Elige solo el amor: Homo-Christus Deo - Sebastián Blaksley - E-Book

Elige solo el amor: Homo-Christus Deo E-Book

Sebastián Blaksley

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Beschreibung

Homo-Christus Deo. Alcanzar el conocimiento de lo que somos es reconocer que somos una unidad indivisa con Dios, en Cristo. La reunión de nuestra naturaleza humana con la divina, o mejor dicho el hacernos conscientes de ello, es aceptarnos tal como somos en verdad. Somos una nueva humanidad. Un nuevo ser en el que se reúne lo humano, lo crístico y lo divino en una sola realidad santa. Vivir en armonía con esta verdad nos permite vivir en paz con nosotros mismos, y por ende con los demás y el mundo entero. Somos Cristo humanado. Somos el Hombre-Dios. La revelación y feliz aceptación de esta verdad es el propósito de Elige solo el amor. Elige solo el amor vino como una revelación para ayudarnos a hacernos más conscientes de la relación directa que tenemos con el amor que Dios es. Esta relación es universal aunque no siempre somos conscientes de ello. A través de la aceptación de la relación directa con Dios, reconocemos lo que somos en verdad. Elige solo el amor es un compañero de viaje hacia el encuentro directo con nuestro verdadero ser. Un viaje sin distancia que nos lleva al conocimiento de un amor que no tiene principio ni fin. El amor divino que somos en verdad. Somos un ser de puro amor. Un ser que vive en relación directa con Dios. Un ser santo. Reconocer esto dentro de la relación directa con Dios es posible, y nos ayuda a reconfigurar nuestras vidas aquí y ahora, para vivir una vida en plenitud, es decir una vida llena de alegría de ser y sentido de propósito. La revelación apunta a la sanación de la memoria. Es decir, a la restauración en nuestra consciencia del conocimiento del amor de Dios, en el que alcanzamos la plenitud del ser. El alma sabe quién la creó, y siempre vuelve al primer amor y ese es Dios.

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Elige solo el amor

Libro 3: Homo-Christus Deo

Manifestaciones de un coro de ángeles a Sebastián Blaksley

Elige solo el amor. Libro III: Homo-Christus Deo

© de los textos: Sebastián Blaksley, 2019

© de esta edición: Editorial Tequisté, 2020

Coordinación editorial: M. Fernanda Karageorgiu

Corrección: Noelia González Gerpe

Diseño gráfico y editorial: Alejandro Arrojo

1º edición: agosto 2020

Producción editorial: Tequisté

[email protected]

www.tequiste.com

ISBN: 978-987-4935-56-4

Se ha hecho el depósito que marca la ley 11.723

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su tratamiento informático, ni su distribución o transmisión de forma alguna, ya sea electrónica, mecánica, digital, por fotocopia u otros medios, sin el permiso previo por escrito de su autor o el titular de los derechos.

LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA

Blaksley, Sebastián

Elige solo el amor: libro 2: déjate amar / Sebastián Blaksley. - 1a ed. - Pilar: Tequisté. TXT, 2020.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN: 978-987-4935-56-4

1. Religión Cristiana. 2. Espiritualidad Cristiana. 3. Dios. I. Título.

CDD 248.4

Un mensaje de Sebastián

El amor incluye todo lo que somos. Desde nuestra realidad humana nos puede llevar más allá de nuestras ideologías, culturas, educaciones, personalidades y creencias, hacia lo que no puede ser expresado en palabras porque está más allá de todo límite. Esta es la razón por la que, en esta oportunidad, los ángeles expresan su amor universal utilizando símbolos concretos. En mi caso, los propios de una persona laica, devota del siglo XXI, nacida en Argentina y con educación católica. Sin embargo, durante las manifestaciones, se entiende con claridad que el amor es universal y su voz va dirigida a todos y todo. El amor no hace excepción de personas. Es siempre inclusivo.

Sé, por lo que escucho, veo y experimento, que los mensajes recibidos son para todo el mundo e incluso para todos los tiempos, a pesar de la dificultad que a veces experimentamos por causa de la limitación de las palabras humanas, las cuales pueden separar, a pesar de que están ahí para explorar y unir.

