Democracia estamental - José Arturo Gómez - E-Book

Democracia estamental E-Book

José Arturo Gómez

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Beschreibung

¿Cómo viviríamos sin partidos políticos? Hay en estas páginas una propuesta concreta para que las sociedades puedan administrarse (y bien) a través del conocimiento y la implementación de la Democracia estamental. La exposición de José Arturo Gómez es un desafío para los ciudadanos del orbe, a quienes les consta que la gobernanza de los partidos políticos no debe ser el estatus definitivo del desarrollo político y social. Al contrario, cada vez dista más de ser el modelo ideal debido a la corrupción, el desorden y las injusticias que genera. ¿El objetivo de la Democracia estamental? Que la frase «un mundo mejor» deje de ser solo un cliché y vaya ganando espacios en la realidad gracias a la sustitución de los partidos políticos por la verdadera toma ciudadana de la administración. Democracia estamental (2021) es un libro que, concebido desde una perspectiva latinoamericana —concretamente hondureña—, presenta realidades manifiestas sin límites geográficos, y es pertinente en el contexto de muchas naciones.

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DEMOCRACIA ESTAMENTAL

Gobernanza Sin Partidos Políticos

José Arturo Gómez

© José Arturo Gómez

© Democracia estamental. Gobernanza sin partidos políticos

Corrección del texto: Carlos Eduardo Ordóñez, doctor en Literatura y Filosofía.

Septiembre de 2021

ISBN papel: 978-84-685-6167-7

ISBN ePub: 978-84-685-6165-3

Editado por Bubok Publishing S.L.

[email protected]

Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

A nuestra excelsa madre Honduras

y a la memoria de esos pocos gobernantes

que a pesar de las imperfecciones de la democracia partidista

trataron de impulsar proyectos buenos para la nación.

A esos próceres que, conmovidos por el injusto orden de cosas,

Iluminaron con un poco de carmín las pálidas mejillas de la patria.

Vendrá el mañana libre. Vendrá la democracia,

no por mandato extraño, ni por divina gracia;

vendrá porque el dolor ha de unirnos a todos

para barrer miserias, opresores y lodos.

Vendrá la libertad. Sobre el pasado inerte

veremos a la vida derrotando la muerte.

Tendremos alegría, tendremos entusiasmo,

la actividad fecunda sucederá al marasmo

y en la extensión insomne de todos sus caminos

se alzarán majestuosos tus cumbres y tus pinos.

Pinares hondureños, pinares ancestrales,

enhiestos, eminentes, serenos, inmortales,

bandera de victoria contra las tiranías,

vendrán los días de oro, vendrán los nuevos días.

VENDRÁN LOS NUEVOS DIAS

Alfonso Guillén Zelaya

Índice

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I STATU QUO A CAMBIAR

CAPÍTULO II VICIOS Y DEBILIDADES DE LA DEMOCRACIA PARTIDISTA

CAPÍTULO III GOBERNANTES DE HONDURAS. ANARQUÍA Y DESORDEN POLÍTICO (1824-2022)

CAPÍTULO IV CONSTITUCIONES POLÍTICAS DE HONDURAS (1824-2020)

CAPÍTULO V COSTO DE LA DEMOCRACIA HONDUREÑA (1980-2020)

CAPÍTULO VI EMOCIONES VERSUS RACIONALIDAD

CAPÍTULO VII MIGRACIÓN NECESARIA A UN SISTEMA DEMOCRÁTICO ESTAMENTAL

CAPÍTULO VIII QUÉ ES UN SISTEMA DEMOCRÁTICO ESTAMENTAL

CAPÍTULO IX EL BIEN COMUN. BASE NECESARIA PARA EL FUNCIONAMIENTO DE UNA DEMOCRACIA ESTAMENTAL

CAPÍTULO X CIUDADANO DE PRIMERA. UNA NUEVA ACTITUD CIUDADANA PARA FACILITAR EL FUNCIONAMIENTO DE UN SISTEMA DEMOCRÁTICO ESTAMENTAL

