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Las historias del Mikilo o del perro negro, la receta del arrope de tuna, las vivencias de una sequía interminable y la falta de luz eléctrica son algunos de los temas que motivaron a muchos niños de escuelas rurales a escribir los textos que se reúnen en este libro. Los autores demuestran haber comprendido y resuelto la complejidad que encierra el oficio de escribir. Se convirtieron en escritores porque, además de enseñar, entretener o convencer con sus historias, han logrado zambullirse en el maravilloso universo de la ficción construyendo "otros mundos posibles". Este libro, escrito e ilustrado por niños, es el resultado feliz del proceso de estudio, reflexión y producción que sus maestras les propusieron. Por eso encierra –y esto hace a su riqueza–, un objetivo que trasciende su lectura: despertar en cada lector el entusiasmo por escribir sus propios relatos. María Teresa Lerner* * Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Autora y Coordinadora General del Proyecto de Capacitación con Producción del Medio Gráfico Abriendo Huellas.
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Seitenzahl: 200
Veröffentlichungsjahr: 2021
Niños de Escuelas Rurales
Chamical – La Rioja
Huellas de tierra adentro
Antología de Textos
Lerner, María Teresa
Huellas de tierra adentro : antología de textos . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2014.
E-Book.
ISBN 978-987-599-336-5
1. Antología Literaria. 2. Relatos Infantiles. I. Título
CDD A863.928 2
© Libros del Zorzal, 2008
Buenos Aires, Argentina
ILibros del Zorzal
Printed in Argentina
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
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www.delzorzal.com.ar
Índice
Prólogo | 5
Cómo nació este libro | 7
Te pinto mi lugar | 23
Nuestras historias de vida | 38
Gente linda de nuestro pago | 48
Preguntando a los que saben | 64
Después de mirar, te voy contando | 72
Me contaron, les cuento | 80
Cosas nuestras | 96
¿Será que esto pasó? | 114
Imaginando mundos posibles | 129
Ficción | 141
Anécdotas | 154
Cuando de poesía se trata | 180
¡Así se hace! | 202
Ahora, ¡opinamos! | 213
Camino recorrido | 234
Reflexión y agradecimientos | 236
Prólogo
Querido lector:
Te contamos una pequeña historia para que comprendas cómo logramos ofrecerte esta maravillosa publicación cuyos autores son nuestros alumnos.
Hace unos cuantos años, un grupo de maestras rurales nos reunimos para pensar juntas por qué a nuestros alumnos les costaba tanto leer y escribir. Entre mate y mate, reflexión y estudio, nos dimos cuenta de que nosotras también teníamos dificultades para lograr textos que se entendieran o que cumplieran con el objetivo que nos proponíamos. A veces, a través de un escrito tratamos de enseñar; en otras ocasiones, procuramos informar, divertir o entretener.
Entonces, comenzamos a revisar nuestros propios modos de escribir y de leer hasta que un día descubrimos que ya estábamos en condiciones de armar un pequeño periódico; lo bautizamos: Abriendo Huellas. Sentíamos que empezábamos a proyectar caminos y posibilidades.
Mientras tanto, trabajábamos con nuestros alumnos sobre aquellos mismos temas que eran objeto de nuestra reflexión. Fue así que los niños se entusiasmaron y comenzaron a producir textos cada vez más hermosos. En parte, esas producciones mejoraban porque sus autores sabían que serían leídas por otros niños y vecinos del lugar.
El año pasado fuimos a Buenos Aires. Aunque todavía no lo podamos creer, en un salón muy solemne del Congreso de la Nación nos dieron un reconocimiento por este trabajo. Nos pusimos muy felices: eran muchos los que decían que nuestro pequeño periódico era importante. Y para no perder el tiempo, aprovechamos que estábamos allí para hacer un Taller de Escritura. ¿Sabés?, nunca se termina de aprender.
Junto a nosotras también estaban reunidos quienes continúan trabajando para editar nuestro diario. Entonces, en esa tarde de septiembre y entre todos, surgió la siguiente idea: reu-nir todos los textos de los niños que se habían publicado durante estos años.
