En marcha con Fidel - 1961 - Antonio Núñez Jiménez - E-Book

En marcha con Fidel - 1961 E-Book

Antonio Núñez Jiménez

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Con este volumen se cierra el tríptico sobre los intensos años fundacionales de la Revolución Cubana, vistos a través del proceso de consolidación de Fidel Castro como líder y principal gestor de los radicales cambios en todas las esferas sociales, políticas y económicas de la nación. Procesos que conducen a un rápido remonte del sendero socialista, del alineamiento nítido de Cuba con el antimperialismo latinoamericano y mundial y por ende la agudización del diferendo con los Estados Unidos. La masiva Campaña de Alfabetización; las primeras rebeliones internas que conducen al asesinato de jóvenes maestros voluntarios; la invasión de Playa Girón, que marca la madurez del sistema de defensa nacional; y la visita del cosmonauta Yuri Gagarin, presidente del comité de amistad cubano-soviética de la URSS, se encuentran entre los principales hitos registrados y desarrollados con la minuciosidad del testigo privilegiado.

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Seitenzahl: 372

Veröffentlichungsjahr: 2017

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Tomado de la edición de 1998, Fundación Antonio Núñez Jiménez-Letras Cubanas.

Edición para e-book: Antonio Enrique González Rojas

Edición base: Rosario Esteva

Imagen de cubierta:El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en Playa Girón. (Foto: Collado)

Diseño y composición: Madeline Martí Sol

ISBN 978-959-06-1708-9

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

Instituto Cubano del Libro

Editorial de Ciencias Sociales

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Índice de contenido
Agradecimientos
Capítulo I. David contra Goliat
Capítulo II. Alfabetización y cultura
Capítulo III. Las bandas armadas en el Escambray y la campaña de alfabetización
Capítulo IV. Conrado Benítez seguirá siendo maestro
Capítulo V. “Yo era un señor latifundista”
Capítulo VI. Los barrios aristocráticos se convierten en zonas escolares
Capítulo VII. El latifundio del cementerio de Colón
Capítulo VIII. La segunda zafra del pueblo
Capítulo IX. Un avión pirata en el cielo de Cuba
Capítulo X. Agresiones a Cuba
Capítulo XI. La victoriosa limpia de El Escambray
Capítulo XII. Trato de Fidel a un prisionero de guerra
Capítulo XIII. “El que no trabaja no come”
Capítulo XIV. Pioneros, Imprenta Nacional y El Encanto
Capítulo XV. Jugando al golf
Capítulo XVI. Preludio de la invasión mercenaria
Capítulo XVII. Bombardeos a Cuba y proclamación del carácter socialista de la Revolución cubana
Capítulo XVIII. El desembarco mercenario
Capítulo XIX. Contraofensiva revolucionaria
Capítulo XX. Fidel en el teatro de operaciones
Capítulo XXI. Los batallones 180 y 144
Capítulo XXII. La Columna 1 y el Batallón de la Policía Nacional Revolucionaria
Capítulo XXIII. La Fuerza Aérea Revolucionaria
Capítulo XXIV. Anécdotas de Fidel en campaña
Capítulo XXV. Fidel, estratega y táctico
Capítulo XXVI. La guerra que nunca existió
Capítulo XXVII. En la Casa Blanca
CAPÍTULO XXVIII. Fidel dialoga con los prisioneros
Capítulo XXIX. “Cuba es hoy una fortaleza”
Capítulo XXX. Escuela para instructores de arte
Capítulo XXXI. El 17 de mayo de 1961
Capítulo XXXII. Diálogo entre una exesclava y el jefe de la Revolución
Capítulo XXXIII.¡Dentro de la Revolución, todo!
Capítulo XXXIV. “Algo raro pasa en América Latina”
Capítulo XXXV. Entre el embargo yanqui y la llegada de Yuri Gagarin
Capítulo XXXVI. “No hemos arado en el mar”
Capítulo XXXVII. Canje de billetes
Capítulo XXXVIII. “Nosotros sabemos dos cosas”
Capítulo XXXIX. Manuel Ascunce Domenech
Capítulo XL. “El movimiento revolucionario es uno solo”
Datos de autor

Agradecimientos

Al general de brigada José Ramón Fernández por la revisión de esta obra.

A Eugenio Pérez Ferr por su labor de computación.

A los compañeros de la revista Bohemia por su cooperación fotográfica, en especial a Manuel Martínez Gómez.

Las revoluciones son estériles

cuando no se firman

Con la pluma en las escuelas

y con el arado en los campos

José Martí

CapítuloI. David contra Goliat

Con el primero de enero de 1961, la Revolución comienza su tercer año. Ya ha crecido lo suficiente para evaluar el camino recorrido y vislumbrar el futuro inmediato.

El primer paso hacia adelante, en 1959, fue el de la Liberación Nacional. Había vencido a un ejército numeroso, tiránico, superiormente armado y asesorado por la Misión Militar yanqui y así derrumbó a un régimen represivo.

El segundo paso en 1960 fue esencialmente el de la realización de la Reforma Agraria; cumplía de esta manera un solemne compromiso, al tomar en serio por vez primera un mandato de la Constitución de 1940; reestructuró la propiedad agraria, abatió el latifundio con puño firme, entregó el usufructo de la tierra al que la trabajaba, fundó cooperativas y Granjas del Pueblo, e inició sobre esa base la economía de la nueva Cuba.

La Revolución no se limitó a esa hazaña. Emancipó la Patria de la supeditación exterior, reivindicó la libertad de su comercio, nacionalizó la industria azucarera, promulgó la Reforma Urbana, implantó la honestidad administrativa sin contemplaciones para nadie, dio ejemplo de vigilancia y responsabilidad colectiva, orientó, iluminó conciencias, trazó rutas de grandeza para la Patria, hasta el punto de convertirla, en tan breve espacio de tiempo, en el asombro del mundo, la simpatía de las naciones y el fervor de sus hermanas de América.

