Las edades de la senectud - Elsa Gutiérrez Baró - E-Book

Las edades de la senectud E-Book

Elsa Gutiérrez Baró

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Beschreibung

Cuando la experiencia, la sabiduría, el amor y la solidaridad, felizmente se unen en la literatura, con toda certeza estaremos frente a una obra interesante, pero sobre todo humana. Su contenido, sus consejos, su preocupación latente por enviar un mensaje de optimismo y amor a la vida para todas las personas, la hacen viva y perdurable. Para aquellos que ya han cruzado el umbral y viven la tercera o la cuarta etapa de la vida van dirigidas inteligentes recomendaciones, que incluyen a la familia en primer lugar y a la sociedad, por eso es un libro para todos, sin distinción de edad, escolaridad o profesión. Sin duda alguna, "Las edades de la senectud", tocará la fibra de las personas sensibles, pues a sus méritos se une el disfrute de poemas de Martí, Neruda y Benedetti.

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Elsa Gutiérrez Baró (Camagüey, 1928), graduada en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana (1955), profesora titular de Psiquiatría infanto-juvenil, Doctora en Ciencias Médicas, profesora de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. Fue directora por más de treinta años de la Clínica del Adolescente. Ha trabajado durante muchos años con niños y adolescentes. Es autora de los libros:Mensaje a los padres, Los niños enseñan..., Muy en serio y algo en broma...¿Por qué no aprende un niño? y coautora de Toxicomanía y adolescencia.

Edición base: Lic. Neyda Izquierdo Ramos

Edición para e-book: Lisel Mirella Bidart Cisneros

Diseño y cubierta: Lic. Carmen Padilla González

Realización: Caridad Castaño Jorge

Fotografía: Mercedes Ramírez Pérez

Corrección: Pilar Trujillo Curbelo

Maquetación para e-book: Madeline Martí del Sol

© Elsa Gutiérrez Baró, 2008

© Sobre la presente edición:

Editorial Científico-Técnica, 2015

ISBN 978-959-05-0797-7

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial Científico-Técnica

Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com
EDHASAAvda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España E-mail:[email protected] En nuestra página web: http://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado
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Prólogo

Fue tan gentil la petición de la doctora Elsa Gutiérrez Baró para que elaborara el prólogo de este libro, que le transmitió categoría de favor a lo que realmente constituye un gran honor para quien ha tenido la dicha de conocerla en su intachable y exitosa trayectoria como revolucionaria cabal, profesional integral y ser humano excepcional.

Esta ejemplar modestia, junto a su profunda inteligencia emocional, don de gente, nivel científico, alta experiencia acumulada y consistente potencialidad que la caracterizan como alguien para quien nada humano resulta ajeno, lo que demuestra al abordarLas Edades de la senectud,desde su experiencia como psicoterapeuta de familia y persona vital con sobrada fuerza moral para transmitir en este libro lo que dice y lo que hace.

La obra nos recuerda por su profundo contenido, lenguaje asequible para la población general y aspectos de alta relevancia práctica, aquello de que “la esencia buena viene en frasco chiquito”. Características de las que nos percatamos desde su dedicatoria y pensamiento introductorio.

El libro se estructura en 6 capítulos, con el primero dedicado a la actualización y profundización de conceptos frecuentemente distorsionados en la apreciación de la población y en el que, con un lenguaje que trasciende las ideas para tocar las sensibles fibras de los sentimientos, logra, mediante la carta a un amigo imaginario, comunicar los objetivos básicos del contenido que los lectores de cualquier edad, estado civil, escolaridad, profesión, posición filosófica o condición económica encontrarán en las páginas de este pequeño gigante.

El segundo capítulo, “Las relaciones humanas en la vidade todos”, con sus lecturas optimistas, que tienen como paradigma las vibrantes palabras de la doctora Rita Levi Montalcini, neuróloga que ganó el Premio Nobel de Medicina en 1986 y que hoy, a sus 99 años, mantiene la vitalidad y productividad de su juventud.

El tercer capítulo, “Elementos fundamentales para lograr largos años felices”, es sin lugar a dudas, un material de autoayuda para quien lo lea con detenimiento; el cuarto capítulo “Para triunfar … algo más”, aporta una serie de ejercicios para mejorar la calidad de vida de todas las edades; además de reflexiones sobre formas correctas de alimentación y modos de vida. El quinto capítulo, el “Decálogo para las edades” resulta una magnífica guía de acción para dar más años a la vida y más vida a los años.