CAPÍTULO XI CÓMO IMPLEMENTAR EL NUEVO SISTEMA DEMOCRÁTICO ESTAMENTAL

CAPÍTULO XII EL SISTEMA DEMOCRÁTICO PARTIDISTA Y SU IMPACTO EN EL MUNDO

CAPÍTULO XIII LOS ENGENDROS DIABÓLICOS DEL SISTEMA DEMOCRÁTICO PARTIDISTA

CAPÍTULO XIV CONSIDERACIONES FINALES

BIBLIOGRAFÍA

ANEXO A: GOBERNANTES DE HONDURAS 1824 - 2022

ANEXO B: CONSTITUCIONES DE HONDURAS DE 1825 A 2020

ANEXO C: ESTIMACION DE GASTOS INCURRIDOS RELACIONADOS CON PROCESOS ELECTORALES 2009-2020

ANEXO D: MAPA DE HONDURAS POR REGIONES

ANEXO E: PERIODOS ESPECIALES DE NOMBRAMIENTO PARA LOS INTEGRANTES DE LOS CONSEJOS CIUDADANOS

ANEXO F: CONFORMACION DE LOS SEIS PODERES DEL ESTADO

ANEXO G: LA ESTRUCTURA DE GOBIERNO EN UN SISTEMA DEMOCRATICO ESTAMENTAL

INTRODUCCIÓN

Llegó el momento de tomar decisiones críticas en pro del mejoramiento de nuestras sociedades, nada de seguir parchando el viejo traje de las actuales estructuras, vamos por un vestido nuevo, porque seguir manteniendo el actual sistema de democracia partidista, es continuar con lo mismo y ello significa el estancamiento y el caos.

Estimado lector, bienvenido seas a la lectura de esta obra, en ella encontrarás propuestas interesantes de cambio para mejorar tu vida, la de tu familia y la sociedad en general.

Todos deseamos un país en el que podamos vivir en libertad, donde se respeten nuestros derechos y nuestros bienes, donde podamos expresar lo que pensamos sin miedo a represalias, donde podamos caminar confiados por todos sus ámbitos y a toda hora, sin temor a ser agredidos o asaltados, un país en donde todos podamos desarrollar sin obstáculos nuestras potencialidades, nuestros talentos.

Así es estimado lector, todos deseamos vivir en una sociedad tolerante, abierta a todas las formar de ser y de pensar, sin más límites que el respeto a los derechos de los demás. Deseamos un país donde todos tengamos acceso a un empleo digno, con una convivencia ciudadana en paz y armonía, libre de esos líderes abyectos con ideologías que nos separan y enfrentan, un país en el que sus riquezas y el ingreso nacional sea para beneficio de todos sus habitantes.

Seguramente estarás pensando que esto es una quimera, que se trata de otra propuesta utópica y por lo tanto inalcanzable, pero te prometo que no es así, muchos de los males que escaparon de la caja de Pandora y que afectan nuestro bienestar, pueden ser devueltos a ella, créeme que sí, pero para eso tú y todos los que lean esta obra, tendremos que hacer algo para que los cambios se den y logremos implementar una nueva forma de gobierno, que nos lleve en pos de cristalizar estos anhelos y deseos.

Aclaro que inicialmente este libro fue concebido para Honduras y para el beneficio de los hondureños, pero solo inicialmente, porque resulta que a medida que lo iba escribiendo descubrí que lo que aquí se recomienda como solución para Honduras, también lo es para los demás países: es necesario que el mundo sea sacudido con cambios trascendentales en sus actuales sistemas de gobierno, como los que aquí serán propuestos.

Este es un llamado a la conciencia de los ciudadanos del mundo, sobre todo para aquellos que desean con fervor un país distinto, en ese sentido, lo idóneo es que todos apoyen estas ideas de cambio, que nadie se quede afuera, todos están invitados a conocer de esta propuesta, pero no quedarse solo en la lectura, en la inacción, sino empujar fuerte y con determinación para que los cambios se den. Hay que luchar por esa nueva sociedad que deseamos para nuestro bienestar y el de las generaciones futuras. Parafraseando la tesis 11 de Marx, «ya no se trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo».

No importa si eres un obrero o un empresario, una persona de poca formación académica o un intelectual, un deportista, un artista o un campesino, lo que importa es que en verdad desees vivir en un país con una realidad distinta a la actual, un país gobernado por consejos ciudadanos, y no por una sola persona, un país que en pocos años se convierta en ese ambiente de paz, seguridad y progreso que todos anhelamos.