Ahora llega la Revolución a su tercer año, más firme y positiva que nunca. A las etapas de la Liberación y la Reforma Agraria sucede la de la Educación. Armada a la vez del fusil y el libro, Cuba defiende sus conquistas y aumenta su luz, la nueva Cuba, de la Cuba perenne, avanzando heroicamente hacia un mejor futuro.

2 de enero de 1961. La Revolución celebra el segundo aniversario de su triunfo. Desfila el pueblo armado por la Plaza de la Revolución. (Foto: revista Bohemia)

Los pueblos de América, atónitos e indignados, asisten al segundo acto de la farsa comenzada en San José de Costa Rica contra Cuba Revolucionaria. A la voz del poder del Norte, comienza contra nuestra Patria el aislamiento diplomático y los Gobiernos que representan los intereses oligárquicos rompen sucesivamente sus vínculos con el Gobierno Revolucionario de Cuba, representante cabal de su pueblo.

El aislamiento internacional se articula con la proyectada invasión pirática al territorio cubano, organizada en los últimos días del gobierno del presidente Eisenhower y así librar al próximo régimen presidencial, el de Kennedy, de toda culpa en la criminal agresión por Playa Girón y los bombardeos a ciudades y aeropuertos cubanos.

Los imperialistas y sus secuaces no han aprendido las lecciones de la Historia. No se dan cuenta de que la Cuba de 1961 no es la Guatemala de 1954; ni la América de hoy, es la de ayer. La Revolución Cubana ha eliminado los últimos reductos del latifundio, de la oligarquía nacional y de la casta militar a ellos vinculada. Fidel ha sabido eliminar, desde el comienzo, al ejército profesional, y en nuestra Patria solo existe un poder: el del pueblo.

¿Por qué se arman los cubanos? ¿Es acaso que aman la guerra y les encanta distraer, en preparativos militares, el tiempo, el esfuerzo humano y la riqueza que tanto necesitan? Nadie podrá sinceramente afirmarlo. Pocos pueblos hay tan opuestos a la violencia, pero pocos pueblos han sabido pelear tan continua y valerosamente por defender lo que es suyo: su tierra, su Patria.

Poderosos intereses extranjeros se proponen revertir todo lo hecho en dos años de Revolución: reconstruir el latifundio sobre las ruinas de la cooperativa y el cuartel sobre las cenizas de la escuela; resucitar la opresión, la miseria, la ignorancia, la explotación; traer de nuevo a Cuba al esbirro, al parásito, al mayoral, al politiquero, al especulador, al militar insolente. Por eso se arman los cubanos, para impedirlo.

La garra del águila rapaz se cierne de nuevo sobre Cuba. Se proyecta criminalmente aprovechar los últimos días del gobierno de Eisenhower para desatar una aventura pirática sobre Cuba, calculando, al parecer, con extraña ilusión, que así podrá librarse el régimen presidencial próximo de toda culpa en la agresión. Así se desarrolla en América, ante pueblos atónitos e indignados, el segundo acto de la farsa comenzada en San José de Costa Rica. El aislamiento diplomático, preliminar de la agresión armada, comienza contra Cuba. Gobiernos que en su casi totalidad representan únicamente a oligarquías, y no a los pueblos, rompen sucesivamente con el de Cuba. Y lo peor es que lo hacen por obediencia a un estadoamo, insolente y mercantilista, acostumbrado a regirlos según el viejo dilema de los imperios: pegándoles o pagándoles. Regímenes que se autodenominan “democráticorepresentativos” porque visten con papeleta de sufragio la miseria, el analfabetismo, la supeditación extranjera y el latifundio más bárbaro de la tierra; se permiten discutir la validez democrática de una Revolución como la cubana, único régimen de América que cumple de veras la definición de Lincoln de un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

El aislamiento internacional es articulado por el imperio con una proyectada invasión al territorio cubano, integrada por mercenarios y encabezada por unos cuantos vendepatrias del exilio, mantenidos con fondos del State Department, que hace tiempo ladran contra Cuba desde Radio Swan y la prensa yanqui.

Pretenden reeditar el caso de Guatemala. Todo el contorno de la conjura repite los caracteres de aquel vergonzoso episodio histórico: imputación de comunismo y de conjura soviética; conflicto diplomático, agresión imperialista disfrazada de restauración democrática, hipócrita participación eclesiástica y abierto suministro de armas y recursos a los salvadores.

Pero la Cuba de 1961, repitamóslo, no es la Guatemala de 1954; ni la América de hoy es de ayer. En Guatemala no se pudieron abatir plenamente los últimos reductos del latifundio. La oligarquía nacional y la casta militar a ella vinculada, intactas aún, dieron el golpe de gracia a la Revolución, se aliaron al extranjero y asestaron la puñalada por las espaldas al gobierno del coronel Jacobo Arbenz cuando este afrontaba la invasión. Las exiguas fuerzas del lacayo Castillo Armas jamás hubieran podido vencer al pueblo guatemalteco, pero una indicación de la embajada yanqui bastó para cerrar al pueblo el camino de las armas, y con un pueblo inerme fue fácil a la oficialidad mercenaria perpetrar la traición.

En la Revolución Cubana hay un poder: el del pueblo. Su guía sagaz, Fidel Castro, supo eliminar al ejército profesional. El apotegma de Martí “la única manera de librarse del soldado es serlo” ha venido a tener vigencia con la Revolución.

El desfile militar del lunes 2 de enero de 1961 es una muestra de que no será un paseo cualquier intento de abatir la Revolución. Durante ocho horas, armas y hombres en número y calidad suficientes dejan una impresión imborrable y la convicción de una segura victoria frente a quienes se empeñan en resucitar un pasado bochornoso. Los invasores, cualesquiera que sean, tendrán que habérselas con un pueblo en armas, Ejército Rebelde y milicias, erguidos sobre una tierra limpia de privilegios minoritarios.

