El sinsentido del sentido - Paul Watzlawick - E-Book

El sinsentido del sentido E-Book

Paul Watzlawick

0,0

Beschreibung

Paul Watzlawick es, sin duda, el investigador que ha descrito con mayor lucidez la fragmentación de la realidad y la relación entre las diversas interpretaciones de ésta que hacen las personas. El presente libro contiene dos disertaciones que Watzlawick pronunció en las Conferencias de Viena de 1989 y 1991 y que resumen con precisión las tesis que desarrolló a lo largo de su vida. Con la ayuda de algunas citas brillantes y oportunas, el autor hace tomar conciencia de cómo la "realidad" no es otra cosa que el sentido o sinsentido que tienen las cosas y los acontecimientos en nuestras vidas. Es una red de relaciones que cada uno de nosotros se construye a lo largo de su vida. "Dos tragedias hay en la vida. Una es la no consumación de un anhelo. La otra es su consumación. / De las dos, la segunda es, con mucho, la más trágica." Oscar Wilde

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 57

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



EL SINSENTIDO DEL SENTIDO O EL SENTIDO DEL SINSENTIDO
Este texto se basa en las conferencias del autor en el Ayuntamiento de Viena el 17 de mayo de 1989 y 5 de noviembre de 1991
Título original: Vom Unsinn des Sinns oder vom Sinn des Unsinns Traducción: Víctor A. Martínez de Lapera Diseño de la cubierta: Gabriel NunezEdición digital: Grammata.es
© 1992, Picus Verlag Ges. m. b. H., Wien © 2009, Herder Editorial, S. L., Barcelona
La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.
I.S.B.N. digital: 978-84-254-2703-9
Más información: sitio del libro
Herderwww.herdereditorial.com

Las Conferencias de Viena

Inauguradas en la primavera de 1987, las conferencias de Viena han madurado paulatinamente hasta convertirse en un foro internacional para personalidades señeras en los campos de la ciencia, del arte y de la política. las conferencias han abierto el Ayuntamiento de Viena a una discusión comprometida sobre cuestiones cotidianas con miras a la formación de una voluntad de política comunal.
Soy de los que opinan que la ciencia y su transmisión a sectores más amplios de la opinión pública deberían constituir una unidad inseparable. En las conferencias de Viena se ha logrado esto, una y otra vez, de forma espléndida.
Lo estimulante de las Conferencias, que entre tanto se han convertido en una cita fija intelectual en el Ayuntamiento, radica, sobre todo, a mi entender, en conseguir personalidades visionarias que son capaces de ver más allá de los límites, a veces demasiado romos, de una disciplina concreta. Se ha logrado una y otra vez que hablen en el Ayuntamiento pensadores inconformistas que estimulan a ver en una luz nueva problemas conocidos. Son un acicate para que el pensamiento pueda cambiar de dirección, cosa harto necesaria en numerosos sectores. En efecto, el análisis crítico que responde a una intención emancipadora e ilustradora ha sido siempre para mí una tarea importante de la ciencia. En este sentido, me congratulo por la publicación de las Conferencias de Viena, que transmite a un público más amplio los impulsos de las disertaciones y discusiones, y confiere la duración de la palabra escrita a las palabras habladas.
Ursula Pasterk
Concejala de cultura del Ayuntamiento de Viena

