Elige solo el amor: Sabiduría - Sebastián Blaksley - E-Book

Elige solo el amor: Sabiduría E-Book

Sebastián Blaksley

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Beschreibung

Reconocer la sabiduría del amor en cada uno de nosotros es un modo de aceptar la realidad divina que nos constituye. Todos somos sabios a nuestro modo y dentro del saber del amor es donde conocemos nuestra esencia. Nadie nos puede responder a la pregunta de qué somos, salvo nuestro corazón por medio de la sabiduría que habita en él. Esa sabiduría no procede del mundo sino del cielo. Aceptarla es aceptarnos a nosotros mismos y vivir en armonía con ello, sin necesidad de ser aceptados por los demás o condicionados por estructuras externas. Somos uno con Dios. Él nos creó, por lo tanto, somos perfectos de ese modo: somos la encarnación del amor. Elige solo el amor vino como una revelación para ayudarnos a hacernos más conscientes de la relación directa que tenemos con el amor que Dios es. Esta relación es universal aunque no siempre somos conscientes de ello. A través de la aceptación de la relación directa con Dios, reconocemos lo que somos en verdad. Elige solo el amor es un compañero de viaje hacia el encuentro directo con nuestro verdadero ser. Un viaje sin distancia que nos lleva al conocimiento de un amor que no tiene principio ni fin. El amor divino que somos en verdad. Somos un ser de puro amor. Un ser que vive en relación directa con Dios. Un ser santo. Reconocer esto dentro de la relación directa con Dios es posible, y nos ayuda a reconfigurar nuestras vidas aquí y ahora, para vivir una vida en plenitud, es decir una vida llena de alegría de ser y sentido de propósito. La revelación apunta a la sanación de la memoria. Es decir, a la restauración en nuestra consciencia del conocimiento del amor de Dios, en el que alcanzamos la plenitud del ser. El alma sabe quién la creó, y siempre vuelve al primer amor y ese es Dios.

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Elige Solo el Amor Libro IV Sabiduría

Sebastián Blaksley

Legales

Elige solo el amor

Libro IV: Sabiduría

© de los textos: Sebastián Blaksley, 2019

© de esta edición: Editorial Tequisté, 2021

Coordinación editorial: M. Fernanda Karageorgiu

Corrección: Noelia González Gerpe

Colaboración en corrección: Coralie Pearson

Diseño gráfico y editorial: Alejandro G. Arrojo

1ª edición: febrero de 2021

Producción editorial: Tequisté

[email protected]

www.tequiste.com

ISBN: 978-987-4935-18-2

ISBN: 978-987-4935-68-7

Se ha hecho el depósito que marca la ley 11.723

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su tratamiento informático, ni su distribución o transmisión de forma alguna, ya sea electrónica, mecánica, digital, por fotocopia u otros medios, sin el permiso previo por escrito de su autor o el titular de los derechos.

LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA

Blaksley, Sebastián

Elige solo el amor : libro 4 : Sabiduría / Sebastián Blaksley. - 1a ed. - Pilar : Tequisté. TXT, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-4935-68-7

1. Espiritualidad Cristiana. 2. Religiones. 3. Misticismo Cristiano. I. Título.

CDD 248.4

Un mensaje de Sebastián

El amor incluye todo lo que somos. Desde nuestra realidad humana nos puede llevar más allá de nuestras ideologías, culturas, educaciones, personalidades y creencias, hacia lo que no puede ser expresado en palabras porque está más allá de todo límite. Esta es la razón por la que, en esta oportunidad, los ángeles expresan su amor universal utilizando símbolos concretos. En mi caso, los propios de una persona laica, devota del siglo XXI, nacida en Argentina y con educación católica. Sin embargo, durante las manifestaciones, se entiende con claridad que el amor es universal y su voz va dirigida a todos y todo. El amor no hace excepción de personas. Es siempre inclusivo.

Sé, por lo que escucho, veo y experimento, que los mensajes recibidos son para todo el mundo e incluso para todos los tiempos, a pesar de la dificultad que a veces experimentamos por causa de la limitación de las palabras humanas, las cuales pueden separar, a pesar de que están ahí para explorar y unir.

