El apasionante mundo de Erika Lust: Aventuras - Cecilie Rosdahl - E-Book

El apasionante mundo de Erika Lust: Aventuras E-Book

Cecilie Rosdahl

0,0

  • Herausgeber: LUST
  • Kategorie: Erotik
  • Serie: LUST
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2021
Beschreibung

Esta colección de relatos cortos se publica en colaboración con la productora de cine sueca Erika Lust. Su meta es mostrar la naturaleza humana y la diversidad a través de historias de pasión, intimidad, amor y lujuria combinadas con una fuerte narrativa y eroticismo. Esta colección contiene:Las clases de equitaciónUn vecino servicial Desayuno y orgasmos Sorpresa de cumpleaños Coqueteo en la nieve La invitación -

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 128

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Cecilie Rosdahl, Beatrice Nielsen, Lea Lind

El apasionante mundo de Erika Lust: Aventuras

 

LUST

El apasionante mundo de Erika Lust: Aventuras

Translated by Begoña Romero and LUST Copyright © 2021 Cecilie Rosdahl, Beatrice Nielsen, Lea Lind and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726775099

 

1. E-book edition, 2021 Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

Sorpresa de cumpleaños

Cecilie Rosdahl

 

Aún puedo sentir sus caricias y su barba contra mi piel. Me reviso con dos dedos y me doy cuenta de que estoy mojada. Aun ausente se las arregla para avivar mi deseo. Hoy es su cumpleaños y quiero darle una sorpresa inolvidable.

Me grabo mientras canto la versión de ‘Feliz cumpleaños’ de Marilyn Monroe. Canto pausadamente y con voz ronca, estirando las notas. Poco tiempo después me responde. Un emoji sonriente y un “gracias". Escribe:

—¿Qué tal una foto?

Tomo una foto de mis senos y la envío con el emoji que gesticula un beso. Me responde:

—Vaya, me pones muy caliente. Voy en el tren.

Separo mis labios vaginales con dos dedos, tomo otra foto y la envío. Mi clítoris está rojo e hinchado después de tocarme. Escribo: “sorpresa" y me responde de inmediato:

—No hay flujo de sangre en mi cabeza con tanta estimulación visual.

Respondo con un emoji de corazón.

—¿Puedes enviarme una que te muestre apretándote los senos? Me apoyo en un costado para hacer que mis pechos se junten, tomo una foto y se la envío. —Dime si quieres que te envíe algo. —Dos botones abiertos en la camisa —respondo.

Olfateo su camiseta que está tendida sobre la cama y aún conserva su olor. —Cuando llegue a la oficina —responde.

Me duermo y me quedo bajo las sábanas mientras me aprieto los pechos y me llevo un pezón a la boca. Imagino que su boca y su lengua son los que juguetean conmigo. Hoy trabajo desde casa así que no tengo que ir a ningún lado. Aprovecho para relajarme un poco, me tomo mi tiempo y disfruto de mi fantasía en paz y tranquilidad. Vuelvo a atrasar la alarma.

Entonces me llega un mensaje con una imagen. Lleva una camisa azul con los botones superiores desabotonados y revela su pecho peludo. Es tan masculino y rudo y la camisa azul le sienta tan bien. —Me alegra estar solo en la oficina, estoy duro como piedra —escribe. —¿Me muestras? Me envía una foto de su pene erecto bajo los boxers. Se ve enorme en la pantalla y hace que me retuerza de ganas de tocarlo. —¿Te acaricias? —le pregunto.

—No, eso te lo dejo a ti. —No puedo esperar —le respondo.

Amarro mi cabello y busco los ingredientes para hacer un pastel de cumpleaños con piña, macarrones y mazapán. La piña le añade un sabor delicioso cuando le hago una mamada a diferencia de otras cosas como los espárragos. Me gusta que sepa rico al tragarlo. Preparo capas de crema de piña y macarrones antes de meter la torta en la nevera. Luego hago estiramientos antes de meterme en el baño y llenar la bañera. En el borde hay una gran concha de almeja con bombas de baño. Agrego unas pocas de color rosado al agua. Huelen a rosas silvestres en un cálido día de verano, deleitan mis sentidos y me hacen sentir bien. Activo la lista de reproducción de mi teléfono y lo dejo en el pasillo para que no se moje. Escucho la nueva canción de Ed Sheeran y Beyonce llamada Perfect. Sus voces se complementan en un adorable dúo. Canto e imagino que su voz y la mía se funden en una sola. Afeito mis piernas una a la vez. También afeito mis axilas y mis partes bajas mientras me aplico acondicionador en el cabello.

