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¡Embárquese en un viaje sin igual a través de la apasionante civilización oriental! Descubra la cuna del pensamiento intelectual: Desde los místicos valles del Indo hasta las cortes imperiales de Japón, Civilización oriental desentraña las emocionantes historias de la India, China y Japón. Esta cautivadora guía es una ventana a los mundos antiguos que dieron forma al pensamiento moderno. Descubra joyas ocultas de la historia: - Sea testigo del nacimiento de profundas religiones, como el hinduismo, el budismo y el confucianismo. - Explore los detalles de la cultura samurái japonesa y la profundidad insondable de la filosofía china. - Adéntrese en las épocas transformadoras del colonialismo y el imperialismo, y observe cómo evolucionaron estas civilizaciones hasta llegar a su forma contemporánea. Una fusión entre pasado y presente: - Vea cómo el pasado cobra vida con relatos de guerras, intercambios culturales y debates filosóficos. - Comprenda cómo los legados de estas grandes civilizaciones siguen influyendo en la cultura global actual. Este libro ofrece: - Análisis profundos de los movimientos intelectuales y culturales orientales. - Fascinantes historias de poder, religión y arte, que dieron forma a miles de millones de vidas. - Una perspectiva única sobre la conexión de las civilizaciones orientales. ¿Para quién? Si es un aficionado a la historia, un estudiante de culturas o una mente curiosa, deseosa de explorar el rico patrimonio de Oriente, este libro será su compañero perfecto. Haga clic en «añadir al carrito» y embárquese en un viaje a través del tiempo, explorando las maravillas de la civilización oriental. ¡Una odisea intelectual le espera!
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Seitenzahl: 140
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Civilización oriental: Una guía fascinante de las antiguas civilizaciones china, japonesa e india; del budismo; y de Asia en el Medioevo y en los tiempos modernos
Capítulo 1 - China: el inicio de Oriente
Capítulo 2 - Los ciclos de civilización de la antigua India
Capítulo 3 - La unificación de China: los Qin y los Han
Capítulo 4 - Otros aportes religiosos y filosóficos de la India a Oriente: del hinduismo al budismo
Capítulo 5 - El sol naciente de Japón y la larga sombra de China
Capítulo 6 - El largo camino hacia la India
Capítulo 7 - El Japón feudal y una China tambaleante
Capítulo 8 - La llegada de los Ming
Capítulo 9 - Incursiones occidentales en la civilización oriental
Capítulo 10 - Oriente: del colonialismo al modernismo
Conclusión - La civilización oriental en la Edad Moderna
Apéndice A - Otras lecturas y referencias
Civilización oriental
Una guía fascinante de las antiguas civilizaciones china, japonesa e india; del budismo; y de Asia en el Medioevo y en los tiempos modernos
© Copyright 2025
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Introducción - Mirar hacia Oriente
Se ha hablado mucho de la historia de la civilización occidental, pero ¿qué pasa con la civilización oriental? Sí, la civilización occidental es interesante, pero hay un rico tesoro histórico esperando a ser descubierto al otro lado de la frontera geográfica (en su mayor parte imaginaria) entre Occidente y Oriente.
En Oriente se encuentran los orígenes mismos de la civilización. Al fin y al cabo, Gilgamesh, el héroe de la primera epopeya escrita, no era occidental: tenía los pies firmemente plantados en Oriente. Pero antes de seguir adelante, es importante definir exactamente qué es la civilización oriental. ¿De qué se habla al hacer referencia a la «civilización oriental»?
Muchos consideran que las civilizaciones que surgieron en Asia conforman lo que se llama la civilización oriental, pero la definición de Oriente es muy vaga. Hoy en día, cuando se habla de Oriente, se consideran principalmente lugares como India, China, Corea, Vietnam y Japón. Sin embargo, durante gran parte de la historia, la región que hoy corresponde a Turquía también formaba parte de esta categoría. Hay que tener en cuenta que Turquía, geográficamente hablando, forma parte tanto de Europa como de Asia. Las fronteras del estado moderno de Turquía durante mucho tiempo abarcaban una región denominada «Asia Menor». Durante gran parte de la historia, esta región se consideró la encrucijada entre las civilizaciones occidentales, surgidas en Grecia e Italia, y las orientales de Mesopotamia (actual Irak) y Persia (actual Irán).