En el sexto capítulo recoge, mediante entrevistas estructuradas y orientadas hacia las temáticas del libro, los criterios de tres interesantes personalidades incluidas “en las Edades”, que en la Cuba de nuestros días exponen criterios, conocimientos y vivencias de gran utilidad para transitar “con elegancia y distinción” las etapas de la vida en las que se cosecha lo sembrado durante los años precedentes.

Recomiendo su lectura a todos los que de una forma u otra aspiren a ser, en su trayecto vital, cada vez más capaces de dar sin recordar y recibir sin olvidar, y les prometo que en sus agradables e instructivas páginas disfrutarán junto a los seleccionados y oportunos poemas de nuestro José Martí, de Mario Benedetti y de Pablo Neruda, de la característica manera de escribir de la autora, que se nos antoja como alguien que desde otra procedencia de clase y en forma opuesta al burgués gentilhombre de Moliere, que se maravilló cuando descubrió que hablaba en prosa, la Profesora de Mérito Elsa Gutiérrez Baró tendrá que aceptar algún día, que ella siempre ha escrito en verso.

Dr. Ricardo González Menéndez

Profesor Consultante

Facultad Universitaria General Calixto García Íñiguez

Se envejece cuando se siente que es demasiado tarde, que la partida está jugada, que la escena pertenece en adelante a otra generación. El verdadero mal de la vejez no es el debilitamiento del cuerpo: es la indiferencia del alma…

Pero contra esta indiferencia podemos y debemos luchar. Los hombres que envejecen menos aprisa son los que han conservado razones de vivir. Se podría creer que una vida agitada, de grandes emociones, luchas, estudios, investigaciones, fatigas, gasta a un ser. De hecho, lo contrario parece ser la verdad. Envejecer es solo una mala costumbre, el hombre ocupado no tiene tiempo de adquirirla.

André Maurois

A la memoria de mi hermana Dora, cuya significación y entrega a la familia no caben en unas líneas.

Al Profesor Doctor en Ciencias Rubén Rodríguez Gavaldá, que pasea con “elegancia y distinción” sus 92 años.

A tres amigas muy queridas las cuales tienen más de 85 años:

Mélida Jordán Jústiz

Rosa Pérez Díaz

Josefina Alegret Enríquez

Carta para un amigo imaginario

No te conozco y, sin embargo, te he visto muchas veces: en la consulta cuando vas acompañando a tu nieto o a tu nieta, en el vecindario, en la calle y hasta en la radio y la televisión.

Además, pertenezco a las Edades y conmigo están todos los de mi generación. Esta carta es, en primer lugar, de agradecimiento, porque la última vez que me viste en la consulta me empujaste a escribir este libro. Tú, sin proponértelo, me dejaste la motivación para hacerlo.

Vamos a recordar juntos todo lo que sucedió aquel día.

Fue una consulta como tantas otras, pero esta vez llegaste solo, te sentaste con una expresión muy sombría y me dijiste: “Ricardito no vendrá más, está lejos porque su papá decidió irse del país, ¡El niño había mejorado tanto!”, y yo me quedé como: “Aquel que pretendió llegar al corazón de la cebolla y se quedó con las manos vacías y con lágrimas en los ojos”.

La conversación se prolongó por más de una hora. De nuevo escuché lo que yo ya sabía: el fallecimiento de tu esposa, los problemas que presentaba el niño al principio, cómo lo ayudaste, los cuentos que inventabas para él, las carreras que echaban y que tú fingías perder para divertirse juntos.

Era evidente que necesitabas hablar y yo te escuché con respeto y atención.

Atardecer en el malecón habanero.

Solo te interrumpí al final, para darte apoyo y brindarte mi amistad y mi ayuda.

No has vuelto, ¿por qué? Esta es la segunda razón para hacer esta carta.

Me contaron que ya no vas al estanquillo a buscar los periódicos, que apenas sales y que el bello jardín de la casa está totalmente abandonado.

Es de suponer que no tienes deseos de hacer nada y que, por el momento, no te interesan las noticias, ni conversar con tus vecinos. ¿Cuántas cosas más has dejado de lado?

Tienes que hacer una reflexión bien profunda. Tu actitud es improductiva, no te ayudas a ti ni a nadie. Además, es una oportunidad para enseñarle a tu nieto algo nuevo e importante: hay que aprender a envejecer.

Todos los que estamos en las edades podemos dejarles a nuestros niños y jóvenes un modelo de cómo vivir más años y ser más felices.

Te invito a que vuelvas a verme, vamos a escribir juntos este libro.

Mientras, levántate, la inercia es muy negativa, comienza por el jardín: cultiva rosas o siembra perejil.

