Palmeras solitarias - Ramón Eder - E-Book

Palmeras solitarias E-Book

Ramón Eder

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Beschreibung

Descubrí que un aforismo mío extraordinario («Intentaba ser un hombre serio, pero la alegría se lo impedía») lo había escrito Ramón Eder. Mi buena memoria había sido mala: me hizo creer que lo que recordé se me ocurrió. Cuando me descubrí, quedé avergonzado, aunque fuera un homenaje definitivo a quien había admirado en reseñas y recomendaciones. Siendo, además, el único aforismo ajeno que se coló en mi libro, se destacaba el carácter único del autor. Con todo, esas circunstancias atenuantes no extinguían mi bochorno. Hasta ahora. He dado con la eximente. A Ramón Eder (Lumbier, 1952), la alegría no le impide en absoluto la seriedad. Mi plagio involuntario fue un acto de justicia (a lo Robin Hood) porque ese aforismo sólo me retrata a mí. Obsérvese cómo sus ironías no renuncian jamás a la efervescencia, pero tampoco al fervor. Hay un contentamiento del mundo que es a la vez conocimiento, y viceversa. Son muchos los méritos de esta obra, y los he ido enumerando en otros lugares, pero mi subconsciente cayó en el más asombroso: la felicidad y la hondura conviven indisolublemente aquí. Enrique García-Máiquez

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palmeras solitarias

Ramón Eder

PALMERAS SOLITARIAS

renacimiento

© Ramón Eder

© Prólogo: Juan Bonilla

© 2024. Editorial Renacimiento

www.editorialrenacimiento.com

polígono nave expo, 17 • 41907 valencina de la concepción (sevilla)

tel.: (+34) 955998232 •[email protected]

Diseño de cubierta: Marie-Christine del Castillo

isbn ebook: 978-84-10148-16-1

PRÓLOGO

Un libro de aforismos, nos dice Ramón Eder, es una especie de diario, no de lo que uno hace sino de lo que uno piensa. Para no hacer trampas, él mismo define qué es un buen aforismo: no el que parece que dice más de lo que dice, sino el que dice más de lo que parece. 

Ambos aforismos nos dan la clave no solo de estas Palmeras solitarias sino también de toda la obra de Eder: tanto sus poemas como sus libros de aforismos están hechos de piezas que dicen mucho más de lo que, por la naturalidad con la que se pronuncian, parece. Muchos de los aforismos de Eder parecen frases con las que se solventa una conversación de la que no se nos da noticia, y por tanto son perfectos para llevar en la memoria y depositarlos en otra conversación en la que puedan adecuarse. A veces, leyendo sus libros pensaba en novelas habitadas por distintos personajes con el don de soltar frases memorables en circunstancias que se ­habían borrado, como si lo que quedaran de las laboriosas tramas fueran solo esas ironías, esos vestigios, esos golpes verbales o hallazgos genuinos en los que humor y sabiduría se combinan con tanta eficacia.

Definir un aforismo no es cosa sencilla, no está a mi alcance. A veces, con los mejores, tengo la impresión de que un aforismo es como uno esos castellets