Una imagen del mundo oriental
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Eastern_World.svg
En cualquier caso, desde Asia Menor hasta Asia Oriental, pasando por el Oriente Próximo, la civilización oriental ha prosperado a lo largo de toda la historia. Esta afirmación no es en absoluto exagerada, ya que fue en Mesopotamia donde surgió la noción misma de historia documentada y de registro escrito (¿recuerda a Gilgamesh?).
Se dice que los albores de la civilización se produjeron hace unos diez mil años, con el inicio de la Revolución Neolítica. Fue entonces cuando se desarrolló por primera vez la agricultura generalizada. La Revolución Neolítica fue fundamental, ya que antes de ella los seres humanos llevaban un estilo de vida de cazadores-recolectores, que implicaba una gran movilidad. El desarrollo de la agricultura permitió a los seres humanos quedarse en un mismo lugar para ocuparse de los cultivos. Esto, por supuesto, dio lugar a las primeras comunidades asentadas.
En la Creciente Fértil de Oriente Próximo, los frutos literales y metafóricos de este cambio fueron evidentes. Allí se desarrollaron algunas de las ciudades-estado más antiguas de la historia. La ciudad de Jericó, por ejemplo, se cree que nació en algún momento alrededor del año 9000 a. C.
En el sector inmobiliario se dice que la ubicación lo es todo. En lo que respecta a los bienes inmuebles antiguos, Jericó demostró estar en un lugar privilegiado, ya que estaba rodeada de barreras protectoras naturales, como las montañas, y en una ubicación central respecto de muchas rutas comerciales importantes.
Esto por un lado, referente a la antigua ciudad de Jericó. Pero cuando se habla de civilización oriental, la atención se dirige inmediatamente a China, donde surgieron las raíces de una gran civilización oriental continua, hacia el año 7000 a. C.
«Las lecciones de la historia sugieren que las civilizaciones se mueven en ciclos. Esto se remonta bastante atrás: los babilonios, los sumerios, seguidos de los egipcios, los romanos y China. Obviamente, ahora estamos en un ciclo ascendente, y esperamos que siga siendo así. Pero puede que no».
-Elon Musk
Según los registros arqueológicos, los asentamientos orientados a la agricultura empezaron a aparecer en la región que hoy conocemos como China alrededor del año 7000 a. C. Estos asentamientos estaban dispersos y eran de carácter agrícola. Al principio, estaban dispersos y eran escasos, pero hacia el año 5000 a. C. experimentaron un aumento significativo de población.
La densidad de población de estos asentamientos era más pronunciada en el valle del Huang He (río Amarillo). Fue aquí donde surgió la cultura yangshao. Esta cultura prosperó a lo largo de las riberas de los ríos Wei y Huang He. Se sabe que los yangshao cultivaban arroz, trigo y mijo en abundancia. También eran hábiles para domesticar el ganado, ya que criaban vacas, ovejas, cabras, cerdos y gallinas, para el consumo y otros fines.
Sin embargo, los yangshao quizá se identifiquen mejor por su notable cerámica, a menudo decorada con elaborados diseños. Los yangshao también diseñaban artefactos de jade y sílex. Hasta la fecha, los arqueólogos han descubierto más de mil yacimientos de la cultura yangshao. Los poblados de esta cultura solían estar divididos en espacios habitables y espacios destinados a los muertos.
Los habitantes de las aldeas solían vivir junto al cementerio comunal, donde sus seres queridos eran enterrados en fosas redondas, demostrando lo importantes que eran sus ideas sobre la vida después de la muerte. Estas tumbas de tierra no solo contenían los restos de los seres queridos, sino también objetos que la persona enterrada disfrutaba en vida. Al igual que los egipcios colocaban objetos de valor junto a las momias enterradas, los yangshao parecían anticiparse a la vida después de la muerte y colocaban los objetos que creían que los muertos podrían necesitar junto a los restos.
Hacia el año 3000 a. C., el registro arqueológico empieza a mostrar signos significativos de comunidades que se conectaban cada vez más entre sí.
