El papagayo Sinsalabín y la Jirafa Pimpatú - Pablo Barrena García - E-Book

El papagayo Sinsalabín y la Jirafa Pimpatú E-Book

Pablo Barrena García

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Beschreibung

Pimpatú y Sinsalabín caminan juntos y se encuentran con otros animales, charlan sobre las cosas divertidas de la vida y otras que no lo son tanto, ven el sol brillar en el cielo y aguantan chaparrones. En sus peripecias se topan con el león vengador, con un rinoceronte durmiente, con el elefante sabio o con el búho astuto, entre muchos otros animales. Lidian con situaciones difíciles, con encuentros desternillantes, hacen nuevos amigos y refuerzan su propia amistad.

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Seitenzahl: 69

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Pablo Barrena García

El papagayo Sinsalabín y la Jirafa Pimpatú

 

Saga

El papagayo Sinsalabín y la Jirafa Pimpatú

 

Copyright © 2020, 2021 Pablo Barrena García and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726927153

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Resumen: Pimpatú y Sinsalabín caminan juntos, viven aventuras, aguatan tormentas, charlan con animales amigos. Se cuentan cosas diversas, unas de risa y otras menos simpáticas, de gallinas pensativas y leones cazadores. Son momentos de compartir con el difícil león vengador, con un rinoceronte durmiente, con búho astuto, el elefante sabio y cebras a veces distantes. También conocen al chimpancé que busca a su pequeña sobrina, raptada por un perro, y que resulta ser una cría realmente sabia. Entre unas cosas y otras, como el trato complejo con el cocodrilo Tic Tac, comentan entre ellos y con otros animales experiencias y saberes varios, tal que lo relacionado con el doctor Dolittle, personaje capaz de entenderse con todos ellos.

 

Franja de edad lectora: 9-10 años

C.E. [email protected]

1 Cómo el papagayo Sinsalabín y la jirafa Pimpatú se conocen

Día de apacible amistad.

La selva brilla.

Porque filtra luz del sol

 

El horizonte,

Sin colorear cosa alguna,

Es una bella pintura.

-----

- Amiga jirafa, vuelo alrededor de tu cabeza como si yo fuera un abejorro y tú una alta flor de la sabana.

- Amigo papagayo, aún me duele el picotazo que hace un rato me diste en la mejilla. La tengo tan hinchada que parece un clavel reventón.

- Amiga jirafa, fue una equivocación terrible. Sentía mucha hambre, y eso me revolvía la tripa y me mareaba y te piqué creyendo que eras un árbol frutal. Pero gracias, pues me has disculpado, y has dicho donde había fruta y así he podido reponerme, ¡y luego conocerte, guapa y simpática jirafa! Que yo vengo de viaje desde allá, cerca del océano Atlántico, un bonito mar.

- ¡Oh, gracias muchas por el piropo, Sinsalabín! Es de perdonar gratamente a alguien que es tan atento, educado y gracioso.

- De nada, Pimpatú, ya que me agrada tratar con quien sabe entender cuando uno no va con mala intención, y comprende también una justificación sincera.

- Bien está, y ahora paremos a charlar los dos en ese baobab de ahí, el del Principito, ¿recuerdas? ¡Jo, cuánto pensaba ese chaval! No sé por qué, pero tú me lo traes a la memoria. Bueno, mira, yo me pondré a la sombra del árbol, que sus ramas me vienen bien para ramonear de vez en cuando. Y tú puedes tomar percha en una, y así descansas de tanto revolotear, que hace calor como para provocar una estampida de mosquitos.

- Me parece perfecto el plan, amiga. En un vuelo ahí nos vemos, no más, como dicen con este acento en tierra de México, que estuve allí una vez invitado por una prima lejana, hasta que el clima se puso pelma, ¡vino un huracán!

- Ah, eres viajero, y en eso también congeniamos, porque yo anduve por tierras de Sevilla, que allí me llevaron de pequeña, y es de muy buen clima, no como en esa zona del país americano donde estuviste.

2 Cómo tienen interesante y buena conversación:

Clara laguna.

Se zambulle la rana.

Ondas de agua.

 

Nerviosas cantan

las cigarras,

mojadas las patas.