Tu amiga Elsa Gutiérrez

Tiene el señor presidente

un jardín con una fuente,

Y un tesoro en oro y trigo:

Tengo más tengo un amigo,

José Martí

Versos sencillos, Nueva York, 1891.

Introducción

Esta tierra no la heredamos de nuestros padres, es un préstamo de nuestros hijos.

José Martí

Siempre hemos trabajado con niños, adolescentes y jóvenes.Durante muchos años estuvimos en la Clínica del Adolescente, donde en el año 2005 celebramos el 30 aniversario. También es cierto que junto a los más jóvenes siempre han estado sus padres, abuelos u otros familiares con los cuales hemos conversado. Por este motivo conocemos mucho de los problemas del adulto mayor: sus contradicciones, angustias y dificultades.

¿Qué hacer para ayudar más a esta franja poblacional que cada día es mayor?

Los cambios sociodemográficos que se están produciendo en Cuba y en el mundo así lo indican y constituyen una gran motivación para adentrarse en ese mundo que, a su vez, también es el nuestro (Tab. 1).

Apenas nos damos cuenta de que envejecemos, y ahora la información existente afirma que cada día los hombres y las mujeres de la tercera edad seremos más. Unido a estos cambios demográficos, antes descritos, existen otros, como son los bajos índices de natalidad que se observan principalmente en los países con mayor desarrollo. En los más pobres o en vías de desarrollo no ocurre igual, pero la pobreza, la mortalidad infantil y demás desgracias hacen que mueran millones de niños antes de alcanzar la adultez.

¿Cómo y por qué se están produciendo ambos y a la vez?

¿Cuáles son las consecuencias de la baja natalidad?

¿Habrá problemas con el relevo?

Será la primera vez en la historia de la humanidad que la ancianidad supere a la niñez y esto motiva a hacerse muchas preguntas que los estudiosos del tema irán aclarando.

Mientras se esclarecen las dudas y las interrogantes, es necesario trabajar por una cultura de cómo vivir mejor y la calidad de la vida se impone. De nada valdría vivir más años y vivirlos mal.

Con seguridad, los estados tendrán que hacer cambios enlas políticas de gobiernoen relaciónconla salud, las jubilaciones, la formación de expertos en estas cuestiones, asuntos arquitectónicos, etc., e incluso se iniciarán nuevas investigaciones que den respuesta a muchos de los problemas existentes en la actualidad.

Se ha hablado mucho de las “brechas generacionales”, y es cierto que esto ha existido históricamente porque lo hemos vivido. ¿Podremos modificar un tanto estas cuestiones relacionadas con la subjetividad entre unos y otros?

Nos proponemos analizar ciertos tópicos con el objetivo de estimular algunas reflexiones que contribuyan a entenderse mejor y a superar las dificultades existentes entre jóvenes y viejos, para lo cual hay que eliminar mitos y prejuicios por el bien de todos.

Este libro no es un tratado de medicina, aunque se habla de salud; se dicen versos, pero no es un poemario y creemos en el futuro, pero si no lo defendemos, no lo habrá.

Por último, pretendemos esclarecer ideas y propiciar la autoayuda. Si estamos de acuerdo en que:

— La diversidad cultural es justa y necesaria.

— Se impone la igualdad entre los géneros.

— Los problemas interétnicos son artificiales y, por tanto, deben cesar.

— Debemos evitar la destrucción del medio ambiente.

— Todos necesitamos de la paz para construir sociedades mejores.

¿Por qué no trabajar todos unidos, “todo mezclado”, como diría el Poeta, para lograr tan nobles objetivos?

Capítulo 1. Actualización de las edades

Los más grandes Estados han sido agitados por los jóvenes, pero sostenidos y engrandecidos por los viejos… No es por la energía física o por la agilidad y rapidez de las piernas y los brazos por lo que se llevan a término las cosas grandes, sino mediante la reflexión, el pensamiento y el juicio, cualidades que no pierde

el hombre en la vejez, sino que más bien suelen aumentar.

Cicerón

La senectud en Cuba

Nos llegan las últimas noticias procedentes del Censo de Población y Viviendas realizado en Cuba en septiembre de 2002. En nuestro país hay más de once millones de habitantes y el 14,7 % de la población cubana tiene 60 o más años, o sea, ennúmeros absolutos hay 1 689 326 personas entre esas edades y se registran 138 000 con una edad superior a los 85 años.

El Morro de La Habana, tan cubano como las palmas.

La pirámide poblacional se ha invertido, porque losíndices de natalidad han ido bajando progresivamente y las personas mayores cada día viven más años. No es extraño encontrar sujetos con más de 80 años que se encuentran con vitalidad y buenas condiciones de salud, otros, por el contrario, sufren enfermedades y viven con dificultades que tal vez podrían haberse evitado con una mentalidad más previsora (Tab. 2).