En esta época, las prácticas funerarias se volvieron mucho más elaboradas, y se colocaba una mayor variedad de objetos de valor junto a los muertos. Algunos entierros contaban incluso con rampas que facilitaban el acceso al lugar de descanso final (y la descarga del cuerpo). A partir de estos hallazgos, los investigadores han deducido que se produjo un aumento significativo de la riqueza, al menos entre los miembros de la élite.
De las ricas raíces de esta primera cultura prehistórica, los yangshao, surgió la primera dinastía china, la dinastía Xia. Esta primera dinastía está envuelta en mucho misterio, porque no hay muchos datos históricos sobre ella. Su sucesora inmediata, la dinastía Shang, presenta pruebas más sólidas de su existencia. Se cree que la dinastía Shang comenzó alrededor del año 1600 a. C. y duró hasta el 1046 a. C., cuando fue derrocada por la dinastía Zhou.
Durante la dinastía Shang, China desarrolló por primera vez su propia visión del mundo y su sentido del territorio. La idea de que China era el «Reino Medio», rodeado de extranjeros, se desarrolló en esta época. El Reino Medio defendía la creencia de que la civilización oriental de China era única y superior al resto del mundo.
Es importante tener en cuenta que, para la antigua China, el mundo era mucho más pequeño que para la China moderna. El mundo de los Shang estaba conformado por sus vecinos más inmediatos, que eran los únicos con los que tenían contacto.
Dejando a un lado su posible arrogancia, la dinastía Shang hizo muchas contribuciones únicas a la humanidad, como los primeros avances en matemáticas y astronomía. Los Shang también crearon el calendario lunar y el solar.
Además, la dinastía Shang fue avanzada militarmente hablando. Los arqueólogos han encontrado pruebas de carros tirados por caballos, que utilizaban en las batallas, y de hachas y jabalinas con punta de bronce, que causaban estragos entre sus oponentes.
También en esta época se generalizó el uso de los caracteres escritos chinos. Aunque son diferentes de las lenguas chinas modernas, estos primeros caracteres aún son reconocibles. La escritura Shang se encuentra en huesos, que se siguen desenterrando en China. Estos huesos se utilizaban como oráculos en las prácticas de adivinación, por lo que los grabados no dan mucha información sobre gobernantes o acontecimientos importantes, pero arrojan luz sobre las costumbres de esta gran civilización oriental del pasado.
Durante este periodo, se desarrolló una forma de culto ancestral, supuestamente para el líder homónimo de la dinastía, Shangdi. A pesar de que fue, en cierto sentido, divinizado, Shangdi no era considerado el creador del universo. Se lo consideraba el fundador de la civilización china y era visto como un puente entre el mundo mortal, de los humanos, y el mundo de los seres inmortales. A lo largo de la historia china, los siguientes líderes intentaron encarnar este papel de puente entre los dos mundos.
El uso de oráculos era una práctica común durante la dinastía Shang. No está claro qué decían los oráculos sobre el fin de la dinastía, pero a mediados del siglo XI a. C., los Shang fueron superados por la dinastía Zhou.
A menudo se dice que la historia tiende a escribirse con los ojos sesgados de los vencedores. Esto puede ser cierto en el caso de la dinastía Shang.
La versión oficial de los hechos, sugiere que el último rey de la dinastía Shang, Di Xin, fue un terrible tirano. Sus súbditos se sintieron aliviados cuando los Zhou lo expulsaron del poder. Se dice que cuando las fuerzas Zhou desafiaron a las Shang, muchas de las tropas Shang se negaron a luchar por el emperador y se cambiaron al bando Zhou, asegurándoles la victoria.
En cualquier caso, una vez establecida, la dinastía Zhou duró casi ocho siglos. Los Zhou procedían del territorio occidental de lo que había sido la dinastía Shang, y continuaron con la misma línea de gobierno de sus antecesores. La principal diferencia fue que, tras derrocar al último rey Shang, los Zhou se aseguraron de borrar el culto ancestral a Shangdi en favor de su propia deidad, Tian, cuyo nombre se traduce como «cielo». Este nombre resulta un poco confuso, ya que el término se utiliza indistintamente para el concepto del reino celestial y para el nombre de la deidad.