Espero de todo corazón que todos se sientan incluidos dentro del abrazo del amor de Dios, expresado de un modo particular en estos mensajes del cielo, no para que se entiendan estos escritos como especiales ni como un puerto de llegada, sino como un trampolín o puerto de salida desde el cual nos animemos cada día más a expresar con nuestra voz particular el amor divino que vive en nosotros. En otras palabras, dar a conocer esa parte del amor que solo cada cual puede manifestar.

Si somos capaces de entender las palabras y símbolos de esta obra como medios y no como un fin, y recibimos estos mensajes con el corazón y no con la mente pensante, podremos ir, más allá de los símbolos, hacia el amor que los suscita y comenzaremos a recordar a nuestro primer amor, es decir a Dios.

Tal como Jesús lo ha dicho en el capítulo 1 del libro 5 titulado “La dulzura del amor”:

...Antes de seguir adelante por el camino de la dulzura del amor, es importante que recuerdes que los nombres, al igual que las palabras, no tienen un significado propio en relación con el reino de la verdad divina. Sin embargo, en el plano de las percepciones, los nombres pueden significar mucho, al igual que las palabras. No te olvides que el amor no tiene palabras.

En esta obra se han utilizado deliberadamente nombres con un alto contenido emocional y dotados de muchos significados a los largo de siglos. Nombres tales como Jesús, María, Espíritu Santo, Dios, y muchos otros pueden ser signos de contradicción.

No podemos escapar a las leyes de la percepción mientras se viva en ella. Tampoco hay por qué hacerlo. El amor de Dios no se salta nada de lo que hayas creado en tu mundo. Más bien se une a ello y, desde esa unión, lo transforma junto contigo en medios eficaces para que la verdad que está más allá de toda palabra brille libremente.

Esta obra no busca prosélitos ni seguidores. Tampoco busca evangelizar o compartir una sabiduría que otros no conocen. Si esta fuera la meta, esta obra carecería de sentido porque intentaría enseñar lo que todos saben: el amor.

Se han elegido los nombres que se eligieron y el contexto que se eligió para que esta obra salga a la luz por múltiples razones, muchas de las cuales exceden el propósito de estos escritos. Sin embargo, hay una razón que es esencial a la meta de la sanación de la memoria y el refuerzo de tu verdadera identidad...

Estos escritos son una carta de amor de Dios, el padre, para sus hijas e hijos bien amados. Va dirigida a la sanación de la memoria para que, una vez sanada resplandezca en nosotros el recuerdo de un amor que no tiene principio ni fin: el amor de Dios, en cuyo centro vive nuestro ser.

Cómo se originó

El 3 de octubre de 2018, súbitamente una presencia que era todo amor, y cuya magnificencia, belleza y benevolencia no se pueden describir, vino a mí de un modo que nunca había experimentado. Se presentó diciendo: “soy la medicina de Dios”. Se me dio a entender con perfecta claridad que era el Arcángel Rafael en toda su gloria. Me dijo que orara una oración en particular durante nueve días. También me dictó las intenciones por medio de inspiración interior. Así lo hice. La oración consistía en rezar cinco Padrenuestros, cinco avemarías y cinco glorias, tal como estas oraciones son descriptas en la Iglesia católica, a la que pertenezco. 

El día 13 de octubre, al día siguiente de finalizar la novena de oración, comencé a recibir la visita gloriosa de un coro de incontables ángeles de Dios, cuyo amor y belleza son indescriptibles. En el coro viene una voz, que es la de Cristo, la cual es expresada en una forma inefable.

La voz se hace imagen y se muestra en símbolos visibles para el espíritu. Lo visto luego es puesto en palabras escritas y grabado por mi voz humana, para que también quede plasmado en la palabra dicha. Cada sesión viene a mí de esa manera. La secuencia es la siguiente: recibo las imágenes que el coro presenta, luego el coro se retira, los arcángeles Rafael y Gabriel quedan como custodios, o presencias amorosas, hasta que es transcripto el mensaje o la sesión en cuestión.

El glorioso arcángel Rafael es quien guía la transcripción, permitiendo que se reciba el mensaje y que lo mostrado se pueda pasar de imagen a palabra. El arcángel Gabriel es custodio amoroso de todo lo que atañe a la obra; no solo en referencia a la manifestación en sí y a los escritos, sino a todo lo que de ellos surge y surgirá.

