El rostro hispano de Jesús - Raúl Zaldívar - E-Book

El rostro hispano de Jesús E-Book

Raúl Zaldívar

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Beschreibung

Magnífico libro que trata los desafíos y esperanzas del pueblo latinoamericano de Estados Unidos; una visión cultural, hermenéutica y pastoral desde la realidad migratoria de este pueblo. Los autores, desde diferentes perspectivas, llegan a una misma conclusión: la necesidad de una acción Pastoral Hispana para el pueblo latino inmigrante en Estados Unidos. Primero, Raúl Zaldívar hace un análisis antropológico, cultural e histórico de lo que él llama El Rostro de un pueblo Sufrido, su cultura, su historia, sus miedos, sus esperanzas y hace un paralelismo con otro rostro inmigrante: el de Jesús. Nos invita como pueblo, a un replanteamiento teológico del contenido y de la forma de nuestro mensaje, para ser efectivos. En definitiva, adaptar nuestro pensamiento al contexto de diversidad y riqueza cultural de nuestros pueblos. Seguidamente, Miguel Álvarez partiendo de la hermenéutica, Hacia una Hermenéutica Esperanzadora, nos ofrece una visión de las diferentes corrientes teologías latinas que existen hoy día, para contestar a la pregunta ¿Cómo interpreta el hispano las Escrituras? y nos propone un método de integración que incluye: la Palabra, el Espíritu, la historia y la tradición. Con esa metodología, confronta los desafíos y las esperanzas de nuestro contexto como comunidad de fe para ponernos al servicio del creyente y de la iglesia. La conclusión que David E. Ramírez visualiza es la de El Compromiso de un Futuro Mejor donde concreta y finaliza la visión de una nueva definición para el ministerio de la Iglesia Hispana. Argumenta que el desafío de la Iglesia actual exige un conocimiento de la realidad integral y concreta del inmigrante y, por tanto, una preparación ministerial propia o como él dice una genuina Pastoral Hispana. Un libro necesario para el compromiso y solidaridad con los hispanos de Estados Unidos y su misión en la iglesia cristiana de hoy.

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Raúl Zaldívar - Miguel Álvarez - David E. Ramírez

Prólogo de Luciano Jaramillo

EL ROSTRO HISPANO DE JESÚS

Una visión cultural, hermenéutica y pastoral

EDITORIAL CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

© 2014 Raúl Zaldívar - Miguel Álvarez - David E. Ramírez

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org <http://www.cedro.org> ) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».

© 2014 Editorial CLIE, para esta edición en español

El rostro hispano de Jesús

ISBN papel: 978-84-8267-850-4

ISBN epub: 978-84-8267-897-9

Vida cristiana

Temas sociales

Referencia: 224856

Índice general

Portada

Portada interior

Créditos

Índice general

Prólogo

Introducción

SECCIÓN I. El rostro de un pueblo sufrido. Una aproximación social, jurídica y teológica

A. Introducción

B. Los rostros hispanos en Estados Unidos y España

1. El rostro de los mexicanos

2. El rostro de los puertorriqueños

3. El rostro de los cubanos

4. El rostro del resto de los latinoamericanos

5. El rostro de los sudamericanos en España

C. Realidad histórica y jurídica de un pueblo sufrido

1. La realidad histórica de un pueblo sufrido

2. La realidad jurídica del pueblo sufrido

D. La salvación del pueblo sufrido

1. El rostro inmigrante del Salvador

2. La salvación y el pueblo sufrido

E. La ética del pueblo sufrido en Estados Unidos y España

1. La ética de situación

2. La separación de las familias

3. La explotación y la pobreza

4. Etnocentrismo y racismo

F. El pueblo sufrido como parte de la iglesia

1. Problemas más comunes en la Iglesia hispana y sudamericana

2. La responsabilidad social de la Iglesia hispana

3. El ministerio profético de la Iglesia

4. Las iglesias-santuario

Preguntas para reflexionar

G. Una nota de esperanza al pueblo hispano de Estados Unidos y sudamericano de España

1. El crecimiento de la población

2. La educación de nuestro pueblo

3. El sufrimiento será nuestra plataforma de lanzamiento

4. Somos el pueblo del avivamiento

5. Los sudamericanos: un aire fresco para los españoles

H. Conclusiones finales

Aspectos generales

Origen de los hispanos o sudamericanos en Estados Unidos y España respectivamente