El imponente espectáculo en que desfila perfectamente armado el mejor ejército de Latinoamérica, brinda una elocuente advertencia a quienes se agazapan en el exilio.

En el grandioso desfile, en la entonces llamada Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución, para conmemorar el segundo aniversario del Triunfo Revolucionario, Fidel se dirige al pueblo de Cuba. En el comienzo de su discurso advierte que en la histórica plaza hay muchos cubanos ausentes, porque después del desfile militar pasaron inmediatamente a ocupar sus puestos militares ante la amenaza de agresión que pende sobre Cuba.

Es como un entusiasmo.... (comienza a lloviznar levemente, y el público comienza a gritarle a Fidel: “¡Que se tape! ¡Que se tape!”)... Yo espero que el agua no vaya a perturbar el acto de esta noche... (El público grita: “¡Nos mojamos! ¡Nos mojamos!”)... Creo que, si es necesario, hay que mojarse; pero en ese caso es necesario que yo me moje también con ustedes (Gritos de “¡No!”). (Fidel Castro se quita la capa que tiene puesta al grito de “¡Que se la ponga! ¡Que se la ponga!”).

Y Fidel continúa:

- Compañeros: comprendemos, comprendo perfectamente, que en otras circunstancias tenga mayor o menor importancia que nosotros nos mojemos, lo que nos cuesta trabajo comprender es si en momentos como estos en que todo el pueblo está dispuesto a dar su vida por defender su causa, si en momentos de peligros para nuestro país, como en estos momentos, y que juntos con el pueblo los hombres que dirigimos al pueblo estamos en disposición, si estamos todos en la disposición, y nosotros en primer lugar que nadie, porque ese es nuestro deber, si vale la pena preocuparse en momentos como estos de que a nosotros nos caigan unas cuantas goticas de agua encima [...]. El conflicto de grandes intereses está planteado, la lucha enconada entre Revolución y contrarrevolución, está planteada; la lucha a muerte entre esas dos fuerzas era inevitable, y en una Revolución las luchas son a muerte. Solo los ilusos y los ignorantes son capaces de imaginarse otra cosa. Nosotros lo sabíamos desde el primer día, y lo comprendemos cada día más claramente por la experiencia que da esta lucha y por lo que se aprende en un proceso revolucionario, como hemos aprendido todos: ustedes y nosotros [...].El imperio poderoso decidió la destrucción de la Revolución Cubana; la Revolución Cubana tenía que chocar, necesariamente, con el imperio poderoso. ¿Hay algún ingenuo en este mundo que se crea que se podía hacer una Reforma Agraria, privar de la tierra a las grandes compañías imperialistas sin chocar con el imperialismo? ¿Había algún ingenuo en este mundo que creyera que se podían nacionalizar los servicios públicos sin chocar con el imperialismo? ¿Había algún ingenuo que creyera que se podía aspirar a tener una economía independiente y una vida política independiente sin chocar con el imperialismo? [...]. Mientras por un lado han estado haciendo presión para que los gobiernos de los pueblos latinoamericanos rompan relaciones con nosotros, ellos, a través de la representación diplomática, han introducido aquí un verdadero ejército de agentes conspiradores y promotores del terrorismo [...]. Por lo tanto el Gobierno Revolucionario adopta esta posición que ha expresado aquí. No rompemos con ellos, pero si se quieren ir, ¡que les vaya bien! Y como la Revolución, es una lucha a muerte entre el pueblo que quiere marchar hacia adelante y los gusanos que nos quieren retrotraer a la podredumbre; como habíamos planteado, con la Revolución no hay alternativa: o la contrarrevolución aniquila a la Revolución, o la Revolución aniquila a la contrarrevolución; o los contrarrevolucionarios aniquilan a los revolucionarios, o los revolucionarios aniquilamos a los contrarrevolucionarios. Y, por lo tanto, proclamamos aquí nuestra disposición de adoptar medidas severas contra los gusanos que sirven al imperialismo.

Al día siguiente el Gobierno de Estados Unidos acuerda romper sus relaciones diplomáticas con el Gobierno Revolucionario de Cuba.

A la orden de dar solo cuarenta y ocho horas al personal diplomático y consular cubano acreditado en Washington, responde Carlos Olivares Sánchez, Ministro Interino de Relaciones Exteriores de Cuba en los mismos términos.

Agrega la nota:

“En relación con el término de 48 horas señalado inicialmente para el retiro del personal de la Embajada y Consulado de Estados Unidos en La Habana, comunico a Vuestra Señoría que el Gobierno Revolucionario ha dispuesto que en caso de que este no fuera suficiente para el traslado de la totalidad del personal acreditado en toda la República, deberá hacerlo saber a esta Cancillería, con la indicación del tiempo que razonablemente entendiese necesario, a fin de proceder a su ampliación.

“Asimismo, debo comunicar a Vuestra Señoría la disposición del Gobierno Revolucionario de ofrecer, en concordancia con las normas del derecho internacional, todo género de facilidades a esa Embajada a fin de que puedan ser transportados a los Estados Unidos los equipos de oficina, mobiliario y demás enseres propiedad del Gobierno norteamericano.

“Al propio tiempo reiteramos las más absolutas garantías para todos los ciudadanos norteamericanos que se encontraren en Cuba, tanto funcionarios diplomáticos o consulares, como residentes o turistas.

“El personal cubano de nuestra Embajada en Washington y nuestros Consulados en los Estados Unidos será asimismo retirado a la mayor brevedad posible.