Prólogo

Paul Watzlawick pronunció en el marco de las conferencias de Viena dos disertaciones que estuvieron dedicadas a la relatividad de lo que nosotros llamamos realidad. El autor es defensor del constructivismo, que ha formulado una nueva concepción científica del mundo tanto en las ciencias naturales como en las del espíritu. Amplios sectores de la población actual comparten la idea de que el mundo tal como los hombres lo percibimos con nuestros órganos sensoriales no es objetivamente tal como nosotros lo vemos, oímos, olemos, sentimos. Los perros, por ejemplo, tienen una percepción olfativa bastante más diferenciada que los hombres. Por ello perciben en el cosmos de los olores sectores de la realidad que permanecerán desconocidos siempre para los órganos olfativos del hombre. Los ojos compuestos de los insectos conforman una imagen del espacio y del color tan autónoma como los aparatos visuales de los camaleones y de los hombres. «En realidad», así nos lo dicen las ciencias naturales, no existe esa mesa delante de nosotros, sino un cúmulo de moléculas en una determinada organización, ondas con frecuencias diferentes, etc. En cuanto a la luz, por ejemplo, los físicos han jugado a la adivinanza durante largo tiempo, discutiendo si es «materia» u «onda», e incluso si dejamos a un lado la imperfección de nuestros órganos sensoriales en la representación «de lo real», nuestras percepciones del mundo no ganan mucho más en objetividad.
La complicación es aún mayor cuando tomamos conciencia de la interpretación subjetiva e individual del acontecer social. Cada uno de nosotros experimenta cada día en la vida privada y en la profesional que un acontecimiento en el que intervenimos con otros será visto e interpretado de forma distinta por cado uno de los coprotagonistas. ün intercambio de palabras entre dos o más personas encierra, debido a la polisemia de los términos y a las formas de expresión no verbal, tantos contenidos semánticos a veces divergentes que cabe la posibilidad de que, en un informe posterior, los participantes, con su mejor saber y entender, les atribuyan contenidos semánticos diversos. Esto ha sido un impulsor esencial del chismorreo de familia y de oficina, ya que, como los hombres no podemos entendernos entre nosotros con fórmulas y axiomas matemáticos de la precisión exigida por Wittgenstein, cada percepción, reflexión y expresión subjetiva desarrolla aún más un contenido social.
Esta subjetividad de la visión e interpretación de la realidad tiene causas objetivas —es decir, mensurables—, sociales (pertenencia a un entorno y a un estrato social), específicas de un sexo y de una cultura. Paul Watzlawick ha sido, sin duda, el investigador que ha apuntado con especial nitidez a la fragmentación de la realidad en general y a la relatividad de las interpretaciones de la realidad de los hombres. En los últimos veinte arios, casi todas las disciplinas relacionadas con las ciencias del espíritu han pasado por una fase constructivista. Los etnólogos reconocieron que la estructura e historia de las sociedades tribales sobre las que ellos habían informado desde una perspectiva eurocentrista y colonial tenían unos perfiles del todo distintos desde la visión de los afectados. En la historiografía, la mentalidad constructivista llevó a introducir la «percepción» como una categoría central y a preguntar qué han hecho los hombres partiendo en cada caso de determinadas situaciones, cómo han visto ellos esas situaciones. Qué significa amplitud y estrechez es algo que admite interpretaciones diversas, específicas de una cultura y de un ambiente, como Paul Watzlawick describe valiéndose del ejemplo de la valoración de diversas distancias físicas en culturas diferentes. Los ejemplos de Watzlawick explican —téngase presente la distinta valoración que soldados americanos y soldados ingleses hacen del beso como indicador de un determinado grado de relación— que existen diferentes concepciones de lo normal condicionadas por la cultura. Aquí reside, sin duda, un aspecto esencial de la importancia esclarecedora de las tesis de Watzlawick. El autor explica que en las relaciones humanas y en la interpretación de las mismas no existen verdades sencillas, y que lo «normal» en una cultura, y más aún en culturas diferentes, es que no se dé la uniformidad, sino la diversidad de formas de acción e interpretación de los individuos concretos.
Se puede ver la interpretación constructivista del acontecer social, tal como Paul Watzlawick la trata, como fundamento de un relativismo y nihilismo. Lo contrario es, sin duda, más atinado. La idea de que las realidades son siempre construcciones da al individuo la posibilidad de ser libre para decidirse por una realidad, para seleccionarla. con esa perspectiva se aprende a ser conciliador, porque se ha tomado conciencia de que una realidad no es mejor que la otra; y se aprende a ser responsable de lo que se hace, pues nadie priva a uno de su responsabilidad.
El presente libro es la publicación de dos disertaciones relacionadas entre sí que Paul Watzlawick pronunció en el Ayuntamiento de Viena y que resumen con precisión lo que el autor ha desarrollado en una serie de libros. Nos alegramos con los amigos y amigas de las Conferencias de Viena de que las ideas de Watzlawick puedan resultar accesibles por este camino a sectores más amplios de la opinión pública.
Hubert Christian Ehalt

Punto de partida: ¿Alma o masa?