Eso es todo - Sara Wainer - E-Book

Eso es todo E-Book

Sara Wainer

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Beschreibung

Por más de cincuenta años, Sarita Wainer volcó al papel sus experiencias, recuerdos y sensaciones. Cuando falleció, a sus noventa años, se repartieron entre sus hijas y nietos los cuadernos donde escribía sus memorias, y uno de ellos decidió rescatar sus escritos y editarlos para conformar este volumen. Eso es todo es el deseo de preservar las memorias y la vida de esa abuela que llenó páginas y páginas con postales que fueron atravesando diferentes épocas. Una vida con altibajos económicos, bonos, libretas de ahorro, pero con mucho disfrute de lo cotidiano. El desayuno en la cama, el té con masitas, las visitas al cementerio de Tablada, Pesaj, los viajes a Mar del Plata y las salidas al casino con amigos. Wainer construye en este libro un testimonio de lo que fue una vida llena de afectos, alegrías y ganas de siempre seguir adelante.

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Sara Wainer

ESO ES TODO

EN PRIMERA PERSONA

Wainer, Sara

Eso es todo / Sara Wainer. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Metrópolis Libros, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-631-6505-60-6

1. Biografías. 2. Memorias. I. Título.

CDD 808.883

© 2024, Sara Wainer

Primera edición, enero 2024

Dirección comercial Sol Echegoyen

Dirección editorial Julieta Mortati

Diseño y diagramaciónLara Melamet

Corrección Carolina Iglesias y Patricia Jitric

Conversión a formato digital Estudio eBook

Hecho el depósito que establece la ley 11.723. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización por escrito de los titulares del copyright.

Editorial PAM! Publicaciones SRL, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

[email protected]

www.pampublicaciones.com.ar

PRÓLOGOpor Alan Nehmad

Sarita Wainer, mi abuela, escribió todos los días su diario, por más de cincuenta años, y allí volcó sus experiencias, sus recuerdos y sensaciones. Dejó un registro casi a lo largo de toda su existencia.

No considero que haya tratado de hacer una obra literaria, sino simplemente transcribió lo que vivía. Tampoco creo que haya pensado en trascender, ya que era una persona sencilla, humilde. Nunca se había imaginado que podía ser viuda, o vieja: la idea de la muerte no era una posibilidad. Lo que sí pienso es que este registro era una manera de recordar su propia vida.

Y este no fue el único contacto que Sarita tenía con la escritura. Fue autora de infinidad de cuentos cortos. Su escritura era sencilla y directa; por momentos, imaginaria —como ella misma decía—, por momentos realista, pero en ella siempre sobresalía un rasgo: un profundo amor a la vida y un interés particular por todas las personas que la rodeaban.

Visitaba escuelas primarias y jardines de infantes, donde rescataba la costumbre ancestral de contar cuentos a los más pequeños y a toda persona que lo necesitara. Era integrante del Club de Abuelos Narradores, en el cual participan adultos mayores en un espacio de voluntariado de carácter artístico y social, enmarcado en la Dirección de Políticas Socioeducativas de Mar del Plata. El proyecto fue declarado de interés municipal por resolución del Honorable Concejo Deliberante en marzo de 2004, al cumplirse veinte años de desempeño ininterrumpido. Además, los Abuelos Narradores han recibido el Premio Hipocampo 2008, entregado por el Club de Leones Mar del Plata Norte.

Ella también era miembro del Grupo Jai, desde donde publicó varios cuentos de su autoría en la revista de la comunidad Suim de Mar del Plata.

Además, ejerció como enfermera voluntaria durante varios años, rol desde el cual cubría todas las áreas del hospital, colaborando tanto en salas de internación como en las tareas administrativas y de atención al público.

Y por sobre todas las cosas fue mujer, esposa, madre y una abuela muy querida.

Se casó con mi abuelo Marcos y tuvieron dos hijas, Rosita y Liliana, mi mamá.

