De Barcelona a La Habana - Ciro Bayo - E-Book

De Barcelona a La Habana E-Book

Ciro Bayo

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Beschreibung

Interesante experimento literario a medio camino entre el cuaderno de viajes y la novela, nos narra el periplo de la fragata velera Tetis en su travesía por el Mediterráneo y el Atlántico hasta llegar a la Habana habiendo partido de Barcelona en 1878. Con prosa ágil y estilo inmersivo, el autor nos convierte en un pasajero más del viaje, con sus escollos, sus rutinas, su vida en común y sus fricciones. Un libro precioso para los enamorados del mar.-

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Ciro Bayo

De Barcelona a La Habana

EDICIÓN E INTRODUCCIÓN DE JESÚS ALFONSO BLÁZQUEZ GONZÁLEZ

Saga

De Barcelona a La Habana

 

Copyright © 2011, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788728463321

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

INTRODUCCIÓN

SOBRE CÓMO INDAGUÉ LA AVENTURA CARIBEÑA DE CIRO BAYO

En la edición de la obra inédita de Ciro Bayo y Segurola (Madrid, 1859-1939) Las bodas de Quiteria, —recientemente publicada por Ediciones 98— explicaba las razones que me llevaron a emprender la investigación biográfica de este autor. Una serie de eventos —el regicidio frustrado realizado por Matero Morral y la caminata a Yuste de Pío y Ricardo Baroja junto a Ciro Bayo— coincidieron con el alumbramiento de mi abuelo Germán González Calvo (1906-1992), el día 31 de mayo de 1906. Mis lecturas relacionadas con estos acontecimientos y con don Ciro despertaron y avivaron mi interés por leer todas las obras de Bayo y por investigar su vida. Baste indicar ahora que llevo más de diecisiete años dedicado al estudio de la vida y obra de este autor de cara a publicar su biografía.

Mi interés por don Ciro no es nada original, ya que coincide con el que mostraron, en su momento, los jóvenes contertulios modernistas y noventayochistas que escuchaban en labios del propio Bayo —en la horchatería de la Candela y en otros cafés madrileños del cambio del siglo xix al xx — los relatos de sus viajes por Argentina, Bolivia, Cuba y el Amazonas.

Ciro Bayo me fascinó tanto por su curioso devenir como por su magnífica prosa. Don Ciro fue un escritor aventurero que merece estar considerado entre lo más granado de la generación del 98, marbete que a efectos prácticos sigue resultando utilísimo porque ha calado en el imaginario colectivo, a pesar de que no resulte del agrado de los académicos de hoy. Bayo gozó en vida no solo del especial aprecio de los hermanos Pío y Ricardo Baroja —que le calificaron como «hidalgo quijotesco»—, sino también de la consideración de Unamuno y Azorín.

Don Ciro se convirtió en personaje de ficción en algunas obras señeras de varios escritores del 98. Ramón de Valle Inclán lo inmortalizó en Luces de Bohemia como Peregrino Gay, es más, se inspiró en la obra Los Marañones de Bayo para escribir Tirano Banderas. Pío Baroja trazó una contrafigura de él en el licenciado Latorre de Locuras de carnaval, como bien ha desvelado mi amigo el librero Julio Manso en su magnífica introducción a la edición de esa novela publicada por el Gremio de Libreros de Viejo de Madrid.

Tras la muerte de don Ciro, su figura y su obra cayeron en un injusto olvido. No obstante, siempre han surgido admiradores que reivindican su obra. Entre los más conocidos cabe mencionar a José Alfonso, Joaquín de Entreambasaguas, Gastón Baquero, Julio Caro Baroja, Alicia Redondo Goicochea, Josefina Rojo Ovíes, José Esteban, José Antonio Ereño Altuna y José Fradejas Lebrero. El mismísimo Camilo José Cela en su Viaje a la Alcarria tomó como modelo Lazarillo español de Ciro Bayo y preparó un número especial sobre él en sus Papeles de son Armadans, amén de mencionarle con admiración en sus propias memorias.