Y acá estamos. Felices porque confiamos en que disfrutarás mucho leer este libro, pero además, porque seguramente vas a pensar: si estos chicos pudieron, ¿por qué yo no? Así, el campo y las ciudades se podrán llenar de libros escritos por niños para otros niños.
Profesoras: María Isabel Agüero, Noemí Leonor Cáceres, Mirta Liliana Castillo, Sandra de los Ángeles Ortiz, Noemí del Valle Mercado y Graciela del Valle Quinteros. Redactoras del periódico rural Abriendo Huellas
1
Cómo nació este libro
La revista Abriendo Huellas
¡Con el nombre de la revista hacemos un abecedario!
Mi abecedario
Abriendo Huellas es su nombre
Basta con solo mirarla
Cuántas cosas encierra
Donde quieras abrirla
Encontrarás lo que no te imaginas
Fábulas, cuentos, leyendas,
Grandes historias escritas
Homenajearla, claro que sí
Ilusiones, destellos y magia
Jamás viste todo junto
Kilómetros recorren sus páginas
Llevando consigo todo tipo de información
Mas no es una simple revista
No, señores, es mucho más
Ojearla para comprobar lo que digo
Página a página te atrapará, entonces,
Quererla aprenderás
Risas, entretenimiento, curiosidad
Sus páginas llenas están
Tan solo tienes que esperarla
Única, como ella no hay
Vivir cada letra con sentimiento
W, aunque esta letra es poco usada
X, sin exagerar les quiero explicar que
Ya no quedan letras en el abecedario
Z es la última..., pero todas ellas se usan en:
¡Abriendo Huellas!
Maximiliano Brítos y Gabriel Rodríguez, 7º añoEmanuel Arias y Marcelo Mamaní, 8º añoCristian Agüero y Hernán Torres, 9º año
Receta para hacer la revista
Ingredientes:
Esfuerzo
Sacrificio
Espíritu aventurero
Conocimiento
Alma de periodista
Amor
Cariño
Preparación:
Comenzar con un buen espíritu aventurero y mezclarlo con mucha ilusión y ganas de incorporar más conocimiento. Agregar bastante alma de periodista y dedicarle esfuerzo y sacrificio para obtener una excelente producción. Además, disponer de tiempo para pensar a quién se le van a dedicar sus páginas. Tener en cuenta a todos: niños, adultos y vecinos de la zona, sin olvidar al público en general. Como últimos ingredientes, añadir mucho, pero mucho amor y cariño. Mezclar todo en forma armoniosa y paciente para que podamos disfrutar del resultado de esta magnífica receta. Producto final: revista Abriendo Huellas.
Sugerencias: además de publicarla mensualmente, que se imprima a todo color y con más páginas.
Jessica Luján y Carlos Rivero, 8º año
Acrósticos
Alumnos y alumnas
Busquen información
Real o ficticia
Importantes todas son
En una linda revista
Nos reflejamos sin cesar
Donde quiera que esta llegue
Ofrecemos un ejemplar. Humildes y productivas
Una por una son sus páginas
Especiales sus contenidos
Logrando entretenernos
Libre expresión nos ofrece
Abriendo Huellas lleva por nombre
Siempre presente está.
Anabel Carrera, 8º año
Amanece al principio del mes
Brisas suaves la esperan
Rocío de cálida mañana
Impresa en una página a la vez
Entretiene, atrae y cautiva
Nunca se vio algo igual
Desde que esta apareció, es
Orgullo departamental.
Humilde, sencilla y novedosa
Una por una refleja calidad
Entre todo el alumnado
La esperan con ansiedad
Llega una vez al mes y
A todos les cuento que
Su nombre Abriendo Huellas es.
Nahir Molina, 8º año
Poesías... ¡qué placer!
Letras, lápices, ilusiones,
todo es válido al escribir.
Sol, sonrisa y canción
emanan al abrir la revista.