Los mensajes, o sesiones, me son mostrados como en un cuadro de gran belleza en el que cada forma (que no tiene forma) es en sí una voz, un “sonido-imagen”. Es como el tañido de un arpa que se hace palabra. Este es una vibración de música celestial cuya frecuencia no es como la de los sonidos del mundo. Es una especie de “vibración- frecuencia” que el alma conoce perfectamente bien y que con perfecta certeza reconoce como la voz del cordero de Dios. Una vez que todo es transcripto, en palabras escritas y dichas, entonces el coro se presenta en toda su gloria una vez más, como si vinieran a buscar a los santísimos arcángeles Rafael y Gabriel, y todos juntos se retiran cantando un hosanna al Cristo de Dios.

Ese hosanna cantado por el coro de ángeles es un majestuoso canto de alabanza y gratitud al creador, por el misterio infinito de amor que es la segunda venida de Cristo. Es un preludio de su venida. Si los hombres fuéramos capaces de comprender, en toda su magnitud, el inefable misterio de amor que significa la segunda venida de Cristo, cantaríamos eternamente las misericordias de Dios en unión con los ángeles y toda la creación.

Durante las visiones, en ciertas oportunidades, me son mostrados textos de otros tiempos, algunos de los cuales nunca había conocido. Ellos encierran dentro de sí una sabiduría que no es del mundo. En particular me han sido mostrados los escritos de la Bhagavad Gita, Santa Teresa de Jesús, la sabiduría sufí expresada por medio de los textos de Rumi, así como pasajes específicos del Antiguo y Nuevo Testamento. Todo ello unido a su significado. Lo que me fue mostrado está reflejado en esta obra. De este modo, la revelación desea expresar que la sabiduría es una y que es la misma voz de Cristo la que se expresa en toda manifestación en la que ella es plasmada, a lo largo de los siglos, sin importar el contexto cultural, religioso o mental de quienes reciben la revelación. En otras palabras, lo que se pretende expresar es que somos una sola mente, un solo corazón, un solo ser, unidos en la verdad.

Cuando el Arcángel Rafael se hace presente en mí y comienza el proceso de traducción de las imágenes y símbolos a palabras escritas, mi voluntad es fundida en una sola voluntad con Él. Somos una misma y única voluntad. No hay un tú y un yo. Y, sin embargo, aún en esa unidad existe la consciencia de que yo soy yo, y Él es Él. Dos personas, una misma voluntad, una misma consciencia de ser, un único propósito santo. La mente pensante queda silenciada en esta absorción de mi ser en el Ser de todo ser verdadero, el cual compartimos como una unidad. Mi consciencia y la suya se hacen una. Lo que la voluntad una dice que se haga, se hace. No existe distancia entre el hágase y su efecto. El resto de mi humanidad responde con docilidad. No hay resistencia. Solo existe un fluir de palabras que vienen desde la Mente de Cristo, como si se tratara de un manantial que fluye desde la cima de un monte. Este torrente de gracia hecho palabra es el que mueve las manos con una velocidad y precisión que superan ampliamente a las que se experimentan en lo que podría denominarse como escritura ordinaria. El alma queda extasiada de amor y con un único deseo, el de permanecer por siempre fundida a su Cristo amado, ser de su ser y de todo ser verdadero.

En los casos en que la mismísima virgen María o Jesucristo se hacen presentes en su persona humana y divina, y se comunican en forma directa, el coro de ángeles del cielo y toda la creación quedan enmudecidos de amor. Un silencio que es sagrado y de pura expectación rodea sus presencias benditas, por decirlo de algún modo. Los ángeles inclinan sus cabezas, fijando sus miradas hacia abajo y quedan arrobados en un éxtasis de amor, veneración y contemplación. Nada ni nadie se atreve, ni puede, interrumpir el silencio santísimo en el que el universo queda sumergido ante la soberana presencia de María y de Jesús, cuando le hablan en forma directa a nuestras almas. Esto se debe a que ese espacio de dialogo, entre Cristo y el alma, es un espacio inviolable. Es el templo sagrado de la intimidad del alma con Dios.