A pesar de esas esporádicas reivindicaciones, hoy en día, no goza don Ciro de la popularidad que merece por la calidad de su obra. Sus escritos no están suficientemente difundidos, pese a los beneméritos esfuerzos de José Esteban en un par de casas editoriales y a la reciente publicación de las obras completas en una fundación madrileña. Estas últimas no llegan a ser completas, una laguna que comenzó a resolver Ediciones 98 con la publicación del manuscrito inédito Las bodas de Quiteria y continúa con la edición de la obra desconocida que ahora ofrecemos al lector. Labor que completaremos posteriormente con la edición de otros textos desconocidos del escritor. Esta recuperación de la figura y la obra de este aventurero culminará con la publicación de mi biografía de Ciro Bayo. Espero poder presentar esa obra en el año próximo.

Ciro Bayo en Cuba

Lamentablemente diversos y dispersos quehaceres han impedido que finalizase la redacción de la biografía de don Ciro. En distintas ocasiones abandoné la senda cirobayiana por las bifurcaciones que desviaron mi atención de la meta inicial. Una incontrolable curiosidad me impelía a investigar otros asuntos colaterales que surgían al profundizar en la vida y obra del autor de Lazarillo español. Llevaba largo tiempo intentando aclarar, mediante documentación fehaciente, la etapa de la vida de su autor en Cuba. Etapa sobre la que lo único que conocía era lo que había escrito Bayo para la enciclopedia Espasa en 1911.

En dicha autobiografía, don Ciro indicaba que había viajado con una compañía de cómicos a Cuba, donde murieron casi todos ellos como consecuencia del vómito negro. Explicaba que hubo de ejercer todo tipo de oficios para poder sobrevivir, por ejemplo se dedicó a cortar caña de azúcar. También daba cuenta de que logró un premio literario del Ayuntamiento de Matanzas por su Epitalamio a las bodas de doña María de las Mercedes con su majestad Alfonso xii. En dicha noticia enciclopédica de Bayo no consta la fecha de su viaje a Cuba ni la duración de su estancia en la isla.

Algunos estudiosos de Ciro Bayo incluso cuestionaban la veracidad de este viaje caribeño y llegaron a calificarlo como una fantasía del autor. No me resultó demasiado difícil confirmar la autenticidad del viaje, puesto que consta en su expediente académico la presentación de una cédula de identidad expedida a nombre de don Ciro en La Habana en abril de 1878.

No obstante, quedaban por aclarar otros aspectos biográficos relativos a este episodio caribeño de la vida de Bayo que he podido solventar en parte gracias al descubrimiento de De Barcelona a La Habana. La primera información que tuve de la existencia de esta obra me la facilitó mi buena amiga Carmen Sobrevila, en el año 2003. Unos años después, localicé en una librería de viejo de La Rioja el ejemplar de la obra que guardo como oro en paño en mi biblioteca. El libro me abrió nuevos horizontes para despejar incógnitas relativas al periodo cubano de nuestro autor.

También contaba con la información contenida en una carta que había enviado don Ciro a Unamuno, fechada el 4 de febrero de 1904. En la misiva, Bayo informaba a don Miguel que había vivido en Cuba y precisaba que «mi madre me rescató de la manigua». Si tenemos en cuenta que su madre murió en 1879 y que en 1880 Bayo publicó a su costa De Barcelona a La Habana en la Ciudad Condal, resulta evidente que su estancia en Cuba fue anterior a 1879, dato que congeniaba con la mencionada cédula personal emitida en abril de 1878.

Intenté precisar la cronología de la aventura antillana investigando sobre el premio que obtuvo don Ciro en el concurso literario de Ayuntamiento de Matanzas, distinción que afirmaba haber recibido el propio Bayo en la referida autobiografía de la enciclopedia Espasa. Lamentablemente, no he logrado acceder al expediente de dicho premio porque mis gestiones ante las autoridades municipales de dicha ciudad no han proporcionado los resultados apetecidos. Tampoco me ha servido de nada solicitar ayuda a la embajada española en Cuba, donde un representante me la denegó y me invitó a que intentara contratar los servicios de un investigador...

Desafortunadamente, tampoco he podido viajar a Cuba. En todo caso, en función de las contestaciones recibidas desde la isla caribeña, no parece que el archivo histórico de Matanzas esté bien organizado y menos aún que resulte de fácil acceso. Nadie ha sabido o querido darme noticia del legajo en el que figurará lo referente al premio. Naturalmente seguiré intentando conseguir acceder a esa información administrativa, no solo para poder aclarar aspectos cronológicos del devenir vital de don Ciro, sino para intentar localizar el escrito que resultó galardonado, que es lo que más me interesa. A la espera de ese momento, parece claro que este Epitalamio hubo de ser posterior a la real boda de Alfonso xii con doña María de las Mercedes, unión que tuvo lugar el 23 de enero de 1878. Ciro Bayo debió de obtener el premio entre la fecha del enlace nupcial y la de la muerte de la reina acaecida el 26 de junio de 1878.