Aspectos históricos y jurídicos de la inmigración

Aspectos teológicos de la inmigración

La ética y la inmigración

La Iglesia frente a la inmigración

SECCIÓN II. Hacia una hermenéutica esperanzadora. Un modelo contextual innovador

A. Introducción

B. La interpretación que resulta del encuentro de diferentes teologías latinas

1. La hermenéutica en la literatura de la teología hispana

2. Diversos matices en la interpretación

3. Jesús en la experiencia latina de los Estados Unidos

4. Hacia una hermenéutica hispana

Preguntas para reflexionar

C. El pensamiento hispano en un marco histórico

1. Diversidad de culturas

2. Diversidad de teologías

3. Otra realidad espiritual

4. Diferencias en la interpretación

5. El conflicto norte-sur

6. Teologías opuestas

7. El conflicto este-oeste

Preguntas para reflexionar

D. Un marco hispano que interpreta la escritura

1. Una definición de la hermenéutica

2. Los hispanos frente a la Escritura

3. La hermenéutica dentro del marco del pensamiento hispano

4. El papel de la hermenéutica hispana

5. Una hermenéutica alerta y participativa.

6. La reflexión dentro de un contexto multicultural

7. La apologética de una hermenéutica hispana

Preguntas para reflexionar

E. El método de interpretación integral

1. Hacia un método de interpretación integral

2. El método de interpretación integral

Preguntas para reflexionar

F. Hacia una hermenéutica integral hispana

1. Una hermenéutica que batalla contra el fatalismo

2. Una comunidad en desventaja

3. Barreras culturales, lingüísticas y socioeconómicas

4. Una comunidad en busca de progreso

Preguntas para reflexionar

G. Respuesta a los desafíos actuales

1. Un ambiente de opresión

2. Afrontando la realidad de un ambiente de racismo y hostilidad

3. Un país que abandona los principios que le dieron origen

4. Reflexión sobre el problema migratorio en los Estados Unidos

5. El muro de la vergüenza

6. La polarización del continente americano

7. El contexto teológico

8. El elemento redentor del pueblo de Dios

9. El papel profético de la iglesia

Preguntas para reflexionar

H. La revelación divina y el llamamiento de Dios

1. Un pueblo solidario

2. Un pueblo peregrino

3. Un pueblo puente

4. Un pueblo eminentemente hispano

Preguntas para reflexionar

I. Conclusiones finales

La interpretación que resulta del encuentro de las diferentes teologías latinas

El pensamiento hispano en un marco histórico

Un marco hispano que interpreta la Escritura

El método de interpretación integral

Hacia una hermenéutica hispana

Respuesta a los desafíos de los sistemas actuales

La revelación divina y el llamamiento de Dios

SECCIÓN III. El compromiso de un futuro mejor. Una perspectiva pastoral de alto impacto misional

A. Introducción

B. El inmigrante y extranjero como instrumento de misión

Preguntas para reflexionar

C. Los desafíos de la iglesia inmigrante en el siglo XXI

1. La complejidad del mundo latinoamericano

2. Los desafíos de un ministerio encarnado

3. Los desafíos de una formación ministerial teológica de alto impacto

4. Los desafíos de una pastoral hispana relacional y relevante

5. Los desafíos del culto público hispano

6. Los desafíos de un liderazgo hispano creativo y trascendente

Preguntas para reflexionar

D. Conclusiones finales

Bibliografía

Sección I

Sección II

Sección III

Datos biográficos

Prólogo

Este es un libro de múltiple utilidad que toda persona interesada en el ministerio entre hispanos e inmigrantes debe leer, estudiar y aplicar. Útil no solo para el predicador y maestro que quiera profundizar en el tema de los temas: la persona de Jesús, su vida y enseñanzas contextualizadas en nuestro medio y cultura, sino útil para cualquier persona que desee penetrar en el mensaje eterno de la Palabra divina y comprender su significado y proyección para nuestro tiempo. Tres campos, entre otros, cubren con suficiencia y profundidad la temática de este libro: a) el campo teológico, b) el campo exegético y c) el campo pastoral, y los tres se complementan.

En el campo exegético se nos dan herramientas, criterios y recursos novedosos para penetrar el sentido del texto bíblico y desentrañar el significado viviente de la vida, persona y mensaje de Jesucristo. Los autores nos convencen de la actualidad de ese mensaje aquí y ahora, en el medio en el que Dios nos ha plantado, que es nada menos que en el de un país que no es originariamente el nuestro, pero que hemos adoptado como el «nuestro», y dentro de una cultura que evoluciona de la relativa uniformidad anglosajona a la pluralidad de mil colores y sabores que nosotros los hispanos, latinos o latinoamericanos le estamos insuflando.

Descubrimos entonces que el Evangelio de Jesucristo y la misión evangelizadora es encarnacional. El mensaje eterno e inmutable de verdad y vida toma la forma, «se encarna» en la realidad humana y la cultura que pretendemos evangelizar. Los autores nos enseñan que no hay otro camino para ser relevantes que el de la contextualización: contextualizar el mensaje y el ministerio y contextualizarnos nosotros mismos como mensajeros, realizando un ministerio encarnado en la realidad del inmigrante hispanolatino.

Para lograrlo debemos conocer el pueblo y la cultura; saber de su historia, de sus características, falencias, logros y fracasos y, sobre todo, de sus anhelos y proyecciones. Es en este punto en donde la primera parte del libro presta una invaluable ayuda de orientación y proyección antropológica moderna que orienta la acción pastoral dentro del marco de la desafiante realidad humana y social del inmigrante.

Este individuo y la comunidad que integra presentan un reto múltiple que abarca desde la complejidad de su tejido social rico y variado, aunque singular y unificado por la lengua y algunos rasgos comunes que caracterizan lo que llamamos «el inmigrante hispano», hasta los retos no menos importantes de la adecuada preparación teológica y ministerial necesaria para atender adecuadamente estos retos. Será la única forma de desempeñar un ministerio provechoso y adecuado en este medio.

Descubriremos que la predicación y el culto, el canto y la enseñanza, las relaciones pastorales y el ejercicio del liderato y el contenido de nuestro mensaje, basado en los principios eternos de la Palabra de Dios, se hacen más eficaces si los revestimos de las formas que apelen a la idiosincrasia de nuestro pueblo y apunten sobre todo a sus más sentidos anhelos, necesidades y esperanzas como inmigrantes. Este ejercicio antropológico de contextualización nos prepara para poner en práctica lo que Miguel Álvarez llama en la segunda parte del libro, «un modelo contextual innovador».

La hermenéutica como interpretación toma entonces formas y matices reveladores de lo que constituye el pensamiento teológico de nuestros pueblos latinos. Jesús mismo, como sujeto teológico que habla a la mente de nuestro pueblo y se mete en su corazón, se coloca en el centro de esa teología para hacerse realidad viviente, transformadora, a través de la predicación, la enseñanza y la evangelización.