Durante las manifestaciones, todo mi ser experimenta una gran paz y alegría. Es como si fuera abrazado por el amor universal. Al finalizar la misma, el cuerpo manifiesta un gran cansancio. Pareciera que le cuesta sostener la energía que recibe. La parte de la manifestación que incluye al coro de ángeles, la voz y las imágenes, es algo que ocurre en cualquier momento, lugar o circunstancia. Sin embargo, la transcripción de los símbolos recibidos en palabras escritas y luego dicha ocurre cuando puedo ponerme a disposición para hacerlo. Puede ser en forma inmediata o varios días después. 

El mensaje principal de esta obra podría resumirse de la siguiente manera: ha llegado el tiempo de una nueva humanidad. Una humanidad que está lista para que manifieste en cada uno de nosotros al Cristo viviente. Somos Cristo. Esta es la verdad acerca de nosotros, aunque nos percibamos de un modo diferente. Ya estamos preparados para poder vivir la vida en la certeza que dice:ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ayudarnos a hacer real esta verdad en nuestras vidas, aquí y ahora, es de lo que se trata esta manifestación. Todo el cielo nos ayudará en este santo propósito, pues es en sí el segundo advenimiento.

Espero de todo corazón que quienes reciban esta manifestación se dejen amar cada día más por Dios, y de esa manera sean transformados por la belleza de un amor que no tiene principio ni fin.

Descripción de las manifestaciones

Cuando los arcángeles vienen, vienen sin alas. Son como personas (personas humanas) con túnicas. La túnica de San Rafael es verde y el borde de la túnica es dorado, la de San Gabriel es rosa, casi blanca, con el borde amarillo. Todas las túnicas son majestuosas, como si estuvieran hechas de una seda muy preciosa.

Las caras son alegres, radiantes, con una piel amarillenta muy clara y todos tienen el pelo largo hasta el hombro, como si fueran dorados, rubio-dorado... Sus ojos son verdes... Todos tienen características particulares, de modo tal que se identifican muy bien en su singularidad. Sus cuerpos están radiantes de luz en un brillo sereno que genera paz a la vista y un gran sentido de belleza y armonía.

En el coro de los ángeles hay muchos de ellos con túnicas de color rosa claro y azul claro, otros con dorado claro... Todos en colores pasteles, con una luminosidad serena. Algunos tienen túnicas verdes, como si fueran esmeraldas, pero un poco más tenues.

Sorprende la expresión de felicidad permanente. Todo es alegría en ellos, ángeles y arcángeles. Un día me dijeron que irradian felicidad perpetua porque siempre dan alegría.

La presencia de los ángeles está rodeada de luz blanca y majestuosa, como si vivieran en un mediodía eterno de amor y luz que nunca se apaga. Además, la visión se presenta con una canción que es un coro celestial, el cual suena en todos los rincones del universo. Es como el sonido de millones de arpas que suenan al unísono, formando una sinfonía amorosa de gran armonía.

Las vibraciones son de tal cualidad, que calman la mente y el corazón, dando paz a todo el ser. Uno sabe, sin saber cómo, este himno es una especie de himno-oración-alabanza que es canción inmemorial. Es el canto de gratitud de la creación hacia Dios, Padre y creador, por haberla llamado a la existencia. Es la música celestial que el alma ha dejado de escuchar y que cuando regrese a la casa del Padre, recuperará y volverá a oír. Es una canción olvidada y amada por siempre por el alma que ama a su Padre y creador.

Cabe señalar que la belleza inefable de las visiones de los ángeles y los arcángeles, la cual no puede expresarse plenamente en palabras humanas, deja al alma sumergida en un éxtasis de amor y arrobamiento, del cual participa todo el ser. No hay alegría, ni felicidad en la tierra que pueda compararse con este éxtasis que genera la visión de la grandeza, magnanimidad y hermosura de los ángeles y arcángeles.

La inteligencia angélica es de tal grado que supera todo entendimiento del mundo. Sus pensamientos viajan a una velocidad que no se puede describir, incluso más rápido que el pensamiento humano. Sus pensamientos no tienen distorsión de ningún tipo, son pensamiento puro y no hay contradicción de ninguna especie. Todos son caridad perfecta y solo expresan una cualidad de santidad. Así como un relámpago atraviesa el firmamento, tanto más rápido los pensamientos angelicales atraviesan la mente.