Abriendo Huellas es su nombre
¡qué interesante... sí!
Páginas de sorpresa siempre
¡qué emocionante... sí!
Silvio Agüero, 7º año
Mes a mes la esperamos,
preguntándonos qué nos traerá:
adivinanzas, chistes, colmos,
con algo nos entretendrá.
¿Serán recetas de cocina
o tal vez un cuento incluirá?
Lindas imágenes y fotos
¿Quién se lo imaginará?
¿Ya saben sobre qué preguntamos?
Una linda revista mensual
nosotros ya apostamos
que dudosos deben estar.
Toda la escuela la admira
la tienen en lo más alto de la cumbre
cuatro páginas para el que no adivina:
Abriendo Huellas es su nombre.
Alexis Juin, 7º año
Manitos inquietas
guardapolvos intrusos
mochilas cargadas
de soles curiosos.
Llega la primavera
y con esta una linda revista,
nuestra escuelita
la espera siempre lista.
Caritas sonrientes
dulces y ansiosas
con páginas llenas
de juegos y aprendizajes.
En esta se imprime
la frescura inmensa:
un verdadero homenaje
para Abriendo Huellas.
Victoria Martínez, 7º año
Cuentos cortos... y algo más
Elizabeth, el maestro y un camino
En un paraje lejano vivía una familia. La única hija se llamaba Elizabeth y tenía 9 años, pero no sabía leer.
En un día caluroso y bien soleado, por el camino polvoriento y seco, llegó al lugar un maestro joven, pero sin experiencia, que amaba su profesión y que traía en su maletín muchas ilusiones y ganas de enseñar a los chicos. Desde hacía tiempo, estos esperaban con ansias aprender.
El maestro los abrazó con manos sudorosas y besó cariñosamente a cada uno. Entre el puñadito de guardapolvos blancos observó a una niña rubia como el Sol y sonriente como la Luna. Le llamó la atención que no luciera su guardapolvito blanco como los demás. Se arrimó suavemente a ella y le preguntó su nombre, su edad y si tenía ganas de aprender muchas cosas nuevas.
Elizabeth le respondió que sí, que eran muchas sus ganas de aprender a leer y a escribir, puesto que un problemita de salud le había impedido asistir a los primeros grados. Ella le aclaró al maestro que solo estaba ahí porque la habían llevado sus hermanos mayores, debido a que nadie podía cuidarla. «¡Manos a la obra!», pensó el maestro.
El tiempo pasó. Elizabeth aprendió. Pero lo más interesante de esta historia es que al maestro se le ocurrió una gran idea: crear una revista de pocas páginas para publicar todo lo que aprendieran sus alumnos. Una vez que organizaron todo, les preguntó a los niños qué título se le pondría a la obra.
«¡Abriendo Huellas!», propuso Elizabeth. Seguramente, lo pensó como homenaje a ese camino polvoriento y seco que les abrió el paso al conocimiento y al saber, y que dejó una huella en el corazón de cada alma del lugar. Con un nudo en la garganta, el maestro abrazó a la niña. Todos aceptaron el título y, desde ese momento, nació la revista rural Abriendo Huellas.
Raúl Martín Rodríguez, 9º año
¡Qué personaje!
Un día muy especial —es decir, uno como cualquiera que solo se distinguió por un hecho muy particular—, se presentó ante los chicos un personaje como una gran cajita de sorpresas: su nombre era Abriendo Huellas.
Este les comenzó a contar adivinanzas, cuentos, historias y muchas cosas más, pero a los niños los que más les gustaron fueron los chistes. Además, Abriendo Huellas les propuso un gran negocio: intercambiar experiencias, entretenimientos, historias, novedades y todo aquello que se pudieran imaginar. Fue tan grande el rol de ese personaje que, de pronto, se hizo conocido y famoso entre todos los vecinos. Llegó incluso a otras escuelitas. Sin quererlo, su fama trascendió por toda la zona rural.