En este libro vas a encontrar una propuesta revolucionaria sobre la nueva forma de gobernar una nación, con una estructura de gobierno diferente, buscando implementar una democracia verdaderamente representativa, participativa e inclusiva, real, no ficticia, como lamentablemente es la que hoy impera en la mayoría de los países del mundo.

El tiempo de los políticos tradicionales y las estructuras partidarias de gobierno debe llegar a su fin, esta manera de gobernar los países a través de partidos políticos es una forma de democracia representativa muy pobre y lamentablemente trae en sus entrañas los genes de la corrupción, que es lo que más daño ha provocado a nuestras sociedades.

Este libro debes verlo como un interesante reto que se plantea hoy a la humanidad, con el objetivo de llevar la calidad de los sistemas de gobierno a su máxima expresión, y dejar atrás los pobres y débiles modelos de gobernanza a través de caciques o pseudo líderes, a través de partidos políticos y de ideologías que dividen y enfrentan a la población, en lugar de unirla y armonizarla.

En esta obra que ahora tienes ante tus ojos, viene inmerso un reto a los ciudadanos de todas las clases sociales, pero sobre todo para los intelectuales, politólogos, sociólogos, líderes obreros, líderes de las diversas fuerzas vivas que conforman la sociedad, porque en ellos voy a depositar, a partir de la lectura completa de esta obra, el reto y la responsabilidad de impulsar los cambios que nos lleven a un sistema de gobierno diferente, mejor en mucho, de lo que tenemos ahora.

En esta obra te diré por qué debemos migrar a una nueva forma de administrar los países, con una estructura de gobierno natural, práctica, económica y sobre todo funcional, un nuevo sistema que una a la población, en lugar de dividirla, que esté más allá de cualquier ideología, libre de caciques o pseudo líderes, donde desparezca el enfermizo culto a la personalidad y se privilegie el trabajo en equipo, en donde eliminemos esa vieja y equivocada idea de buscar superhombres que de manera providencial o mágica se conviertan en los salvadores de la nación.

Esa versión pobre de democracia debe terminar, el actual sistema debe desaparecer, la conducción a través de un líder único debe ceder el paso a equipos multidisciplinarios, integrados con los representantes de los sectores más prominentes de la nación.

Te prometo que al terminar de leer esta obra, serás una persona diferente, habrás evolucionado tu mente y sentirás una especie de hartazgo por la forma en que estamos siendo gobernados, no querrás oír más esos discursos y promesas huecas de los políticos demagogos, sentirás fuertes anhelos de cambios y desearás que esta propuesta se implemente lo más pronto posible, para que tus hijos y tus nietos puedan vivir en un nuevo país, libre de corrupción y con mejores posibilidades para un nivel de vida superior.

Sir Baden-Powell, fundador del Movimiento Scout Mundial, pregonaba que cada generación debe entregar a la siguiente un mundo mejor al recibido, otros dicen que a esta concepción hay que agregar que también debemos heredar mejores ciudadanos, jóvenes con mayor sentido de responsabilidad hacia su país y sus recursos naturales.

El extinto presidente John F. Kennedy dijo en algún momento a sus ciudadanos: «No preguntes que puede hacer el país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por él». En esa misma línea de pensamiento, cada uno de notros podemos hacer mucho para heredar un mundo mejor a las nuevas generaciones, podemos hacer muchas cosas para que la vida sea mejor y más fácil para todos en el futuro, sin necesidad de buscar superhombres, sin necesidad de requerir de superhéroes. Haciendo cada uno bien las cosas desde su ámbito laboral, desde su especialidad, desde su quehacer diario, ten la certeza de que las cosas cambiarán para mejor.

Llegó el momento de tomar decisiones críticas en pro del mejoramiento de nuestras sociedades, nada de seguir parchando el viejo traje de las actuales estructuras, vamos por un vestido nuevo, porque seguir manteniendo el actual sistema de democracia partidista, es continuar con lo mismo y ello significa el estancamiento y el caos.