Jugueteo con la ducha de teléfono bajo el agua y me acaricio mientras la canción se desvanece y es reemplazada por una nueva. Observo mi reflejo en el espejo. Mis pezones se endurecen al rozarlos. Me imagino que mis manos son las suyas aunque las mías no son lo suficientemente grandes ni lo hacen tan bien. Dejo que el agua tibia baje por mi cuerpo desnudo mientras cierro mis ojos y me toco. Me imagino que estoy allí en su compañía. Puedo oír cómo su voz invae la habitación. Imagino sus caricias en mi cuerpo y que alterna entre caricias suaves y apretones más firmes. Me gusta cuando es un poco rudo. Así puedo sentir lo mucho que me desea. La fuerza de sus brazos mientras insiste en tomarme.

Al terminar me seco con una nueva toalla. Es suave y gruesa y se siente bien contra mi piel. Me froto el cuerpo entero con loción y aplico un poco de gel hidratante en mis partes bajas antes de ponerme una camisola y regresar a la cocina. La torta ya debe estar lista. La saco de la nevera para agregar el mazapán y la miel de acacia justo alrededor del borde. Finalmente rallo el chocolate blanco como decoración y poso, sobre la torta, los tres corazones de azúcar que compré junto a unas hojas de menta fresca para contrastar. Luego le tomo una foto y la publico en Facebook. A mis amigas les gustan las tortas con corazones y flores.

Alguien toca el timbre en la puerta de entrada. No espero a nadie y sin embargo tomo el intercomunicador. La voz dice que llegó un paquete para mí. Luego de ponerme la bata, dejo entrar al repartidor. Firmo sobre la tableta con el dedo. El repartidor no deja de mirar mis senos. No me dio tiempo de cerrar la bata por completo. El paquete no indica remitente. Lo abro con un cuchillo muy emocionada. Es de parte suya. No podría ser de otra manera. Se las arregla para sorprenderme como nadie. Especialmente cuando menos lo espero.

Es en verdad maravilloso. Lo supe desde el momento en que lo vi. Nuestras miradas se encontraron en la pantalla de nuestros celulares. Hace cinco años habría opinado que conocer a alguien de ese modo era poco romántico. Pero el momento en que hicimos match en Tinder fue el mejor de mi “vida real". Chateamos por varias horas antes de pasar a FaceTime. La expresión de su rostro tuvo un efecto inmediato en mí. Me había enamorado de él incluso antes de conocerlo en la “vida real". Su voz era maravillosa: grave, masculina, firme, pero al mismo tiempo cariñosa y parecía genuinamente interesado en mí. Poco tiempo después era completamente adicta a sus textos y llamadas. Es el mejor amante que he tenido.

La caja contiene un sostén push-up, hot pants y zapatos lustrosos de tacón alto que me quedan perfectamente. Además de un liguero y un gran lazo rojo con lentejuelas. El sostén aporta a mis senos una mejor forma que el que tenía pensado usar. Insiste en llamarme ‘voluptuosa’ pero creo que tengo un poco de sobrepeso. En su sala hay colgado un cartel de Marilyn Monroe y cree que me parezco un poco a ella. Mi cabello se parece un poco al suyo cuando lo uso rizado.

El sostén y los hot pants me dan un aspecto sensual. Me gusta como luzco en el espejo y pienso en cómo me miraría él. Me acomodo el lazo y lo abrocho en la espalda. Esto es lo que quiere, que yo sea el regalo que a desenvolver.

Bailo seductoramente frente al espejo de la sala y luego desfilo de un lado a otro con mi nuevo atuendo. Los zapatos son fantásticos y los tacones de diez centímetros me dan una postura sexy y esbelta. Practico menear las caderas mientras camino de un extremo de la sala al otro. He visto películas y programas de televisión en los que algunas mujeres mueven sus caderas de un lado a otro de forma seductora y bamboleante. Cuando entre a la habitación quiero que note cada uno de mis movimientos y que me mire con lujuria mientras camino en su dirección.