Desde hace tiempo —es decir, desde ese día muy especial—, ese famoso personaje nos visita cada mes. Todos lo esperamos. A la gente le gusta, en especial, por la información que trae. Todos están muy felices porque Abriendo Huellas forma parte de la escuelita en la que un día se presentó como una gran cajita de sorpresas.
¡Qué personaje!
Darío Rodríguez, 7º año
Abriendo Huellas
Esta historia que les voy a contar es real, sí, señores, muy real. Como ya saben, la revista Abriendo Huellas es la que cada mes trae información, relata acontecimientos y cuenta novedades.
Bueno, sucedió que una familia —la llamaremos la familia X porque hay que preservar la identidad, ¿o no?— estaba contenta puesto que, como siempre, había recibido la revista. El menor de los hijos —llamémoslo Juan— era el encargado de compilar los relatos de sus antepasados familiares, es decir, los mitos y las leyendas, para que se publicaran.
Sin embargo, cierta vez sucedió algo inesperado. Un señor —digamos, don Pedro—, les comunicó a todos que debían pagar un porcentaje para que esas historias familiares se pudieran publicar y, por sobre todo, que tendrían que abonar una determinada cantidad de dinero para seguir recibiendo mensualmente la revista. La gente del lugar no quería quedarse sin su publicación. Entonces, se organizaron, hicieron rifas y pidieron ayuda a otros pueblos. En fin, el asunto era juntar plata.
Juan no entendía nada porque en la escuela a la que asistía, su maestra le había contado que un equipo de docentes redactaba las notas de la revista y que un señor imprimía las publicaciones en Buenos Aires y luego, las enviaba en forma gratuita.
No conforme con lo que ocurría, Juan movilizó a sus compañeros y juntos se convirtieron en detectives privados. Averiguando y averiguando, como quien no quiere la cosa, descubrieron que don Pedro era un miembro de la Comisión de Periodistas. Este señor había querido poner a prueba a la gente del lugar para comprobar si realmente apreciaban la revista.
¡Oh, sorpresa! Cuando volvió don Pedro para averiguar qué había hecho la gente del pueblo, descubrió con gran asombro que lo esperaban con el dinero que les había pedido porque nadie quería dejar de recibir las publicaciones.
Juan esperaba ansioso junto a sus compañeros la reacción de don Pedro ante tamaño acontecimiento. El periodista, muy emocionado, al reconocer la buena voluntad de las personas y, sobre todo, el gran valor que estas le daban a la publicación, les contó a todos la verdad. La gente no supo cómo reaccionar. Después de salir del asombro, decidieron donar el dinero para que la publicación tuviera más páginas y se imprimiera a todo color. ¡Qué interesante!
Juan y sus investigadores guardaron el secreto —no le contaron a nadie lo que habían descubierto— y dejaron que las cosas se acomodaran de la mejor manera posible. En fin, todos salimos beneficiados.
¿Cómo sigue la historia? Dejo para ustedes el final, ya que la revista Abriendo Huellas siempre tiene sus páginas abiertas. Así como podrán ver, es una historia muy real.
Abigail Agüero, 9º año
Siete chicos y esto
En un pueblito olvidado y lejano, pero cerca de un bosque —en un lugar que ni se imaginan—, vivían siete amigos: cuatro mujeres y tres varones que mantenían una amistad que los hacía inseparables.
¿Qué sucedió un día cualquiera? Una de las chicas, la más juguetona y charlatana del grupo, les propuso a los demás ir al bosque ni bien se hiciera de noche. Casi todos aceptaron la invitación; una de las amigas no quiso porque tan solo el hecho de pensar en la oscuridad del lugar, le producía miedo. Sin embargo, la unión valió más y al final aceptó.
Así como estaba programado, entraron al bosque de noche e iniciaron la caminata aventurera. Muy entretenidos, caminaron y caminaron hasta que de pronto, el más chico de los amigos tropezó con un bulto: no era muy grande, pero daba miedo.