La humildad, prudencia y simplicidad son las características centrales de los ángeles, y su mayor alegría es servir. Servir a Dios, sirviendo a toda la creación. Aman a los seres humanos, animales, plantas, piedras, elementos y todos los aspectos materiales e inmateriales de la creación, con un amor y ternura que, cuando se experimenta, es capaz de derretir incluso el corazón más duro. Estoy convencido de que la dureza del corazón procede muchas veces de una falta de experiencia de amor perfecto. Si cada uno de nosotros conociera el amor de Dios, no solamente lloraríamos de felicidad, sino que nos haríamos uno con el amor, y de nosotros brotaría solo amor.

Si bien la belleza y la magnanimidad de las visiones angélicas son inefables, estas son solo un pálido destello en comparación con la magnificencia, grandeza y cualidad inefable de Jesús y María. Nada en el universo se parece a lo que son sus corazones en términos de su realidad indescriptible.

El corazón de Jesús y María son la belleza eterna. Son la hermosura que no puede ser nombrada. Son Dios mismo hecho hombre y mujer. Son la alegría de los ángeles y la veneración de la creación. De ellos brota toda armonía, grandeza y santidad.

Las miradas de Jesús y María derriten todo el universo, por la ternura y el amor que irradian. Sus sonrisas son la pureza en sí misma y de ahí es que brota su hermosura. En su presencia, el alma queda fascinada en un éxtasis de veneración y contemplación que la deja muda. El alma se queda sin palabras y exhala un gemido de alegría que dice algo así, como un “¡ah!”.

Personalmente creo que el cielo consiste en tener la alegría de contemplar eternamente las miradas y sonrisas de Jesús y María.

Espero que se sepa entender algo de lo que intento decir al intentar describir lo indescriptible. Solo digo lo que veo, experimento y escucho. Solo digo que el cielo existe, que Dios existe y que es amor.

Esto es lo que me es dado a ver, oír y entender.

Con amor en Cristo,

Sebastián Blaksley, un alma enamorada

Buenos Aires, Argentina, enero de 2019

Nota aclaratoria

Tal como ha sido transmitido por la voz de la conciencia de Cristo, el mensaje central de la obra,es el siguiente:

«Ha llegado el tiempo de la relación directa con Dios, una relación sin intermediarios, tal como lo era en el origen del tiempo».

En la relación directa con Dios es donde se alcanza la plenitud del ser y, por ende, la plenitud del amor. Esto se debe a que es en Dios donde eres tal como él te creó para ser. Es en la relación directa entre el creado y su creador donde el ser se conoce a sí mismo en la verdad de lo que es. Conocerse a sí mismo, tal como Dios lo conoce, es un anhelo inherente del ser, porque ser y conocer son en verdad uno y lo mismo.

Dado que el amor es relación, puesto que es unión, el amor divino solo puede conocerse en la relación con lo divino, es decir, con Dios. Dicho llanamente, conocerse a uno mismo en la relación directa con Dios es conocer a Dios, fin último de todo ser. Conocer a Dios es tu meta y tu destino.

En la relación directa con Dios es donde descubres, por medio de la revelación, la verdad de lo que eres: el Cristo viviente que vive en ti. Vivir en armonía con este descubrimiento es lo que significa retornar al amor.

Preludio

Un mensaje de la voz de Cristo a través de un coro de ángeles, en presencia del arcángel Rafael y el arcángel Gabriel

Amado del cielo,

Cuanta alegría hay hoy en toda la creación. Es la alegría que todos compartimos al unirnos contigo.

¡Oh, humanidad! Si tan solo os pudierais dar una idea de cuan benditos son estos diálogos de amor divino, y con cuanto amor os amamos los que vivimos en la luz del Cristo viviente, lloraríais de felicidad.

Soy el arcángel Rafael. He venido por designio divino a servir. Os doy las gracias a todos, incluyéndote a ti, escriba del cielo, por permitirme colaborar en vuestras vidas.

He venido ante tu presencia para dar forma, en unión y relación, a este cuarto libro de esta obra milagrosa. Por medio de ella, la sabiduría se extiende al mundo entero. Y nos unimos en espíritu y verdad con todo lo que es santo, bello, perfecto.