Tengo ganas de besarlo. Paso mi lengua por mis labios y beso el espejo, dejo que mi lengua humedezca la superficie brillante. Imagino cómo sus brazos y sus labios húmedos responden a mi beso.

Luego voy a la cocina una vez más, busco una banana y la pelo desde la parte superior. Remuevo la concha como si estuviera bajándole el cierre. Llevo la fruta a mi boca y pretendo que es él, sólo que más corto y más pequeño. Visualizo una mamada mientras desaparezco la banana y me trago hasta el último pedazo. Al insertar dos dedos en mi vagina me doy cuenta de lo mojada que estoy. Hoy lo sorprenderé y haré su sueño realidad. Mi cuerpo encuentra placer al satisfacerlo. Pocas mujeres tienen la suerte de encontrar un hombre como éste. Me muero de ganas de completar la misión. Así se siente, como una misión en la que se establece el objetivo y lo alcanzo.

—Mi fantasía más descabellada es que mi novia baile en el pole para mí —escribió en un mensaje de texto.

Esa fue la primera vez que usó esa palabra en particular: ‘novia’. Me hace mojar mucho más y estoy ansiosa de hacer realidad su deseo. Especialmente porque hoy es su cumpleaños. Definitivamente se llevará una sorpresa. Me va a rogar que siga hasta que esté completamente satisfecho. Quiero escucharlo gemir ‘gracias’ de puro éxtasis.

Cada paso me acerca más. La escena se reproduce en mi cabeza al cerrar los ojos. Estoy bastante nerviosa de tener que bailar en el pole frente a él. Soy tímida al bailar y especialmente sin ropa. Improviso un poste con una escoba para practicar frente al espejo y uso tutorial en YouTube que ofrece algunos consejos útiles y luego pongo algo de música.

Me lavo el cabello, me pongo los rulos, me rocío con laca y lo dejo tal cual. Me aplico rímel y delineador, enmarco mis ojos y los preparo para mirarlo y cerrarlos con placer. Agrego los zarcillos. Estos brillan y resplandecen, aunque las gemas son falsas. Luego saco el abrigo de piel de su percha y me lo pongo encima como si fuera una manta esponjosa. Me aplico un poco de perfume detrás de las orejas y delineo mis labios con lápiz rojo, luego me seco el cabello y me quito los rulos.

La calle es angosta, hay grafitis en las paredes y un condón en la alcantarilla.  Me doy vuelta mientras busco la dirección. Me gusta fingir que soy fácil. Tal como una actriz, interpreto mi papel y poco a poco me convierto en ese personaje.

Heme aquí. Suena la música y se distingue la voz de un cantante. En medio de la habitación hay un pole en un escenario con cortinas doradas de fondo. Deposito la torta al borde del escenario y me subo. Me quito el abrigo de piel. Al pasar junto al pole me aferro con fuerza y doy vueltas alrededor. Hago el mejor intento de twerking, agradeciendo mentalmente a YouTube por su ayuda.

Oigo un portazo y me giro hacia el sonido. Al verlo empiezo a temblar. Toma asiento, desabotona su chaqueta y me mira con ansia. Se siente como si fuéramos desconocidos. Me siento tímida. Pero sus ojos muestran anhelo y hay amor en su expresión. Camino lentamente hacia él y balanceo mis caderas de un lado a otro. Llevo puesta su camiseta, me la quito y me tomo mi tiempo para olfatearla mientras le sonrío cariñosamente. Luego me doy la vuelta y le guiño el ojo, me aferro al pole y empiezo a dar vueltas. Meneo mi trasero con el gran lazo rojo. Me aprieto contra el pole mientras dejo que una de las tiras del sostén se deslice por mi hombro.

—Cántame —me ruega.

Siento crecer la timidez en mí y estoy segura de que mis mejillas y nuca se sonrojan, pero me controlo. Si puedo enviar una nota de voz también puedo cantarle en vivo. Practiqué todo el día en lugar de trabajar. Incluso mientras preparaba la torta mi zona baja pensaba en él.