“El Gobierno Revolucionario ha solicitado del Gobierno de la República Socialista de Checoslovaquia que se encargue de los asuntos diplomáticos y consulares de Cuba en los Estados Unidos.

“Aprovecho la oportunidad para reiterar a Vuestra Señoría el testimonio de mi reciprocidad a su consideración. Dr. CARLOS OLIVARES SÁNCHEZ Ministro Interino de Relaciones Exteriores”.

Hagamos ahora un análisis de los dos primeros años de la Revolución, el cual nos permite determinar algunas de sus características y logros.

Lo primero en destacar es el derrumbre de dos mitos: la imposibilidad de derrotar a un ejército profesional desde posiciones guerrilleras y el fatalismo geográfico, que imponía a Cuba vínculos neocoloniales con Estados Unidos.

Nuestro país revolucionario reta la coyunda imperialista y mantiene en alto su bandera victoriosa. Por primera vez desde su conquista por los españoles, Cuba se convierte en un estado plenamente soberano.

El Comandante en Jefe, el 2 de enero de 1959, asevera:

- La República no fue libre en el 95 y el sueño de los mambises se frustró a última hora. La Revolución no se realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de ella. Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios. En los cuatro siglos de fundada nuestra nación, por primera vez seremos enteramente libres y la obra de los mambises se cumplirá.

La Revolución elimina otra tesis embustera: la de que la mezcla racial genera pueblos débiles. Este pueblo, rico en mezcla de etnias: castellanos, gallegos, canarios, catalanes, vascos, congos, carabalíes, mandingas, lucumíes y asiáticos, produciría un movimiento cultural y político que culminaría en el proceso revolucionario actual.

Es natural que cada pueblo, con sus tradiciones culturales, su idiosincrasia, sus impulsos vitales, haga sus propias contribuciones al acervo universal.

Distingue a nuestra Revolución, desde sus inicios, el culto del pueblo a sus mártires: monumentos y homenajes a quienes supieron ofrendar sus vidas en aras de las victorias revolucionarias; a los hijos del pueblo que figuran en el panteón sagrado de la Patria y la Revolución.

Es prédica de Fidel que el proceso revolucionario iniciado a raíz del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, es solo la continuación de la epopeya de Céspedes, iniciada en 1868, y la culminación de los esfuerzos de un pueblo en distintas fases de su crecimiento histórico.

Desde los primeros días de enero de 1959 se vio la influencia de las mejores tradiciones revolucionarias de libertad, igualdad y fraternidad, enarboladas por la Revolución Francesa. Otros países socialistas se vieron impelidos, por su carga cultural,feudal y oriental, a practicar, en alguna etapa de su desarrollo, no el culto del pueblo, sino el culto a la personalidad, no obstante las prédicas de algunos de los fundadores y teóricos del marxismo. La secuela principal del culto a la personalidad es la sustitución de la dirección colectiva por el caudillaje unipersonal. En nuestro proceso, a medida que el pueblo ha puesto su mayor adhesión en el Comandante en Jefe, este ha dedicado esfuerzos a organizar el aparato estatal y partidario, de manera que su mando original se ha encarnado jurídicamente en mando colectivo, reconocido en la Constitución y las leyes.

Hasta la Revolución Cubana, los procesos revolucionarios victoriosos se caracterizaron desde la gran Revolución Francesa hasta acá, salvo pocas excepciones por corroborar el mito de Saturno, devorador de sus propios hijos. ¡Cuántos compañeros en la larga marcha con Fidel, desde el Moncada hasta nuestros días, se desviaron del camino, y con cuánta paciencia y fraternidad el compañero Comandante en Jefe supo hacer que rectificaran!

Fidel y la mayor parte de los dirigentes cubanos, durante años, casi diariamente, se dedicaron a la educación política e ideológica de las masas.

Según algunos críticos, sobre todo extranjeros, el Gobierno cubano era desatendido por Fidel al dedicar este tanto tiempo a discursos y charlas. Incluso llegaron a plantear que a Fidel no le interesaba el gobierno. Es cierto que en los primeros meses de 1959 él no tenía el control total del Gobierno, pero sabía que era más fácil tomarlo desde el poder desarrollado por el propio pueblo: “¡Ese sí es poder!”, diría oportunamente.

Otro rasgo particular de la Revolución Cubana es la voluntad de unificación de todas las fuerzas y grupos que hicieron posible la Victoria. Como ejemplo inicial, Fidel supo propiciar la unidad de todo el pueblo. Ese ejemplo sería seguido por Blas Roca, primer secretario del Partido Socialista Popular, marxistaleninista, y por el Directorio Estudiantil Revolucionario, dirigido por el Comandante Faure Chomón, que se fusionarían en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), luego Partido Unido de la Revolución Socialista, antecedente del actual Partido Comunista de Cuba. En una palabra, Fidel hizo buena su voluntad de hacer una Revolución con los brazos abiertos para todos los cubanos. El mundo contemplaría también el esfuerzo de Fidel para unificar a las fuerzas revolucionarias de América, y más aún del llamado Tercer Mundo, cuyo movimiento encabezaría en 1979 por decisión de un centenar de naciones.

La lucha contra el sectarismo es uno de los pilares que sustentan la unidad de la Revolución de hoy: que el marxista no arrincone al cristiano, ni el revolucionario al que no lo sea. Fidel aboga por el respeto a las creencias más dispares, siempre que estas no atenten contra el pueblo.

A lo largo de todo 1959 se oyeron voces timoratas: “con su prédica contra el antiguo aparato estatal, Fidel va a la anarquía”. El Comandante en Jefe ni siquiera se agenció un despacho en el antiguo Palacio Presidencial; su gabinete estaba en cualquier rincón del país, entre su pueblo. Su objetivo, claro y preciso, era ponerle una bomba de tiempo al Estado burgués y hacerlo estallar en mil pedazos: solo de aquellas ruinas nacería el nuevo Estado revolucionario. De no haber sido así, el viejo régimen hubiera impedido el desarrollo del nuevo.

