Deksarus - Kevin M. Weller - kostenlos E-Book

Deksarus E-Book

Kevin M. Weller

0,0
0,00 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

"Deksarus" es una historia fantástica que narra las aventuras de un grifo Alfha de escala menor nacido en Ashura posteriormente al exterminio llevado a cabo por el comandante Ukertarus y sus aliados en Thaleshia. El protagonista, en una incansable búsqueda de justicia y restablecimiento de paz, decide emprender un largo viaje hacia el Norte para enfrentarse a un enemigo muy poderoso. Él, junto con sus dos mejores amigos y la ayuda de algunos aliados, se aventura en una larga travesía repleta de emoción, la cual le enseña que, como todo guerrero digno, debe esforzarse muchísimo para poder alcanzar la iluminación y convertirse en un verdadero héroe.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB

Veröffentlichungsjahr: 2024

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Deksarus

Kevin M. Weller

Deksarus

Saga de Kompendium

Libro XVII

Novela de fantasía

Kevin M. Weller

Libro digital

Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción parcial o total de esta obra, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros medios, sin el permiso previo y escrito del autor. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Nota del autor

“Deksarus” es una de las historias que el autor más ha disfrutado escribir, siendo ésta producto de una maravillosa época de inspiración y felicidad. Si bien comenzó a escribirla a los ocho años de edad, la dejó en hiato por mucho tiempo hasta que al fin la retomó diecisiete años después para terminarla. Algunos elementos que la distinguen de otras historias son: el humor, la libertad, la felicidad, el valor de la amistad, el asombro por lo desconocido, la valentía, el amor, la humildad y la pérdida de los seres queridos.

Cabe mencionar que esta historia no es una sátira como “Mitriaria” que lo único que hace es burlarse de los estereotipos trillados del género, o una catarsis como “Deimarus” que critica duramente el contexto histórico e ideológico de la época. Guarda cierta relación con “Ashura” debido a su estilo sencillo y rápido, pero no por ello menos entretenido. Comienza antes de que termine “Reikse” y termina meses después de la muerte de Dégmon.

Índice

Prólogo

I. Tiempos de paz

II. El sucesor de Dégmon

III. Juramento de lealtad

IV. La primera misión

V. Encuentro en Ashura

VI La petición de los oráculos

VII. Tres tristes tigres

VIII. La gran carrera

IX. El inicio del viaje de conquista

X. Cumpleaños arruinado

XI. La llegada de los invasores

XII. Despedida

XIII. La odisea de los guerreros

XIV. Entre estratagemas y recorridos

XV. Todos contra Raiko

XVI. Berker

XVII. Periodo de reposo

XVIII. La pelea de Lanzelot y Yok

XIX. Una carta desalentadora

XX. La caída del patriarcado

XXI. El mundo se queda sin oráculos

XXII. Rishania es destruida

XXIII. Los últimos sobrevivientes

XXIV. Secuelas de una masacre

XXV. En vísperas del duelo definitivo

XXVI. La última batalla de Vishne

Epílogo

Prólogo

Deksarus había nacido una fresca mañana de otoño en una celda que estaba en el subsuelo de Thaleshia. Su madre decidió sacarlo de ese lugar luego de que Juntel y Rumilu le avisaron que una horda de dragones rojos se aproximaba. La amenaza inminente obligó a Mitia y a Lanzelot a realizar un largo viaje hacia el Sur. No perdieron el tiempo y prepararon las cosas para irse antes de la llegada del invierno. Metieron al polluelo en una canasta y caminaron hasta llegar a las afueras de Hiëthra.

Se detuvieron frente a la tumba de Daigarus y pusieron flores delante de la lápida. La grifa le tenía un gran aprecio a su amante y jamás iba a olvidarse de él. Si bien lo había tratado mal durante años, Lanzelot le tenía respeto por lo que se había convertido, su amigo había pasado de ser un cobarde a ser un intrépido luchador de renombre.