Lo hermoso e interesante de este ejercicio, tal como lo proponen sus autores, es que nos proporciona un marco hermenéutico novedoso y funcional. Miguel Álvarez nos pasea por el panorama rico y variado de las «diferentes teologías latinas»; y estudia a Jesús específicamente como sujeto hermenéutico dentro del pensamiento y la experiencia latina, dentro de la nueva realidad que vive el inmigrante en los Estados Unidos. Este ejercicio hermenéutico se enriquece con la exploración de las corrientes teológicas y sistemas interpretativos que cruzan el espectro latino de este país. Este ejercicio nos ayuda a responder a la pregunta «¿Cómo interpreta el hispano las Escrituras?», y se nos propone un «método de interpretación integral» que incluye desde los agentes (la Palabra, el Espíritu, la historia y la tradición), hasta la misma comunidad de fe que en último término integra todos estos elementos para colocarlos al servicio del creyente y de la Iglesia. Estamos así preparados para afrontar los desafíos que la realidad latina nos presenta a nuestro ministerio desde el racismo y la discriminación, hasta el complejo problema migratorio con todas sus falacias y falencias.

Vamos entonces descubriendo —como decíamos al principio— la utilidad de este trabajo tan bien pensado, estructurado y presentado. Los hermanos Zaldívar, Álvarez y Ramírez están contribuyendo con esta obra a que el pueblo y la iglesia cristiana latinos hagan de sus ministerios en los Estados Unidos un instrumento de redención del inmigrante, facilitando y orientando la inalienable misión profética que Dios le ha dado a este pueblo y a esta iglesia en este específico tiempo de la historia.

Raúl Zaldívar nos describe lo que él llama «el rostro sufrido» de los hispanos en los Estados Unidos. Este interesantísimo ejercicio histórico con acertadas pinceladas sicológicas y socioculturales nos sitúan de frente a la realidad de carne y hueso del hombre y la mujer latinos, que debemos comprender para evangelizar y evangelizar para redimir. Y cuando logremos, como lo hace el autor, delinear un perfil del «hombre latino» o de «la mujer hispana», podremos entonces confrontarlos con el perfil de Jesús, ya no solo como un ente abstracto o sujeto teológico de una predicación lejana, sino como una realidad viviente integrada a su pueblo inmigrante, y solidario con sus necesidades, angustias y anhelos. Zaldívar delinea de forma genial a un Jesús con rostro de inmigrante, el mismo que exige un replanteamiento teológico del contenido y de la forma de nuestro mensaje.

En este mensaje debe aparecer el Jesús solidario con el hombre y la mujer latinos en sus ansias, proyecciones y desvelos. El rostro sufriente de Jesús que participa de la frustración y el dolor del inmigrante hispano que busca liberación, esperanza y solución a sus problemas profundos; entre otros, la separación familiar, la pobreza y la explotación, la discriminación y el racismo.

Aparece entonces una nueva ética basada en los principios eternos de la moral bíblica, pero replanteada por las realidades de un pueblo y un individuo como es el inmigrante, que exige respuestas concretas a sus males concretos de cuerpo y alma; a sus frustraciones y dolores causados por el pecado de una sociedad que en muchos casos se confiesa «cristiana», pero que en muchos de sus actos y actitudes contradice los principios fundamentales del mensaje y el Evangelio de Jesucristo.

De acuerdo con estas premisas, la Iglesia debe ejercer entonces su función profética a plenitud: a) denunciando el pecado, b) anunciando el Juicio de Dios, c) proclamando un mensaje de esperanza que comprende el hoy de nuestro pueblo y se proyecta hacia el más allá.

David E. Ramírez concreta y describe este ministerio en la parte conclusiva del libro. Se impone, nos dice, una nueva definición del ministerio de la Iglesia hispana. Ministerio en el que el inmigrante se convierte en «instrumento de misión», y emplea el hermoso pasaje de la historia de Noemí y Rut para ayudarnos a descubrir las penurias y pesares del inmigrante y las necesidades que acusa como desafío a la Iglesia hoy en día. Estos desafíos exigen un especial conocimiento de la realidad integral y concreta del inmigrante y una preparación ministerial de acuerdo con la misma realidad. Es decepcionante, por no decir escandaloso, que en ambientes como el del sur de la Florida, Texas, California y otros, donde un gran porcentaje de la población está compuesta por inmigrantes latinos, abunden los seminarios, institutos y escuelas teológicas que siguen practicando un modelo de educación tradicional anglosajón.

Así es difícil ejercer, como dice David E. Ramírez, un ministerio encarnado en el siglo xxi y en la realidad latina. Es, pues, grande el desafío de la preparación de ministros y agentes de evangelización estrechamente relacionados con la realidad migratoria hispana, que comprendan sus anhelos, su cultura y sus formas de expresarlos en la vida, en la oración, la adoración y el culto.

Solo así el pueblo y el individuo se convierten, como propone David E. Ramírez, en auténticos instrumentos de misión. Y podremos hablar con propiedad de una genuina pastoral hispana para nuestro pueblo latino inmigrante en los Estados Unidos.

