Fiebre en la cabaña, parte 5: Una difícil precaución - Ane-Marie Kjeldberg - E-Book

Fiebre en la cabaña, parte 5: Una difícil precaución E-Book

Ane-Marie Kjeldberg

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  • Herausgeber: LUST
  • Kategorie: Erotik
  • Serie: LUST
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2020
Beschreibung

"Nook volvió a asentir. De repente, Christian supo cómo hacerlo. Deseaba hacerla feliz y no podía acercarse demasiado. Le pidió que se quitara la camisa y el sujetador. Ella lo hizo con los ojos bien abiertos. Christian tomó un par de plumas grandes del jarrón que estaba sobre el alféizar de la ventana. Comenzó a pasárselo con cuidado sobre sus pechos, rodeó sus oscuros pezones, los acarició durante un buen rato. Nook echó el cuello hacia atrás."Durante más de 20 años, Nook ha sido la sirvienta de los hermanos Christian y Bella: les ha hecho la cama, preparado la comida, limpiado la casa... Pero todo cambia cuando la madre de Nook muere y esta no puede levantar cabeza después de tres meses. Bella está convencida que lo mejor que podrían hacer es mandarla a Tailandia, pero Christian cree que la mejor solución es pasar unos días en el mar del Norte, donde Nook podrá descansar y recuperarse. Christian está dispuesto a hacer lo que haga falta y más para que Nook vuelva a recuperar el buen humor, lo que sea... -

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Seitenzahl: 37

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Ane-Marie Kjeldberg

Fiebre en la cabaña, parte 5: Una difícil precaución

LUST

Fiebre en la cabaña, parte 5: Una difícil precaución

 

Translated by Raquel Luque Benítez

Copyright © 2017 Ane-Marie Kjeldberg, 2020 LUST, Copenhagen.

All rights reserved ISBN 9788726693522

 

1st ebook edition, 2020. Format: Epub 2.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

Fiebre en la cabaña, parte 5: Una difícil precaución

 

Finales de primavera, 1969

 

La cabaña Sunnyside, en el mar del Norte, fue heredada por Christian y su hermana pequeña, Bella, y permanecía como propiedad compartida. Cuando Christian quedó viudo, se volvió a casar y se divorció, mientras que Bella también quedó viuda a una edad temprana. Dada la situación, parecía una excelente solución el hecho de compartir sus vidas. Tener una sirvienta en su villa-casi-mansión había sido inevitable. Ninguno de los dos tenía tiempo de ocuparse de la casa. Christian era arquitecto y tenía muchísimo trabajo; Bella heredó la empresa de su marido y decidió gestionarla ella misma. La gente estaba convencida de que fracasaría, pero, por el contrario, alcanzó un éxito increíble.

La sirvienta, Nook, era probablemente la razón de la disputa que habían comenzado hacía poco. Era una persona muy meticulosa y habían estado muy contentos con ella durante 12 años. Pero ahora la madre de Nook había fallecido y la sirvienta de 33 años se sentía completamente destrozada. El doctor lo llamó ‘crisis nerviosa’ y le prescribió tranquilidad y cariño.

—Bien, —dijo Bella por décima vez al menos, —tiene que volver a Tailandia de donde es. Seguramente tiene una familia enorme allí que puede cuidar de ella.

—Ella y su madre dejaron Tailandia cuando Nook tenía 14 años. Ya no conoce a nadie allí.

—Recibe cartas, —dijo Bella golpeteando los dedos sobre la mesa.

—Eso no quiere decir que conozca a alguien allí, —dijo Christian en voz baja.

—Estoy de acuerdo con Christian, —dijo Xenia, que se encontraba de visita con Ingrid, la hijastra de Christian.

Christian se refería discretamente a ellas como ‘compañeras de casa’, pues compartían una cabaña, pero en realidad eran mucho más que eso. A Christian le hacía feliz ver cuánto amor irradiaba de ellas.

—Yo también estoy de acuerdo, —añadió Ingrid.

—¡Oh, Dios! ¿Qué os pasa a todos? —Dijo Bella levantándose rápidamente y desapareciendo hacia el salón.

—Nook es una persona, no un zapato gastado, —dijo Christian a Ingrid y Xenia. Sentía que apreciaban su humanidad, pero lo que no les dijo era que su actitud en este asunto no era solo un reflejo de su amabilidad, sino más bien era porque se preocupaba por ella. Durante todo el tiempo que Nook había pasado en Villa Pac, su rostro siempre había estado amable y sonriente, y si no hubiera sido por ella todo habría sido muy aburrido.

Algunas veces veía un cambio en ella, sus rasgos cobraban vida y se llenaban de transformación. Esto lo fascinaba y deseaba mantenerla fuera de peligro y protegerla, para que la vida que había visto en su rostro pudiera volver de nuevo. Se preocupaba más por ella de lo que imaginaba hacerlo por una hija, y quería ayudarla en su dolor sobrecogedor. Pero no estaba seguro de si ella se lo permitiría.

 

Al día siguiente volvió a casa del trabajo antes que de costumbre y encontró a Nook en la cocina. Con los ojos hinchados, preparaba la cena para él y Bella. Christian había traído unas rosquillas. Sabía que a Nook le encantaban y, tras un rato de intentar convencerla, la mujer se sentó con él en la pequeña mesa de la cocina, se tomó un café y se comió uno de los mantecosos pasteles.

—¿Te sientes mejor, Nook? —Le preguntó Christian mientras la sirvienta se tragaba el último mordisco.

—Sí, muchas gracias, Sr. Dahl, —respondió Nook sonriendo levemente.

—Háblame sobre tu madre, —le dijo Christian en voz baja.

Nook lo miró asustada.

—No puedo. No soporto pensar en ella. —Intentó contenerse las lágrimas. —Ya no me queda nadie.

—Eso no es verdad, —dijo Christian. —Hay gente que se preocupa por ti—.

Nook alzó la vista. Sus ojos marrones se veían apagados. Justo en aquel momento, la puerta de la cocina se abrió de golpe y Bella apareció con un traje pantalón increíblemente azul.