El grupo se sorprendió al encontrarse con algo así, pero inmediatamente se dirigieron hacia el montón y entre todos, con mucho coraje, empezaron a retirar las hojas que lo cubrían. Una de las amigas divisó en el claro de luna que se trataba de un enorme tesoro: las famosas revistas Abriendo Huellas acerca de las que tanto habían oído hablar a otros pobladores y que, hasta el momento, nunca habían podido conseguir. Las juntaron y las llevaron inmediatamente al pueblo. Al llegar, despertaron a todos y empezaron a repartirlas.
Esta historia trascendió, por eso se las cuento ahora. ¿Y qué pasó con el grupo de amigos? Ellos quedaron muy contentos por el inmenso hallazgo y, desde ese día, su amistad perduró por siempre.
Antonella Daiana Brizuela, 9º año
Sobre nuestra revista opinamos…
Pediría que la revista Abriendo Huellas tuviera más entretenimientos y más páginas. También sería muy lindo que se imprimiera a todo color. Para terminar, me gustaría pedirles a las docentes que trabajan en la revista que continúen haciéndola porque en la zona rural es nuestro único medio de comunicación.
Significa mucho para la población rural porque le permite a cada paraje expresar sus ideas y, además, sirve para vender sus productos regionales. También representa el trabajo de los maestros rurales y sus alumnos.
La revista me gusta porque tiene entretenimientos educativos e historias lindas sobre la vida en el campo.
Nos gustaría que las maestras no abandonasen ese proyecto colectivo tan lindo para la zona rural, puesto que en la revista participan maestros, alumnos y toda la comunidad en su conjunto.
¡Fuerza, chicos!
Abriendo Huellas nos gusta porque a través de esta nos enteramos acerca de las actividades que se realizan en otras escuelas. Además, es una herramienta útil para informarnos sobre distintos temas.
Belén Godoy Carrera, 6º año
La revista me sirve para aprender, estudiar y copiar algunas lecturas que son muy buenas.
Ramiro Martínez, 6º año
Es útil porque cuando necesitamos algún cuento o alguna historia, lo podemos buscar en la revista.
Luis Ferreyra, 6º año
Cartas a los que hacen Abriendo Huellas
¡Hola! Mi nombre es María Godoy, asisto a 8º año de la escuela rural Nº 300 «Maestro Alilo Núñez», ubicada en el paraje La Aguadita, un lugar muy bonito y pintoresco. Cada mes recibimos con entusiasmo la revista Abriendo Huellas. Mis compañeros y yo suspendemos todo para compartir su lectura. Lo que más me gusta es la página de entretenimientos. Mi seño dice que es muy bueno leer porque nos ayuda a crecer y, sobre todo, a aprender más.
Algunas veces, cuando se publican nuestras producciones, todos nos ponemos contentos. Solo que quizá querríamos que se imprimiera a todo color y que tuviera más páginas porque no somos los únicos que la leemos sino que también la llevamos a nuestras casas y se la regalamos a los vecinos.
Gracias por el esfuerzo que hacen para que su distribución sea gratuita y, en especial, quiero brindar mi reconocimiento de profundo corazón al equipo de redactores que con tanta voluntad y tanto sacrificio nos hace llegar la revista.
Quería acercarme a ustedes mediante esta simple carta para que conozcan un poco más de mí.
Con mucho cariño,
María del Rosario Godoy, 8º año
¡Hola, amigos!
¿Como están? Yo, muy bien. Les cuento que estoy muy contenta con la publicación de la revista Abriendo Huellas, puesto que en mi familia disfrutamos mucho su lectura. La información que ofrece siempre es muy importante; cada mes aprendo algo nuevo. Los cuentos me invitan a usar la imaginación y me río leyendo la página de entretenimientos.
Sé que implica mucho esfuerzo y sacrificio publicarla, y que hay un grupo de directoras que se encargan de buscar la información, diseñar la revista, añadir dibujos y, en especial, de incluir las producciones de los chicos. A través de esta, me entero de lo que pasa en otras zonas rurales.