Vivimos una época de cambios vertiginosos en la tecnología, la manera de hacer las cosas ha evolucionado de forma dramática, el viejo teléfono fijo ha sido superado por el móvil, la antigua máquina de escribir por los modernos ordenadores, del envío de documentos e imágenes por facsímil hemos pasado al correo electrónico, de las colas en los bancos a los servicios financieros online, etc. Pero en la forma de gobernar nuestros países, lamentablemente, no hemos evolucionado lo suficiente, no hemos avanzado mucho, no queremos dar ese salto hacia formas de gobernanza superior. Eso es así, porque los políticos mantienen secuestradas nuestras sociedades, pero la hora del cambio ha llegado, las nuevas tecnologías en todos los campos del quehacer humano, nos deben ayudar a implementar de una manera más fácil, a la vez que eficaz y eficiente, la nueva democracia estamental que es la propuesta de este libro.

Los políticos demagogos con sus falsas ofertas de solución de los problemas nacionales y todo tipo de propaganda electoral, deben ser erradicados para siempre, los altos costos de los procesos electorales a nivel municipal y nacional no deberán practicarse más, en un nuevo sistema en el que cada grupo o estamento social hará de manera responsable el nombramiento de sus representantes ante las nuevas seis instancias de poder <que se proponen en esta obra> a condición de alcanzar un sistema de gobierno superior.

En los capítulos que conforman este libro encontrarás información más detallada sobre cómo migrar de la actual democracia partidaria a un sistema democrático estamental. Solicito a cada lector abrir su mente en ciento ochenta grados, porque en efecto, al quedar implementado en cualquier país el nuevo sistema de gobierno que aquí se propone, se habrá producido un cambio de esa magnitud. Ciento ochenta grados en geometría significa pasar del lado donde estás al de enfrente, de sur a norte, de oriente a occidente; hago este énfasis porque esta propuesta, que implica «darle vuelta al calcetín», demanda ver la gobernanza de tu país de una manera totalmente diferente a la que conoces y has experimentado hasta ahora.

El nuevo sistema implica la desaparición total de los partidos políticos, de las ideologías, de las campañas electorales, del culto enfermizo a la personalidad de ese pseudo líder que se considera y hace creer a los demás que él y solo él es el salvador de la nación, que solo él tiene las soluciones correctas a la problemática nacional, que la ideología en la que él cree y pregona, debe imponerse ante las otras, porque las demás no sirven.

Una propuesta interesante que encontrarás en este libro es la de ampliar las instancias de poder que gobiernan la nación de tres a seis. Sí, lo has escuchado bien, estoy hablando de duplicar los poderes del Estado de tres a seis, como la solución para perfeccionar el sistema de pesos y contrapesos concebido por el barón de Montesquieu. Sigue leyendo, porque más adelante conocerás las justificaciones de dicha ampliación.

Atomizar o fragmentar el poder, podría decirse, es otra de las propuestas claves de este libro, o sea, evitar a toda costa la concentración del poder en una sola persona o en pocas, que es lo que tenemos en el actual sistema de democracia partidista, que por cierto, constituye el peor error cometido por las sociedades en su devenir histórico. Este es el principal traspié que hemos venido incubando por siglos, este es el germen que da origen a la bestia incontrolable llamada corrupción, el haber permitido la concentración del poder en manos de pocos, y para más inri, en pocos que no representan los mejores intereses para una nación.

¿Recuerdas aquella frase que dice «solo el pueblo salva al pueblo»? Pues bien, esta propuesta de cambio del sistema de gobierno va en esa dirección, no es cuestión de depositar el poder en un cacique o líder providencial, se trata de toda una nación gobernándose a sí misma a través de los representantes de los sectores, grupos, gremios o estamentos sociales más connotados de la misma.

Te invito a soñar con un mundo mejor, emulemos a hombres providenciales como Martin Luther King, quien nos habló de «su sueño» y por el cual trabajó hasta la muerte. Debemos tener fe en que la sociedad, tal como la conocemos actualmente, puede ser modificada en un espacio de tiempo relativamente corto, debemos tener la certeza de que podemos lograr mejoras significativas en veinte años, lo cual significa que la próxima generación, o sea nuestros hijos, se beneficiaran de vivir en un país completamente diferente al actual. Un país y una sociedad que le permitirán desarrollar todos sus dones y habilidades naturales al máximo.