Cada uno de los gobernantes Zhou se apodaba a sí mismo «Tian-Ming», y también era conocido como «Tianzi», término que significa «hijo del cielo». Esta forma de deificación situaba al rey de los Zhou como intermediario directo entre el reino terrenal y los cielos superiores. Como parte de la antigua práctica religiosa china, se celebraban ceremonias rituales en los templos para garantizar el mantenimiento de la tenue relación entre el mundo material y el cielo.
Los Zhou se apresuraron a ocupar este rol, pintando a su predecesor como una persona totalmente inadecuada para ejercerlo. Los Zhou relataban el derrocamiento a los Shang, diciendo que sus gobernantes eran corruptos e incapaces de tender un puente entre el pueblo y lo divino.
Los Zhou presentaban su gobierno como el mejor, pero la realidad de su estructura social era mucho más complicada. Aunque daban a entender que eran los mejores de China, no gobernaban una nación unificada ni tenían un control centralizado. Esta fase de la civilización china estaba formada por un mosaico de estados feudales, gobernados por dirigentes locales, que normalmente rendían pleitesía a los Zhou, que supuestamente gobernaban sobre ellos.
Estos líderes locales eran vasallos del rey y, aunque cada uno de ellos gobernaba un rincón del reino a su antojo, tenían que declarar su apoyo a la dinastía Zhou. Este sistema se cayó en el 771 a. C., cuando varios de estos gobernantes locales se unieron y derrocaron a los dirigentes de Zhou. El gobernante Zhou escapó y se reagrupó en la frontera oriental, pero su poder se hizo añicos.
China se transformó entonces en un conjunto de estados beligerantes y, en el siglo V a. C., la civilización se encontraba en un estado casi constante de guerra civil. Sin embargo, de esta tensión y agitación surgió uno de los más grandes pensadores y filósofos de la historia. Su nombre era Confucio.
Ilustración de Confucio
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Konfuzius-1770.jpg
El filósofo chino Confucio caminó sobre la tierra aproximadamente desde el 551 a. C. hasta el 479 a. C. Era una época en la que muchos necesitaban respuestas, y la sabiduría de Confucio se mostró dispuesta a ayudarles. Confucio halló formas racionales de encontrar las causas profundas de las luchas y los conflictos, y de sacar lo mejor de estas situaciones problemáticas usando la lógica.
Era un hombre único para su época, pero sus visiones del mundo y sus filosofías no surgieron de la nada. Confucio utilizó a la dinastía Zhou, ya derrocada, como modelo moral. Estaba harto del desorden y la confusión que había estallado con el derrocamiento de los Zhou, por lo que insistió en la necesidad de aceptar el orden y la estructura social.
Confucio decía que cada cual tenía su lugar en la sociedad. Aunque esta idea contradice muchas de las nociones contemporáneas del mundo occidental, Confucio insistía en que, para que la sociedad fuera estable, los inferiores debían respetar a sus superiores y se debía mantener una jerarquía social estable. Además, estipulaba que las élites debían predicar con el ejemplo, enseñando al resto de la sociedad.
Sus creencias se resumen a menudo con la cita: «Que el señor sea señor; el súbdito, súbdito; el padre, padre; el hijo, hijo». Quizá es una interpretación demasiado simplista, pero transmite la idea principal de Confucio, que cada cual tiene un lugar en la sociedad y debe cumplir el papel que le ha sido asignado.
Por encima de todo, Confucio expresaba la necesidad de valores morales, de una jerarquía social estable y de que los gobernantes fueran buenos ejemplos de liderazgo moral y justicia. Confucio también hacía hincapié en la lealtad a la familia en forma de piedad filial. En el pensamiento de Confucio, respetar y cuidar a los mayores de la familia, especialmente a los padres, era de suma importancia.
Confucio esperaba volver a unir el fracturado mundo chino con estos valores. Por desgracia para él, no vivió para verlo. Sin embargo, poco después de su muerte, sus ideas echaron raíces y la sociedad china se ajustó bastante a las ideas confucianas.
«La India conquistó y dominó culturalmente a China durante veinte siglos, sin tener que enviar ni un solo soldado a través de la frontera».
-Hu Shih, político chino