Es por todo esto que mis compañeros y yo agradecemos profundamente a ese fabuloso equipo y lo alentamos a que siga adelante y continúe haciéndonos llegar las publicaciones.
Con el mayor de los afectos,
Patricia Carrizo, 9º año
Mi nombre es Pablo González Sosa. Soy alumno de 6º grado (2º ciclo) de la escuela Nº 300 «Maestro Alilo Núñez» de La Aguadita. Opino que la revista Abriendo Huellas es un material muy rico que nos acompaña todos los meses y desde hace mucho tiempo. Nos sorprende y nos hace sentir importantes porque registra nuestras producciones (hasta aquellos trabajos que a veces realizamos con miedo o dificultad). Los maestros nos acompañan en esta linda experiencia. Esta revista ofrece todo tipo de información, pero lo que más me gusta son los entretenimientos y las historias interesantes.
A mí me gustaría que se publicara a todo color, ¿será posible? Espero que sí. También desearía que tuviese más páginas porque hay mucho material para difundir. Todos debemos aportar y producir muchas cosas. Es tan lindo… a mi mamá le encanta ese trabajo.
Todos mis parientes leen la revista. Yo me encargo de que la reciban; les gusta mucho. Me la piden siempre. En nombre de todos ellos les hago llegar a los autores y colaboradores de esta publicación: mil gracias por pensar en los chicos de la zona rural y difundir las cosas simples de la gente sencilla. ¡Felicitaciones! ¡Adelante!
Pablo Elías González Sosa, 6º año
2
Te pinto mi lugar
Como un hábil pintor con acuarelas, te mostramos cada rincón de nuestro campo. Allí se respira aire puro y el pan que se amasa deja sabor a ternura en un delantal arrugado. En ese lugar, ver un arco iris tras la lluvia es valorar lo simple y lo bello de la vida.
¿Cómo es el paraje Villa Carmela?
Somos alumnos que estudiamos en Villa Carmela. Les contamos cómo es el paraje.
El suelo del lugar es árido, guadaloso1 y, en ciertas partes, arenoso. El clima es seco; hay pocas lluvias y corre el viento zonda. Podemos llegar por tierra recorriendo 8 km por la ruta provincial Nº 25 o transitando 12 km desde Chamical por una vía asfaltada, la ruta nacional Nº 79.
Los árboles típicos de la zona son algarrobo, chañar, mistol, quebracho colorado y blanco, y tala, en tanto que los arbustos comprenden jarilla2, pichana3, retama y tusca. Los pastizales que abundan son chamico, cola de zorro4, jume5, manea caballo6, saetilla7 y zampa8. Hay pocos cardones, pero muchas pencas9 y puquis10.
Los animales que se ven en el lugar son arañas, chelcos11, chuñas12, conejos, iguanas, lagartijas, lechuzas, perdices, quirquinchos, ratas, víboras y zorros. También hay burros, caballos, mulas, potrillos, terneros, toros, vacas y yeguas. La gente cría cabras, cabritos, chivos, gallinas y pavos. Muchos pájaros habitan en esta zona: benteveo, brasita, cata13, chuschín14, jilguero, margarita15, paloma, pico de oro16, reina mora17 y soldadito18.
Las casas son chicas. Algunas están construidas con adobe o bloques, y unas pocas, con ladrillos. Todas tienen galerías y piso de tierra alisada. La gente se dedica al cuidado de los animales domésticos y de granja como vacunos, caprinos y equinos. También hacen picadas, efectúan desmontes, juntan leña y traen agua de la represa.
Hay una sola escuela, la Nº 319 «Maipú», a la que asisten los niños del lugar y de los parajes cercanos. El edificio escolar es el único que cuenta con luz eléctrica. En mayo se realizan las fiestas en honor a la Virgen de Fátima, la patrona del poblado.
Los hombres y las mujeres de Villa Carmela son buenos, sencillos, humildes, trabajadores, muy cuidadosos y amables.