Soñando y trabajando fuerte por la implementación de estos sueños, lograremos juntos la construcción de un nuevo país, de una sociedad superior, totalmente unida y organizada, que se proyectará hacia adelante con firmeza, convertida en una fuerza arrolladora que nadie podrá detener.

Querido lector, ¡anímate!, observa cómo la oscuridad del túnel de nuestra actual existencia está llegando al final, ya se atisban adelante las luces de la libertad y el progreso, todo depende de ti, de tu disposición y de tu apoyo total a esta propuesta.

¡No cambies de canal, sigue leyendo, que esto apenas comienza!

CAPÍTULO I STATU QUO A CAMBIAR

Los pobres resultados obtenidos en el mundo con los sistemas de gobierno utilizados hasta ahora, vuelve imperativa la necesidad de establecer mecanismos de alerta temprana, sobre los modelos que usamos para gobernarnos, porque es seguro que estos solo funcionarán por cierto tiempo; y por lo tanto, deberán ser modificados, cuando las luces de advertencia se enciendan.

Para entender mejor el estado actual de las cosas, sugiero que hagamos un breve recorrido por la historia, para observar cómo la humanidad ha venido evolucionando a lo largo de los años en la conformación de las estructuras de poder.

Nuestros primeros antepasados fueron nómadas que se desplazaban en busca de alimentos y caza de animales para comida y vestuario. Con el correr de los años, el hombre se fue asentando poco a poco, especialmente influenciado por la práctica de la agricultura y la pesca, lo que dio lugar a que se fueran formando los primeros asentamientos humanos. En esa época, los que alcanzaban el poder no eran los más sabios e inteligentes, sino los más audaces, los mejores guerreros, los más fuertes (físicamente hablando) y, finalmente, en términos de valores, los más ambiciosos.

Los gobernantes de estos primeros asentamientos humanos ejercían un poder absoluto, que se traducía en una serie de injusticias hacia sus pueblos. Se rodeaban de personas con características muy similares a ellos, identificados como nobles o aristócratas, para que les ayudaran a controlar la población y mantenerse en el poder, contaban también con el apoyo de líderes religiosos, a quienes concedían privilegios y riquezas para el sometimiento de la población por la vía espiritual y religiosa.

Lo anterior nos indica que en aquellos tiempos eran cuatro los estamentos sociales que sobresalían en el control del poder: el gobernante en sí con su familia (familia real), la iglesia o clero, los aristócratas o nobles y los oficiales de alto rango que conformaban la casta militar.

Desde los albores de la civilización, el hombre entendió que no podría subsistir solo, necesitaba vivir como parte de una colectividad, así que el vivir en sociedad tenía sus ventajas, pero el precio a pagar era bastante alto, entre otras cosas, por los altos tributos que el gobernante imponía a la población y por todos los abusos que las castas dominantes cometían a diario y, para más inri, las diferencias o problemas que surgían entre los pobladores no se resolvían por el derecho, sino por la fuerza, los más fuertes y violentos terminaban imponiendo sus condiciones a los más débiles.

Así las cosas, y para poder sobrevivir, estos primeros grupos humanos fueron evolucionando poco a poco y con el transcurso de los años se vieron obligados a adoptar una serie de acuerdos o normas de convivencia social que les permitiesen cierto grado de paz y concordia y es de esta forma que fueron emergiendo los primeros contratos sociales o acuerdos de convivencia ciudadana.

En efecto, los pobladores de las primeras comunidades poco a poco entendieron que tenían que desarrollar pactos o acuerdos sociales que les permitieran vivir en sociedad sin agredirse los unos a los otros. Así van apareciendo y perfeccionándose poco a poco los primeros acuerdos, pactos o contratos sociales de manera natural, a través de los cuales las personas pertenecientes a una determinada comunidad aceptan asumir ciertas responsabilidades ciudadanas y al mismo tiempo limitar los derechos de cada uno ante los demás, a cambio de que la convivencia social fuera posible de manera armónica, en un ambiente en donde se respetaran los derechos y los bienes o propiedades de todos entre sí.

