El Sermón del Monte - Rev. Daniel G. Caram - E-Book

El Sermón del Monte E-Book

Rev. Daniel G. Caram

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Beschreibung

El mensaje del Antiguo Testamento era uno que el hombre nunca fue capaz de cumplir. Sin embargo, Cristo en su Sermón del Monte dio una ley más alta a la Iglesia del Nuevo Testamento. Es un mensaje de gracia y verdad que permite al hombre triunfar en todas las cosas. En su comentario del Sermón del Monte, el Rev. Daniel Caram dará una explicación clara y balanceada de la ley superior de Cristo para la Iglesia del Nuevo Testamento, para que podamos ser aquellos santos que viven una vida victoriosa y abundante en Cristo Jesús.

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EL SERMÓN DEL MONTE

UNA INTRODUCCIÓN

AL NUEVO PACTO

Versión 2.0

Título original: “The Sermon on the Mount: An Introduction to the New Covenant”

© 2002 Daniel G. Caram

Versión 2.1 en inglés (2022)

Título en español: “El Sermón del Monte: Una introducción al Nuevo Pacto”

© 2006 Daniel G. Caram

Versión 2.0 en español (2022)

Publicado por Zion Christian Publishers.

Libro de texto de Zion Christian University.

Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Diseño de portada:

© 2002 Zion Fellowship, Inc.

Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en

manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Traducción:  Lorena de Ibarra, Guatemala.

Edición: Silvia de Chacón, Luisa Baldwin, Marlene Zacapa

Equipo de traducción IBJ, Guatemala,

Publicado en formato e-book en 2022

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-858-4

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Llamada sin costo: 1-877-768-7466

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

Agradecimientos

Al equipo editorial de traducción de la Iglesia Cristiana de Guatemala que realizó la traducción, corrección de pruebas. y detalles tipográficos de esta obra.

Equipo editorial de ZCP por su colaboración en el formato final e impresión: Michael Derrick, Hannah Erb, Gabriella Gutierrez, y Carolyn Kilpatrick.

Quisiéramos extender nuestra gratitud a estas queridas personas, pues sin sus muchas horas de incalculable ayuda, este libro no hubiera sido posible. Les estamos muy agradecidos por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro, el cual es para la gloria de Dios.

Prólogo

 Hace algún tiempo, empecé a hacer algunos estudios personales acerca del Sermón del Monte.  Pensé que iba a hacer un bosquejo del Sermón, dividirlo en varios textos y subtítulos, y talvez obtener una docena de páginas. Sin embargo, al comenzar a investigar algo de la historia de este Sermón, empecé a darme cuenta de cuán deficiente ha sido la Iglesia al interpretar su verdadero mensaje.

Comencé a considerar todas las frases que Cristo habló en el Monte que podían y han sido malinterpretadas a través de los siglos. Paré, cuando ya llevaba 40, pero la lista podía continuar. Por ejemplo: “No resistáis al que es malo[…]”. ¿Significa esto que tengo que permitir que un hombre entre por la fuerza en mi hogar? “Al que quiera ponerte a pleito[…]”. ¿Significa esto que automáticamente tengo que desestimar el caso? “No os hagáis tesoros en la tierra […]”. ¿Significa esto que no tengo que tener una cuenta de ahorros? “A cualquiera que te hiera en la mejía […]”. ¿Significa esto que tengo que permitir que el maleante me agreda a golpes en la calle?

Lo que ha hecho que este Sermón parezca tan inalcanzable es la falta de equilibrio en la interpretación y enseñanza de este mensaje. El Sermón del Monte ha sido, a través de los siglos, un tema de gran controversia. Ha habido de aquellos que insisten en que debe de ser tomado literalmente: al pie de la letra. Eso significa, si tu ojo te es ocasión de caer, ¡sácalo! Eso significa, si necesitas un lugar para orar, busca un armario.

