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«El cristianismo desde el punto de vista intelectual» (1908) es un ensayo de Alberto Nin Frías, con prólogo de José Enrique Rodó, donde el autor analiza desde el punto de vista intelectual diferentes temas religiosos.
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Seitenzahl: 73
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Alberto Nin Frías
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE MONTEVIDEO
3a. EDICIÓN
Saga
El cristianismo desde el punto de vista intelectual
Copyright © 1908, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726642421
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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“Todos los hombres serán religiosos, cuando se reconozca que la religión no ataca el libre examen y que todos los hombres verdaderamente religiosos respeten la ciencia que dá por sentada la existencia de una religión universal.”
Fliphas Levi
Si, soy cristiano. He llegado á reconocer que los hombres y las mujeres que siguen los preceptos de la Iglesia, en su mayoría, se encuentran al abrigo de los desórdenes morales descritos en mis novelas y que son casi inevitables, cuando los hombres se dejan guiar por sus sentidos, sus pasiones y debilidades.
Durante muchos años como la mayor parte de los jóvenes de las ciudades modernas, no he tenido fé, pero he sido conducido á las ideas actuales por el sentimiento, siempre creciente de la responsabilidad que corre el que ejerce influencia sobre los demás.
Doquier el Cristianismo está floreciente, las costumbres se enaltecen; doquier languidece, ellas se rebajan.
El Crístianismo es el arbol en el cual florecen las virtudes humanas sin cuya práctica las sociedades están destinadas á perecer.
Paul Bourget.
Me preparaba á escribir sobre la flojedad de nuestro estado religioso cuando, como si algun ser invisible hubiera querido obsequiarme con testimonios de la intensa vitalidad de Cristo en el mundo, me llegaron dos opúsculos religiosos: uno de Alemania, otro de América.
Yo tambien iba á interrogar á estas multitudes y preguntarles: ¿qué saben del hombre ideal y de su vida? Porque fuera de la Iglesia Católica poco ó nada significa la personalidad de Jesús, en los paises latinos. El pensador, el moralista, el hombre superior apartado de la Iglesia, olvida todo simbolo religioso. Otra cosa sucede en las naciones donde la religión se ha vivificado en contacto del sencillo Evangelio: allí todo agnóstico conserva cierto misticismo que mantiene los caracteres del espirítu religioso sin las costumbres de la fé.
Rodeo el cuarto donde escribo y pienso de cuanto halaga el sentimiento de lo bello y despierta por la belleza, el sentido moral. Antes de fijar mis ideas me he dirigido á todo lo que tuve la dicha de tener por guía en la vida del pensamiento. Posé la mirada llena de arrobamiento sobre el busto de Narciso, que para el adorable Heleno fué el símbolo de la introspección, de esa facultad maravillosa que consiste en observarse minuciosamente y vislumbrar á psyquis.
El perfecto adolescente en actitud pensativa, la hermosa cabeza baja, está representado frente al lago, en que su divino cuerpo se refleja. El dia en que el hombre comenzó á pensar filosóficamente, fué desgraciado, surgió la duda y con ella, nació la soberbia. La vida entera de Grecia con toda la belleza de sus templos relucientes, de sus gimnasios, de sus atletas filósofos y artistas surgió de pronto: visión sublime que resume el busto de Narciso. La Hélade se perdió sobreponiéndo en cierto modo, la forma al espirítu. Y así, si la Humanidad se helenizara, sólo viviría para el cuerpo y sus necesidades: el placer y lo hermoso serían la única norma de todas las acciones. Esta es acaso la Grecia de las multitudes y no la de Sócrates y Platón á la cual admiro como lo más grande, pero no es la patria de la filosofía, la que apasiona á la sociedad, sino, aquella otra, albergue de Calícrates. Para el sublime sentido de la vista no hay patria más hermosa que Grecia. A ella busco cuando quiero soñar con la belleza sencilla y la harmonía. Ella es mi compañera en los días “de la encantadora adolescencia del hombre pensante.” ¡Belleza plástica, expresión de alma con salud, un entusiasta, os saluda!
