Nelson Mandela, un ser humano imprescindible - Oscar Oramas Oliva - E-Book

Nelson Mandela, un ser humano imprescindible E-Book

Oscar Oramas Oliva

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Beschreibung

En el presente libro, el autor nos muestra a Madiba, no sólo como el gran revolucionario que conocemos, sino también como el ser humano sensible a la cultura de su pueblo, del continente y del resto del mundo; al deporte, a la música, al amor.

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EPUB

Seitenzahl: 233

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Página legal

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Edición, corrección, maquetación y diseño: Jadier I. Martínez Rodríguez

 

 

 

 

© Oscar Oramas Oliva, 2023

© Sobre la presente edición:

Ruth Casa Editorial, 2023

Todos los derechos reservados

 

 

 

ISBN: 9789962740384

 

 

 

 

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de Ruth Casa Editorial. Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.

 

 

 

 

Ruth Casa Editorial Calle 38 y Ave. Cuba,

Edif. Los Cristales, Oficina no. 6

Apdo. 2235, Zona 9A, Panamá

www.ruthtienda.com

www.ruthcasaeditorial.com

[email protected]

 

Sinopsis

En el presente libro, desde el título, el autor despierta el interés inmediato del lector, aun con lo mucho que se ha escrito sobre ese gran hombre en todos los confines del mundo, y lo que el propio Mandela nos ha dicho sobre su extraordinaria vida. El autor nos muestra a Madiba, no sólo como el gran revolucionario que conocemos, sino también como el ser humano sensible a la cultura de su pueblo, del continente y del resto del mundo; al deporte, a la música, al amor. Y Nadie mejor que él mismo para decírnoslo. En estas páginas, el lector viajará de mano y voz del propio protagonista y de sus compañeros de lucha y amigos. Es una recopilación de excelencia.

Datos del autor

Oscar Oramas Oliva. Nació en San Fernando de Camarones, Provincia de Cienfuegos, Cuba, el 12 de noviembre de 1936.

Graduado de Doctor en Ciencias Históricas, en la Academia de Ciencias de Hungría, en 1988

Master en Historia del Arte, en la Universidad de la Habana, en 2008.

Embajador en la República de Guinea Conakry de 1966 hasta 1972. Atendía al PAIGC, encabezado por Amílcar Cabral y además era embajador concurrente, en Mali y Guinea Ecuatorial.

Embajador de Cuba en Angola de 1975 hasta 1977 y además era embajador concurrente en Sao Tomé y Príncipe.

Embajador, Representante Permanente ante Naciones Unidas de 1984 hasta 1990. En esas fechas asumió las vicepresidencias de los Comités de Descolonización y Derechos Inalienables del Pueblo Palestino y en esos años dicto numerosas conferencias, en varios países.

Funcionario a cargo de América Latina y el Caribe, de la Secretaría de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, con sede primero en Ginebra y después en Bonn, de 1996 hasta 2005, oportunidad en la que impartió conferencias en varias instituciones académicas de los países de esa región.

Desde 1989 es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y ha escrito los siguientes libros:

Amílcar Cabral, más allá de su tiempo, Editorial Côte Femmes de París, 1998 y Amílcar Cabral, para além do seu tempo, Editorial Hugin, Lisboa, 1998.

Angola: Ha nacido una nueva generación, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978.

La descolonización de África y sus líderes, Editora Política, La Habana, 1990.

El alma del cubano: su música, Editorial Prensa Latina, La Habana, 2002.

Los desafíos del siglo XXI, Ediciones Gitanjali-IMC, Venezuela, 2003.

Se busca un escritor, Editorial Texte & Pretextes. Paris, 2004.

Miel de la vida: el bolero, Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 2004.

Los Ángeles también cantan, sobre la vida de la cantante Omara Portuondo, Ediciones Caserón, Santiago de Cuba, 2009.

Por los caminos de África sobre sus relaciones con determinadas personalidades africanas, Colección Sur, La Habana, 2015.