Decía que se había casado a los diez años, así uno no podía calcular su verdadera edad. Recordaba su noviazgo como la mejor época de su vida. Una mirada, esperar al novio; los bailes y el olor a cigarro negro en la ropa de los hombres. Ella defendía una época en la que los terrenos del amor y la conquista quedaban en manos de los hombres, quienes debían tener la iniciativa y dar el “primer paso”.

Me acuerdo de ella cuando tomo soda: “Sodita, qué rico”. Cuando les pongo queso crema a los fideos, cuando tomo el té con leche. “Ojalá que nunca peor”, era su frase cuando terminaba de comer.

Siempre inventaba cosas nuevas cuando íbamos a su casa. Podíamos elegir alguna golosina del “kiosco”, una caja llena de Bananitas Dolca, turrones y Cabshas, que escondía en su placard bajo llave porque decía que, si no, a la noche venían ladrones. Jugábamos también a la lotería, que constaba de diez bolas numeradas del bingo, y nos daba la cantidad de pesos del número que salía.

El amor por el cine me lo dio mi abuela. Le gustaba escuchar música sola y llorar. Se emocionaba y cantaba. De chiquito me sorprendía cuando la escuchaba, lo hacía muy bien. Era divertida y jodona, pero cuando se trataba del estudio o el trabajo, se ponía seria.

No le gustaba la ostentación, “Que te sobre siempre un peso”, me decía.

Cuando falleció, en 2014, a sus noventa años, se repartieron los cuadernos donde escribía sus memorias entre sus hijas y nietos. Yo había pedido el del año de mi nacimiento y el del casamiento de mis papás.

Cuando quise empezar este proyecto de armar un libro con esos diarios, al pedir a cada uno que me prestaran los suyos, empecé a darme cuenta de que muchos se habían perdido en mudanzas, separaciones.

Se arma en mí algo del orden de lo imperdonable por esos diarios que no están, porque desaparecieron algunos escritos de hechos trascendentales, como la muerte de mi abuelo o la muerte de la mejor amiga de mi abuela, Luisa, que deja de aparecer casi como por arte de magia. Es un error inexcusable para el que no tengo culpables. Es fácil sospechar que con esas libretas desaparecidas me habría contentado aún más esta tarea que de por sí fue muy placentera de transitar.

Con los “años” que yo tenía en mi poder y los otros que pude recuperar, traté de retratar partes de su vida, sus cambios, sus desarrollos, sus costumbres.

Espero que sea de agrado a las personas que conocimos a mi abuela Sarita, que convivimos a través de los años junto a ella, y también para los que todavía no la conocen. Y a todos los que ya no están, que igualmente disfruten de su recuerdo, estén donde estén.

Con la premisa máxima de que todas las vidas son únicas, quizás lo real no sea una meta a alcanzar, sino el amor por la vida en sí misma. A veces, las cosas cotidianas pueden ser las más valiosas. Y eso es todo.

UNA PASAJERA MÁS DE LA VIDA

Tengo ganas de escribir mis memorias. Estoy bien, tengo casi todo lo que siempre anhelé. Buena onda, carácter fuerte, bienestar, sonrisas. Les doy valor a los días que he vivido. Soy una pasajera, que algún día se irá, y todo será “ayer”.

Hoy vibro para dejar un porvenir mejor. Mi calor principal es la familia. Trabajar, tener capacidad de estudio, dignidad. Un hogar. Una vivienda con techo, no con agujeros donde entre la lluvia; el frío de la humedad corrompe el alma y saca la ilusión de estar mejor.

La lucha es vivir, mejorar, rendir, tener fuerzas, y soñar, que la vida es bella y única.

No desaprovechemos la oportunidad de jugar, leer, estudiar, ser una persona de bien.

Este es el sentimiento de una pasajera con muchas ganas de ver. Estar con todos mis seres queridos, y en mi querida tierra, por siempre Argentina. Lo digo con el corazón abierto.