Luciano Jaramillo

Presidente de la Sociedad Bíblica Internacional

Introducción

Esta obra tiene su lugar dentro del contexto hispano de los Estados Unidos. Es un intento por describir, en parte, la realidad humana, hermenéutica y misional del conglomerado que forma la comunidad cristiana en este país. A causa de la diversidad cultural, el libro toma en cuenta diferentes ideas y opiniones sobre la vida y el pensamiento de ella. Está escrito por autores que coinciden en aportar ideas y opiniones esperanzadoras. Esto último influye mucho en la presentación de un perfil variado y representativo de la diversidad, que es evidente en el pensamiento hispano en los Estados Unidos. La idea de escribir esta obra ocurre en un tiempo en el que un gran segmento de esta población sufre como consecuencia de las desventajas migratorias que surgen como respuesta a los ataques terroristas contra este país americano ocurridos el 11 de septiembre de 2001. A partir de esa fecha, las leyes migratorias han cambiado de manera notable y los grupos nativistas radicales del país han aprovechado la coyuntura histórica para rechazar a la población más indefensa entre los inmigrantes: los hispanos indocumentados.

Cuando se dio la ocasión de escribir este libro con Raúl Zaldívar, este inmediatamente entendió su idea y su propósito. Muy bien recuerdo las palabras de Raúl mientras transitábamos por algunas calles de Chicago: «es obvio que ese libro tiene su lugar y hay que escribirlo». Después de algún tiempo de diálogo ambos acordamos que era necesario redactar una propuesta que representara las ideas que habíamos compartido. Por otro lado, Raúl y yo también estuvimos de acuerdo en invitar a David Ramírez para que fuese el autor de la tercera parte del libro. Obviamente la experiencia misional de David ayudaría a establecer un balance en la concepción y la elaboración final del manuscrito. Por fin los tres convergimos en una reunión de trabajo, en Cleveland, Tennessee, donde nos pusimos de acuerdo para comenzar la tarea: Raúl Zaldívar se encargaría de la parte jurídica y teológica, David Ramírez estaría a cargo de la sección pastoral y yo abordaría la hermenéutica.

La experiencia de escribir esta obra en colaboración con mis colegas Raúl y David me ha enriquecido personalmente. Ambos son un ejemplo de compañerismo y solidaridad. Cuando se trata de crear e innovar, ambos son ejemplares. Los conozco desde hace muchos años y siempre me ha impresionado la calidad de su servicio en el reino de Dios y la habilidad que tienen para trabajar en equipo. Además son hombres muy flexibles y poseen una capacidad de liderazgo muy distinguida. Lógicamente, el lector de esta obra se dará cuenta de las diferencias en las opiniones de los autores pero también notará la solidaridad en el compromiso de estos con los hispanos de los Estados Unidos y su misión en la Iglesia cristiana. Esto último hará que el lector tenga un marco de referencia idóneo para interactuar con los temas aquí presentados.

Cuando aceptamos el reto de escribir este documento, tuvimos la convicción de que era una obra necesaria. La idea del libro era bastante clara, lo que resultaba difícil era el área de la integración de las ideas de los tres autores en representación de un conglomerado tan inmenso. En verdad, lo que mis colegas y yo hemos hecho es iniciar un proceso que intenta pintar el rostro hispano de Jesús desde la perspectiva humana, hermenéutica y misional, mediante la integración de las opiniones de tres autores hispanos inmigrantes.

No hay duda que El rostro hispano de Jesús es como un cuadro que tiene muchas formas y variaciones. En ese cuadro deben estar representados todos los hispanos. Para que eso suceda se hace necesario que cada uno de los autores incluya su parte en la obra. Esta pintura incluye multitud de combinaciones de colores, razas, acentos, culturas y tradiciones. Desde diferentes perspectivas, los intérpretes hispanos han dibujado usando el perfil de Cristo a una comunidad creciente, entusiasta y dispuesta a servir a su Señor. Pero más aún, cuando esta obra llegue a la comunidad destino, todavía harán falta aquellos que continuarán la pintura para llevarla a una siguiente etapa que es la tarea de la evangelización global transcultural, para la cual, Dios, en su propósito eterno, ha reservado a los latinos para darle el toque final al cuadro que presenta El rostro hispano de Jesús. Históricamente, a los hispanos no se los ha conocido como un pueblo misionero, así que esta será, sin duda, la última fase del cuadro que describe El rostro hispano de Jesús y para lograrlo, hay que comenzar a pintarlo ya.

En la primera sección de este libro, Raúl Zaldívar presenta una descripción y un análisis antropológico que ayudan a la formación de un criterio histórico para entender la realidad humana de la comunidad hispana inmigrante. Zaldívar es un autor prolijo y su contribución literaria a la comunidad latinoamericana es notable. Su formación en ciencias jurídicas y sociales le permite observar algunos elementos jurídicos, sociológicos y teológicos que forman parte de la teología de los inmigrantes hispanos en los Estados Unidos.

En la segunda parte, mi contribución consiste en ofrecer la propuesta de una hermenéutica hispana, con la presentación de un método diferente para entender la Escritura. Mi experiencia ministerial y teológica en el contexto centroamericano, especialmente en los últimos años de la guerra fría que afectaba a aquella región, me formó. Mi experiencia misionera en Asia me permitió ampliar mi comprensión del pensamiento de los inmigrantes, en particular cuando estos se trasladan a otro país por causa del Evangelio. En los Estados Unidos Dios me ha permitido servir como un educador y líder administrativo de mi denominación. A eso se debe mi insistencia en una metodología que sea idónea para tratar la Escritura con una mentalidad inclusiva.

En la tercera sección del libro, David Ramírez documenta la propuesta de una teología pastoral hispana que es solidaria con la realidad de los latinos en los Estados Unidos. Ramírez interpreta la condición inmigrante de la familia de Noemí, según el relato histórico del libro de Rut. En su posición misional y pastoral Ramírez presenta un análisis paralelo de la historia de los personajes alrededor de Noemí con la historia del pueblo hispano inmigrante en los Estados Unidos. Dentro de ese marco se presenta una línea mesiánica de esperanza, la cual se concreta a través de la redención lograda y aplicada en la persona salvadora de Jesucristo. Ese entorno le sirve como base para presentar un marco misional que amerita atención inmediata dentro del contexto de la pastoral hispana.