Empiezo a tararear para calentar la voz hasta que finalmente estoy lista. Entonces empiezo a cantar. Suena muy apropiado llamarle “Señor presidente". Eso es lo que él es, para mí, hoy. Tiene todo el control y la autoridad para darme órdenes. Le canto mientras disfruto el hecho de que mi aspecto y voz le complacen.

Luego revelo un poco de mis senos y acaricio los pezones con dos dedos. Nuestras miradas se encuentran. Su expresión es de total voracidad. Vuelvo a poner la tira del sostén en su lugar y rodeo el pole de nuevo. Lo sujeto con ambas manos, lo trepo y me deslizo hacia abajo con suavidad. Me acuesto en el piso, me revuelco y serpenteo. Presiono mis partes bajas y lujuriosas contra el piso brillante y laqueado. Vuelvo a trepar el pole y lo aprieto entre mis muslos de modo que mi cabeza cuelgue. Me abro de piernas. Tomo asiento con la espalda hacia el pole y le lanzo un beso. Le guiño un ojo de nuevo e inclino mi cabeza de manera seductora mientras mantengo el equilibrio al sujetarme al pole. Noto que se desabotona la parte superior de su camisa.

Ahora camino hacia él llamándolo con el dedo índice. Se levanta y camina hacia mí. Me aferro a su camisa abierta y lo atraigo hacia mí. Ahora está en el escenario conmigo y me besa apasionadamente. Termino de desabotonar su camisa y se la saco. Su pecho está tonificado y sus brazos son musculosos. Tiene un aroma poderoso, una mezcla entre perfume y su propia esencia. Cierro mis ojos y lo huelo profundamente dejando que la combinación me intoxique. Huelo su axila como si fuera una gatita que olfatea su camino. Me excita. Me rodea con un brazo mientras se inclina y me recuesta sobre dos cojines rojos en el piso del escenario. Me besa con suavidad por todo el cuerpo. Lentamente me da besos pequeños y tiernos mientras aprieta uno de mis senos con un poco de fuerza. Me acaricia sobre la ropa interior, luego desliza el dedo medio por debajo y empieza a tocarme. Estoy mojada y excitada. Se lleva el dedo a la boca.

—Tienes un sabor maravilloso —dice.

  Lentamente me baja los hot pants y empieza a besar mi vagina, olfateándola como si fuera una flor.Acentúa el gesto y suspira dichosamente. La esfera de cristal que cuelga del techo gira y baña la habitación con su luz brillante. Retira su lengua cada vez que estoy cerca del orgasmo.

Luego toma su chaqueta y por un instante pienso que se prepara para marcharse, entonces saca un regalo del bolsillo y me lo entrega. Pero es su cumpleaños, no el mío. Tomo el regalo envuelto y empiezo a desatar la cinta. —Tu recompensa —dice.  El lazo rojo está muy apretado y me rompo una uña. —Apúrate —dice. Uso mis dientes para morder la cinta. Estoy tardando mucho. Estoy emocionada y no puedo esperar. Finalmente, me las arreglo para destapar el regalo y el contenido finalmente se revela: un par de esposas. Casi parece mi cumpleaños en lugar del suyo. Mis partes bajas tiemblan. ¿Qué planea hacerme? Sonríe y me esposa al pole para inmovilizar mis brazos. Veo que arroja la llave. El sonido del metal rebota por todo el piso. Me estremezco. ¿Exactamente qué planea hacerme? Me excita depender de él por completo. Podría marcharse y dejarme aquí sin regresar.

En lugar de ello se pone en cuatro y gatea hasta mi vagina húmeda. Me dará lo que tanto deseo. Su lengua busca mi clítoris. Está tenso, suave, húmedo y sensible. Sé que le gusta que gima alto y ahora me lo dice. —Quiero escucharte gemir alto. Gimo tan alto como puedo. Nadie puede escucharnos. No hay vecinos golpeando las tuberías en protesta.

—Justo así, bebé. Su voz sigue mis gemidos. Acabo. Una vez y dos veces.

—Recuerda este momento —dice y toma su celular. —Abre tus piernas para mí —dice.

Me toma una foto.