Es mi vida y quiero sentir que dejo felicidad, lindos momentos, recuerdos que vale la pena gozar a pleno.

Esto es hoy lo que vivo y mi escritura hablará por mí.

 

Abril de 2001

Viernes 11 de enero de 1963

Hoy tengo novedades para recordar. Esta tarde, para ser precisa, vino Sanny a las 14:30 y se fue con Marcos a Mar del Plata para tratar de alquilar un departamento para el mes de febrero, esperemos que alquilen. Luego por la tarde salí a comprarle zapatos a Liliana y a retirar el análisis de sangre de Rosita, y se lo llevé a la doctora. Me dio unos comprimidos y ya se los compré, esperemos que le hagan bien.

Sábado 12 de enero de 1963

Tengo un día raro, estoy nerviosa. Por la mañana llevé otra toma de orina, es la segunda de las seis que tengo que hacer. Luego fui a hacer las compras diarias. A la noche vino Mauricio y fueron con Rosita a un asalto. Estoy segura de que la va a pasar bien porque está Mauricio.

Domingo 13 de enero de 1963

Por la mañana hice una fiaca, de esas bárbaras, me levanté a las 9:30, tomé el té y me volví a acostar hasta las 12 del mediodía. Almorzamos, lavé los platos y nos fuimos las nenas y yo a lo de Paulina. Pasamos la tarde y por la noche volvimos a casa, rendidas como si hubiéramos trabajado pesado, y ya me dispongo a ir a mi adorada camita, a soñar con los angelitos.

Lunes 14 de enero de 1963

Hoy es un día común, de vida diaria. Son casi las 10 de la noche, ya me voy a acostar y espero a Marcos, creo que vendrán con Sanny de Mar del Plata, luego continúo.

Y así fue, al ratito de haberme acostado llegaron, Sanny no bajó del coche. Marcos vino contento, trajo alfajores de chocolate, bombones de dulce de leche y coquitos. Hablamos un montón de cosas, luego a dormir, y así terminó el día

Ah, me olvidaba lo principal, alquilamos una casa para febrero en Mar del Plata.

Sábado 19 de enero de 1963

A las 2:30 de la madrugada Marcos se fue a pescar a Entre Ríos en coche con un tal Gregorio y Sarce, veremos a qué hora vuelven. Por otra parte, mi vida es la de siempre, por la tarde fui a la peluquería a peinarme, y a depilarme las cejas. Luego por la noche me acosté temprano y creí que ya estaba Marcos, pero no fue así. A la 1:30 de la mañana llegó el “señor”, yo estaba que reventaba de tanto pensar si le había pasado algo malo. Pero él es de un carácter tranquilo, es el “santo” de la casa, y así terminó mi día, divino, ¿no?

Lunes 21 de enero de 1963

El día de hoy fue de todo un poco. Por la mañana, como siempre, y por la tarde vinieron Norby y Mauricio, y se fueron con Rosita al cine Liniers. Ya por la noche llovió y yo los fui a buscar. Volvimos todos a casa, comieron algo y se fueron ellos a sus casas. También le escribí a Enrique.1

Miércoles 23 de enero de 1963 - Viaje a Baradero

Hoy tengo para recordar. Todo igual como de costumbre, pero a las 16:30 me fui a Retiro a encontrarme con Sofía para ir las dos solitas a Baradero, a la casa de la Negra. Pero resulta que yo llegué a las 17:30 y mi cuñadita casi a las 18. Ahora bien, cuando fuimos a sacar los boletos en primera clase, ya no había asientos, porque eran numerados. Entonces fuimos a segunda clase y tampoco había. Sacamos igual con la idea de ir paradas. Pero como en los cuentos, encontramos asientos de casualidad. Eso sí, separadas, pero por poca diferencia (de un asiento). Durante el viaje comí un sándwich de jamón y un bombón helado. El tren paró en Campana, luego continuó.