Los tres autores somos hispanos inmigrantes. Esto último es necesario aclararlo para que el lector comprenda mejor el marco de la discusión. Evidentemente hemos consultado y dialogado con otros hispanos que han nacido en los Estados Unidos, y con otros que también emigraron desde Cuba y Puerto Rico, en situaciones y circunstancias diferentes. Esto nos ha permitido ser capaces de ofrecer un ámbito de reflexión que propone un reordenamiento del pensamiento teológico entre los hispanos, que también incluye un diálogo serio sobre la condición actual de los inmigrantes de origen latino en este país.

La lectura de este libro requiere un conocimiento general de situaciones y contextos típicos de la historia de los pueblos y las culturas latinoamericanas. Además, requiere un estilo franco y abierto que permita ofrecer una alternativa idónea para el diálogo sano ente colegas de diferentes trasfondos culturales. La intención de los autores es ofrecer claridad y entendimiento del rostro hispano de Jesús, particularmente aquella área que tiene que ver con la realidad de los hispanos inmigrantes en los Estados Unidos. Con este libro el lector podrá entender mejor y formarse una opinión más acertada de las situaciones típicas que vive la comunidad hispana inmigrante en este país.

Miguel Álvarez,

Catedrático de Teología Exegética

Allentown, Pensilvania

SECCIÓN I

El rostro de un pueblo sufrido. Una aproximación social, jurídica y teológica

Raúl Zaldívar, catedrático de Teología Sistemática

A. Introducción

Fue en realidad una iniciativa del Dr. Miguel Álvarez,[1] obispo de la Iglesia de Dios, la de escribir El rostro hispano de Jesús con el objeto de presentar a un Dios que conoce nuestra historia; que conoce cómo hemos sido explotados y humillados en nuestros propios países de origen por las multinacionales estadounidenses; un Dios que entiende nuestra legítima aspiración a vivir una vida más digna y que nuestros hijos tengan mejores oportunidades para que desarrollen todo su potencial y puedan ser hombres y mujeres de bien; un Dios que mira nuestro diario sufrir cuando seguimos siendo explotados por las grandes compañías que nos pagan el salario mínimo porque la codicia de sus corazones no les permite ser solidarios y nos llevan a trabajar hasta la extenuación; un Dios que mira los insultos y el rechazo racial que sufrimos por parte de una sociedad que se cree que es superior. El rostro hispano de Jesús muestra a un Dios que mira cuando en una redada somos llevados a la cárcel, tratados como criminales y después de varios meses nos echan del país de un puntapié en el trasero sin importarles un pepino si tenemos hijos, esposo o esposa, que dejamos tirados con un profundo dolor y con una confusión mental inhumana por no saber cómo van a comer al día siguiente. El rostro hispano de Jesús no es blanco, rubio, de ojos azules o verdes. El rostro hispano de Jesús es un rostro de pelo negro, tipo indio, ojos negros o cafés, piel oscura y manos callosas. El rostro hispano de Jesús es el rostro de una persona que nos entiende, que nos ama, que empatiza, pero sobre todas las cosas, que nos da una esperanza, que nos dice que no estamos solos, que Él está con nosotros hasta el fin del mundo. El rostro hispano de Jesús que nos llama al arrepentimiento y a que le adoremos en espíritu y en verdad. Los hispanos que vivimos en los Estados Unidos o en Europa[2] necesitamos conocer ese rostro de Jesús, y necesitamos levantar a Jesús para que los angloamericanos o europeos vean que Dios también tiene un rostro hispano, como tiene un rostro negro o asiático, porque Dios tiene el rosto del hombre: De tal manera amó Dios al hombre…

Sin lugar a dudas, el dibujar el rostro hispano de Jesús es una enorme tarea y hemos tratado de hacerlo de la mejor manera y para lograr nuestro cometido, esta ponencia se ha dividido en cinco áreas. La primera tiene que ver con el origen de los rostros hispanos en Estados Unidos y España. En segundo lugar, nos centramos en el fenómeno de inmigración: aquí se trata todo lo que tiene que ver con la realidad tanto histórica como jurídica del pueblo hispano. En tercer lugar, nos centramos en un tema teológico como es la salvación, tema que es relacionado con el pueblo hispano. La cuarta área de trabajo es la ética, que comienza hablando de la ética de situación para luego abordar aquellas conductas más comunes entre el conglomerado hispano. Al final, nuestra última área de trabajo trata de lo relacionado con la Iglesia, donde se analizan temas de trascendental importancia, como la responsabilidad social de la Iglesia, el ministerio profético o las iglesias santuario, entre otros.

Es de suma importancia dejar claro que nuestra intención es que nuestros hermanos hispanos o sudamericanos conozcan algunos aspectos que podrían ser obvios y de poco interés para los eruditos pero de gran valía e información para ellos. Es en ese sentido que se ha intentado usar un lenguaje amigable al tocar temas que son pertinentes para cada uno, pero a la vez, que la reflexión les mueva el tapete y los haga tomar conciencia de nuestro papel en la sociedad y por consiguiente los lleve a tomar las acciones pertinentes para realizar grandes cosas que Dios espera que nosotros hagamos.

Por último, deseo expresar mi agradecimiento al reverendo Juan Carlos Valladares por su valiosa colaboración e interés en este proyecto y, sobre todo, por el toque de calidad que le puso a este trabajo.