Antes de comenzar con las diversas sesiones que formarán parte de este libro, quisiera recordaros que vosotros sois dignos hijos de Dios. Vuestra dignidad es tal, que en vuestro lenguaje humano no se ha podido concebir una palabra que permita definir la grandeza de vuestro ser.

Sois los hijos bien amados de Dios. Sois la humanidad redimida, expresión perfecta de la misericordia divina. Lo que un día fue, ya no es, porque nunca ha sido. Ahora, lo nuevo se hace realidad en vuestro ser. Sois la nueva humanidad renacida en Cristo.

¡Amigo mío! Recuerda que estoy más cerca tuyo que tu propio aliento. Siempre estaré a tu lado, porque tú y yo somos uno. En nuestra igualdad reside la verdad de lo que somos. No soy superior a ti, ni a nadie.

En el reino del amor no existe tal cosa como los conceptos de superioridad o inferioridad. Ninguna idea de separación forma parte de la verdad. Lo que soy, forma parte de ti, tal como tú formas parte de mí, y todos formamos parte del Cristo de Dios. Somos la creación extendiéndose. Somos la unidad del ser.

1El todo en todo

Un mensaje de la voz de Cristo a través de un coro de ángeles, en presencia del arcángel Rafael y el arcángel Gabriel

I. Preludio

¡Luz del mundo!

Ven, extiende tu mano y toma la mía. Recorramos juntos esta parte del camino. Unidos, nos sumergiremos cada vez más profundamente en el océano de sabiduría inabarcable que es la verdad.

La realidad encierra dentro de sí el misterio de Dios. Nada de lo que ven tus ojos, o perciben tus sentidos corporales, es como parece ser. La realidad es la creación divina. Es esta una realidad que abarca, dentro y en sí, toda la gloria, el esplendor y la santidad que Dios es. Toda ella está en lo que eres.

Quisiera llevarte a ti y a aquellos que aman la verdad, de regreso al estado en que un día viviste dentro de la unidad del ser que es Dios. Es en ese estado en el que la paz de Cristo y tú son uno. Es en ese estado, o lugar dentro de la mente de Cristo, en donde eres uno con Dios y con todo lo creado.

Te estoy pidiendo que te unas más a mí, en el propósito santo de retornar al vientre de la Madre divina. Dios es Madre.

Hasta ahora, Dios mismo, en su sabiduría infinita, quiso mostrarse al mundo como Padre, además de como el amor que es. Pero desde ahora, quiere mostrarse como Madre, además de sabiduría. Lo “femenino” de Dios saldrá a la luz. En efecto, ya está manifestándose de modo evidente.

Hermano amado, lo que estoy tratado de decirte es que, así como la mente de Dios creó al Dios-padre por medio de Jesús de Nazareth, hoy quiere crear por tu intermedio al Dios en la dimensión de Madre divina. María será tu ejemplo y perfecta compañía en este propósito, porque es la encarnación de la maternidad de Dios.

María es toda mujer, toda Cristo. María es la mujer-Dios, tal como Jesús es el hombre-Dios. Si bien en cada uno de ellos reside la totalidad, es importante que consideres que, en este punto del camino, el todo de todo, para ti, habita en la unión de ambos.

II. Dualidad

Dada la dualidad que existe en el mundo en el que lo masculino ha ensombrecido muchas veces a lo femenino, hoy comenzaremos el camino de igualar ambas polaridades para poder trascenderlas. Dicho llanamente, este viaje interior, que por medio de esta obra recorremos, es la última fase del camino hacia la restauración en tu memoria espiritual y física, de la unicidad del ser que eres y que todo es.

Traer a tu memoria el estado de unidad es lo que hará que vivas en forma definitiva en ella, sin necesidad de entrar y salir cada tanto.

La unidad, que es lo que en verdad eres, ha sido vista como algo externo a ti, o como un estado que debías alcanzar. No has llegado aún a permanecer en ella todos los días de tu vida conscientemente, a pesar de que la unidad del ser que eres es la verdad acerca de ti.

De permanecer conscientemente dentro de la luz radiante de la verdad, es decir, en el corazón de Dios, es de lo que estamos hablando. Para ello es que esta obra ha sido concebida en el seno de la Madre divina, en el corazón inmaculado de María, en las entrañas mismas del amor. Para hacer que eso sea posible, debemos trascender los opuestos.