Música e Identidad, Impronta de la música en la identidad y la psicología social del cubano, Colección Sur, La Habana, 2018

Countdown to Sunrise, Southern Africa, The last days of Apartheid, Editorial Académica Española, Madrid, 2018.

Bola de Nieve, Un Paradigma de la Cultura Cubana, Editorial Académica Española, Madrid, 2019.

Soy Sonero de Sierra Arriba, Editorial Académica Española, Madrid, 2019.

Siempre por los caminos de África, Editorial Wanafrica, Barcelona, 2019.

Septeto Santiaguero, Egrem y Uneac de Santiago de Cuba, 2021.

La pandemia del coronavirus y el imperio del siglo XXI: cambios en las sociedades, Editorial Espai Marx, Barcelona, 2021.

Encrucijadas de un archivo diplomático, Editorial Espai Marx, Barcelona, 2022.

Dr. Antonio Agosthino Neto: un hombre excepcional de su tiempo, Editorial Historia, Habana, 2022.

Polo Montañez: El Artista Natural. Editorial Académica Española, Madrid, 2022.

Un solo acuarelista de la poesía antillana, Luis Carbonell. Editorial Académica Española, Madrid, 2022.

África en la Actualidad, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2023.

Vicisitudes perennes, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2023.

Además, colabora con diferentes sitios web, con la revista del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba, y otras publicaciones seriadas. Miembro del ejecutivo de la cátedra Raúl Roa García del ISRI.

En octubre de 2005, recibió la Medalla Amílcar Cabral de Primer Grado, otorgada por el Gobierno de la República de Cabo Verde. También mereció la orden La Sagrada Esperanza, de Angola.

 

Índice

Página legal

Sinopsis

Datos del autor

Índice

Prólogo

Nota introductoria

Orígenes de Nelson Mandela

La cárcel

Su visión de Sudáfrica

Su legado

Sus relaciones con otras personalidades y países.

Relaciones con Fidel y visita a Cuba

Epílogo

Conclusiones

Bibliografía.

Anexos

 

 

 

Dedicado a mi amigo y hermano de

luchas Johnny Makatini1

 

 

 

Mis agradecimientos más cálidos a Cristina López, por su apreciable ayuda en el suministro de informaciones y primera revisión del texto. Mil gracias por su apoyo al más conocedor de Sudáfrica en Cuba, el embajador Ángel Dalmau, por sus consejos sugerencias, para que este texto sea un reflejo lo más exacto posible de la realidad. Al embajador Heriberto Feraudy, por sus comentarios zambianos sobre el Congreso Nacional Africano (ANC) y sus dirigentes. Él me hizo pensar en Jean Paul Sartre, cuando dijera: “No perdamos nada de nuestro tiempo, quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro”. Mis agradecimientos a Boubakar Adjali, el amigo argelino de Nueva York, quien me hablaba del ser humano que era Nelson Mandela, alejado de los íconos, como nos presentan a los líderes de carne y hueso, con sus luces y sus sombras, pero en este caso concreto, del hombre que condujo a su pueblo, por los caminos de la dignidad humana y la libertad. Mi profundo agradecimiento a mi gran amigo y compañero de luchas Manuel Agramonte, con quien tanto intercambié sobre Mandela y otros líderes africanos, porque lo consideré siempre como el cubano que mejor entendió la psicología del hombre nacido en África. También al embajador marfileño, Amara Essy, por sus observaciones sobre la personalidad de Nelson Mandela. Sin ellos, este ensayo no hubiera visto la luz.

 

Prólogo

Una vez más, el avezado diplomático-revolucionario Oscar Oramas nos ilustra con un trabajo investigativo sobre temas africanos, el título Nelson Mandela,un Ser Humano Imprescindible,despierta el interés inmediato del lector no obstante lo mucho que se ha escrito sobre ese gran hombre en todos los confines del mundo, y lo que el mismo Mandela nos ha dicho sobre su extraordinaria vida.