A lo largo de cientos de años, las naciones fueron evolucionando poco a poco en sus formas de gobierno, de las prácticas tiránicas y despóticas de los reyes, zares, señores feudales, emperadores, monarcas, etc., arribamos finalmente a los sistemas republicanos de gobierno, con tres poderes bien definidos (legislativo, ejecutivo y judicial), soberanos e independientes, sin sumisión de ninguno de ellos con respecto a los otros dos, pero que se complementan entre sí, con una suerte de pesos y contrapesos que permite la conducción del gobierno en forma equilibrada.

El sistema republicano representó un avance importante en la evolución de las formas de gobernar en el mundo de entonces, la propuesta del barón de Montesquieu, con su trilogía de poderes y el sistema de pesos y contrapesos que este conlleva, fue ciertamente una aportación muy valiosa para la gobernanza equilibrada en el mundo, al grado que todavía es usado en la mayoría de los países, pero hay que admitir que esta concepción original amerita ser revisada y ajustada a las nuevas realidades, porque los países han crecido, al igual que sus complejas estructuras gubernamentales.

El ajuste al que me refiero en el párrafo precedente consiste en aumentar los poderes de la nación de tres a seis. Así es, mi querido lector, lo has entendido muy bien, estoy hablando de crear tres poderes adicionales, no para aumentar la burocracia, sino más bien para fortalecer el funcionamiento de las estructuras de gobierno, perfeccionando el sistema de pesos y contrapesos, imprescindible para mantener en equilibrio el funcionamiento del aparato estatal. Más adelante veremos esto con más amplitud y detalle.

GOBERNANZA SIN PARTIDOS POLÍTICOS

Además de aumentar los poderes del Estado de tres a seis, cambiar el statu quo significa, en esta propuesta, la eliminación total y completa de los partidos políticos que tanto atraso, anarquía y corrupción han traído a nuestras vidas.

Los titulares de los poderes del Estado y demás altos funcionarios de gobierno no deben seguir siendo escogidos por políticos corruptos, que a su vez provienen de partidos que no tienen la representatividad mínima que debe darse en una democracia amplia.

Un sistema democrático más representativo, participativo e inclusivo, solo puede lograrse cuando los altos funcionarios públicos son nombrados por consejos ciudadanos provenientes de las fuerzas vivas o sectores más representativos de la sociedad, no de partidos políticos. De esto es de lo que vamos a hablar con más detalle y claridad en los capítulos siguientes.

Los errores que como humanidad hemos venido cometiendo, en lo que a gobernanza se refiere, es que fuimos incapaces de crear mecanismos que nos permitieran hacer oportunamente los ajustes o cambios para la mejora de los sistemas de gobierno que se venían practicando, a fin de hacerlos cada día más democráticos y justos, pero sobre todo más eficientes en la administración de los bienes del Estado.

Esto ha llevado a mantener el statu quo por más tiempo del requerido, nos hemos visto impedidos de hacer los cambios de manera más temprana y oportuna, dejando que pasara demasiado tiempo y permitiendo que los sistemas de gobierno partidistas se fueran deteriorando de manera creciente, al grado de volverse insoportables e insostenibles.

Los pobres resultados obtenidos en el mundo con los sistemas de gobierno utilizados hasta ahora, vuelve imperativa la necesidad de establecer mecanismos de alerta temprana sobre los modelos que usamos para gobernarnos, porque es seguro que estos solo funcionarán por cierto tiempo; y por lo tanto, deberán ser modificados cuando las luces de advertencia se enciendan.

«Nadie se baña dos veces en las mismas aguas de un río» nos decía el filósofo griego Heráclito de Éfeso, todo fluye, todo cambia, por lo tanto, el estado actual de cosas también debe cambiar.

Para entender mejor la necesidad de modificar los actuales modelos de gobernanza, veamos en el siguiente capítulo los vicios y debilidades que hoy por hoy caracterizan a la mayoría de los sistemas de gobierno partidistas en el mundo.

CAPÍTULO II VICIOS Y DEBILIDADES DE LA DEMOCRACIA PARTIDISTA

Naciones subdesarrolladas con grandes problemas sociales, no deberían estar gastando los pocos recursos económicos que tienen en procesos electorales tan costosos, más bien ese dinero debería utilizarse para ampliar las asignaciones presupuestarias en salud, educación, vivienda, seguridad ciudadana y la preservación de los recursos naturales.