Raúl Zaldívar, Jacksonville, Florida

www.raulzaldivar.com

[1]. Miguel Álvarez es un conspicuo teólogo de origen hondureño que fue presidente del Seminario AsiaPacífico de la Iglesia de Dios en Manila, Filipinas, por espacio de 10 años. Después se trasladó a los Estados Unidos donde ha vivido ya por muchos años. Como obispo de la Iglesia de Dios, que tiene que pastorear a más de doscientos pastores de la región Noreste de los Estados Unidos, ha tenido que conocer con profundidad y de primera mano la experiencia de muchos inmigrantes de primera generación que vienen a los Estados Unidos en busca del tristemente célebre sueño americano. En el marco de esta realidad, Dios pone en su corazón sistematizar reflexiones teológicas en torno a este fenómeno. Entendiendo la importancia de abarcar el tema desde diferentes ángulos, nos propuso escribir El rostro hispano de Jesús, tanto al profesor David Ramírez como a mi persona desde el campo de nuestra especialidad.

[2]. La primera edición de El rostro hispano de Jesús solamente abarcaba la realidad del inmigrante en los Estados Unidos. Al tomar la decisión la Editorial CLIE de publicar la segunda edición de este libro, los autores decidieron incluir el fenómeno de inmigración europeo, especialmente el de los sudamericanos a España.

B. Los rostros hispanos en Estados Unidos y España

A los Estados Unidos se los llama el país de los inmigrantes. En sus inicios los inmigrantes fueron los europeos provenientes de Inglaterra e Irlanda que llegaban huyendo por razones religiosas o escapando de una persecución política y que fueron los que fundaron las llamadas Trece Colonias. También llegaron inmigrantes franceses que emprendieron grandes exploraciones y se establecieron en el delta sur del río Misisipi, y que en algún momento ayudaron a los anglos nacidos en territorio americano a independizarse de Inglaterra. Por otro lado, tenemos a los españoles que llegaron, en primera instancia, a la península de la Florida, donde fundaron el fuerte de San Agustín[3] y como era costumbre en aquella época, efectuaron sendas exploraciones. Por último, cabe señalar que hubo tanto españoles como criollos[4] procedentes de México que poblaron grandes franjas de territorio en lo que hoy se conoce como la Región Sur de los Estados Unidos, mucho tiempo antes que un anglo llegara a dichos territorios.

El caso de España es completamente diferente, puesto que desde épocas inmemoriales ha experimentado la inmigración de otros pueblos, como el caso de los judíos sefarditas o los musulmanes del norte de África. A efectos de este libro, lo que nos interesa es el fenómeno de la inmigración de los sudamericanos.[5]

En diferentes épocas y circunstancias, los rostros hispanos han ido apareciendo en Norteamérica hasta llegar a formar una comunidad pujante que crece a un ritmo acelerado y con un potencial enorme de desarrollo. En el caso de España, este fenómeno comienza a cobrar pujanza en los años ochenta del siglo XX. En esta sección, a manera de introducción, se abordarán los momentos en que los rostros hispanos fueron apareciendo en Norteamérica y España respectivamente.

1. El rostro de los mexicanos

Los mexicanos, que no llegaron ayer a Norteamérica, fueron rápidamente avasallados por el poder económico y político de los anglos, quienes colocaron su bandera en el patio trasero de las casas de estos. Una serie de acontecimientos militares y políticos hicieron que las fronteras cambiaran de la noche a la mañana y que estos dejaran de ser ciudadanos mexicanos y se volvieran ciudadanos estadounidenses. Aunque el idioma, la cultura dijera otra cosa, fueron absorbidos por un poder más grande, y surgió así el rostro hispano de los mexicanos estadounidenses.

Los anglos, a pesar de que han pasado tantos años, los siguen considerando hispanos, y aunque esta ya es una generación más educada y ostenta cargos públicos de relevancia, por el hecho de ser vistos como hispanos, siguen siendo objeto de discriminación.

A continuación serán objeto de estudio los aspectos históricos de los méxicoestadounidenses y, luego, su posición actual en la socie­dad estadounidense.

Aspectos históricos fundamentales[6]

Como es sabido, los anglos no controlaron todo el territorio que hoy conforma los Estados Unidos. El territorio bajo claro dominio anglo fueron las denominadas Trece Colonias. En el sur, por ejemplo, los españoles llegaron a la Florida directamente de España o del Caribe. En cambio, en lugares como Texas, Nuevo México, Arizona y California, entre otros, los españoles llegaron procedentes de México y efectuaron exploraciones desde el año 1530 hasta el año 1800.

Hubo otras potencias como Francia que incursionaron en el territorio con afán de conquista y colonización.[7]

Se puede afirmar que un antecedente del problema entre anglos e hispanos fue la independencia de las Trece Colonias[8] en el año de 1776, ya que justo después de este acontecimiento político, se lanzó la política de «Go West young man» («Joven, ve al oeste»). Los anglos comenzaron a traspasar los linderos de los territorios que pertenecían a los hispanos y surgieron los conflictos. Otro de los mecanismos utilizados fue el comercio, puesto que los anglos ricos comenzaron llegar a las áreas económicamente deprimidas gobernadas por mexicanos quienes quedaron deslumbrados con las riquezas de estos. Es importante señalar que algunos anglos se casaron con mexicanos y se quedaron viviendo en lo que hoy es Nuevo México y Texas respectivamente. Cuando el presidente de México, Antonio López de Santa Anna, se dio cuenta del poder de los anglos sobre los mexicanos quiso declarar ilegal el comercio con estos, pero ya era muy tarde: los mexicanos estaban acostumbrados a este intercambio y a los dividendos que este generaba.[9]

Justo en esta época del siglo XIX hubo un sentimiento anglo de supremacía nacional que justificaba sus aspiraciones de extender las fronteras hasta el otro océano, el Pacífico. En los partidos Republicano y Demócrata se le llamó a este sentimiento el Manifiesto del Destino.[10] Los anglos estaban dispuestos a pagar cualquier precio y hacer lo que fuera por lograr su objetivo de extender sus dominios hasta el océano Pacífico.