Enormes retos se enfrentan con enorme sacrificio y heroísmo, y la dura lucha del pueblo sudafricano contra el crimen de lesa humanidad que fue el sistema de Apartheid, armado hasta los dientes, fue un ejemplo aleccionador para el continente africano y para el mundo; como nos demuestra una y otra vez la historia de los pueblos en su búsqueda de justicia, esa lucha requiere de guías surgidos de su seno, dispuestos a sacrificarse, ser capaces de entender el momento histórico, y de proponer la vía de acción que los conduzca al triunfo. En este sentido, los cubanos tuvimos, y tendremos para siempre, a José Martí y a Fidel Castro. Los sudafricanos, a Nelson Mandela.

El autor nos muestra a Mandela, no sólo como el gran revolucionario que conocemos, sino también como el ser humano sensible a la cultura de su pueblo, del continente y del resto del mundo; al deporte, a la música, al amor. Nadie mejor que él mismo para decírnoslo. En una de las cartas a su esposa Winnie en 1975 le dice que, a pesar de todo, la celda de una prisión se convierte en un lugar adecuado para que una persona se conozca mejor a sí misma, para reflexionar detenidamente sobre cómo y por qué piensas de una u otra manera, cuáles son tus verdaderossentimientos.

Continúa diciéndole a Winnie que la soledad de una celda permite auto juzgarse como persona y entonces es posible percatarnos de que, normalmente, las personas se concentran en factores externos tales como la posición social, la influencia sobre los demás, la popularidad que deseamos nos rodee, o la riqueza que ansiamos tener. Y le añade que esos son parámetros importantes, sin lugar a dudas, al evaluar el éxito de uno mismo en cuestiones materiales, por lo que resulta comprensible que mucha gente se esfuerce para lograr esos objetivos; sin embargo, escribe Mandela, los factores internos pueden ser más cruciales a la hora de evaluar nuestro desarrollo como seres humanos. La honradez, la humildad, la generosidad altruista, la falta de vanidad, el deseo permanente de ayudar al prójimo, cualidades que están al alcance de todos, son la base real de la vida espiritual de cualquier persona.

Con Nelson Mandela, Kingsley Xuma, y Dr. Rodolfo Puente Ferro (jefe de la Sección de Africa en el Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba) y el Embajador Angel Dalmau en Congreso ANC, Durban. 1991.

 

La evolución en asuntos de esa naturaleza, continúa Mandela, resulta imposible sin una introspección seria, no es posible si no te conoces bien a ti mismo, si no eres consciente de tus debilidades y de tus errores. Al menos, aunque sea sólo para eso, reflexiona Mandela, sirve la soledad de una celda, porque te ofrece la oportunidad de analizar cada día tu conducta ante la vida.

Ideas tan íntimas y francas de ese gran hombre me eximen del intento de añadir algo más sobre él y, por tanto dejo, esa tarea en las capaces manos del autor quien, en su incansable bregar académico y educativo, nos demuestra que nunca es tarde para regalarnos aportes como el presente libro y que debemos hacerlo abordando los hechos a partir de parámetros propios; y cuando el tema en cuestión tiene que ver con las relaciones histórico-culturales entre Cuba y África, los parámetros a tomar en cuenta, como siempre insiste Oramas, no tenemos necesidad de pedirlos prestados a nadie.

Ángel Dalmau Fernández2

 

 

 

 

Nota introductoria

La literatura es siempre una expedición a la verdad.

Franz Kafka

 

En el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) me hablan de la organización de una conferencia de solidaridad con Cuba en 2023 y recuerdan que la primera en África fue en octubre de 1995, justamente en Sudáfrica y en la que el histórico líder Nelson Mandela expresó: “los cubanos vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en la lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el Apartheid… Jamás olvidaremos este incomparable ejemplo de desinteresado internacionalismo”.3

Recordé el año 1964, cuando en Argel, conocí a Johnny Makatini, representante del Congreso Nacional Africano, y con quien entablé una fraternal amistad. La capital argelina era la meca de los Movimientos de Liberación Nacional (MLN), pues el país, recién independizado, brindaba eficiente apoyo a todos los luchadores por la libertad.