No descansaron hasta llegar a Hipondria, donde pasaron algunos meses en una acogedora cabaña que Intaurus había preparado para los huéspedes. Los hipogrifos habían amurallado su reino y se encargaron de proteger cada rincón del recinto con guardias y celadores. Muchos de ellos tuvieron que ir al Norte a luchar contra las hordas de Xeón. El comandante Ukertarus, Arup, Kápiuh y Arién eran los protectores principales, quienes lideraban a los demás hacia la gloria.

Los refugiados llegaron a Rishania al inicio del estío. Krável y Lizaru fueron los primeros aldeanos que vieron, antes de ingresar a la aldea. Los llevaron ante Rishaco con vistas a que los conociera en persona. Ru les otorgó una pequeña morada donde podían pasar el tiempo necesario hasta que decidieran irse a otra parte.

Lanzelot tuvo la maravillosa oportunidad de conocer a una zorra de fuego llamada Mirikah, que había llegado recientemente de Mitriaria. Ella era parecida a Aylin, cosa que captó su atención de forma inmediata. La única diferencia era que ella era unos cuantos años más joven que él. Pasó tiempo con ella hasta encariñarse más de lo que esperaba. Cayó rendido bajo el hechizo del amor y ya no pudo despegarse de la vulpeja.

Mitia tenía todas las comodidades del mundo y era libre de hacer lo que quería, no se sentía igual sin la presencia de su amado grifo, su corazón tenía un hueco que no se podía tapar con nada, al igual que había ocurrido con Lizaru tras haber perdido a Dersaco. Su hijo se crio con los aldeanos como si fuera uno más del grupo, sin saber cuáles eran sus verdaderos orígenes.

El tiempo pasó y Deksarus llegó a la adultez. Se convirtió en ayudante de Rishaco y se amistó con Dórrel y con Krável. Dórrel había abandonado su hogar por falta de alimento y comodidades. Su madre se había enfermado y no quería que él la viera sufrir así que le pidió que se fuera y la dejara sola. Ella murió al poco tiempo, dejó a Dórrel bajo la protección de los aldeanos de Rishania. Burok se enteró de que su esposa había fallecido, lo ignoró, ya no la consideraba digna, no le interesaba para nada volver a Ashura.

I. Tiempos de paz

Al amanecer del séptimo día del mes, Rishaco se despertó porque había tenido una pesadilla que lo incomodó. En aquel sueño se había encontrado con un dragón rojo y lo enfrentó en un feroz combate cuerpo a cuerpo, acabó perdiendo y tuvo la desdicha de ver morir a sus mejores guerreros ante sus pies. Había visto una de las escenas más inquietantes de la vida y sintió temor. Se tranquilizó cuando cayó en la cuenta de que había sido un simple sueño.

Salió del templo y fue a preparar un té de manzanilla. Encontró a Ru cerca de la entrada y pensó que había ido a buscarlo con la intención de avisarle algo. El ualabí llevaba una túnica oscura y un par de guantes hechos de cuero de jabalí.

Le saludó con todo respeto como siempre lo hacía. Le contó que había estado llevando algunas cosas del depósito, Morits y Massen le habían estado ayudando a construir viviendas en los arrabales de la aldea. Rishaco le dijo que se despertó porque había tenido un sueño extraño, no frecuentaba levantarse tan temprano, le gustaba quedarse a dormir hasta tarde.

Ru fue a buscar algunos machimbres y regresó al Este. No quería dejar solos a los ayudantes tanto tiempo, no deseaba que cometieran ningún error en el diseño interior de las viviendas.

El hijo de Mitia apareció al rato y dejó algunas hierbas que había encontrado en las afueras, justo frente al templo. Esas hierbas servían para uso medicinal y era importante tener de sobra. Rishaco lo vio aproximarse.

Deksarus era idéntico a su padre, tenía los mismos ojos grandes y ambarinos, del cuello para arriba estaba cubierto de plumas blancas, el torso estaba cubierto de plumas castañas, las alas poseían distintos tonos de marrón que se aclaraban desde las rémiges primarias hasta la quinta hilera de plumas largas, sus piernas eran de león y tenía una cola extensa y prensil con pelitos marrones en la punta.

