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La obra Sobre la Vida Feliz surge de un diálogo ocurrido en ocasión de la celebración del cumpleaños de Agustín. En ella, el autor debate con algunos amigos sobre lo que en realidad sería una vida feliz. Partiendo de una vida virtuosa hasta llegar a una vida en plena unión con Dios, Agustín nos muestra lo que, para él, constituiría una vida verdaderamente feliz. Esta obra se divide en cuatro capítulos. El primero lleva por título "Dedicación a Manlio Teodoro", donde Agustín dedica esta obra a su amigo Teodoro y habla de las personas que se dedican a buscar la sabiduría; el segundo es "El problema de la felicidad", en el cual analiza de qué dependemos para ser felices; el tercero es "La posesión de Dios como condición de la felicidad", en este capítulo establece la relación de que, para que el hombre sea feliz, necesita poseer a Dios; y el cuarto capítulo tiene por título "La felicidad es plenitud espiritual", donde Agustín examina si para ser feliz es necesario estar pleno de espíritu.
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Seitenzahl: 51
Veröffentlichungsjahr: 2024
San Agustín
DE LA VIDA FELIZ
PRESENTACIÓN
DE LA VIDA FELIZ
Prezado Leitor
Estimado Lector
Bienvenido a otro gran clásico de la filosofía. En este eBook se le presentará la obra de uno de los mayores filósofos del cristianismo: Sobre la Vida Feliz, escrita por San Agustín. Una obra cuyo tema central es la mayor aspiración del ser humano: la felicidad.
Agustín de Hipona es considerado la mente más brillante de la Patrística. Fue un gran orador y profesor de retórica, y a los treinta años se convirtió al cristianismo, dedicando desde entonces toda su vida al servicio y al estudio.
Le deseo una excelente y provechosa lectura.
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San Agustín en su Estudio, de Sandro Botticelli, 1480, fresco en la Iglesia de Todos los Santos, en Florencia, Italia.
Aurelio Agustín, conocido como San Agustín de Hipona, fue un importante obispo cristiano y teólogo. Nació en la región norte de África en 354 y murió en 430. Era hijo de una madre cristiana, mientras que su padre era pagano. Por lo tanto, su formación estuvo influenciada por el maniqueísmo (un sistema religioso que combina elementos cristianos y paganos).
San Agustín enseñó retórica en las ciudades italianas de Roma y Milán. En esta última, entró en contacto con el neoplatonismo cristiano.
Vivió un tiempo en un monasterio. En el año 395, pasó a ser obispo, sirviendo en Hipona (una ciudad en el norte del continente africano). Escribió varios sermones importantes. En La Ciudad de Dios, San Agustín combate las herejías y el paganismo. En la obra Confesiones, hizo una descripción de su vida antes de su conversión al cristianismo.
San Agustín analizaba la vida considerando la psicología y el conocimiento de la naturaleza; sin embargo, para él, el conocimiento y las ideas tenían un origen divino.
Para el obispo, nada era más importante que la fe en Jesús y en Dios. La Biblia, por ejemplo, debía ser analizada tomando en cuenta los conocimientos naturales de cada época. También defendía la predestinación, un concepto teológico que afirma que la vida de todas las personas está predestinada por Dios.
Murió el 28 de agosto (fecha probable) de 430, durante un ataque de los vándalos (un pueblo germánico bárbaro) en el norte de África. San Agustín es considerado el santo patrono de los teólogos, impresores y cerveceros. Su día se celebra el 28 de agosto, fecha probable de su muerte.
La obra Sobre la Vida Feliz surge de un diálogo ocurrido en ocasión de la celebración del cumpleaños de Agustín. En ella, el autor debate con algunos amigos sobre lo que en realidad sería una vida feliz. Partiendo de una vida virtuosa hasta llegar a una vida en plena unión con Dios, Agustín nos muestra lo que, para él, constituiría una vida verdaderamente feliz.
Esta obra se divide en cuatro capítulos. El primero lleva por título “Dedicación a Manlio Teodoro”, donde Agustín dedica esta obra a su amigo Teodoro y habla de las personas que se dedican a buscar la sabiduría; el segundo es “El problema de la felicidad”, en el cual analiza de qué dependemos para ser felices; el tercero es “La posesión de Dios como condición de la felicidad”, en este capítulo establece la relación de que, para que el hombre sea feliz, necesita poseer a Dios; y el cuarto capítulo tiene por título “La felicidad es plenitud espiritual”, donde Agustín examina si para ser feliz es necesario estar pleno de espíritu.
Las obras de Agustín siempre están dedicadas a alguien, en especial esta obra La vida feliz, en cuyo primer capítulo la dedica a su amigo Teodoro, a quien consideraba un gran sabio y, para Agustín, la felicidad estaba vinculada con la sabiduría. Aún en este capítulo, trata de tres clases de navegantes: aquellos que aman la sabiduría, aquellos que la desprecian y aquellos que están alejados de ella pero la añoran, todo esto para demostrar que feliz es quien busca la sabiduría.
Después de este capítulo, Agustín llevará la felicidad al hecho de la unión con Dios, destacando que no basta simplemente con ser sabio para ser feliz; es necesario estar unido a Dios, o mejor aún, poseerlo.
Así, Agustín mostrará en los capítulos de esta obra que, en su opinión, una persona necesita dos cosas para ser feliz: poseer a Dios y ser sabio. Terminará la obra destacando en el último capítulo que la felicidad es plenitud espiritual.
Se trata de una excelente obra mediante la cual podemos comprender la visión de lo que significaría la felicidad para un filósofo medieval como Agustín. Nos lleva a un cuestionamiento filosófico sobre el tema expuesto, haciéndonos reflexionar si realmente somos felices o no con nuestras vidas.
Todas las obras de San Agustín influyeron intensamente en el pensamiento teológico de la Iglesia Católica en la Edad Media; las más conocidas son:
Sobre la Doctrina Cristiana
(397 — 426)
Confesiones
(397 — 398)
La Ciudad de Dios
(413 — 426)
Sobre la Trinidad
(400 — 416)
Retractaciones
Conociéndose a sí mismo
Ocasión de la disputa
1. Si al puerto de la filosofía, desde el cual se adentra ya en la región y tierra firme de la vida dichosa, ¡oh ilustre y magnánimo Teodoro!, se lograra arribar por un procedimiento dialéctico de la razón y el esfuerzo de la voluntad, no sé si será temerario afirmar que llegarían bastantes menos hombres a él, con ser poquísimos los que ahora, como vemos, alcanzan esta meta. Pues porque a este mundo nos ha arrojado como precipitadamente y por diversas partes, cual a proceloso mar, Dios o la naturaleza, o la necesidad o nuestra voluntad, o la combinación parcial o total de todas estas causas — problema éste muy intrincado, cuya solución tú mismo has emprendido — , ¡cuántos sabrían adonde debe dirigirse cada cual o por dónde han de volver, si de cuando en cuando alguna tempestad, que a los insensatos paréceles revés, contra toda voluntad y corriente, en medio de su ignorancia y extravío, no los arrojase en la playa por la que tanto anhelan!