Llegamos a Baradero a las 20:35, tomamos un taxi hasta la casa de la Negra, nos cobró $40. Ella ya estaba en la puerta, loca de contenta cuando nos vio. Por la noche vinieron cuatro hombres para cenar y nosotras, con la Susy, la pasamos “un kilo y dos pancitos”,2 divino. Nos divertimos tanto que no podíamos más de la risa. A las 12 de la noche se fueron y nosotras cuatro nos quedamos charlando un rato largo, y al fin a la camita.

Jueves 24 de enero de 1963 - Baradero

Seguimos en Baradero: a la noche dormí muy poco, porque me acosté a la 1 de la mañana, había unos bichos cascarudos que hacían un ruido bárbaro. Para colmo se levantó la Negra, qué sé yo a qué hora y empezó a hacer un ruido de locos, se puso a lavar los platos de la noche anterior. A las 8:30 de la mañana vino a decir, que ¿qué hacíamos todavía en la cama? y empezó a darnos una “lata”… Yo dormí con Sofía en la cama grande, que es divina.

Me levanté, tomé té con limón, luego vinieron tres de los hombres de ayer, que ya estaban haciendo parrillada, estos son tan divertidos que nos reímos todos, comimos, luego lavé los platos y nos acostamos a hacer la siesta. Después charlamos hasta por los codos y por la tarde en la cama comimos caramelos. La Negra está tan contenta que se ríe sola. A la tarde los hombres se fueron, ellos son camioneros y trabajan para la fábrica Maicena. A la noche cenamos, tomamos un poco de fresco afuera y a dormir a las 10:30 de la noche.

Viernes 25 de enero de 1963 - Baradero

A las 7 de la mañana vino la Negra a despertarnos, hoy sí que dormí perfectamente, pero casi a las 8 me levanté de la cama. Tome té con masitas caseras, luego la fiaca continuó. Almorzamos sopa de arroz, ensalada, churrasco y fruta. Y de vuelta a la cama con ventilador hasta las 4 de la tarde. Ah, me olvidaba, estos días tomé un vino blanco que es delicioso, Zumuva. Por la tarde comí sandía, me bañé, hice unos sándwiches para llevarlos en el viaje de vuelta junto con unos duraznos. Nos despedimos, pasamos dos días bárbaros de fiaca. A las 18 tomamos el colectivo para ir a la estación del ferrocarril, y a las 19 partió el tren rumbo a Capital, en realidad a Villa Ballester, porque ese tren terminaba allí. De ahí me despedí de Sofía y tomé el colectivo 4 hasta Liniers, y el colectivo 104 hasta casa. Marcos y las nenas me estaban esperando en Montiel y Tonelero, y se pusieron contentos al verme. Charlamos casi dos horas, llegué a las 11 de la noche y era la 1 de la mañana y todavía estábamos charlando. Por hoy basta, estoy rendida.

Miércoles 30 de enero de 1963

Tempranito fui a la peluquería a cortarme y teñirme el cabello. Luego lo de siempre con el trabajo diario. Por la tarde fui a José León Suárez a ver si cobraba, allí tengo una clienta que es un “clavo oxidado”, y al final no cobré nada.

Volví a casa tardísimo y tuve una hermosa sorpresa, estaban Luisa y Meyer, que habían venido de Miramar, hacía un mes que no la veía a Luisa. Está linda y muy bien quemada. Me trajeron una caja de alfajores, qué kilo, ¿no?

Viernes 1.º de febrero de 1963 - Viaje a Mar del Plata

Esta madrugada, para ser más precisa, a la 1 de la mañana, vinieron a buscarnos para viajar a Mar del Plata. Escribo desde el coche de Sanny. Viajamos bien, aunque yo creía que no íbamos a entrar todos, entre siete personas y muchas valijas, pero fuimos muy bien ubicados. Al amanecer había tanta neblina que a cada rato Sanny bajaba para limpiar los parabrisas. A las 6:30 de la mañana paramos para tomar café con leche y té con galletitas. Luego proseguimos el viaje y llegamos a nuestra casa a las 9 de la mañana, acomodamos todas las valijas y fuimos a la playa, nos dimos un regio baño y allí encontramos a Marta, Tito y los chicos.