A partir de 1959, el Estado cubano ha implementado políticas de salud y de educación que han dado lugar, progresivamente, a excelentes índices de salud: baja mortalidad infantil, aumento de la expectativa de vida, desaparición de 13 enfermedades gracias a la vacunación masiva de la población infantil y un mayor nivel cultural de toda la población.

Hay una larga lista de estos logros e iniciativas entre las que sobresalen los círculos de abuelos, la Universidad del Adulto Mayor en todas las provincias, la seguridad social y algo que sorprende, en septiembre de 2003 se creó en el país el conocido Club de los 120 años, una apuesta por la longevidad sana. Su fundación demuestra el interés nacional por una mejor calidad de vida.

Cuando estábamos finalizando el libro conocimos que la juventud se había integrado a este movimiento, lo cual me pareció magnífico, porque no puede existir una real cultura integral si los niños y los jóvenes no están involucrados en los nuevos empeños. Ellos necesitan conocer más sobre sus padres y abuelos. Sus aportes tienen un valor incalculable y su entrega amorosa para los que antes lo dieron todo por su existencia, desarrollo y felicidad tendrá, sin duda, una repercusión muy positiva para todos.

Conocemos del estudio que se realiza actualmente con un grupo de centenarios, hombres y mujeres cubanos que gozande excelente salud. Esperamos ansiosos por los resultados. Todo esto sugiere posibilidades impensadas hace unos años atrás, cuando el promedio de vida no rebasaba los 40 años,sin embargo, existe un gran reto: hay que construir una cultura acerca de la vejez, que aún no existe.

¿Cómo explicar este hecho?

Es interesante señalar que en 1918 el promedio de vida en los Estados Unidos de América era de 50 años. En Cuba era de algo menos. Freud, en la segunda mitad del sigloxix, presentó su método sobre el psicoanálisis ante el Colegio Médico de Viena y marcó la edad de 50 años como la máxima aceptable para cualquier persona que estuviera o aspirara al análisis psicológico por el famoso método antes mencionado. Desde hace años esto no se cumple de tal manera, pero así comenzó en su tiempo.

Los estudios sobre el climaterio se iniciaron en la segunda mitad del sigloxix,y es lógico que esto sucediera porque las mujeres se morían antes de que ocurrieran los cambios hormonales.

La tercera edad era poco o nada conocida, solo existían infancia y juventud. No hace tanto, a una mujer o un hombre de 40 años se le consideraba un anciano o un viejo. Esa vivencia la tenía cualquier niño o persona más joven. Hoy no se le ocurriría pensar así a nadie, aunque siempre hay mucho de subjetividad en estas valoraciones.

En mi experiencia personal he atendido a muchos niños y adolescentes y casi siempre acompañados por el padre, la madre, los abuelos u otros familiares. Inevitablemente, al trabajar con las familias me he percatado de la existencia de los adultos mayores y de la dinámica de las edades.

Aquellos jóvenes que iniciaron la especialidad, mis primeros alumnos, hoy profesionales con una excelente experiencia, avanzan hacia lasEdades, así casi sin darnos cuenta. Nos separan más de 20 años, pero ahora tenemos inquietudes, proyectos y problemas parecidos.

¿Qué ha pasado? Esta franja poblacional tiene ya una magnitud que hay que plantearse, no hay solamente una tercera edad, es evidente que existe una cuarta y una quinta... son las Edades de la senectud, que le dan el título a este libro.

Alguien ha dicho que “solo se vive una vez, pero si se hace bien, con una vez basta”. De eso se trata.

Hay mucho que estudiar e investigar en las Edades, porque de lo que se trata ahora es de “hacerlo bien”. La calidad de la vida es asunto de vital importancia y aquí están implicados muchos aspectos tales como: la responsabilidad individual,los mitos y prejuicios existentes, las condiciones sociales ylos hábitos adquiridos en los años jóvenes.

Nadie se engañe pensando que la promoción para esa calidad de vida se inicia con la tercera edad. La vida es un continuo y todas las etapas están íntimamente relacionadas. Somos o seremos los viejos o las viejas que hemos sido como personas a lo largo de la vida. De aquí la importancia de la prevención desde las etapas tempranas de la existencia.

La personalidad es irrepetible y sus bases se inician desde antes de nacer.

Nunca es tarde para mejorar algún aspecto y añadir más vida a los años, no simplemente años a la vida.

El tema resulta una permanente invitación a reflexionar y a trabajar por una longevidad más sana y feliz.