Espero de todo corazón que todos se sientan incluidos dentro del abrazo del amor de Dios, expresado de un modo particular en estos mensajes del cielo, no para que se entiendan estos escritos como especiales ni como un puerto de llegada, sino como un trampolín o puerto de salida desde el cual nos animemos cada día más a expresar con nuestra voz particular el amor divino que vive en nosotros. En otras palabras, dar a conocer esa parte del amor que solo cada cual puede manifestar.

Si somos capaces de entender las palabras y símbolos de esta obra como medios y no como un fin, y recibimos estos mensajes con el corazón y no con la mente pensante, podremos ir, más allá de los símbolos, hacia el amor que los suscita y comenzaremos a recordar a nuestro primer amor, es decir a Dios.

Tal como Jesús lo ha dicho en el capítulo 1 del libro 5 titulado “La dulzura del amor”:

...Antes de seguir adelante por el camino de la dulzura del amor, es importante que recuerdes que los nombres, al igual que las palabras, no tienen un significado propio en relación con el reino de la verdad divina. Sin embargo, en el plano de las percepciones, los nombres pueden significar mucho, al igual que las palabras. No te olvides que el amor no tiene palabras.

En esta obra se han utilizado deliberadamente nombres con un alto contenido emocional y dotados de muchos significados a lo largo de siglos. Nombres tales como Jesús, María, Espíritu Santo, Dios, y muchos otros pueden ser signos de contradicción.

No podemos escapar a las leyes de la percepción mientras se viva en ella. Tampoco hay por qué hacerlo. El amor de Dios no se salta nada de lo que hayas creado en tu mundo. Más bien se une a ello y, desde esa unión, lo transforma junto contigo en medios eficaces para que la verdad que está más allá de toda palabra brille libremente.

Esta obra no busca prosélitos ni seguidores. Tampoco busca evangelizar o compartir una sabiduría que otros no conocen. Si esta fuera la meta, esta obra carecería de sentido porque intentaría enseñar lo que todos saben: el amor.

Se han elegido los nombres que se eligieron y el contexto que se eligió para que esta obra salga a la luz por múltiples razones, muchas de las cuales exceden el propósito de estos escritos. Sin embargo, hay una razón que es esencial a la meta de la sanación de la memoria y el refuerzo de tu verdadera identidad...

Estos escritos son una carta de amor de Dios, el padre, para sus hijas e hijos bien amados. Va dirigida a la sanación de la memoria para que, una vez sanada resplandezca en nosotros el recuerdo de un amor que no tiene principio ni fin: el amor de Dios, en cuyo centro vive nuestro ser.

Cómo se originó

El 3 de octubre de 2018, súbitamente una presencia que era todo amor, y cuya magnificencia, belleza y benevolencia no se pueden describir, vino a mí de un modo que nunca había experimentado. Se presentó diciendo: “soy la medicina de Dios”. Se me dio a entender con perfecta claridad que era el Arcángel Rafael en toda su gloria. Me dijo que orara una oración en particular durante nueve días. También me dictó las intenciones por medio de inspiración interior. Así lo hice. La oración consistía en rezar cinco Padrenuestros, cinco avemarías y cinco glorias, tal como estas oraciones son descriptas en la Iglesia católica, a la que pertenezco. 

El día 13 de octubre, al día siguiente de finalizar la novena de oración, comencé a recibir la visita gloriosa de un coro de incontables ángeles de Dios, cuyo amor y belleza son indescriptibles. En el coro viene una voz, que es la de Cristo, la cual es expresada en una forma inefable.

La voz se hace imagen y se muestra en símbolos visibles para el espíritu. Lo visto luego es puesto en palabras escritas y grabado por mi voz humana, para que también quede plasmado en la palabra dicha. Cada sesión viene a mí de esa manera. La secuencia es la siguiente: recibo las imágenes que el coro presenta, luego el coro se retira, los arcángeles Rafael y Gabriel quedan como custodios, o presencias amorosas, hasta que es transcripto el mensaje o la sesión en cuestión.  

El glorioso arcángel Rafael es quien guía la transcripción, permitiendo que se reciba el mensaje y que lo mostrado se pueda pasar de imagen a palabra. El arcángel Gabriel es custodio amoroso de todo lo que atañe a la obra; no solo en referencia a la manifestación en sí y a los escritos, sino a todo lo que de ellos surge y surgirá.