Aparto mi vista de esta visión de “la primavera del mundo” y me atrae un cuadro donde aparece el Dante: la escena ocurre en Florencia, cuya belleza es tan grande que un arquitecto moderno la propone como modelo para la ciudad futura, el grande hombre al atravesar el mármoreo puente de la Trinidad, se halla con Beatriz, la virginal doncella á quien ama como al través de un ensueño. Dante queda estático frente á su amor, teme profanarlo, si se acerca; semejante á Narciso ante las aguas tranquilas, vé en Beatriz reflejada su propia alma, oculta tras aquellas formas gráciles y tiernas. Piensa en la forma, pero más todavía en el espirítu. Hé aquí otro símbolo, otra gran ruta ideal trazada para la humanidad en la Edad Media. Luego pasé la vista por otras imágenes: Spencer, Ramon Cajal y Taine. El primero me sugería una vida estoica, la satisfacción fría del deber cumplido como finalidad moral de la vida; el sabio español señalaba el microscopio, dirigido sobre un cuerpo donde la vida ha dormido para siempre; Taine en actitud de mirar como quién teme deslumbrarse, parece atisbar algo oculto que, no vista en la juventud, se dibujaba en su mente cuando en el crepúsculo psíquico, la sabiduría suprema descendía sobre su serena frente. Jesús venía hácia ellos cuando cansados de la pesada vida y de la ingratitud de los hombres, se acostaban para dormir el sueño sin amanecer. Spencer no quiso saber de Dios, pero le apellidó lo Incognoscible; Taine habla con tal grandielocuencia del Cristianismo que un arzobispo ilustrado, le ha citado en plena catedral. Preguntado el filósofo como habían de enterrarle, contestó: “cual protestante” es decir, cristianamente. Y así, duerme en Cristo rodeado de los Alpes majestuosos, muy cerca del hogar donde tranquilamente, con sus compañeras, la soledad y la naturaleza, pensó sus obras Paul Bougert, su díscipulo bien amado cual el hijo que corona la labor del pedre, es creyente y miembro de una religion positiva. Heriberto Spencer exhala el último suspiro oyendo el “Avem María” de Gounod. El célebre pensador, que quizá precedió á las doctrinas de Darwin sobre “el orígen de las especies” pasó los últimos veinte años de su vida como delicado artista, ocupándose de Leopardi, de Meyerbeer, el compositor de “La Africana” y cosa rara, muera precisamente como el poeta — músico: Chopin.
Retirado en “el principado de Mónaco inglés” Brighton allí donde el esplendoroso azul del firmamento, el aire tibio y el glauco mar se combinan para encarcelar casi perpetuamente á la grácil primavera—organizaba todos los dias en su hogar, pequeños conciertos. Siempre tuvo predilección por el autor de Fausto y fué su “Avem María” sobre el primer preludio de Bach, tocado con devoción sobre un violín acompañado del arpa, que le despidió de la vida física.
En aquella hora de angustia fúnebre que delirante súplica, no sugeriría esta melodía que asciende con la suavidad del volar de un ave hasta terminar en acordes llenos de majestad.
Al llegar al “. . . . nunc et in hoc. . . . .” “el si natural, vibra con la intensidad convulsa de la desesperación . . . . .” mortus. . . . .nostræ . . .”
Heriberto Spencer cesa de existir; las últimas notas acompañan el “amen . . . amen . . . amen.” ¿Puede morirse más cristianamente? Sócrates y Jesús, Grecia y el Cristianismo parecen trabar amistad y amarse. El cuerpo del pensador es dado á las llamas, como en los dias, en que el mundo era joven; concluye en el “Older’s Green-Crematorium” y las cenizas ingresan á la paz eterna, en el Cementerio de High-gate.
. . . . Abro el harmonium é interpreto á Haendel, Bach, Beethoven, Méhul, Mendelsohn, Wagner, y en alas del más absorbente éxtasis abandono el mundo objetivo y creo estar do “El”, el divino está. Todos estos genios le amaran y su inspiración servía para exaltar su persona sin igual . . .