Makatini fue el primer surafricano que conocí y me impresionó su gran amor y disposición de lucha, porque era una persona dedicada por entero a trabajar por derrocar el oprobioso sistema del Apartheid y vivía de manera tal que no le interesaban las cosas materiales, era realmente un asceta. Tenía una formación política muy sólida, además era muy respetado por el resto de los representantes de los MLN y los diplomáticos acreditados en aquella capital. Ideológicamente, éramos partidarios de los mismos principios.

Cuando necesité estudiar a los MLN africanos acudí a Makatini. Me brindó informaciones y reflexiones sobre cada uno de ellos y me explicó en detalles, las particularidades de los mismos, así como los problemas tribales y cuantos elementos me eran necesarios. Era una enciclopedia. Cuando las hojas del tiempo caen como las hojas de los árboles, uno percibe los hechos con más nitidez y en toda su dimensión, por ello quiero decir que aquellas informaciones, cuya búsqueda dirigía el embajador Jorge Serguera Riverí, eran indispensables para la elaboración de un proyecto de política cubana hacia África, en previsión del viaje que el comandante Ernesto Che Guevara realizaría desde diciembre de 1964 hasta finales de marzo de 1965.

Noté siempre que era muy cuidadoso al hablar de otros compañeros de luchas; pero su amor por la patria de Martí y Fidel era muy profundo, y su consideración por el significado de la Revolución Cubana era muy elevado; que no paraba mientes en ayudarnos, cuando nuestra ignorancia sobre los meandros de la situación histórico-social de los pueblos africanos era enorme. Le rindo homenaje cuando escribo que sus enseñanzas fueron esenciales en mi aprendizaje sobre África y sus luchas por jugar el papel que le corresponde en el proceso civilizatorio universal.

Yo tenía solo una vaga idea sobre Nelson Mandela y Johnny me brindó todas informaciones necesarias sobre el líder, sus proyecciones políticas, su capacidad y firme determinación de luchar por liquidar aquel régimen inhumano llamado Apartheid, el procesojudicial de Rivonia y sobre el compañero que entonces despuntaba por sus enormes cualidades para tomar las riendas de la Organización política, Oliver Tambo.4

Pasaban los años y siempre encontraba a Johnny Makatini luchando por la liberación de su compañero de luchas, Mandela. El apoyo que brindaba a la Revolución Cubana y a mí en particular, fue una constante y algunos me decían que el día que escribiera mis memorias tendría que hablar de Makatini, y así ha sido porque creo en la gratitud humana. Puedo decir que siempre coincidimos en todas las conferencias del Movimiento de Países No Alineados o en las de la Organización de la Unidad Africana (OUA). Me impresionaba también su labor para mantener enhiestas las banderas de su Organización y pelear en cualquier tribuna por la causa contra el Apartheid y buscar apoyos, y lo hacía con una dignidad acrisolada y haciendo gala de creatividad, generando gran respeto entre todos los presentes.

Desde el primer instante, la Revolución Cubana expresó su incondicional apoyo a la lucha del ANC5 contra la discriminación racial institucionalizada en Sudáfrica.6El 26 de septiembre de 1960, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro expresó en las Naciones Unidas y cito: “Estamos, pues, al lado del pueblo argelino, como estamos al lado de los pueblos sometidos al coloniaje que quedan todavía en África y al lado de los negros discriminados de la Unión Sudafricana7 y estamos al lado de los pueblosque desean ser libres,no solo políticamente, porque es muy fácil poner una bandera, un escudo, un himno y un color en el mapa, sino libres económicamente”.8

