y la patria, ese trabajo es mucho más fácil que en las ciudades; lo cierto es que la fuerza renovadora de la nueva generación tiene que venir del campo. Por eso es importante que quienes tienen la dicha de poder vivir allí, y de tener allí su porvenir asegurado, tomen la iniciativa y configuren su vida ejemplarmente y no se extravíen, como sucede con frecuencia, en la imitación del vano tenerlo todo y de los placeres del hombre de ciudad.
[...]
Con los más cordiales saludos y deseos a vosotros y a los tres niños.
Vuestro hermano, cuñado y tío,
Martin
1 Werner Beumelburg (1899-1963), Sperrfeuer um Deutschland [Fuego de barrera alrededor de Alemania], Oldenburgo, 1929.
36. Martin Heidegger a Fritz y Elisabeth Heidegger
Friburgo, 18 de agosto de 1931
¡Querido Fritz, querida Liesel!
[...]
Confío en que os vaya bien en estos tiempos confusos y descabellados. No veo nada claro el panorama de cómo soportaremos el próximo invierno. Pero quizá con esta ocasión el alemán despierte por completo para sí mismo.
¡Menudo disfrute si ahora estuviera yo radicado en Berlín!
Saludos cordiales a todos vosotros y a los familiares.
Vuestro, Martin
37. Martin Heidegger a Fritz y Elisabeth Heidegger
Friburgo, 18 de diciembre de 1931
Querido Fritz, querida Liesel, queridos muchachos:
Os enviamos nuestra más cordial felicitación de Navidad. Puesto que ahora sin duda también nieva ahí, cabe esperar que la fiesta pueda volver a desarrollar toda su magia. En estas fechas pienso con frecuencia en los días previos a las fiestas de Navidad en nuestra pequeña ciudad y deseo estar dotado de gran fuerza artística para representar en verdad el estado de ánimo y el esplendor, lo cautivante y silenciosamente excitante de las fiestas navideñas. Por supuesto, nos engañamos los adultos cuando creemos que nuestros hijos no lo tienen tan bien como nosotros lo tuvimos. Muchas cosas pueden haber cambiado —lo modesto, sencillo, rural— incluso en la vida de la pequeña ciudad, el gran aislamiento frente a la cursilería y el gusto de la gran ciudad, las exigencias y los principios de los hombres; todo eso pudo ser antes más autóctono; pero, a pesar de todo, también tal como están las cosas ahora podemos conservar mucho para los niños y dárselo para su vida posterior como un bien. En alguna ocasión se les pondrá de manifiesto por completo que este bien una vez se les regaló de manera imperceptible, de una manera indestructible y más persistente que lo simplemente aprendido.
Hemos de conservar o recuperar la fuerza natural para estar a la altura de esta encantadora fiesta alemana y agotar todos sus contenidos.
A ver si vosotros y toda vuestra familia lográis dar a la fiesta su interioridad completa, de manera que más tarde los niños puedan transmitirla a su descendencia sin desfiguraciones.
Estos son los días en los que por lo noche desmenuzábamos en el tablero la gran canasta de cera blanca y la cortábamos en pequeños cirios para el árbol de Navidad en la iglesia, y arriba los descabezábamos para que papá pudiera encenderlos fácilmente con rapidez. Luego comprimíamos los restos de esos descabezamientos en un conglomerado de cera, que después iba a parar al cajón de la máquina de coser de mamá, o a su cesta de coser, para encerar el hilo.
Y en una determinada tarde llegaba la anciana señora Füssinger y traía con aire de misterio la estatua de María, José y el niño en un gran paño de lino limpio; luego ardía una luz de aceite ante esta Sagrada Familia, hasta que era llevada a otro hogar, creo que al de los Gotte.
Todo eso está ahí todavía para mí, aunque transformado, y de alguna manera despliega sus fuerzas.
Te agradezco el envío del debate acerca de la universidad en el Frankfurter Zeitung. Pero lo he dejado caer en la papelera. Estas cosas no se deciden en la prensa.
Parece que Alemania despierta, y comprende y empuña su destino.
Deseo de verdad que examines a fondo el libro de Hitler,1 que es muy flojo