Entre todos decidimos ir a almorzar a un restaurante, pero fue un fracaso. El mozo atendió mal, era tanta la gente que salimos todos rabiosos. Para colmo Rosita empezó a hablar mal de la casa que alquilamos y me amargó todo el día, pero bien en serio. Me acosté a las 10 de la noche de la bronca que tenía. Paulina, Sanny, Lili y Rosita, después de la cena se fueron a dar una vuelta en coche, y los demás, como dijimos, a acostarnos. Tengo un mal recuerdo de este día, espero que sea el único y el último de este mes de vacaciones.

Domingo 3 de febrero de 1963 - Mar del Plata

El día de hoy fue peor que el primero. Lo que lloré no tiene nombre, por un capricho de Rosita, nos trató de mierdas, que estaba harta de nosotros, que éramos podridos, que no nos aguantaba más y por eso se tenía que ir de casa. Lindo repertorio. A mí me dejo de cama, tengo una amargura que es de imaginar, me cortó el poco entusiasmo que me quedaba. Y no escribo más porque trato de olvidar, aunque yo sé que es imposible.

Lunes 4 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Me levanté tarde después de lo de ayer y me fui a pescar con Marcos y Liliana. A Rosita todavía no le hablo, no tengo interés, veremos después qué pasa. La mañana estaba nublada, almorzamos, y por la tarde se puso lindo, con mucho sol. Fuimos todos a la playa. Por la noche fuimos las dos familias al centro, al piso de deportes. Caminamos, y compramos beigalej3 de queso, pescado relleno, y knishes4 de papas. Volvimos a casa, cenamos y luego los dos matrimonios, al casino. Paulina ganó $3.000, Marcos también, Sanny perdió, y yo recuperé lo perdido. Tomamos helado y a las 3 de la mañana volvimos a casa.

Martes 5 de febrero de 1963 - Mar del Plata

El día de hoy es divino, sol y más sol. Nos bañamos, almorzamos, luego siesta, otra vez a la playa y a las 6 de la tarde Sanny y Marcos se fueron a Buenos Aires, espero tengan buen viaje. Por ahora nos quedamos todas las mujeres solas. A las 7 salimos a caminar todas al centro, también vino Mauricio.

Jueves 7 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Me levanté a las 9, tomamos té, luego limpié más o menos, y me fui con las nenas a la playa Bristol a ver a Elías que estaba con Sofía, Julieta y familia. Charlamos un rato y volvimos a nuestra playa La Perla en colectivo. Allí estaban Paulina, Marta y familia. Tomamos sol, y nos dimos un baño, fue un día hermoso de sol.

A las 13:30 volvimos a casa a almorzar, luego fiaca y a la playa nuevamente. Tomamos mate con galletitas y volvimos a casa. Rosita se arregló, y se fue con Mauricio, dos primas y el primo a pasear al centro. También fueron al Hotel Provincial a visitar a una prima de la barra. A las 21:30 Liliana y yo fuimos a esperarlos al centro. Luego los chicos se fueron y nosotras tres fuimos a cenar a un bar, comimos ensalada, tomate relleno de atún, flan con dulce de leche y crema y cocas. Luego volvimos en colectivo a casita. Liliana no daba más de sueño.

Viernes 8 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Nos levantamos a las 8:30 de la mañana e hicimos lo de todos los días. Fuimos a la playa, es un día en el que el sol quema bárbaramente, me parece que va a llegar a más de 30 grados. Almorzamos y luego nos acostamos a descansar un rato. Después volvimos a la playa. Ah, me olvidaba, Liliana recibió ayer una carta de Nueva York de Ety, fue una grata sorpresa. A la noche Paulina y Rosita se fueron al centro y Liliana y yo nos quedamos en casa, ella estaba con mucho sueño y no tuve más remedio que acostarme también.

