No es posible no comunicar - Paul Watzlawick - E-Book

No es posible no comunicar E-Book

Paul Watzlawick

0,0

Beschreibung

Paul Watzlawick es una de las figuras clave de la psicología del siglo XX. De origen austriaco, se asentó en 1960 en Palo Alto, California, donde a través de sus investigaciones en el Mental Research Institute desarrolló la teoría de la comunicación que lo hizo famoso. Para explicarla, estableció cinco axiomas, entre los que incluyó el que da título a este libro: no es posible no comunicarse. El lector tiene en sus manos una recopilación de los textos en los que el autor abordó a fondo la comunicación, que han sido extraídos de sus libros principales: Teoría de la comunicación humana (1969), obra central; Cambio (1974), que se ocupa de la transformación humana; El lenguaje del cambio (1977), en el que intenta mostrar el camino de la libertad y la autonomía del individuo, y, finalmente, La coleta del barón de Münchhausen (1988), donde recopila sus lecciones y conferencias. El constructivismo radical de Watzlawick niega la existencia de una verdad absoluta. Cuando alguien ha creído encontrar dicha verdad, ha terminado cometiendo los mayores crímenes contra la humanidad. Al mismo tiempo, nos alerta sobre el impacto de los medios de comunicación en el comportamiento humano: "han llegado al punto de lavarnos el cerebro como ningún gobierno totalitario consiguió jamás". Según el autor, no encontramos la realidad, sino que la creamos. Nuestra percepción de la misma es pura construcción subjetiva, y, por tanto, modificable. Watzlawick nos ofrece métodos para analizar situaciones confusas, suavizar conflictos y aclarar diferencias de opinión. No podemos esperar fórmulas y recetas definitivas, puesto que la infinita diversidad de la vida nos obliga a reaccionar de un modo diferente y nuevo en cada ocasión. Sin embargo, podemos entender en qué consisten los problemas. La realidad es el resultado de la comunicación.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 599

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Cubierta

Portada

PAUL WATZLAWICK

NO ES POSIBLE NO COMUNICAR

Traducción de

ANASCHULZ

NOEMÍROSENBLATT

MARCIANOVILLANUEVA

ALFREDOGUERAMIRALLES

JOSÉA.DEPRADODIEZ

XOSÉM. GARCÍAÁLVAREZ

Herder

Página de créditos

Título original: Man kann nicht nicht kommunizieren

Traducción: Ana Schulz, de «Prólogo», «No hagáis un popurrí» y «De la realidad solo podemos saber lo que no es».

Noemí Rosenblatt, de «Cinco proposiciones», «Casos patológicos», «Teatro relacional» y «Un gato es un gato es un gato».

Marciano Villanueva, de «La magia del lenguaje», «Doble cabeza», «Casos prácticos», «Gabinete de figuras retóricas» y «Truco 17».

Alfredo Guera Miralles, de «Producto de la interpretación».

José A. de Prado Díez y Xosé M. García Álvarez, de «Imaginación extraordinaria» y «El juego sin fin».

Diseño de portada: Ferrán Fernández

© 2011, Verlag Hans Huber, Hogrefe AG, Berna

© 2014, Herder Editorial, S.L., Barcelona

Primera edición digital, 2014

ISBN digital:978-84-254-3100-5

La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares delCopyrightestá prohibida al amparo de la legislación vigente.

Herder

www.herdereditorial.com

ÍNDICE

PRÓLOGO

1. CINCO PROPOSICIONES

La imposibilidad de no comunicar

Los niveles de contenido y las relaciones de la comunicación

La puntuación de la secuencia de hechos

Comunicación digital y analógica

Interacción simétrica y complementaria

2. CASOS PATOLÓGICOS

La imposibilidad de no comunicarse

La estructura de niveles de la comunicación (contenido y relación)

La puntuación de la secuencia de hechos

Errores de «traducción» entre material analógico y digital

Patologías potenciales en la interacción simétrica y complementaria

3. TEATRO RELACIONAL

Un análisis comunicacional de la obra¿Quién teme a Virginia Woolf?

La interacción como sistema

Las propiedades de un sistema abierto

El sistema Jorge-Marta

4. UN GATO ES UN GATO ES UN GATO

La naturaleza de la paradoja

Paradojas lógico-matemáticas

Definiciones paradójicas

Las paradojas pragmáticas

5. LA MAGIA DEL LENGUAJE

La bendición y la maldición del arte de conversar

6. DOBLE CABEZA

Nuestros dos lenguajes

Nuestros dos cerebros

7. CASOS PRÁCTICOS

Comprobaciones experimentales

8. GABINETE DE FIGURAS RETÓRICAS

Los subgángsteres de Occidente

Formas de lenguaje figurado

Pars pro toto

Aforismos

9. TRUCO17

El bloqueo del hemisferio cerebral izquierdo

Il est interdit d’interdire

Prescripciones de síntomas

Desplazamientos de síntomas

La ilusión de alternativas

10. PRODUCTO DE LA INTERPRETACIÓN

El delicado arte de reestructurar

11. IMAGINACIÓN EXTRAORDINARIA

Comunicación imaginaria

Paradoja de Newcomb

Planolandia

12. EL JUEGO SIN FIN

Sobre el problema de la reflexividad

EPÍLOGO

«¡No hagáis un popurrí!» Encuentro con Paul Watzlawick deFriedemann Schulz von Thun