En la lucha tenaz contra las instituciones de los explotadores que aún sobrevivían, recuerdo que el Comandante Pedro Miret, al ser nombrado ministro de Agricultura, solicita orientación a Fidel:

¡De ese Ministerio, salva lo que puedas de sus departamentos de Investigación; el resto, desmantélalo! le dijo el Jefe de la Revolución.

Por esos días, nació el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), donde se atrincheró Fidel. Si bien el Consejo de Ministros poseía funciones legislativas, la nueva ley de Reforma Agraria daba autoridad constitucional a las resoluciones dictadas por la presidencia del INRA.

No menos importante fue su praxis de no adelantar camino que después tuviera que desandar:

Cuando tengamos los fusiles necesarios será el momento de adoptar medidas más revolucionarias es su respuesta a un compañero que le sugiere acelerar la Reforma Agraria.

No solo en el terreno de las armas practica, simultáneamente, su política de prudencia. En el orden de las ideas, podemos sintetizar el desarrollo de su estrategia escalonada: al principio enfatiza en lo que cabalmente entiende el pueblo en esos días: derrocar la tiranía de Batista; después se refiere más concretamente a la Revolución; más tarde habla de la revolución social, para luego con los fusiles en manos del pueblo plantear la Revolución Socialista y, finalmente, abrir el horizonte de la sociedad comunista. Diremos al respecto, que la virtud de Fidel fue y es su armonía para combinar la audacia y la prudencia.

He oído decir y repetir antes, y aún después del 1 de enero de 1959, que el Socialismo solo podía materializarse en Cuba o en cualquier otro país de América Latina, luego de llevarse a cabo en Estados Unidos, mitología burguesa sepultada por la decisión inquebrantable del pueblo guiado por Fidel.

La Revolución Cubana ha establecido el primer Estado Socialista de América Latina y el Hemisferio Occidental, y es la primera entidad nacional marxista fuera del continente euroasiático. Proclamada el 16 de abril de 1961, su génesis parte del programa del Moncada expuesto en 1953.

Característica sobresaliente de la Revolución Cubana es haber sabido conjugar, de manera indivisible, el sentimiento revolucionario y el patriótico. Revolución y Patria se han hecho un solo corazón. No menos importante y trascendente ha sido la armonía entre patriotismo e internacionalismo. Fidel ha insistido siempre en el concepto martiano de que “Patria es Humanidad”.

CapítuloII. Alfabetización y cultura

El 13 de enero de 1961, Fidel se dirige al pueblo desde la terraza Norte del Palacio Presidencial, ocasión en que se refiere con amargura a cómo algunos planes de desarrollo, de construcción de escuelas, de viviendas, de la producción en general habían sufrido por la movilización general, declarada ante las amenazas militares de Estados Unidos.

- Y quizás esa amargura, ese dolor y esa indignación expliquen el milagro de energía y entereza y de eficacia que ha realizado nuestro pueblo en estos días; quizás esa sea la única justificación y explicación del ahínco y el fervor con que tantos cientos de miles de brazos se dieron a la tarea de preparar la defensa del país; esa es la única explicación del esfuerzo y del sacrificio que en medio de días de lluvia y de frío han soportado cientos de miles de hombres; quizás esa sea la única explicación del hecho de que en tiempo increíblemente breve nuestro pueblo haya montado y preparado y puesto en condición de combatir todas las armas disponibles, porque no quedó un solo fusil, ni una sola ametralladora, ni un solo cañón que no se pusiese en disposición de combatir; no quedó una sola trinchera sin hacer, no quedó un solo punto estratégico sin ocupar, no quedó un solo camino sin preparar a fin de establecer en cada uno de ellos cuantas decenas o cientos de miles de minas antitanques fuese necesario colocar. Porque habíamos asumido muy en serio la decisión de defender nuestra Tierra, y habíamos tomado muy en serio la decisión de defenderla pulgada por pulgada, piedra por piedra, y casa por casa. Y si de algo tenemos absoluta seguridad es de que si somos invadidos por fuerzas del imperialismo, nuestro pueblo resistiría el tiempo suficiente y más que suficiente como para que sobre las cabezas de los agresores cayera el rayo apocalíptico que pueda significar su desaparición de la faz de la Tierra. Porque si de algo estamos absolutamente seguros es de que una agresión a Cuba engendraría una resistencia tan formidable que haría fracasar cualquier plan de ocupación sorpresiva y fulminante; y que esa resistencia engendraría o daría lugar a la solidaridad de los pueblos amigos de Cuba; y que esa solidaridad culminaría en la retirada o en la destrucción total de los agresores.

El Comandante en Jefe explica la denuncia que Cuba había formulado en las Naciones Unidas contra los agresores potenciales que ya preparan las bases de la agresión en Guatemala, Miami y otros lugares alrededor de Cuba.

Fidel conserva incólume su propósito de mantener la movilización general de nuestras Fuerzas Armadas hasta el 20 de enero en que debe ocurrir el cambio presidencial de Eisenhower a Kennedy.

En medio de esta peligrosa situación surge del pueblo una consigna:

“Analfabetos, hoy... alfabetizadores, mañana”.

Esta consigna surge espontáneamente, allá en lo profundo del campo. Hombres y mujeres, niños y maestros, al unirse en este gesto de humana solidaridad que es el de enseñar y aprender, entablan un diálogo humano, cuyas palabras llenan todo el año 1961:

“Si sabes, enseña. Si no sabes, aprende”.

Y los que aprenden por vez primera en el sendero de leer y en el ascender de escribir, saben hallar una respuesta acorde con el sentir de todo el pueblo.