Sábado 9 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Me levanté nerviosa, qué raro ¿no? Pero yo sé cuál es el motivo: lo habitual, Rosita, egoísta siempre. Yo no tenía ganas de ir a la playa, pero las nenas ya se habían ido, y no me quedó más remedio que ir. Pero antes vino el cartero y me trajo una carta expreso de Marcos, y ya eso me gustó. La leí y cambié la cara, luego fui a la playa hasta las 13.

Volvimos a casa, almorzamos y ahora estoy escribiendo desde el balcón de casa. El día es lindo, de sol, pero hay viento. Fuimos a la playa a la tarde y por la noche salimos al centro Rosita, Mauricio, Liliana y yo. Caminamos, entramos a Sao, y comimos sándwiches triples calientes, con coca, pagué todo yo. Después tomamos helado que pagó Mauricio, parece un buen chico. Con él compramos un billete de lotería a medias para el viernes y volvimos a casa a las 12 de la noche a descansar. La pasamos muy bien.

Domingo 10 de febrero de 1963 - Mar del Plata

El día de hoy está nublado. Nos fuimos con Tito, los chicos, y Paulina a Miramar en el coche de Marta. Antes pasamos por Chapadmalal. En Miramar tomamos café y las nenas lo pidieron con leche. A las 8 de la noche volvimos a casa. Vino Mauricio y lo hicimos pasar, comimos algo mientras llovía afuera y a las 10 de la noche se fue Mauricio.

Paulina y yo fuimos al casino. A las 3 de la mañana yo todavía la estaba esperando en el hall del casino, pero no venía. Finalmente decidí volver y me tuve que ir sola a casa caminando por toda la costa porque no había colectivos, ya era tarde. Llegué a las 4 de la mañana, toda transpirada de la rabia que tenía, y Paulina estaba acostada. No me podía dormir del gran disgusto. Tengo otro recuerdo para no olvidarme tan fácilmente. Ah, lo que sí me olvidaba, gané $300.

Lunes 11 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Ya son las 3 de la tarde y está saliendo el sol. Hoy espero que vuelva Marcos de Buenos Aires, veremos qué novedades me trae. Como la tarde pinta fea fuimos a caminar con Rosita y Lili hasta la fábrica Havanna de alfajores, hay un olorcito a chocolate… Luego nos conformamos con comprar facturas y tomamos el té. Me acosté a las 9 de la noche. Me cansé de esperar a Marcos, que no vino.

Martes 12 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Me levanté a las 8:30 y preparé milanesas y berenjenas. A las 9 de la mañana golpearon la puerta, ¿quién será, el lobo? No, era mi querido marido, contento de verme, ¿será cierto? Charlamos, tomamos té. Luego me fui con él al centro a retirar una caña de pescar. Compré crema para el cutis, el diario, y la revista Antena. Fuimos a la playa La Perla, tomamos sol, y a las 13 volvimos para almorzar. Marcos hizo la siesta y yo mientras tanto estoy en el balcón, que tiene una vista preciosa, se ve el mar. Marcos durmió casi hasta las 8 de la noche.

Lunes 25 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Hoy fue un día bárbaro de sol, de alegría. Marcos fue a pescar con Liliana, y después regresaron. Fuimos todos a la playa Bristol y me divertí mucho, estoy muy contenta con la familia. Comimos matambre casero con mucho pepino en vinagre, sándwich de jamón, cocas, fruta, helados: de todo.

Por la noche fuimos al casino, Marcos perdió $1.900 y yo gané lo que nunca en mi vida, $2.100. Salimos a las 4 de la mañana y, como no había taxi por ningún lado, tuvimos que caminar hasta casa. Llegamos rendidos casi una hora más tarde.

Jueves 28 de febrero de 1963 - Mar del Plata

Hoy es el día de la triste despedida, se acabó el queso. A casita, a volver a la rutina diaria. Solo nos queda el consuelo de haber podido hacer durante este mes todo lo que en realidad queremos hacer durante el año.