Un aspecto importante para poder trascender la dualidad es no seguir asociando a Dios solamente con lo masculino, del mismo modo que tampoco debe ser asociado únicamente con lo espiritual o informe. Cuando Jesús creó al Dios-padre, lo hizo siendo plenamente consciente de que la humanidad solo podía entender y aceptar a un Dios masculino que estuviera asociado a la autoridad, al mismo tiempo que diera espacio a la filiación y al amor.

La idea de un Padre divino era perfecta para llevar a la mente al conocimiento de un Dios que es amor y, al mismo tiempo, la fuente de la creación y la suprema autoridad de todo lo creado, sin que ello anulara la ternura. Era necesario que no se disociara la dimensión del amor a la de la autoridad y la fortaleza divina. Solo una creación de Dios-padre podía hacer eso, según el entendimiento de la época.

Mostrar al Dios que es amor ya era una idea revolucionaria para la espiritualidad de hace dos mil años, y aún sigue siéndolo. La idea de un Dios femenino simplemente no hubiera sido aceptada. La humanidad no estaba preparada para semejante asociación. Mucho menos para conocer a uno.

El enfoque de Cristo siempre incluye la realidad humana. No apura los tiempos, ni se salta ningún proceso. La verdad no pasa por alto ningún aspecto de la humanidad, sino que los integra y reúne dentro del abrazo del amor, y desde allí los hace uno con la santidad del ser que Dios es.

Despojarte de las ideas que tienes acerca de Dios no es tarea fácil, puesto que puede precipitarte al pánico. Modificar las asociaciones que tienes con la vida, con Dios y con lo que eres, es algo que debe hacerse paso a paso, puesto que solo puedes soltar algo una vez que estás listo para hacerlo. No hay necesidad de acelerar las cosas. Recuerda que el Espíritu Santo acepta tus tiempos y caminos. No tiene prisa de ninguna especie.

III. Dios es todo

Amado mío, a estas alturas, ya te habrás dado cuenta de que la mente humana tiene una fuerte inclinación a lo concreto, lo cual hace que le sea difícil entender y aceptar la pura abstracción del ser. Dado esto, Dios creó los elementos divinos que se ajustarían perfectamente bien a la realidad que, como hombre o mujer, vives o crees vivir, en el plano físico.

El Espíritu Santo es esa parte de pura potencialidad y abstracción de Dios, que mantiene viva dentro de ti a la realidad inabarcable de lo divino. Podríamos decir que es lo infinito de Dios extendido hacia ti.

El espíritu no tiene atributos, ni puede ser definido por palabras concretas. Por lo tanto, el hecho de que el espíritu de Dios, que es lo significa Espíritu Santo, viva en ti, hace que no te separes del amor in-atribuible que Dios es. El Espíritu Santo es el aspecto infinito del amor de Dios.

Dios el Padre es la autoridad divina extendida hacia tu mente. Es la ley del amor dentro de la cual todo existe, y fuera de la cual existe la nada. Una autoridad divina, como idea y como realidad, debe existir en ti, dado que de otro modo el problema de negación de la autoridad divina, o de las leyes de la creación, te llevaría al caos informe y, por ende, te alejaría del amor para siempre.

No puedes vivir sin una autoridad. Nadie ni nada puede hacerlo. En otras palabras, Dios-padre es el nombre que le damos a las leyes de la creación, cuyos límites son simplemente infranqueables. En este sentido, el Padre es la inexorabilidad del amor y la potencia de la verdad extendida a lo que eres. Es esta inexorabilidad la que impide que estés separado del amor.

Cristo es el hijo de Dios. Es el aspecto filial de la divinidad. Toda la creación, en suma infinita, es en definitiva la filiación. Cristo es Dios extendido hacia su creación, la cual depende en su totalidad de su fuente y es una con él, como ocurre con un hijo que depende de su padre. Las dimensiones de Dios padre, Dios espíritu y Dios hijo reúnen a la totalidad que Dios es.

Podríamos decir que ya no es necesario darle ninguna otra “forma” a Dios. Sin embargo, dadas las asociaciones que haces de lo masculino con lo racional y con lo que atañe a la autoridad, es necesario que dejes atrás al Dios padre que un día se te mostró, y des paso a la dimensión maternal de la divinidad.