La democracia perfecta sería aquella en la que la totalidad de la población participa de manera directa en las decisiones importantes para la gobernanza del país, pero lamentablemente esto no es posible. Millones de personas que conforman una nación, no podrían estarse consultando a diario; ante esta imposibilidad, lo que ha venido funcionando en el mundo es una democracia indirecta o representativa, misma que se practica actualmente en la mayoría de los países, a través de la cual, los ciudadanos eligen a sus representantes, para que en su nombre administren la nación.

El sistema que más se utiliza en la mayoría de los países es la práctica de elecciones periódicas (cada cuatro, cinco o seis años) dependiendo de cómo lo tenga establecido cada uno de ellos, para la elección de sus alcaldes, diputados, magistrados judiciales y presidentes de la república, o como se le designe a estos funcionarios que conforman las alcaldías, poder legislativo, judicial y ejecutivo, respectivamente.

Los funcionarios que resultan electos son todos provenientes de los partidos políticos que participan en las contiendas electorales, esto significa que en algún momento de la historia aparecieron los partidos políticos como una forma de sustitución de los reyes, zares o emperadores, pero quedando los ciudadanos limitados, a partir de entonces, a escoger a sus gobernantes solo de entre los candidatos de dichos partidos.

Habiendo ya transcurrido muchos años utilizando esta forma de escogencia, habría que preguntarnos si los partidos políticos continúan siendo la mejor alternativa para lograr la más alta representatividad de los ciudadanos en las estructuras de gobierno: la respuesta es un definitivo no. Entonces, la siguiente pregunta que debemos formularnos es: ¿por qué hemos mantenido la democracia partidista por tantos años como la mejor expresión de gobernanza?

Cuando se analiza fría y objetivamente la forma de escogencia de los principales funcionarios públicos que gobiernan un país, a través de sistemas electorales amañados y controlados, salta a la vista que este es un sistema muy pobre que no satisface las exigencias mínimas de representatividad que demanda un sistema democrático verdadero.

PARTIDOS CON ESTRUCTURAS ORGANIZATIVAS DÉBILES

En los países, en especial aquellos con limitado desarrollo económico-social, observamos que la estructura organizativa de los partidos políticos es muy pobre y, con relativa facilidad, un reducido grupo de personas puede apoderarse de ellos, es decir, controlar su funcionamiento.

Cualquiera puede fundar un partido político, sin someterse a pruebas de capacidad y conocimiento y sin cumplir requisitos de moralidad y honestidad, al menos en nuestra constitución no existen requisitos de esa naturaleza.

Esto da lugar a una serie de manipulaciones por parte de personas que ven la política no como una oportunidad de servir a su país, sino como la alternativa más fácil para enriquecerse y satisfacer otros apetitos, propios de personas ambiciosas, como ser la avaricia y deseos de poder.

Estos manipuladores, a quienes en lugar de identificar como políticos, más bien deberíamos llamarlos en forma peyorativa como «politiqueros», son los que terminan adueñándose de los partidos políticos, y es debido a ellos y a su mal comportamiento, que ciudadanos valiosos se retiran de la política, perdiéndose de esa manera la participación de personas honestas, que realmente habrían sido una magnífica opción para gobernar.

PARTIDOS ALTAMENTE IDEOLOGIZADOS

Las ideologías son por lo general el factor principal que impulsa la formación de un partido político y estas deben entenderse como un sistema de ideas y postulados sobre cómo gobernar una nación y orientar su economía. Entre ellas tenemos ideologías de izquierda, de derecha, de centro, nazistas, fascistas, liberales, etc., y si las quisiéramos expresar a través de colores, tendríamos toda una rica gama, como la de los fabricantes de pinturas: los colorados, los azules, los amarillos, los rojos, los verdes, pardos, etc.

El problema fundamental en todo esto, es que los propulsores o practicantes de una determinada ideología, consideran la suya como la única y mejor forma de manejar la sociedad, entrando en un choque frontal con las otras ideologías que se fundamentan en otras visiones de la vida, lo que imposibilita una convivencia armónica entre formas de pensar diferentes, lo que da lugar a choques violentos y todo tipo de conflictos entre los sectores de la sociedad que profesan ideologías distintas.