Los mensajes, o sesiones, me son mostrados como en un cuadro de gran belleza en el que cada forma (que no tiene forma) es en sí una voz, un “sonido-imagen”. Es como el tañido de un arpa que se hace palabra. Este es una vibración de música celestial cuya frecuencia no es como la de los sonidos del mundo. Es una especie de “vibración- frecuencia” que el alma conoce perfectamente bien y que con perfecta certeza reconoce como la voz del cordero de Dios. Una vez que todo es transcripto, en palabras escritas y dichas, entonces el coro se presenta en toda su gloria una vez más, como si vinieran a buscar a los santísimos arcángeles Rafael y Gabriel, y todos juntos se retiran cantando un hosanna al Cristo de Dios.

Ese hosanna cantado por el coro de ángeles es un majestuoso canto de alabanza y gratitud al creador, por el misterio infinito de amor que es la segunda venida de Cristo. Es un preludio de su venida. Si los hombres fuéramos capaces de comprender, en toda su magnitud, el inefable misterio de amor que significa la segunda venida de Cristo, cantaríamos eternamente las misericordias de Dios en unión con los ángeles y toda la creación. 

Durante las visiones, en ciertas oportunidades, me son mostrados textos de otros tiempos, algunos de los cuales nunca había conocido. Ellos encierran dentro de sí una sabiduría que no es del mundo. En particular me han sido mostrados los escritos de la Bhagavad Gita, Santa Teresa de Jesús, la sabiduría sufí expresada por medio de los textos de Rumi, así como pasajes específicos del Antiguo y Nuevo Testamento. Todo ello unido a su significado. Lo que me fue mostrado está reflejado en esta obra. De este modo, la revelación desea expresar que la sabiduría es una y que es la misma voz de Cristo la que se expresa en toda manifestación en la que ella es plasmada, a lo largo de los siglos, sin importar el contexto cultural, religioso o mental de quienes reciben la revelación. En otras palabras, lo que se pretende expresar es que somos una sola mente, un solo corazón, un solo ser, unidos en la verdad.

En los casos en que la mismísima virgen María o Jesucristo se hacen presentes en su persona humana y divina, y se comunican en forma directa, el coro de ángeles del cielo y toda la creación quedan enmudecidos de amor. Un silencio que es sagrado y de pura expectación rodea sus presencias benditas, por decirlo de algún modo. Los ángeles inclinan sus cabezas, fijando sus miradas hacia abajo y quedan arrobados en un éxtasis de amor, veneración y contemplación. Nada ni nadie se atreve, ni puede, interrumpir el silencio santísimo en el que el universo queda sumergido ante la soberana presencia de María y de Jesús, cuando le hablan en forma directa a nuestras almas. Esto se debe a que ese espacio de dialogo, entre Cristo y el alma, es un espacio inviolable. Es el templo sagrado de la intimidad del alma con Dios.

Durante las manifestaciones, todo mi ser experimenta una gran paz y alegría. Es como si fuera abrazado por el amor universal. Al finalizar la misma, el cuerpo manifiesta un gran cansancio. Pareciera que le cuesta sostener la energía que recibe. La parte de la manifestación que incluye al coro de ángeles, la voz y las imágenes, es algo que ocurre en cualquier momento, lugar o circunstancia. Sin embargo, la transcripción de los símbolos recibidos en palabras escritas y luego dicha ocurre cuando puedo ponerme a disposición para hacerlo. Puede ser en forma inmediata o varios días después. 

El mensaje principal de esta obra podría resumirse de la siguiente manera: ha llegado el tiempo de una nueva humanidad. Una humanidad que está lista para que manifieste en cada uno de nosotros al Cristo viviente. Somos Cristo. Esta es la verdad acerca de nosotros, aunque nos percibamos de un modo diferente. Ya estamos preparados para poder vivir la vida en la certeza que dice: ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ayudarnos a hacer real esta verdad en nuestras vidas, aquí y ahora, es de lo que se trata esta manifestación. Todo el cielo nos ayudará en este santo propósito, pues es en sí el segundo advenimiento.

Espero de todo corazón que quienes reciban esta manifestación se dejen amar cada día más por Dios, y de esa manera sean transformados por la belleza de un amor que no tiene principio ni fin.