Dejar atrás, en este caso, no significa que abandones esa versión de lo que Dios es, sino que la pongas a un costado y permitas que a su lado la acompañe el aspecto maternal del amor.

IV. Matrimonio del amor universal

Lo que se te pide es que estés dispuesto a unirte, desde ahora mismo, al Dios que es muy literalmente, matrimonio del amor universal. Esta creación que hoy damos a luz está en perfecta armonía con la voluntad de Dios y, por ende, creará una nueva realidad en tu mundo, tal como un día la creación del Dios-padre-amor cambió para siempre la historia de los hombres.

Dios es matrimonio del amor porque todo lo masculino y femenino, tal como lo consideras, reside en él, así como en toda creación verdadera. Es por medio de esa unidad matrimonial del amor universal, en la que todo lo que el amor es permanece fundido en una realidad indivisible, desde donde nace la creación.

Recuerda que nada surge de la separación, pues solo se puede crear en la unión.

La creación, hemos dicho ya, es el rostro viviente de Dios. No estamos hablando de la creación que surge de tu interpretación mental, sino de la verdadera creación divina, la cual, a pesar rodearte con su belleza por todos lados, no se puede ver cuando se la mira con los ojos del cuerpo. Los efectos del amor solo son visibles por medio de los ojos del mismo, es decir, de la visión de Cristo. Ten en cuenta esta verdad a medida que avanzamos.

Jesucristo es el aspecto humano de Dios. Siendo Dios mismo, es Dios en la forma. Es el Dios-hombre. Esta realidad divina también es necesaria, dado que a la mente humana le es casi imposible pensar sin un cuerpo. La mente limitada ajusta todo en base a una forma. En otras palabras, busca darles forma a las cosas para poder entenderlas a su modo.

Tal como ya sabes, el universo físico es un universo de límites, por ende, tiene que ser un universo donde “lo concreto” forma parte esencial de lo que es. A ello llamas vida de la materia.

El pensamiento material impone un límite a la mente. Este dificulta la incorporación de ideas de infinitud. Dado que Dios es infinito, la mente limitada no lo puede comprender. De esto ya se ha hablado mucho. Lo que aquí estamos diciendo es que Jesucristo es Dios extendido al cuerpo humano, a la mente humana y a todo lo que es forma y materia. Es decir, a ese ser que llamas humanidad y todo el universo físico.

Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo y Jesucristo conforman la totalidad de los aspectos creados de la divinidad para que fueran extendidos a todo lo que eres. Jesucristo es todo lo que Dios es, reunido en la naturaleza física.

¿Puedes comenzar a ver cuánto te ama Dios, quien nunca ha dejado ni un solo aspecto de tu existencia sin estar unido a sí mismo? ¿Puedes ver cómo comienzan a caer las fichas de dominó, o cómo se van uniendo los puntos? ¿Puedes comenzar a darte cuenta de que, seas lo que seas, creas lo que creas, no puedes separarte de Dios?

Nada puede limitar al amor. Créeme cuando te digo que, si mañana te haces viento, Dios mismo se hará viento contigo y su soplo de amor vivo soplará junto a ti. Hermano mío, acepta el hecho de que no puedes separarte del amor, porque no puedes separarte de lo que eres en verdad. No puedes separarte de la vida. En otras palabras, no puedes separarte de Dios, ni él de ti.

2El seno de Dios

Un mensaje de la voz de Cristo a través de un coro de ángeles, en presencia del arcángel Rafael y el arcángel Gabriel

I. Preludio

Amado mío, hoy nos manifestamos nuevamente como presencia sensible. Te damos las gracias por tu disposición para oír la voz que, desde el cielo, quiere regalar la sabiduría divina al mundo entero por tu intermedio. Queremos también daros las gracias, en nombre del amor que Dios es, a los que recibís esta obra y la acogéis con amor y humildad.

Tened en cuenta que aquellos que os unís a esta manifestación angélica, sois a quienes el Creador ha llamado desde la eternidad para unirse a la nueva consciencia del segundo advenimiento de Cristo, como los nuevos profetas de los últimos tiempos.