-----

- ¿Sabes, Sinsalabín? Tú me haces recordar una historia de gallinas pensativas. Escucha: una gallina comió tantas piedras, como tú, que eres ave, que después de un rato le vino una mala digestión. Se quedó dormida y tuvo una pesadilla, donde ella misma era, en efecto, ¡una gallina!, y eso le produjo un trastorno tan fatal que se fue a pasear por el mundo y nunca más se supo por dónde estaba. ¿Qué te parece?

- Buena historia, no cabe duda, amiga, buena historia de despistados por completo; o sea, que a la gallina se le fue la cabeza. No es mi caso, ¡eh!, porque además creo que esa no era una despistada. Es que era un poco, por no decir un mucho, una simplona, ¡mira que no saber quién era ella misma, su naturaleza de ser gallina! Una hormiga es una hormiga y una rosa es una rosa, ¿o no, caramba? Pero no la critico, no creas, que considerar bien al prójimo es siempre mi lema.

- O quién sabe si ese sueño la confundió más que una suma de mil números de cuatro cifras. Es decir, que a lo peor no se aceptaba como gallina, que se veía como gallo o águila, o hipopótamo o elefante, o dodó, el ave que desapareció: ¡vete a saber qué pensaba o qué quería ser! ¿Tú nunca has soñado con ser tigre o delfín o gran alcotán?

- Vale, sí; yo he soñado con ser otra ave, o papagayo jefe de mi territorio, y tú seguro que tienes el sueño de volar, porque eres tan alta que estás más cerca del cielo que muchos pájaros. ¿Qué me dices a eso, Pimpatú?

- Que es una historia de gallinas pensativas, habiendo muchas de esa clase entre las de su especie, y que las contaba un tal Luigi Malerba y yo las escuchaba cuando estuve con humanos en un zoo, ya te he dicho, en Sevilla. Por eso recuerdo otro cuento de una que en el gallinero pasaba por estar loca, y ella solo se sentía feliz y decía a todas: ¿qué hay de malo en sentirse feliz?

- Desde luego, porque, volviendo al Principito, me parece que la gallina que se sentía feliz es como la flor que él cuidó. Era una fantasiosa, mentirosa y manipuladora y…, pero también era una flor tierna, fascinante y bella y quería ser amada aunque fuera un poco rara. A ver quién entiende eso, ¡eh! O sea, lo que nos pasa a todos es, que queremos que nos quieran los demás, aun siendo como somos de tener muchos defectos los animales, incluso los que dicen ser racionales, ¿o no?

- No te digo que no, Sinsalabín, aunque no sé con toda certeza si eso es así, porque las hienas…, con las hienas… que no sé, de verdad, que no sé si quieren que alguien las ame o qué es lo que quieren, porque van contra todos. Y otros animales son más o menos así de difíciles y hay otros que no paran de hacer daño a los demás. En fin. Pero me ha gustado lo que has dicho de la flor.

3 Cómo la conversación deriva en ternuras

Luz de verano.

Sobre la dorada sabana

bullen los insectos.

 

Los de tierra

se mueven etéreos

tras lo visible.

-----

. – Ya te digo, me ha gustado lo que has dicho de la flor, porque en verdad que cuando hablamos de ellas es como reflejar lo que somos o pensamos o deseamos ser nosotros mismos.

- Pues, Pimpatú, te diré otro tanto del zorro que acaso quiso jugar con el Principito. Claro, dijo el animal: ¡yo soy salvaje y peligroso!; y añadió, con cierta intención: “el humano no sabe nada del mundo real, de la vida en la Tierra”. De todos modos, el zorro quiso ser su amigo, o sea, que lo domesticara el niño. Sin embargo, eso era muy difícil, porque para ello se precisa practicar de manera seria, repetida y constante, ¡ya sabes, la doma, tal se hace con los animales en el circo!

- Vaya asunto, no sé, no sé.

- Sí, vaya asunto, pero escúchame atentamente. Sucede eso porque “no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”, dijo el zorro. El Principito lo entendió, pues él había dedicado tiempo a cuidar de la flor y esto es lo que la hacia ser importante, ¿sabes? Hay que dedicar tiempo a los amigos, ese es el secreto, ¡no lo crees así, amigo?