- En este mes, estoy aprendiendo a leer y escribir... Prometo que antes de que termine el Año de la Educación, yo estaré enseñando a otro cubano...

No cabe mejor ni más limpia respuesta, en el lenguaje de la solidaridad humana.

Miguel Figueredo vive en El Congo, un lugar cercano a la Granja del Pueblo del centro lechero San Francisco, en Manzanillo y dice:

- Esta misma noche voy a apuntarme para aprender a leer y escribir. A ver si puedo aprovechar bien... y puedo enseñar a otros antes de que acabe el año.

La Campaña de Alfabetización de 1961. Bajo el lema martiano “Si sabes enseña. Si no sabes, aprende”, miles de jóvenes, agrupados en las Brigadas “Conrado Benítez”, se volcaron a los campos y ciudades para erradicar el analfabetismo. (Foto: López Carlón)

“...una agresión a Cuba engendraría una resistencia tan formidable, que haría fracasar cualquier plan de ocupación sorpresiva y fulminante...”, Dice FIdel el 13 de enero de 1961. (Foto: revista Bohemia)

El pueblo acude frente al Palacio Presidencial para patentizar su adhesión al socialismo. (Foto: Lezcano)

Vicente es el padre, Antonio y Olimpo los hijos. Los tres aprenden juntos, en la misma escuela. Y los hijos están más adelantados que él. “Por las noches, en casa, los muchachos me ayudan a hacer la tarea. ¡Ya son alfabetizadores de esos!”

Elena Mac Intosh lava y plancha para afuera, en Manzanillo. “Este año yo aprendo a leer y escribir.¡Y cuando sepa, enseñaré!»

Elva Zambrano tiene un hijo de dieciocho años. Ambos van por primera vez a una escuela... a la misma escuela... “¡Si yo pudiera aprender bastante, para enseñar a otros!”

Anselmo Escalona trabaja en una cooperativa arrocera. Tiene veinte años y está aprendiendo a escribir:

- Trabajo hay mucho, en el campo. Hay que quitarse sueño, para estudiar. Pero no importa ¡cuando yo deje de ser analfabeto, me haré alfabetizador voluntario allá en los arrozales!

De madrugada, ordeña vacas. Por el día, trabaja el campo. Un día sí y otro no, hace guardias como miliciano. Por las noches, aprende a leer y escribir en el Centro Lechero de San Francisco, Manzanillo:

- ¡Y voy a pasar el Curso de Capacitación!... ¡Y, si hay que ir a alfabetizar al monte, voy!...Se llama Antonio Junco Hidalgo.

Joaquín Arrieta Rodríguez también es ordeñador. Ya está en el primer grado. Espera un hijo. Vive a 8 kilómetros del trabajo.

- Yo no sé si sirvo para maestro, pero me gustaría enseñar a otros que saben menos que yo. ¡Leer es emocionante!

María Manuela Pacheco es madre de cuatro hijos. Les dedicó su vida entera, y los sacó adelante. Pero, hasta ahora, no tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir:

- Ahora, sí... Ahora la Revolución está haciendo muchas cosas buenas, y esta es una de ellas. No tengo con qué pagar esto que ahora hace por mí, pero, si es necesario, yo también me haré alfabetizadora, cuando sepa bastante.

La campaña alfabetizadora se llevaría en once meses para lo cual se movilizan voluntariamente todos los maestros y alumnos del país, logrando, en medio de todo tipo de agresiones internas y externas lo que ningún país de América Latina ha resuelto: alfabetizar a todo un pueblo y comenzar así una superación sin fronteras en el orden de la docencia.

Junto al inicio de la Campaña de Alfabetización, comienzo de la más profunda transformación cultural en nuestra Patria, el Gobierno Revolucionario acuerda dar otro paso trascendente en este terreno: aprobar la creación del Consejo Nacional de Cultura que años más tarde se transformaría en Ministerio de Cultura.

CapítuloIII. Las bandas armadas en el Escambray y la campaña de alfabetización

Desde el Palacio Presidencial, Fidel orienta el regreso de los milicianos de sus trincheras a sus centros de trabajo. Aún en los días finales de su administración, el presidente Eisenhower, ante la movilización del pueblo de Cuba y de muchas voces del mundo, no se atrevió a ordenar la agresión que había preparado contra Cuba. Ahora la responsabilidad queda en manos de la administración Kennedy:

- Hoy, 20 de enero, puede decirse que nuestro pueblo vigilante alejó de sí el peligro; ¡hoy, 20 de enero, podemos decir que la Patria está en pie y está entera! Lo que no podrá decirse hoy, 20 de enero, y lo que no podrá decirse nunca, es que ante el peligro de agresión los hombres permanecieron indiferentes; lo que no podrá decirse hoy, y lo que no podrá consignar la Historia, jamás, es que un pueblo como el nuestro, ante el peligro que se cernía sobre la Patria y sobre la Revolución, dejó de tomar todas las medidas necesarias para que ninguna sorpresa pudiera ensañarse contra nuestro pueblo, para que si nos agredían, a los hombres no los encontrasen durmiendo, sino despiertos y en guardia en las trincheras. Y lo que no podrá ocurrir jamás, es que ante cualquier peligro el pueblo deje de movilizarse.

Ocho días después la Revolución inaugura la Ciudad Escolar “Abel Santamaría”, en el antiguo Cuartel “Leoncio Vidal”, de la ciudad de Santa Clara. Es la segunda gran fortaleza militar convertida en centro docente.

Por esta época la CIA había logrado establecer en las montañas del Escambray sus bandas contrarrevolucionarias. En su discurso inaugural de la escuela, Fidel expresa:

¡Bienvenidas sean las bandas contrarrevolucionarias, porque ellas servirán para hacer todavía más revolucionaria y más fuerte a esta provincia! ¡Bienvenidas sean las bandas contrarrevolucionarias, porque ellas servirán para hacer más aguerrida, y más firme, y más heroica a esta provincia!