—Ah, Dekso, eres tú. —Se acercó a él—. Te levantaste muy temprano el día de hoy.

—Señor Rishaco, tenía tiempo sin verlo —lo saludó—. ¿Cómo ha estado?

—Mi dolor de espalda cesó un poco. La semana pasada apenas podía moverme. Creo que me sobreexigí durante la última sesión de entrenamiento —reconoció que ya no estaba en condiciones para exigirle tanto a su cuerpo—. ¿Cómo están tus compañeros?

—Dórrel sigue igual de inquieto que siempre y no deja de acosar a Lizaru. Krável pasa mucho tiempo en sus clases de meditación. Se ha vuelto más atento desde que comenzó, se ha convertido en un oponente difícil de doblegar.

—Ese Dórrel siempre me hace reír —expresó con una cálida sonrisa en el rostro—. Es una lástima que su padre no lo quiera.

—Entrena para volverse fuerte como su hermano mayor —mencionó Deksarus—, que en paz descansa —musitó—, y así ganarse el respeto de su padre.

—Burok jamás lo aceptará, de eso estoy seguro —dijo, sintiendo algo de remordimiento por la situación del joven felino de pelaje azabache—. Dórrel es de clase inferior, por más que entrene toda su vida, nunca será tan fuerte como una pantera de clase superior.

—¿No dice usted que la fortaleza no es sólo externa sino también interna? —le planteó.

—Ese principio no se aplica para todas las especies, por desgracia —admitió—. Lo que sé es que para alcanzar el nivel de su padre tendría que pasar por lo menos un milenio entrenando día y noche. Los de su clase no viven más de trescientos años.

—¿Cree que yo pueda volverme tan fuerte como él? —le preguntó con los ojos bien abiertos—. Mi padre era de clase Alfha y se volvió invencible de tanto entrenar. Estaba a la altura de un grifo de clase superior.

—No sé cómo logró soportar tanto, pero bueno. Fue alguien admirable —resaltó—. Lanzelot siempre habla de él.

Deksarus se fue y dejó a Rishaco para que siguiera con lo suyo. Se encontró con Daria a mitad de camino y ella le avisó que había llegado uno de sus parientes. Él no lo reconocía porque nunca antes lo había visto, Lanzelot sí lo reconocía, aunque se veía maltratado a raíz de la elevada edad. El plumaje grisáceo del grifo estaba más claro, sus alas marrones estaban llenas de plumas dañadas, su lacio cabello de color gris oscuro estaba más largo que nunca y le caía hasta la mitad de la espalda, sus ojos verdes se mantenían igual de radiantes que siempre, la túnica blanca que llevaba estaba llena de marcas, agujeros y roturas.

Daria era una grifa de clase Alfha, de escala menor, de plumaje blanco, ojos celestes, piernas delgadas, cola corta, alas grisáceas y una bella voz femenina. Su actitud cariñosa era similar a la de Mitia. Era la amante del protagonista, a quien había conocido unos años atrás. Era hija de Saria y Brandy, ambos occisos en circunstancias diferentes.

—Él es Ribin. Es primo de tu padre —Lanzelot se lo presentó—. Es un destacado arquero de Abantacia que vino para ayudar a los hipogrifos a deshacerse de los dragones rojos.

—En verdad es un placer conocerlo, señor —Deksarus le dijo y le estrechó la mano.

—Ah, tú debes ser hijo de polluelo —le dijo Ribin—. Es increíble lo rápido que has crecido. Eres idéntico a él.

—¿Usted lo conoció en persona?

—Claro que sí. Tu padre fue lo más cercano que tuve después de Dénzel.

—Fueron compañeros de legión cuando estaban en Mitriaria —mencionó Lanzelot.

—Era un soldado mañoso. Por desgracia, su actitud no era de agrado para los superiores y pues… lo mandaron a este continente. Lo encontramos muerto cuando llegamos al coliseo de Thaleshia. —Le generaba una gran nostalgia acordarse de lo que había acaecido durante aquella llegada al reino de Talhos.