En base a lo expuesto, podemos afirmar que en la mayoría de los casos, los partidos políticos nacen para poner en práctica la ideología que profesan sus fundadores, condenando a la sociedad a una eterna división, que no se queda allí, solo como formas de pensar diferentes, sino que esto a la vez genera permanentes choques y enfrentamientos, llegándose, como ya lo hemos experimentado en repetidas ocasiones, a enfrentamientos armados y al derramamiento de sangre entre hermanos.

La división de la sociedad por razones ideológicas es una de las peores consecuencias que deriva de un sistema de democracia partidista. Alemania, China, Corea, Vietnam son ejemplo de países que en algún momento fueron partidos en dos por los políticos, y, a mayor escala, tenemos grandes regiones del planeta igualmente divididas por las mismas razones, imposibilitando un entendimiento global, que nos llevaría a una concordia mundial en beneficio de todos.

Si lográramos abstraernos por un rato de las concepciones ideológicas, nos daríamos cuenta de que estas resultan ser fútiles como el principal argumento a utilizar para gobernar una nación. La única forma en que esto podría funcionar es que la totalidad de la población se adhiriera a una ideología única, como el faro orientador para la conducción del país, pero, al ser esto imposible, lo mejor para las naciones es que en ellas no se sigan utilizando las ideologías como el fundamento sobre el cual gobernar, a condición de no seguir enfrentando y dividiendo a la sociedad.

En lugar de las ideologías, lo que necesitan los países como guía para su desarrollo es identificar cuáles son los principales problemas que les afectan y obligar a los líderes políticos a que trabajen en la solución de estos al asumir el poder.

Vamos a suponer que el desempleo, la vivienda, la educación, los servicios de salud y la seguridad social, son los principales problemas que afectan a los ciudadanos de una nación, entonces, en lugar de adoptar o acudir al uso de una determinada ideología política para resolverlos, lo que se debe hacer es elaborar un plan nacional de desarrollo, en el que se programe la solución de todos estos problemas en un período de tiempo razonable.

En conclusión, planes nacionales de desarrollo, bien elaborados, con metas de largo plazo (veinte o treinta años, por ejemplo) y con la utilización de medidores precisos que puedan ir indicando los avances anuales y quinquenales, es lo que debe usarse, en lugar de ideologías que, repito, solo enfrentan y dividen.

ORGANIZACIONES ESPECIALISTAS EN DIVIDIR LA SOCIEDAD

Además del problema de las ideologías, los partidos, por su naturaleza y objetivos, son instituciones especializadas en dividir y enfrentar la población de un país.

En Honduras hay una institución deportiva que tiene el gran mérito de unir al país, estoy hablando de la selección nacional de futbol en todas sus categorías, pero especialmente la mayor. Cuando esta juega, los hondureños, sin que nadie se los pida, visten la camiseta de la selección. En los restaurantes y demás lugares públicos, donde la gente llega a ver los juegos, se respira un rico ambiente de unidad nacional. Igual acontece con la Teletón: todos los años nos unimos en el mes de diciembre en apoyo a dicha institución, sin distingos de colores partidarios.

Los partidos políticos en cambio dividen, dividen y dividen; por ejemplo, si en un país hay diez partidos políticos, este no necesariamente estará dividido por diez, sino por un divisor mayor, porque hay que agregar las corrientes o movimientos internos en que están subdivididos dichos partidos. Si existen fuertes rencillas entre los diferentes partidos políticos, hay todavía otras mayores entre los seguidores de corrientes distintas de un mismo partido. Si a las discordias u odios que se generan entre los seguidores de diferentes partidos les diéramos un valor simbólico de cinco, esas mismas discordias u odios entre los seguidores de corrientes distintas de un mismo partido, habría que valorarlas en diez.

Es por lo expuesto en el párrafo precedente que los partidos deben tener mucho cuidado en como manejan sus elecciones internas (primarias) para no llegar divididos de manera irreconciliable a las elecciones generales.

Ante todo esto, podemos concluir que una gran debilidad de los partidos políticos, es que jamás serán capaces de unir a un país, y para poder sacar una nación adelante es importante y hasta vital, que su población se encuentre unida.

Recuerdo que la población hondureña experimentó un corto período de unidad nacional en julio de 1969, cuando se dio la llamada «guerra del futbol»