«De la realidad solo podemos saber lo que no es» conversación conBernhard Pörksen

NOTA EDITORIAL

REFERENCIAS DE LOS TEXTOS

BIBLIOGRAFÍA

DATOS BIOGRÁFICOS

INFORMACIÓN ADICIONAL

Ficha del libro

Biografía

Otros títulos del autor

PRÓLOGO

Quien oye reír a las mariposas conoce el sabor de las nubes.

NOVALIS

Paul Watzlawick (1921-2007) hubiera cumplido 90 años en 2011. Hizo un gran regalo a sus contemporáneos y a la posteridad con su trabajo terapéutico y los libros que publicó. Hans Huber, su editorial científica suiza, conmemora esta ocasión con una edición especial.

¿Qué sabemos de él? Sabemos que dominaba cinco lenguas, puesto que traducía del castellano, francés, italiano e inglés al alemán. Estaba muy instruido, disfrutaba del lenguaje artístico y parecía que le gustaba escribir y formular. Watzlawick estudió filosofía y se entusiasmó por el pensamiento lógico-matemático. Tras su graduación se formó como psicoanalista. Tenía debilidad por el arte y la literatura, y le interesaban la historia, la política y las ciencias naturales. Tenía sentido del humor y de la ironía. Sus ágiles textos están salpicados de historias, chistes y anécdotas. Uno tiene la impresión de que vivía a tope, que estaba contento en este mundo y que gozaba de la libertad de cambiar su concepción del mundo en función de sus respectivas experiencias y conocimientos. Debía ser una persona con mucha curiosidad y también muy dispuesta a ayudar, puesto que escuchaba las vivencias y experiencias de sus clientes y buscaba soluciones con ellos. Debía ser una persona cooperativa que le gustaba trabajar en equipo, puesto que escribió algunos libros junto a sus compañeros. Siempre honró y citó a sus maestros y compañeros, respetó la propiedad intelectual de los demás y trabajó con corrección científica. Estaba interesado en atraer a los lectores a su cosmos, explicaba los extranjerismos poco comunes y traducía las citas. Además debía ser valiente, ya que la terapia a corto plazo de la que estaba convencido y a la que se consagró fue muy criticada. Era espontáneo, cambiaba de profesión de un día para otro, y se incorporó al Mental Research Institute (MRI) en Palo Alto, California, donde aplicó a la psicoterapia sus planteamientos de la teoría de la comunicación. Aunque renunció a dar cuenta de su vida privada, en sus textos y entre líneas transmitió mucho al lector atento. En realidad todo lo que es importante para nosotros. Lamentablemente yo nunca lo conocí en persona. Sin embargo, al final del libro se presentan dos encuentros personales con él. En uno de ellos, el implicado regresó a casa decepcionado y con las manos vacías, en el otro, en cambio, contento y con los bolsillos llenos. Como la vida misma.

La presente selección de textos se centra en el tema de la comunicación. Aquí no se recogen tratados teóricos sobre los métodos de la psicoterapia. Esto desde luego que no significa que los planteamientos terapéuticos no estén patentes en estos textos de comunicación, ya que, desde su perspectiva, también forman parte de ella. Sus libros están repletos de casos de la práctica terapéutica, ejemplos antropológicos que serían impensables sin el lenguaje y que sobre todo son apropiados para revelarnos estructuras de la comunicación, aportando así más conocimiento.

La obra central de Watzlawick sobre este tema es Teoría de la comunicación (1969), que publicó junto a Janet H. Beavin y Don D. Jackson. De ahí se han sacado la mayoría de las páginas (capítulos 2, 3, 5 y 6) de esta recopilación de textos. Después apareció Cambio (1974), que se ocupa del tema de la transformación humana y que surgió del trabajo conjunto con John H. Weakland y Richard Fisch. De aquí se ha extraído el capítulo 8. Redactado solo por él aparece El lenguaje del cambio (1977), en el que, tal como indica el título, intenta mostrar de forma explícita el camino de la libertad y autonomía de decisión del individuo, y del que se han cogido un capítulo breve y dos largos. En La coleta del barón Münchhausen (1988) recopilaba sus lecciones y conferencias, que enriquecen este libro con dos capítulos.