Por la mañana Marcos hizo el equipaje y después fuimos a charlar un rato con la barra. Almorzamos en casa comida hecha del restaurante de la esquina: ensalada, carne, fruta y cerveza. Me despedí de mi simpático balcón y más tarde fui con Marcos y Liliana al puerto, compramos langostinos y los comimos allí. También 4 latas de anchoas en sal, sardinas en tomate, caballa y atún, todo para llevar. Volvimos a casa y me fui con Rosita a la fábrica Havanna y compré alfajores para regalar. Por la noche fuimos todos a la Boston a festejar el cumpleaños de Marcos. Después nos dirigimos con el coche de Sanny a la estación de micros, donde también estaba Mauricio y salimos rumbo a Buenos Aires.

Sábado 2 de marzo de 1963

Me levanté a las 9 y después del desayuno fui a hacer las compras. Gasté mucho, está todo un poco más caro. Hice la comida, trabajé de todo, estoy poniendo la casa al día.

Martes 5 de marzo de 1963

El día de hoy está más pesado que ayer, hizo más de 34 grados. Por la mañana Liliana empezó baile nuevamente, aumentaron de $300 a $400. Por la tarde me acosté y vimos televisión. Más tarde vinieron Sanny y Marcos con la Estanciera y fuimos todos a lo de Paulina a ver el nene de Chichi, nos convidaron con sándwiches y cocas. Ya a las 9:30 de la noche volvimos a casa, pero antes tomamos helados.

Sábado 9 de marzo de 1963

Hasta la tarde, las costumbres de la casa y el trabajo diario. Por la noche Rosita fue con Mauricio, fue el último baile de carnaval y de las vacaciones de colegio de todos. Marcos, Liliana y yo fuimos con el coche de Sanny y Paulina al centro. Bajamos en Banchero del Once, comimos pizza de jamón, bebidas y unos helados grandísimos, sundae de nuez, torta helada, etc. Luego nos trajeron hasta casa, llegamos a la 1 de la mañana. Es raro salir un sábado, ¡que se repita!

Miércoles 13 de marzo de 1963

Por la mañana, como todos los días, desayunamos temprano por el colegio. Luego fui al cementerio de Tablada, y más tarde con Liliana a comprarle zapatillas de baile y útiles de colegio. Ya son las 10 de la noche y me dispongo a ir a dormir.

Jueves 14 de marzo de 1963

Hoy es un día nublado y por la tarde llueve. Al anochecer anoté a Liliana al colegio de Montiel para clases de dibujo. La fui a buscar y le gustó mucho, veremos más adelante. Por hoy no tengo nada más importante.

Sábado 16 de marzo de 1963

Marcos me está pintando la cocina, y vino un hombre, Domínguez, a ayudarlo a pintar y revocar el patio. Por ahora está todo sucio, pero de acá a unos días va a cambiar mucho el aspecto. Rosita esta tarde se fue a lo de Norby, y va a ir también con Mauricio a un cumpleaños de un amigo de ellos. Se va a quedar a dormir en lo de su tía Sarita. Bueno, Marcos ya está en la cama cansadísimo, y yo me voy a acostar también. Son las 10 de la noche y por hoy nada más.

Sábado 23 de marzo de 1963

Esta mañana fui a la peluquería y me teñí de rubio ceniza, veremos si me gusta. Marcos y Domínguez pintaron el baño y el patio, quedó hermoso. Por la noche como siempre tempranito a la camita. Rosita y Mauricio fueron a un asalto en la casa de Franco.

Domingo 24 de marzo de 1963

Ayer enseguida al acostarme, serían las 10 de la noche, vinieron de pasada, de La Plata, Paulina y Sanny. Se quedaron charlando casi dos horas, tomamos té con galletitas y luego se fueron. Nosotros nos acostamos y vimos la película nacional Un novio para Laura, con Lolita Torres. Y casi a la 1 de la mañana me dispuse a dormir.