Desde entonces hasta la 1994, Cuba y sus principales dirigentes apoyaron en todas las tribunas internacionales, de manera consistente, la lucha por la liberación de Mandela y la liquidación del execrable Apartheid. Recuerdo como señalo en mis memorias que, no obstante, todos los esfuerzos realizados en Nueva York, uno de mis reveses fue el no haber podido ingresar como miembro efectivo del Comité anti-Apartheid de las Naciones Unidas, por celos de los que lo dirigían. Pero intervengo en la Conferencia Mundial de Sanciones contra Sudáfrica, en la UNESCO, en Paris, el 18 de junio de 1986. Todos los años, el canciller cubano en su discurso ante el plenario de la Asamblea General de la ONU, planteaba el irrestricto apoyo a la digna causa contra el Apartheid, en mis intervenciones en las reuniones de los No Alineados en Nueva York, el apoyo a los patriotas era un tema recurrente.

En 1984, cuando llegué a Nueva York, como representante de Cuba ante las Naciones Unidas, la primera llamada que recibí, fue de Makatini y lo invito a un almuerzo, en el que me dio un preciso panorama de la situación de la Organización mundial, de sus actores, y además del país sede. Como siempreuna clase magistral de un ducho diplomático, que dominaba los corredores del universal recinto.

En la obra De la sombra de un Mamoncillo a las Grandes Pirámides, el embajador Ángel Dalmau, partícipe en esos trabajos, narra algunos aspectos esenciales de la ayuda militar brindada por Cuba al ANC, en el territorio de Angola. Nelson Mandela, un año después de salir de la cárcel, viajó a Cuba y el 26 de julio de 1991 pronunció, en la ciudad de Matanzas, un histórico discurso en agradecimiento por la solidaridad de la República de Cuba con los pueblos de África y cito:

“El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan.

Desde sus días iníciales, la Revolución Cubana ha sido una fuente de inspiración para todos los pueblos amantes de la libertad. Yo me encontraba en prisión cuando por primera vez me enteré de la ayuda masiva que las fuerzas internacionalistas cubanas le estaban dando al pueblo de Angola —en una escala tal que nos era difícil creerlo— cuando los angolanos se vieron atacados en forma combinada por las tropas sudafricanas, el FNLA financiado por la CIA, los mercenarios y las fuerzas de la UNITA y de Zaire en 1975.

Nosotros en África estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros.

Sabemos también que esta fue una acción popular en Cuba. Sabemos que aquellos que lucharon y murieron en Angola fueron solo una pequeña parte de los que se ofrecieron como voluntarios. Para el pueblo cubano, el internacionalismo no es simplemente una palabra, sino algo que hemos visto puesto en práctica en beneficio de grandes sectores de la humanidad”.9

Una prueba más de las fraternales relaciones entre el ANC y el Partido Comunista de Cuba, es el siguiente hecho que me narrara el entonces embajador cubano en Zambia, Heriberto Feraudy Espino: “Un día viene a verme Oliver Tambo y me plantea que tiene informaciones que los racistas de Pretoria habían planeado apoderarse de los archivos del ANC, lo que sería muy grave, porque pondría en peligro a los combatientes y él no tenía forma de protegerlos, porque en ese año de 1984 la aviación sudafricana había hecho algunos bombardeos dentro de Zambia, por lo que acudían a la embajada cubana, para que los conservara en un lugar seguro hasta que el ANC tuviera condiciones para hacerlo”. Nuestro embajador accedió a la petición cumpliendo con el deber solidario, pero el hecho en sí, es el alto grado de confianza que alcanzaron los lazos de amistad con dicha Organización.10