Descripción de las manifestaciones

Cuando los arcángeles vienen, vienen sin alas. Son como personas (personas humanas) con túnicas. La túnica de San Rafael es verde y el borde de la túnica es dorado, la de San Gabriel es rosa, casi blanca, con el borde amarillo. Todas las túnicas son majestuosas, como si estuvieran hechas de una seda muy preciosa.

Las caras son alegres, radiantes, con una piel amarillenta muy clara y todos tienen el pelo largo hasta el hombro, como si fueran dorados, rubio-dorado... Sus ojos son verdes... Todos tienen características particulares, de modo tal que se identifican muy bien en su singularidad. Sus cuerpos están radiantes de luz en un brillo sereno que genera paz a la vista y un gran sentido de belleza y armonía.

En el coro de los ángeles hay muchos de ellos con túnicas de color rosa claro y azul claro, otros con dorado claro... Todos en colores pasteles, con una luminosidad serena. Algunos tienen túnicas verdes, como si fueran esmeraldas, pero un poco más tenues.

Sorprende la expresión de felicidad permanente. Todo es alegría en ellos, ángeles y arcángeles. Un día me dijeron que irradian felicidad perpetua porque siempre dan alegría.

La presencia de los ángeles está rodeada de luz blanca y majestuosa, como si vivieran en un mediodía eterno de amor y luz que nunca se apaga. Además, la visión se presenta con una canción que es un coro celestial, el cual suena en todos los rincones del universo. Es como el sonido de millones de arpas que suenan al unísono, formando una sinfonía amorosa de gran armonía.

Las vibraciones son de tal cualidad, que calman la mente y el corazón, dando paz a todo el ser. Uno sabe, sin saber cómo, este himno es una especie de himno-oración-alabanza que es canción inmemorial. Es el canto de gratitud de la creación hacia Dios, Padre y creador, por haberla llamado a la existencia. Es la música celestial que el alma ha dejado de escuchar y que cuando regrese a la casa del Padre, recuperará y volverá a oír. Es una canción olvidada y amada por siempre por el alma que ama a su Padre y creador.

Cabe señalar que la belleza inefable de las visiones de los ángeles y los arcángeles, la cual no puede expresarse plenamente en palabras humanas, deja al alma sumergida en un éxtasis de amor y arrobamiento, del cual participa todo el ser. No hay alegría, ni felicidad en la tierra que pueda compararse con este éxtasis que genera la visión de la grandeza, magnanimidad y hermosura de los ángeles y arcángeles.

La inteligencia angélica es de tal grado que supera todo entendimiento del mundo. Sus pensamientos viajan a una velocidad que no se puede describir, incluso más rápido que el pensamiento humano. Sus pensamientos no tienen distorsión de ningún tipo, son pensamiento puro y no hay contradicción de ninguna especie. Todos son caridad perfecta y solo expresan una cualidad de santidad. Así como un relámpago atraviesa el firmamento, tanto más rápido los pensamientos angelicales atraviesan la mente.

La humildad, prudencia y simplicidad son las características centrales de los ángeles, y su mayor alegría es servir. Servir a Dios, sirviendo a toda la creación. Aman a los seres humanos, animales, plantas, piedras, elementos y todos los aspectos materiales e inmateriales de la creación, con un amor y ternura que, cuando se experimenta, es capaz de derretir incluso el corazón más duro. Estoy convencido de que la dureza del corazón procede muchas veces de una falta de experiencia de amor perfecto. Si cada uno de nosotros conociera el amor de Dios, no solamente lloraríamos de felicidad, sino que nos haríamos uno con el amor, y de nosotros brotaría solo amor.

Si bien la belleza y la magnanimidad de las visiones angélicas son inefables, estas son solo un pálido destello en comparación con la magnificencia, grandeza y cualidad inefable de Jesús y María. Nada en el universo se parece a lo que son sus corazones en términos de su realidad indescriptible.

El corazón de Jesús y María son la belleza eterna. Son la hermosura que no puede ser nombrada. Son Dios mismo hecho hombre y mujer. Son la alegría de los ángeles y la veneración de la creación. De ellos brota toda armonía, grandeza y santidad.