El constructivismo radical de Watzlawick niega la existencia de una verdad absoluta. No la encontramos, sino que la creamos. Sostiene que nuestra percepción de la realidad es pura construcción subjetiva, y por tanto también modificable. Considera que la «realidad» es el resultado de la comunicación, lo que a menudo produce malentendidos, como sucede en el siguiente chiste, que podría denominarse todo un «Watzlawick»:

Un desarrollador de software y su mujer. Ella: «Cariño, no nos queda pan, ¿podrías ir al supermercado a por uno? Y si tienen huevos, trae media docena». Él: «Claro, cariño, voy». Después de un rato vuelve con seis panes. Ella: «¡¿Por qué has traído seis panes?!». Él: «Porque tenían huevos». Queda claro: 1) Por qué son importantes las instrucciones concretas. Y 2) por qué tenemos siempre tantas dificultades en entender a nuestras mujeres. Pero hay una cosa segura: ¡él ha hecho todo correctamente!

La teoría de la comunicación de Paul Watzlawick y sus compañeros nos permite acceder rápidamente al comportamiento y habla humanos. Pone al alcance de nuestra mano métodos para analizar situaciones confusas, suavizar conflictos, aclarar discusiones y diferencias de opiniones. No podemos esperar fórmulas y recetas estandarizadas puesto que, la infinita diversidad de la vida, las conductas y las formas de comunicación nos obligan a reaccionar de forma nueva y diferente cada vez. Sin embargo nos ayudan a comprender en qué consisten los problemas. Es una lectura lógica, por no decir ineludible, para policías que deban intervenir en situaciones críticas, para maestros, políticos, curas, directivos y «dirigidos» que no quieran estar ciegos, a merced de ciertas tácticas y estrategias. Sí, en realidad para todos, porque somos seres de un lenguaje vivo, que solo podemos existir con él y por medio de él. «¡Saquen lo mejor de ello!», hubiera dicho Paul Watzlawick.

Trude Trunk

2CASOS PATOLÓGICOS

*La imposibilidad de no comunicarse

*Los esquizofrénicos, que con su comportamiento parece que tratan de negar que se comunican, se encuentran con el dilema de que se ven obligados a* negar también que esa negación constituye en sí misma una comunicación. Pero es igualmente posible que el paciente dé la impresión de querer comunicarse aunque sin aceptar el compromiso inherente a toda comunicación. Por ejemplo, una joven esquizofrénica entró de golpe en el consultorio del psiquiatra con quien tenía su primera entrevista y anunció alegremente:1 «Mi madre tuvo que casarse y ahora estoy aquí». Se necesitaron semanas para elucidar algunos de los múltiples significados condensados en esa aseveración, los cuales, al mismo tiempo, quedaban descalificados por su estructura crítica y por el despliegue de aparente buen humor y entusiasmo. Su gambito, según resultó luego, implicaba informar al terapeuta lo siguiente:

1) ella era el resultado de un embarazo ilegítimo;

2) este hecho de alguna manera había causado su psicosis;

3) «tuvo que casarse» se refería a la naturaleza forzada de la boda de su madre y podía significar que la madre no era culpable de que la presión social la hubiera obligado a casarse o bien que la madre lamentaba esa decisión forzada y la existencia misma de la paciente, que la había obligado a tomarla;

4) «aquí» significaba tanto el consultorio del psiquiatra como la existencia de la paciente sobre la tierra e implicaba así que, por un lado, la madre la había vuelto loca mientras que, por el otro, estaba eternamente en deuda con la madre, quien había pecado y sufrido para traerla al mundo.

El «esquizofrenés», entonces, es un lenguaje que obliga al interlocutor a elegir entre muchos significados posibles que no solo son distintos, sino que incluso pueden resultar incompatibles entre sí. Así se hace posible negar cualquier aspecto de un mensaje o todos sus aspectos. Si se la hubiera presionado para que dijera qué significaba su comentario, la paciente mencionada podría haber dicho con aire casual: «¡Oh, no sé; supongo que debo estar loca». Si se le hubiera pedido que aclarara algún aspecto de lo dicho, podría haber respondido: «Oh no, eso no es en absoluto lo que quise decir...». Pero aun cuando su aseveración está condensada de tal modo que hace imposible todo reconocimiento inmediato, constituye una descripción coherente de la situación paradójica en la que se encuentra, y el comentario «debo estar loca» podría resultar muy adecuado en vista del grado de autoengaño necesario para adaptarse a este universo paradójico. Para un amplio examen de la negación de la comunicación en la esquizofrenia se remite al lector a Haley (82, pp. 89-99), donde se traza una sugestiva analogía con los subgrupos clínicos de la esquizofrenia.

La situación opuesta se describe en Alicia a través del espejo, cuando el «lavado de cerebro» al que la Reina Negra y la Reina Blanca someten a Alicia corrompe su estilo directo de comunicación. Aquellas alegan que Alicia trata de negar algo y lo atribuyen a su estado de ánimo.

—Estoy segura de que no quise decir... —empezó Alicia, pero la Reina Negra la interrumpió con impaciencia.

—¡Precisamente de eso me quejo! ¡Tendrías que haber querido decir! ¿Para qué supones que sirve un niño sin ningún significado? Hasta una broma debe tener un significado, y un niño es más importante que una broma, supongo. No podrías negar eso, aunque lo intentaras con ambas manos.