Mayra Diana Peña, 4º año
¿Cómo es el paraje Chulo?
La localidad de Chulo se encuentra ubicada al sur de la ciudad de Chamical, en la provincia de La Rioja, a 12 km de la cabecera departamental. Es una zona de llanura compuesta de hierbas y arbustos. A este lugar se llega por el camino vecinal que se desprende de la ruta nacional Nº 79 pasando por Los Talas o se accede por la ruta nacional Nº 38.
En su mayoría, los habitantes son residentes. El núcleo original del lugar —según lo relató un anciano— se formó en Bajo de Lucas entre 1868 y 1870.
La actual denominación «Chulo» deriva del apodo que se le aplicó a una persona con malos antecedentes que solía ocultarse en este paraje.
En su mayor parte, la población es adulta y se dedica a la cría y al cuidado de animales. Algunas personas se desempeñan como empleados municipales. Casi todos los jóvenes se radican en Chamical por motivos de estudio o para conseguir un empleo.
En Chulo se está construyendo, con ayuda de toda la población, una capilla vecinal. Sus habitantes son católicos y veneran como patrono a San Isidro. El paraje no dispone de sala de primeros auxilios ni cuenta con asistencia sanitaria.
La escuela es importante en esta zona. Se creó el 1º de abril de 1907. Durante sus primeros años funcionó en una casa de familia donde concurrían alumnos de todos los lugares vecinos. En el año 2000, la escuela fue bautizada con el nombre «Pablo Martín Leal», en homenaje al maestro que allí enseñó durante 28 años y que entregó su vida al servicio de la educación. Por esta institución pasaron varias generaciones. La escuela, con sus 100 años, se sigue brindando al servicio de la comunidad que la vio nacer.
Alumnos y docentes
¿Cómo es el paraje Bajo de Lucas?
La escuela rural Nº 307 «Vicente Almandos Almonacid» está ubicada en el paraje Bajo de Lucas, sobre la ruta nacional Nº 38, a 7 km de la ciudad de Chamical. Es un lugar típico de los llanos riojanos, con la flora y la fauna características de esta región: algarrobo, brea, chañar, jarilla, mistol y pichana, y jabalí, perdiz, quirquincho y zorro, respectivamente.
El paraje está compuesto por diez familias que recientemente han estrenado sus viviendas: construcciones nuevas, cómodas y limpias. Estas se alzan al lado de los ranchos que todos se empeñan en erradicar, pero que sus dueños siguen conservando con el amor y el cuidado de siempre.
Los mayores deben ir diariamente a la ciudad porque trabajan en fábricas o en el edificio de la municipalidad, o debido a que allí realizan changas. Las mujeres y los niños se quedan en los hogares cuidando a sus animalitos: cabras, conejos, gallinas y algunas vacas. En Bajo de Lucas no hay agua potable ni luz eléctrica. El agua destinada al consumo se trae en camiones con tanques y se almacena en las piletas que los pobladores construyen para ese fin. Casi todas las familias tienen una pantalla solar que les provee de energía fotovoltaica.
En la comunidad no hay ninguna otra institución —ni iglesia, ni sala de primeros auxilios— que brinde asistencia. Por lo tanto, la escuela es el único lugar que contiene a los niños y jóvenes, y que conoce las necesidades y los problemas de sus pobladores. En este paraje también se encuentra la Gruta de los Mártires Padres Carlos y Gabriel. Cada 18 de julio se recuerda el horror vivido tras el golpe del 76 y se rinde homenaje a estos hermanos nuestros que fueron asesinados por la dictadura militar por trabajar por la dignidad de los más humildes. La gruta se levantó en el sitio donde fueron encontrados sus cuerpos sin vida.
Alumnos y docentes
¿Cómo es el paraje de Polco?
Polco, el Polco de nuestros abuelos, el más tradicional de los lugares de la zona rural, está ubicado al sudeste de la ciudad de Chamical. Se accede por la ruta provincial Nº 25 tras recorrer 7 km por un camino pavimentado.