Las miradas de Jesús y María derriten todo el universo, por la ternura y el amor que irradian. Sus sonrisas son la pureza en sí misma y de ahí es que brota su hermosura. En su presencia, el alma queda fascinada en un éxtasis de veneración y contemplación que la deja muda. El alma se queda sin palabras y exhala un gemido de alegría que dice algo así, como un “¡ah!”.

Personalmente creo que el cielo consiste en tener la alegría de contemplar eternamente las miradas y sonrisas de Jesús y María.

Espero que se sepa entender algo de lo que intento decir al intentar describir lo indescriptible. Solo digo lo que veo, experimento y escucho. Solo digo que el cielo existe, que Dios existe y que es amor.

Esto es lo que me es dado a ver, oír y entender.

Con amor en Cristo,

Sebastián Blaksley, un alma enamorada

Buenos Aires, Argentina, enero de 2019

Nota aclaratoria

Tal como ha sido transmitido por la voz de la conciencia de Cristo, el mensaje central de la obra que ha sido denominada Soplo de amor vivo, y de la cual Elige solo el amor es parte integral, es el siguiente:

«Ha llegado el tiempo de la relación directa con Dios, una relación sin intermediarios, tal como lo era en el origen del tiempo».

En la relación directa con Dios es donde se alcanza la plenitud del ser y, por ende, la plenitud del amor. Esto se debe a que es en Dios donde eres tal como él te creó para ser. Es en la relación directa entre el creado y su creador donde el ser se conoce a sí mismo en la verdad de lo que es. Conocerse a sí mismo, tal como Dios lo conoce, es un anhelo inherente del ser, porque ser y conocer son en verdad uno y lo mismo.

Dado que el amor es relación, puesto que es unión, el amor divino solo puede conocerse en la relación con lo divino, es decir, con Dios. Dicho llanamente, conocerse a uno mismo en la relación directa con Dios es conocer a Dios, fin último de todo ser. Conocer a Dios es tu meta y tu destino.

En la relación directa con Dios es donde descubres, por medio de la revelación, la verdad de lo que eres: el Cristo viviente que vive en ti. Vivir en armonía con este descubrimiento es lo que significa retornar al amor.

Preludio

Un mensaje de Jesús, identificándose a sí mismo como “el Cristo viviente que vive en ti”

Amado mío,

¿Qué cosas turban tu corazón? Cuéntamelo todo. Soy tu Jesús de Nazareth. Soy tu ser. Soy aquel que vela por ti, mañana, tarde y noche. He venido en respuesta a los latidos de tu corazón. Te has hecho todo un torbellino de emociones, que se asemejan mucho al mar encrespado, donde un día demostré que mi voz puede atemperar el viento y calmar las aguas. Siento tus preocupaciones. Advierto tus miedos. Veo tu anhelo de amor y de paz, escondidos tras las nubes de tu emocionalidad y de la del mundo.

¡Hay, humanidad arremolinada! ¿Por qué os afanáis? ¿Acaso no es tiempo ya de vivir en paz? ¿No es acaso tiempo ya de aprender la lección de los lirios del campo y las aves del cielo?

Por qué os demoráis en venir a mí. Soy la paz que no tiene contrario. Soy la unidad del ser. Soy vuestro anhelo y vuestro refugio seguro. Toda preocupación, angustia o dolor proceden de no vivir en mí, pues no hacerlo significa no vivir en vuestro verdadero ser y no tener un ser es algo angustiante, si es que fuera posible.

Amado de mi sacratísimo corazón, es tiempo de que aceptes vivamente que eres uno conmigo, y vivas en esta realidad de modo pleno. Somos una unidad. Todo lo que sientes, lo siento yo. Todo lo que yo siento, lo sientes tú. Sí, hasta ahora has pensado en relación con nuestra unidad como una relación desde mí hacia ti. Esto ha sido por causa de tu humildad y falta de presunción, todo lo cual procede de la santidad de tu mente crística. Pero también debes aceptar el hecho de que una relación supone dos partes unidas. Al estar unidas, existe un flujo que va desde una parte hacia la otra y viceversa, a través de la relación. La relación, ya lo hemos aprendido, no es ni una cosa ni otra, sino que es lo que mantiene unidas a ambas cosas, haciéndolas una en la relación, sin dejar que cada cual sea lo que es.