Otros han debatido que solamente puede ser cumplido por los clérigos. Muchos se unieron a las sociedades y órdenes monásticas porque sentían que era la única manera que el Sermón podía ser cumplido. Aún más, otros han adoptado muchas interpretaciones extrañas y ambiguas con respecto a este Sermón. 

Una cosa es segura: el pueblo de Dios ha sufrido muchas e innecesarias aflicciones y sufrimientos a causa de una percepción desequilibrada del verdadero mensaje de este Sermón. La gente ha sufrido asaltos criminales, la gente ha sido víctima de juicios injustos y daños personales, sin mencionar la condenación y sentimientos de culpa que han soportado. Como dijo el profeta: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Os. 4:6).

El Sermón del Monte es un mensaje que nunca pasa de moda. Para el creyente maduro, el mensaje de este Sermón se añeja con el tiempo. El mensaje se hace más definido y claro en la medida que maduramos en el Señor. Mientras más comprendo el mensaje de este Sermón, más alcanzable (más comprensible) se vuelve.  Con este pensamiento en mente, expongo este breve comentario.

Es el deseo del Señor que Su pueblo comprenda Sus caminos. Somos el pueblo del Nuevo Pacto. Somos el pueblo que debería tener la Ley grabada en nuestro corazón para, asimismo, poder enseñar a las naciones. ¡Que el Señor nos dé la gracia para discernir correctamente y equilibrar este bello mensaje en nuestra vida diaria! 

La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer Su pacto. 

Salmos 25:14

Introducción al Sermón del Monte

El Evangelio de Mateo registra el sermón completo como fue predicado en el Monte de las Bienaventuranzas. Aunque encontramos partes de este sermón en varios lugares de los Evangelios de Marcos y Lucas, estas no tienen conexión, y están representadas en ambientes totalmente diferentes. Es algo evidente que Jesús también enseñó y predicó porciones de este sermón en otras partes de las Escrituras.

El Sermón del Monte es, sin duda, el sermón más grandioso de todos los tiempos. Como está registrado en Mateo 5-7, este sermón básicamente contiene la semilla de donde viene la inspiración para todos los sermones. De hecho, este sermón es el prototipo de todo sermón que alguna vez haya sido predicado. Jesús declara: “Hacer a los demás como quieren que les sea hecho a ustedes”, es el mensaje de la Ley y los Profetas (Mt. 7:12).

El Sermón nos introduce al Nuevo Pacto

El Sermón del Monte desafía prácticamente todo intento del corazón, cada motivo, cada actitud y cada pensamiento. En realidad, el mensaje que se predicó desde este monte, es la introducción al “Nuevo Pacto”: La Ley escrita sobre las tablas del corazón de carne (Jer. 31:31-34).

“Después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo…” (Jer. 31:33). Aunque nos convertimos en el pueblo del Nuevo Pacto cuando somos salvos, la manifestación de este pacto es un proceso y algo progresivo. Que la Ley sea escrita en nuestro corazón, es una obra continua que se da en la medida que nos rendimos al (o caminamos en el) Espíritu. Requiere de muchas respuestas de obediencia a lo que Dios está hablando a nuestra vida. Como veremos, nuestro destino y lugar eterno también están determinados por el grado en que este mensaje penetra en nuestro corazón (Mt. 5:19).

Para que este mensaje se haga realidad requiere de un tiempo considerable. La iglesia de los corintios es un buen ejemplo. Obviamente, ellos eran salvos, santificados (apartados para el propósito de Dios) y estaban llenos del Espíritu. Sin embargo, ¡Pablo los llama “carnales”! En esencia, ellos estaban quebrantando cada precepto de lo enseñado en el Sermón del Monte. Por supuesto, el punto es que esta Ley debe desarrollarse dentro de nuestro corazón. Una cosa es escuchar un mensaje y guardarlo en nuestra mente, y otra cosa es que la verdad de ese mensaje llegue a nuestro corazón y sea mostrado a través de nuestras palabras y acciones diarias.