—Mi madre me contó algunas cosas sobre mi padre —Deksarus añadió a la conversación—. Quisiera ser como él algún día.

—No creo que él quisiera eso de ti. Su mayor deseo era ser libre —adicionó Lanzelot.

—Un grifo debe ser osado y arriesgar su vida por los demás —enfatizó Deksarus—. Entiendo el motivo de su defunción. Murió con dignidad, como un leal guerrero.

—No sé si lo que hizo en verdad pueda ser considerado digno —susurró Lanzelot.

—Ese draggie que salvó ahora está en el Norte haciendo quién sabe qué cosa —mencionó Ribin—. Por lo que sé es alguien fuerte y no descansará hasta cumplir su meta.

—Si mi padre lo respetaba, entonces yo también lo respetaré —dijo Deksarus.

—A propósito, ¿dónde están Dénzel y Aliarus? ¿No estaban juntos cuando se fueron? —Lanzelot preguntó.

—Se fueron de regreso a Mitriaria. Yo fui el único que se quedó en Ashura —respondió Ribin.

—Debe sentirse muy solo aquí —Daria le dijo y se unió a la conversación.

—Ah, ¿quién es esta jovencita encantadora que te acompaña, muchacho? —Ribin le preguntó a Deksarus. Su beldad le llamaba la atención.

—Ella es mi pareja. Su padre era miembro del ejército como usted —Deksarus le respondió.

—Soy hija del soldado Brandyutske —mencionó Daria.

—Ay, mi amigo Brandy… —Ribin bajó la mirada—, cómo lo extraño.

—Tuviste suerte de haber salido incólume. Fráijen me dijo que los dragones a los que se enfrentaron por última vez eran poderosos —aportó Lanzelot.

—Sí que lo eran —reconoció Ribin—. Sentí miedo cuando los vi. Pensé que iban a matarnos.

—Ahora que está a salvo puede quedarse aquí. Le pediremos a Ru que le consiga una cabaña donde pueda hospedarse… a menos que tenga pensado irse a Mitriaria con los demás —le dijo Deksarus.

—No pienso irme a ningún lado. En Ashura tengo a mis preciosas doncellas —mencionó Ribin—. ¿Qué clase de lunático dejaría su apreciable harén a la deriva?

—¿Cuáles doncellas? —Deksarus le preguntó.

—Ellas aún están en Hipondria, pero vendrán a verme pronto.

—¿Y para qué las quiere?

Ribin se rio al escuchar esa pregunta tonta. La ingenuidad del jovenzuelo era similar a la de Demitrius y la inocencia que tenía era como la de Krável. No cabía duda de que Deksarus tenía menos luces que una piedra.

—Creo que es obvio. ¿Para qué las querría si no es para que me conquisten con sus encantos naturales y sus rijosos fetichismos?

—Veo que le agrada su compañía —dijo Deksarus.

—Más que cualquier otra cosa —enfatizó Ribin.

Deksarus no entendía para qué las quería porque nunca en su vida había tenido contacto carnal con nadie. Daria pasaba la mayor parte del día lejos de él. Desconocía los fervientes deseos tan conocidos de sus congéneres.

—Espero que Aliarus venga para conocer a su sobrino —dijo Lanzelot—. Dicen que Mitriaria se volvió peligrosa con la presencia de los dragones rojos. Muchos han venido a Ashura porque no deseaban seguir huyendo de aldea en aldea.

—Aliarus volverá. Vendrá a poner flores en la tumba de su hermano, de eso estoy seguro —dijo Ribin.

—¿Sabe en qué lugar exacto se encuentra la tumba de mi padre? —Deksarus le preguntó—. Me gustaría verla.

—Está bastante lejos, pasando Pricha, después de Higáragah —Ribin le respondió.

—Deseo pronunciar mi juramento ante su lápida.

—¿Y qué piensas jurar? —Daria le preguntó.

—Acabar con el enemigo.

—¿Cuál de todos? —Lanzelot le preguntó—. Recuerda que tenemos muchísimos enemigos.