Quiero que todo el mundo sepa que no existe un solo anhelo, deseo, sentir o pensar que no tenga un eco en mí. Y también quiero que sepáis que, aquellos que, por su propia voluntad, en unión con la gracia divina, se han hecho conscientes de la unidad que sois con todo, también sois conscientes de los latidos de mi divino corazón.

Alma enamorada, me queman las ansias de amor y verdad. Gracias por responder a mi llamada. Sigamos asidos de la mano y recorramos juntos los caminos del amor. Recuerda, a medida que sigues recibiendo estas palabras, cuánto te amo. Recuerda también que eres la delicia de mi corazón, el rostro del padre en la tierra y el amor encarnado.

Déjame llevarte dulcemente a lo más profundo del corazón de Dios, allí donde mora la ternura, allí donde la luz de la verdad brilla en toda su gloria. Déjame llevarte a la plena consciencia de tu resurrección a la vida eterna.

1 Cuarenta días hacia la resurrección

Un mensaje de Jesús, identificándose a sí mismo como “el Cristo viviente que vive en ti”

I. Preludio

Amado del cielo.

Hoy quiero invitarte a unirte a mí de un modo particular. Quiero que pases un tiempo a solas con vuestro ser de puro amor que soy. Un tiempo que nos llevará a la plena consciencia de la resurrección que eres en verdad. Yo mismo he recorrido este camino que hoy te invito a recorrer en unión conmigo, que soy el Cristo en ti.

Este camino hacia la resurrección (o hacia la toma de consciencia de la vida eterna que vive en ti) es un camino de relación entre iguales. Un camino de relación basado en el dar y recibir. Para recorrerlo y sacar el máximo provecho, hay ciertas cosas que deben ser recordadas. Una de ellas es que si hay relación tiene que haber intercambio. Esta realidad del intercambio existente entre las partes que conforman la unidad, por medio de la relación, es de lo que he venido a hablarte hoy. Muy especialmente hoy, que comienza en el calendario del mundo, un tiempo cuya energía espiritual no tiene parangón. Es el tiempo que muchos llamáis cuaresma.

Hijos, este es un tiempo de inicio de lo nuevo. Un tiempo en que mi divino corazón absorbe, en lo que llamáis la consciencia de Cristo, la universalidad del dolor y la angustia de un ser quebrantado, y lo transmuta en la radiante realidad de la resurrección. Os aseguro que no existe un tiempo de mayor gracia que este. Es el tiempo donde las promesas de la restauración, la cual forma parte de la historia de la creación se hace realidad consciente para todos.

Hoy comenzamos los cuarenta días que fueron necesarios hasta el tiempo de mi resurrección. Os quiero invitar, desde el inicio de este libro o volumen, el tercero dictado en esta obra a esta mano amiga, escriba del cielo, para que juntos recorramos esta cuaresma, la cual no es propiedad de un culto o de un sistema de creencias sino de todo el universo. La realidad de Cristo es siempre universal, tal como lo es el amor, sin importar cómo esta se manifiesta o expresa.

II. Cuaresma y creación

Lo que me ocurrió a mí cuando caminaba sobre la tierra, ocurre infinita y eternamente, porque soy eternidad y amor infinito. Lo mismo ocurre con vuestro verdadero ser. Pensar en la cuaresma y la resurrección, como un acontecimiento de alcance cósmico, es pensar en términos verdaderos. La resurrección y sus diferentes pasos o fases previas fueron parte de la realidad de toda la creación. No existe una sola dimensión de la divina realidad que no fuera alcanzada por ella.

La pasión, muerte y resurrección de Cristo fue el movimiento creativo del ser de puro amor que Dios es, por medio del cual, por decirlo de alguna manera, la ilusión de la caída fue transmutada en la verdad y santidad del pensamiento divino. La cuaresma, bien entendida, es el tiempo de recordación o restauración en la consciencia, de un hecho cuyo alcance no puede ser entendido por una mente separada. Esto se debe a que es un acto creativo y, por ende, un acto del amor, que es siempre unidad. Estos tiempos son de transformación en la luz de la santidad. Son de llevar todo a la cruz para que se vaya por siempre y podamos resurgir gloriosos en la resurrección.