El Antiguo Pacto Versus el Nuevo Pacto

El Antiguo Pacto

Entender el Antiguo Pacto nos ayuda a tener una mejor comprensión del Nuevo Pacto. En las Escrituras, los dos pactos están representados por dos hombres. Moisés fue el mediador del primer pacto. Ese pacto fue dado sobre un monte. El primer pacto fue representado por una Ley que estaba grabada sobre piedra. Allí, no solo estaban los “Diez Mandamientos”, sino que también una lista larga de normas y regulaciones que dictaminaban cada aspecto de la vida. Toda la vida del judío era gobernada por la “Ley de Moisés”: El Antiguo Pacto.

El apóstol Pablo describe el pacto escrito sobre piedra como: “¡El ministerio de condenación!”. Él, hasta lo llama: “El ministerio de muerte” (2 Co. 3:7-9). Era muerte porque el propósito de la Ley era exponer el pecado (Ro. 3:20; 7:13). Es más, en este pacto no había poder o gracia para triunfar sobre la naturaleza de pecado. Por lo tanto, la Ley solamente podía mostrarnos nuestro pecado. ¡Podía condenarnos, pero no podía darnos la victoria sobre el pecado!

El Nuevo Pacto

Es interesante que es específicamente a los judíos a quienes les fue dada la promesa del Nuevo Pacto (Jer. 31:31-34). Pero, por cuanto rechazaron al Señor Jesucristo, “el Mensajero” del pacto (Mal. 3:2), perdieron su herencia y no tienen acceso al Nuevo Pacto durante la Era de la Iglesia (2000 años). No obstante, puesto que la Iglesia ha recibido a Cristo, Pablo le declara que los beneficios de este pacto los ha adquirido la Iglesia. Ver Hebreos, capítulos 8 y 10. Israel, como nación, no entra a este pacto, sino hasta el final de la Era de la Iglesia, cuando Cristo regresa para reinar en la Tierra por mil años durante el Milenio (Ez. 36:8-28). Al igual que Moisés, Jesús (quien también es llamado el “Mediador” del pacto), declaró Su Ley desde un monte, y declaró la superioridad de este pacto cuando citó a Moisés, diciendo: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás […] Pero yo os digo, que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio […]” (Mt. 5:21-22).

“Pero yo os digo” sobrepasa la autoridad de Moisés. Cristo era antes que Moisés; de hecho, fue el Cristo preencarnado quien comisionó a Moisés en la zarza ardiente. Cristo es el “¡YO SOY!” de Éxodo 3:14. Es así como Cristo estableció un mandato superior que el establecido por Moisés.

La superioridad del Nuevo Pacto

Podemos darnos cuenta de que el Nuevo Pacto impone una norma superior a la del Antiguo Pacto. Entonces, quizá nos preguntemos, en virtud de la dificultad que tuvo Israel para guardar el antiguo, ¿cuál es la ventaja de este Nuevo Pacto? Pablo nos da varias de estas ventajas en el libro de Hebreos, pero primordialmente, él enfatiza el hecho de que tenemos un mejor pacto y un Mediador mayor (He. 8:6; 12:24). Aunque el Nuevo Pacto impone la demanda de una norma superior, esta no viene sin la promesa de Su ayuda divina, porque tenemos un Sumo Sacerdote que vive para siempre. ¡Él siempre intercede por nosotros, y está constantemente allí para ministrar gracia y poder para nuestro oportuno socorro!

La gran diferencia entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto es que, en el Nuevo Pacto podemos experimentar la gracia y el poder para permanecer firmes en la hora de la prueba. Ciertamente, la promesa del Nuevo Pacto es que ¡Cristo nos capacita para cumplirlo! “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ez. 36:27). El mundo verá la imagen de Cristo en la Iglesia. ¡Esto convencerá al mundo de que el cristianismo es real!