En el caso específico de Texas, todo comienza con los Austin, padre e hijo. Reciben una autorización de España para crear comunidades anglos en Texas, justo cuando México gana su independencia. Al principio todo fue bueno hasta que los mexicanos se dieron cuenta lo que los anglos querían. Fue en este contexto en el que ocurrió la primera guerra entre México y Estados Unidos en 1846. Texas era un caos, hasta que proclamó su independencia en 1836 y tanto los anglos como los mexicanos sabían que no podían estar más tiempo bajo la Federación Mexicana. En aquel año se produjo el célebre episodio del Álamo, donde Santa Anna mató a 182 personas.

El 29 de diciembre de 1845 el congreso de Estados Unidos admitió al Estado de Texas como el estado 28 de la unión, con la esclavitud incluida.[11] En ese mismo año México rompe relaciones con los Estados Unidos y comienza una guerra entre ambos países.[12] Con el tristemente célebre Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado el 2 de febrero de 1848, México cedió más de la mitad de su territorio y dejó alrededor de ochenta mil de sus ciudadanos bajo el gobierno de los Estados Unidos.[13] Es importante señalar que el tratado marcaba que se iban a respetar las propiedades de los mexicanos, pero la realidad mostró otra cosa: los estadounidenses despojaron a los mexicanos de las tierras que habían ocupado durante años, simplemente por no tener una documentación de acuerdo a la legislación de Estados Unidos.

Por ahora, es más que suficiente lo que se ha relatado, la historia de los mexicanos estadounidenses es mucho más amplia, pero ha quedado claro el origen hispano en el sudeste del territorio estadounidense y cómo estos fueron conquistados o despojados en virtud de la superioridad y ansia de poder del anglo.[14]

Aspectos prácticos de esta realidad

En la actualidad, los mexicoestadounidenses son individuos que tienen una posición en esta sociedad; han ido a la universidad, se han introducido en la política con éxito y algunos de ellos han cruzado los linderos de la clase media y son exitosos empresarios. Algunos aspectos prácticos de estos hispanos son los siguientes:

Los méxico-estadounidenses, aunque son ciudadanos estadounidenses por nacimiento y han estado más tiempo en los Estados Unidos que muchos anglos, son etiquetados como hispanos.Aunque hablan inglés sin acento y muchos tienen una educación sólida, sus apellidos y la huella del mestizaje en su piel los delata como hispanos.Aunque la ley claramente lo prohíbe y la ética condena la discriminación por razón de raza, la verdad es que la discriminación existe. El anglo medio no establece diferencias entre un méxicoestadounidense y un hispano que cruza el río: para él todos son hispanos y, por lo tanto, gente pobre, con escasa educación y sufren los demás flagelos que abaten a Latinoamérica.[15]Para algunos, la etiqueta de hispano les pesa tanto que, si la marca del mestizaje no es evidente, han optado por cambiarse el nombre para realizar el cross over, para cruzar.[16]Los mexicanos estadounidenses miran como inferiores a los hispanos que cruzan el río o que no tienen la señoría que ellos creen tener frente al resto de los hispanos y de los mexicanos en particular.

Una vez puesta en perspectiva la comunidad mexicana estadounidense es necesario abordar el tema de los puertorriqueños.

2. El rostro de los puertorriqueños

Puerto Rico fue históricamente el último reducto español en el nuevo continente. En la actualidad, por decreto del Congreso de la Unión sus habitantes poseen la ciudadanía estadounidense y tienen el estatus de Estado libre asociado. De esta manera se constituyen en el único conglomerado hispano bajo la égida del Gobierno estadounidense. Algunos historiadores se refieren a los puertorriqueños como un pueblo conquistado y, técnicamente hablando, es posible que así sea; sin embargo, desde la perspectiva jurídica es un pueblo cedido por España al perder la guerra de 1898 y, si se quiere expresar de una manera vulgar, constituyen un botín de guerra.

En este apartado serán objeto de estudio algunos aspectos que nos permitirán entender mejor a los hispanos de Puerto Rico.

Aspectos históricos

Igual que el resto de las islas de las Antillas Mayores, Puerto Rico fue conquistado y después colonizado por los españoles.[17] Se puede decir que fue uno de los últimos reductos españoles en el nuevo mundo.

El 25 de abril de 1898 marca el inicio de la guerra entre los Estados Unidos y España[18] por Cuba, que estaba bajo el dominio español desde la época de Colón. Los Estados Unidos derrotaron a los españoles, que tuvieron que salir tanto de Cuba como de Puerto Rico y firmar el tratado de París el 10 de diciembre de 1898. En este tratado se cedía a los americanos Cuba, Puerto Rico, las Filipinas, la isla de Guam y Wake. En otras palabras, todos los territorios bajo la égida de España. Algunos de estos territorios aún permanecen bajo la soberanía estadounidense, como la isla de Guam, en el Pacífico, y Puerto Rico, en el Caribe.

Con todas las diferencias del caso, a los puertorriqueños les ocurrió algo similar que a los mexicanos de los Estados Unidos: de un día para otro dejaron de ser españoles para convertirse en estadounidenses.[19] Allá comenzó una lucha política hasta que Luis Muñoz Marín salió con la nomenclatura de Estado Libre Asociado, que fue la decisión que la gente de la isla tomó después que el Congreso aprobara la Ley 600 en el año de 1950.