El 28 de enero Fidel inaugura la Ciudad Escolar Abel Santamaría, en el antiguo Cuartel Leoncio Vidal de la ciudad de Santa Clara. Es la segunda gran fortaleza militar convertida en centro docente. (Foto: revista Bohemia)

Fidel hace una historia de cómo en esas montañas durante las Guerras de Liberación se había establecido un grupo de jóvenes del Directorio Revolucionario, inspirado por el joven José Antonio Echeverría, a quien Fidel hace un elogio, y señala que desgraciadamente junto a ellos “escalaron el Escambray un grupo de oportunistas y de aventureros ambiciosos y de elementos corrompidos, que no fueron allí a pelear, sino a robar, a comer vacas, a maltratar, y a abusar, y a confundir y a corromper a los campesinos, a implantarle una gabela hasta a los más humildes productores de café y de frutos menores. Y allí mismo promovieron la división, allí mismo los compañeros verdaderos y buenos de José Antonio Echeverría tuvieron que separarse del grupo de gánsteres comevacas y aventureros del Escambray. Ellos no peleaban, pero cuando el Che y Camilo, los gloriosos combatientes de la Sierra, cuando dos de aquellos doce, cuando dos de aquellos que habían enseñado el camino de la lucha, cuando dos de aquellos doce que habían infligido tremendas derrotas a las fuerzas de la tiranía que concentraban contra la Sierra Maestra los más preparados soldados y lo mejor de su equipo militar, y las mayores bombas, y las patrullas completas de aviones de bombardeo y de ametrallamiento; cuando dos de aquellos hombres, comandando columnas de soldados que llevaban sobre sus hombros el prestigio de muchos combates victoriosos, llegaron a las provincia de Las Villas, encontraron en los compañeros de José Antonio Echeverría el abrazo fraternal y los brazos abiertos encontraron, en las guerrillas que luchaban en Yaguajay al mando de Félix Torres, los brazos abiertos. Y lo que nos decía Camilo, cuando ellos llegaron exhaustos, cuando ellos llegaron después de haber comido solamente once veces en casi cuarenta días, había un grupo allí que les vendó las piernas, que les curó las heridas, que los atendieron solícitamente, y se convirtieron muchos en soldados”.

Con la deleznable situación dejada por los bandidos disfrazados de revolucionarios, aquel escenario de montañas sirvió de base para convertirlas en guarida contrarrevolucionaria.

Refiere Fidel cómo sobre El Escambray llueven a diario paracaídas, dejados caer por la CIA con sus armas para sembrar el terror entre los campesinos, ante lo cual la Revolución moviliza 1 000 campesinos de la zona, más 700 de la Sierra Maestra, que liquidan a los principales cabecillas de aquellos grupos; quedan solo algunos mucho más pequeños.

Dice Fidel:

- Fue por aquellos días en que comenzaron las amenazas de invasión, desde Guatemala; en que los grupos se disponían a partir, desde Guatemala, para atacar, posiblemente, algún sector de Occidente de Cuba y quizás, nosotros considerábamos, entre los objetivos posibles estaría el de la Isla de Pinos. Y en aquellos instantes, cuando todavía la organización de los batallones de milicia no se había adelantado, fue necesario sacar a los campesinos de la Sierra Maestra que estaban en el Escambray, y enviarlos a tomar posiciones en Isla de Pinos, a fin de evitar que los contrarrevolucionarios, desde Guatemala, apoyados por el imperialismo, se apoderaran de aquella isla. Después vino la necesidad de la gran movilización nacional, y en los días esos, desde el extranjero continuaron enviando armas y más armas en paracaídas, armas americanas. Para que ustedes tengan la idea de los esfuerzos que ha hecho el imperialismo para armar a los contrarrevolucionarios, baste decir que nosotros, en la Sierra Maestra, venimos a ocupar la primera bazooka al cabo de dieciocho meses de guerra, cuando copamos un batallón del ejército y le ocupamos la primera bazooka, al cabo de dieciocho meses de guerra. La segunda bazooka la ocupamos dos semanas después; es decir que, cuando la gran ofensiva, en que se le hizo al ejército enemigo más de mil bajas y se le ocuparon 504 armas, entre esas armas había dos bazookas.

Narra Fidel como el 5 de enero las bandas contrarrevolucionarias quemaron las escuelitas de Güinía de Miranda, en el Escambray, y en otra pequeña escuelita asesinaron a un joven maestro alfabetizador de 18 años. Ante esta situación Fidel informa en la inauguración del Centro Escolar “Abel Santamaría”:

- Ahora bien, el pueblo debe cooperar; las patrullas de milicianos obreros que están tomando posiciones y moviéndose dentro de los cercos, llevan, cada uno de ellos, una pequeña biblioteca y una cartilla de alfabetización. Es decir, que no solo van a combatir y liquidar a los elementos contrarrevolucionarios, sino que van a desarrollar, al mismo tiempo, la campaña de alfabetización en el Escambray. Es posible que ninguna fuerza militar en la historia del mundo hubiese llevado, juntos, estos dos instrumentos: su fusil y su cartilla de alfabetización. [...]. E inmediatamente vamos a organizar a todos los jóvenes, hembras y varones, que deseen, y las familias suyas están de acuerdo en que vayan a alfabetizar; las jovencitas en las ciudades, los varones en las montañas. Y si los familiares de algunas jovencitas quieren, pueden integrarse también Brigadas de jovencitas que vayan al campo. Pero, es decir, tienen que ir a vivir en la casa de la familia donde van a alfabetizar. Empiezan el día... tendrán unos quince días de vacaciones nada más; algunos, menos. Los reunimos, les damos algunos días de vacaciones, los organizamos y los enviamos hasta el 15 de diciembre. Es decir, que las clases, hay que hacer un esfuerzo, vamos a terminar antes este curso y vamos a empezar un porquito después el otro curso, y vamos a empezarlo después de diciembre para disponer de esa gran masa de alumnos de las Escuelas Secundarias y de las Escuelas Pre Universitarias para crear un ejército de alfabetizadores, organizados en Brigadas y organizados en Batallones de la Enseñanza.