Nunca podré olvidar que, en 1984, siendo viceministro de relaciones exteriores, viajaba por África con dos compañeras y surgió de pronto un fenómeno meteorológico y el avión, en lugar de aterrizar en Maputo, tuvo que hacerlo en el aeropuerto más próximo, en Johannesburgo. En plena guerra en Angola e íbamos con documentos comprometedores, así que tuvimos que acudir a todo y destruirlos. No obstante, nuestras gestiones con el capitán de la nave, tuvimos que ir a un salón, donde la policía llevó a todos los pasajeros y tripulantes. La tormenta duró horas y nos alojaron en un hotel, dentro del recinto de la terminal aérea. A la mañana siguiente, a la hora de desayunar nos sentamos los tres en torno a una mesa y cuando el empleado negro vino por la orden y vio dos mujeres blancas atendiendo a un negro, riéndose de nuestros chistes, nos observó asombrado y me dijo, “señor, esto es Suráfrica”. Respondí que éramos cubanos y se fue con miedo en la mirada. Este pequeño relato muestra el nivel de pavor en que vivió el negro surafricano bajo aquel despiadado sistema.

Ahora este texto es el fruto de un largo camino recorrido por mí, en el que unifican documentos oficiales, lecturas de libros, conversaciones con amigos y colegas, informaciones de la prensa, anécdotas, reflexiones con amigos y en especial, de mis soliloquios en aviones o en el portal de mi casa.

Es un elemental deber de este cubano que compartió sin vacilaciones las justas concepciones del Comandante en Jefe Fidel Castro, sobre la ayuda a los luchadores por la libertad en África y en otras partes del planeta, escribir sobre Nelson Mandela, uno de los grandes paladines del orbe por la igualdad de los seres humanos.

Mis amigos del alma, Peggy Dulany y Johnny Makatini.

Orígenes de Nelson Mandela

«Hay hombres que luchan un día y son buenos.

Hay otros que luchan un año y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.

Pero los hay que luchan toda la vida:

esos son los imprescindibles»

Bertolt Brecht11

 

Nelson Rolihlahla (revoltoso en el habla popular) Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, un pequeño pueblo sudafricano ubicado en el actual distrito O.R. Tambo, en la Provincia Oriental del Cabo. Mandela fue un abogado, paladín en la lucha contra el Apartheid, político y revolucionario sudafricano que presidió el gobierno de su país de 1994 a 1999. Originario del pueblo xhosa de su mamá y parte de la casa real Tembú. Será el primer miembro de su familia en ir a la escuela, donde en 1925 su maestra le atribuirá el nombre "Nelson", que usará el resto de su vida. En su primer día en una escuela primaria segregada, Rolihlahla también fue despojado de su identidad cuando su maestra dio a cada niño un nombre inglés, una práctica habitual en una sociedad en la que los blancos «eran incapaces de pronunciar los nombres africanos —o se negaban a hacerlo—, y consideraban poco civilizado tener uno».

Nadie en mi familia había ido a la escuela...El primer día de clase mi profesora, la señorita Mdingane, nos dio a cada uno un nombre de origen inglés. Era una costumbre entre los africanos en aquellos días y se debía sin duda a la influencia británica en nuestra educación. Ese día, la señorita Mdingane me dijo que mi nuevo nombre era Nelson. ¿Por qué lo escogió? No tengo la más mínima idea. Señala Mandela. El director de esta escuela hacía prevalecer el aprendizaje de la cultura inglesa y su sistema de gobierno, pero Mandela estaba más interesado en la cultura de los pueblos nativos de África.

Tras desafiar a un magistrado británico, el padre de Mandela fue despojado de su jefatura, su título y su tierra. Recibió la educación primaria en una misión wesleyana (metodista) próxima al palacio de su padrino adoptivo y en el Clarkebury Boarding Institute de Engcobo, y la secundaria en la Healdtown Methodist Boarding School de Fort Beaufort.