El Gobierno estadounidense le dio a Puerto Rico el derecho de elegir a su gobernador y de tener jurisdicción sobre ciertos asuntos de administración local, reservándose el derecho en temas de inmigración, militares, entre otros.

En resumen, los puertorriqueños nacen como ciudadanos estadounidenses, pueden vivir en cualquier parte de los cincuenta Estados y tener todos los derechos de un anglo. Esa realidad los diferencia de los hispanos que proceden de Latinoamérica, que tienen que vivir otra experiencia completamente diferente.

Aspectos prácticos

Los puertorriqueños son considerados como hispanos por los anglos y, como consecuencia, se los discrimina.[20] En ciudades como Nueva York se acostumbraba a preguntar si el español que una persona hablaba era de Puerto Rico o de Castilla. Si contestaba que era el primero, no conseguía el trabajo.En la actualidad hay muchos hispanos de origen puertorriqueño que se han introducido en la política con éxito.Aunque el puertorriqueño se considera hispano, no vive la misma realidad ni tiene el mismo sentimiento que el hispano que proviene de América Latina. La razón es simple: ellos son ciudadanos estadounidenses de nacimiento y tienen todos los derechos desde que nacen; en cambio, los otros tienen que ganarse esos derechos después de muchos años y siempre con limitaciones.

3. El rostro de los cubanos

Cuba es uno de los últimos países en ganar su independencia de España, en el año 1902. A partir de aquel momento, los Estados Unidos ejercieron una influencia muy grande en la vida de la isla. Las desigualdades sociales y el pensamiento político en boga en aquella época llevó a los cubanos a un cambio drástico de modelo económico que provocó una inmigración impresionante de personas, de forma especial a Miami, el lugar más cercano a la isla.

Aspectos históricos

Aunque Cuba es liberada del dominio español en 1898 por los Estados Unidos, no obtiene su independencia hasta el año 1902, cuando eligió a su primer presidente, Tomás Estrada Palma. En 1959, Cuba cae en poder del comunismo y surge una dictadura de partido, llamada por los filósofos marxistas «la dictadura del proletariado».

Lo cierto es que este acontecimiento político marca un fenómeno de inmigración de cubanos a los Estados Unidos. Estos salen en una estampida sin precedentes y llegan a Miami. La mayoría de ellos llegaron sin nada, pero en muy pocos años se habían apoderado de la ciudad y de todas las áreas circunvecinas. En la actualidad, han adquirido un poder político, económico y social que los ha puesto en un lugar de cierto prestigio. Si bien es cierto que siguen siendo hispanos y estos, en consecuencia, son discriminados, se puede afirmar que este rostro hispano cuenta con mayor respeto y consideración por parte de la comunidad anglo. Los cubanos estadounidenses vinieron a conquistar a los anglos.[21] En Miami, por ejemplo, es usual ver un rótulo que diga We speak English en contraste con el «Hablamos español» que solía verse con anterioridad. Los cubanos gozan de mucha influencia en el comercio, la política, los medios de comunicación y muchos otros sectores de la sociedad; han adquirido relevancia nacional con los congresistas y el senador que los representa. La «ley de los pies secos», es una muestra de cierta preferencia que los anglos les tienen.

Aunque los cubanos que llegan por primera vez tienen la misma condición que aquellos que llegan de América Latina, una vez que estos alcanzan un nivel de vida mejor, pasan a formar parte de una élite dentro del mundo hispano de los Estados Unidos, quizá por la consigna ideológica anticastrista que los une y que los diferencia de cualquier otro grupo hispano de los Estados Unidos: ellos son el pueblo del exilio.[22]

Aspectos prácticos

Si vamos a hablar claro, vamos a tener que reconocer que la comunidad cubanoestadounidense es el grupo hispano que mejor vive en los Estados Unidos. La gran mayoría de los que emigraron a Miami eran descendientes directos de españoles[23] y muchos de ellos eran personas de alta alcurnia.

El cubanoestadounidense que emigró a Miami era mayormente de origen europeoAunque llegaron sin nada, la gran mayoría de ellos se dedicaron al comercio y emprendieron negocios que, a día de hoy, ha convertido a varios de ellos magnates en diferentes áreas de la actividad económica, no solo de Miami, sino de los Estados Unidos.Los cubanoestadounidenses llegaron a Miami para conquistarla y lo han hecho. En primer lugar, el idioma que se habla en el sur de la Florida es el castellano, el comercio en Flagler y en los grandes centros comerciales es de origen cubano y tanto las autoridades de la ciudad como los representantes al Congreso y al Senado de los Estados Unidos son cubanosestadounidenses.[24]Los cubanoestadounidenses, a diferencia de los otros hispanos, han tenido una consigna que es como un combustible que les ha dado energía e identidad y que los ha mantenido fuertes: el derrocamiento del comunismo de la isla.Los cubanoestadounidenses controlan varios medios hispanos de comunicación de divulgación nacional donde muestran al resto de los hispanos y del mundo su cultura, su lucha política y sus puntos de vista.[25] Quizá esta sea la diferencia principal entre los medios controlados por mexicanos y cubanos de los Estados Unidos, que estos últimos cuentan con un elemento ideológico y político que no tienen los otros.A pesar que los cubanoestadounidenses son hispanos, los anglos tienen mayor respeto por ellos que por los hispanos de otro origen. Quizá sea por la afinidad de filosofía anticomunista del anglo tradicional.