Al intentar enmarcar cronológicamente el periplo antillano de Ciro Bayo me encontraba en un callejón obscuro; dado que no constan ni la fecha de su viaje a Cuba ni la duración de su estancia en la isla ni en la noticia autobiográfica de don Ciro en la enciclopedia Espasa ni en la mencionada carta a Unamuno. Solamente disponía de los datos documentales ya indicados: la expedición en La Habana de su cédula de identidad en abril de 1878, la muerte de su madre en 1879 y la cronología de la boda y deceso de doña María de las Mercedes. Pero ninguna de estas informaciones permitía precisar cuándo llegó el aventurero escritor a Cuba.

El hallazgo del libro que ahora editamos en Ediciones 98 —obra desconocida hasta la fecha para los estudiosos de Bayo—, nos arrojó luz en ese callejón mal alumbrado en el que me encontraba, porque confirmaba la exactitud de lo afirmado por don Ciro en su autobiografía. Y no solo De Barcelona a La Habana nos permite cerciorarnos de que allí estuvo el peregrino escritor, sino que también nos enmarca la fecha de su viaje a Cuba.

En efecto, Bayo refiere en el libro que partió desde el puerto de Barcelona, a bordo de la fragata Tetis con destino a La Habana, el día primero de enero de un año que no determina explícitamente: «El día 1° de enero de 18...». La obra concluye con la entrada en el puerto de La Habana el día 23 de febrero del año en que afirma que se celebraba el 145 aniversario del nacimiento de George Washington, acaecido el 22 de febrero de 1732. Si don Ciro no se equivocase con respecto a dicha conmemoración, habríamos de convenir en que llegó al puerto de La Habana el día 23 de febrero de 1877. No obstante, en virtud de otros datos biográficos que constan en mi archivo, creo que efectivamente se equivoca Bayo en la fecha de la efeméride. Afirmo que en realidad lo que se celebraba cuando arribó don Ciro a La Habana fue el 146 aniversario y no el 145 del natalicio de Washington. Considero que Bayo llegó a la capital de las Antillas el 23 de febrero de 1878. En definitiva, aunque por el momento no he logrado acreditar fehacientemente la fecha de la salida del puerto de Barcelona ni la de la llegada a La Habana de la Tetis, considero que Bayo recaló en la isla antillana ese día de febrero y que residió en Cuba hasta la primavera o el verano del mismo año; posiblemente, a finales de agosto o primeros de septiembre ya debía de estar de regreso en Barcelona.

El derrotero de la fragata Tetis

De Barcelona a La Habana es una especie de cuaderno de bitácora de Ciro Bayo en el que se refiere lo acontecido durante la derrota por el Mediterráneo y el Atlántico de la fragata Tetis en aquel viaje de cincuenta y cuatro días. Conviene aclarar que, aunque actualmente se nos figura que una fragata solamente presta un servicio militar, durante el siglo xix había otras fragatas que se utilizaban con fines civiles para el transporte de mercancías y de pasajeros. De ahí que nos conste que, en el mismo mes en que hizo su entrada en el puerto de La Habana la fragata Tetis, arribaron allí otras treinta y cinco embarcaciones civiles de este mismo tipo, según consta en el Boletín Oficial de la Isla de Cuba que publicó la Dirección General de Hacienda en 1881.

He indagado en varios archivos de la Armada española los datos referentes a la fragata Tetis, porque, aunque quedaba claro el uso civil de la fragata en el momento en el que viajó Bayo a La Habana, podría darse el caso de que se tratara de una antigua fragata militar que hubiera sido desarmada y vendida anteriormente a un armador civil. En dichos centros, únicamente localicé dos fragatas Tetis que pertenecieron a la marina de guerra española. La primera operó en el siglo xviii y la segunda a fines del mismo siglo y comienzos del siguiente. Descartada la fragata más antigua por razones cronológicas obvias, resulta poco probable que esta segunda fragata fuera la Tetis en la que viajó don Ciro a La Habana. Bayo indica en esta obra que el barco «fue construido en los talleres de la compañía francesa Forges et Chantiers de la Méditerranée,