En 1927 muere su padre, Gadla Henry Mphakanyiswa. Mandela, que entonces tiene 9 años, queda bajo la tutela de Jongintaba Dalindyebo, amigo de su padre y encargado de costear la educación del joven. Hijo del consejero del jefe supremo de la tribu Thembu, cerca de Qunu, una zona que ahora es conocida como Eastern Cape. En Sudáfrica era conocido por el nombre de su clan, Madiba. Como la de cualquier niño africano en las zonas rurales, la infancia de Nelson Mandela transcurrió entre juegos y en estrecho contacto con las tradiciones de su pueblo. Cumplidos los dieciséis años, pasó a formar parte del consejo tribal; tres años después, en 1937, ingresó en el internado para negros de Ford Hare para cursar estudios superiores. En 1939 es expulsado de esa institución debido a su participación en huelgas estudiantiles. El joven se ganó la vida en Johannesburgo como vigilante de una mina de oro y luego como oficinista en una firma jurídica dirigida por blancos. Fue en la gran urbe de la entonces provincia de Transvaal donde Mandela tomó contacto con el activismo puramente político.

Su país estaba regido por una absurda política de segregación racial conocida como el Apartheid,12 en la que la mayoría de los negros eran considerados seres inferiores dominados por una minoría blanca. Desde 1948, la minoría blanca del país había construido un entramado de leyes para mantenerse en el poder que impusieron una fuerte segregación racial y la discriminación de la población no caucásica.

Tras la instauración del segregacionismo en 1948, Mandela centró sus esfuerzos en convertir al CNA en un movimiento de liberación. El histórico líder vietnamita Ho Chi Min dijo: “Todos los pueblos de la tierra son iguales desde su nacimiento, todos los pueblos tienen derecho a vivir, a ser libres y felices”. Su devoción por la política le supuso su primer divorcio, de Evelyn Mase en 1957, con quien se había casado en 1944.

El ser humano siempre llega ante los hechos o problemas con opiniones de familia, de clan; el medio ambiente que nos rodea, nuestra herencia, nuestra educación nos impone sentimientos. Ortega y Gasset diría: “el hombre y sus circunstancias”. Mandela estuvo siempre muy anclado en su medio cultural y en sus raíces surafricanas.

En los años 1939-1941 tras su primer año en la Universidad en Fort Hare, la única universidad para negros del país. Nelson se dedicó a estudiar inglés, antropología, política, derecho romano y administración nativa. Se volcó también a practicar boxeo y, para contentar a su costado artístico, se anotó en teatro y en clases de baile. El joven Mandela se encuentra en una encrucijada: es expulsado de la esa institución tras participar activamente en el boicot por la calidad de las comidas, allí conoció entre otros a Oliver Tambo, en lo sucesivo estrecho amigo y camarada. En ese tiempo su tutor, Jongintaba Dalindyebo, le anuncia que ha elegido una mujer con quien casarlo. Mandela rechaza el matrimonio, al tiempo que opta por escapar a Johannesburgo. Mandela resolvió abandonar su aldea y partió a Johannesburgo. Pobremente establecido en el superpoblado suburbio de Alexandra, al poco de llegar conoció a Walter Sisulu,13 con quien trabó una amistad que sería determinante en todos los ámbitos: influyó en sus ideas políticas, le ayudó a conseguir trabajo y a finalizar sus estudios de bachiller y a posteriori la carrera de derecho y le presentó a su prima Evelyn Nkoto Mase, con la que contraería matrimonio en 1944. Después se matriculó en Derecho en la Universidad de Witwatersrand, donde sufrió discriminación racial como único estudiante negro, al igual que otros jóvenes negros, porque los blancos no concebían que pudieran cursar estudios superiores como ellos. Blancos que no concebían que tuvieran inteligencia como ellos, o más bien, en su ceguera racial, eran personas ignorantes del surgimiento del hombre.14 Cuánto había retrocedido la sensibilidad humana, cuando unos pocos en la insaciable ansia de atesorar más, explotaban a otros y acudían al procedimiento de considerarlos seres inferiores a ellos.

Sobre su estancia en aquella universidad Mandela dijo: “Wits abrió un nuevo mundo ante mis ojos, un mundo de ideas y creencias, de debates, un mundo en el que las gentes se apasionan con la política. Me encontraba entre intelectuales blancos e indios de mi propia generación, hombres jóvenes que constituían la vanguardia de los movimientos políticos más importantes en los siguientes años”.15