“He aquí las tres razones por las cuales los agentes del imperialismo lo asesinaron: era joven, era negro y era maestro...”

 [Conrado Benítez] (Foto: revista Bohemia)

Y pregunta el Comandante en Jefe:

- ¿Creen ustedes que podamos movilizar ese ejército de cien mil jóvenes para educar, ese ejército que nos permita llevar un maestro a cada casa en las montañas? Los campesinos les dan alimentación, y ustedes les dan la enseñanza. Y no será para ellos, de ninguna manera, una carga, porque los gastos menores pueden ser sufragados por los fondos de la alfabetización, y los campesinos les podrán dar la vianda y algún alimento de lo que ellos comen, y siempre tendrán...

Y la luz de la enseñanza llega a cada rincón de la Patria, haciendo realidad el pensamiento martiano “Si sabes enseña, si no sabes aprende” y en la voz de los jóvenes maestros se escucha el himno de la alfabetización:

¡Cuba! ¡Cuba! Estudio, trabajo fusil,

lápiz, cartilla y manual,

a alfabetizar, a alfabetizar, ¡Venceremos!

Somos las Brigadas Conrado Benítez

somos la vanguardia de la Revolución,

con el libro en alto cumplimos una meta

llevar a toda Cuba la alfabetización.

Por llanos y montañas el brigadista va,

cumpliendo con la Patria, luchando por la paz

¡Abajo imperialismo!

¡Arriba libertad!

Llevamos con las letras la luz de la verdad.

CapítuloIV. Conrado Benítez seguirá siendo maestro

En la noche del lunes 23 de enero de 1961, en el teatro de la CTC Revolucionaria, se origina la segunda graduación de maestros voluntarios. Entusiastas, juveniles, dispuestos a servir a la Patria, los jóvenes de ambos sexos llenan el local del proletariado cubano.

De manos de Fidel, los alumnos reciben sus diplomas, después de seis meses de riguroso trabajo en la zona más escarpada y alta del país, donde afrontaron las penalidades de un ambiente opuesto al de las poblaciones urbanas a que están acostumbrados.

El resultado ha sido exitoso y Fidel anuncia la fundación de tres grandes escuelas para maestros en la Sierra Maestra, en las montañas del Grupo de Sagua-Baracoa y en las del Escambray.

- Y así, el estudiante que empiece por estudiar en las montañas, es decir, empiece por lo más difícil, el estudiante que empiece por enseñar en las montañas, y que una parte del tiempo de su aprendizaje lo dedique también a la práctica de enseñar, ese maestro que empiece por lo más difícil, será un maestro hecho a la medida de las necesidades de nuestro país, un maestro que irá a enseñar gustosamente a los rincones más apartados, un maestro que en la medida que vaya desempeñando su profesión tendrá por delante todas las oportunidades necesarias, y que cuando venga a enseñar en el llano sea un maestro veterano de las montañas, y cuando venga a enseñar a la ciudad, con todas sus comodidades, ¡sea un maestro veterano de la enseñanza en el campo!

Explica Fidel que conjuntamente con la formación de maestros voluntarios en las montañas se ha iniciado una serie de cursos en administración de empresas, en técnicas agrícolas, en contabilidad, en inseminación artificial y educación física, cursos para maestras campesinas de corte y costura y directoras de círculos infantiles. Todo el personal necesario para que en cada centro escolar de los nuevos pueblos erigidos por la Revolución, instruyan en estas disciplinas. Además, expone Fidel la necesidad de preparar instructores de música, danza, arte dramático e idiomas que enriquezcan la vida cultural de esos pueblos y faciliten el descubrimiento de aquellas inteligencias y vocaciones artísticas que demuestren mayor talento y que ingresarán en la gran Academia Nacional de Arte:

- Una verdadera ciudad, pero no una ciudad que vamos a hacer, sino una ciudad que está hecha, y tomando por centro campos deportivos; es decir, los dos campos del golf que están situados en los lugares más aristocráticos de esta ciudad de La Habana, donde se instalarán las aulas, los talleres de trabajo y los escenarios, y teniendo por lugar de residencia más de 200 casas de las más lujosas, 200 palacetes donde vivían familias acomodadas, a las que no se les privó de sus casas, sino que incapaces de vivir en un país donde se acabó el latifundismo, la explotación y todas las formas de injusticia social, se marcharon del país, en espera, quizás, de que los extranjeros vinieran a devolverles sus cuantiosos privilegios.

La serenidad y la sonrisa se tornan indignación cuando se refiere Fidel a un nuevo crimen cometido por la contrarrevolución: el asesinato del joven Conrado Benítez, secuestrado y ahorcado por las bandas contrarrevolucionarias del Escambray junto a un campesino y un miliciano que habían ido a saludar a su familia en aquellas montañas. Conrado Benítez integraba la legión de maestros voluntarios, tanto más heroica cuanto más anónima, de quienes no aspiran al lucimiento ni a la paga; de quienes improvisan la clase al pie de una palma real y ascienden la montaña para fundar la escuela. Había sido de los primeros en responder al llamado de la Revolución solicitando maestros voluntarios capaces de renunciar a todas las comodidades de la ciudad para marchar al campo y las montañas. En Minas del Frío, Sierra Maestra, realizó su curso de capacitación y lo asignaron a la zona del Escambray.

Los propios esbirros armados dejaron constancia de su espantoso crimen en un acta:



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