Alma enamorada, te pido que, para recorrer este camino, que son los próximos cuarenta días, te conectes con tus sentimientos más profundos. Te pido que los observes, los abraces. Te pido también que observes, abraces e integres todo pensamiento que surja en tu mente. No nos vamos a dedicar a discernir entre lo verdadero y lo falso. Nos vamos a sumergir en un estado de consciencia nuevo. Nuevo para tu consciencia singular, eterno parar tu consciencia crística. El hecho de que este estado de consciencia cuaresmal sea eterno para Cristo, y que puedas sumergirte en él, es lo que hará que seas consciente de la unidad que somos y con ello de la unidad con todo lo que es verdad.

Tal como se os invitó a unirse a la consciencia crística universal, que es la consciencia de la plenitud del ser, durante los tiempos de la navidad, ahora se os invita a abrazar todo desde la consciencia cuaresmal. Este es el nombre que usamos para expresar un fenómeno de la consciencia crística que debe ser reconocido primero, aceptado después, para luego ser integrado a la experiencia del ser en tu humanidad. La cuaresma, y con ello todo lo que involucra, es un camino del alma. Es el camino por medio del cual el alma separada comienza a integrar, dentro de sí misma, todo lo que provocó la separación en todos y de esa manera lo crucifica, para luego poder vivir en la resurrección.

III. La consciencia de la resurrección

Vamos a recorrer una vez más el recuerdo de la muerte del ego, de tu ego, y la resurrección del Cristo en ti. Esto ya ocurrió y lo recuerdas bien. Sabes que el ego ya no está aquí y lo sabes bien. Tu consciencia lo sabe. Pero también sabes que aún queda la costumbre que procede de los patrones de pensamientos egoicos y las respuestas emocionales del ego. Esta cuaresma será un recorrido que vamos a hacer tú y yo para desprogramar esos patrones, soltarlos y dejar que la mente de Cristo sea la que los reemplace. Esto no se hará según lo que tú crees que debe ser hecho, conforme a lo que la mente pensante podría creer que debe hacerse. Esto se hará por tu voluntad conjunta con la divina, por medio de este proceso espiritual que llamamos el camino cuaresmal.

En la medida en que te unas a todo lo que surge en tu interior, días tras días, hora tras hora, durante estos cuarenta días, entonces irás experimentando las diferentes fases de este crecimiento de energías espirituales. La intensidad crecerá días tras días hasta llegar a su cenit, que es la resurrección. Es nuestro corazón el que nos guiará. Unirse plenamente a todo lo que sientes y piensas a cada instante es el camino de la unión y, por ende, un camino a la verdad.

Con esta introducción, hijos míos, amados del cielo, comenzamos la cuaresma. Comenzamos ahora mismo este camino, con la certeza de que es un camino de bendiciones, de gracias sin igual. Este es un camino, dentro de uno mayor, en el que vamos caminando hacia la luz de la resurrección. No se detengan en cada estación de esta cuaresma, ya que más bien vamos a ir siempre moviéndonos hacia adelante. Vamos a ir avanzando desde la más profunda oscuridad, la cual dejaremos que se manifieste y la abrazaremos en el amor, hasta llegar a la más clara luz, la cual también abrazaremos e integraremos en el amor. Luego, trascenderemos la sombra y la claridad, lo bueno y lo malo, lo grande y lo pequeño. La dualidad, para poder vivir definitivamente en la consciencia uno.

Esta es una invitación a recorrer el último camino que conduce a reconocer los patrones y respuestas emocionales de la consciencia dual, para llegar finalmente a comenzar a experimentar y vivir en la consciencia uno.

Recordad que a lo largo del camino iréis conociendo emociones de gran intensidad. No os detengáis en ellas, seguiremos hacia adelante siempre. La cuaresma es un tiempo de gran intensidad espiritual. No os preocupéis por eso. Este es un tiempo en donde energías espirituales poderosas confrontan unas con otras. Podríamos decir que es el último camino inútil hacia la cruz para poder llegar a la resurrección. Camino inútil porque no deja de ser parte de las ilusiones. Sin embargo, no deja de ser un camino real para ti que vives anclado en la consciencia dual.