La gracia y la verdad

El apóstol Juan dijo: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn. 1:17). Cristo vino con gracia y verdad. La verdad nos hace libres (Jn. 8:32).

A menudo la gracia ha sido malinterpretada, reduciendo el término hasta dar a entender “tolerancia” al pecado. Y si eso fuera cierto, ¿nos suena racional el hecho de que Cristo nos diera un código superior por medio del cual poder vivir, y porque somos incapaces de cumplirlo, nosotros termináramos pidiendo que excuse nuestra incapacidad para cumplirlo? La gracia es “influencia divina”. En otras palabras, es el poder para hacer aquello que en nuestra fuerza humana no podemos hacer.

El Nuevo Pacto fue establecido para que fuera una ley que sería comprendida y guardada: “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (He. 10:16-17).

Permítame decirle que, con base en mi experiencia personal, mientras más conozco al Señor y mientras más comprendo Sus caminos, más se incrementa mi fe en cuanto a que Él me capacitará para cumplir todo lo que Él ha propuesto para mi vida (Fil. 1:6).

La norma más alta

Aunque el Sermón del Monte representa la norma más alta del Nuevo Testamento, es un mensaje que está al alcance del hombre común y corriente. Cuando la Ley de Moisés fue dada, 3000 personas murieron (Ex. 32:28). La Ley de Moisés era inalcanzable (en su sentido más completo), porque habían muchas condiciones debilitantes en ella. ¡Era un pacto inferior!

Cuando el Nuevo Pacto entró en vigor en el día de Pentecostés, 3000 nacieron de nuevo y recibieron vida eterna (Hch. 2:41). El Nuevo Pacto representa gracia y ayuda divina, ¡representa poder para vivir la vida! El Sermón del Monte nos introduce al Nuevo Pacto, un pacto que se puede cumplir.

El Nuevo Pacto fue firmado en la cruz. Pero, como en la mayoría de los testamentos (última voluntad), que requieren de unos días antes de que realmente tengan efectividad, así fue con el Nuevo Pacto. El derramamiento del Espíritu activó el Nuevo Pacto.

Una ilustración de lo que debemos llegar a ser

El Sermón del Monte nos da una ilustración de todo lo que respecta al Nuevo Pacto, y de lo que Cristo desea que lleguemos a ser. Este sermón no se hace una realidad la primera vez que lo escuchamos. Sin embargo, sí nos presenta una imagen a la cual debemos ser conformados: ¡Las actitudes que deben llegar a ser nuestras al caminar en el Espíritu! Una forma fácil de recordar esto es considerar el término “beatitudes” (N. del T.: En este punto se debe hacer una aclaración: en inglés, bienaventuranzas se traduce como “beatitudes”, y el autor descompone esta palabra así: be (ser) y attitudes (actitudes), lo que en español sería las actitudes que nos convierten en quienes somos en realidad).

Primero, debemos de ver la imagen de Cristo antes de llegar a ser conformados a Su imagen. Jesús no estaba predicando simplemente una teoría o un montón de principios, Él estaba predicando de Sí mismo. Él era la encarnación del mensaje. Él era el cumplimiento del mensaje. Él era la personificación del Nuevo Pacto (Sal. 40:8). Él es Aquel a Quien somos llamados a imitar (Is. 51:7).

Procedamos a examinar este sermón con un corazón abierto. Empecemos a responderle al Señor mientras Él pone Su dedo en ciertos asuntos en el interior de nuestro corazón. Este sermón en su totalidad trata acerca de asuntos del corazón, y en la medida que le permitimos al Espíritu de Dios guiarnos a las circunstancias que van a tratar con esos asuntos, se evidenciará Su obra en nuestra vida.

“Aun amó a su pueblo; todos los consagrados a él estaban en su mano; por tanto, ellos siguieron en tus pasos, recibiendo dirección de ti” (Dt. 33:3). 

MATEO CAPÍTULO CINCO