—Dégmon o Vishne. Quisiera enfrentarme a uno de ellos.

Ese último comentario había impactado a los presentes de forma imprevista. Nadie con dos dedos de frente sería tan temerario como para planear semejante cosa. Había que ser harto estúpido o estar mal de la chirimoya para proferir tamaña sandez.

—¡Ay, muchacho! Tú sí que tienes delirios de supremacía. Tenías que ser hijo de Daigarus —Lanzelot le dijo.

—Es que los guerreros hacemos eso. Luchamos por los demás. No puedo quedarme sin hacer nada —insistía Deksarus.

—Yo soy temerario, pero bajo ninguna circunstancia me atrevería a enfrentar a ninguno de esos dos. Son mucho más fuertes de lo que parecen —adicionó Ribin al discurso.

—Para eso nos entrena el señor Rishaco —recalcó Deksarus con certeza. Creía que podía lograr cualquier cosa si entrenaba—. Cuando estemos listos, iremos por ellos.

—Morirás en el intento. ¿Por qué mejor no te quedas en esta aldea? —Ribin le propuso.

—Me gustan las aventuras —afirmó Deksarus con una sonrisa—. Krável, Dórrel y yo somos aventureros.

—Son unos tontos que carecen de madurez emocional y quieren llevarse el mundo por delante —dijo Lanzelot con seriedad. Conocía bien a los tres y sabía que no tenían demasiado juicio. Eran la versión animalesca de los Tres Chiflados.

—Bueno, es cosa de ellos. Yo no pienso meterme en sus vidas. Si quieren meterse en problemas, allá ellos —dijo Ribin.

Deksarus y Daria llevaron a Ribin ante Rishaco y se lo presentaron. El mapache estaba encantado de tener otro guerrero de renombre en la aldea. Como arquero profesional y leal exmiembro del Ejército Real de Abantacia, podía enseñarles cosas a sus alumnos. El trío estaba más que dispuesto a recibir las instrucciones de un guerrero experimentado como él. Lanzelot había entrenado a Dórrel y le había enseñado algunas cosas que había aprendido de Daigarus, él deseaba aprender más, nunca estaba satisfecho con lo que le enseñaban sus maestros. Krável tenía un gran espíritu de autosuperación, nunca se sentía satisfecho; por eso, cada vez buscaba retos más exigentes.

En poco tiempo, las cosas tomaron un rumbo distinto y los tres ansiosos alumnos de Rishaco se dispusieron a entrenar con el deseo de volverse más fuertes. Lo que el mapache les había enseñado les servía como base para asimilar todo lo demás. Lanzelot, Casoile y Lizaru pusieron su granito de arena y ayudaron a satisfacer los deseos de los tres protagonistas. Lo que les faltaba en ese momento era un estricto entrenamiento como los que brindaban los oráculos. Aun siendo entrenados por un oráculo, derrotar a un dragón de clase superior les sería imposible. No tenían ni zorra idea de lo poderosos que eran Dégmon y Vishne.

II. El sucesor de Dégmon

Vishne había tomado el cuerpo de Dégmon y lo llevó hasta Frissonk. Pidió que se realizara una asamblea urgente en el palacio a fin de que todos asistieran y se enteraran de lo acontecido. El emperador Kromte II quedó boquiabierto cuando se enteró de lo que había acaecido en el Sur del continente. Notificó de inmediato a efectos de que se preparara un velatorio adecuado. La muerte del Mesías no podía pasarse por alto. Los patriarcas fueron los primeros en aparecer. Cayeron de rodillas al ver el cuerpo sin vida de su preciado protector, ninguno de ellos podía creer lo que había pasado. El rey de Xeón sintió un gran alivio tras enterarse de que el tirano había sido eliminado, debía mostrarse triste para no levantar sospechas. Sus hijos lo acompañaron siendo que se trataba de algo de suma importancia.

—Nuestro Mesías, nuestro preciado Mesías está muerto —declaró Belsemuth con gran angustia. Estaba al borde de romper en llanto—. ¡¿Cómo pudo pasar esto?!