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Louise y Jackie se conocen desde niñas y hacen todo juntas, todo lo que las mejores amigas suelen hacer. Sin embargo Louise está enamorada de Jackie y, aunque se besan de vez en cuando al embriagarse, no tiene idea de cómo confesarlo. Es solo cuando Jackie la provoca, al contarle detalles de sus muchas citas de Tinder, que Louise decide hacer algo al respecto.
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Seitenzahl: 30
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Maya Klyde
Translated by Javier Orozco Mora
Lust
Más que Amigas - una novela corta erótica
Translated by Javier Orozco Mora
Original title: Fuck dig, jeg elsker dig
Original language: Danish
Copyright © 2020, 2021 Maya Klyde and LUST
All rights reserved
ISBN: 9788726665529
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Jackie tomó su larga cabellera de tono miel con la mano, se desenredó las puntas saludables y brillantes con los dedos y distraídamente jaló el elástico de su muñeca para hacerse un nudo flojo en la parte más alta de la cabeza. Un mechón quedó suelto acariciando su cuello esbelto.
A pesar de estar a un par de metros de distancia, logré ver su primera vértebra bajo la piel tostada por el sol. Su físico, por un instante, me pareció frágil, como las hojas otoñales que tronaban bajo de nuestras botas mientras caminábamos por la calle peatonal.
Entramos en un H&M. Hacía calor . Jackie ya había metido su gorro en uno de los bolsillos de su abrigo, el cuello de lana del abrigo gris yacía pesado y protector sobre sus hombros, haciéndolos ver más anchos de lo que son en realidad. Los altavoces bombeaban una canción genérica de pop, las letras enunciaban cosas banales . A la cantante le daría igual toda la mierda que él le había hecho soportar y las opiniones de los demás con tal de que él volviera a su lado. Aparentemente estaba completamente segura de que ellos dos, juntos, eran algo verdaderamente especial. Su voz delataba su juventud, ya se volvería más sabia con los años.
Los bajos eran fuertes y me producían jaqueca.
Fruncí el ceño imaginando el resto de las vértebras de Jackie, el camino que trazaban bajo el abrigo, entre los omóplatos y hasta su espalda baja. Intenté adivinar lo que se sentiría al pasear los dedos por esos huesitos, los imaginé como las teclas de un piano, una pulsada después de la otra en un recorrido que iba de las claras a las oscuras y luego de regreso, de las oscuras a las claras.
Jackie se dio la vuelta sonriéndome.
—Ya encontré uno muy bonito —dijo.
Me acerqué atravesando el bosque de estanterías. Ella hurgó rápidamente en un estante de vestidos rojos idénticos hasta dar con la talla correcta. Era un vestido ajustado, con algo así como un doble fondo al frente y hecho de una tela brillante, poco transpirable. Con tan solo mirarlo supe cómo me quedaría: grandes marcas de sudor bajo los brazos y por la espalda, extraños bultos y dobleces donde no deberían existir ni bultos ni dobleces. Solté una carcajada.
—Jamás en la vida —le dije.
—¿Y por qué no?